Conforme pasaban las semanas, Zhongli podía notar que su bebé no tenía un horario fijo, en especial para comer en las noches.
Aunque si se daba cuenta que si comía bien dormía dos horas sin llorar... Y eso estaba bien para poder realizar sus labores en casa... Aunque no siempre era así, a veces ni siquiera podía terminar la cena a tiempo por amamantar al bebé...
— Estoy un poco cansado amor, quiero dormir un momento.— Le habló suavemente al bebé mientras lo amamantaba.
Su pequeño tenía unos ojos ámbar muy similares a los suyos, aunque su mirada se asemejaba mucho a la de Tartaglia y eso le gustaba.
Al caer la noche ya estaban por dormir y Tartaglia noto como varias veces Zhongli había bostezado.
— ¿Estás bien?
— Si amor, no te preocupes.— El mayor sonrió.
Se dieron un beso de buenas noches y Zhongli acabo por dormirse... Aunque no sabía exactamente cuánto tiempo había pasado ya, pero, pensó que entre sueños escucho el llanto del bebé... Debido a que estaba muy cansado no se despertó y pensó que lo soño.
— Mi hijo...— De golpe se despertó sentandose en la cama.
Checo el reloj, iban a dar las dos de la mañana y había dormido cinco horas seguidas cuando el bebé en el transcurso de estás despierta para comer. Se preocupo de pensar que el llanto que escucho era el de su niño.
Se levantó notando que no estaba Tartaglia a su lado. Así que fue a checar la habitación del bebé.
Sonrió al ver cómo Tartaglia estaba dormido en el sofá de la habitación y tenía al bebé entre sus brazos igual dormido con su biberón. Sonrió por eso.
Se acercó con cuidado para darle un beso en la frente a su novio agradeciendo que sea su apoyo incondicional en todo.