Princesa de Acero

De Clau_Llerena

1.2M 77.3K 2.8K

Ella ha decidido seguir los pasos de su padre y convertirse en la empresaria joven más exitosa de Italia. Por... Mai multe

1. UN CUMPLEAÑOS DIFERENTE
2. EL MEJOR REGALO DE CUMPLEAÑOS
3. LA CACERÍA HA COMENZADO
4. UNA VOZ EN LA OSCURIDAD
5. UN ANTRO DE PERVERTIDOS
6. ACEPTO EL DESAFÍO
7. FIERECILLA INDOMABLE
8. SAL DE MI CABEZA
9. NUESTRA FAMILIA PERFECTA
10. ME HA EMBRUJADO
11. LA HERMANA DE TU MEJOR AMIGO
12. UN BUEN EQUIPO
13. PRESA DE LA FURIA
14. CUANDO EL CUERPO IGNORA AL CEREBRO
15. ME HA JODIDO BIEN JODIDA
16. ES MUY FÁCIL CUANDO SE VE DESDE FUERA
17. LA HORA DE LAS CONFESIONES SE ACERCA
18. CUANDO EL DESTINO SE IMPONE SOBRE LA VOLUNTAD
19. LA PEOR DE LAS TORTURAS
20. CUANDO DEJAS DE LUCHAR
21. YA ERES MÍA, PRINCESITA
22. BESOS ROBADOS
23. ¿QUÉ QUIERES DE MÍ, ENRICO?
24. VEINTICUATRO HORAS
25. YA NO SOY UNA NIÑA
26. UNA ELECCIÓN PELIGROSA
27. ESTOY SEGURA
28. ADRENALINA PURA
29. ESCAPAR DE LA REALIDAD
30. EL MEJOR TRUCO DE MAGIA
31. IMBÉCIL
32. ESTÚPIDA
33. NO PUEDO ALEJARME DE ELLA
34. IRA, DISCULPAS Y PROBLEMAS
35. INSTINTOS ASESINOS
36. ENFRENTAMIENTOS Y BATALLAS
37. HOMBRES PEDANTES, CELOS Y TENTACIONES
38. CONFUNDIDA, ATRAPADA Y PERDIDA
39. SECUESTRO
40. RESISTENCIA Y RENDICIÓN
41. HACER EL AMOR EN EL AIRE
42. UNA FANTASÍA HECHA REALIDAD
43. ENAMORADA Y PETRIFICADA
44. LA CAJA DE PANDORA
45. UN CACHORRO EN MEDIO DE BESTIAS
46. BLANCO, NEGRO Y GRIS
47. ESCAPADA
48. QUIEN ME BUSCA, ME ENCUENTRA
49. UNA TRAMPA
50. UN HOMBRE MUERTO
51. LAS APARIENCIAS ENGAÑAN
52. CONTRA EL RELOJ
53. REUNIÓN FAMILIAR CAÓTICA
55. REACCIONES EQUIVOCADAS
56. SOMOS UNO
57. LA ESTRATEGIA
58. ARRESTADO
59. CORAZÓN DE CRISTAL
60. AGENTES SECRETOS
61. MINUTOS ROBADOS
62. MI PEOR ERROR
63. LA OTRA CARA DE LA PRINCESA
64. SENTENCIA DE MUERTE
65. NO HAY VUELTA ATRÁS
66. UNO CAÍDO, QUEDAN DOS
67. CABEZA FRÍA, MENTE DE ACERO
68. ENFRENTAMIENTO FAMILIAR
69. LA PROPUESTA
70. EL FIN DE LA CONSPIRACIÓN
71. EL ESTAFADOR ESTAFADO
72. HACER EL TONTO
73. LATIDOS
74. EL CENTRO DE MI MUNDO
75. UN FALCONI CAPRICHOSO
76. ME COMPLETAS
EPÍLOGO. REINA DE ACERO
EXTRA 50K DE LECTURAS
EXTRA LUNA DE MIEL
EXTRA 200K
EXTRA 500K
EXTRA 1M
PRECUELA

54. TE HE ECHADO DE MENOS

12.5K 791 9
De Clau_Llerena

Stella Di Lauro

Giro sobre mis pies en modo automático y sin siquiera dar un paso, me arrojo a su cuello.

—Estás aquí —la emoción es evidente en mi voz y me percato de que estoy llorando cuando siento la humedad en mi piel.

¿Pero qué me pasa?

¿Desde cuándo me pongo tan sensible?

No suelo comportarme de esta forma, pero simplemente no puedo evitarlo. Demasiadas cosas están sucediendo a mi alrededor y encima, con él lejos.

—Supongo que eso responde mi pregunta —comenta con sorna antes de besarme la cabeza.

—¡Dios! Estás aquí —sollozo al mismo tiempo que trato de contener los hipidos.

Entonces, él toma mi cabeza entre sus manos y me obliga a levantarla para fundir nuestros labios en el más devastador de los besos.

—Estoy aquí, princesita —murmura contra mi boca entre beso y beso, pero sin separarnos en ningún momento— y no pienso ir a ningún lado. Te amo, ¡por un demonio! ¡Te amo tanto, joder!

—Y yo te necesito.

De repente, siento que si no le tengo moriré desangrada.

Le agarro por la corbata y lo atraigo hacia mí paratransmitirle mi desesperación en un beso.

Juro que le oigo gruñir.

¡Por Dios! Quiero devorarlo.

—Ya somos dos —me susurra al oído para luego subirme a su regazo.

Llevo un vestido negro corto que me llega por encima de la rodilla. Los tirantes de espagueti se me deslizan por los hombros y por primera vez esta noche, no me molesto en tratar de recogerlos.

Puedo sentir su calor pinchándome desde el bajo vientre.

Mis dedos arañan su pelo mientras nuestros labios no se despegan.
No es el único que gruñe. Creo que acabo de hacer un sonido al unísono.

No deberíamos.

No podemos.

No en un pasillo en medio del club.
No en un lugar público donde cualquiera pueda ver lo que estamos haciendo.

Pero... lo quiero. No puedo detener el fuego que me consume la piel.

Me muerde el labio inferior y yo gimo.

La música cubre mis ruidos, pero estoy segura de que él puede oír cada sonido que hago.

Me separa las piernas y explora lo que se esconde bajo mi falda. Tantea mis bragas.

¿Se da cuenta de que están empapadas por su culpa?

Por el rugido que suelta junto a la mordida en mi labio inferior puedo deducir que sí.

Sus dedos son ásperos y rápidos, empujando mis bragas hacia un lado. No estoy segura de que no haya rasgado el delicado material de encaje.

Su boca se acerca a mi oreja, su aliento me hace cosquillas y me excita.

—Estás mojada para mí, princesita. Esta parte de tu cuerpo también me ha echado de menos, ¿eh?

La forma en que lo dice hace que todo en mí se estremezca.

Me pellizca el palpitante nudo, enviando una onda expansiva a través de mí directamente a mi núcleo.

Me cuesta concentrarme, mantener los ojos abiertos. Mi respiración se ha hecho más profunda. Cada respiración sale como un jadeo.

Me cubre la boca caliente y áspera y mueve mis caderas con sutiles impulsos, lo justo para levantarme de él mientras guía su masculinidad —también ansiosa— fuera de los pantalones.

Y entonces, con una brutal estocada, entra en mí.

Gimoteo, dando por hecho que, de no ser por la música y el espectáculo de las bailarinas, todo el bar puede oír los sonidos y que todos saben lo que estamos haciendo.

Enrico me tapa la boca. Su lengua explora mis labios mientras aprieta sus caderas y sus manos se apoyan en las mías.

Nos movemos juntos al unísono. Sus empujones son profundos y fuertes.

De pronto, me levanta las caderas y me hace girar para que me siente en su regazo. No tengo idea de cómo lo hace porque no hay mesas ni sillas a la vista, solo los dos contra la pared en el solitario pasillo.

Me embiste de nuevo y mis entrañas
palpitan por la sensación de acercarse y de que él se aleja
momentáneamente.

Abro la boca para preguntar qué está haciendo, pero ya está enterrado dentro de mi calor y mi humedad.

Sus movimientos se vuelven más rápidos, más ásperos, mientras llega hasta las profundidades de mi ser y yo aprieto.

—Todavía no —ordena.

—¡Enrico! —jadeo y me siento al borde del olvido.

La sensación aumenta en mi interior. Mi corazón golpea contra mi caja torácica, mi respiración sale entrecortada al mismo tiempo que una gruesa capa de sudor me cubre la piel.

Me estremezco aferrándome a él con uñas y dientes. Mi chico me agarra de la barbilla y me tira de la cabeza hacia un lado para que quede
frente a él.

—Ahora, princesa —dictamina con su baile implacable—, juntos.

El éxtasis nos toma con una fuerza que terminamos deslizándonos por la pared hasta el suelo.

Por lo que parecen horas, me quedo con la cabeza sobre su pecho, escuchando los latidos de su corazón.

Me parece mentira que hace unos minutos lloraba su ausencia y ahora lo tengo aquí, cubriendo mi cuerpo con el suyo después de hacer el amor con ropa.

—Sí —hablo de buenas a primeras.

—¿Sí qué?

Alzo la vista para sonreír y posteriormente, besarle.

—Te he echado de menos.

—Eso ya lo sabía —declara con su habitual arrogancia y yo pongo los ojos en blanco de forma automática—. ¿Te parece si nos trasladamos a un lugar más cómodo?

—Yo aquí estoy muy bien —me aferro a su abrazo. Finalmente, después de incontables noches en vela, el sueño ha vuelto a mí.

—No lo dudo —me besa la coronilla—, pero prefiero disfrutar de un poco de privacidad con mi chica.

—Vale —me siento tan cansada que no alcanzo a encogerme de hombros. Es como si la ansiedad debido a la espera y la euforia de tenerle hubiese consumido toda mi energía.

—Oye, ¿te estás durmiendo?

—Ujum —murmuro acurrucándome más a su pecho mientras él se las arregla para abrocharse el pantalón y ponerse en pie conmigo en brazos.

—Ahora mismo luces como una niña pequeña.

—Lo que tú digas —comienzo a dibujar círculos con un dedo sobre la piel expuesta por los botones de la camisa desabrochados.

Cierro los ojos inhalando ese aroma que tantas emociones me causa y cuando vuelvo a abrirlos, me encuentro en una habitación muy estilizada a segundos de ser depositada sobre la cama.

—¿Nos damos un baño? —propone besando mi frente a la vez que aparta el cabello de mi rostro.

—Si tú lo preparas, no tengo problema.

—Estamos en plan vago hoy, ¿no? —cuestiona con los brazos en jarras.

—Me has dejado tirada con un montón de trabajo encima —aunque mis palabras son una especie de reclamo, empleo una voz muy pausada debido al agotamiento—. Así que te toca consentirme.

Se va tras un resoplido y regresa un tiempo después, cuando estoy prácticamente dormida.

—Arriba, bella durmiente —me alza en brazos como una pareja de recién casados para luego meternos a ambos en la amplia tina cargada de espuma y esencia de jazmín—. Ahora yo también oleré a ti. Ella...

—¿Sí? —centro mis ojos en los suyos al percibir el tono dubitativo.

—Sabes que no me fui por elección propia, ¿no?

—Por supuesto que lo sé —frunzo el entrecejo—. ¿A qué viene esa pregunta?

—Me han tendido una trampa, princesa —declara algo que ya sé— y me la han hecho buena. Quiero que confíes en mí ciegamente.

—Lo hago —aseguro, consciente de que el momento de las confesiones ha llegado—. Enrico...

—Sé quién fue, Ella —me corta robándome el aliento— y lo voy a machacar. Quien está detrás de todo esto es...

—Dawson —termino por él, dejándolo enmudecido debido a la impresión—. Lo sé.

—¿Cómo y desde cuándo lo sabes? ¿Ella? —insiste ante mi silencio.

Cierro los ojos y absorbo una gran bocanada de aire antes de enfrentarme a los ojos pardos inquisitivos.

—Él me lo dijo —hablo con una voz muy bajita, pero suficiente para que el lance un puñetazo a la pared furioso—. Yo soy la causante de tu desdicha, Enrico. Leonardo Dawson te está usando para llegar a mí.

—Lo mato —sin importarle su desnudez, sale de la bañera directo a la habitación a pasos agigantados—. ¡Voy a matarlo! ¿Cómo te contactó? —pregunta una vez llego hasta él—. ¿Te llamó por teléfono?

—Él... —dudo, sabiendo que no le gustará la respuesta—, me citó en el hotel donde se hospeda.

—¿Y fuiste? —abre los ojos como platos, dejando ver una expresión dolida—. Dime que no fuiste, Stella. Dime que no te expusiste ante él. ¡Dime que no estuviste a su merced sin decirme nada! ¡Habla!

—Sí, lo hice.

En el mismo instante en el que respondo, me siento culpable y estúpida, porque su cara no expresa nada más que dolor y recepción.

—¿Qué has hecho? —se acerca a sacudirme los hombros—. ¿Qué leches has hecho?

Continuă lectura

O să-ți placă și

9.2K 751 5
No llores No vomites No te desprecies No les hagas caso Eres bella ante mis ojos ☆ #166 en GORDA
1.7M 118K 84
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...
34.2K 2.4K 47
La pirámide se ha dividido, los bandos se han elegido y ahora los enemigos de la nueva generación van a arder en llamas. Allison Lane jamás imaginó...
147K 7.5K 35
𝗁𝖾𝗒! 𝖠𝗊𝗎𝗂 𝗁𝗂𝗌𝗍𝗈𝗋𝗂𝖺𝗌, preferences, imaginas, zodiacs, y mucho mas!! 𝖼𝗈𝗇 𝗅𝗈𝗌 𝗉𝖾𝗋𝗌𝗈𝗇𝖺𝗃𝖾𝗌/actores 𝖽𝖾 𝘸𝘦𝘥𝘯𝘦𝘴𝘥𝘢𝘺...