Un pequeño trato [kiribaku]

Por LeOkumura

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Dos versiones distintas de una misma historia pueden causar catástrofes en el amor. Katsuki y Eijirou son he... Más

ACLARACIONES
Prólogo
~Capítulo 1~
~Capítulo 2~
~Capítulo 3~
~Capítulo 4~
~Capítulo 5~
~Capítulo 6~
~Capítulo 7~
~Capítulo 8~
~Capítulo 9~
~Capítulo 10~
~Capítulo 11~
~Capítulo 12~
~Capítulo 13~
~Capítulo 14~
~Capítulo 15~
~Capítulo 16~
~Capítulo 17~
~Capítulo 18~
~Capítulo 19~
~Capítulo 20~
~Capítulo 21~
~Capítulo 22~
~Capítulo 24~
~Capítulo 25~
~Capítulo 26~
~Capítulo 27~
~Capítulo 28~
~Capítulo 29~
~Capítulo 30~
~Capítulo 31~
Epílogo

~Capítulo 23~

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Por LeOkumura

horrible situación

Al despertar, el aroma de pan caliente y miel lleno sus fosas nasales. Tanteo a su izquierda, donde las sabanas estaban tibias por el calor del pelirrojo, sin abrir los ojos, lo busco con las manos sin encontrar su piel.

El peso que debería estar en su lado izquierdo, tomó lugar en la orilla de la cama para obligarlo a abrir los ojos luego de un beso.

- Buenos días- dijo Eijiro que cargaba una bandeja con pan francés, miel, jugo de fresa y una rosa blanca- imaginé que despertarías con hambre.

- Prefiero lo picante- protestó adormilado. El cansancio no le permitió digerir correctamente le hecho que Kirishima consiguió un desayuno- ¡¿idiota, saliste de la habitación?!

Con suerte el pelirrojo evitó que la deliciosa comida cayese.

- tranquilízate- aclaró. - para empezar; le pedí a mina que me trajera los ingredientes y los electrodomésticos.

Miro por detrás del joven para comprobar que, sí correctamente, la mitad de su cuarto estaba hecho un desastre. ¿Cómo no escuchó?

- Estabas demasiado cansado para despertar tan fácil- dijo como si le hubiese leído la mente- además, por experiencia sé que comer picante después de algo como lo hicimos todo el día de ayer no es nada bueno. También te recuerdo que prometí conquistarte y me pareció un buen comienzo un desayuno a la cama, ¿no crees?

Los ojos de enamorado brillaban por ver a su amante recién levantado sus parpados cansado y su cabello revuelto de una forma tan adorable, con un pequeño sobresalto al despertar, pese a eso no podía ser menos perfecto. Pero lo que capto Katsuki fue:

- ¿a qué te refieres con experiencia?

Su mente quedo en blanco.

- El pan se enfriará- dijo rápido, colocando la bandeja sobre sus piernas para después comenzara a limpiar la recamara- por cierto, ya llame a mi equipo como pediste. Les dije que llegaran a la cabaña en tres horas mínimo.

- Kirishima...

- Mina comentó el otro día que te gustan las fresas así que espero te guste el jugo...

- Kirishima...

- También hay que ver cómo me sacas de la casa. Digo, supongo ya sabes, pero...

- ¡Eijiro! - gritó. Se detuvo al escuchar su nombre, tan bien que había iniciado el día- ¿me acompañaras a desayunar?

Caminó despacio, puede ser una trampa, le dijo su mente.

Se sentó en su lugar de la cama lentamente hasta quedar a una distancia considerable del cenizo; cerca para poder darle un abrazo, pero con suficiente distancia para salir corriendo. Sin embargo, el rubio corto un pedazo de pan y se lo ofreció. Alzó el cubierto indicando que solo debía abrir la boca.

- ¿Esto significa que mi plan "conquista" va bien?

- Solo trágate el maldito pan y no hagas preguntas estúpidas- repelo empujando su tonta cara de él.

El pelirrojo rio por la dulzura que le provocaba. Katsuki con sus mejillas sonrojadas comiendo el desayuno; era una exquisitez para su corazón; realmente se estaba enamorando y esperaba ser correspondido algún día.

.

.

.

Sacar a Kirishima y a su amigo no fue difícil; su madre estaba ocupada con Kenji sobre el nombramiento de Bakugo por lo que el resto de su gente solo hizo lo que el cenizo ordenó: salir de su camino. Se dividieron en dos carros, Deku Uraraka y momo detrás de Katsuki, mina, Eijiro y Kaminari.

Eijiro era quien conducía; ya que él conocía el camino más rápido a su destino. Mientras la pelirrosa y el dorado estaban en la parte trasera.

- ¿Por qué tengo que ir yo atrás? - se quejó Ashido. Como lo había hecho todo el camino.

- ¡Tu quisiste venir con nosotros! - contestó a gritos el rubio.

El par de amigos discutieron el resto del trayecto.

Los gritos de sus colegas llegaban hasta el vehículo de Izuku y el resto. Estaba concentrado en seguirlos, sin embargo, divaga de vez en cuando.

- Midoriya- lo llamo Yaoyorozu en una de esas tantas divagaciones- ¿estás bien?

No, no estaba bien.

Shoto no dormía desde hace mucho por estar preocupado por su hermano, no comía y no tenía ganas de nada y por más que trataba de aminarlo o distraerlo no lo logreaba. Además, sus amigas, en especial Kacchan, le habían guardado un secreto demasiado importante. Todos lo supieron y él no. Se sentía excluido por su "pareja" y demás; estaban yendo con quienes, no hace mucho, eran sus enemigos para aliarse contra los Monoma, estaba inseguro y talvez su madre estaba embarazada. Sin contar que Katsuki pronto sería nombrado como líder de la mafia, si no cumplía su palabra de derrotar a los Kirishima, su honor y el de toda la organización estaría en duda y nunca podrían resolver eso ya que Bakugo estaba enamorado del enemigo... o eso creía.

- Estoy bien. - contestó de la forma más honesta que pudo.

Espero sepas lo que haces, Kacchan.

La cabaña estaba exactamente igual que la última vez que la vio, con su tejado blanco y madera oscura, olía a lavanda, por lo que comprobó que la pelimorado vino también.

Bakugo estaba a su derecha viendo perdidamente la construcción. Una sonrisa se formó en la cara de Eijiro al recordar la vez que compartieron una de las habitaciones.

- Que recuerdos, ¿no? - susurró solo para el cenizo.

Obviamente que Katsuki lo recordaba, su rostro enrojeció y jaló el cabello de mierda de su amante como protesta. Le pidió que cerrara la boca, pero el continuó diciendo los sucesos de esa noche en murmullos. El único que llamaba la atención ahí era el rubio.

Los gritos debieron llegar dentro de la casa; pues Sero y Jirou salieron armados y apuntando a Bakugo y a la pelinegra. Todos, a excepción del cenizo que, lo seguía cogiendo del cabello, alzaron las manos.

Este chico no le temía a la muerte.

- Suéltalo, ahora- ordenó hanta.

- Oigan bajen eso- pidió Denki.

Kyoka miro a su mejor amigo para después hacerle caso. Y Bakugo también lo soltó. El pelirrojo aprovecho para darle un rápido beso en la mejilla que tomó de sorpresa a todos, sonrió por sus expresiones.

- Sero baja eso- ordeno su líder y obedeció atónito. - vamos, pasen. Son bienvenidos.

Sus colegas llamaron a Iida para que no disparase.

.

.

.

Por más tensión que hubo en la cabaña, nadie se distrajo en la elaboración del plan. No era para nada complicado, aunque si algo improvisado, dado que la fiesta seria esa misma noche. Sin embargo, no todos estarían dentro de la casa, habría quienes estuvieren fuera en caso de emergencia. Esperaba no acudir a eso.

- Iremos en parejas- dijo Kirishima. - Bakugo estará en contacto directo con ellos, pero alguien debe estar con él.

- Momo- la llamó y esta asintió de acuerdo.

- De acuerdo que les parece si...

- digo que vayamos combinados- interrumpió la morena- uno de los Kirishima con uno de los Bakugo.

Ninguno de ellos se limitó a mirarla. La observaban ingenuos.

- Para dejar claro- comenzó a explicar- no confían en nosotros y nosotros tampoco en ustedes, es justo que demostremos que podemos trabajar en equipo para que el plan fusione.

Era una idea inteligente, sin embargo Blasty percibió otras intenciones en su amiga. Removía sus dedos: señal de travesura. Supo de qué se trataba cuando se dio cuenta de que la chica no le quitaba los ojos de encima al pelinegro de tatuajes japoneses.

Le lanzo una mirada de advertencia que la chica evadió.

- Estoy de acuerdo con... ella- dijo el susodicho.

- Jirou y yo necesitamos estar juntos para sincronizar la entrada de todos. - Denki intervino también.

Perfecto. no era un mal plan. Discutieron quien iría con quien y para suerte de la pelirrosa; seria pareja de la mano derecha de Kirishima. Quien cabe decir, quería matarlo con la mirada.

Tomo dos segundos para preciar la situación. Si alguien le hubiese dicho hace unos meses que estaría en una propiedad de los Kirishima, discutiendo con su equipo para trabajar juntos, sin armas apuntándose entre sí, y con su "mayor enemigo" coqueteándole abiertamente; le daría un tiro en la cabeza por decir idioteces. Sin embargo, ahí estaban.

.

.

.

Todo mundo había llevado sus trajes para esa noche por lo que cada quien tuvo su privacidad para cambiarse; Eijiro y Katsuki entraron a la habitación que compartieron alguna vez, mientras momo vigilaba que ninguno se matara en su ausencia.

No quería cambiarse delante del pelirrojo, así que entró al baño. Al salir vio al susodicho dibujar en una nota de papel, estaba muy concentrado que Bakugo quiso aprovechar para ver que hacía. Su aroma llego antes que él al lugar de Kirishima.

Este escondió lo que hacía.

- Te ves...- dijo para distraerlo. Pero viéndolo bien quedo hipnotizado por los recuerdos y la belleza del cenizo- te ves hermoso.

vestía el mismo traje de aquella noche; camisa vino con un chaleco marino con rosas blancas en los costados. Esta vez lo que le dijo lo bello que estaba no lo asqueo, al contrario, lleno su corazón de calidez. Se levantó de su asiento para rodear la cintura del chico.

- Eres hermoso- le susurró.

Bakugo le dio un zape para apartarlo, aunque después de eso coloco sus brazos alrededor de su cuello. Esas eran el tipo de reacciones que él no planeaba pero que su cuerpo hacía por voluntad propia, cogió amor- odio a su corazón por acelerarse cada que estaba cerca del pelos de mierda.

Se besaron tiernamente. Disfrutaban el sabor del otro cada que se unían en cualquier forma posible, Besarse siempre sería un sentimiento de profundidades arrastrándolos dentro de un mar de emociones, sin dejar volver a la superficie. No quería ir a la fiesta, no quería volver a la mansión, quería estar ahí disfrutando de Eijiro. Los besos fueron subiendo de tono, dejándolos necesitados de aire.

- Por mucho que me guste como se te ve el traje, quiero quitártelo ahora mismo- jadeo en los labios del rubio.

Respiraban con pesadamente. Buscaban sus bosas a la espera de unirlas nuevamente.

- Espero no lo hagan porque vamos atrasados.

La voz de mina mató cualquier ambiente romántico que existía. vestía un traje negro ajustado con su chaleco antibalas y sus botas negras con bordes rosas, luciendo en su antebrazo el símbolo de la mafia, no importaba que trajera puesto, siempre lucia hermosa. Sin embargo:

- ¡Maldita mapache! - le gritó Blasty. La jaloneó hasta tenerla a su lado. - no te metas donde no te llaman.

- Bakugo- comenzó los pelos de mierda.

- Fuera- le ordeno- tengo que hablar con ella.

Sabía que no la lastimaría, así que obedeció. Cerro la puerta tras él, dando privacidad. Solo así el cenizo la soltó, le lanzo una mirada amenazadora; ya sabía lo que su amigo le diría, pero prefirió hacerse loca.

- Ya te vi

- ¡¿de qué hablas?!- se defendió- no he hecho nada.

- Hablo enserio Mina- amenazó- que ni se te ocurra.

Se hizo la ofendida, colocando su mano sobre el pecho y abriendo sus labios en una enorme "o". no supo que la delato, no obstante, no era algo malo lo que pensaba.

- ¿Es decir que tu si puedes meterte con uno de ellos y yo no? - eso era injusto.

La lanzo una última advertencia antes de salir de la recamara.

La mantuvo bajo su cuidado todo en camino a la propiedad de los Monoma. La mujer tenía facilidad para meterse en problemas y también provocarlos, no tenían plan b por lo que no permitiría que nadie arruinara nada.

Izuku y el cuatro ojos serian los tiradores en caso de emergencia, mientras que Ochaco acompañaría a Eijiro como sus ojos y oídos en las paredes. Los demás se encargarían de infiltrase en la casa. Dejaron los vehículos a medio kilómetro de la propiedad. Momo y él irían en la parte delantera mientras que los otros usarían el sistema de tuberías para entrar.

El pelirrojo se acercó a él tan rápido bajo del carro, para iniciar a descargar. Lo tomó de la mano en lo que el resto hacían sus labores.

- Nos vemos en la cabaña- le dijo. Ahí se reunirían la terminar la misión.

La pelinegra le habló para que subiera al auto, pero antes de poder darse la vuelta; Kirishima lo atrajo hacia sí. Lo besó con ternura, las mejillas se les tiñeron de rosa, sin embargo no dijeron nada. El cenizo lo volvió a besar. El corazón de Eijiro se emocionó.

Con ayuda de Keigo, Dabi pudo entrar a la casa de los Bakugo y, gracias a Dai, ningún integrante de la familia se encontraba en el lugar. Para su mala suerte Hawks lo acompañaba, además; le pidió una solo cosa que era cuidar de su hermano menor y ni eso pudo hacer.

Según el rastreador: el USB debía estar en el sótano, sin embargo al llegar se dieron cuenta que era un taller enorme con partes móviles, armas, químicos y muchas cosas más. Sería difícil, o por lo menos, tardado encontrarlo. El par no perdió tiempo y comenzaron a esculcar todo.

- ¿por qué es tan importante esa memoria? - preguntó el rubio luego de media hora- casi me matan por eso.

- No importa solo sigue buscando.

Su compañero se la paso quejándose sobre que no podía robar nada, que estaba todo desordenado y lo imposible que sería encontrar la vendita memoria. Transcurrieron otras dos horas y comenzaba a desesperarse; cada minuto perdido era mayor peligro para el mocoso.

Su esperanza retomo al encontrar una caja fuerte. Hawks se acercó para ayudarlo.

- No creo que este aquí- señalo la caja- ¿ves todo esto? están tratando de forzarla. Dudo que este aquí, a menos que hayan perdió la clave.

Logro ver una luz al otro lado del taller., mientras Keigo iniciaba a forzar la cerradura. La luz provenía de un computador que, no logro ver antes, por la enorme cantidad de piezas automovilísticas que la rodeaban.

- ¡¿Viste?!- grito su amigo del otro lado- no es tan difícil, solo se necesita un buen oído.

- Olvida eso, creo que ya la encontré. - respondió - deja eso

Los archivos se cargaban, ya habían podido descifrar la contraseña, pero tardaba en mostrarlos. Esa era la salvación de su hermano, la cogió de inmediato; la descarga se detuvo al instante.

- Me traes aquí y no gano nada- dijo el rubio- solo le echaré un vistazo.

Se acercó a él. Dentro del cofre solo había papeles y carpetas, las volvió a meter sin cerrar la caja y tomo al hombre por el brazo.

- Solo es un montón de basura- lo arrastraba por uno de los túneles en los que habían llegado- andando, Shoto no tiene mucho tiempo.

Salir fue igual de complicado que entrar, sin embargo, no imposible.

El cenizo no espero ver a su madre en la fiesta, pero ahí estaba acompañada de Kenji que, a pesar de que las dos lucían hermosas, Kenji resaltaba; era alta y su vestido llamaba mucho la atención con su bello color dorado y cadenas de plata sujetando la espalda. No fueron problema para la misión, solo debían mantenerlas alejadas del segundo piso.

El verdadero problema fueron los Monoma, en especial Neito que presumía de aquí allá. Estaban esperando a que su hermana bajase y así serian dos problemas. Odiaba a esa familia.

Mina y Sero serían los encargados de encontrar la biblioteca del señor Monoma y descargar su información. Después de que todo terminara y volviesen a casa le diría a Kirishima sobre el USB, descargarían los archivos y le entregaría los suyos, nadie le robaría nada nadie, era lo justo.

- Aiko está apunto de bajar con su papá- anuncio Ochaco- a mi señal, Sero y Mina entraran.

Kaminari y su amiga se prepararon para cancelar los códigos de seguridad, mas tendrían solo treinta segundos para ingresar, luego esperarían media hora para poder abrirles de nuevo. Según la tal Jirou: no podían desactivar las alarmas y mantener las puertas al mismo tiempo por la sobre carga de energía.

En las escaleras, como si fuese una princesa, la menor de la familia Monoma, portaba un vestido rojo a juego con la corbata y zapatos de su padre. Dai y Aiko Monoma, la desdicha de la raza humana. Sonreía de oreja a oreja, sin embargo, en cuanto vio al rubio esa sonrisa se ensancho y sus ojos brillaron.

Paciencia, Katsuki. Paciencia.

Yaoyorozu lo cogió de la mano de manera de apoyo, ella sentía la irritación de su amigo.

.

.

.

La cumpleañera bajo las escaleras y su compañera dio la señal. La mujer salió disparada en dirección a su amante, pero se detuvo para lanzarle la mirada más desagradable a la azabache al verla tomada de la mano con Bakugo. Kirishima lo veía con demasiada atención, su concentración era 50% la misión y 50% Bakugo.

Nunca había convivido con la chica, solo con su padre y hermano. Pero, sí había escuchado de ella: era sínica, no conocía piedad, disfrutaba de la tortura por diversión, en pocas palabras era una psicópata.

La rubia le pidió tiempo salas a momo y esta no se movió, simplemente soltó al cenizo.

- Hola, katikat- canturreo coqueta.

¡¿Cómo lo acaba de llamar?!

Trató de abrazarlo, pero este se apartó. Sintió la mirada de la castaña encima, la miro. ¿Esta era la razón por la que Bakugo no quería venir?

- Aiko, es...- dijo tratando de buscar las palabras más sencilla- bueno, ha estado enamorada de Bakugo desde los catorce, y es algo intensa.

La mujer seguía intentando que Katsuki la abrazara, no obstante, este seguía empujándola y gritándole que no lo tocara.

¿acaso esa mujer no sabe que no es no? ¿Quién se cree para tratar de tocarlo?

El señor Monoma se acercó a ellos al ver el alboroto que hacían a un lado de la pista de baile. Comenzó a hablar con el cenizo y este respondía no muy amigable por lo visto.

- Bakugo, prende el micrófono- le dijo. Y el rubio obedeció.

- ¿Por qué no? - se escuchó al mayor con una voz amezadora- ¿mi hija no es de tu agrado?

Lo estaba regañando por no abrazar a su hija, era ridículo.

- Su hija quiere que la bese- escupió el ojirubí.

- ¿Y? mi niña tiene lo que quiere.

Todos sus sentidos estaban centrados en Katsuki, mientras Uraraka hacía, prácticamente, todo el trabajo. La tensión de Kirishima llamó la atención de la castaña, estaba escuchando lo mismo que él y sus reacciones eran muy distintas.

- Bakugo, hazlo- le dijo su amigo.

- ¿Qué? - se sobresaltó el pelirrojo, él no debía hacerlo. - ¿enloqueciste?

- Es su cumpleaños, es horrible que la persona que más no te quiera dar ni un abrazo- su voz denotó inocencia.

- Horrible es ver a tu novio besar a alguien más.

Su respuesta la dijo tan rápido que no procesó las palabras correctas. Fue la expresión de la mujer y la tos del rubio que, lo hizo comprender.

Mierda.

- ¿enserio Kirishima? - se escuchó a Sero- por lo menos no halen en el canal abierto

¿todos lo escucharon decir eso?

Doble mierda.





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