·𝑬𝒎𝒑𝒂𝒕𝒉𝒚 & 𝑰𝒍𝒍𝒖𝒔�...

By lagatanegra03

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Escrita junto con @anfitriteytalasa ✿.。.:* ☆:**:. Fanfic Fate: The Winx Saga .:**:.☆*.:。.✿ Alphea, el interna... More

●Cast de personajes●
💜🧚🏻‍♀️💚 PREMIOS 💚🧚🏻‍♀️💜
Capítulo 1: El chico de los cuchillos
Capítulo 2: Hada del engaño
Capítulo 4: El hipotético rubio
Capítulo 5: ¿Has tenido un mal día?
Capítulo 6: Meteduras de pata
Capítulo 7: Temperamento explosivo
Capítulo 8: Habilidades sociales
Capítulo 9: Cobarde, capullo e insoportable puercoespín
Capítulo 10: Exnovias y futuras novias
Capítulo 11: Encuentros fortuitos, los Haaly y una nueva amenaza
Capítulo 12: Una mañana catastrófica
Capítulo 13: Las comparaciones son odiosas
Capítulo 14: La cólera del hada verde
Capítulo 15: La fuerza de la mente y del cuerpo
MUSA
Capítulo 16: El estratega
Capítulo 17: Los celos del traidor
Capítulo 18: Susurros tras la puerta
Capítulo 19: Presentimientos y champú de coco
Capítulo 20: Espiando conversaciones y enfrentando monstruos
Capítulo 21: Los poderes de Melody

Capítulo 3: Lío de habitaciones

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By lagatanegra03


—Musa, creo que he vuelto a casa —digo impresionada.

Acabamos de entrar en la sala donde compartiremos el curso con nuestras compañeras. Me quedo clavada algo sorprendida en el pequeño pasillo que se construyó para abrir paso a la sala común, la cual está repleta de plantas. Hogar salvaje hogar. Son tantas que casi no permite el paso de la luz solar del ventanal principal. Mi prima sonríe consciente de que digo la verdad. Papá es incapaz de no traer una planta nueva por día a casa y colocarla por alguna parte de ella, salvo la habitación de Brandon que es el único que se ha negado a acoger más.

Decido avanzar unos pasos para curiosear y ver si lo demás también es igual, de ser ese el caso me vuelvo a Linphea. ¿Qué sentido tendría huir de tanta vegetación si la tengo hasta en la sopa? Musa se cuela por una de las habitaciones de la derecha, por lo que yo me dedico a pasear absorta por la belleza del sitio.

El lugar se divide en dos habitaciones por cada lado del círculo perfecto que es el salón. Este está compuesto por dos sofás naranjas con mantas de símbolos por encima, una mesa baja de cristal con algunos accesorios y justo donde el pasillo hay cómodas y algunos armarios. Miro al techo y antes de marearme veo colgada una lámpara de araña ricamente decorada.

La partición en dos zonas llega a raíz de la gran ventana y dos secundarias, más pequeñas, a cada lado que dan a donde entrenan los especialistas. Me asomo en busca de Riven pero no le distingo desde tan lejos, si es que está. Debajo de la ventana hay una especie de banco que está cubierto por ficus, orquídeas, lirios, violetas, cactus y algunas más exóticas como Costilla de Adán o kentias.

—¿A casa por qué? —pregunta una voz dulce y cantarina. Una chica de pelo castaño claro a la altura de los hombros, ojos verdes, piel clara y de apariencia menudita me sonríe entusiasmada detrás de un ficus. ¿Cuánto tiempo lleva ahí? Sale torpemente pero continúa con su sonrisa—. Soy Terra, encantada nueva compañera de habitación.

—¿Hada de tierra? —digo a su vez. Ella asiente casi al instante mientras yo suspiro, cansada de tanta vuelta que he dado, y con cuidado me siento en uno de los dos sofás—. Encantada Terra, soy Melody y la que ya está en su habitación, mi querida prima Musa. Mis padres son hadas de tierra —le explico. Ella se sienta a mi lado con dos plantas pequeñas en macetas azules—, por eso digo que es como estar en casa.

—¡Oh, pero entonces tú también eres una hada de tierra como yo! —exclama con viveza. Deja las plantas en la mesa baja de cristal reluciente que hay frente a nosotras—. ¡Qué ilusión! Nunca pensé que tendría tanta suerte de tener una compañera así. Pensaba que estabas disgustada con toda mi decoración por cómo has dicho lo de "Creo que he vuelto a casa" —repite mi frase haciendo de enfadada y eso me hace reír—. Menos mal, porque creía que tendría que quitarla como me ha dicho la pelirroja, ¿cómo se llamaba? —Chasquea sus dedos impacientemente tratando de encontrar el nombre de la chica.

—Beatrix, coño. —Chilla una voz agria como el vinagre desde uno de los cuartos. El rostro de Terra pasa de ser el más alegre al más asustado—. No es tan difícil y tú, sal de mi habitación. No admito mentirosas aquí.

Se escuchan unos tacones retumbar por el piso, me giro ya que el grito salía de uno de los cuartos de la derecha y veo cómo sale una chica bajita, cabello pelirrojo trenzado en dos y vestida toda de negro como si fuera a un velatorio. Nos dirige una mirada altiva, luego eleva el rostro y elegantemente se marcha de nuestro espacio dando un portazo que hace bailar a las orquídeas. ¡Menudos humos!

Vuelvo la vista a la habitación para ver quién será la pobre chica que tiene que convivir con ese ser. Suelto una exclamación de sorpresa y no puedo evitar reírme a carcajadas. Mi mejor amiga Ellie se desahoga ella sola imitando los gestos de la enana pelirroja con intensidad y dando pataditas al suelo enfadada al final de su actuación. ¡Qué alegría! Por lo menos nos ha tocado juntas y no una en cada punta de la escuela.

—Ellie, que no te está viendo. —Le informo divertida al mismo tiempo que me levanto para regañarla por haberme dejado tirada— ¿Se puede saber por qué no sabéis utilizar un teléfono móvil? —Me cruzo de brazos. Ella sale corriendo de la habitación y me da tal abrazo que no puedo evitar corresponder. La echaba de menos…

—Melody, tú no sabes lo que me ha tocado por compañera. Me niego a que esa sea con quien tengo que dormir. O me cambian o me voy de Alphea—sentencia duramente Ellie. Frunce el ceño y mira a la puerta principal con odio—. Es una maleducada, una malhablada, con un ego tremendo y que dan ganas de mandarla a la selva de Linphea, ahí, con todos los bichos más peligrosos y que le piquen ocho escorpiones venenosos como mínimo.

—¡Oh, otra que es de Linphea! ¡Qué alegría! —interviene Terra. Ellie le devuelve la mirada con confusión y repentino temor—. Mi prima Flora es de allí y la mayor parte de mi familia. Yo vivo cerca de Alphea porque, bueno, mi padre es profesor de la Escuela...pero voy muchos veranos y es todo precioso. ¡Qué suerte vivir allí!

Ellie le dirige una mirada cargada de suspicacia. Ninguna de las dos opinamos que ese lugar sea el mejor para vivir.

—Terra, antes de que sigas hablando hagamos presentaciones. —Rodeo con mi brazo los hombros de Ellie y la estrujo contra mí—. Esta es mi mejor amiga, Ellie. Ambas somos de Linphea pero ninguna de las dos somos hadas de tierra. Yo soy un hada de la empatía. —Ella abre la boca sorprendida y sonrío. Inmediatamente después me corresponde con una dulce sonrisa. Continúo explicándole—. Mi prima también, tenemos poderes diferentes eso sí.

—Yo soy un hada… —empieza a decir Ellie tras unos segundos esperando a que siguiera hablando.

—De las ilusiones, lo sé —la corta Terra incapaz de contener su emoción. Ellie pone cara rara y la chica se apresura a excusarse—. Escuché vuestra charla, la que tuviste con Beatrix —aclara— y te dijo hada del engaño, por lo que até cabos y me di cuenta de que se refería a hada de las ilusiones. Sé que no debería escuchar conversaciones ajenas...lo siento —se disculpa agachando la cabeza.

—¿Te llamó mentirosa? —pregunto a Ellie arrugando la nariz—. ¿Quién se ha creído? Es una estúpida.

—Yo opino que...bueno, es un poder muy chulo y guay. —Terra sonríe tímidamente a Ellie, que no sabe muy bien cómo reaccionar. Le doy un codazo para que espabile.

—Eh, gracias...no estoy acostumbrada a que mi poder mole a la gente —comenta ella. Carraspeo suavemente—. Pero gracias, de verdad. Encantada de conocerte, Terra.

—Una pena que no seáis hadas de la tierra pero sois muy majas y agradables. —La castaña agarra las dos macetas que había dejado en la mesa—. O sea no digo que las que no son hadas de tierra no sean majas…no, no, no. —Ella niega con la cabeza nerviosa. Yo no puedo parar de mirar las pequeñas plantas de un lado a otro mientras ella se atropella hablando—. Oye, sé que igual estáis hartas de plantas pero quizás queráis una de estas. Son pequeñas, no necesitan mucho cuidado…solo cariño. —Nos tiende a cada una un pequeño ficus y lo aceptamos de buen gusto.

—¡Muchas gracias, eres muy amable! —agradezco contenta del recibimiento. Parece algo insegura de sí misma aunque lo sabe solventar con buenos modales y sonrisas permanentes. Ellie asiente suavemente con la cabeza.

—¡Luces fuera, apagando! —Las tres nos miramos confundidas. Desde una de las habitaciones de la izquierda vemos a través de la puerta entornada que unas luces se apagan y encienden. Una voz más lejana parece despedirse de alguien.

Curiosas nos acercamos sigilosamente hasta allí. Una morena con trenzas por todo el pelo abre la puerta y nos descubre a las tres a punto de hacer lo mismo. Sonrío inmediatamente cohibida. Igual se piensa que las estábamos espiando.

—¿Ya has terminado de pelearte con la pequeñaja? —pregunta la chica burlonamente a Ellie. Ella niega con la cabeza varias veces.

—Para nada, estoy deseando que vuelva para explicarle unas cuantas cositas. —Agita las manos nerviosa y la de trenzas suelta una carcajada. Me alegra que Ellie ya conozca a alguien, eso es que va progresando—. Bueno, os presento a Aisha. Me ayudó a no perderme por el lugar.

—Un gusto —digo la primera. Terra asiente feliz—. ¿Por qué tendríamos que apagar las luces? Es de día aún.

—Oh, es culpa mía. —La pelirroja a la que se había acercado Riven antes asoma su cabeza por la puerta. Aisha la abre por completo y nos invita amistosamente a pasar con un ligero cabeceo.

—Me iba a explicar por qué resulta que estamos en los Alpes y nosotras no lo sabíamos —comenta con sorna la morena. Ellie y yo nos sentamos al lado de la pelirroja—. Encantada de conocerte, Melody.

—Yo voy a colocar algunas cosas de mi cuarto que tu prima debe de haberse sorprendido por el desorden —ríe algo intranquila.

—Peores cosas ha visto—respondo con una sonrisa—. Ha entrado al cuarto de mi hermano Pitt.

Ellie, que entiende a qué me refiero, pone cara de disgusto y de asco. Mis hermanos son muy desordenados y guarros, pero Pitt se lleva el premio de sucio de la familia absolutamente todos los años.

—Soy Bloom, encantada de conoceros y eso —se presenta rápidamente la pelirroja. Esta me da buenas sensaciones pero está nerviosa, no para las manos quietas en ningún lugar. Ventajas de ser empática. Quizás debería tocarle el hombro y así se relajaba algo—. Mis padres…no saben que existen las hadas ni Alphea. Vivimos en Gardenia, California. Hasta hace unos días desconocía de este lugar. Con deciros que lo más mágico en lo que creen ellos es el horóscopo.

—¿Leo o Capricornio? —Todas nos giramos a ver a Ellie estupefactas. Sabía que le gustaban las cosas de los otros mundos pero no que supiese de California—. ¿Qué? Me gustan esas cosas, son divertidas.

—Soy Escorpio.

—Te pega.

—¿Eres de La Tierra, no? —le pregunto regresando al tema inicial—. No te preocupes, al menos a mí no me molesta lo de las luces. Solo me pareció extraño.

—¿De verdad que es eso lo que es más extraño aquí? —contesta incrédula—. Quiero decir, tenemos poderes… mágicos.

—Lo sabemos y por eso estamos aquí. —Nos reímos con fuerza y le conseguimos sacar una sonrisa. No me resisto a preguntarle más tiempo—. Antes te he visto en la entrada, ¿conocías a esos dos chicos?

—De nada —responde tajantemente—. El rubio se acercó a mí porque vio que estaba algo perdida.

—Lo noté hasta yo.

—Buscaba a Stella —continúa ella—. La directora Dawling me había asegurado que sería quien me guiara pero tardé en localizarla. El de la cazadora oscura vino después y en cierta manera me salvó del rubio, le distrajo y yo seguí a lo mío.

—¿Y ese repentino interés por ellos? —Ellie y Aisha me preguntan con una sonrisa de oreja a oreja. Me muerdo el labio inferior, quizás fui muy cantosa.

—Nada, me choqué con Riven y por eso me preguntaba si ella también le conocía. Vi que se fue hacia ellos con mucha seguridad y creía que erais amigos.

Bloom me devuelve la mirada divertida al mismo tiempo que niega con la cabeza. Ellie me agarra del brazo y se ríe con fuerza. No sé por qué pregunté, ¿por qué? No es de mi interés…

—Riven es el rubio, ¿no?

—No, Ellie, es castaño y es el de la cazadora pero no quiero hablar más de él.

—¿Es posible que habléis del chico de los cuchillos? —Musa se agarra del marco de la puerta con las manos y solo se le puede ver sus ojos brillantes sobresaliendo por el lado izquierdo.

—Tiene apodo y todo ya—comenta emocionada Ellie. Me da palmaditas en la mano—. Me tienes que contar todo.

—No, lo que tengo que hacer es ir a ver mi habitación que todas habéis visto las vuestras y encima tengo toda la ropa arrugada en la bolsa. —Impacientemente me levanto dejando a las chicas hablar sobre otras cosas. Musa se va a presentar a las demás y Ellie me persigue.

—Riven, el de los cuchillos. ¿Es majo? ¿Guapo? ¿Cómo le has conocido? ¿Y el apodo tiene que ver? —Mi amiga me avasalla a preguntas. Comprendo su excitación pero a mí me incomoda hablar de chicos y más aún de él, tampoco sé por qué. Recojo mi maleta y me aproximo a la única habitación de la que no he visto a nadie salir cansada de esta reciente conversación—. Eso es el baño.

—¿Por qué no paráis de gritar de una vez? —chilla una voz aguda. La puerta contigua se abre de golpe y una rubia de ojos azules, alta, esbelta, guapísima y vestida con cosas con purpurina aparece con rostro contrariado—. He escuchado ya más voces de las que estoy dispuesta a oír en todo lo que resta de curso. Dejad de amargar a las demás compañeras o tendré que hablar con la directora y os aseguro que le obligaré a que durmáis en el cobertizo abandonado.

—Adelante, cualquier cosa será mejor que compartir espacio con una prepotente y pija como tú —bufa Ellie con malas pulgas.

—Perdona, ¿qué has dicho?

—Lo que has oído—se cruza de brazos y le reta con la mirada—, entre tú y la enana pelirroja nos vais a arruinar la estancia…

—Nada, nada —me apresuro a decir tapando la boca de Ellie—. Solo quería entrar a mi cuarto, bueno, nuestro cuarto porque me han asignado contigo.

Ella da unos pocos pasos hacia nosotras y se me congela el habla. No me gusta nada esa cara ni la vena del cuello que le palpita repetidamente. Nos señala a ambas con sus uñas perfectas.

—Me encargué personalmente de tener una habitación para mí sola —niega con la cabeza más para convencerse a sí misma que a mí. Camina nerviosa de un lado a otro mientras nuestras compañeras se acercan a nosotras—.  Debe de haber un error, en cuyo caso, yo no me hago cargo de ello. Solo hay una cama, ¿dónde rayos ibas a dormir?

—¿Cómo? —inquiero muy preocupada—. ¿Ni siquiera un colchón para dormir en el suelo?

—¿Qué pasa, Melody? —Aisha me sacude el brazo varias veces pero me he quedado sin habla de nuevo. Pongo un puchero y veo cómo Stella se dirige con una mirada lastimera a su habitación…porque es de ella y yo no tengo dónde dormir. Genial.

—Esto no queda así, la princesita purpurina va a compartir habitación sí o sí —murmura enfadada Ellie. Intenta ir hacia el cuarto pero agarro su muñeca suavemente para que no vaya a pelearse con ella muerta de preocupación—. ¿Por qué estás inquieta, Mel?

—Simplemente déjala, encontraré una solución —replico medio convencida. Ellie me mira de reojo, luego ve la puerta y se lanza hacia el pomo como loca. Se queja porque sin querer, al tratar de pararla, mis uñas se clavaron en su piel—. ¡Ellie, basta!

—No puedes dejar que te pisoteen —dice indignada. Le advierto con la cabeza que no se atreva a hacer nada y a regañadientes retrocede—. Bueno, pues vamos a echar a Beatrix que no es la jefa de las habitaciones. —Da un salto contenta—. ¡Me pido tirarle las cosas por la ventana!

—Tranquila, Melody, no dormirás en el suelo—me trata de animar Terra.

—Puedes dormir conmigo esta noche—se ofrece Musa—. Como cuando éramos pequeñas.

—O conmigo, que no es la primera vez querida Mel.

Estoy rodeada por todas ellas, me invitan atropelladamente cada una a lo mismo pero niego riendo por el alboroto. Agradezco su amabilidad, es bueno saber que no todas son igual de desagradables que la Barbie.

—Por suerte, hay dos sofás muy cómodos para poder dormir tranquila. No lo había pensado hasta ahora, no es mala solución por el momento...Lo único que necesito es donde guardar mi ropa.

—Mi armario es el tuyo, tía —declara Ellie con rapidez y una bonita sonrisa. Le doy una abrazo feliz de tenerla de nuevo a mi lado y de que sea mi amiga. Sé que si estoy con ella me voy a reír, voy a disfrutar y jamás me va a fallar—. Eso sí deberías cortarte esas uñas de bruja, me ha salido sangre en el antebrazo.

—Ouh, conozco un remedio casero que lo sanará enseguida —Terra la arrastra hasta su habitación mientras veo la ligera sonrisilla de mi prima viendo la escena.

—¿Qué te parece tu compañera de cuarto? —le pregunto aunque más o menos me sé la respuesta.

—Demasiadas emociones, pero lo podré soportar —responde sincera.

—¿Sois hadas empáticas, no? —Aisha nos señala con el dedo a ambas y asentimos— Yo de agua. Hablando de eso, voy a preguntarle una cosa a Terra.

La morena se marcha junto con Musa que va a recoger algo. Eso nos deja a Bloom y a mí solas. Me dirijo con pasos vacilantes hasta la puerta del cuarto de Stella de nuevo, misteriosamente se abre antes de darme tiempo a hacerlo. La rubia se mira a un espejo de cuerpo entero con detalles dorados, tiene dos faldas diferentes en cada mano y cambia cada pocos segundos de prenda para verse reflejada.

—Esto, Stella —llamo la atención a la chica—. Siento lo de antes, no queremos ningún lío y perdona si te molestaron los gritos.

—No te preocupes —dice la rubia sin mirarme—. Solo espero que sepáis cuál es vuestro lugar…Pero en fin, bienvenida a Alfea.

—Oye, ¿la fiesta de bienvenida no era algo informal? —inquiere Bloom a Stella, nerviosa.

—Sí. —Vuelve la vista a su reflejo y decide tirar hacia atrás la falda de brillantes y escoge una verde—, pero la gente no puede verme con el mismo modelo de ropa. Ya vieron este, esperan algo nuevo.

—¿Hay que ir con vestido, maquillada? —pregunto. El corazón me empieza a latir rápidamente, toda mi ropa está hecha un trapo y soy una negada para el maquillaje. Siento una pizca de envidia por ella, con su cuerpo, cabello y rostro perfecto no le hace falta absolutamente nada para ser una diosa; sin embargo, otras como yo tenemos que tirarnos varias horas intentando estar decentes—. ¿Cuándo es?

—En la tarde noche, tenéis tiempo para arreglaros. Ya podrás peinarte.


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