El Infierno y la Gloria (y to...

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ÚLTIMOS CAPÍTULOS Sus vidas han pasado sin pena ni gloria, pero en algún momento logran encontrar el amor (y... More

El Infierno y la Gloria (y todo lo que hay en medio)
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By BUSweetHope98

"Estoy tratando de luchar contra eso, pero es demasiado bueno.

No lo quiero, pero es demasiado bueno"

—"Too Good", de Breathe Carolina.

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1

—Hola... —una voz dulce llegó de algún lugar, Yoongi separó la boquilla de su botella de cerveza y miró al costado, encontrándose con largos cabellos de color negro y un par de mejillas esponjosas. Era un rostro que él ya había visto antes, de hecho, habían cruzado miradas en algunas ocasiones y ella incluso le había sonreído, pero jamás habían hablado—. Lo que hiciste arriba fue increíble.

A pesar de que Yoongi hablaba con chicas todo el tiempo, jamás se había sentido tan inseguro como en ese momento; ella parecía tan diferente a todas las personas en ese lugar, no parecía ser poseedora de esa malicia que él ya conocía bien y que había tenido que aprender a detectar desde una edad muy temprana para no ser comido vivo en un barrio como el suyo. Por un momento creyó que la chica le estaba hablando a otra persona y no a él, pero ella mencionó que lo que había hecho "arriba" había sido increíble y esa acababa de ser la primera ocasión que Yoongi se subía a la tarima para rapear. No a todo el mundo le había gustado y muchos dijeron que sólo era un niño que "intentaba muy duro", pero vio en los rostros de varios la curiosidad y la impresión, también la satisfacción, así que, aunque muchos lo negaran, él sabía que había hecho un buen trabajo. Yoongi sonrió con orgullo y dejó la cerveza en la barra, acomodándose sobre uno de sus costados para mirar a la muchacha y sonreír.

— ¿Eso crees? —Ella asintió fervientemente y a Yoongi le pareció la chica más bonita del mundo en ese momento—. Te lo agradezco.

—Soy Hyejoo —ella inclinó un poco la cabeza y el chico la imitó—. Creo que nos habíamos visto antes, ¿no es así?

—Creo que sí —le respondió. A Yoongi difícilmente se le olvidaba una cara, sobre todo una como la de ella, que le había llamado la atención desde el primer momento. A decir verdad, la primera noche que la vio bailando junto a Chanyeol le pareció tan especial que meditó si sería bueno dibujarla, pero creyó que eso sería demasiado raro porque ni siquiera se conocían. Por otro lado, su hermana siempre estaba husmeando en sus cosas y terminaría haciendo un escándalo si llegaba a ver el dibujo de una chica—. Yo soy Yoongi.

—Hace rato te presentaron como "Suga" —Hyejoo dibujó unas comillas en el aire con sus dedos y Yoongi bajó la mirada mientras se reía por la vergüenza—. ¿De dónde vino eso?

—Mmm... No sé, sólo se me ocurrió —declaró, haciendo que ella se riera también—. Supongo que se escuchaba mejor dentro de mi mente.

—Oh, no, no... No me malentiendas, no es malo, sólo es... ¿Inusual? llevó una de sus uñas pintadas de color negro a la comisura de su boca mientras pensaba en la palabra correcta, su sonrisa no desaparecía ni por un segundo y sin darse cuenta Yoongi tampoco dejaba de sonreír—. Pero es bueno. Lo que hiciste arriba también es bueno, me ha gustado... Mi novio también rapea.

— ¿Sí? —preguntó. Él sabía a quién se refería—. Tu novio es Chanyeol, ¿verdad?

—Sí, está por... Allá —Hyejoo miró a su alrededor, tratando de encontrar a Chanyeol, que los observaba con curiosidad desde la distancia. No parecía celoso ni nada por el estilo, sólo interesado en que ellos estuvieran hablando con tanta naturalidad—. Él es realmente bueno también.

—Ya veo... —no había tenido la oportunidad de escucharlo todavía, pero Yoongi esperaba poder hacerlo pronto—. Por cierto... No te había visto por aquí desde apenas hace un tiempo, así que imagino que no vives cerca...

—No, definitivamente no vivo por aquí —Hyejoo tomó uno de sus larguísimos mechones tan oscuros como la noche y se encogió de hombros—. Pero me gusta éste lugar y me gusta la gente también, a mi papá no le gusta y estoy segura de que me va a ahorcar cuando se dé cuenta de que no estoy en mi habitación estudiando, pero no importa.

— ¿Te saliste sin permiso? —cuestionó, la chica solamente asintió con orgullo, como si fuera una gran hazaña. Todo tuvo más sentido para Yoongi, quien sintió que ella no encajaba del todo en ese sitio—. Vaya... Pareces no tener miedo a lo que vaya a pasar con tu papá cuando estés de vuelta... Como sea, éste lugar puede ser peligroso para una chica como tú... Tal vez no deberías.

—Mmm, tal vez tengas razón, pero ¿qué más puedo hacer si me quiero divertir? Quedarme en casa a ver un drama con mi mamá o salir con uno de los tontos chicos de la iglesia que le gustan a papá, reunirme con una niña de mi salón para pintarme las uñas o ver películas... Yo paso —un pequeño puchero en señal de fastidio se dibujó en sus labios, Yoongi se encontró a sí mismo sonriendo otra vez—. Por otro lado, los chicos la tienen fácil, ellos pueden hacer prácticamente lo que les plazca y nadie les dice nada por ello. Te aseguro que tus padres, cuando te descubren haciendo algo que no deberías, sólo te dicen "no lo vuelvas a hacer" y luego te dejan ir como si nada. Las chicas siempre lo tenemos más difícil.

Yoongi tuvo la idea pasajera de responderle que lo tenían más difícil porque así tenía que ser, porque ellas eran frágiles y necesitaban de más cuidados, y los chicos eran más despiertos y por eso gozaban de más libertades. Pero, pensándolo bien, ¿quién había establecido eso? De acuerdo, tal vez las chicas corrían de más riesgos porque la mayoría de los tipos eran cerdos, pero Minjae le había dicho que pensar que por eso ellas tenían que reprimirse toda su vida sería como culparlas por la estupidez de los hombres. En lugar de contradecirla, Yoongi asintió.

—Puede que tengas razón —respondió—. Como sea... Trata de andar con cuidado, ¿de acuerdo? Me alegra saber que tienes a Chanyeol, eso es bueno. Yo, que tengo una hermana, no me gusta ni imaginar si algo malo le pasara, por eso lo dije.

—Te entiendo, Yoongi... Pareces un buen chico —le dijo—. Y estaré bien si me quedo cerca de Chanyeol, yo lo sé... Hablando de él, será mejor que me vaya ahora. Me dio gusto conocerte.

—A mí igual —respondió—. Te veré por ahí.

Hyejoo se dio la media vuelta para caminar de regreso a donde estaba Chanyeol, pero volteó sólo por un momento para alzar la mano en el aire y despedirse de Yoongi. El chico también hizo lo mismo y le mostró la mano para decirle un rápido "adiós".

Ella siempre tuvo razón, ella estaría bien si se quedaba cerca de Chanyeol, pero al final no lo hizo.

Y decidió elegir a Yoongi en su lugar.



2

Por primera vez en mucho tiempo Yoongi abrió la puerta del departamento donde vivía sin la cabeza hecha un lío, sin la necesidad de tirarse en su cama para gritar contra la almohada o algo parecido, sólo entró tranquilamente y no se sorprendió ni un poco al darse cuenta de que su madre no estaba ahí. Minah estaba tirada en el sofá principal con el control en una mano y una bolsa de papas fritas en la otra; Yoongi se dedicó a mirarla por unos segundos en lo que dejaba su mochila en el suelo y se sintió enfermo al percatarse de que ella estaba demasiado delgada, sus muslos parecían pajillas y sus muñecas mondadientes. Yoongi pensó que últimamente había estado tan preocupado en sus cosas que le había prestado muy poca atención, así que sólo se acercó a ella y le quitó el control remoto antes de desplomarse a su lado y estrecharla contra su cuerpo de manera juguetona, estrujándola a propósito mientras ella se quejaba en voz alta.

— i¿Qué haces?! —Minah trató de zafarse de los delgados brazos de su hermano, pero él no se lo permitió.

— ¿Tienes hambre? —preguntó, dejándola ir paulatinamente y sonriendo al ver cómo ella arrugaba la nariz mientras se acomodaba el listón de su cabello.

—Algo... —la niña apagó la televisión y miró al mayor—. ¿Y tú?

—No, yo no, pero si tú la tienes entonces puedo hacerte algo de comer —respondió con simpleza.

—Es por los cigarros.

— ¿Perdón?

—No tienes hambre gracias a los cigarros —Yoongi sabía que ella tenía razón, ya se lo había dicho la psicóloga de la escuela y lo tenía bien presente, de hecho, muchas veces fumaba aunque no tuviera ganas sólo por quitarse la necesidad de comer algo—. El otro día nos hablaron de los vicios y dijeron que hay gente que fuma para no tener hambre porque te la quita, por eso no tienes hambre a pesar de que no has comido.

—Comí en la escuela —mintió—. Supongo que no hay comida que pueda prepararte aquí en la casa, ¿verdad?

—Mamá dijo que traería comida pronto —declaró la niña de forma solemne—. Se fue con su novio hace rato, a lo mejor fueron a eso... Creo que va a empezar a quedarse.

— ¿De veras? —Minah asintió—. Tiene apenas días que lo conoce... ¿Qué diablos?

—Ella dijo que lo conocía bien porque era un amigo de Yoonsuk —la niña se encogió de hombros y después tomó una papa frita de la bolsa de plástico.

—Vaya, qué buenas referencias —murmuró Yoongi, empezando a sentirse molesto—. No importa, yo estaré aquí para cuidarte sin importar lo que pase, ¿de acuerdo?

—De acuerdo —Minah apoyó la cabeza en el hombro de su hermano, sintiendo cómo toda la tristeza y cosas malas que le habían pasado en el día iban desapareciendo; desde los hombres que le habían dicho cosas desagradables mientras caminaba a la escuela, hasta las niñas del salón que se habían burlado de sus zapatos rotos; desde su estómago que rugía, hasta el haber pasado toda la tarde completamente sola. Yoongi siempre se las arreglaba para hacer todo mil veces mejor, Minah no podía imaginar cómo sería su vida si Yoongi no estuviera ahí para arreglarlo todo y hacerlo mejor con su música y sus dibujos—. Por cierto, ¿cómo haremos si no hay nada aquí en la casa?

—Tengo algo en mi bolsillo, será suficiente para comprarte un emparedado y una manzana... Claro, si es que eso es suficiente para su majestad —Yoongi exageró el tono de su voz e hizo que su hermana estallara en risas.

—Un emparedado y una manzana estarían bien.



3

Abrir los ojos el viernes por la mañana no se sintió pesado como en los días anteriores, en cambio, Hoseok sólo bostezó grande y profundamente mientras se frotaba los ojos con ambas manos y eventualmente se incorporaba en su cama. A pesar de que el sol era intenso esa mañana, no se sintió mal por eso, sólo se levantó aletargado y se dirigió a la ventana para cerrar las persianas.

Sin importar las verdaderas razones de los directivos del plantel, Hoseok agradecía a todo lo sagrado por ese día sin clases, ya que no sólo le había dado la oportunidad de dormir bastante, sino que también le daba algo de tiempo para organizar un poco su vida antes de la llegada de su hija.

Al llegar a casa el día anterior, Hoseok tuvo que darse una ducha con agua helada para hacer una especie de borrón y cuenta nueva en su mente, como si tratara de reiniciarse para calmar un poco sus sentimientos, sólo que ésta ocasión, en lugar de pretender que todo estaba bien, se quedó un buen rato en la ducha para tratar de asimilar todo lo que le había pasado antes de salir de la escuela; primero que nada, él mismo había ido a buscar a Yoongi, él mismo había empezado el contacto aunque en ésta ocasión tuvo bastante tiempo y oportunidad de retroceder, sólo tomó la decisión de dejarse ir y dejar pasar lo que tuviera que pasar, lo que culminó con él besando a Yoongi apasionadamente, deseando internamente que el momento jamás tuviera que llegar a su fin.

Todo se había sentido tan bien, como si sus labios hubieran estado toda una vida esperando a ser besados por los de Yoongi, como si en el cuerpo de ese chico hubiera un espacio designado específicamente para sus manos. En teoría todo estaba terriblemente mal, pero cada parpadeo, cada respiración y cada beso se había sentido como si necesitara suceder.

Por otro lado, tenía tanto terror de sí mismo y de lo que fuera que estaba despertando en su interior. Hoseok ya había pasado por un enorme y aterrador cambio al divorciarse y dejar su trabajo seguro, al escaparse de su zona de confort con el afán de buscar cosas nuevas; muy apenas se estaba acostumbrando a ésta nueva vida y a todo lo que conllevaba y de repente tenía que replantearse todo otra vez porque se le había ocurrido enredarse con un adolescente de su mismo sexo. Hoseok tuvo el pensamiento de que las cosas difícilmente podrían tornarse más complicadas.

Entonces recordó que Yoongi no tenía idea de que tenía una hija.

Yoongi no tenía idea de que él había estado casado y que tenía una hija, tampoco parecía saber lo que había sucedido el martes en la hora de salida. El chico tenía una idea vaga de su vida, donde creía que el hombre tenía una especie de novia –Sooyoung– y ya, pero Hoseok jamás le había mencionado los asuntos más importantes. Por momentos creía entender a Yoongi, pero la mayoría del tiempo no, así que no sabía cómo reaccionaría el chico cuando se enterara.

Mientras Hoseok se vestía esa mañana, decidió que cuando Yoongi llegara para llevarse su motocicleta, le haría saber sobre su hija. Por supuesto que le daba miedo y bastante vergüenza, no sólo por Yoongi, sino también por Minhee, pero no se quebraría la cabeza con ello porque no valía la pena; Minhee jamás en la vida se toparía con Yoongi y obviamente jamás se enteraría de lo que había pasado entre ellos.

Después de que tomara el desayuno y pasara la mañana arreglando un poco su casa y viendo televisión, escuchó un ruido en la puerta que le indicaba que alguien había llegado. Hoseok, que en ese momento estaba sentado en el sofá principal, miró la puerta con recelo y tragó saliva de forma dura. El hombre ya ni siquiera intentó callar a su consciencia, que le decía que lo correcto era dirigirse con el chico directamente al garaje y después despedirse de él, cuando lo que muy en el fondo quería era hacerlo pasar y verlo de cerca, respirar otra vez el mismo aliento y sostenerlo nuevamente entre sus brazos.

Hoseok caminó hasta la entrada y abrió la puerta, del otro lado estaba Yoongi, usaba una chaqueta de mezclilla deslavada y pantalones de una tela parecida, sus cabellos azules estaban despeinados y su expresión dejaba en evidencia que todavía tenía sueño a pesar de que había dormido varias horas. —Buenos días —saludó el menor.

—Buenos días, Yoongi —respondió Hoseok (aunque ya pasaba de las doce), moviéndose a un lado para que el chico entrara—. Pasa, por favor.

Yoongi entró en la casa de Hoseok y puso su mejor esfuerzo en esconder la curiosidad que su cara se moría por reflejar. Siempre se había preguntado cómo era Hoseok fuera de la escuela, qué cosas le gustaban y con quiénes convivía, así que estar ahí hacía que su corazón latiera sin control. El chico se paró de forma extraña hasta que Hoseok le indicó con la mirada que lo siguiera a la cocina. Hoseok comenzó a buscar un par de tazas sin decir palabra alguna y Yoongi decidió que lo mejor que podía hacer era sentarse detrás de la barra.

>> ¿Café está bien para ti, Yoongi?

—S-sí, está bien... —respondió. Yoongi extendió las manos sobre la superficie de la barra y mordió su labio inferior, no podía controlar los movimientos de sus pies ni el sudor en sus palmas—. Uhm... ¿Qué tal ha quedado el auto, profe?

—Lo veré hasta después, pienso ir por él en cuanto tú te vayas —respondió con simpleza mientras preparaba las dos tazas de café. Hoseok sentía que necesitaba tener una conversación larga con éste chico sobre el asunto de su hija y qué harían ellos respecto a lo que había pasado. A decir verdad, Hoseok no sabía cómo tratar lo segundo, pero tenía que quedar resuelto sí o sí—. ¿Cómo amaneciste, Yoongi?

—Bien, supongo... —respondió, recibiendo la bebida de las manos del mayor y murmurando un tímido "gracias"—. ¿Qué hay de usted?

—Todo bien, normal —declaró. No tenía idea de cómo llevar la conversación para decir lo de su hija—. Hace mucho que no dormía tan profundo... ¿Qué tal estuvo la noche para ti?

—Dormí bien —respondió. Era cierto, también había tenido una buena noche de sueño después de comer junto a Minah y limpiar un poco el desastre de la casa, pero no mencionó el pequeño detalle de que Hoseok había estado en sus pensamientos todo el día y que había despertado con una erección en la mañana, probablemente por soñar con algo relacionado con él.

—Me alegro por ti —Hoseok le dio un pequeño trago a su taza de café—. ¿Cómo estuvieron las cosas con tu madre el día de ayer?

—Ni siquiera la vi en todo el día —repuso, encogiéndose de hombros—. Dejó a mi hermana sola y no supe cuándo llegó, sólo la encontré mirando televisión en la mañana... Ella tiene un nuevo novio, así que debo aprovechar los primeros días de luna de miel antes de que ella se dé cuenta de que él es basura y empiecen a pelearse.

— ¿Tu madre cambia de novio a menudo? —Yoongi asintió—. ¿Qué piensas de eso?

—Pienso que no me importa ni una mierda a menos que se metan con mi hermana —el chico esbozó una media sonrisa—. Si eso pasa, entonces me tendrán que conocer.

La seguridad de Yoongi al hablar de su hermana hizo que Hoseok pensara en cómo se sentía él sobre su hija, pero no lo mencionó. Tenía bien claro de lo que quería hablarle a Yoongi, pero no sabía cómo hacerlo, así que decidió esperar. —Creo que ahí tienes una motivación, Yoongi —respondió—. Dijiste que no tenías un sueño, pero supongo que ver a tu hermana feliz es tu motivación más grande, ¿no?

—Sí —Yoongi no flaqueó ni un poco al responder—. Es lo que más me importa.

—Ahí lo tienes —Hoseok esbozó una sonrisa que Yoongi encontró sumamente hermosa—. Estuve pensando en lo que dijiste ayer sobre no tener que tener un sueño si por momentos puedes ser feliz y creo que puedes tener razón, pero también creo que todos tenemos algo que nos mueve, aunque no sea un sueño en específico. Tu hermana no sería un sueño porque no es un objetivo que debas alcanzar al final, sino más bien una motivación que te ayuda a seguir cuando las cosas se ponen difíciles, también es esa felicidad que, aunque es momentánea, también es verdadera.

—Vaya... —una risita nerviosa salió de la boca de Yoongi, pero no era producto de diversión, sino de una satisfacción desconocida, una nueva clase de plenitud al escuchar a alguien entender perfectamente cómo se sentía todos los días; Yoongi no tenía una meta porque esa se cumple sólo una vez, él tenía una motivación que lo empujaría día con día y eso era mil veces más valioso—. Es la primera vez que uno de sus sermones de vida en verdad me sirve. Gracias, señor Jung.

—Voy a tomar eso como algo positivo —las comisuras de la boca de Hoseok se curvaron hacia arriba en otra sonrisa que Yoongi deseó momentáneamente poder capturar con una cámara—. No tienes nada que agradecer, me alegra saber que por fin te he ayudado en algo después de tantos tropiezos.

Yoongi asintió mientras sostenía su labio inferior entre sus dientes, inseguro. No estaban tan lejos, sólo era la barra de la cocina la que los separaba, pero jamás en la vida había deseado estar más cerca como en ese momento. Los dos miraban las tazas de café como si fueran lo más interesante del mundo, cuando lo que en realidad se morían por hacer era mirar en los ojos del otro para buscar respuestas.

—Creo que... —Yoongi comenzó a recorrer la circunferencia de la taza con el dedo índice—. Creo que también tuvo razón en algo que dijo ayer.

— ¿En qué? —Hoseok alzó la mirada para conectarla con la del contrario, pero el chico no lo hizo.

—Cuando dijo que todo se tornaba complicado entre nosotros aunque fuera algo simple como compartir el mismo espacio —susurró—. Se siente como... No sé, es tan extraño. Parece que usted y yo sólo sabemos darle vueltas y vueltas a las cosas más simples.

Hoseok llevaba mucho rato pensando en lo mismo, desde que abrió la puerta y lo invitó a pasar, para ser exactos. Yoongi tenía toda la razón en pensar de esa forma, porque algo que pudo haberse reducido a sólo darle la moto y luego decirle adiós, se había tornado en esto. Hoseok no sabía qué quería si de pensar a largo plazo se trataba, pero sabía muy bien lo que quería en ese instante: que Yoongi no se fuera. Quería saciar eso dentro de él que sólo seguía pidiendo más y más con el paso de los días. Se sentía como si los besos de Yoongi, en lugar de calmar una especie de necesidad, sólo hacían que un espectro codicioso creciera más dentro de él, mismo que lo hacía rebasar los límites que él mismo ponía para "arreglar" las cosas.

—No sé... No sé cómo me siento —Hoseok prácticamente pensó en voz alta, rara vez dejaba que alguien supiera que no estaba seguro de algo o que simplemente no lo sabía, su padre siempre le había dicho que tenía que demostrarles a todos que tenía las respuestas de cualquier cosa. A Hoseok le habían hecho creer desde muy pequeño que todos podían dudar, pero él no, y de todas las experiencias que a Hoseok le habían tocado vivir durante esos años, nunca había dudado hasta que un chico logró robarle la compostura.

—Yo tampoco sé cómo me siento —inquirió el menor—. Pero a veces me parece que usted siente lo mismo que yo.

—Yoongi, yo...-

—Señor Jung... No me diga nada más, no voy a exigir respuestas —lo interrumpió—. Sólo hay una cosa que quiero saber, por favor... Usted... ¿U-usted se siente igual que yo? Quiero decir, justo ahora.

Hoseok no tuvo tiempo de siquiera tratar de asimilar su pregunta antes de que una voz dentro de su cabeza dijera <<Sí>>. En teoría parecía absurdo: no sabía lo que sentía, no sabía lo que quería, Yoongi tampoco, simplemente sabían que era lo mismo.

Hoseok y Yoongi cruzaron miradas otra vez.

—Sí... —Hoseok podía sentirlo, era pesado en el aire y le estaba dificultando respirar, le dificultaba funcionar correctamente y ocupaba desde su primer pensamiento en la mañana hasta el último en la noche. Yoongi se inclinó un poco sobre la superficie de la barra, Hoseok hizo lo mismo.

Los dos titubearon un poco, pero al final terminaron cediendo ante ellos mismos y se acercaron un poco más. No se besaron de inmediato, sino que Hoseok sostuvo el pequeño rostro de Yoongi con su mano dominante y sin querer empezó a dibujar círculos con el pulgar sobre la nívea piel. Al chico se le escapó el aliento, su respiración se congeló y sus labios temblaron en espera de lo siguiente.

El primer beso fue como una brisa por la mañana o una hoja que vuela sola a través del viento después de caer de un árbol gracias al tiempo cruel, fue tan simple e inocente como genuino y profundo. Hoseok sólo posó sus labios sobre los del chico, no hizo ni siquiera un amago de moverlos, sólo los tocó con dulzura y disfrutó de cómo éstos se presionaban contra los suyos, fue Yoongi quien hizo el primer movimiento, quien profundizó el beso, inició una chispa y todo se salió de control.

La mentada barra de la cocina estaba de por medio, así que Yoongi ignoró las protestas de su pecho que le gritaban que no dejara de besarlo, pero sólo lo hizo para avanzar hacia donde estaba el otro hombre para lanzarse a sus brazos. Hoseok lo recibió gustoso, puso ambas manos en la cintura del menor –que en poco tiempo se estaba convirtiendo en su nuevo sitio predilecto– y lo atrajo imposiblemente cerca. La diferencia de tamaño hizo que Hoseok elevara a Yoongi del piso sin querer, y aunque sólo fue un poco, Yoongi sintió como si ya se encontrara caminando entre las nubes.

Hoseok avanzó con Yoongi entre sus brazos hasta recargarlo contra la pared de la cocina, haciendo que el chico envolviera sus piernas alrededor de su cintura y él terminara alzándolo un poco más para profundizar el beso. La cercanía hizo que sus entrepiernas se rozaran, y apenas lo sintieron, un gemido se escapó de los labios de ambos, haciendo que sus labios se separaran. —M-mierda... —Yoongi empujó sus caderas de forma experimental, tomando impulso de la pared en la que estaba recargado, Hoseok le respondió con un gemido más largo y placentero que el anterior y con un suave apretón en sus caderas.

Sin bajar a Yoongi de donde lo sostenía, Hoseok avanzó entre besos hasta el sofá, en donde quedó sentado con Yoongi sobre él. El menor de los dos no perdió ni un momento y se apoyó bien sobre sus rodillas –que estaban a cada lado del cuerpo de Hoseok– para volver a besarlo, sólo que ésta vez no se sintió conforme con los labios, sino que Yoongi empuñó los cabellos de Hoseok y empezó a descender hasta su cuello. La inesperada oleada de placer hizo que las caderas de Hoseok se movieran en forma de una embestida involuntaria, su ceño se frunció y sus labios se abrieron para suspirar y gemir como no lo había hecho en mucho tiempo cuando Yoongi succionó deliciosamente un punto sensible en específico.

Hoseok quería decirle que no podía haber marcas por nada del mundo, pero no pudo hablar, sólo pudo sostener las pequeñas caderas del chico para que se encontraran con los movimientos de las suyas.

Yoongi marcó su camino de regreso a la boca del contrario con besos inocentes desde la manzana de Adán, concentrándose en besarle la comisura de la boca porque simplemente se sentía bien, se sentía maravilloso poder dibujar el contorno de los labios del otro hombre con su propia boca. Yoongi sostuvo su rostro con ambas manos de forma suave, algo que contrariaba enormemente con la forma casi animalística en la que se estaban besando y moviendo. Yoongi se separó y miró a Hoseok directamente a los ojos sin dejar de acariciar su rostro y sus cabellos, se miraban con los ojos bien abiertos y sin dejar de moverse.

El vaivén sobre el regazo de Hoseok no estaba pasando desapercibido, en cambio, estaba haciendo que un calor sofocante se esparciera por su cuerpo entero, dirigiéndose directamente hacia su entrepierna. Hoseok, que estaba demasiado perdido embistiendo contra el trasero del menor, cubierto en mezclilla deslavada, adhirió su frente con la de Yoongi mientras de su boca salían más improperios de los que siempre le oía decir al chico.

Yoongi mordía su labio inferior sin dejar de moverse, pronto se encontró a sí mismo incapaz de mantener los ojos abiertos y la boca cerrada, también demasiado tentado por arrancarle a Hoseok más de esos sonidos que lo estaban volviendo loco, así que se aventuró a acercarse a su oreja para chupar y mordisquear suavemente el lóbulo, pero fue tomado por sorpresa cuando una mano del mayor se posicionó sobre una de sus nalgas. Yoongi sintió su pene retorcerse dentro de sus pantalones ajustados al sentir el miembro despierto del mayor contra su trasero.

Casi al mismo tiempo que el otro hombre, Hoseok sintió otra oleada de placer que desembocó directamente en su miembro, haciendo que éste se despertara por completo y la erección desatendida palpitara con insistencia. Fue como si alguien lo sacara de su trance y lo hiciera darse cuenta de todo: tenía una erección en medio de una sesión de besos con un hombre dieciséis años menor que él. Todo se sintió más real al percatarse de que no sólo era atracción o curiosidad, sino que su cuerpo estaba respondiendo de todas maneras ante las ministraciones de alguien que no era mujer, que estaba a punto de llegar al orgasmo y correrse dentro de sus pantalones como un adolescente por alguien que no era una mujer.

Él no era gay, él era un hombre heterosexual de treinta y cinco años que había estado casado y tenía una hija, todas las compañeras de cama que había tenido en la vida eran mujeres y jamás, ni siquiera una sola vez, había visto a un hombre con los mismos ojos con los que veía a las mujeres que le parecían atractivas o le llamaban la atención.

Lo que a Hoseok le atraían eran los cabellos largos y rostros pequeños, no el pelo corto y las facciones masculinas; lo que le despertaba interés eran las mujeres maduras e inteligentes con conversaciones agradables, no los adolescentes malhablados y agresivos; lo que le provocaba excitación eran los pechos firmes y piernas gruesas, no hombros anchos y clavículas pálidas, no ojos desafiantes y manos ásperas, no esa cintura pequeña, ni esos labios rosados o los chupetones y mordidas en su cuello, no ese trasero moviéndose contra su entrepierna...

—No, no, no... —Hoseok se forzó a sí mismo a detenerse y tomó a Yoongi de las muñecas para que se detuviera, el chico lo miró contrariado—. Esto es demasiado...

—P-pero...-

—No... —Hoseok se levantó del sofá, obligando a Yoongi a hacerse a un lado—. Esto... Esto no está bien, ya nos permitimos llegar muy lejos y yo...- Yo no soy gay, Yoongi, éste no soy yo. Yo no puedo...-

— ¿Qué mierda? —Yoongi trató de recuperar el aliento, una risa incrédula se escapó de sus labios—. ¿Va a volver a fingir como si nada mientras está parado ahí con la polla dura?

Hoseok sintió su rostro ponerse de mil colores, le dio la espalda al chico y se frotó las sienes en señal de exasperación. —No es tan sencillo para mí como lo es para ti, Yoongi —respondió, mirándolo de nuevo—. Sé que dije lo que dije e hice lo que hice por mi propio pie, nadie nos obligó a nada, pero esto es... Mira, no está bien y punto.

—Ah, ya veo... Entonces, ¿hasta que está a punto de venirse dentro de los malditos pantalones es cuando de repente decide que no está bien? —replicó—. ¿Y por qué mierda cree que es fácil para mí?

—Demonios, Yoongi... Eres un... ¡Eres un muchacho! ¡Apenas y eres mayor de edad! ¡Eres hombre! —Respondió, alzando la voz—. Hay demasiadas cosas malas aquí y mi error ha sido ignorarlas todas al dejarme llevar por... Por lo que sea que pasa entre nosotros dos... No lo entenderías, eres sólo un muchacho y...-

— ¡Deje de hablarme como si fuera un jodido niño! ¡No lo soy! —Yoongi se puso de pie y le dio un empujón con todas sus fuerzas, tomándolo por sorpresa y haciendo que se tambaleara; no lo parecía por su tamaño, pero Yoongi poseía mucha fuerza—. ¡Usted se porta más como un "muchacho" que yo la mayoría del tiempo! Sólo ve lo que quiere ver, sólo acepta lo que usted cree y se la pasa mintiendo, sobre todo a usted mismo.

Hoseok miró el suelo por unos pocos segundos, pero se sintieron como horas para los dos, los mechones le cubrían la vista, así que no fue capaz de ver qué expresión se había dibujado en los rasgos del chico. Hoseok se cubrió la cara con las palmas de las manos y tomó asiento en el sofá.

—Voy a tener que pedirte que te vayas —murmuró—. La motocicleta está en el garaje. Está abierto, sólo tienes que levantar la...-

Hoseok ni siquiera pudo terminar la oración, Yoongi se dirigió con pasos erráticos a la salida y azotó la puerta detrás de él antes de salir.

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