— ¿Te lo puedo dejar un momento?
— ¿Qué dices?
Xiao se había sorprendido cuando Zhongli ese día había pedido un favor especial... Tenía que salir con Tartaglia por algo importante de su universidad y el bebé no iba a poder asistir, más que nada para no aburrirlo o llore e incomode a otros.
— No vamos a tardar Xiao.
Aunque el menor dudaba, terminó diciendo que si. Pues le tenía mucho cariño a Zhongli.
Aunque el muchacho no era justamente el tipo de personas que sabe tratar a bebés, pues era muy serio y nunca había tenido mucho contacto con infantes.
Pero aquel bebé... era bastante especial y no solamente por ser el hijo de la persona que tenía su respeto y cariño.
— Eres muy lindo...— Xiao sonrió al cargarlo y el bebé le sonrió tocando su cara.
— Nos tardamos más de la cuenta, ¿crees que el bebé esté bien?.— Tartaglia preguntó mientras llegaban al departamento.
— Creo que me preocupa más Xiao.— Zhongli respondió mientras abría la puerta.
Pues sabe que Xiao no es muy paciente si de ser niñero se trata.
Al abrir la puerta escucharon risas más allá, era su pequeño el cual estaba sentado en la alfombra con varios peluches a modo de audiencia. Xiao había utilizado una caja para improvisar un teatro y tenía unos ositos de peluche en sus manos.
Tartaglia sonrió y Zhongli se relajo al ver la escena. Xiao estaba haciendo una voz de bebé mientras movía a los peluches y el pequeño balbuceaba feliz.
— Lle-llegarón.— Aunque Xiao se avergonzó de que lo vieran actuando así.
— ¿No quieres ser su niñero permanente?.— Tartaglia habló.
— No le hagas caso Xiao.— Sonrió Zhongli.
Aunque a Xiao no le molestaría ser ello.