๐•ฎ๐šž๐š›๐šœ๐šŽ๐š [Actualizรกndose...

By JeanRedWolf

4.5K 448 86

[Los capรญtulos que tengan este icono: [*] son los que estรกn editados] ๐™ด๐š• ๐šŒ๐šŠ๐š˜๐šœ, ๐š›๐šŽ๐šœ๐š๐šž๐šŠ๐š›๐š๐šŠ๐š๐š˜ ๏ฟฝ... More

0. ยซIniciando...ยป
1. Atรญpico a lo convencional [*]
2. Sobrevive a cualquier precio [*]
3. No me abandones [*]
4. La peculiaridad de un Amo [*]
5. Tan joven y estรบpido [*]
6. Renacido y jodido [*]
7. Adiestra a un gato [*]
8. Algo peor que el ego [*]
9. Sujeto de pruebas [*]
10. ร‰rase la bรบsqueda de un oficio [*]
11. Un mal momento para el placer [*]
12. ร‰rase un cortejo y un momento de lรกstima [*]
13. Cuando el castigo sobrepasa la crueldad [*]
15. Engaรฑos y trampas [*]
16. Obligado a luchar [*]

14. Saborea tu culpa [*]

136 21 32
By JeanRedWolf

Algo que he aprendido de Toga durante un mes, es que su resistencia mental puede llegar a ser algo admirable. No me cabe la menor duda, ni siquiera durante los tres siguientes días de castigo para toquetear su psique y así enseñarle que deberá de controlar mejor su nivel de estupidez; o algo malo le ocurrirá. 

Por supuesto que no todo me tiene que salir perfecto, puesto que yo no soy experto en psicología y lo poco que leí lo hice por aburrimiento durante las noches muertas. Cualquiera puede hacer presión psicológica, pero muy pocos pueden tener la fuerza necesaria para dejar huella en otros. 

La primera noche de tortura fue una prueba para conocer sus límites, experimentar tus reacciones y hacer que hablara para darme información que yo desconozco por completo. Cuando pasó un largo rato, le dije que podía marcharse para que reflexionara sobre lo que había pasado esa primera noche.

En cuestión de segundos desapareció de mi vista y se largó al bosque, transformándose en tigre y dejando la ropa encalada en todos los lugares. 

Para cuando salió de ahí, supe que mi elección había sido la correcta y que el pensar en el momento justo era la clave para romper el bloqueo entre lo que podría valerme y lo que podría interesarme. Estaba indeciso sobre ilusionismo y posesión, así que la ganadora quedó la primera dándome una buena sorpresa al principio. Una habilidad llamada Disfraz.

Disfraz es una "habilidad lotería". Es decir, que no puedes elegir el aspecto que quieres tener, sino que debes de formular una pregunta y, de alguna manera, la habilidad responderá a la pregunta transformándote en aquello que esté ligado a su respectiva respuesta. El tiempo del disfraz estaría ligado al nivel, y al mismo tiempo también habían usos, lo que a mí me parecía una mierda... comprensible por estar un poco roto, pero una mierda igualmente. Además, sólo la voz y el físico eran copiados de la persona u el objeto en el que te transformabas, pero obviamente la personalidad y la esencia de sí mismo era algo en lo que deberías de buscarte la vida.

Esa primera noche hice una pregunta: ¿Quién es la persona que más odias de tu familia?

Admito que nuestra primera noche no fue muy productiva. Toga y su cabezonería son un buen muro resistente que golpear, pero no divertido. Esa mezcla de terror, negación y enfado fueron su seguro personal de que no pudiera sacar más de lo que podía rascar. Necesita más pruebas. Más preguntas. Más puntos débiles. Más historia. La información es poder, y Toga sólo desataca su lengua borracho, por lo que la opción de meter alcohol no era una mala idea... salvo que yo no soy tan amable,  y meterlo de la nada sería muy sospechoso.

La segunda y tercera noche las preguntas fueron: ¿A qué persona le temes? y también ¿A quién te gustaría matar con tus propias manos?

Para mi sorpresa, ambas preguntas obtuvieron a la misma persona: Su hermano mayor Darius.

El resultado me resultó un poco extraño al no hallar ningún tipo de cambio. Siempre la misma persona. ¿Significa que no existe nadie en especial para odiar más que su propio hermano mayor? ¿Tanto mal le ha hecho en el pasado? Fuera como fuere, el tercer día el Disfraz duró menos de lo que esperaba por intentar usarlo usa segunda vez, lo que me hizo sacar otra pregunta: ¿Quizás esta habilidad está tan rota que, a lo mejor, tiene usos limitados?

Es una señal de que debo de investigar más sobre mis nuevas habilidades.

Así se transformó en una rutina: Por las mañanas cada uno iba a lo suyo, por la tarde era algo circunstancial y por la noche llegaba la experimentación. De todos modos, el tigre lo resistía bien. Las emociones fluían instantáneamente, presentía su tensión, conocía sus puntos flacos de una manera muy paulatina... pero al mismo tiempo yo le ayudaba a tener una mejor defensa psicológica en el futuro contra factores como la hipnosis o el daño mental.

No todo tenía que ser tan malo si, a fin de cuentas, terminaba quedándose con nosotros. Hacerlo demasiado débil y expuesto podría ser un arma de doble filo, la cual me saldría demasiado cara para poderlo contrarrestar sin medir las pérdidas.

Finalmente la cuarta noche llega, y Toga parece especialmente confiado de que esta vez volverá a resistirse sin que nada lo perturbe demasiado. Lo he supuesto nada más verle caminar erguido, descarado, con el pecho bien henchido junto a la humedad de su suave pelaje blanquinegro porque no hace demasiado que ha salido del lago y se ha limpiado "a lo animal". Lo veo ingresando directamente a la tienda sin siquiera dedicarnos una mirada.

El problema de confiar demasiado en uno mismo, es que cuando ocurre algo desconocido a lo mejor obtienes un resultado que no esperabas. Ni siquiera yo, que tengo la estadística de suerte bien alta, me confío cuando ocurren cosas que escapan de mi control. En su caso, estoy seguro que no tardaré en ver la primera grieta, especialmente porque tengo un método diferente para que aprenda que mis castigos no son tan mierda como parecen. 

No soy un héroe amable y dulce, mucho menos estoy dispuesto a que me tomen por imbécil.

―¿Podría acompañarle para aumentar el nivel de vergüenza de ese gato degenerado? ―se ofrece Crimson justo cuando termino de llevarme unos pedazo de lobo salvaje a la boca. No espero que sepa a algo diferente a la ceniza de siempre, pero tampoco que Sabio me dijera que si me comía cien avispas del laberinto, podría volver a recuperar mi habilidad contra venenos―. Sabe que con mi habilidad de hipnosis es suficiente para que el gato se ponga a ladrar mientras rueda por el suelo.

―Aunque la oferta es tentadora y divertida, voy a negarme. ―Dejo el plato de madera vacío a un lado, y seguidamente saco un mapa del almacén dimensional. Todavía no dibujo bien, pero se puede entender―. En su lugar, necesito que me hagas un favor que sólo tú puedes conseguirme de la manera más eficiente posible. ―Estiro el pergamino sobre mis piernas, señalando un punto en concreto con el dedo, conforme Crimson observa el lugar aunque sin entender muy bien lo que quiero decir con ello―. Después de dos semanas buscando como un imbécil a alguien que supiera sobre alquimia antigua, ya que las veces y la compatibilidad mágica es bastante nula, por fin me han informado de algo que necesito con urgencia.

―Le ayudaré en todo lo que desee ―sonríe lentamente, casi como si estuviera encantado de tener su pequeña aventura individual―. ¿Qué necesito saber?

―Verás... Sabio me ha dicho que existen libros muy escasos para obtener "habilidades raciales", y dado que gran parte del mundo cree que los dragones están muertos, existe mucho frade y copia que la gente cataloga como "auténticos" ―explico con calma―. Necesito un libro llamado "Dracorus Maleficarum et Nebulam". No sé cómo es, o si sigue en el palacio de Gihan o si lo han trasladado a otro lugar, ya que se trata de un tesoro nacional. En teoría ―digo esas dos últimas palabras haciendo comillas con los dedos, aunque Crimson no parece entender la expresión―. Es el primer tomo de una colección de diez. Si obtengo otro, no aprenderé nada por mucho que me fuerce a leerlo; por lo tanto, las órdenes son claras: Tienes permiso de obtener ese objeto de la manera que quieras, sin límite de tiempo... aunque te pediría que no crearas una guerra civil, ya que Gihan está en una frontera entre tres razas. ¿Lo has entendido?

Crimson, sin pronunciar ni una palabra, se endereza y seguidamente inclina su cuerpo antes de desaparecer con una ráfaga de aire; sin siquiera poderme despedirme de alguna forma que le gustaría obtener para motivarle. 

Concluida la parte más complicada de todas, me doy la vuelta para mirar la tienda de campaña  con la entrada entreabierta. Toga parece haber escuchado la conversación, ya que le he pillado marcharse corriendo como un niño travieso a la cama. En su rostro se aprecia un gesto ganador, aunque intente parecer indiferente y aburrido conforme se rasca con pereza el pecho velludo de blanco.

Estás equivocado si piensas que no soy creativo para joderte, Toga...

Soy ambicioso. A la ambición no puede detenerla, mediarla o contenerla. Siempre hay algo que hacer y un poder que perseguir, sin importar la dirección que debes de tomar, ya que hay una que alcanzar y una situación que conquistas a como dé lugar. Pero hay truco: La ambición no debe de ser ciega, porque entonces se volverá una autodestrucción al estar plagada de estupideces.

Esto que me he propuesto es mi fuerza motriz y, sin embargo, aún no tengo muy claro el cómo Toga ha terminado entrando en mi ecuación. En realidad hubiera sido muy fácil que Crimson le hubiera arrancado la cabeza de un bofetón, su cuerpo sería cavado en una zanja y nuestra vida seguiría adelante con sus pros y sus contras. Quizás no hubiéramos pisado una taberna, y tampoco me hubiera puesto a bailar toda la noche hasta que no sintiera los dedos de los pies. 

Ya no importa. Es pasado.

Ahora estoy aquí, mirando hacia un abismo oscuro y nebuloso, arremolinándose a mi alrededor para arrastrar a Toga y sea mi flotador por su propia voluntad hasta que aprenda de memoria que a mí no me jode ni un Dios. Ya he aprendido que dañar su cuerpo no sirve, y su mente es algo que requiere ir paso a paso aunque no sea precisamente una criatura de intelecto brillante.

Soy un Warlock, tengo que estar versado en el arte del engaño y la manipulación, con tal de obtener mi premio al final del gran camino que espera. Lleno de dudas. Lleno de preguntas. Lleno de personas que a lo mejor me sirven para hacer el trabajo sucio.

Tomo una ligera bocanada de aire, para así dirigirme directamente a la tienda, en lo que pienso que pronto deberé empezar a crear cosas mejores para mejorar el confort. ¿Quizás podría probar a hacer una casa de madera transportable? Debe de consultarlo con la almohada cuando tenga tiempo libre.

―Pensé que nunca ibas a venir ―dice Toga con rentintín―. Casi me voy a dormir por el aburrimiento.

―Bueno, estoy aquí ahora mismo delante de ti, ¿no? ―coloco mis brazos en jarras, junto a una ceja alzada―. Tenía un asunto importante que solucionar con Crimson.

―Lo que sea ―hace un gesto desdeñoso con su mano―. Haz otra vez esa cosa de transformarte en otro, y quizás tengas suerte de causarme algo más que incomodidad y tensión. 

Admito que esa punzada me ha golpeado en el orgullo, pero me mantengo centrado en mi cara de póker. Hoy no vamos a repetir el mismo truco, ya que tres veces seguidas han demostrado que no sirven, y hay que cambiar de táctica. Así que, sin responder a su puya, creo un asiento provisional de piedra con un movimiento vago de la mano para que se cree a una buena altura. Después me siento, metiendo la mano dentro del almacén dimensional para sacar una botella de alcohol; y obviamente Toga acaba de dirigir su mirada a lo que acabo de hacer.

Es una moneda muy cara. Carísima. Cincuenta monedas de plata, ya que es una bebida de calidad debido a que es una reserva exclusiva de la nobleza élfica. Un derroche de dinero dirían algunos, pero lo importante de la botella no es su precio, si su historia y peculiaridad por la que muy pocos nobles la han utilizado a lo largo de la historia.

Dos vasos de madera del tamaño de una taza de café salen del almacén también, ya que los tallé con anticipación como quien no estuviera interesado en hacer nada malo. En cuanto inclino la botella con cuidado, el brillante líquido carmesí con olor afrutado es vertido en ambas vasos.

―¿No hay castigo hoy entonces? ―pregunta entre sorprendido y desconfiado, en lo que acepta el vaso aunque ni siquiera lo quiere oler.

―Al principio tenía pensado hacerlo ―miento descaradamente, jugueteando con mi propio vaso mientras observo el interior brilloso―, pero he decidido hacer algo diferente esta vez.

Bebo un poco de la taza, escuchando la voz de Sabio activando mi inmunidad al veneno, el cual hace que prácticamente ningún alcohol sea capaz de emborracharme salvo si le ordeno que desactive la habilidad. No estoy orgulloso de volver a recordar esos días vomitando durante horas mientras me obligo a comer carne de avispa del laberinto para subir la habilidad. El riesgo ha valido la pena, ya que no me gustaría hacer el ridículo con el alcohol aunque me siga sabiendo a ceniza.

―Hmmm...

―Pero para que pueda hacer eso, necesito beber un poco ―respondo, mirándole de reojo―. Pensé que te pondrías de morros si no te daba un poco, así que me tomé la molestia de invitarte a una buena coma, ya que no gusta demasiado la cerveza de taberna. Me sabe rara.

Por supuesto que él me mira con sospecha, pero como el borracho que es su mano le traiciona para moverse hasta que sus labios le da un sorbo de cortesía. Después me mira, a lo que tengo que terminarme la copa primero y después llenármela de nuevo hasta la mitad. 

El alcohol que estamos se llama «Licor de Bliss». Caro en cuanto a precio, delicado en aroma, y engañosamente suave en su sabor; pero lo suficientemente tramposo para que un gigante se quede medio imbécil cuando vaya por la mitad de una botella que no llega ni a los 750 ml. La cantidad estándar de una botella de vino en la Tierra. La única excepción es que tomara la estupidez de bebérsela de golpe, que ahí el efecto sería mucho más bruto.

La peligrosidad de la bebida no es que pueda emborracharte como cualquier bebida espirituosa, sino que provoca que tus sentidos se acentúen excesivamente. La realeza élfica solamente la toma para dos ocasiones muy selectivas: Para una "Luna de miel" o "Antes de pisar un prostíbulo".

―Yo soy más de cerveza, ya que esta cosa es demasiado suave para mi selecto paladar ―rezonga, como si estuviera orgulloso de algo tan tonto―. Pero no te negaré otra copa si quieres dármela ―concluye al beberse el resto del líquido.

―Por supuesto ―vierto más líquido en su vas que en el mío, dejando la botella en el suelo, justo al lado del asiento de piedra―. Verás... he decidido hacer algo diferente esta vez porque veo que todavía no domino bien mis habilidades, y creo que he hecho demasiado el ridículo al intentar demostrarte algo de lo que no puedo conseguir de momento ―le informo, y él asiente a lo que le digo conforme traga bastante del vaso aunque haya dicho que es demasiado suave―. ¿Sabes qué bebida es esta, Toga?

―No estoy muy seguro, pero te puedo asegurar que muy pocas Bestias beberían algo como esto ―se encoge de hombros, terminándosela y haciéndome un gesto vago por lo bajo para que se la vuelva a llenar. Cedo, y sólo porque sé que valdrá la pena―. Quizás las aves le darían una oportunidad, o quizás los insectos, pero la mayoría no beben alcohol porque es peligroso para ellos mismo. ―Mira la copa con una expresión dudosa. Sus mejillas se están empezando a poner rojas, lo que obviamente el efecto es más rápido que la cerveza de barril―. Nuestras mujeres beber cosas más intensas aun así. Esto es demasiado.... delicado, casi como si fuera...

―Élfico ―completo yo―. Se llama Licor de Bliss, pero algunos lo llaman "El sabor de la culpa", porque después de beberlo las personas se arrepienten de haberlo bebido.

Guardo la botella en el inventario, y mientras Toga me observa con una expresión entre dudosa e inconclusa, yo sonríe levemente mientras termino lo que me queda del vaso porque esta noche va a ser muy divertida.

La bebida es extremadamente dulce, casi delicada, con el punto exacto de acidez para sentir el aromatizante ardor en tu garganta y sentir que se desliza hasta mezclarse con el líquido de tu estómago. La típica bebida para alguien de su clase, amantes de lo elegante, lo delicado y alejado de los sabores pronunciados. Snobs racistas contra toda raza que no sean ellos mismo, y quizás "tolerantes" con los dragones en tiempo pasado. Todos los demás reciben comentarios de doble filo.

Recuerdo que una vez mi padre compro esta botella cuando yo era muy pequeño para regalar a un matrimonio que conocía, pero yo no entendía el por qué tenía que gastar tanto dinero para una botella. Poco tiempo después, me comentó que era un regalo para aquellas parejas que llevaban tiempo intentando tener hijos pero que, por alguna razón, no podían. Esa bebía les iba a ayudar a tener más energías y ganas para intentarlo.

Nunca entendí el por qué la gente lo llamaba "El sabor de la culpa". De hecho, no le encuentro sentido.

Fuera como fuere, poco importa. He podido resistir a todos esos tontos juegos mentales de Kay, pese a su realismo, pero admito que transformarse en mi hermano casi me empujó al borde de la histeria. Que no sepa manejarlo bien, y además no voy a tomar más gotas, es una gran ventaja. ¿Qué tiene ahora contra mí? Nada.

Soy terco, me aferro con fuerza a un clavo ardiendo si las posibilidades de supervivencia están ahí, pero también admito que mi tigre hace que me vuelva algo descocado y por lo tanto mis impulsos me lleven a cometer estupideces.

―Oye, Toga, llevo tiempo preguntándome algo ―dice Kay, haciéndome volver de mis pensamiento tras terminar de beber la tercera copa―. ¿Qué se siente ser una Bestia? He oído que son una raza malinterpretada, ya que son bastante directas a la hora de hablar u opinar. Además de no tener filtro.

―Eso es bastante cierto ―admito. Dejo la copa a un lado de la cama y me tumbo con cierta pereza, colocando mis manos tras mi nuca y así flexionar los brazos hasta hacer que los bíceps se marquen―. Al vivir en un mundo donde la magia hace prácticamente de todo, las Bestias somos empujadas a un lado porque se nos consideran "brutas". ¿Y sabes qué? Somos brutos, sí, y también somos directos porque al ser criaturas con dos almas eso hace que nuestra personalidad sea dual. ―Miro el techo de lona con un gesto aburrido, ya que no me gusta hablar de este tema―. Ser una bestia es pensar por dos: Dos decisiones, dos deseos, dos tipos de error... no somos perfectos, por supuesto, pero no queremos verlo nosotros mismos porque eso entonces nos dejaría en mal lugar.

―Entonces, si te pregunto algo... ¿me lo responderás con franqueza?

―Por supuesto.

Entonces Kay, en un tono bajo, casi como si fuera un secreto, me pregunta:

―Entonces... ¿te acostaste con esa Cierva en el festival, justo cuando me dejaste solo en la mesa?

Se me escapa al principio una risa un poco tonta y seca, porque preguntar eso es muy extraño, y él no debe de saber mis propias intimidades. No es de su incumbencia. Es como si yo le preguntara si alguna vez ha follado con ese mosquito relamido.

―Nah... no pude hacerlo ―digo―. Tenía demasiadas cosas en la cabeza y no se levantaba, así que para que la chica no se diera cuenta sólo la besé y me largué de nuevo.

―¿Por qué?

―Para ahogar mi vergüenza en alcohol, obviamente. ¿Sabes lo patético que es eso de que no se te ponga dura con una mujer tan bella como ella?

Espera... ¿qué cojones le estoy diciendo? ¿Por qué estoy contándole esta mierda?

―Sí, era bastante guapa ―opina, a lo que yo volteo un poco para verle. Se ha levantado del asiento, y la mano ha desaparecido en la nada como si estuviera buscando algo dentro de un agujero en el aire―. También me he dado cuenta que los que sois carnívoros y depredadores, fácilmente os tiráis encima de los herbívoros porque tienen menos fuerzas que vosotros. Eso... es un poco cutre, ¿no?

―No podrías entender algo como eso, Kay ―le digo con una ceja arqueada―. Es cuestión de orgullo, aunque no te voy a negar que a veces entre carnívoros nos gusta provocarnos para ver cuál de los dos se subyuga al otro.

BASTA. CÁLLATE LA PUTA BOCA.

―¿Entonces... estás sufriendo por ello, Toga? ―La pregunta me hace sentir un poco confundido al principio, hasta que dice―: Mes y medio sin follar con nadie. Con lo grande y fuerte que eres, además de atractivo... ¿Seguro que tienes algo malo? ―Por alguna razón esa palabras me duelen. Yo soy un hedonista, me gusta el placer en todas sus formas y momento, y el simple hecho de llevar tanto tiempo sin satisfacerme me hace sentir triste y patético. Culpable―. ¿No te sientes... ansioso?

¿Ansioso? pienso a mis adentros. A ver, sí es una mierda pero sé qué puedo aguantar bastante, ya que las chicas del barrio rojo no se irán y sé que con un poco de dinero podré satisfacerme un día de estos.

Estoy a nada de responderle eso, pero mis palabras se quedan enganchadas en mi garganta cuando veo que Kay, con calma, se ha desatado la capa y así caiga al suelo. Eso es raro, ya que todavía estoy esperando el supuesto castigo. Más raro es cuando escucho el sonido de los botones de su ropa abriéndose, haciéndolo de uno en uno, con tanta lentitud que mi cuerpo está sintiéndose extraño: Siento calor por el vino élfico, me siento molesto porque no quería contarle lo de la chica  a Kay, ansioso porque siento que me está provocando con esa parsimonia y no me gusta sentirme raro.

―¿Q-qué demonios estás haciendo? ―balbuceo con torpeza.

Kay me mira de soslayo, impávido, hasta que la camisa negra cae a sus pies para dejar al descubierto su espalda. Es un poco ancha, con cierto toque esbelto. Hay algo escrito en su columna, aunque no reconozco las letras, y puedo hallar esparcidas por su piel arañazos y marcas de haber sido herido en más de una batalla. Eso le da un aire curtido que a muchas mujeres les gustaría.

―Bueno, estamos en verano y la gente de normal duerme más fresco ―lo dice como si no fuera algo importante―. Normalmente duermo con poca ropa, y eso ya tendrías que saberlo. Sueles dormir al lado de la puerta transformado en tigre, por lo tanto... ―Sus palabras se detienen, hasta que de repente esboza una sonrisita―. Oh... ¿No me digas que te gusta mi cuerpo? ¿No eras hetero, Toga, o me has mentido a la cara todo este tiempo?

―No me gustan los hombres ―recalco en un tono brusco, pero mi entrepierna parece que no opina lo mismo. O al menos hoy. Estoy notando como se está hinchando poco a poco dentro del pantalón de lino, presionándose contra la tela, y lo peor es que él también está bien como se me está marcando.

Siento culpa. Enfado. Vergüenza. Desconcierto.

―Puedes mirar todo lo que quieras, pero no tocarlo ―dice, volteando su cabeza para estirarse.

A ver, siendo honesto, Kay tiene un bonito trasero desde esta posición en la que me encuentro, pudiendo apreciar bien la ligera protuberancia que genera la curva de su cuerpo. No es una curva femenina, ya que es un hombre, pero cuando su cuerpo no está cubierta de escamas negras, es más bien sedosa al tacto y sus curvas son muy marcadas.

Cuando termina de estirarse, Kay se da la vuelta y camina hacia mí. Cada paso genera un latido en mi corazón que desea bombear mucho más rápido, ya que esto me está haciendo sentir nervioso. ¿Estoy borracho? ¿Demasiado salido? Mi Celo no es hasta invierno, por lo que queda otoño entremedio y él no deja de ser un chico.

En el momento que me tiene a tiro, cierra el puño entorno a mi cabello y tira suavemente hacia atrás, obligándome a que le exponga mi garganta y me observe con esos ojos. Es la mirada de un dragón muy joven, casi humano, pero al mismo tiempo su aura destila el mismo hedor de la muerte cuando él desea que aparezca. Como ahora. Su aura es de un elegante tono violáceo que volita a su alrededor como cientos de mariposas, difusas, pero que al mismo tiempo le dan un toque sofisticado... y aterrador.

―Sé de sobra que eres una Bestia muy cochina... ―murmura con la voz ronca. Trago saliva al notar como su mano, con sutileza, se apoya sobre mi erección. Sé que si aparto la mirada le demostraré que puede controlarme, tocándome, cuando yo mismo sé que puedo con ello―. Esto no deja de hacerse más grande, Toga. Así que... creo que me has estado mintiendo de que no te resulto atractivo.

―No es mentira.

―Entonces, gatito... ¿qué tal si jugamos a un juego?

Carraspeo.

―¿Ju-juego?

Sin ningún reparo se me sube encima, como si yo fuera alguna especie de colchón o algo así, hasta que se acomoda. Por desgracia esto no me está ayudando a que la erección baje, ya que tiene su rodilla presionada ligeramente contra el bulto.

―Tu castigo va a ser un juego de premio o consecuencia: Vamos a dormir, de ahora en adelante, de esta manera. Si me metes mano, besas o marcas, sumarás una noche más de castigo de las que me debes; en cambio, si superar una noche sin haber hecho nada, te reduciré dos días ―explica y yo levanto la mirada con expectación―. Ya que dices que no te interesan los hombres... será fácil para ti, ¿no?

Intento esconderme en una expresión seria, o al menos lo que más se parece a ella para que vea que puedo con ello.

―Puedo con ello.

―Entonces, Toga... ―susurra―. ¿Qué se siente saborear tu propia culpa, cuando tu boca dice una cosa, tu mente duda y tu cuerpo está deseoso de que lo toquen hasta sentirte satisfecho?

Eso, en mi opinión, es muy mala pregunta para hacerle a un hombre que está duro, acalorado y confundido.

Conforme pasan los días, mi confianza parece ir cojeando más rápido de lo que me gustaría admitir. No es algo exacto: Al principio, durante las noches, Kay parece soñar con algo que lo hace sentir incómodo y empieza a removerse hasta que lo tengo que sujetar con los brazos para que no se caiga de la cama. Luego se queda quieto. Pero ahí estoy yo, observándole descansar entre la oscuridad, mientras mi mente me hace una pregunta:  ¿Y si...?

Tras ello, llegan las mañanas en las que Kay se levanta muy temprano para bañarse en el lago y nadar. Lo hace religiosamente: Nada un rato, y cuando yo llego para quitarme el sudor se va al borde y nos quedamos callados. Estáticos. 

Crimson todavía no ha llegado pese haber pasado unos cuantos días, y no es hasta que él me confirma que tardará en llegar porque su misión es complicada y se necesita mucha cautela.

Eso significa que está solo y nadie lo protege. 

Cuando termina del lago, se larga a hacer misiones para el gremio. Se va, desaparece unas horas, y más o menos hasta la hora de comer no volvemos a coincidir. Admito que estuve tan aburrido que empecé a hacer misiones sencillas de rastreo y búsqueda, mientras me recuerdo que toda moneda que ahorre se irá directa a la Zona Roja. Será pronto. Pronto enterraré mi cara en los pechos de una mujer voluptuosa, mi bestia estará contenta, y entonces... bueno, pueden pasar muchas cosas.


La cuarta y quinta noche parecieron tomar un ritmo un tanto diferente. Él seguía moviéndose, yo ya lo encerraba en un abrazo por inercia, lo miraba en silencio un rato hasta asegurarme que estaba dormido y volvía a dormir.

Sin embargo, en la sexta noche sabía que había algo diferente. No estaba seguro de qué era.

¿Sería a lo mejor que ese pantalón era nuevo, por el hecho de marcarle el culo?

¿Sería a lo mejor que se hubiera metido en el lago, y por ello las gotas le recorrían el torso desnudo mientras bebía?

¿Sería a lo mejor que, cuando me miraba, me retaba a que hiciera una cagada para darle razones de castigarme?

¿Sería a lo mejor que, cada vez que hacía un movimiento, mis ojos se iban directamente para ver lo que estaba haciendo?

Desde que bebimos ese vino no lo habíamos vuelto a probar, tampoco teníamos mucha conversación, las comidas y cenas en la taberna eran un tanto frías, y cada vez que lo miraba a los ojos me respondía yo mismo: Cinco días superados, son diez días perdonados. 

Ya es la sexta noche cuando, como si fuera un cachorro que necesita escapar de un terror nocturno, Kay se me sube hasta colocarse sobre mí. Yo soy más grande, más ancho. Visto desde mi perspectiva... Kay parece una fusión de un elfo y un enano: Cabrón, gruñón e hijo de puta. No es tan esbelto como uno, o al menos no llega a ese nivel asqueroso de parecer una rama humana, y tampoco tan regordete como un enano.

De hecho, Kay más bien es estrecho de tronco, ancho de hombros, de piernas firmes y brazos tonificados. Parece un mago que intenta obtener fuerza física cuando se queda sin maná, pero no cumple los estándares de los dragones. Las leyendas hablaban de hombres anchos como armarios de doble puerta, altos como el menor de los gigantes, cuervos ondulados que simbolizan su estatus y estado de crecimiento, escamas tan duras que ni las espadas pueden perforarlas... Kay es un dragón muy extraño. No parece uno en realidad pese habérmelo demostrado.

―¿Hoy también vas a tener la gentileza de rodearme con uno de tus brazos, como si fuera una doncella? ¿Tanto te gusta sentir nuestros cuerpos pegados? ―murmura Kay en mi oído, haciéndolo tan lento y aterciopelado que a mi tigre interior se le erizó el pelaje y a mí me bajó toda la sangre a la polla. Joder―. ¿Desde cuándo eres un caballero? No seas tímido en enseñárselo a los demás, a lo mejor te tienen envidia y querrá imitarte.

―Deja de provocarme.... ―gruño, apartando la mirada a otro lado.

―¿Por qué te pones tan nervioso, Toga? ―vuelve a murmurar, lo que provoca que mi polla sufra una contracción―. Sólo estoy hablando bajito para que los monstruos no sepan que estamos nosotros solos aquí... juntos... muy pegados...

Mentiroso. Jodido mentiroso. Puto mentiroso, deja de hacer eso.

―Deja de hacer cosas.... raras...

Mierda, se me está poniendo como una piedra. Para. ¡Desínflate, polla estúpida!

Tomo una profunda respiración, hinchando el pecho con Kay encima, y mis ojos se quedan contemplando un momento el trasero del chico. Abultado, no excelente, pero agradable cuando quieras masajearlos con los dedos. Al estar mirando ahí tan fijamente, siento que mi corazón empieza a latir muy rápido dentro de mi pecho. La excitación recorre todo mi cuerpo como si se hubiera colado un relámpago, y eso me hace preguntarme sobre cuándo fue la última vez que un murmullo me puso tan cachondo.

―¿A dónde estás mirando, Toga? ―pregunta y yo aparto la mirada para encontrarme con una mirada ladina. Tramposo, provocador, mezquino―. ¿Estás pensando cosas sucias para esta noche, cuando yo esté durmiendo?

Diosa, no me metas esta prueba cuando estoy a pan y agua... Es cruel...

No respondo a ninguna de las preguntas, sino que sólo observo que mueve la mano por mi pecho, como si fuera un gesto inocente, y el contacto hace que note como mi polla comience a segregar un poco de fluido. Su mano me recuerda a cuando paseaba en la Zona Roja, donde las chicas adoraban sentir sobre sus manos la suavidad de mi vello blanco, en contraste con el cabello mayoritariamente negro, terso y agradable. 

Pero entonces el recuerdo se rompe cuando, de repente, un ligero tirón sobre mi pezón hace que gima y mi espalda se tense.

―Tienes un pelaje bastante terso... ―comenta en voz baja―. Podría acariciarlo durante horas...

Tomo aire al sentir que vuelve a mover su mano, pero esta vez se centra en acariciar los abdominales superiores mientras siento mi temple romperse poco a poco. 

Sin ningún cuidado tomo al chico y lo pongo boca arriba para que espalda toque el improvisado colchón rellenado, y sin que se me mueva me coloco encima. Con la presión, mi erección sufre una punzada y mi cerebro maldice este momento de debilidad cuando me agacho y beso su estómago, sudado y con ligero bultos que supongo serán sus abdominales. Seguidamente asciendo poco a poco, utilizando la lengua, hasta llegar al cuello y arrancarle el sudor. Su pulso está muy acelerado, lo que significa que le ha gustado lo que le acabo de hacer.

―Esto no estaba en el trato, Toga... ―susurra muy bajito, y el vello de la nuca se me pone de punta―. ¿Eres un tigre muy malo que quiere su premio de consolación?

Mi cerebro se siente entumecido y estúpido, haciendo pensar únicamente en sexo. Quiero follármelo con tanta fuerza que seguramente lo escucharán en todos los rincones del bosque. Quiero arrancarle la ropa, una a una, y sepultarlo con mi cuerpo para arrancar su aliento en un largo y cálido beso con legua. Quiero engancharlo con las diminutas púas de mi polla, obligándole a que se quede pegado a mí hasta vaciarme las pelotas. Quiero...

Mis pensamiento se silencian al instante cuando una bofetada bastante dura me atonta.

Erdbinden (Atadura terráquea).

Más de una veintena de cuerdas hechas por raíces salen de la tierra para arrancarme de la cama, al igual que un juguete, y así dejarme suspendido en al aire. Le escucho soltar un suspiro largo, salir de la cama, y ordenar a las cuervas que me bajen hasta estar a una buena altura de él.

―Eres... un... un... ―gruño profusamente, bastante cabreado y con las mejillas rojas de la vergüenza. Noto como el líquido preseminal abundante se me está escurren por la pierna y seguramente ha manchado el pantalón por haberme aguantado por tanto tiempo―. Hijo de...

―No recuerdo haberte dado permiso que fueras tan tosco.

―Qué te follen. ―Estoy tan cabreado que me gustaría transformarlo ahora mismo en un puré de slime sanguinolento y asqueroso―. Eres un puto calientapollas.

―Por supuesto que lo soy ―afirma, lo que me hace mirarle con sospecha porque no entiendo el por qué está admitiendo eso. Aun así, él estira el brazo y mi vello se eriza rápidamente al mismo tiempo que mis dientes se aprecian mientras gruño enfadado. No le importa, ya que me toma de la mandíbula con fuerza―. ¿Quién te ha dicho que yo iba a ser amable contigo, incluso cuando estás cachondo perdido?

Me arde la cara de la vergüenza y la ira que estoy acumulando por este cabrón. 

―¡Desátame ahora mismo, cabrón desgraciado!

Sin siquiera escucharme, me baja el pantalón de un tirón y deja mi polla al aire mientras me mira con una sonrisa burlona. Después se aleja, paso a paso, mientras me provoca con una mirada típica de un depredador que se pavonea de los que son menos geniales que él. Me está retando, dejándome claro que yo soy la presa, burlándose de mi orgullo con mi desnudez, y al mismo tiempo provocándome ansias de cazarlo cuando se tumba en la cama en una posición inocente y abierta para que mi mente se nube con una imagen lasciva de Kay.

Ahora entiendo por qué Crimson lo adora: No es por su rareza, su habilidad o su sed de saber. No se pasa los días besándole el culo por nada. Él lo adora porque su crueldad no tiene límites, y no le importa lo que crea la gente sobre sus acciones.

―Si te portas bien esta noche y me acuerdo, te comparé una cerveza.

―Te la puedes meter por el culo, pedazo de cabrón.

―Prefiero algo más grande que una botella ―me provoca con una postura burlona, a lo que yo le siseo y agito las cuerdas sin demasiado éxito―. Pero por desgracia tú eres hetero y no suelo acostarme con gymbros.

No sé qué cojones es un "gymbro", pero suena mal.

―¡Suéltame!

―Lo siento, eres demasiado débil para que te haga caso ―me da la espalda, justo molestándome con el culo oculto en ese maldito pantalón―. Ah, y ni se te ocurra intentar matarme mientras duermo, o te adelanto que antes de que me toques una rama te empalará desde suelo.

Cierro la boca, porque eso no ha sonado a un farol.



Continue Reading

You'll Also Like

19.7K 696 164
Bueno como vieron en el titulo son imรกgenes del ship de RadioStatic bueno de Alastor x Vox. Aclaraciรณn las Imรกgenes o comics no son de mi autorรญa . D...
24.6K 1.4K 23
-๐˜“๐˜ข ๐˜ค๐˜ฉ๐˜ช๐˜ค๐˜ข ๐˜ฏ๐˜ถ๐˜ฆ๐˜ท๐˜ข ๐˜ฆ๐˜ด ๐˜ฎ๐˜ถ๐˜บ ๐˜ญ๐˜ช๐˜ฏ๐˜ฅ๐˜ข.. ๐˜Œ๐˜ฏ๐˜ต๐˜ณ๐˜ข ๐˜ถ๐˜ฏ๐˜ข ๐˜ค๐˜ฉ๐˜ช๐˜ค๐˜ข ๐˜ฏ๐˜ถ๐˜ฆ๐˜ท๐˜ข ๐˜ฆ๐˜ฏ ๐˜ญ๐˜ข ๐˜ฆ๐˜ด๐˜ค๐˜ถ๐˜ฆ๐˜ญ๐˜ข ๐˜ง๐˜ถ๐˜ฏ๐˜ฅ๐˜ข๐˜ฎ๐˜ฆ๐˜ฏ๐˜ต๐˜ข๐˜ญ ๐˜ฑ๐˜ข๐˜ฑ๐˜ฆ...
83.9K 9.2K 27
jeon Jungkook un prรญncipe heredero que va en busca de la princesa del reino enemigo para despojarla y asi poder convertirse en rey. kim taehyung es e...
48K 1.7K 39
Les vengo a informar que si demorรณ en publicar mรกs capรญtulos es por falta de ideas o porque estoy ocupada y si no les gusta el ship por favor no haga...