Before the baby ║ Kookmin/Vmin

By neremet_001

20.7K 2.6K 1.3K

Precuela de A BABY FOR MINNIE ||Las parejas de colegio no siempre duran. Especialmente cuando se trata de Ji... More

PRÓLOGO
CAPÍTULO 1: "Alumno nuevo"
CAPÍTULO 2: "Patrulla anticrimen"
Capítulo 3: "Cigarrillos"
Capítulo 4: "Primer contacto"
Capítulo 5: "Hacer novillos"
Capítulo 6: "Secreto polverulento"
Capítulo 7: "Celos y desconfianza"
Capítulo 8: "Beso al ángel"
Capítulo 9: "Sinceridad y confrontación
Capítulo 10: "Explosión de ira"
Capítulo 11: "Corazón dividido"
Capítulo 12: "Olvídate de mí"
Capítulo 13: "Vulnerable"
Capítulo 14: "Necesitado de ti"
Capítulo 16: "Vacío y consumido"
Capítulo 17: "Él 'junto' a nosotros"
Capítulo 18: "Al borde"
Capítulo 19: "Mucho mucho mucho"
Capítulo 20: "Fusión de amor"
Capítulo 21: "Invitación"
Capítulo 22: Señora Park
Capítulo 23: Beso ajeno
Capítulo 24: Ultimátum
Capítulo 25: Tres
Capítulo 26: Trío en acción
Capítulo 27: Los suegros
Capítulo 28: Bebés
Capítulo 29: Placentero recibimiento
CAPÍTULO 30: El principio del resto de nuestras vidas
Extra 1: Atados para la eternidad
Extra 2: Tríada consolidada

Capítulo 15: "Distanciamiento"

664 85 42
By neremet_001

Taehyung


Se podría decir que mi especialidad no era llegar temprano a clases. No en esta nueva etapa de mi vida en la que me la pasaba haciendo lo que el corazón me dictaba. No obstante, era un caso especial.

Tras el confuso episodio que viví con Jimin el día anterior, necesitaba asegurarme de que estuviera bien de salud. Tal vez escuchar una explicación por su parte que me aclarara por qué se desmayó y qué estaba haciendo en ese lugar, oficiando de mirón.

Quiero decir, dejamos de frecuentarnos desde mi altercado con Jungkook y él sabía que ese era mi lugar. No es como si debiera sorprenderse por verme en mi escondite con alguien más. Tampoco tenía nada que recriminarme; nuestra camaradería nunca pasó más allá de unos esporádicos besos y unas charlas amistosas.

Y, por si fuera poco, ni siquiera recordaba haberme liado con aquella chica.

Estaba en el medio de un subidón cuando ella se me acercó. Parecía que me estuvo buscando, ya que venía con una confesión preparada.

Expuso sus sentimientos de una manera torpe, aleteando sus gruesas pestañas y exhibiendo los pechos que apenas le cabían en una camisa descotada, mientras yo me desempolvaba la nariz con discreción. No tenía la más pálida idea de quién era ella ni por qué había desarrollado "sentimientos" por mí sin siquiera haber cruzado una palabra conmigo antes. Pero qué puedo decir, un buen jugador aprovecha las oportunidades cuando se presentan y así fue como pasamos a tontear para aligerar el ambiente.

Me pareció bonita, claro. No era ciego y me gustaba mirar. Se notaba que no era santa de ninguna religión, por lo que dejó a un lado su papel de niña buena y en un determinado momento se prendió a mi boca como si quisiera succionarme el alma.

Luego las cosas terminaron como terminaron: con Jimin apareciendo de nuevo en mi vida.

No es que me haya molestado. De hecho, me hizo ver que no estaba yendo por un buen camino con esa chica, antes de entrar en una especie de ataque y desvanecerse en mis brazos.

Lo demás lo recuerdo de a fragmentos, pero la desesperante sensación del cuerpo muerto de Jimin desplomándose, no se me borraría.

Recostado contra mi taquilla, deseé poder encender un cigarrillo, sin importar que estuviera en el hall de acceso al instituto. Me impacientaba como la mierda esperar.

Incluso estuve a punto de rendirme en mi misión, hasta que lo vi llegar.

Su cabello rubio resplandeció al pasar bajo un rayo de sol matutino, su cuerpo escultural desfiló por el pasillo como si fuese una pasarela diseñada para él y en su rostro apareció una ancha sonrisa con la capacidad de desarmarte entero. Comenzó a saludar a los humildes mortales que se cruzaron en su camino y el aire se atascó en mis pulmones al ser fichado por su intensa mirada.

Se detuvo por un mísero segundo, lo suficiente como para hacerle cambiar la expresión alegre que mantenía. Acto seguido, se recompuso, girando la cabeza hacia atrás.

El alma se me cayó a los pies de inmediato.

Jeon Jungkook apareció detrás de él, llamando la atención del resto de personas que no se habían parado a ver a Jimin. La realidad es que, si a alguien no le mojaba los boxers Jimin, de seguro Jungkook le mojaba las bragas. Así de simple.

El rubio lo llamó con un gesto dulce. Jungkook, como el perrito faldero que era, le respondió con una sonrisa que únicamente podía ser dedicada a alguien por quien eres capaz de arrastrarte y secuestró una de sus manitas para taparla entre la suya.

Me dieron ganas de vomitar.

Fue como si alguien me hubiera pateado el estómago y la bilis subiera por mi garganta, quemándome el esófago. El sentimiento amargo me desconcertó, pero el entendimiento me golpeó en lo más hondo.

Estaban juntos otra vez, maldita sea.

Cerré la puerta de mi taquilla tan duro que el estruendo del metal les hizo dar media vuelta.

Genial. Esta era mi oportunidad.

Ganándome su atención junto a la de docenas de alumnos, saqué mi caja de cigarrillos y la golpeé contra la palma de mi mano varias veces, sacando uno. Desplazándome en su dirección, lo coloqué sobre mis labios y lo encendí con el mechero.

Podría haber sonreído victorioso con los ojos de Jimin clavados en mí. Destilaban decepción y enojo con tanta intensidad, que ardía.

Pues bienvenido al club, tesoro.

—Tenemos que hablar —le espeté con la voz áspera, liberando el humo directo a su cara. Movió las manos a su alrededor para quitárselo de encima, irritado con mi accionar.

No me importaba que Jeon estuviera detrás de él con su puta cara de pocos amigos. Si se ponía machito, al menos ya tenía la experiencia de lo que me esperaba y esta vez no me tomaría con la guardia baja.

Él recuperó al niño bonito, así que para mí no tenía sentido ir por la vida fingiendo que no me afectaba. Me tocaba bastante los huevos que le haya perdonado todo tan fácil. ¿Acaso no tenía orgullo propio?

—¿De qué, Taehyung? —contraatacó Jimin, soltando la mano de Jungkook para anclar dos puñitos en su cadera, como si eso le hiciera lucir más temerario—. Las clases ya van a empezar. Te recomiendo que te apures.

Frío, distante. Se convirtió en una criatura distinta a la que era cuando estábamos solos.

Detesté a Jungkook todavía más. Él tenía las facultades para hacerlo feliz, para devolverle la sonrisa tan marchita que tuvo durante las semanas previas, y ni siquiera se esforzaba por ello.

—A solas —me limité a decir.

Jimin miró a Jungkook, como pidiéndole autorización. El permiso fue un leve asentimiento. Eran patéticos.

—Que sea rápido —zanjó Park.

Delante de medio mundo, sin calentarse porque susurraran a sus espaldas, sujetó mi muñeca y me arrastró con él. Tanto Jungkook como yo nos quedamos estupefactos con su repentina actitud.

Me llevó por el pasillo hasta otro que conectaba con el sector de talleres, que estaban desocupados en ese horario. Abrió la puerta de un salón y me soltó para cerrar una vez que hube entrado.

—¿Ahora me hablas de nuevo? —dijo con brusquedad, cruzándose de brazos y alejándose un metro de mí para apoyar el culo sobre la mesa de un banco, haciendo que su falda se subiera enseñando sus suaves piernas.

Perdiéndome en ese sector de su anatomía, recordando la sedosidad y turgencia de su piel bajo mi tacto, tragué en seco. ¿Cómo mierda se respiraba? Porque mi cabeza se desviaba automáticamente a la idea de meter la cara bajo esa escasa porción de tela.

De pronto hacía calor y mis pantalones apretaban.

—¿Vas a responder, estúpido?

Alcé la vista hasta cruzarme con sus ocelos juzgadores. Él no estaba para juegos, a juzgar por su clara postura.

—Soy tu hyung, mocoso, trátame con respeto —le reprendí con un tono burlón, dando una calada al cigarrillo y apagándolo sobre la silla más cercana que tenía.

—Lo haré cuando lo merezcas. Punto. Dime para qué querías hablar.

Un pollito picante. Mmmm, podía jugar con eso.

—¿Te recuperaste de lo de ayer?

Mi pregunta pareció tomarlo por sorpresa, pues agrandó sus ojos claros y su cuerpo en tensión se alivió. No se esperaba que me preocupara por él.

Por mi forma de ser, era sencillo equivocarse y suponer que me enfocaba en mis propios asuntos y me importaban un carajo los demás, lo cual era cierto a medias.

Esa criatura rubia, sonrojada y bonita era la excepción.

Recompuso su expresión lo mejor que pudo, ocultándola a un lado y acomodándose el cabello. Sabía que hacía eso cuando estaba nervioso. Nada más debía presionarlo para obtener lo que necesitaba.

—¿Qué te pasó? —insistí, acercándome.

—Un ataque de pánico y baja de azúcar —se encogió de hombros.

—Supongo que viste algo que no te gustó.

Di algunos pasos silenciosos más en su dirección.

Pequeño desgraciado, todo orgulloso. Estaba dándole vueltas a qué responderme, evaluando sus palabras antes de decírmelas.

—Tienes razón —admitió, en el justo momento en que yo descansaba mis manos a ambos lados de su cintura, sobre la fría superficie de madera del banco.

Nos contemplamos a centímetros de distancia, ambos altivos, sin rebajarnos por la proximidad. Si se tratara de un animé, las chispas estarían saltando a través de nuestros ojos.

—¿Qué estabas haciendo ahí, bebé?

Un encogimiento de hombros de su parte. Desvió la mirada y estiró sus deditos para sujetar mi deshecha corbata del instituto, que colgaba en mi cuello. Su atención se sumió en intentar hacer el nudo de la forma correcta.

—Quería verte —susurró bajito, calentando mis labios con su aliento.

Presioné los dientes con fuerza. Carajo.

Él siempre me buscó. A pesar de que le pedí que me dejara en paz, él no dejó de cuidarme a la distancia. Lo que más detestaba, era no poder corresponderle con seriedad, como se lo merecía, por miedo a arriesgar lo poco que me mantenía a flote.

—Te extrañaba, Taehyung —continuó—. Me pediste que no te molestara, así que por lo menos quería verte una vez más, aunque fuera para pelear contigo. Iba a regañarte por estar fumando, por estar fuera del aula, por cualquier cosa estúpida, pero tenías que estar con alguien.

La mano le tembló cuando los sentimientos le abrumaron. Finalizó su tarea y alisó la tela sobre mi pecho.

Desesperado por confesarle que me sentía igual, que extrañaba pasar tiempo con él, puse una mano caliente directamente sobre su muslo.

—¿Por qué hablas en pasado? ¿Por qué dices que me extrañabas en tiempo pasado?

—Tengo expectativas que llenar, sueños por cumplir —contestó, apartando mi contacto de un manotazo—. Jungkook estuvo en ellos desde que éramos niños.

—Te dije que no me molesta compartir —gruñí, sabiendo por donde iba esto.

Las lágrimas se acumularon en su rostro y sus mejillas se sonrojaron.

—Es tarde. Tomé una decisión y es final. Estaré con la persona que amo, que me quiere y me respeta. Es capaz de ofrecerme lo mismo que yo soy capaz de dar por él. Lo conozco, tenemos confianza, nuestra relación se mantuvo sólida durante años...

—Tenías todo eso y lo engañaste conmigo, Jimin. No me vengas con esa sarta de idioteces —mascullé con aspereza—. ¡No dudaste un jodido segundo en besarme por primera vez!

Claro que se iba a quedar con Jungkook. Eran uña y mugre. No podían vivir uno sin el otro.

Me sentía utilizado, a pesar de haber sido yo quien planeaba usarlo a él. La ira bulló en mi interior. El rechazo se sintió tan duro, crudo, que me golpeó con ferocidad directo en el pecho.

—Decidimos olvidarlo y comenzar de nuevo —balbuceó.

Golpeé la mesa con la palma abierta, a ambos costados de él, exteriorizando mi frustración. Su cuerpo se sobresaltó y un escalofrío de tensión pasó por su columna.

No podía hacerme esto. No soportaría verle meloso con ese estúpido cuatro ojos, sonriéndose felices y enamorados como si yo no hubiera existido.

—Si te ofreciera lo mismo, ¿lo pensarías?

Las palabras brotaron de mi boca sin que pudiera contenerlas.

Era egoísta de mi parte exigir que sus sonrisas fueran sólo para mí.

—Siendo realistas, estás corrompido —negó, con lástima brillando en sus ojos. Me acarició con suavidad el rostro, tal vez esperando que con eso el golpe fuera menos doloroso—. Si no eres capaz de solucionar tu inconveniente con las sustancias, eso significa que no estás en condiciones de mantener una relación saludable.

—No soy un adicto.

—Te creo, pero vas camino a eso si no lo detienes ahora.

—Te quiero —susurré, humillándome como artilugio para mantenerlo conmigo.

—Si buscas la ayuda que necesitas, sobrevivirás —me sonrió, palmeándome el hombro con intenciones de darme ánimos.

Hizo el amague de bajarse de la mesa para irse, y en un último intento, encerré sus caderas con un brazo. Le sujeté la mandíbula con la mano libre y me adueñé de su boca en un beso demandante.

Jimin forcejeó para quitarme de encima. Yo lo estreché más, robándole el aire.

Podía sentir el pálpito acelerado de mi corazón, el dulce gusto a frutilla de sus labios pintados y mi mundo derrumbándose a nuestro alrededor.

Al ver que no me correspondía, seguí regando besos sobre su huesudo cuello, haciendo un camino descendente hasta sus clavículas, donde escondí el rostro.

—Detente, por favor —pidió, empujándome—. ¡Taehyung! ¡Suéltame!

A mitad de la frase final, fui arrancado de su lado por una fuerza descomunal. Choqué contra la dureza de unos bancos al otro lado y trastabillé, cayéndome en el piso.

Frente a mí, Jungkook se mostró realmente cabreado, con el cabello desordenado y el elegante uniforme arrugado. La bestia volvía a desatarse, esperando por más.

Dudó sobre si ir a golpearme o no y yo me preparé para aguantar otra reconstrucción facial. Jimin lo tranquilizó al sujetar sus hombros. Le susurró algo al oído y, sin siquiera dedicarme una palabra, desaparecieron del aula tomados de la mano.

Eran tan estúpidos.

Riendo secamente, palpé el bolsillo trasero de mi pantalón.

Saqué la billetera, de la que extraje un pequeño papelito que desdoblé con cuidado y mi tarjeta de crédito. Tenía una dosis de cocaína en polvo, que me las apañé para aplastar con la tarjeta sobre mi pierna izquierda. Tomé un poco con la esquina plástica y me lo llevé a la nariz.

Inhalé de un lado, recargué de polvo y luego repetí el proceso del otro lado.

Eché hacia atrás la cabeza a medida que la droga iba haciendo efecto.

Tal vez sí era un adicto después de todo. 

Dije que se venía el Vmin pero no les advertí que en su modo triste 😢

Qué bárbaro con este Tae, aquí vamos de nuevo por el camino de la destrucción y el drama.

No puedo creer cómo vuela el tiempo. A veces tengo que posponer las actualizaciones por falta de tiempo o por estar muy cansada (escribo a la madrugada siempre) y puedo llegar a atrasarme dos semanas sin tocar el teclado. Es una locura que vuelen los días y ni me acuerdo qué hice durante ellos jajaja. 

Pero bueno, bellezas, cuando llega la inspo, se crean cositas como esta. No puedo hacer menos que darles las gracias del tamaño de una casa, porque su espera vale oro. Si llegaste hasta aquí, quiero que sepas que te recuerdo siempre y que aprecio tu apoyo a la historia. Es muy especial y significativo para mí. Gracias! 💝🙊

-Neremet-

Continue Reading

You'll Also Like

346K 35.2K 60
JiMin y Jungkook unirían sus reinos, pero los aleja la guerra y la infidelidad de Jungkook. El mundo que JiMin conocía se derrumbó, y él tendrá que t...
11K 1.1K 5
«Donde el hyung de JiMin sale de la cárcel» Park JiMin es un chico dulce, criado con todo el amor del mundo por su madre soltera, JiHyo. Vive en una...
279K 27.7K 69
-Jimin déjame explicarte... -No tienes que hacerlo Yoongi, ahora entiendo porque nunca me marcaste. -Jiminie, por favor... -Gracias por todo.
140K 10.7K 40
Jeon Jungkook es un empresario multimillonario, dueño de la más reconocida agencia de publicidad llamada Serendipia, es un líder innato que transmit...