Capítulo XV
«Sin explicación»
Adara
Los ojos de Nathan penetraban profundamente los míos.
Se acercaba poco a poco a mi de nuevo, estabamos a escasos milímetros, casi vuelvo a probar sus labios otra vez.
Pero la voz de Lluna interrumpió el momento.
Le hice una mirada a Nathan y él me dijo que me fuera, que no pasaba nada.
Minutos después, quise volver a donde Nathan pero ya no estaba, y justo, me llegó un mensaje.
Desconocido
Soy yo, Nathan, siento haberme ido así, pero me había llegado una llamada de un amigo, mañana nos vemos, y lo siento otra vez.
Le dije que no pasaba nada, y que sí nos íbamos a ver mañana.
Al día siguiente me perdí las dos primeras clases ya que me había quedado dormida.
No paraba de darle vueltas al beso entre Nathan y yo ayer en la noche.
Fue algo efímero, inesperado.
En ningún momento pensé que fuera hacer eso.
Cada vez que lo recordaba mi corazón se aceleraba, mis mejillas ardían y se sonrojaban y una sonrisa tonta se plasmaba en mi rostro.
Lluna me dijo que hablara con él ya que yo no sabía si éramos algo o no, ya que sólo fue un beso.
Baje las escaleras para ir a la cafetería, vi a Nathan sentando en una mesa, solo, así que me acerque para hacerle compañia.
Estaba apunto de llegar a su mesa, pero antes de que pudiera saludarlo se levantó y se fue.
Vi a Lluna en otra mesa y me acerque para explicarle esto que acaba de pasar.
Miles de preguntas rodaban por mi mente.
¿Me a ignorado?
¿Pasa de mí?
¿O simplemente no me ha visto?
-Lluna- dije en el momento en el que me senté, dando un golpe en la mesa con la bandeja de comida.- ayudame.
-¿Qué pasa?
-Me he acercado a Nathan que estaba en esa mesa- señalo con el dedo, y Lluna asiente.- y antes de que me sentara se ha levantado y se ha ido.
-A lo mejor no te ha visto.
-Sí, o a lo mejor le dio asco el beso de ayer y pasa de mí.
-Pero si te besó él, ¿cómo va a pasar de ti? Yo creo que solo no se ha percatado de que estabas ahí. Nada más.
-Pero y sí...
-Y si, y sí. Adara, déjalo estar, a lo mejor tenía prisa y no sabía que estabas ahí.
-Vale, seguro es eso.
-O pasa de tí.- dijo en un susurro y luego le dio un sorbo a su zumo.
-Eh- le tiro un trozo de patata frita.- te he escuchado.
-Era broma.
-Sí, seguro.- dije, sacándole el dedo.
Me encontraba en mi habitación dando vueltas por todas partes, habían pasado unos días desde que Nathan pasa de mí.
Me he acercado a él varias veces, pero siempre es lo mismo.
-Nathan, hola.
Hace un ruido en forma de saludo y se va.
Siempre hace el mismo ruidito, ya es insoportable.
Y si no es el ruidito simplemente se pone los cascos y hace como que no existo.
-Vale, no es por darte desilusiones pero creo que Nathan oficialmente pasa de tí.- dijo Lluna, que se encontraba sentada en la cama siguiéndome con la mirada.
-Es que no tiene sentido, me besa y ahora pasa de mí.
Me paro enfrente de Lluna y sigo hablando.
-Me dedica mi canción favorita, y justamente también mi parte favorita y ahora pasa de mí. ¿Qué narices le pasa?- hice una pequeña pausa.- Oh, no.
-¿Qué? ¿Qué pasa Adara?
-¿Tan mal beso?
-De verdad chica, que dramática. No creo que beses mal, a lo mejor...- dejó la frase en el aire.
-¿A lo mejor qué, Lluna? ¡Termina la frase!
-A lo mejor era un reto de él y sus amigos. O tal vez se ha dado cuenta que no le gustas. O simplemente pasa de tí y punto.
-¿Un reto? No creo, me defendió por la broma de Alex, incluso me aviso.
-No sé yo. Tal vez sí, hace unos años le hizo lo mismo a una chica.
-¿Crees que... que me... ha usado? - dije entre tartamudeos.
-Lo siento.
-No Lluna, no lo sientas. Este chaval se va a enterar de lo que soy capaz.- quería decir que estaba decepcionada por Nathan, y triste. Pero estaba furiosa, la sangre me ardía por dentro.
Salí de la habitación con las manos en un puño, me clavaba las uñas pero el dolor era soportable, ahora mismo lo único que quería era que Nathan se enterara del daño que me ha hecho.
Escuche la voz de Lluna llamándome y diciendo que no lo hiciera, pero no paré, mi paso era firme, y baje decidida a decirle tres cosas a ese arrogante chico.
Lo vi hablando con varios chicos, él estaba apoyado en la pared con las manos en los bolsillos, los otros chicos le contaban algo y el solo asentía o decía palabras cortas.
Estaba acercandome pero una mano me agarro de la muñeca.
-¿Qué es lo que quieres tu ahora?
-Hablar.
-No tengo tiempo.
Me quise ir pero me volvió a agarrar de la muñeca.
-Suelta, me tengo que ir. Además no quiero hablar contigo.
-Quiero pedirte perdón otra vez.
-Alex- dije firmemente.- no quiero escucharte.
-Lo siento, de verdad, fui un imbécil.
-Ya te dije la otra vez que no te perdonaba. Suelta.
-Adara, yo... de verdad lo siento, quiero ser amigo tuyo.
-Claro.- dije con sarcasmo.
-De verdad te lo digo, mis amigos ahora pasan de mí, cuando vieron que me disculpe contigo me dijeron que ya no me querían en el grupo, que me fuera contigo. Paso de ellos Adara, solo quiero estar contigo.
Los ojos de Alex empezaron a ponerse de un color amarillo, sentía que decía la verdad, pero en el fondo sabía que mentía, pero no podía hacer nada.
Pero antes de que el color de sus ojos se volvieran amarillos del todo escuche una voz a lo lejos.
-Que falso.- gire sobre mi propio eje para ver quién era.
-Falso tú.- dije.
-¿Yo?- se acercó a mi, y como el era mucho más alto que yo tuve que mirar hacia arriba. Tenía la capucha puesta, su rostro estaba cerca del mio, nuestras respiraciones se mezclaban.
-Sí, falso tú. Comparado contigo Alex es mejor.- era mentira eso último pero sólo quería plantarle cara.
-¿Mejor que yo?- se acercó algo más a mi, tenía una mirada arrogante, con una pequeña sonrisa de lado. Nuestras narices se rozaban, quise apartarme, sin embargo, no lo hice.
-Nathan, vete, me estoy intentando disculpar.
Sin apartar su mirada de la mia le respondió a Alex.
-Aquí, el único que sobra, eres tú.
¿Qué es lo que le pasa a este chico? Primero pasa de mí y ahora me defiende y encima lo tengo aquí desafiandome con la mirada.
-Alex, no vuelvas a intentar manipular a Adara, ¿quieres?
Alex me quiso agarrar de la mano pero Nathan lo impidió.
-¿Nunca te han dicho tus padres que no puedes tocar lo que no es tuyo? No vuelvas a tocar a mi chica.
Su... chica.
Sentía como mis mejillas ardían, seguro estaba roja como un tomate.
Nathan volvió a mirarme y segundos después sentí como Alex se fue.
Sus ojos tenían un brillo precioso, su mano acarició la mia y me susurro.
-Siento haberte ignorado, te lo voy a explicar.
Me agarro de la mano y me llevo a nuestro lugar, la azotea.
En donde había flores, justamente eran mis favoritas.
Y también había algo de comida.
Este chico nunca va a dejar de sorprenderme.
Nathan, me tienes estúpidamente loca.