Valeria no me ha soltado la mano durante todo el rato que llevamos en la enfermería. Aún sigue asustada. Por más que le han dicho que estoy bien, no se le quita la cara de preocupación.
Aún tengo el ruido de las explosiones en mi cabeza. El olor a humo y a gasolina. Por un momento pensé que me iba a quemar vivo. Por un momento creí que no salía del coche. Ahí dentro pensaba en mis padres y en mi hermana. En si los volvería a ver más. Pero sobre todo, pensaba en ella. Tantas cosas que aún no hemos hecho. Tanto que me queda por vivir a su lado.
- ¿Estás más tranquila?
La atraigo hacia mi pecho. Dejo un beso en su frente y siento como su cuerpo aún tiembla.
- Solo un poco -me confiesa con la voz entrecortada
- Estoy bien. Tienes que estar tranquila. Ya pasó todo
Sus brazos se deslizan por mi cintura y se pega más a mi pecho. Puedo sentir como su corazón aún late deprisa. Un médico entra en la sala. Ella va a separarse de mi, pero no se lo permito. Ya me he hartado de tener que estar escondidos. Que casi pierda la vida hoy, me está haciendo ver las cosas de otra manera.
- Todo bien Carlos -me dice dándome una tranquilizadora mirada- una pequeña quemadura en el cuello, pero nada grave. Te dejo una crema y te la echas dos veces al día
El médico me tiende el bote y es Valeria quien lo acaba cogiendo. Le hace un par de preguntas sobre cómo usarla y él le responde amablemente.
- ¿Podemos irnos ya? -le pregunto. Estoy deseando llegar a mi habitación, tumbarme en la cama, abrazar a mi novia y olvidarme de este puto día, y si de este fin de semana de mierda
- Si, si que puedes. Pero mejor sal por detrás. Ahí fuera tenéis toda una horda de periodistas -me contesta el médico
- Saldré y diré que estoy bien y que mañana haré una declaración. O que la haga Lenna
- Oh. Si no es sólo por el accidente. También es por vosotros
- ¿Por nosotros? -le pregunta Valeria tan confusa como yo
El médico nos sonríe y coge un mando que hay en una de las mesas. Enciende la televisión que hay en una esquina e imagenes de Valeria y de mi besándonos inundan la pantalla.
- Se ve que les interesa más como la novia de Carlos Sainz lo besaba que tu accidente
Lo han grabado todo. Imágenes de la ambulancia llegando. Yo bajando de ella y Valeria llorando arrojándose a mis brazos. Empiezan a especular con quien es ella, y que hace con la equipacion oficial de Ferrari. Quito la televisión y llevo mis manos al pelo. La miro a ella y tiene la cara desencajada y la boca abierta de la sorpresa.
- Valeria
Ella se gira un poco para mirarme y veo que está llorando de nuevo. Gruesos lagrimones bajan por sus mejillas y a mi me está dando una pena que me muero de verla así.
- Carlos... llama a Lenna
- La cabeza bien alta. Que en ningún sitio pone que dos trabajadores de la empresa no puedan tener una relacion
Le sonrío a Lenna y agarro la mano de Valeria. Nos dirigimos al garaje de Ferrari. La poca gente que aún queda por aquí, nos mira con curiosidad, lo que hace que Valeria se refugie aún en mi pecho.
Hace una hora di una rueda de prensa con Lenna bastante cerca de mi y con Thalia DiAngelo, porque el puto Aless no se ha atrevido a dar la cara. Casi me mata con sus instrucciones y no es capaz de asumirlo. Thalia me ha prometido que ella misma hará una exhaustiva investigación y que cuando lo haga, se la presentará a Piero Ferrari.
Entramos en el garaje y ya no queda casi nadie. Un par de mecanicos e ingenieros, los cuales se dirigen a mi en cuanto entro por la puerta. Todos están preocupados por mi salud y los tranquilizo diciéndoles que estoy bien.
Al fondo, Aless, mirándome con los brazos cruzados y apretando su mandíbula.
Minutos después, los mecánicos se alejan y es cuando el italiano se acerca. Me mira de arriba a abajo y se percata de que mis dedos siguen entrelazados a los de Valeria. Algo que le hace respirar más abruptamente.
- Me alegro de que estés bien Carlos
- No gracias a ti -le respondo con seriedad
- No, te equivocas, gracias a tu novia o lo que sea -Aless hace un gesto despectivo en dirección a Valeria. Le aprieto la mano y ella chasquea su lengua
- Tú y yo sabemos que no es así. Ella no tiene la culpa de nada -le respondo apretando mis puños. Las ganas que le tengo no son ni medio normales
- Si tú lo dices...por lo pronto, Valeria, estás despedida
Mi novia pega un respingo y su agarre en mi mano se intensifica con más fuerza. Lenna suelta una carcajada que desconcierta a Aless. Su mirada sobre ella es de todo menos amable.
- Aless, querido, tú no tiene ese poder aquí, y lo sabes -le dice ella con una irónica sonrisa- inténtalo y te caerán mas denuncias que pelos tienes en el pecho
Aless vuelve respirar con fuerza y suelta una maldición en italiano. Me mira a mi porque a Valeria no es capaz de hacerlo.
- La denunciaré por amenazas - dice Aless sin perder la compostura
- Lo que te jode que esté conmigo, ¿verdad?
No me puedo aguantar más. Ya estoy harto de callarme. Meses viendo como él la rondaba. Como se pegaba a ella buscando algo más. Y todo eso, delante mía.
- Te equivocas Carlitos -me dice él sin perder esa cínica sonrisa- no soy como tú. No la tengo engañada con tal de que caliente tu cama todos los días. Si me la quisiera follar, ya lo hubiera hecho
- ¡Serás cabron y embustero!
Valeria se revuelve de mi agarre intentando ir a por él. La cojo de la mano y tiro de ella impidiendoselo ñ. Le doy la vuelta y la pongo frente a mi colocando mis dedos en sus mejillas. Le sonrío y ella me mira bastante sorprendida.
- Nena. ¿Tú con quien estás? -Valeria centra su mirada en mi y al ver cómo le sonrío, hace ella lo mismo y si rostro se relaja así como todo su cuerpo
- Contigo -me responde con esa sonrisa que tanto adoro
- Y yo contigo. Así qué, ya está
Le guiño un ojo a Valeria y ella sonríe más abiertamente. Se refugia en mi pecho y juntos enfrentamos a Aless.
- Haz lo que te salga de los cojones -le digo demostrándole lo poco que me importan sus amenazas- que nosotros sabremos también lo que hay que hacer
- La hundiré - el dedo de Aless señala a Valeria, pero ella permanece impasible- y te arrastraré a ti con ella
Muerdo mi lengua aguantandome todo lo que quiero contestarle. Por el rabillo del ojo, veo que Lenna ha grabado toda la conversación con su móvil sin que ninguno nos demos cuenta.
- Aquí nadie va a hacer nada. En todo caso, seré yo quien tome las decisiones porque para eso, todo esto es mío
Sonrío mirando al dueño de la imponente voz que nos hace callar a todos. Hasta Aless no sabe qué decir. Su presencia llena todo el garaje haciendo que el silencio impere en él. Desvía su mirada para centrarse en mi. Alzo un poco mi barbilla y respiro con fuerza.
- Me alegro mucho de que estés bien Carlos. Mi médico personal ha viajado conmigo y me gustaría que te examinara -me dice él hablándome muy pausadamente
- Como usted diga, señor Ferrari
- Siempre os podéis venir a Red Bull -Max me mira mientras le ofrece a Valeria un postre de chocolate el cual rehúsa con un gesto de su mano
- ¿Otra vez? -le pregunto mientras agarro una de las botellas de agua que me da Max- ¿y qué hacemos con Checo ?
- Repito, siempre podéis veniros a Red Bull
- O conmigo, que yo te echo mucho de menos, Carlitos -Lando me da una amplia sonrisa y yo ruedo mis ojos mirando al techo
Estamos en una de las zonas de restauración. Yo no tengo hambre y Valeria apenas ha comido. Pongo delante suya mi plato de puré con un filete de ternera a la plancha y ella me hace un gesto negando con su cabeza.
- Tienes que comer Valeria -le digo poniendo mi codo en la mesa mientras me llevo un par de dedos a la barbilla
- No tengo hambre
- Come algo nena. Hazlo por mi - agarro una de sus manos y me llevo sus dedos a mi boca. Le hago una mueca con mis labios
- Está bien. Pero sólo si tú también comes -me responde ella curvando su boca
- De acuerdo
Cojo el plato y parto el filete en trocitos pequeños. Ella coge el tenedor y comemos los dos a la vez. Valeria está en silencio y no participa en ninguna de las conversaciones. Y no me gusta verla tan preocupada. Piero ha convocado una reunión para mañana y se ha encerrado con los pesos pesados de Ferrari. Y no vale la pena calentarse la cabeza. Lo que tenga que pasar, que pase.
Mi móvil suena con un mensaje pero ni lo miro. Lleva así todo el día. La mayoría son de amigos y familiares preguntándome como estoy, y algún idiota intentando que le demos la exclusiva de nuestra relación. La gente aprovecha cualquier oportunidad para sacar tajada de donde sea.
Mi móvil vuelve a sonar y yo sigo ignorándolo hasta que Max me da una patada por debajo de la mesa. Alzo mis ojos y me hace un gesto para que mire el teléfono. Lo hago y veo que es él quien me ha enviado un mensaje.
Me han dicho de un sitio donde estoy seguro que os vendría bien a ti y a Valeria
¿Qué sitio?
Te envío el enlace. Está a media hora de aquí. Puedes ir y volver en coche. ¿Quieres que me encargue?
Miro el enlace que me ha pasado Max y tengo que admitir que es una buenísima idea. Lo miro y asiento levemente con mi cabeza. Él me sonríe de vuelta y se levanta de la mesa teléfono en mano. Mientras terminamos de comer, él lo gestiona todo y un cuarto de hora después, recibo un mensaje en el teléfono diciéndome que todo está listo.
- Oye, ¿y si cogemos un yogur helado y nos lo comemos dando un paseo? -le digo a Valeria al ver que no va a comer más
- Me parece una buena idea. Necesito despejarme -rozo sus labios unos segundos y ambos nos levantamos después de despedirnos de nuestros amigos
Paso mi brazo por sus hombros y la atraigo a mi pecho encontrándome con su mirada de desconcierto.
- ¿Porqué me miras así, nena?
- Estás abrazándome en mitad del paddock
- ¿Y? la mitad de los que están aquí, ya lo saben. Y la otra mitad, se enterarán luego. Me la suda. Quien lo tenía que saber, ya lo sabe
- ¿A qué te refieres? -me pregunta ella parando sus pasos. Me doy la vuelta y me pongo delante de ella
- Piero Ferrari. Lo sabe todo Valeria. ¿Quién crees que le dijo que viniera?
📍 Barton Creek Habitat Preserve
- ¡Esto es precioso Carlos!
Valeria se lleva las manos a la boca. Se las quita y coge aire con fuerza cerrando sus ojos. Levanta sus brazos al cielo y al abrirlos, una preciosa sonrisa se forma en su cara. Voy hacia ella y pongo mis manos en su cintura disfrutando de la cara de felicidad que tiene ahora mismo.
- Idea de Max -le confieso. Ella pone sus manos en mis antebrazos y un pequeño suspiro escapa de su boca
- Luego le daré las gracias. Me encanta -me contesta esbozando de nuevo una amplia sonrisa. Por primera vez la veo sonreír de verdad después de todo lo que ha pasado. Los Castais, que yo le pegara a Anthony, las amenazas de Aless, mi accidente... todo esto ha hecho mella en ella y aunque intente hacerse la fuerte, sé que no puede más. Pero, no sé ha derrumbado en ningún momento, y eso es digno de admirar en una persona que ha sufrido tanto.
- Ven. Vamos a dar un paseo
Bajo mis manos hasta enlazar mis dedos con los suyos. Caminamos por la pradera admirando los distintos tipos de flores y plantas. Max me sugirió que la trajera a Barton Creek Habitat Preserve, una reserva natural que cuenta con varias especies de animales. Incluso creo que tienen tigres.
Durante un buen rato, paseamos y caminamos por la reserva. Conocemos árboles nuevos, preciosas flores de colores y plantas cuyo olor nos embriaga por completo. Un pavo real llama nuestra atención. Nos acercamos a el, y aunque está detrás de una valla, nos regala la visión de su maravillosa cola de colores.
- Me encanta Carlos. Es lo que necesitaba para olvidarme de todo -Valeria me abraza poniendo su cabeza en mi pecho. Paso mi mano por su pelo y dejo un suave beso en su frente
- Estamos los dos juntos en esto. Bueno, y en lo que sea
- He pasado mucho miedo Carlos. Creí que te perdía. Y es la sensación más horrible que he tenido en mi vida. Parecía que perdía una parte de mi corazón -la puedo escuchar sollozar. La agarro de los hombros y la giro hasta tenerla delante de mi
- No puedo jurarte que no vas a perderme Valeria, porque no sé lo que el destino tiene preparado para nosotros. Pero si sé, que yo voy a luchar con todas mis fuerzas por estar a tu lado. Que volveré a ti cuando me alejen de tus brazos. Y que buscaré tu corazón, allí donde yo vaya
Acerco mis labios a los suyos para besarla. La pruebo un poco. Mi labio superior juguetea con el suyo. Mi lengua los roza y se abre paso a través de la cavidad de su boca al encuentro de la suya. Jugamos con nuestras lenguas y con nuestros labios. La muerdo y la pruebo de nuevo. Al separarme de ella, la miro a los ojos y un sentimiento de enorme felicidad invade mi corazón. Es un pequeño peso el que se instala en él. Uno que hace que lata más deprisa cuando me pierdo en su verde mirada.
- Eres mi complicado, Valeria
*** Si os digo que cada día me gusta más ésta historia y que si, que ya es mi favorita de todas las que he escrito, tanto que no quiero que acabe nunca. Muchísimas gracias a todas las personas que la estáis leyendo. 107K de lecturas. Es una p*ta pasada. Esto no para. Gracias por estar ahí personas increíbles que disfrutando esta locura de historia. Muchos besos y abrazos ***