𝐓𝐡𝐞 𝐁𝐚𝐤𝐞𝐫𝐲 ᴾᵉᵗᵉʳ ᴾᵃʳ...

By purblonde

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Arianelle Dempsey podría considerarse la chica más distraida e hiperactiva de la casa, su mente siempre en to... More

𝐓𝐡𝐞 𝐁𝐚𝐤𝐞𝐫𝐲
𝐀𝐜𝐭 𝐎𝐧𝐞
𝟎𝟏: You know my name?
𝟎𝟐: I present to you the strategy of guilt
𝟎𝟑: It's just a drawing, Parker.
𝟎𝟒: Uncovering the toilet
𝟎𝟓: I don't need nobody to help me
𝟎𝟔: Boys like you
𝟎𝟕: A double life requires a great memory
𝟎𝟖: If only
𝟎𝟗: Are you sure about this?
𝟏𝟎: Thinking too much destroys your mind
𝟏𝟏: I promise help you
𝟏𝟐: Paisley always wins
𝟏𝟑: Why not me?
𝟏𝟒: You can with more
𝟏𝟓: Trust me
𝟏𝟔: Do you recognize this person?
𝟏𝟕: Is anyone compatible?
𝟏𝟖: And... how do you feel?
𝟏𝟗: with great power comes great responsibility
𝟐𝟎: All for you...
𝟐𝟏: I feel like a hindrance
𝟐𝟐: Why would a woman like her take this risk?
𝐀𝐂𝐓 𝐓𝐖𝐎
𝟐𝟑: I wish you the best of luck
𝟐𝟒: What Paisley Never Told
𝟐𝟓: Unhappy Birthday
𝟐𝟔: Die for you
𝟐𝟕: what Paisley wished for
𝟐𝟖: Just a good joke
𝟐𝟗: Nothing personal

𝟎𝟎: Silly Arianelle

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By purblonde

El cielo de Nueva York estaba palidecido acompañado de nubes gruesas dónde estaban cayendo gotas pesadas de agua, fácilmente si mirabas al cielo las gotas podrían molestar tus ojos por la velocidad en la que caían, en cambio eso no era algo que a Arianelle Dempsey le importase. Miraba al cielo con su abrigo anaranjado y botas de hule mientras ponía su mano como un pequeño paraguas para sus ojos observando a unos niños jugar bajo el agua sintiendose animada a saltar los charcos con ellos.

   Pero se contuvo al pensar que sería extraño que una chica de diecisiete años jugara con niños seis años «Ya soy una niña grande» pensó aguantando las ganas de ir con ellos y cambio de ello sacó su cámara para fotografiar cualquier cosa que sintiera que estaba acorde a su humor y sus pensamientos. Aquellos juegos públicos mojandose con un osito de peluche dentro de los columpios era algo que Nelle sentía que podía ser una gran fotografía.

   Extrañaba su infacia, era seguro, sin embargo el deseo de poder volver a vivir cómo una chica alegre buscando aventuras quizá no era algo que quisiese ahora mismo. «En que piensas Arianelle» se dice a sí misma mientras sacudía su cabeza y se proponía a pensar en cualquier otra cosa que la hiciera alejarse de aquellos pensamientos negativos.

   —Hey, Nelle —de lejos escucha la voz de su reciente amigo de escuela Ned Leeds, quien la saludaba de lejos con un paraguas en sus manos mientras se acercaba a ella chocando los puños donde ella correspondía con media sonrisa— ¿Aprovechas la lluvia para bañarte? —la mira divertido y ella niega mirando aún a aquellos niños en los juegos de aquel parque.

  — Fotografío la inocencia, Leeds —responde volviendo a colocar su cámara en su rostro enfocando su mirada en el lente mientras que Ned compartía su paraguas con su amiga— capturo sonrisas reales —responde forzando una sonrisa y presionando un botón de su cámara tomando nuevamente otra foto.

   — Pensé que te gustaba más los libros, ya te había comprado uno para tu cumpleaños —admite arruinando la sorpresa— Uy —suelta realizandose de lo que dijo. Arianelle niega sonriendo volviendo a su postura normal y dejando colcar su cámara en su cuello— Te conseguiré un nuevo regalo, será mucho mejor —inventa el chico mientras procedian a caminar jacia ningún lado en concreto.

   — Está bien Ned, un libro es suficiente —ríe abrazando a su amigo por los hombros mojando su espalda y brazos con su abrigo empapado.

   — Eww, estas mojada —dice sintiendo escalofrios al sentir las gotas que chorreaban de sus mangas hacia su cuello, causando que Nelle de inmediato se quitara mirándolo apenada

   — Lo siento, no sabía que me había mojado tanto —dice mientras tomaba su cabello dandose cuenta que también estaba chorreando— ¿No quieres entrar a casa? necesito cambiarme. Ahí dentro hay café y galletas —Invita causando una sonrisa en su amigo antojándolo sabiendo que esas galletas eran nada más y nada menos que las famosas galletas caseras que su familia hace en su pastelería

   — Oh, sí por favor, y de casualidad, ¿No tienen chocolate caliente con malvaviscos? —Nelle asiente sonriendo.

   — Sabes que para mis papás todo lo de la panadería es gratis para tí —el chico frota sus manos adentrándolas en calor pensando ya en el orden que comería cada galleta y la película que vería junto a su amiga.

Nelle mantenía su vista fija en la pastelería notando algunas personas salir y entrar por la puerta principal, ella rebobinaba la escena de una persona salir del local con una caja enorme de donas y un café con un semblante satisfecho causando alegría en la pelinegra, no podía evitar seguir pensando en esa imagen linda de saber que había una persona que amaba el pan recien hecho de sus padres mientras otra parte de su mente tarareaba una canción que había escuchado hace rato en la radio.

   Su mente estaba distraída y trabajando mientras caminaba y escuchaba a su amigo contar una anécdota de su infancia.

   — Y es por eso que lo patee y le dije que ya no volviera a meter crayones en mis axilas —Nelle miró asombrada a Ned tras escuchar eso.

   — Wow, que idiota —responde fingiendo que había prestado atención. Pero Ned ni siquiera se percató de aquello estando de acuerdo con la afirmación de la chica. Ambos ya estaban frente a la pastelería.

   — ¡Lo sé! eso mismo dije yo y otras tres personas a las que les conté eso —Nelle bufa en medio de una sonrisa mientras abre la puerta de vidrio del local haciendo sonar una campanilla avisando su llegada, debido al sonido algunos clientes voltearon a la entrada viendo que eran esos dos chicos molestos que siempre se sentaban en la esquina de la cafetería con audífonos y una manta.

   — Llegamos mamá —avisa Arianelle asomándose por la caja notando que su mamá estaba muy estresada

   — ¡Mírate! ¡estás empapada! ¿Por qué nunca usas un paraguas? —fue lo primero que dijo su madre al verla. Nelle se encoge de hombros tras solo escuchar eso.

   — Olvidé guardarlo en mi bolso... ¿Qué pasó? —pregunta atenta.

   — Pasa que hay muchos pedidos y nuestra hija no ayuda —la ojiazul se limita a esconderse con su propio cabello sintiendo la mirada de otros clientes mirándola

   Para tratar de quedar bien con la gente que escuchaba empezó a dar excusas sobre que ella siempre ayudaba en la decoración de la pastelería colocando sus fotografías en las paredes acorde a cada mes y su temática, o cuándo ella se dedicaba a acomodar los panes en el mostrador.

   — Nelle, aunque apreciamos esos detalles, eso no nos ayuda de mucho, cariño, por favor, ¿Puedes ayudarnos solo una hora? me volveré loca si no puedo terminar el pastel de tres pisos de la señora Leonora —limpia sus manos con su delantal de trabajo corriendo a la cocina con su esposo quedando Nelle sola frente a la caja dónde siete personas esperaban su turno.

   La pelinegra suspira sin cambiar su semblante amable y observa al siguiente cliente con una cálida sonrisa

   — Perdón por lo de hace unos momentos, ¿Qué va a ordenar? —se disculpa mientras con una seña avisaba a Ned que tardarían un momento sus galletas y su película recibiendo como respuesta un pulgar en alto mientras el chico veía su celular.

   A Nelle no se le daba para nada bien el término social, suponiendo que quizá ya era demasiado obvio por el hecho de que Ned Leeds es su único amigo, o porque sus padres le regalan al chico café, chocolate y pan todos los días solo por ser su amigo como una forma de agradecerle de que él haya encontrado algo interesante en su hija a pesar de que la razón principal por la que Ned le habló a la ojiazul fue para pedirle su tarea de Cálculo Integral.

   No los malinterpretes, sus padres saben lo inteligente que puede llegar a ser Nelle, simplemente que... no siempre tiene su mente en este planeta.

   — ¿Orden 47? ¿Alguien que tenga la orden 47? —pregunta en voz alta buscando con la mirada a alguien mientras que más personas esperaban su turno para su pedido— esto es infernal —susurra para sí misma.

   — Es mi pedido —levanta la mano un chico castaño de cabello levemente rizado. Nelle lo observa con una sonrisa dándole lo que pidió sin embargo la mirada del chico no parecía convencido— pedí un latte helado y un sándwich... —avisa apenado viendo que era un café caliente y un muffin de zanahorias.

   — ¡Oh! —posa sus manos sobre su boca mientras busca los demás pedidos en sus notas, el chico podía ver que cada hoja había un garabato distinto o caritas felices— ¡oh! es cierto, lo siento mucho, escribí dos pedidos bajo el número 47, en serio una disculpa, ¿Puedes esperarme un momento para darte tu pedido? —el chico asiente con una ligera sonrisa empatizando con la pobre chica que tenía amontonados demasiados clientes en fila.

   Nelle bufa mientras corregía los pedidos y seguía atendiendo a los clientes tratando de hacerlo mejor hasta que poco a poco iba a retomando el ritmo llegando al punto de hacer la cosas en automático sin estar conciente de que estaba realizando dicha actividad, no era común pero hacerlo le facilitaba otras cosas. Su mente nuevamente estaba en las nubes memorizando que debía atender al chico del pedido equivocado recordando la sonrisa que le dió sin mostrar que estaba enfadado, lo agradecía en verdad.

   La hora dónde había más clientes había acabado, Nelle corre a preparar el pedido aún más avergonzada por haber hecho que el chico esperara una hora. Mientras preparaba el latte, buscaba con la mirada los rizos del chico y su camisa de cuadros esperando que no se hubiera retirado, empezaba a sudar nerviosa tratando de hacer las cosas lo más rápido posible hasta que de rato siente la puerta de la cocina abrirse haciendo saltar a la ojiazul del susto.

   — Para nada, es un placer poder ayudarte en tu situación, bienvenido a nuestra cafetería Peter —Escuchaba Nelle por detrás sin despegar su atención de lo que hacía— Nelle, ¿Qué haces? —la pelinegra pega un brinco tras sentir las manos de su madre sobre sus hombros— vas muy lenta cariño —la chica mira ofendida a su madre, ya que sentía que iba lo más rápido que ella podía.

   — Hago lo que puedo mamá —murmura dejando que su madre terminara de hacer lo que ella estaba a punto de entregar. Por fin pudo localizar al chico, para llamar su atención levanta la mano y la sacude haciendo que el castaño volteara exitosamente a su bolsa de papel— Pedido 47 —suspira agotada a lo que el chico sonríe— en serio perdóname por tardar tanto, te prometo que estaba haciendo tu pedido pero... —interrumpe su madre rodando los ojos divertida.

   — Discúlpala —ríe la mayor abrazándola por los hombros— es nuestra hija, Arianelle, una muchachita muy distraída —comenta directamente a su hija provocando un suspiro profundo en la chica quien estaba cansada que todos los días hiciera esa disculpa cada que alguien tuviera una mala experiencia cuando ella estaba bajo el control de la caja registradora. Su madre ya ni siquiera quería saber como se encontraba el dinero de la caja, si había dado bien o no el cambio, solo quería disculparse con el chico del pedido 47.

   —  No es ningún problema, había mucha gente... —se encoge de hombros volviendo a empatizar con la chica provocando cosquilleos en ella «¿Quién es este chico tan amable?» se preguntaba Nelle sin dejar de observar su rostro bien proporcionado y nariz fina y recta. «¿Por qué luce tan irreal?» seguían sin dejar de pensar en lo tan amable y lindo que era él.

   — ... ¿Verdad que sí Nelle? —la pelinegra vuelve a caer a tierra volteando a su madre con confusión

   — uhm... —mira de reojo al chico para después seguir mirando a su mamá— si... es cierto —responde sin saber de que hablaba sin embargo había provocado una risa en el castaño, así que empezó a deducir que probablemente era algún comentario sobre ella y no precisamente era uno positivo— Tengo que irme mamá —murmura ahora incómoda buscando con la mirada a Ned.

   — Fue un gusto conocerte, te veremos mañana entonces —se despide su madre del chico de nombre misterioso. Nelle solo se limitó a despedirse apenada bajando la cabeza, su madre, Mary, la miraba con una mueca algo desilusionada mientras acariciaba el cabello oscuro de su hija— Ve con Ned, cariño... gracias por ayudarme.

   — De nada... supongo —se encoge de hombros yéndose mientras arrastraba sus pies entrando a su casa, ella sabía que en su casa había suficiente confianza como para que el chico entrara a su hogar y sacara cualquier cosa del refrigerador o incluso durmiera en la cama matrimonial de sus padres.

   Y efectivamente ahí estaba Ned, jugando con sus Legos en la mesa de la sala mientras recreaba una escena de Star Wars completamente concentrado y echando a volar su imaginación mientras reía por sus ocurrencias en su historia interpretada con sus juguetes. Sin embargo esas risas cesaron cuando vió a Arianelle verlo con una ceja en alto ocultando su risa.

   — Nelle —carraspea mientras tumbaba los legos y lo que fuera que él había construido en toda aquella hora que la chica estaba trabajando para ocultar la evidencia de que estaba divirtiéndose con las figuras— estaba... construyendo una nave —inventa mientras volteaba ver sus legos con dolor por haberlos tirado después de aquel trabajo duro.

   — ¿Ya comiste? —pregunta la chica mirando a su amigo.

   — No, estaba esperándote niña, mi estómago ha estado pidiendo por esas galletas de chispas de chocolate y mentas tan espectaculares, ¿Tienes la versión smore's? te prometo que no nos acabaremos la caja

   — Tranquilo, esa vez que me regañaron fué porque era la última caja, ahora hay más y podemos acabarnosla —ríe mientras buscaba aquel paquete de galletas que habían hecho sus padres una noche antes.

   — Por dios, trabajar en una cafetería se ve que es demasiado estresante, no podía seguir viendote trabajar mientras te estresabas por dar el pedido correcto —Nelle bufa— claro, pude ayudarte pero suena demasiado estresante que yo mismo me estresé viéndote —Admite Ned dando un sorbo a su chocolate caliente que ya había preparado antes de que su amiga llegara.

   — Ser cajera no es lo mío —se encoje de hombros mirando la televisión buscando su próxima película en Netflix— ¿Que quieres ver? ¿Terminamos de ver Barbie escuela de princesas o... vemos la película que queda en mi turno? —pregunta Nelle recostandose en el sofá. Su tradición es tener una lista cada mes de películas que quieren ver juntos tomando turnos de cada una. La vez pasada había elegido Ned la película pero no la pudieron terminar porque ya era demasiado tarde.

   — No, no, Barbie se debe de terminar, ¿No viste que estabamos justo en lo más interesante de la película? ¡Blair era la princesa Sofía! —Nelle ríe mientras daba play a la película iniciando dónde habían quedado— maldición, que buena película. —exclama entusiasmado.

La tarde se resumió en ambos comiendo y opinando sobre lo que ocurría en la película y sobre cómo comparaban la película de Barbie al caso de la princesa Diana de Gales sintiendo que eran una clase de mensaje subliminal a que si había ocurrido algo en la familia real.

   De platicas sin sentido empezaron las pláticas profundas dónde un café o lo que fuera que tomara Ned no bastaba para que pudieran ahogar sus pensamientos de adolescentes.

   — ¿Entonces dejarás de estudiar así porque sí? —pregunta Ned impresionado— ¿Por?

   — Estoy agotada Ned —suspira mientras se acurrucaba más en el sofá— quiero descansar y dedicarme a más cosas... o simplemente trabajar y hacer algo de provecho —bufa.

   — Okay... entendible, pero sería más entendible si quisieras dedicarte a lo que haces, ¿Y el libro que llevas escribiendo?

   — la libreta se mojó de jugo de mango y las hojas de pegaron —responde desanimada.

   — ¿Fotografía?

   — Mis padres solo lo aceptan si uso las fotografías para ayudar a decorar su pastelería o es para uso laboral...

   — ¿Y el violín que llevas años tocando? ¿No puedes tocar en las calles y ganar dinero? escuché que no hay mucha diferencia entre una stripper y un violinista en cuanto a lo que ganan en las calles —dice divertido ganando un cojinazo de parte de Nelle mientras lo miraba mal.

   — Dejé de tocar en cuánto mis padres dijeron que solo me quitaba tiempo para ayudarlos en la pastelería... como puedes ver, nada de esto sirve si no es para su negocio, la ventaja es que tengo snacks todos los días gratis pero... no puedo hacer nada aún, no soy libre, Ned.

   — Rayos... ¿Y que harás entonces?

   — Trabajar con mis padres... —suspira derrotada, sentía que no podía decidir por sí misma ya que toda decisión que tomara debía afectar positivamente el negocio familiar, y eso para Nelle era un fastidio, así que la forma de calmar esos detalles era que solo diera por el lado de sus padres para evitar más peleas cada que Arianelle encontraba un nuevo hobbie en su vida.

   — Cielos, pero solo diles que definitivamente nunca estarás trabajando como cajera, es la cosa más estresante que he visto —sacude su cabeza para no pensar en eso causando una risa en Nelle— aunque no debe de ser tan malo Ari —anima su amigo— encontrarás el ritmo al trabajo, tus padres están al tanto de la cocina y atender a los clientes que parece inhumano lo que hacen, ¿Segura que eres de Nueva York? ¿No tendrás ascendencia rusa o porque tus padres parece que nada les afecta?

   — Callate —ríe la pelinegra mientras volvía a divagar, «¿Trabajar a cambio de mis sueños?» cuestionaba Nelle para ella misma volviendo a entrar en su nudo sin fin de emociones y pensamientos. Esto definitivamente sería un reto y una decisión muy difícil.

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