La Leyenda de las Facciones y...

By CamiloNavasAlvear

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Athena, después de siglos desde que existe, ha decidido expandirse y formar alianzas con el resto de seres, i... More

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Capitulo 39
Capitulo 40
Capitulo 42
Capitulo 43
Capitulo 44
Capitulo 45
Capitulo 46
Capitulo 47
Capitulo 48
Capitulo 49
Capitulo 50
Capitulo 51
Capitulo 52
Capitulo 53
Capitulo 54
Capitulo 55
Capitulo 56
Capitulo 57

Capitulo 41

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By CamiloNavasAlvear

Cocytos era la Prisión favorita de Hades.

No por ser la prisión en donde se ubicaba su templo personal, sino por diferentes motivos; fue la primera de las Ocho Prisiones que construyo cuando se convirtió en el Rey del Inframundo, también fue el lugar que designo para que los Santos terminarán ahí después de perder la primera Guerra Santa que lucho contra Athena.

Las tormentas de frio, la sensación que le provoca a los que terminan bajo el lago congelante, con solo sus cabezas expuestas como si lucharan para ahogarse, era uno de sus mayores castigos. Les daba la falsa esperanza a los que terminaban en este lugar que podrían escapar, pero solo era eso: falsa esperanza.

De todos los Infiernos de los diferentes Panteones, el Infierno Griego era el más despiadado, no solo por ser el segundo Inframundo más grande, sino por el odio de su gobernante a los humanos que sin importar el tiempo, nunca aprendían y cometían los mismos crímenes atroces contra ellos mismos y el hermoso planeta Tierra.

Pero en toda oscuridad, había una luz.

Elíseos era el paraíso. La mayor creación de Hades. Un lugar donde las almas puras y dignas que son considerada por los Dioses pueden entrar. Un hermoso prado infinito, un lugar que era lo más cercano a como se veía la Era del Mito, donde Dioses y humanos podían convivir juntos en armonía.

Pero Athena arruino todo eso.

El alma de Hades, que solo sobrevivía en la actualidad por el Cosmos que Zeus le dio por la petición de su amada, y por su propia autoridad como gobernante del Inframundo, se movía astralmente por su reino, ignorando las batallas que sus guerreros renacidos daban por su causa.

Su aspecto era la de su verdadero cuerpo brillando de un Cosmos violáceo, siendo imposible de mostrar los colores de su cuerpo por ser solo un alma.

Él estaba atento a todos los movimientos de su reina. Mantener el balance de su reino era algo que podía hacer tan fácil como respirar mientras no haya intervención de terceros. Parte de su ser estaba deseoso de ayudar a la compañera que escogió para estar a su lado en la Era del Mito, y que, aunque no empezaron correctamente al secuestrarla, pudo con esfuerzo enamorarla y ella a él.

Pero la otra parte, le recordaba que tenía mayores preocupaciones que el actual conflicto. Podía consolarse sabiendo que sin importar si los Santos ganaban, Perséfone estaría segura. Athena nunca daría la orden de matarla, ya que a pesar de todo, es su hermana y la quiere, y a diferencia suya, Perséfone nunca busco un conflicto con ella hasta ahora.

Aunque sabía que Zeus podría querer hacerle algo a Perséfone como castigo. Su alma se agito con furia al pensar en cualquier posibilidad que podría hacer. Zeus puede ser el Rey del Olimpo, pero él es el Rey del Inframundo, y en sus dominios, su palabra es la ley con la que nadie puede ir en contra, ni siquiera su hermano menor.

Hades se movió por la Octava Prisión, tenía la suficiente autoridad y experiencia para ocultar su presencia y Cosmos de todos, y como están ocupados en sus batallas, tampoco lo notarían.

Tenía que actuar rápido, antes de que él hiciera su movimiento. Sin un cuerpo, no podría hacer mucho, pero tenía que hacer lo suficiente para tener una esperanza de que todos los mundos sobrevivieran.

Athena, ni nadie se ha dado cuenta, de que todos estaban siendo usados para un plan de una entidad superior, un ser más viejo que los Olímpicos, y que si tenía éxito en sus ambiciones, destruiría el mundo y todos los Panteones. A Hades no les preocupaba las víctimas humanas o de otros Panteones, pero la amenaza que podría destruir sus dominios y que podría destruirlo a él mismo y a su esposa era suficiente para moverlo.

Lo primero era asegurarse de mantener algo de fuerza en su reino. No podrá resucitar a los Espectros que ya cayeron, pero si puede asegurar a los que aun están de pie, pero no será suficiente.

Necesita al menos a un guerrero más, uno que sea lo suficientemente poderoso y haya estado bajo la influencia de una de sus Estrellas Malignas, pero sin ser del todo un Espectro.

Solo había una persona: un Santo que se infiltro como Espectro por las acciones descuidadas de Athena.

Por eso estaba aquí, su alma mirando al hombre que resucito con sus poderes que estaba hincado delante suyo.

-¿Entiendes tu responsabilidad?-.

-Si- fue la respuesta de voz gruesa del guerrero. Sus facciones eran griegas, piel ligeramente bronceada por exposición bajo el sol y músculos trabajados. Su cabello negro y largo ocultaba sus ojos.

-No olvides nunca que, desde el momento en que te pusiste la Sapuris por primera vez, me perteneces. Tus viejas lealtades, o las razones por las que vestiste la armadura por primera vez ya no importan. Solo importa que ahora sirves al Inframundo, y a sus gobernantes-.

-Si el peligro que dijiste es real, para proteger al mundo, no me importa venderte mi alma-.

Hades asintió. Sabía que la lealtad de este hombre nunca sería para él, pero no necesitaba lealtad, necesitaba servicios y utilidad. Necesitaba siervos fuertes y que puedan hacer su trabajo. Este hombre cumplía con los requisitos.

Fijo su vista en el Tercer Templo, Tolomea. Donde el ser que había elegido para ser el receptáculo de su alma en esta Era, habiendo alcanzado nuevos poderes y horizontes desde aquella vez, luchaba contra el traidor que intento tomar su puesto y sello hace siglos.

Hades odiaba a los humanos, pero era capaz de reconocer la fuerza y valía de los más dignos de ellos. Odiaba a los Santos de Athena por siempre interponerse en su camino, pero en el fondo de su ser, también los respetaba por ser capaz de enfrentar de esa manera a la muerte misma. No por nada elegía a seres humanos para que sus Estrellas Malignas renacieran en cada Guerra Santa.

-Demuestra la fuerza con la que intentaste dar tu vida para detenerme. Demuestra que puedo dejar todo en tus manos-.
...................................

El Cosmos de Atavaka se elevo con fuerza hasta el límite. Shun se cubrió con los brazos, dejando un espacio para que sus ojos vean a su enemigo. Hace un segundo parecía estar concentrado a otra cosa, y ahora parecía lleno de poder, extasiado, incluso.

-Perséfone me acaba de decir que tu alma es innecesaria, así que puedo atacar con más libertades, aunque pensaba hacerlo de todos modos- el Espectro sonrío cruelmente, mostrando sus afilados dientes.

Esa noticia provoco el entrecerrar de los ojos del peliverde. Desde las palabras de Caronte, que Triptolemos lo dejara pasar y Atavaka lo encerró con él, había especulado en medio del combate el interés de la Diosa por él. Con la comprobación de que la reina no le interesa su alma, finalmente llegó a una conclusión.

Quería usarlo para regresar a Hades.

Su cuerpo albergo el alma de Hades una vez, y fue salvado gracias al Cosmos de Athena, así que era lógico que Perséfone quiera su cuerpo para colocar el alma de Hades ahora que este no tiene su verdadero cuerpo. Eliminar su alma haría la posesión inmediata y total de su cuerpo, a diferencia de la última vez, donde pudo resistirse por un tiempo.

Atavaka lanzo un golpe Khen que Shun esquivo brincando a la derecha, para lanzar un golpe Khen propio cuando sus pies aterrizaron al suelo que choco con un segundo golpe Khen de Atavaka.

-¡Lanza del Iluminado!- Aprovechando el pequeño choque de luz, Atavaka creo lanzas de Cosmos violáceo en cada una de las manos de su Sapuris y las lanzo. A diferencia de la vez anterior que se juntaron al ser lanzadas, las lanzo individualmente una por una.

Shun creo cadenas doradas con su Cosmos. El Espectro pensó que las usaría para defenderse de nuevo, pero se sorprendió al ver como las cadenas atrapaban sus lanzas en medio del aire y las devolvía contra él. Tuvo que moverse para esquivar algunas que se dirigieron a su persona a una velocidad mayor con la que las lanzo.

En su distracción, Shun creo cadenas de Cosmos a su espalda. Atavaka las noto y con su Cosmos las destruyo, pero Shun creo otro grupo de cadenas que fueron a los brazos de la Sapuris, juntándolas y encerrándolas en un envoltorio de cadenas doradas.

-¡Maldito!- Gruño con furia al ver los brazos de su Sapuris atrapado. Intentaba moverlas, pero era imposible, y sus brazos de carne no alcanzaban su espalda.

Su enemigo estaba expuesto, era su oportunidad. Shun elevo su Cosmos, con el Rosario de las 108 Cuentas en mano, lo agito hacía adelante, liberando su ataque.

-¡Bendición de las Tinieblas!-.

Libero la explosión como un estallido de Cosmos que golpeo de lleno a Atavaka. La imagen de Shun rodeado de calaveras y una mujer montando a un caballo blanco a su espalda se vio al momento de realizar la técnica.

El impacto de Cosmos hizo templar la tercera esfera, destruyendo los pilares cercanos al área de impacto.

Cuando la luz del ataque se apago, quedo un gran agujero en donde antes estaba Atavaka, y los alrededores estaban destruidos por la liberación de poder. Algunos pilares estaban derribados en el suelo y otros apenas se mantenían.

-No siento su Cosmos, debió bastar para acabarlo- Shun observo los alrededores atento por cualquier señal de su enemigo, pero solo había restos que dejo su ataque. -Debo apresurarme a Giudecca- no se preocupaba por Ikki y Hyoga, sabía que los alcanzarían sin importar las heridas que tuvieran; pero la prioridad ahora era ayudar a Mei con la hija de Deméter.

Se dio la vuelta para marcharse; pero un Cosmos vil y oscuro apago cualquier idea de salir. Unos fríos brazos tocaron su armadura y rostro por detrás, mientras la presencia maligna se hacía tangible.

-La Bendición de las Tinieblas, una de las técnicas más poderosas de los Santos de Virgo. Tiene ganada su reputación- Atavaka se manifestó detrás de Shun, con los brazos de su Sapuris tomando delicadamente el cuerpo de su enemigo. -Si no hubiera usado el Khom a último segundo, probablemente estaría en mal estado-.

Atavaka tampoco salió tan limpio como su voz decía. Perdió su casco y el hombro derecho de su armadura, le faltaban algunos brazos de su Sapuris, que se encontraba con varias grietas, pero aparte de eso, no se le veía con heridas graves, demostrando la fuerza que tuvo su barrera y su propia resistencia.

-Pero al recibir ese ataque, pude averiguar algo interesante: aun tienes mucho más Cosmos en tu interior. No atacaste con todo, ¿verdad?- Mas que pregunta, era una afirmación. -Escuche que los Santos de Virgo sellan uno de sus sentidos para acumular Cosmos, pero no parece ser tu caso. Tener todo ese Cosmos sin necesidad de hacerlo te hace muy temible, humano-.

En un movimiento a la velocidad de la luz, Shun estallo su Cosmos dorado para que los brazos de Atavaka se alejaran de él, dándole la oportunidad de alejarse. Su poder ilumino un poco el interior de la tercera esfera y destruyo los escombros más pequeños.

-Es fuerte- pensó Shun. Aunque Atavaka no se equivoco al decir que no ataco con todo, ya que en el fondo, aun seguía aborreciendo luchar y a veces, impedía que atacara con todo como debía ser, igual que pasaba en el pasado. -No quería llegar a esto, pero realmente tendré que acabarlo-.

-Veo que te has decidido- Atavaka observo como el Cosmos de Shun aumentaba y en su mirada había un brillo de determinación. -Bien. Cuando consuma tu alma, sin duda mis poderes aumentaran. Prometo recompensarte con la eternidad conmigo-.

-¿Que quisiste decir con eso?- Pregunto Shun, extrañado por las palabras.

-Te dije que soy especial entre los Espectros, y es que yo puedo absorber las almas de los difuntos y ganar poder. A cambio, la consciencia de las almas de quienes absorbo se concentran en mi interior- sonrió. -Esa es mi verdad, Virgo: planeo absorber las almas de todas las personas del Inframundo para ganar poder, y así seguir con las de la Tierra. La consciencias y voluntad de todos los seres vivos y muertos se unificarán en mi interior, alcanzando la verdadera eternidad. La única razón por la que acepte aliarme con Perséfone fue para enfrentarme a ti, y para absorber la cantidad de almas suficientes como para derrotarla. Esta es mi "salvación" para todos-.

Shun quedo horrorizado al escuchar a Atavaka. La sola idea de que alguien absorba la vida de otro era horrible, pero escuchar como alguien no solo dice que lo hará con todos los vivos y muertos, sino que llama a eso eternidad era horroroso, horrible. Un plan que desafía el balance de la vida y la muerte.

-¡Eso que dices no es salvación! ¡Solo es codicia y hambre de poder!- Estallo en gritos el peliverde.

-No. Es la verdadera eternidad, lo que la iluminación me ha mostrado. Los humanos libran guerras por sus diferentes opiniones individuales, la única forma de tener paz es que todos se unifiquen en un solo ser- Atavaka extendió los brazos a los lados y los levanto. Los brazos de su Sapuris hicieron lo mismo -Los que sufren por enfermedad, los que perdieron a un ser querido, los que perdieron la fe en la humanidad. Todos ellos se unificarán en mí, viviendo a través de mi, un "Dios Viviente" que caminará entre la superficie y el Inframundo-.

-¿Un Dios Viviente?-.

-Así es. Una vez que absorba todas las almas del Inframundo, ascenderé a un ser igual al Dios del Inframundo, Hades. Seré un verdadero Dios que también absorberá a todos los Dioses y los unificará en mi interior. Por eso Hades me sello, porque temía mi poder y mi visión. ¡Imagínalo! ¡Una utopía donde solo mis almas y yo existamos! ¡La voluntad de nuestro "Yo" no solo gobernara sobre los muertos, sino sobre las mismas Deidades también! ¡De esa manera, yo finalmente me convertiré en la última vedad del Universo!-.

Shun no podía imaginarse algo tan horroroso como eso. Por primera vez, podía aprobar una acción de Hades.

-¡Ese es un camino equivocado! ¡Solo conducirá a muchas muertes y a un infiero carente de vida!-.

-¿Entonces cuál es tu verdad, Virgo? ¿Qué es lo que te ha dicho Buda para que te opongas tanto a mi verdad?-.

-Yo...- Shun se encontró inseguro de que decir. -Yo creo en que un día, los humanos serán capaces de entenderse y dialogar, que las batallas ya no serán necesarias. No digo que ese día llegue mañana o en un año, ¡pero creo firmemente de que un día llegara!-.

-¡Qué ingenua respuesta!- Grito Atavaka, estallando su Cosmos que hacía temblar toda la esfera de Tolomea. -Es como sospechaba: tú no eres un iluminado. Eres ignorante, alguien que ni siquiera puede escuchar la voz de Buda. Debes ser el peor Santo de Virgo de la historia- Atavaka levanto su puño. -Creí que tu serías la persona más parecida a mi, pero me equivoque. No importa, igual absorberé tu alma y cumpliré el capricho de Perséfone-.

Shun apretó sus puños y bajo la mirada. -Tienes razón en que no soy un iluminado. A pesar de portar esta armadura, no me he sometido completamente a las Doctrinas de Virgo, no pude escuchar la voz de Buda a pesar de que lo intente, ni siquiera puedo usar el Tesoro del Cielo...- su Cosmos dorado comenzó a rodear su figura. -¡Pero! ¡Shaka me heredo su armadura, creyendo en que podría usarla por la verdad y la justicia! ¡Athena igual! ¡Tal vez sea un fallo como Santo de Virgo, pero no dejaré que sus esperanzas puestas en mi sean en vano!- Su Cosmos ardía tan intensamente como su determinación.

-¡Entonces veamos que tan fuerte es tu determinación! ¡Veamos si eres capaz de destruir este muro de almas!-.

A las palabras de Atavaka, detrás suyo se manifestaron varios Mándalas con grabados indios que formaron un muro, pero lo más destacable eran los rostros de personas pegados en los cuadros; todos los rostros tenían los ojos vacíos y expresiones de miedo, horror, y sufrimiento.

-¿Qué...?- El Cosmos de Shun empezó a mermar al ver ese muro. -¿Qué es eso?-.

-Son los rostros de las almas que he absorbido a lo largo de mi vida desde que empecé a seguir mi camino de la verdad. Son mi fuente de poder- Atavaka se regodeaba con un placer enfermo y macabro. -Si quieres tener una oportunidad de ganar, tendrás que destruir este muro, así perderé gran parte de mi poder; pero si lo haces, las almas de estas personas también desaparecerán-.

Justo cuando había ganado la determinación para acabar con su enemigo, esa misma determinación estaba desapareciendo ante los diferentes rostros en pena que su enemigo le mostraba como si fueran trofeos. Almas que no merecían sufrir por deseos egoístas.

No podía... sabe que esta haciendo mal en no atacar cuando tiene la oportunidad... pero no puede acabar con las pobres almas de personas inocentes, aun si eso significa la victoria.

Atavaka ve la duda de su oponente y sonríe. Bajar la autoestima y voluntad era lo que quería, por eso se arriesgo en invocar sus "trofeos".

Hora de tener uno nuevo.

-¡Maléfica Rueda Anti-Celestial!- Ardiendo todo su Cosmos y explotándolo al limite, libero una horda de almas en agonía con forma de rostros desde su interior, envueltas en una capa de su Cosmos y se dirigieron al humano.

Shun no fue capaz de invocar sus cadenas doradas o su mantra defensivo, recibiendo de lleno la ráfaga de almas. Su casco salió volando del impacto. Sangre escupió de su boca con varios de sus huesos rotos. Una sensación de vacío comenzó a rodearlo.

-¿Qué es esta sensación de vacío? No puedo sentir mi cuerpo en lo absoluto, siento como si me sofocara- pronto se dio cuenta de algo grave. -Mis cinco sentidos... ¿me los arrebato con su técnica?-.

Shun casi cae al suelo, de no ser porque dos brazos de la Sapuris de Atavaka lo tomaron de sus brazos y lo levantaron, colgándolo frente al Espectro, que lo miraba desdeñoso.

-Eres un ser muy inmaduro, Virgo- Atavaka le había quitado los Cinco Sentidos, así que le hablaba con la boca y a través de su Cosmos para que lo escuchara. -No me atacaste cuando pudiste porque sentiste pena y empatía por el dolor de los muertos. No tiene sentido sentir esas emociones a los muertos-.

Shun quería llamarlo bastardo, pero con los Cinco Sentidos arrebatados y las heridas que recibió de la técnica lo tenían inmóvil.

Atavaka río histéricamente. -¡Mientras tenga las almas de todas esas personas en mis Mándalas que reprimen los sentimientos de los espíritus que asimilo, ningún humano podrá derrotarme! Si los hubieras destruido, seguramente hubieras ganado, pero no pudiste porque estas lleno de pasiones y sentimientos en tu corazón-.

-Tú...-.

-Pero en mi corazón... ¡no hay nada!- Se señalo con el pulgar. -Un estado de absoluto desinterés es lo que me dio la iluminación. Los muertos pueden implorar y sollozar por su salvación, y mi corazón no será movido en lo absoluto- levanto sus brazos y creo esferas de Cosmos en cada mano de su Sapuris. -Mi corazón solo busca la verdad. Si careces de uno así... ¡entonces deberé hacerte parte de mi universo!-.

El Cosmos de Atavaka comenzó a entrar a su cuerpo, llenando a Shun de un inmenso dolor que lo hacía incapaz de encender su Cosmos y menos de moverse.

-El tiempo para debatir termino, Virgo. Tu cuerpo será para Perséfone, ¡pero tu alma regresará a la nada!-.

-"Tú crees que... ¡¿aceptaré esa verdad?!"- Respondió Shun a través de su Cosmos.

-¡Destruiré todos tus sentidos, incluso el Séptimo y Octavo! ¡Destrucción de Todos los Sentidos!-.

Los brazos que sujetaban al peliverde lo alzaron al aire, y todos los brazos restantes de la Sapuris se estiraron y golpearon llenos de Cosmos el cuerpo de Shun, destruyendo todos sus sentidos a cada golpe.

Y a cada golpe, lo que Shun sentía era oscuridad.
......................................

(Con Hyoga)

El Caballero de Acuario veía incrédulo como su enemigo intentaba levantarse después de recibir su ataque más poderoso al Cero Absoluto, y sobrevivió. No daba crédito a lo que veía. Pero, de nuevo, se recordó que su oponente era un Semi-Dios, un ser que tenía tanto Cosmos humano como divino, las capacidades y limites de un ser así eran superiores a las de cualquier humano.

Triptolemos intentaba levantarse de manera infructuosa. Sus huesos estaban demasiado débiles para soportar su propio peso, no tenía fuerzas y el frío era demasiado terrible como para convocar sus llamas. La única razón de su supervivencia fueron sus llamas y su cuerpo de Semi-Dios, cuya resistencia es muy superior al de los humanos.

Hyoga salió de su sorpresa al ver como su enemigo intento pararse para volver a caer contra el suelo. Quedo impactado desde un inicio que sobreviviera a su ataque, pero ahora que salió de su sorpresa, ve que el resultado no cambia: las heridas de Triptolemos eran graves y no tenía fuerzas ni para levantarse, sumado al aire frío del lugar, terminará muriendo por su cuenta.

Pasos se hicieron escuchar con el sonido del metal. Pasos ni muy fuertes ni muy ligeros. Hyoga vio a Ikki llegar al interior del templo. Su cuerpo era rodeado por una capa de calor para soportar el frío.

-Veo que estas terminando- fue lo primero que dijo Leo al ver la patética escena que hacía Triptolemos al querer estar de pie.

-No hay tiempo para rematarlo, sentí un poderoso Cosmos más adelante, y el Cosmos de Shun desapareció hace un segundo- Hyoga no pregunto como estaba Ikki. Era obvio que aun estaba cansado y las heridas que tenía no se habían cerrado por completo, pero la voluntad de su hermano era mayor a cualquier dolor. -Apresurémonos-.

Leo asintió y ambos comenzaron a salir del templo.

-E-Esperen...- Triptolemos levanto el brazo izquierdo en un vano intento de detenerlo. -Maldi...ción- su brazo cayo al suelo.

Fracaso en proteger Elíseos cuando los enemigos de Hades llegaron por tener que sacar a la esposa de su señor, y ahora vuelve a fracasar al no poder derrotar a los Caballeros de Athena. Se sentía indignado consigo mismo por lo débil que era.

-Lo lamento... mi señor Hades... señora Perséfone...-.

Su cabeza cayo al suelo, las pocas fuerzas de vida en su cuerpo lo abandonaban.
............................................

Shun se sentía flotando en la oscuridad.

-¿Qué paso?- Su mente recordó rápidamente los recientes sucesos. -Cierto...- vio la oscuridad a su alrededor. -Esta oscuridad... ¿significa que morí? Ha... lo lamento, señorita Saori. No fui capaz de cumplir mi deber como Caballero. Lo lamento, Hyoga. Por mi culpa tendrás que romper la promesa que le hiciste a Saori, de que volveríamos todos. Lo lamento, hermano. Lamento haber sido un hermano tan débil y cobarde al que siempre tenías que salvar. Lo lamento, Shaka, por no estar a la altura de tus expectativas como Caballero de Virgo. Lo lamento June, por no poder volver a tu lado-.

-¿Por que pides disculpas?-.

Una voz interrumpió los pensamiento de Shun en la oscuridad. No reconocía la voz, tampoco sentía la presencia de quien interrumpía en sus pensamientos.

-¿Quién eres?-.

-¿Por que pides disculpas?- Reitero la pregunta.

-Por que fracase en la misión que me encomendaron. Atavaka tenía razón: por que estoy lleno de sentimientos en mi corazón, no pude atacar cuando pude. Siempre pasa lo mismo, porque nunca puedo hacer lo que se debe, es que termino derrotado y complicándole las cosas a mis amigos-.

Recordó todas las veces en que pudo terminar una batalla al desplegar todo su poder desde el inicio, pero no lo hizo por su disgusto a las batallas y su dependencia a las Cadenas de Andrómeda para limitarse, lo que ocasionaba que fuera el primero en ser derrotado. A diferencia de sus amigos, él no tenía que llegar a los extremos para elevar su Cosmos al Séptimo Sentido, porque él ya lo tenía despertado desde el inicio, pero solo al borde de perder era que tenía la valentía suficiente para acabar a sus enemigos, porque sabía que al usar todo su Cosmos, los mataría, y matar es algo que no le gusta hacer. Ese disgusto de quitar las vidas solo creció cuando se volvió un Doctor, capaz de salvar las vidas de las personas fuera de combate.

-A pesar de que me decía estar dispuesto a quitar las vidas de mis enemigos para proteger a los inocentes, al final dude cuando en verdad importaba. Soy un fracaso como Caballero. Mi debilidad me costo caro-.

-No es debilidad tener un corazón lleno de bondad y amor- replico la voz. -Sentir el dolor y la tristeza de otros es una cualidad única. No debes pensar que la bondad es debilidad, porque templada con determinación y justicia, es una fuerza imparable-.

-¿Pero como? Ni siquiera fui capaz de someterse totalmente a las Doctrinas de Virgo. No fui capaz de quitarme uno de mis sentidos, porque no tenía la convicción necesaria para hacerlo-.

-En eso te equivocas, Shun. Tu te has estado sometiendo a las Doctrinas de Virgo desde que te convertiste en un Caballero, solo que no te has dado cuenta antes. Tú ya te estabas preparando para ser el Caballero de Virgo, porque era tu destino ser un Caballero de Athena-.

Shun sintió una corriente de viento sacudir los mechones de su cabello.

-Tu has estado conectado a la muerte por Hades desde bebé, y como Caballero de Athena has visto la muerte de muchas personas a diario, pero también has protegido la vida de muchas personas con tu valentía y esfuerzo. Ves a la vida como algo preciado que se debe proteger, y a la muerte como el castigo que los humanos deben pasar para que sus almas obtengan el descanso eterno. Es esa visión de la vida que tienes, que la armadura de Virgo te eligió-.

Shun nunca hablo de esto con Athena ni sus compañeros, porque no lo entendería, incluso podría considerarse herejía... pero él no esta en total desacuerdo con Hades.

Que los humanos que cometieron pecados en vida sean castigados en la muerte no esta mal, de hecho, él lo considera como lo justo. Si no pudieron arrepentirse y pagar los pecados en vida, entonces la muerte es la única manera de que sientan el sufrimiento que hicieron pasar a otros. Pero no esta de acuerdo con un castigo eterno, o que se castiguen a todos los humanos por pecados que puede que ni siquiera hayan cometido de manera conscientes.

No existe persona que viva sin cometer un solo crimen. Incluso las personas con el corazón más puro matan animales y plantas porque no tienen otra opción, o las que experimentan el odio. En el fondo, nadie quiere hacer esas acciones. Así se lo dejo claro a Lune de Balrog hace muchos años.

Nunca ha estado estado seguro si esa forma de pensar es debido a la influencia que tuvo Hades en su vida, pero es su visión después de ser el huésped de Hades y regresar a la Tierra. Ahora ve que no es coincidencia que después de solidificar esa visión, es que la armadura de Virgo lo eligió.

-Es por tu corazón bondadoso que luchas, a pesar de que te disgusta luchar. A ti te importan los otros y atraviesas todas las dificultades que se te presentan porque a pesar de haber visto la oscuridad en las personas, crees en su luz en un equilibrio perfecto... esa es tu verdad-.

-¿Quién eres?- Era la mayor incógnita. ¿Quién era la voz que le hablaba con tanta sabiduría?

-Soy con quien intentaste comunicarte por años, pero eras incapaz de escuchar mi voz, hasta ahora-.

-Buda-.
.........................................

-¿Qué esta pasando?- Atavaka veía como los rostros de su muro comenzaban a emitir sonidos en una lengua india. -Todos los muertos comenzaron a cantar al unísono el mantra del Shakyamuni. ¡Deténganse! ¡Ya son uno conmigo!- Les grito a los rostros y las almas en su cuerpo, pero no se detenían. -¡Dejen de actuar contra mi voluntad! ¡Yo soy su universo, su Dios!-.

Sintió dos presencias acercarse, y vio a los Santos de Leo y Acuario acercarse.

-¿Dónde esta Shun?- Pregunto Ikki de inmediato.

Pero antes que la Estrella Terrestre del Líder pueda siquiera pensar algo, todos sintieron un estallido inmenso de Cosmos que empezó a iluminar de a poco el templo de Tolomea. La luz se hacía más intensa y se enfoco en un punto cerca de ellos, donde vieron la silueta de Shun flotando. Tenía heridas en su rostro, pero eso no importaba ante la apariencia divina que mostraba.

-¡Shun!-.

-Virgo... imposible...- Atavaka ignoro el grito de jubilo de los dos dorados mientras miraba incrédulo a su oponente. -Tu... debías haber regresado a la nada, ¿cómo es posible esto?-.

-Te lo agradezco, Atavaka. Gracias a ti, finalmente pude escuchar la voz de Buda, que antes me era imposible de oír por las propias limitaciones que me ponía, pero que ahora estoy libre de ellas al comprender todo- dijo Shun. Su voz solemne transmitía paz y sus ojos tenían una fuerza que reflejaba un universo.

-¿Qué yo te ayude a escuchar la voz de Buda? Imposible, esto no debería suceder-.

Los ojos de Virgo se concentraron un momento en sus compañeros. -Adelántese. Mei los necesita. Los alcanzaré pronto-.

Hyoga asintió y corrió a la salida, pasando de largo al Espectro que no le prestaba la más mínima atención. Ikki tardo un poco más en avanzar, prendando de la imagen que emitía su hermano menor en este momento.

Fuerza. Valor. Determinación. Un deseo de derrotar al enemigo por el bien de otros. Shun se veía como la imagen de lo que representan los Caballeros de Athena. La imagen del hombre fuerte que es, pero que siempre oculta bajo su amabilidad.

-Estoy orgulloso de ti, hermano- no por primera vez Ikki tiene ese pensamiento, y esta seguro que tampoco será la última vez. Se apresuro a seguir a Hyoga, o podría derramar lágrimas de orgullo por su hermanito.

Al sentir los Cosmos de ambos dejar la Tercera Esfera, el Cosmos de Shun se elevo aun más. Atavaka dio un paso atrás al sentirse intimidado. ¿Cómo era posible que tuviera tanto Cosmos guardado?

-Me equivoque en una cosa antes: si me había sometido a la Doctrina de Virgo, solo que no lo sabía hasta ahora- dijo Shun.

-¿A que te refieres?- Pregunto Atavaka sin entender.

-Los Santos de Virgo sellan uno de sus sentidos para acumular Cosmos, y usan el sentido que sellaron para liberar el Cosmos que reunieron en un ataque; pero a diferencia de mis predecesores, que se sellaban en sentido de la vista o el gusto, yo selle mi Séptimo Sentido-.

-¡¿Qué?!- Atavaka no creía lo que escuchaba, ¿este idiota había estado sellando su sentido primordial del Cosmos?

-Por que nunca me gusto luchar, es que nunca hacía estallar mi Cosmos al Séptimo Sentido cuando era un Caballero de Bronce. Solo en las situaciones más adversas entre la vida y la muerte lo hice. Cuando me convertí en Caballero Dorado, aunque usaba el Séptimo Sentido, nunca lo usaba a plena potencia como el resto de mis camaradas... hasta ahora-.

-El poder cósmico que esta emanando es absurdo- una gota de sudor resbalo por la mejilla de Atavaka. -Tengo que matarlo ahora, o él me matará-.

Intento moverse para atacar, pero se dio cuenta que casi no podía mover su cuerpo. Miro sus piernas, abriendo los ojos desmedidamente al ver unas corrientes de aire doradas a su alrededor.

Y para aumentar la sorpresa de Atavaka, Shun hizo algo que nunca había hecho hasta ahora dentro del campo de batalla.

Se sentó en posición de loto.

-¿La posición de loto? ¡¿Qué demonios?! ¡¿Qué piensas hacer?!- Grito Atavaka.

-Realmente me gustaría no tener que derrotarte... pero es claro que las almas de aquellos que absorbiste siguen sufriendo, por lo que debes recibir el castigo por eso- Shun canalizo el Cosmos para liberarlo.

La técnica que combina ataque y defensa en uno solo.

Un espacio donde muy pocos son capaces de salir.

La máxima técnica de Virgo.

-¡Tesoro del Cielo!-.

Agitando el Rosario de las 108 Cuentas en mano, con la capa desgastada ondeando en su espalda, su Cosmos estallo como una luz que se expandió más allá de la Tercera Esfera.

Mándalas con las imágenes budista de Buda comenzaron a rodearlos, transportándolos a un espacio místico con las imágenes de Buda rodeándolos.

Atavaka estaba asustado e impresionado al mismo tiempo. El Cosmos de Virgo supero el limite del Cosmos humano... realmente era el hombre más cercano a los Dioses.

Su sorpresa se volvió en desesperación ante el poderoso Cosmos que lo superaba, pero se negaba a admitirlo. -¡El Tesoro del Cielo puede ser la máxima técnica de Virgo, pero mientras yo tenga mis Mándalas, tu técnica no tendrá efecto en mi!-.

-Es curioso...-hablo Shun de repente. -El Tesoro del Cielo realmente es una técnica asombrosa. Puedo sentir cosas que nunca antes había sentido, como si fuera uno con el universo... ¿así te sentías tú, Shaka?-.

-¿Qué tanto balbuceas?-.

-Atavaka, dices que en tu corazón no hay nada, pero puedo sentir claramente el miedo que te he infundido al liberar todo mi poder. Dices que aspirar convertirte en un Dios, ¡pero la verdad es que un objetivo que nunca lograrás!-.

-¡No seas arrogante, Virgo!- Atavaka hizo estallar todo su Cosmos con furia. Aun con esas corrientes envolviéndolo, todavía podía moverse lo suficiente para atacar.

-Por todas las almas congregadas aquí, te detendré...- el Cosmos de Shun seguía ardiendo. -Atavaka, tú nunca serás la única verdad del universo, porque existe un universo en cada uno de nosotros. ¡No es algo que puedas reclamar para ti! ¡Ese cruel universo tuyo debe ser destruido!-.

Los mantras que entonan las cabezas de las Mándalas de Atavaka lo recitan más fuertes.

El Cosmos de Shun crece y arde a través del aire, tomando la forma de una Nebulosa.

-¡El remolino lo destruirá todo, pasando a ser una tormenta! ¡Esta será tu penitencia, Atavaka!-.

-¡No te lo permitiré! ¡Destrucción de Todos los Sentidos!-.

Una técnica única creada por Shun.

La técnica por la que nunca debía haber necesitado las Cadenas de Andrómeda en el pasado.

El ataque que era la representación de su ser, de como alguien tranquilo y amable, se podía volver en un ser imparable y lleno de determinación.

-¡Tormenta Nebular!- El vapor dorado que ondeaba por el aire del Tesoro del Cielo se revolvió, generando una poderosa tormenta dorada que aumento gradualmente, removiéndose en círculos hasta generar la forma de un torbellino.

El choque de Cosmos comenzó hubiera sido suficiente para colapsar el templo de Tolomea si seguían en el mismo espacio, pero dentro del Tesoro del Cielo, no había problemas por daños colaterales.

Atavaka sintió como los vientos de Cosmos aumentaban su ímpetu, siendo cada vez mayor y violenta, volviéndose en una tempestad imparable.

-No puede ser...- Atavaka sentía los feroces vientos cada vez más cerca. -¡WHAAAAA!- Grito de dolor cuando la Tormenta Nebular lo golpeo y atrapo en su interior, deshaciendo en pedazos todo su cuerpo, destruyendo los Mándalas de las almas que atrapo en el proceso, liberándolas.

El Cosmos estallo en una luz que se elevo a los aires del espacio místico. Cuando la luz se comenzó a apagar, los mándalas de Buda comenzaron a desaparecer, devolviendo a Shun victorioso a la Tercera Esfera.

-El Tesoro del Cielo... realmente es una técnica difícil de controlar, y al combinarla con la Tormenta Nebular, agoto mis energías- Shun suspiro de cansancio, una vez que el espacio de la técnica desapareció. -Ya no dañarás a nadie más, Atavaka-.

Se acerco a una Cuenta que caía del cielo hasta quedar sobre la palma de su mano. Esta era una nueva Cuenta que fue creada por las almas que Atavaka absorbió. A diferencia de las que están en el Rosario, esta sellara para siempre el alma de Atavaka, impidiéndole renacer. Será su deber cuidar esta Cuenta, y la de los futuros Caballeros de Virgo.

-Arrepiéntete profundamente en el interior de esta Cuenta, y que por favor, el tiempo te haga expiarte- coloco la Cuenta de Atavaka en la Cuenta principal del Rosario, uniéndolas automáticamente.

Con esto, el Rosario es de ahora 109 Cuentas.

-Lo lamento Hyoga, hermano... pero creo que seguirán sin mi...-.

Shun se desplomo inconsciente al suelo. Las heridas y desgaste de los ataques recibidos, y el consumir y liberar mucho de su Cosmos con sus técnicas más poderosas lo termino agotando totalmente, quedando exhausto.

Sin que lo notara, el alma de Hades se acerco hasta el cuerpo inerte de a quien escogió como huésped. Había observado todo el combate y sentido el Cosmos de Virgo crecer y madurar.

-Como se esperaba del humano que elegí... tu poder, por unos cortos instantes, rozo el Noveno Sentido, logrando el milagro de sellar y derrotar a Atavaka- fijo la vista en la Cuenta donde el traidor estaba sellado. Extendió un dedo, imbuyendo un poco de su Cosmos en la Cuenta, lo suficiente para no ser notado y que mantenga a Atavaka sellado por varios siglos.

-¿Qué pasara con los otros dos que estaban en los templos anteriores?- Pregunto el guerrero que seguía a Hades, refiriéndose a Radamantys y Triptolemos.

-Ya use mi Cosmos para salvar sus vidas, dentro de poco despertarán, así que junta sus cuerpos y dale mis instrucciones-.

El hombre asintió y se retiro a hacer lo ordenado.

Hades no podía permitirse perder a esos dos. Radamantys y Triptolemos demostraron ser leales a él, y ese tipo de lealtad nunca la olvida. Puede que odie a los humanos, pero sabe recompensar a quienes le sirven. No por nada había respetado el deseo de Orfeo en revivir a su amada, fue Pandora la que orquesto la idea de dejar al Santo en el Inframundo, que, aunque pudo deleitarse con la música, nunca dio esa orden. Pero no castigo a la mujer por la idea de escuchar más de la melodía de Orfeo. También estaba la razón de que no podía perder a dos guerreros leales y poderosos a él.

No tenía Clarividencia, pero sabía que en cuestión de meses, una guerra como ninguna otra estallaría.

Miro el cuerpo inconsciente del antiguo Andrómeda.

Mientras su plan transcurría, era hora de dejarle todo a él. Al humano con el corazón más puro del mundo.
..........................................

N/A: No espere que solo la batalla de Shun y Atavaka fuera tan larga, pero me siento conforme con el resultado, y espero que ustedes también.

¿Qué les pareció? Creo que esto ayudo a desarrollar mucho a Shun y su personalidad, definiéndola aun más, además de darle un power-up, por así decirlo, y el cameo de Buda.

Spoiler: no será la última vez que aparezca Buda. Así como también habrá una razón más para que le hablara a Shun justo en ese momento.

Y el que se venga a quejar de que es guionazo que el sentido sellado de Shun sea el Séptimo y no otro, no lo es. De hecho, no me sorprendería que Kurumada (en algún futuro lejano) haga lo mismo. Además, tiene sentido. Desde el inicio del manga, aunque no lo supiéramos, Shun ya tenía el nivel de un Caballero Dorado, solo que se limitaba mucho por que no le gustaba pelear, pero al estallar todo su poder era temible. Por eso pudo matar a Afrodita con su Tormenta de un golpe. Y la manera en que estalla todo su poder es parecida a cuando Shaka hace lo mismo al abrir sus ojos.

El mismo Ikki recalca lo poderoso que es Shun al admitir en Next Dimensión que su hermano es más poderoso que él.

En esta pelea, no solo se vuelve un Santo de Virgo completo al aprender el Tesoro del Cielo, sino que finalmente es capaz de seguir las palabras que Kanon le dijo a él y a Seiya en el Inframundo correctamente, haciendo que este más dispuesto a luchar en serio.

¿Significa que Shun es más fuerte que Shaka? No. Shaka es considerado el Virgo más fuerte desde la Era del Mito, así que no será fácil acercarse. Además que Shaka tiene un entendimiento de las técnicas de Virgo y un manejo superior a las que Shun tiene actualmente. Diría que el poder actual de Shun a su máximo lo haría estar igual, o un poco superior que Shijima, pero todavía siendo más débil que Shaka.

Y con otro personaje... no me he olvidado de Hades, que finalmente hizo una aparición activa, aunque solo como alma. Parece que Hades sabe algo que otros no, ¿qué sabrá como para que actué de esa manera?

¿Quién será el guerrero que revivió? Se revelará en el siguiente capitulo.

Tengo planes para el Rey del Inframundo, planes a largo plazo que no revelaré, pero que creo que dejará emocionado a todos.

Ya el siguiente capitulo sería el cierre del arco.

Y les digo que la razón de porque actualizo tan rápido, es porque como este arco esta cerca de terminar, quiero terminarlo para después enfocarme en mis otros fics.

Sin nada más que decir me despido. Visiten y comenten el resto de mis historias por favor. CHAO.

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