Bizarre [JaeYong]

By ariaroseyong

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Cuando SungChan conoció a su padre biológico, no esperaba para nada lo que pasó. Nadie lo esperó. • Parejas ... More

u n o
d o s
t r e s
c u a t r o
c i n c o
s e i s
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d i e z
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d o c e
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q u i n c e
⚠️ PAUSA BREVE ⚠️
d i e c i s é i s
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v e i n t e
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⚠️ Aviso ⚠️
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⚠️ ESTO ES UN SPOILER ⚠️
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c i n c u e n t a y d o s

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By ariaroseyong

Cuando TaeYong escuchó la razón del porque YoonOh había hecho la fiesta, se quedó en shock. Sabía que el menor lo quería, pero decir que lo amaba ya era otro nivel y él no estaba mentalmente preparado para oírlo. Claro que se imaginó que algún día estaría compartiendo esas palabras con su novio, pero nunca pensó que sería tan pronto, y no lo malinterpreten, él quería decírselo desde hace mucho, pero sabiendo que era la primera pareja formal del castaño no quería asustarlo con algo tan intenso como un: "te amo", así que jamás se imaginó que el de hoyuelos sería el primero en decirlo.

Supo que había estado sobre pensando las cosas por demasiado tiempo, ya que YoonOh se incorporó en su lugar y comenzó a hablar sin mirarlo.

—Yo... Lo siento si es muy apresurado —comenzó a disculparse—. Lo dije sin pensar, bueno sí lo pensé —corrigió— porque es así como me siento, pero lo dije sin pensar en como te sientes tú. Si no te sientes de la misma manera está bien, no pasa nada —sintió su rostro arder y estaba seguro que era por la vergüenza que sentía.

—No, no, no... —de igual manera, se incorporó y tomó su hombro para llamar su atención—. Quiero decir, no tienes que disculparte y no es que no sienta lo mismo, es que realmente me tomaste por sorpresa...

Ahora el que estaba divagando era TaeYong y por lo poco que YoonOh atrapó de sus palabras, comenzó a sentirse seguro.

—¿Eso quiere decir que...? —lo miró de reojo expectante y con un leve sonrojo.

TaeYong asintió con una sonrisa y lo abrazó, pegando su pecho en la espalda del castaño.

—Eso quiere decir que sí, yo también te amo, YoonOh.

Y selló su declaración con un cálido beso que los dejó a ambos suspirando y sintiendo sus corazones desbordarse, sin saber que era lo que ambos necesitaban para llevar su relación a la siguiente fase.


Esa noche, luego de que ambos se cercioraran de que los pequeños ya se encontraban dormidos, fueron a la habitación del mayor y después de hacer el amor, se pusieron sus pijamas y durmieron abrazados.

A la mañana siguiente, YoonOh despertó y al ver a su novio dormido sobre su pecho no pudo evitar gesticular una boba sonrisa. Siguió mirándolo y admirando cada detalle de su rostro hasta que se perdió en sus labios; en la linda forma que estos tenían, en lo carnosos que eran y en lo bien que se sentían sobre los suyos.

—Buenos días —TaeYong sonrió y lo abrazó con más fuerza, hundiendo su rostro en su pecho.

—Buenos días, bebé. ¿Dormiste bien? —acarició su espalda.

—Mejor que nunca —y no mentía, ya que, de verdad se sentía más relajado después de saber que su novio se sentía cómo él.

—¿Qué quieres para desayunar? —el mayor con una sonrisa respondió que lo que fuese estaba bien—. ¿Por la tarde quieres ir a algún lugar?

—Sí —se incorporó y fue a la orilla de la cama para ponerse sus pantuflas—. En un par de días se cumple un año desde que Jun llegó conmigo, así que me gustaría ir a comprarle algún obsequio —giró un poco su rostro para mirar a su novio—. ¿Vamos?

—Claro —asintió con una sonrisa y el mayor se levantó para ir al baño.

Luego de que ambos hicieran sus necesidades y de que tendieran la cama, bajaron, encontrándose a los pequeños en la sala mirando las caricaturas y bebiendo un vaso con leche. Los saludaron con una enorme sonrisa que les fue correspondida y les prometieron un delicioso desayuno, así que se dirigieron a la cocina para preparar algo rápido.

Estaban preparando emparedados, además de un pequeño cóctel de frutas, y mientras TaeYong pelaba cuidadosamente un kiwi, su celular comenzó a sonar. Al ver que se trataba de un número desconocido, sintió un pequeño escalofrío recorrer su cuerpo, pero no tuvo tiempo de seguir pensando, ya que su novio tomó el móvil y lo llevó a su oreja.

—¿Sí, diga? —contestó serio, ya que ya no iba a aguantar más tonterías hacia su novio—. Oh, hola... —rio nervioso—. Sí, te lo comunico —alejó el móvil de su oreja y cubrió el micrófono—. Es Yuta.

TaeYong frunció levemente el ceño y tomó el móvil entre sus manos para luego suspirar y tomar la llamada.

—¿Hola?

—Hey. ¿Tienes planes para hoy?

—Sí. YoonOh, los niños y yo iremos al centro comercial.

—¿Y después...? Es que pensaba hacer una pequeña reunión en mi departamento —guardó silencio un momento—. Vendrá Johnny con Mark y la bebé...

—Llegaremos como a las cuatro. ¿Está bien?

—Perfecto. Te enviaré mi dirección.

—¿Quieres que lleve algo para comer?

—No te preocupes por eso.

—De acuerdo. Nos vemos más tarde.

—Hasta más tarde —respondió con emoción.

Luego de ducharse y de arreglarse un poco, todos subieron al auto del mayor y TaeYong condujo hasta el centro comercial. El camino fue bastante tranquilo, ya que solo se escuchaba la vocesita de Jeno cantando un par de canciones infantiles, las cuales de vez en cuando fueron coreadas por su hermano.

Al llegar, se bajaron del auto y Jeno de inmediato corrió hacia YoonOh para tomar su mano, mientras que XiaoJun hacia lo mismo con su padre. Entraron al centro comercial y se dirigieron a la planta alta, ya que ahí se encontraban las tiendas favoritas de ropa de TaeYong. Luego de comprar un par de prendas para sus hijos, decidieron comprar unos helados y comenzaron a pasear por todo el lugar.

—Mira, papi —Jun jaló de la mano a su padre hacia una tienda de tecnología y señaló una de las consolas más nuevas—. Se la voy a pedir a Santa.

—Seguramente te la traerá porque te has portado muy bien, mi cielo —acarició su melena castaña y siguieron caminando, pero esta vez comenzaron a buscar una banquita para sentarse y seguir disfrutando de sus helados.

Casi cuando estaban por terminar, TaeYong se acercó a YoonOh y le susurró algo en el oído para después ponerse de pie e irse con la excusa que debía ir al baño, aunque realmente iba a ir a comprar aquella consola que le había gustado a su hijo y la iba a esconder en su cajuela.

—Papi ya se tardó —XiaoJun usó un tono bastante preocupado y comenzó a buscarlo con la vista.

—Debe de haber una fila enorme en el baño —torció una sonrisa y acarició su nuca para tratar de tranquilizarlo—. Lo llamaré, ¿bien? —el menor asintió y él esperó que no se diera cuenta de que estaba por mentirle, ya que iba a fingir la llamada. 

—¡Perdón! —TaeYong llegó corriendo—. Estaban aseando los baños de aquí y tuve que ir a los del otro extremo del centro comercial —jadeó con cansancio—. ¿Nos vamos? —sus hijos y su novio asintieron poniéndose de pie. 








De camino a casa de Yuta, YoonOh fue el que condujo, mientras que su novio le daba las indicaciones para no perderse. Cuando el móvil dijo que habían llegado a su destino, TaeYong no pudo creer que estaba en uno de los mejores hoteles de la ciudad. Por un momento se confundió y revisó una vez más la ubicación que Yuta le compartió, le puso un poco más de atención al mensaje y leyó que su amigo le había escrito que vivía en el penthouse. 

Luego de dejar el auto con el ballet parking, entraron hasta la recepción y luego de decir el nombre del japonés y quienes eran, la chica que atendía el área, lo llamó y los envió a un ascensor privado que los llevó hasta el último piso. Caminaron por un largo pasillo repleto de flores que los llevó hasta una puerta hecha de caoba con unos hermosos acabados en color oro. 

Fue cuestión de segundos para que Yuta apareciera con su enorme sonrisa y los invitara a entrar, tomando sus chaquetas y metiéndolas a un pequeño closet junto a la entrada.

—¿Qué tal el camino? ¿No se perdieron? —ambos mayores negaron con una sonrisa—. Vengan, les daré un tour por la casa —todos lo siguieron y el japonés se encargó de mostrarles la sala, la cocina y el comedor—. ¿Les gustan los juegos? —se dirigió hacia los pequeños, quienes asintieron un poco tímidos—. Les va a encantar mi cuarto de juegos —les hizo un gesto divertido, además de un movimiento ligero de su cabeza para que lo siguieran hasta allá.

Cuando los pequeños entraron, se quedaron boquiabiertos al ver la enorme televisión en el centro de la habitación, el par de consolas que descansaba en un lindo mueble debajo de ésta, la mesa de futbolito, la mesa de pingpong, la máquina para hacer palomitas, un par de estantes con frituras y dulces, y el pequeño refrigerador con puerta transparente en donde podían ver la variedad de bebidas.

—Pueden quedarse aquí y tomar todo lo que quieran. Su papá y YoonOh estarán en la sala, ¿bien? —los menores asintieron sin despegar la vista de las cosas que no terminaban de asombrarlos—. ¡JungWoo, bebé! —gritó con una suave voz.

—¿Sí? —un chico ligeramente más alto que él, de tez blanca, cabello castaño y apariencia inocente llegó a la habitación—. Oh, hola —saludó tímidamente. 

—Te ves muy bonito—lo tomó de la cintura posesivamente y besó su mejilla—. Ellos son TaeYong, mi amigo del que te hablé, y su novio, YoonOh.

—Es un placer —sin alejarse del japonés, hizo una pequeña reverencia.

—Él es JungWoo, mi novio. JungWoo es profesor en uno de los mejores colegios de la ciudad —el chico negó con una sonrisa nerviosa.

—El placer es nuestro —respondió TaeYong por ambos y su pareja asintió con una sonrisa que remarcaba aquellos hoyuelos. 

—JungWoo, cielo, ellos son Jeno y XiaoJun, sus hijos —el chico de cabello castaño se inclinó un poco y se presentó con los niños—. Ayúdalos a encender la consola que quieran y a elegir un juego, ¿sí? —el lindo chico asintió y él tomó a los otros dos del hombro para sacarlos de ahí—. ¿Quieren una copa?

—¡P-pórtense bien! —TaeYong alcanzó a gritarles a sus pequeños antes de salir por completo de la habitación. 

Yuta los guió hasta el pequeño bar que tenía instalado entre el comedor y la cocina, y luego de preguntarles que les gustaría, sirvió las bebidas y los guió hasta la linda terraza que estaba junto a la sala, y que, al igual que el pasillo, estaba repleta de flores.

—¿No son alérgicos al polen, o sí? —ambos negaron—. Que alivio —rio—. A mi novio le encantan las flores y es muy bueno con ellas. De verdad, puede revivir hasta la raíz más seca; de hecho, tiene una florería no muy lejos de aquí. Les daré su tarjeta para que lo contacten en caso de requerir de sus servicios.

TaeYong frunció el ceño con confusión y antes de que pudiera hacer una pregunta, el tal JungWoo volvió.

—Jeno me pidió un paquete de galletas de mantequilla con chocolate y XiaoJun unas gomitas, ¿está bien? —preguntó con una sonrisa nerviosa—. Se que debí preguntarte primero si podían comerlas, pero ellos me dijeron que sí.

—Está bien, no te preocupes —el pelinegro esbozó una sonrisa que le dio calma al joven chico. 

—No quise preparar tu bebida porque no sabía cuánto ibas a tardar con los pequeños. Lo siento.

—Está bien —se encogió de hombros despreocupadamente—. ¿Quieres que te sirva otro whisky? —el rubio bebió lo que le quedaba de un solo trago y le tendió el vaso—. ¿Ustedes quieren algo más?

—Estamos bien, gracias —esta vez respondió YoonOh y JungWoo asintió con una sonrisa para volver adentro.

—¿Cuánto tiempo estarás en la ciudad? —preguntó TaeYong.

—Aún no estoy seguro... Tal vez un par de semanas más. Si sigo aquí para Navidad, sería genial pasarlo juntos, como antes... Bueno, sin emborracharnos hasta perder el conocimiento y amanecer a las orillas del río Han —rio y su amigo se sonrojó cuando el menor de los tres lo miró un poco sorprendido.

—¡Ya llegué! —una voz que claramente no era la de JungWoo resonó por toda la casa.

—¡En la terraza! —respondió Yuta y fue cuestión de segundos para que un chico un poco más bajo que todos apareciera con una sonrisa—. Él es Taeil, el dueño de la florería —extendió su mano para que el contrario la tomara, y cuando lo hizo, lo pegó a su cuerpo y besó su mejilla—. Taeil, ellos son TaeYong y YoonOh.

—¿Ya les hablaste de la florería? —rodó los ojos con diversión—. Es un placer —se alejó del japonés para saludar a los otros dos chicos como era debido.

—Por supuesto. Tengo que presumir lo buenos que son mis chicos en sus empleos.

—¿De ambos? —torció una sonrisa—. Te dije que no tenía problema con que me presentaras cómo tú amigo.

—Pero por supuesto que no. A ellos no les molesta, ¿o sí?

—En lo absoluto —el menor se apresuró a responder y negó con la cabeza, al igual que su novio.

—¿Lo ves? —sonrió ampliamente y besó dulcemente sus labios.

—Iré a ayudarle a JungWoo —se puso de puntitas y besó su mejilla antes de volver adentro. 

Luego de un cómodo y muy corto silencio, aquellos lindos chicos volvieron con una pequeña charola llena de frituras y un par de latas de cerveza. Acomodaron todo en una mesita en el centro de la terraza y se sentaron junto a su novio después de decirles a los invitados que tomaran lo que quisieran; YoonOh terminó de beber el whisky que le quedaba y en cambio, tomó una cerveza.

Mientras todos disfrutaban de la comida y bebidas que habían llevado, también disfrutaban de una buena charla, en la que Yuta no paraba de hacer preguntas acerca de TaeYong, su nueva pareja y por supuesto, sus hijos. El japonés estaba tan emocionado de saber todas aquellas cosas de las que se perdió por su estúpido orgullo, que aunque Johnny le contaba de vez en cuando acerca de la vida de los Lee o le enviaba fotos, no era lo mismo que estar ahí para presenciarlo.

Los Seo llegaron casi una hora después, justo cuando YoonOh iba por su cuarta cerveza y su rostro ya se encontraba levemente sonrojado; al igual que el de Taeil, quien solo llevaba dos cervezas.

—Hey, no empiecen la fiesta sin nosotros —Johnny entró bailando con su hija en brazos, mientras que su esposo lo regañaba, ya que la pequeña se encontraba dormida. Entre risas, se dirigió a JungWoo y le dió a su bebé con mucho cuidado para que el joven, quien se había ofrecido, la llevara a la habitación.

Luego de un intercambio de saludos enérgicos por parte de todos, los recién llegados se acomodaron en los lindos sillones exclusivos para exteriores y tomaron una cerveza. Tanto TaeYong, cómo Yuta y Johnny, comenzaron a sentir una extraña calidez en su pecho, ya que tenía más de cinco años que no convivían de esa manera.

Pasaron un par de minutos más en los que la charla se hacía cada vez más entretenida y ruidosa, tanto, que no se dieron cuenta que la pequeña Seo había despertado hasta que XiaoJun corrió para avisarles que su prima estaba llorando.

Mark se levantó corriendo y fue hasta la habitación del japonés, tomó a su hija entre sus brazos y luego de tranquilizarla y cobijarla, volvió con todos a la terraza.

—¿Mi princesa estaba llorando? —Johnny preguntó con un tono bastante infantil y por un momento pensó en porqué había hablado de esa manera, pero luego miró a su nena balbucear y recordó la razón del porqué lo hacía. Cargó a su hija con mucho cuidado y la pegó a su pecho.

Siguieron charlando hasta que alrededor de las seis, Jeno y XiaoJun fueron en busca de su padre pidiendo ser alimentados. El anfitrión les propuso pedir comida y luego de debatir, al final pidieron sushi y pizza para los pequeños.

Esperaron pacientemente por los diferentes repartidores que llevaron la comida y cuando al fin tuvieron los dos menús, se sentaron alrededor de la gran mesa redonda que estaba situada a un lado de la sala. Comenzaron a comer mientras seguían charlando y bromeando entre ellos; Yuta, Johnny y TaeYong hablaban más que nada de las cosas que hicieron en el pasado y recordando situaciones situaciones vergonzosas; Taeil, YoonOh y Mark hablaron de sus empleos y coincidieron en que ninguno de los tres habían pensado que terminarían trabajando en donde actualmente lo hacían; y JungWoo escuchaba atentamente las historias que los menores le contaban acerca de sus amigos, sus clases y por supuesto, de sus caricaturas favoritas.

Cuando el cielo se tornó completamente oscuro, y Taeil, Mark y YoonOh comenzaron a arrastrar las palabras, decidieron que era hora de terminar con su pequeña reunión, así que comenzaron a despedirse. TaeYong le comentó a Yuta acerca del cumpleaños de su hijo mayor, y que aunque aún no estaba seguro de que haría, estaba invitado.

—Estaremos ahí. ¿El ocho de agosto, cierto? —su amigo asintió con una sonrisa—. Si te puedo ayudar con algo, solo dime. ¿De acuerdo?

—Sí, gracias —le dió un pequeño abrazo antes de subir al auto en donde ya lo esperaban sus hijos y YoonOh un poco mareado.










Al llegar a casa, acostó a sus pequeños y después ayudó a su novio a llegar hasta la habitació, en donde el menor torpemente comenzó a desvestirse para ponerse la pijama que TaeYong había dejado a su lado. Ambos fueron al baño a lavarse los dientes y el rostro; el castaño fue el primero en hacerlo, así que al terminar, se dirigió a la cama y se recostó boca a bajo.

YoonOh de inmediato comenzó a conciliar el sueño, ya que el alcohol que bebió lo había relajado de cierta manera. Cuando sintió el colchón hundirse a su lado, se dió media vuelta y se acercó al mayor para abrazarlo y pegarlo más a él.

—Descansa.

—Tú también... —acarició la mano del menor que descansaba sobre la suya—. ¿YoonOh?

—¿Mhm?

—Te amo —susurró sintiéndose un poco inseguro, ya que después de todo, seguía sintiendo que su novio lo había dicho por error.

YoonOh rio bajito.

—Yo también te amo —besó cuello y aunque fuera casi imposible, lo acercó más a él, haciéndolo sentirse refugiado. 














Ese día TaeYong se despertó de muy buen humor, ya que al fin se cumplían dos años desde que su lindo hijo mayor había llegado a casa y los había hecho mucho más feliz de lo que ya eran. Al principio, le hizo creer a XiaoJun que era un día como cualquier otro, pero cuando bajaron a desayunar, los sorprendió con un desayuno especial y por supuesto, un pequeño pastel. Luego de prácticamente gritar lo que se celebraba, abrazó a su hijo y lo cargó mientras le decía muchas cosas lindas que los hizo llorar a ambos. 

—Te amo mucho, mi cielo —sorbió su nariz y besó su mejilla.

—Yo a ti, papi —sollozó con fuerza y se pegó más al cuerpo de su padre. 

—¡Jun, te hice un regalo! —Jeno llamó la atención de ambos, haciendo que se separaran—. Toma —le extendió un bello dibujo de ambos, en donde decía: "Gracias por ser mi hermano".

—Gracias, Jeno —le dio un pequeño abrazo.

—Mi cielo, YoonOh te preparó el pastel...

—Gracias —hizo una pequeña reverencia y con sus ojitos aún cristalizados, se acercó a él para darle un corto abrazo.

—Y tu papá te compró esto —tomó la caja de la consola que estaba escondida detrás de la isla y la puso frente a él.

—¿Es la que vimos en el centro comercial? —preguntó con emoción y su padre asintió—. Gracias, papi —volvió a abrazarlo—. ¿Puedo jugar después de la escuela?

—Después de hacer tu tarea. ¿Bien?

—Sí —asintió repetidamente con la cabeza mientras veía la consola aún con asombro.

TaeYong terminó de beber su café y comenzó a recoger un poco la cocina, ya que habían pasado más tiempo de lo pensado en el festejo.

—Dense prisa y suban a terminar de arreglarse. Busquen un abrigo porque hace un poco de frío —sus hijos asintieron y él comenzó a recoger los platos sucios.

—Yo termino de limpiar, sube a apurarte.

—No, también se te hará tarde a ti.

—Olvidé decirte que toda esta semana tendré el turno de la tarde.

—De haber sabido, habría cocinado algo para que te llevaras comida.

—No te preocupes. Yo puedo preparar algo, y así me llevo comida y tú solo llegas a calentarla.

—Te lo agradecería mucho, pero no hay mucho en la nevera como para preparar algo decente —hizo una mueca—. De hecho, pensaba pasar al supermercado luego del trabajo.

—Yo iré. Revisaré que hace falta y lo traeré —su novio negó—. Sí. Nunca me dejas comprar la comida, a menos que ya llegue con ella, así que llegaré con ella y no tendrás otra opción más que aceptarlo —rio y el mayor lo imitó—. Sube a darte prisa, amor.

TaeYong se alejó de él con una sonrisa y se dió media vuelta para subir a su habitación y apurarse. Comenzó a buscar un abrigo que combinara con sus zapatos, y mientras lo hacía, su novio entró y de igual manera, comenzó a buscar ropa en el clóset.

—¿Quieres que te deje en el supermercado?

YoonOh negó.

—Tengo que ir a casa por mi uniforme. El que traía ese día me lo prestó MoonBin y se lo devolveré. ¿Sabes dónde quedó?

—Lo lavé —se inclinó y lo sacó del último cajón para dárselo al menor—. ¿A qué hora saldrás?

—A las nueve —hizo una pequeña mueca.

—¿Vendrás aquí? —rodeó su cintura e hizo un mohín con sus labios que fue besado por el castaño—. ¿Eso es un sí?

—Llegaré como a las diez. ¿No importa? —su novio negó después de volver a besarlo y se alejó lentamente de él—. Bien.

—Toma algo abrigador. No te vayas a resfriar.

YoonOh asintió con un leve sonrojo, ya que el echo de que su novio se preocupara por él, lo ponía muy feliz y tímido.




YoonOh llegó a casa y al momento de intentar abrir la puerta se dió cuenta de que no llevaba sus llaves con él, así que no tuvo otra opción más que tocar el timbre. Pasaron un par de minutos y fue su padre quien abrió la puerta.

—Ya puse tu habitación en renta —torció una sonrisa.

—Ja. Ja —rodó los ojos con diversión y fue directo a su habitación, seguido de su padre.

—¿Ya te mudarás con ellos? —preguntó luego de ver cómo metía algunas prendas en una mochila.

—Solo es mi uniforme y una chaqueta.

—Parece que llevas más que eso.

—Llevo un par de uniformes porque pasaré a cenar luego del trabajo y seguramente me quedaré ahí —se encogió de hombros.

—Un par de uniformes y la mitad de tu closet... —arqueó su ceja— Si quieres dile que te eché de casa para que te dé asilo.

—Amaneciste muy gracioso.

—Lo digo porque parece que ninguno de los dos se da cuenta de que prácticamente ya viven juntos.

—Solo me he quedado con ellos un par de días.

—Cualquier ser vivo en este planeta se daría cuenta, pero veo que ustedes no son muy listos —se encogió de hombros y salió de la habitación de su hijo.




Toda la tarde, YoonOh no pudo dejar de pensar en lo que su padre le había dicho, ya que no se había detenido a mirar con atención cuánto tiempo pasaba con su novio y sus hijos.

—¿Estás bien? —preguntó MoonBin llamando su atención—. Llevas como media hora con ese trozo de sandía.

El de hoyuelos rio y dejó el tenedor sobre su tupper para poder contarle a su amigo lo que sucedía.

—Sé que paso mucho tiempo con ellos, pero vivir juntos ya es algo muy grande.

—Yo pensé que ya era oficial —frunció el ceño extrañado—. Desde que te conozco no paras de hablar de TaeYong, de los niños y de que hicieron o que comieron. De verdad pensé que ya vivías con ellos y que ibas a casa de tu padre de visita.

YoonOh guardó silencio y volvió tomar su tenedor pata seguir comiendo, y seguir pensando.

Cuando al fin estuvo en la sala descanso, tomó su mochila y se dejó caer en el banco, soltando todo el aire que había estado aguantado desde hacia un par de segundos. Miró la hora en su móvil y vio que eran casi las diez, así que decidió enviarle un mensaje a su novio, explicándole que llegaría más tarde, ya que la ambulancia en la que iba junto a MoonBin se había averiado y habían tenido que esperar a que la grúa fuera por ellos. Al leer la dulce respuesta de su novio en donde decía que no se preocupara y que volviera con cuidado, no pudo evitar que su corazón se estremeciera, así que sonrió bobamente y decidió no cambiarse el uniforme y salir lo más rápido que podía de ahí.






Entró a casa de su novio en silencio, desactivó la alarma rápido para evitar que sonara y volvió a activarla. Fue hacia la sala y vio a TaeYong dormido y hecho bolita sobre el sofá individual, así que se acercó lentamente y esperando no asustarlo, lo despertó con cuidado.

—¿Bebé? —susurró y el mayor dió un saltito en su lugar.

—Hola —sonrió, se incorporó y lo besó en los labios.

—Lamento la tardanza.

—No te preocupes —se puso de pie—. Vamos. Te daré de cenar.

Ambos fueron hacia la cocina y aunque YoonOh insistió en ayudarle, TaeYong no se lo permitió y le preparó un café, además de calentarle un panecillo de moras.

—¿Y fuera de tu pequeño accidente cómo estuvo tu día?

—Bien —sonrió ampliamente y llevó un trozo de pan a su boca—. ¿A ti como te fue?

—Igual, bien —esbozó una sonrisa.

—¿Y a los niños? ¿Jun sí pudo estrenar su consola?

—Casi no les dejaron tarea, así que sí pudo estrenarla. Vinieron sus amigos y jugaron un par de horas.

—Que bueno.

—De hecho, también quería jugar contigo...

—¿De verdad? —preguntó con sorpresa.

—Sí —rio con ternura—. "¿Papi, crees que YoonOh quiera jugar conmigo?" —lo imitó—. Sabe que a mí no me gustan mucho los videojuegos y a Jeno tampoco.

—Oh, por Dios —sonrió amplia y tiernamente—. Claro que jugaré con él. Mañana trataré de volver más temprano para jugar un rato.

—Desgraciadamente, no creo que se acerque a ti y te lo pida —hizo una mueca—. Sigue siendo muy tímido.

—Mañana en el desayuno saca el tema y yo me encargo —le guiñó con una sonrisa.

TaeYong le correspondió aquella sonrisa y sintió calidez en su pecho.

YoonOh terminó de cenar y luego de lavar la taza y el plato que ocupó, ambos subieron a la habitación para poder lavar sus rostros y dientes. Se cambiaron de ropa a sus cómodas pijamas y cada uno de sentó del lado de la cama que habían ocupado desde la primera vez que durmieron juntos.

—¿Podemos hablar? —preguntó el menor una vez que se recostaron.

—Oh, oh... —rio nervioso—. ¿Es algo malo?

—No —negó con una sonrisa—. Es que en la mañana papá me dijo algo que me dejó pensando... —dijo sin mirarlo.

—¿Qué fue?

—Dijo que prácticamente vivíamos juntos...

—¿Eh? —rio más nervioso que la primera vez.

—¿Tú crees eso? —lo miró, pero su novio evitó hacer contacto visual.

—N-no. Digo, sí, te has quedado un par de días, pero no —el castaño se inclinó un poco, buscando su mirada—. No me malinterpretes —se apresuró a decir—. Amo tenerte aquí, pero yo sé que no es permanente —terminó susurrando y encogiéndose de hombros.

—¿Y te gustaría? —eso llamó la atención del contrario, ya que levantó la vista—. ¿Te gustaría que fuese permanente?

—Amor, me encantaría —admitió con una boba sonrisa y se inclinó hacia él para besarlo.

—¿Entonces ya es oficial? —preguntó sobre sus labios y su novio asintió para volver a besarlo.

Luego de un par de minutos en los que siguieron besándose, YoonOh le contó con detalle la charla que tuvo con su padre y con MoonBin; TaeYong no pudo evitar reír, ya que pensaba que exageraban al pensar aquello.

—Los niños se pondrán muy felices cuando les digamos que vivirás aquí —susurró y entrelazó su mano con la de su novio.

—Espero que sí —respondió de la misma manera—. Dulces sueños. Te amo.

—También te amo.

Al día siguiente, cuando les dieron la noticia a los pequeños y estos lo tomaran como si nada e incluso les dijeran que hasta sus amigos lo sabían, se dieron cuenta de que en efecto, ellos eran los únicos que seguían siendo ignorantes sobre la situación.

—Mi cielo —TaeYong lo llamó para cambiar el tema—. Ayer también hablamos de que YoonOh tiene ganas de probar tu consola...

—¿De verdad?

—Podríamos jugar esta noche —esbozó una sonrisa que fue tímidamente correspondida por el menor.


Decir que XiaoJun no estaba esperando con emoción a YoonOh sería una mentira, al igual que decir que el mayor no se había dado prisa. Ambos estaban que rebosaban de felicidad, pero ninguno lo diría.

YoonOh entró a la casa y luego de reactivar la alarma, fue hacia la sala, en donde los tres Lee estaban mirando la televisión.

—¡Papi! —Jeno corrió hacia él y el mayor lo cargó en sus brazos.

—Hola —respondió igual de emocionado y caminó hasta su novio para dejar un beso en su mejilla—. Hola, Jun —puso su puño frente al pequeño y éste lo chocó con el suyo.

—¿Cuál quieres jugar? —preguntó XiaoJun poniéndose de pie y extendiendo el par de videojuegos sobre la mesita.

—Mi cielo, deja que YoonOh cene primero.

—Puedo cenar y jugar al mismo tiempo —se encogió de hombros y comenzó a ver los juegos con atención para elegir uno junto al chino.

—Bien —rio—. Iré por tu cena.

—Ahorita voy yo, amor.

—No te preocupes. Mejor enciende la consola y aprovechen el tiempo —se puso de pie y fue hacia la cocina para volver con un café y un par de waffles con chocolate y fresas.

Habían pasado al menos unos veinte minutos, pero considerando que ya era tarde y que XiaoJun ya había jugado un poco después de hacer la tarea, TaeYong decidió que era suficiente de videojuegos.

—¡Una partida más, papi! —pidió mirándolo rápidamente.

—No.

—Amor, solo deja que nos terminemos nuestras vidas —pidió sin mirarlo.

—Ándale, pá —le puso pausa a la partida y ambos lo miraron con ojos de cachorro.

TaeYong suspiró.

—Subiré a ponerme mi pijama y cuando baje lo apagarán —señaló la consola.

—Sí, papi

—Sí, amor.

TaeYong negó con una sonrisa y subió a su habitación. Buscó en su cajón una pijama afelpada, ya que esa noche hacía más frío del que había estado haciendo en la semana y comenzó a cambiarse.

Al terminarse de vestirse, decidió darles un poquito más de tiempo, así que comenzó a doblar la ropa que había lavado un día antes y mientras apilaba las camisas de sus hijos en dos montañitas, su hijo menor entró a la habitación y se acostó en el borde de la cama.

—¿Ya te cansaste, mi vida? Ve a ponerte tu pijama —el pequeño sollozó y él claramente se preocupó—. ¿Qué pasa, mi cielo? —se acercó a él—. ¿Te duele algo?

—¡Papi ya no me quiere! —sollozó con más fuerza—. Va a jugar con Jun a los videojuegos y ya no va a jugar conmigo.

—No digas eso, mi cielo —lo cargó y lo pegó a su pecho, dejando que llorara sobre él—. YoonOh te quiere muchísimo, y que juegue con Jun no significa que dejara de hacerlo. ¿No te da gusto que ya se lleven bien después de tanto?

—¡No! —sorbió su nariz—. Se robó a mi papi.

TaeYong contuvo una fuerte carcajada.

—No se lo robó, mi cielo, solo comparten algo que les gusta. Por ejemplo, a nosotros nos gusta mucho la película de Hotel Transilvania y a Jun no, pero eso no significa que lo quiera menos.

Jeno se alejó un poco de él y sorbió su nariz, al mismo tiempo que tallaba sus ojitos.

—¿Seguro?

—Claro que sí, mi cielo —acarició su mejilla y limpió sus lágrimas con su pulgar—. Así que no tienes que seguir pensando eso, ¿de acuerdo? —el menor asintió—. Ve a ponerte tu pijama, por favor —besó su frente y el pequeño se bajó de sus piernas.

TaeYong tomó las montañitas de ropa y las llevó a la habitación de sus pequeños, en donde su hijo ya estaba buscando que ponerse. Acomodó la ropa en sus respectivos muebles y bajó a ver a los castaños.

—Ya acabé —dijo con un tono juguetón.

—¡Pá! —XiaoJun se quejó y él se cruzó de brazos—. Un ratito más.

—No, Jun —se acercó a la consola—. ¿YoonOh?

El nombrado se tensó al oír a su novio usando un tono que no había escuchado en todo ese tiempo.

—Jun, sube a ponerte la pijama, yo guardaré la partida —el pequeño lo miró triste, pero asintió y se dió media vuelta para hacer lo que el mayor le había dicho.

—Gracias —suspiró y esbozó una sonrisa—. De verdad me alegra que hayan echo esto.

—A mí también —admitió con una sonrisa—. ¿Crees que será así de hoy en adelante?

—Estoy completamente seguro de que sí. Cuando lo adopté actuaba conmigo casi igual que contigo, pero cuando comenzó a sentirse cómodo y comenzó a acercarse, ya no se detuvo —contó con una hermosa sonrisa que su novio correspondió.

















🌹 🌹

No les pasa que se quedan súper picadxs con una serie, anime o manga? Pues me pasó eso con One piece y hasta hace como una semana comencé a escribir el capítulo, así que discúlpenme un montón 😩😩

Arriba el YuIlWoo ❤️

Ya falta muuuuy poquito para el final, pero aún estoy debatiendo en donde terminarlo 🤯

Gracias por seguir leyendo, lxs tqm ❤️


Nos estamos leyendo uwu

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