En un par de horas más deberían estar llegando los invitados.
En la casa del moreno ya no había tanto caos como el día anterior, ya todo estaba listo, todo más calmado, todo preparado.
Nada tendría porqué salir mal.
Yoongi había llegado quizás hace media hora, vestido elegantemente.
El pelinegro portaba una camisa completamente negra con los dos primeros botones desabrochados y recogida de las mangas, un pantalón ajustado igualmente negro, unos zapatos de vestir del mismo color y su cabello oscuro perfectamente peinado dejando caer un mechón por su frente.
Sin dudas algo agradable a la vista de cualquiera.
— ¿No piensas empezar a arreglarte?— Cuestionó el pelinegro a su castaño amigo.
— En un rato lo hago. — Respondió con fastidio. — No encuentro el porqué de ponerle tanta emoción.
— Como digas. — Finalmente se rindió. — Luego no te estés quejando de que es tarde y no te da tiempo y todas esas cosas.
— Nunca me he quejado de algo así. ¿De qué hablas?
— Hazte el tonto, Kim.
Finalmente el castaño decidió ir a tomar una ducha y arreglarse de una vez por todas.
— ¿Qué crees que debería usar? — Le preguntó buscando ayuda en su confidente amigo y mayordomo.
— Depende.
— ¿Depende de qué, Park?
— Depende de como quieras verte en la fiesta. — Hizo una pausa. — Elegante, casual... Aunque no creo que esté sea una buena opción, o también podrías querer verte con un estilo clásico.— Dijo mientras tomaba en sus manos algunas prendas con las características que nombraba.
— Creo que me decidiré por algo clásico. — Dijo tomando una de las prendas que tenía Jimin en sus manos. — ¿Un chaleco de vestir tal vez?
Finalmente el castaño estaba listo.
Kim portaba una camisa manga larga de color blanco acompañada de un chaleco de vestir gris y un pantalón tambíen blanco. ¿Y cómo podría faltar? También llevaba puestos sus característicos y fieles lentes.
Perfecto.
— Te ves muy bien. — Comentó el mayordomo con orgullo, prácticamente ese look fue creado por él.
— ¿Tú crees?— Preguntó con la intención de que su amigo vuelva a decirle lo bien que se ve.
— No, no creo, solo bromeaba, te ves horrible. — Respondió al notar la intención del mayor.
— Gracias, Park, tú también te ves muy pero muy bien. — Risas se escucharon en la habitación ante la ironía del moreno.
Al menos había un buen ambiente en esa habitación lejana al salón en el cual ya se empezaba a notar el ambiente de reunión agobiante.
En el amplio salón de la casa Kim ya se encontraban algunos invitados, estos siendo recibidos por Min Yoongi.
Miradas reprobatorias se posaban en las decoraciones del lugar, esperando ver cualquier cosa fuera de lugar para atacar.
Totalmente desagradable.
Una media hora después todo el lugar estaba lleno de gente vestida elegantemente, a punto de dar inicio a la tan esperada cena.
Por las grandes escaleras bajó con elegancia el dueño de la invadida casa. Robándose en el camino algunas miradas.
— Hasta que te dignas a bajar, Kim.
— ¿Por qué no has dado inicio a la cena? — Evadió el comentario de Min.
— Ya lo haré, relájate, Kim. — Respondió desinteresado. — ¿Por qué mejor no me acompañas y te presento a algunos conocidos?
— Espero no sean igual de tontos que tú, contigo me basta y sobra.
— Ninguno como yo, Kim.
Luego de decir eso el moreno fue guiado por en medio de lo invitados hasta un pequeño montón de personas, que se encontraban hablando entre ellas muy animadamente.
— Mis queridos amigos. —Levantó el pelinegro un poco la voz, teniendo así la atención del pequeño montón de personas. — Quisiera presentarles a un gran amigo y dueño de la residencia en la cual disfrutamos esta noche. — Hizo una pausa. — Kim Namjoon. — El mencionado hizo una cordial reverencia ante las personas que lo miraban fijamente.
— ¿Cómo no haber escuchado de usted? — Habló suavemente una mujer pelinegra con labios aterciopelados y rojos. — Kim Hyun-ah, mucho gusto. — Dijo acercándose a Nam, para después poner delante de él su mano.
— El gusto es mío. — Respondió Kim con cortesía mientras depositaba un pequeño beso en el fragante dorso de la mano en frente de él.
La elegante y esbelta mujer en frente de él dibujó una coqueta sonrisa en sus labios, para darse la vuelta y presentar al resto de personas presentes.
— Si me permite, me gustaría presentarle a mi hermano menor, Kim Ji-hoon. — Presentó tomando del hombro izquierdo a un chico bastante joven. — A Lee Sun-mi. — Tomó a la mujer nombrada de la mano y la acercó un poco, para después volver a guiarla hasta donde estaba antes. — Kim Jennie. — Siguió presentando haciendo lo mismo que hizo con la mujer de antes. — Y por último, pero no menos importante, Jackson Wang. — Al parecer terminó.
— Es un gusto conocerlos a todos. — Soltó Kim haciendo una pequeña reverencia.
— Si. —Habló Yoongi. — Vaya Hyuna, al parecer hiciste que me ahorrara la presentación... Que amable.
— Por supuesto, Yoongi.... Siempre lo he sido. — Respondió mirando fijamente a Namjoon.
— Bueno, demos inicio a esto. — Habló Yoongi, refiriéndose a dar inicio a la cena.
En un momento ya se encontraban todos los invitados en las mesas perfectamente acomodadas. Todos disfrutando de la buena cena ofrecida.
Yoongi no paraba de hablar con sus conocidos.
¿Cómo puede ser tan sociable? Ni Namjoon en toda su carrera a tenido tantas relaciones, o al menos no tantas relaciones en las cuales no haya interés económico o laboral.
En una de las mesas de siete puestos se encontraba cenando Namjoon, en compañía de los cinco de antes y de Yoongi.
La mujer de antes era bastante parlanchína, no dejaba de hablar.
Namjoon respondía a sus preguntas de la forma más cortante posible para ver si se quedaba sin temas de conversación, pero no había manera.
Así culminó la cena, dando paso a la fiesta en sí.
Namjoon se alejó un poco de la multitud, no dándose cuenta de quién lo seguía.
Se dió cuenta de la otra presencia al tomar asiento, ya que está también lo hizo casi que al compás.
— ¿Le molesta si lo acompaño? — Preguntó cruzando las piernas.
— Para nada. — Respondió Namjoon tomando un poco del líquido en el vaso de su mano.
— Me ha parecido alguien muy interesante, señor Kim. — Dijo sonriendo. — ¿Qué le parece si tomamos entre los dos una botella del mejor Whisky que haya? — Ni siquiera esperó respuesta a la invitación, simplemente llamó al camarero levantando levemente su mano.
— No tomo mucho, no creo que la pueda acompañar como usted tiene pensado.
— No se preocupe, con su sola compañía me basta. — Empezando a tomar del líquido amarillento. — Dígame, Señor Kim... Cuénteme un poco de usted. —Dijo rellenando el vaso de Kim.
— No hay mucho de que contar. — Respondió cortante.
— Eso no es lo que dicen los diarios, señor Kim. — Dijo con una voz un tanto burlona.
— ¿Quiere que le hable sobre trabajo? Porque eso es de lo único que se habla de mi en los diarios, señorita Hyuna.
— Mi error, es que he escuchado hablar tanto de usted que... — Se vió interrumpida.
— ¿Ha escuchado hablar de mí o de mi trabajo?
— De much... — De nuevo.
— Supongo que de mí trabajo, mi vida personal no está publicada en diarios.
Entonces le parece interesante lo que hago, no yo.
Hyuna no encontró que responder.
Ante el momento incómodo para ella. Decidió cambiar el rumbo de la conversación.
— ¿Que le parece si nos hacemos preguntas mutuamente? Así podríamos conocernos mejor en un ambiente menos incómodo ¿No le parece? — Desvió el tema rellenando de nuevo el par de vasos. — ¿Inicia usted? — De nuevo no esperó la aprobación del contrario.
A Kim dándole igual decidió acceder. — ¿A qué se dedica actualmente? — Preguntó estando verdaderamente desinteresado.
Definitivamente acceder a ese tonto juego fue una mala idea, al parecer a la mujer en frente de él le encantaba alardear sobre su maravillosa vida.
Hasta el momento Kim no sabía cuanto tiempo había pasado desde que había hecho la primera pregunta, lo que si sabía es que esa mujer era una esponja con el alcohol, ya casi terminaba la botella, ella sola. Él había dejado de tomar hace varios minutos atrás.
La mujer alardeaba y alardeaba, sacaba tema tras tema, recuerdo tras recuerdo. Insoportable.
— Eso hizo que mi padre se decepcionara un poco, pero después de ver los resultados creo que estuvo bastante orgulloso de su hija. — Wow... Al parecer terminó de alardear.
— Que interesante, señorita Hyuna.
—Pero ya hemos hablado suficiente sobre mí.
¿Hablado? ¿De verdad hemos hablado? — Fue lo que pensó Kim.
— Debería yo hacerle una pregunta ahora. — Dijo con una sonrisa fuera de lugar, ya estaba ebria. — Dígame, señor Kim, no le veo anillo por ningún lado ¿Está soltero? — Namjoon negó — ¿Casado?
—Más o menos. — Fue la respuesta de Namjoon. La mujer estaba ebria, al día siguiente no recordaría nada.
— ¿De verdad? No será una broma ¿O si? — No lo podía creer.
— Nunca había hablado tan en serio. — Respondió cruzado de brazos. — Debió suponerlo, a mi edad y en mis condiciones es muy poco común estar soltero.
— Por supuesto, es un hombre exitoso y atractivo. No sé porqué no pensé en las posibilidades. — Dijo mirando sus manos. — ¿Podría saber quién es la afortunada?
— Afortunado.
—¿Qué? — No había entendido eso último.
— No es afortunada, es afortunado.
— Dios... Que vergüenza. — Se puso las manos en la cabeza.
— ¿Qué pasa? — Preguntó Nam al ver la extraña reacción de la mujer.
— ¡Me le estaba insinuando! ¿Cómo pude ser tan sinvergüenza? — Dijo... ¿Llorando? Definitivamente estaba muy ebria.
— No se preocupe, le puede pasar a cualquiera. — Se apresuró a decir Namjoon al ver el estado de la mujer ebria.
— Discúlpeme, debí suponerlo. — Dijo tomando fuertemente las manos del moreno.
— No tengo nada que disculpar, simplemente no lo sabía ¿Podría calmarse, por favor? — Esa mujer estaba demente.
El llanto de la mujer se incrementó.
— Señor. — Se escuchó una voz conocida a las espaldas de Namjoon.
Namjoon rápidamente se giró al reconocer la voz. — ¿Qué pasa, Jimin? — Preguntó al ver a su mayordomo y amigo con expresión preocupada. —¿Le pasó algo a Jin? — Se puso en pie de inmediato, dejando a la mujer ebria balbuceando cosas incomprensibles encima de la mesa.
— No sé que le pasa, no ha dejado de llorar desde hace aproximadamente una hora, simplemente no logro calmarlo.
— ¿Y por qué no me lo habías dicho?
— Creí que podría calmarlo como siempre lo hago, pero nada funciona. Necesito que vayas a verlo.
Sin pensarlo Namjoon se encaminó a su habitación. Una vez en ella fue rápidamente a la ducha mientras Jimin le buscaba la ropa adecuada.
Mientras se cambiaba en el closet le preguntaba a Jimin. — ¿Crees que sea por el ruido?
— Allá no se escucha absolutamente nada.
— Ningún intruso estuvo husmeando ¿Verdad?
— Es imposible que alguien haya sobrepasado la seguridad.
— Listo. — Susurró al estar finalmente cambiado. — Tú quédate, te llamaré si te necesito para algo. Ya son las tres de la madrugada, recuérdale a Yoongi que más tardar a las cuatro ya debe estar mi casa completamente desocupada.
Mirad a este Namjoon:
POR LOS CLAVOS DE JESUCRISTO QUE TENGO EN EL BOLSILLO
Imagínen: Así vestido con el cabello castaño oscuro... Justo con el la vaina esta que estoy escribiendo.
POR TU MADRE POR LA MÍA AMÉN