π‘¬π’π’†π’Žπ’†π’π’•π’ 𝑴𝒂𝒅𝒆𝒓𝒂...

By Cumber_Colective

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Suzuna Senju, bisnieta de Tobirama Senju ha heredado el Kekkei Genkai de Hashirama. ConvirtiΓ©ndola en un ser... More

❒Introducción❒
❒01❒
❒02❒
❒03❒
❒04❒
❒05❒
❒06❒
❒07❒
❒08❒

❒09❒

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By Cumber_Colective


Con la ropa desgastada, Suzuna se encontraba sentada cerca del lago mirando su propio reflejo. Sus músculos todavía dolían, pero era su corazón y su mente lo que más le afectaba en ese momento. Ahí en medio de la noche, la luna iluminaba los alrededores.

Ni siquiera se puso alerta cuando escuchó unos pasos acercarse, no se movió de lugar, seguía mirando el agua frente a ella hasta notar el reflejo de Itachi a su lado. Un nudo se creó en su garganta, pero no cedería, no había llorado desde aquella noche que abandonó su mundo, no lo haría ahora.

—¿Qué te sucedió, Suzuna? —fueron las palabras suaves de Itachi a su lado quien acomodó un mechón albino detrás de la oreja de ella.

Una vez más, estaban juntos, como en los viejos tiempos.

—No es fácil darse cuenta que estos últimos días apenas puedo reconocerme, no soy nada de lo que solía ser... ¿todavía te acuerdas de cómo era yo antes? —susurra sin siquiera mirarlo, no tenía ánimos.

Itachi sonríe de lado, porque era claro que todavía recordaba quién era Suzuna en verdad.

—Siempre diste lo mejor de ti, por eso eras dura contigo misma, y cuando más lo necesitaste, nunca pediste ayuda. — Itachi suspira. —Eras solitaria, la razón por la que yo siempre quise estar en tu vida...

Suzuna quería llorar, no debería estar ahí. Se supone que debía fingir ser ruda y que había sido su decisión matar al clan Uchiha, pero se estaba rompiendo en pedazos.

Fue imposible, Itachi estiró la mano para quitarle las lágrimas aunque ella seguía sin mirarlo.

—Soy yo quien debería estar en tu lugar. —admite él con vergüenza, tratándola lo más delicado posible. Ella seguía siendo tan frágil. —No mereces pagar por algo que ni siquiera fue tu culpa...

—Estoy bien. —dice ella sujetando su mano para evitar que siguiera tocándola, ella misma se limpia con la manga de su camiseta. —Es lo que yo decidí.

—Quiero ayudarte... quiero darte todo lo que pueda... por favor, estoy dispuesto a tomar tu lugar y dejarte vivir una vida tranquila. —admite él. Ella suelta una risita que sorprende al Uchiha.

—No has cambiado en absoluto. —niega sin poder creerlo, mirando su reflejo en el agua. —Siempre querías cargar con todo, ¿recuerdas? Querías tener el control absoluto y preferías hacerlo por tu cuenta... justo como ahora.

Itachi sonríe de lado, también. Ellos dos se conocían a la perfección.

Pero había algo que ella no sabía, y era hora de decírselo.

— Estoy enfermo, Zuna... —murmura en voz baja, por primera vez en la noche, la chica le miró atenta. — Probablemente solo tenga cuatro meses más de vida...

—¿Qué? —su voz se cortó ahí en medio de la noche fresca. Itachi parecía tan tranquilo.

—Es por eso que debo arreglar todo antes de irme... pude ver a Sasuke crecer, y te estaré agradecido de por vida, pero llegué a mi límite. —explica suavemente mientras observaba el pálido rostro de la Senju. El labio inferior femenino tembló, una clara señal de que estaba a nada de soltarse en llanto.

—No me gusta tu jodida broma... —su voz sale en un susurro porque se estaba quebrando. Itachi suspira.

—Sabes que yo nunca te he mentido.

Era como una bofetada, la chica no sabía qué decir....

Suzuna se llevó una mano a la boca sin poder creerlo, de repente tenía ganas de vomitar. Todo lo que había hecho era en vano, podía soportar todo por él... se suponía que era para mantenerlo con vida.

Itachi acarició el cabello femenino con dulzura, inclinó su rostro buscando su mirada.

—Zuna... —la nombra, llamando su atención. Ella le mira con esos ojos escarlatas llenos de lágrimas. — Aquella noche que hicimos el amor, ¿también fue un plan tuyo? ¿Nunca has sentido nada por mí?

Sus palabras eran susurros, era como si tuviera miedo de saber la verdad de la respuesta en las palabras de la Senju. Desde esa noche no había dejado de pensar en ella y en lo sucedido, se supone que ambos habían expuesto sus sentimientos pero después ella lo abandonó.

El rubor sube por las mejillas de la albina aunque sorbía su nariz por las lágrimas que soltaba de vez en cuando. Ella tampoco había olvidado esa noche.

—No negaré que buscaba una manera de distraerte y tomarte con la guardia baja. —admite ella, apenada. — Era casi imposible, después de todo, en una batalla, era probable que hubiera perdido.

—Entonces... ¿solo fue eso? ¿una distracción? —inclina su cabeza a un lado, curioso. Ella niega rápidamente.

—Sabes que... yo sentía algo por ti...

—¿Ya no lo haces? —vuelve a preguntar, la acorralaba con sus palabras poniéndola más nerviosa.

—Es diferente la situación.

—No veo por qué eso pueda influir en tus sentimientos por mí.

—N-no he pensado en nada de eso... —se queja.

—¿Qué me dices del marionetista de la arena? ¿Es tu pareja ahora?

Entonces quedó en blanco, sorprendida. Era cierto que Itachi siempre fue de alguna manera, celoso, y un poco posesivo. Pero de eso ya hacía muchísimo tiempo, sin embargo, ahí estaba, dudoso y queriendo saber si ella había entregado su corazón a alguien más.

En medio de la noche, volvían a ser los mismos adolescentes que antes. No había rivalidad ni bandos diferentes, no había venganza, ni sangre de por medio. Solo eran ellos dos, mirándose a los ojos, buscando respuestas.

—Itachi... ¿estás celoso? —pregunta tímida. Itachi no parecía querer contestar la pregunta, aún así, abrió la boca para responder, pero justo, comenzó a toser con fuerza, asustando a Suzuna. —¿¡Estás bien!?

No lo estaba, era claro porque era un ataque de tos, y para colmo, al alejar su mano, pudo presenciar sangre en ella. Suzuna empalidece totalmente al ver esa escena, cayendo en la cruda realidad.

Itachi morirá en menos de cuatro meses.

Activando chakra curativo en sus manos, no dudo en meterlas bajo la polera del Uchiha y tocar la zona de sus pulmones. Itachi por fin puede respirar profundo, mirando a la Senju frente a él. Estaba tan cerca que podía reconocer que había cambiado, su aspecto era más maduro, su rostro más fino... era diferente.

—¿Cuidarás a Sasuke cuando me vaya?

—No te irás. —sentencia ella sin querer mirarlo y todavía con el chakra curativo. Itachi sonríe con ternura.

—Zuna... sé que es difícil, a mí me costó aceptarlo también... —trata de ayudarla a entender. —Soy la única familia que le queda a Sasuke, Shisui podrá estar ahí también... pero quiero que tú tengas una vida decente...

—Cállate. —ordena, sentía que volvería a llorar en cualquier momento. Estaba entrando en pánico. —¡No vas a morir! ¡No voy a permitir que suceda!

Itachi acaricia la mejilla femenina con dulzura, Suzuna le miró a los ojos justo cuando el Uchiha se inclinó para atrapar sus labios sin poder evitarlo. La había extrañado, y definitivamente, todavía tenía sentimientos por ella.

Suzuna no lo apartó, su corazón salió disparado por la adrenalina y le permitió besarla tan dulce.

Era bastante claro que los dos todavía se amaban entre sí.

Y es por eso que ella estaba dispuesta a hacerlo todo por mantenerlo con vida.


|0|


— ¿Qué sucede con ustedes dos? ¿Acaso se están divorciando? — se burla Kakuzu al notar que Suzuna y Sasori ni siquiera se dirigían la palabra.

— Deja de joder... — es lo que dice el pelirrojo azotando la puerta de su habitación. Suzuna en cambio se fue de ahí.

Antes, eran como uña y mugre yendo a todos lados juntos y pasando horas en la habitación del pelirrojo, hablando de cualquier cosa.

Pero todo había cambiado desde aquel día, Sasori había intentado acercarse nuevamente a la chica Senju, pero ella tenía en la cabeza otros planes...

Tenía que salvar a Itachi.

Es por ello que ni siquiera observaba o prestaba atención a los demás, apenas terminaba la misión, se desaparecía buscando información en libros que pudieran ayudar.

Suzuna llegó a la aldea escondida entre las hojas, con cuidado, se escabulló hasta la residencia Uchiha y entró por la ventana de la casa, yendo directamente a la cama de Itachi.

Era algo que había estado haciendo durante esas dos semanas, procuraba tener misiones cerca de la aldea o en el peor de los casos, usar clones de madera para poder estar en ambos lados.

Miró el reloj pegado en la pared, si sus cálculos no fallaban, Itachi estaría regresando en menos de cinco minutos. Normalmente iba y dejaba a Sasuke con Kakashi y regresaba a casa donde sabía que alguien lo esperaba.

Y así sucedió, Suzuna escuchó la puerta de la casa abrirse, y segundos después, Itachi entró a la habitación.

— ¿Estás segura de que Akatsuki no sabrá que estás aquí? — alza su ceja curioso. Ese día se veía muy pálido, tanto que Sasuke incluso supo que algo estaba mal, pero la insistencia de Itachi de que estaba bien, le hizo desistir.

Suzuna se pone de pie para ayudarlo a caminar. — Vamos, frente a mi no tienes que fingir. — murmura ella, guiándolo a la cama. Itachi se permitió dejar caer su peso contra ella, adolorido. — Has empeorado...

— E-estoy bien, en verdad... — trata de decir, sentándose. Toma la mano de Suzuna. — He estado pensando en cómo hacer que el Hokage te deje regresar...

Suzuna se sentó sobre él solamente para desprender chakra curativo de su cuerpo mientras lo abrazaba. Eso ayudaría un poco al dolor.

—... podríamos hablar con él y aclarar que lo sucedido con el clan, fue por el bien de Konoha.

— Deja de hablar. — se queja ella cuando lo ve toser. Estaba tan preocupada por él, que ni siquiera le importaba si Akatsuki la descubría.

Itachi se recompone, su mirada se encuentra con la suya, no puede evitar suspirar, embelesado.

— Dejarte aquí, será una de las cosas más dolorosas que causará mi muerte. — admite ronco. Recarga su frente contra la de ella. — Pero te esperaré lo necesario...

— ¿Qué opinas sobre las marionetas? — pregunta ella de repente, tímida. Era una manera muy fácil de salvarlo. — Podría hablar con Sasori, es experto haciendo marionetas... puedo salvar...

Itachi sujeta su rostro, interrumpiendo su pequeño discurso. La obliga a mirarlo a los ojos. — No hables de ese hombre frente a mí. Ser una marioneta no es opción.

Era divertido verlo celoso, y ella podría bromear con ello si tan solo no tuviera esa presión de estar perdiendo el tiempo día a día. Tiempo valioso.

— Corazones extras... ¿qué opinas de la religión? — insiste ella. Itachi rueda los ojos, ya llevaba varios días que decía lo mismo, nada de eso le servía.

Estaba enfermo.

Aprovechó que la Senju no paraba de hablar para robarle un beso dulce, era lo único que quería hacer ahora que sabía que no podría tenerla tanto tiempo en sus brazos.

— Itachi... te estoy hablando. — se queja ella entre el beso, causando una sonrisa traviesa en el Uchiha. Era el mismo que hace años.

Él rompió el beso solamente para mirarla al rostro, quitó un par de mechones blancos.

— Zuna, ¿quieres volver a hacer el amor conmigo? — susurra ronco y directo, sin dejar de mirarla. Amaba sus expresiones, verla tan avergonzada.

Ella respiró profundo tratando de controlar sus gritos internos. — No. Ahora concéntrate.

Vaya, esa respuesta si le había sorprendido. Por la manera en que ella correspondía sus besos, hubiera jurado que deseaba lo mismo... pero entendía que ella tenía en prioridad otra cosa en mente.

Itachi rueda sus ojos cuando ella volvió a abrir la boca para hablar de mil opciones con las que podía salvarlo, él se recostó en la cama y la abrazó contra su cuerpo para que estuvieran juntos.

Suzuna dejó de hablar para apreciar esa escena en la que tenía a Itachi bajo suyo con el cabello suelto en la cama mostrando su rostro pálido pero atractivo, y sus ojos brillantes además de sus pestañas enormes.

—Itachi... hazme caso por favor... — suplica ella cuando él acaricia su mejilla.

—Por fin puedo tenerte entre mis brazos después de tantos años... —admite siendo todo un romántico, Suzuna no conocía esa faceta suya pero sí sabía que Itachi podía ser lo suficientemente intenso. Y por alguna razón, eso se le hacía dulce. — Deja eso a un lado y bésame. —se queja Itachi.

No podía evitarlo, Suzuna se inclinó cerrando sus ojos y acatando la petición de su Uchiha favorito. Todas sus preocupaciones desaparecieron mientras eran sustituidas por querer acariciarlo un poco más.

Con un movimiento sencillo, Itachi giró sus cuerpos para poder tener el control de la situación y besarla como él quería.

Suzuna estaba siendo acorralada por el Uchiha, pero aún así, no se quejó.

Solamente abrazó su cuello y le permitió abrir los botones de su camisa, uno por uno, queriendo desnudarla.

Volverían a hacer el amor como aquella noche en la que el destino los separó.


|0|


Suzuna salió en silencio de la casa, procurando no despertar a Itachi. Suspiró alborotando su cabello, y hubiera dado un par de pasos extras cuando logró ver a Shisui recargado en un árbol, cruzado de brazos.

— Así que has estado viniendo a Konoha todos los días, eso puede ser peligroso, ¿sabes? — se burla el Uchiha, sonriente.

Suzuna se acerca a él, ese día estaba nublado, iría a llover pronto.

— No vas a acusarme ¿o si? — pregunta ella, Shisui niega. Borra su sonrisa de repente y respira profundo.

— Sé que estás buscando la manera de salvar a Itachi, es por eso que... quiero ayudarte. — admite, sorprendiendola. — Cualquier cosa que necesites, dime, por favor.

Ahí estaban, los dos mejores amigos de Itachi con un semblante triste en sus rostros. Suzuna asiente.

— Sí, gracias por todo, Shisui...


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la tipica historia de universos viendo otros universos atraves de pantallas flotantes que aparecerΓ‘n en sus mundos aunque tambiΓ©n agregare otras cosa...