El Adiós Dorado 1L

By Sele_Aspiazu

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Todos sabemos que entre policías y ladrones solo hay una regla en cada bando: Arrestar al delicuente Salir... More

DEDICATORIA
PRÓLOGO:
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPITULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
CAPÍTULO 42
CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
CAPÍTULO 46
CAPÍTULO 48 (EPÍLOGO)

CAPÍTULO 47

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By Sele_Aspiazu

ALEXANDER VITAL

Miraba hacía al hombre que tenía frente a él en esa cárcel inmunda donde lo habían colocado desde que el enfermero de guardia lo había logrado salvar de la puñalada, por los dichos del joven había perdido gran cantidad de sangre en esa ruta y él solamente podía pensar en el odio que veía en los ojos de Victoria y como juraba que iba a pagar todo lo que ella había sufrido pero se olvidaba que ambos habían sufrido pero al parecer Smirnova veía por sus intereses aunque cualquier persona lo hacía estando cuerda o no, su mente volvió cuando recordó que según las voces que se hacían presentes a su alrededor ya que por lo visto faltaba poco para que él tuviera un juicio, tenían las pruebas necesarias para terminar con su tormento en minutos o días.

Pero no fue todo como lo pensó y comenzó a ver apariciones que eran imposibles de ver en ese momento pero por la cantidad de personas que habían en ese lugar se daba cuenta de la posible cantidad de drogas que podrían estar en el aire por lo que simplemente se entregó a los recuerdos donde solamente estaban ellos.

Eso no era lo que necesitaba en ese momento cuando su odio florecía pero no pudo evitarlo.

La imagen de la persona que tanto odio a lo largo de los años apareció entre la oscuridad de esa celda mientras él lo observaba a los ojos a la vez que la figura comenzaba a caminar por la estancia dejando que todo lo que pasó esa noche y sus palabras tomarán forma.

-¿En serio piensas que ella te elegirá?- le preguntó su padre mientras lo tenía colgando del techo

Su cuerpo sufría pequeños espasmos desde que su padre había decidido terminar con las pruebas que Tairon comenzó en él, eran una serie de pastillas e inyección que lo harían más fuerte físicamente y emocionalmente.

-¿Por qué cruza por tu cabeza la idea de que alguien te elija por delante de un poder tan importante como el trono que ella quiere?- siguió buscando mi punto débil.

-¿Y tú por qué crees que me interesa sus muestras de sentimientos o ella?- contraataque con la poca energía que me quedaba.

Farag examinó hacía donde me encontraba al mismo tiempo que caminaba despectivo hacia donde me mantenía quieto pero antes de siquiera volver a golpearme por hablar la puerta se abrió de par en par.

Una figura se presentaba en el suelo por la luz que había fuera de la habitación, observe cómo las pisadas de botas se reflejaban ante mí posición sin decir alguna palabra, sin verlo venir un puño llego a mi mentón con velocidad logrando que volteara la cabeza hacía la dirección contraria a la que se encontraban ellos, todo me daba vueltas.

Los ruidos de otros presos me volvía a la realidad pero a la vez los escuchaba lejos, distorsionados por los sonidos de los golpes que Farag provocaba.

-¿Te das cuenta que has arriesgado mi persona por una mujer? ¿Te parece justo después de todo lo que hice por ti en mis años de soledad? Cuando todos  me dieron la espalda por ser un "Traidor" ante los ojos de la policía y tu un hijo bastardo por ser creado por un búho- recriminaba con furia como si yo tuviera la culpa de su patética desgracia.

Ya a punto de desmayarme por la sangre que había perdido por los cortes en diferentes partes de mi cuerpo que lograban debilitarme a cada puñetazo que él daba en mi dirección se separó de mí despacio al momento que con rapidez acercaba su mano a mi cuello mientras a su vez levantaba mi mentón mostrando en sus facciones el odio que sentía por mi.

En ese momento me debatía si en verdad fue buena idea trabajar con él ya que a medida que pasaba tiempo a su lado me hacía sentir como se arrepentía de cuidarme en ese instante de mi niñez donde lo necesite, su rostro destilaba de amabilidad como tanta vece vi cuando fui pequeño y fue entonces que me di cuenta la cantidad de memorias distorsionadas que tenía en mi mente y toda la falsedad que él tuvo conmigo a lo largo de los años.

Él había desaparecido para esperar el momento adecuado para liberar todos sus años de rabia contenida.

Observó mi ojo morado al instante que sonreía por su acción para luego decir despectivo.

-Por tu culpa tu madre murió, por tu nacimiento el nos encontró en el lugar donde le había jurado a Frida que no nos encontrarían, estancia donde fuiste concedido pero en este preciso instante me arrepiento de siquiera tenerte aquí frente a mí- dijo con rabia.

Mi semblante calmado lo dejaba en un estado de alteración ya que en él no encontraba el dolor que él esperaba con ansias, en pocas palabras me daba igual la cantidad de estupideces que salían por su asquerosa boca que no olía a otra cosa que no fuera ron.

Una bebida básica que no tenía ningún interés más elevado, como su persona.

En mi vida era un individuo que conocía de nombre y que no me dolían sus palabras como tampoco me importaba la magnitud de su odio o su tan bajo orgullo ante mí persona.

Me parecía irreal pensar que alguna vez tuve la necesidad de que él estuviera orgulloso de mi o de algún logro que para mi si era importante.

Sin saber cómo pude hacerlo le sonreí, como el bastardo hijo de puta que él esperaba crear sin saber que dentro de mi siempre estuvo esa faceta que escondía a los de mi entorno así no dejar en descubierto mi locura, mientras le sonreía sin contemplar absolutamente nada lo golpee como Kiara lo hizo conmigo consiguiendo que el cayera hacia atrás y la risa irónica de Tairon se hiciera presente en la habitación.

Los guardias de el mayor de los Vital lo sostuvieron en sus brazos al mismo tiempo que él se levantaba con velocidad alejando a sus compañeros con prisa por correr hacía mi pero no llegó a mover un solo pie cuando Tairon cortó la soga que me jalaba hacia arriba.

Caí de rodillas al instante que no me detuve en mi dolor ni mucho menos en la sangre que manchó el suelo que se fue decorando con pequeñas gotas que se hacían más grande al momento que levantaba la mirada hacía el que me examinaba con frialdad, la cual ahora estaba viendo con claridad y podía decir con toda certeza de que esa mirada con su ceño fruncido lo había visto antes pero no me había percatado de la realidad de las cosas.

Me levanté logrando rebasar los centímetros que el conseguía tener sobre mí, caminé sin dejar de mirarlo mientras hacía sonar mis dedos que picaban por tener su cuello entre ellos así saciar la sed de sangre que tenía mi mente, todo lo que Tairon me enseñó giraba en mi cabeza haciendo que no pudiera pensar con claridad así su voz tomaba lugar en mis instintos a la vez que a través de susurros me recriminaba no terminar con el último golpe que le daría su fin pero algo llegó a poner fin a esos pensamientos.

Yo no era un asesino o aparentaba no serlo por simple ética aunque cada día que pasaba en esa casa me cuestionaba mis decisiones sin importar que fueran momentos de poca duración.

Lo sostuve entre mis dedos al momento que levantaba su menudo cuerpo que flaqueaba ante mí agarré para después levantarlo ante mí consiguiendo que más de uno de los hombres que estaban ahí me apuntaron en la nuca sin dejar de mirar a su jefe que no mostraba emoción alguna en donde se encontraba.

-No pienso ensuciar mis manos con sangre tan simple como la tuya- le dije tirándolo al suelo.

Quedó sentado en la cerámica que sostuvo su peso mientras acomodaba las solapas de su camisa que se vieron arrugadas por mi agarré, lo observé por unos instantes al mismo tiempo que me giraba hacía la puerta para luego comenzar a caminar con la clara intención de irme de ahí lo más lejos posible pero la voz de Tairon se escuchó desde su posición que era al lado de la gran ventana.

-Ella no puede sentir lo mismo que tu Alexander, ella te ve como una amenaza ya que la haces sentir algo que no conoce, es un soldado no un intento de ello- comentó despectivo.

Me quedé parado mirando como Isabella buscaba a donde me tenían, con la vista en ella simplemente dije.

-En mi corazón siempre tendrá un lugar aunque ella no sepa que se siente y me odie por hacerla sentir algo común- mencioné saliendo de ahí.

Volví a la realidad al momento que sentía como agua entraba en mi nariz ocasionando que comenzará a buscar alguna manera de respirar, me levanté de golpe quedando sentada en la cama pobre donde había quedado desde que quedé estable a la vez que tosía sacando el agua que posiblemente había entrado en mi cuerpo, levanté la mirada a su vez que la garganta me escocia y los ojos me fallaban.

-Despierte General- comunicó una voz gruesa.

Observé como un tipo con una inmensa máscara antigas me miraba con una especie de sonrisa macabra en su rostro, espero que por lo menos pudiera respirar por unos minutos al momento que entraban a la celda dos hombres más que lo seguían en silencio, por una extraña razón el humo de la mariguana había desaparecido con velocidad sin yo saber como eso era posible pero no logré articular pensamiento alguno al mismo instante que me levantaban con fuerza a la vez que me llevaban a rastras a lo que creía, era el juicio final.

No podía decir palabra alguna pero las extremidades me dolían, la cabeza me daba vueltas y las náuseas se hacían presentes por las vueltas que daban mis acompañantes, la luz faltaba haciendo que todo el trayecto lo hiciera a oscuras sin saber si a donde me llevaban sería el tribunal o simplemente me dejarían tirado fuera de esa cárcel que podía jurar no existía cualquier otra que estuviera en las mismas condiciones.

En minutos sentí como mis pies tocaban algo más que no fuera piedra y arena haciendo que pisaran baldosas que fueron provocando ruido mientras los zapatos resonaban en dicha superficie, por unos instantes deje pasar la idea de que ellos me dejarían fuera de ese lugar pero toda la esperanza se esfumó cuando escuché como una puerta eran abiertas de par en par dejando a la vista de mis pobres ojos un gran tribunal como el de las películas con muchas personas en cada asiento mirando hacía donde los hombres me dejaban sentado en una especie de corral.

Cuando sus brazos me dejaron de sostener caí de rodillas al mismo tiempo que observaba como una mujer de negro se encontraba sentada al comienzo del lugar con un pañuelo blanco en sus dedos que se fue moviendo alrededor de sus ojos con falsa actuación.

Por unos minutos la mujer observó hacia donde yo me encontraba, su mirada azulada se encontró con el color casi amarillo de mis ojos, mientras me observaba oculto una sonrisa pícara entre medio de su pañuelo a la vez que sin que nadie la viera actuaba las lágrimas que salían de sus ojos como si fueran de verdadero dolor.

Sin contenerme me levanté de mi asiento al mismo tiempo que caminaba con velocidad hacía donde ella me examinaba con grandeza, como una reina que había jugado su última partida y la había ganado, cuando estuve frente a frente sus facciones frías se fijaron en mi rostro demacrado por las horas de exilio y la mala circulación de mi sangre por las esposas que llevaba en mis manos, pero eso no me detuvo al instante que agarraba su pequeño cuello y apretaba ocasionando que poco a poco perdiera la posibilidad de respirar  pero eso no hizo que su sonrisa desagradable decayera ante mí sino que aumentaba.

Necesitaba saber si en verdad esa mujer era humana y no una especie de robot que carecía de un órgano vital que la mantenia con vida pero por como su color iba cambiando supe que era un despreciable individuo que no hacía más que destruir a su paso así conseguir lo que ella quisiera sin siquiera bajar la mirada ante su oponente que podría hacerla pedazos.

-¿Porque no bajas la mirada cuando tienes todo en tu contra?- interrogue susurrando

Sonrió por mi pregunta irónica a la vez que respondía.

-Porque una vez mi padre me dijo algo importante: No inclines tu cabeza ante nadie, recuerda que después de tu nombre viene mi apellido y que te he criado para no tener porque bajar siquiera la mirada ante alguien que es inferior a ti- dijo para luego hacer que la soltara de un golpe bien asentado en mi mentón.

Caí al suelo de espaldas al juez que analizaba la escena con tranquilidad mientras yo me perdía en todo ese océano que me devolvía una mirada despectiva, de asco por mi presencia y ahí lo supe.

Ella había ganado y yo había sido su peón como siempre me lo recalco.

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