Enzo Vitale |Vitale 1|

By DoralisaTorrez

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¿Qué harías si tu chica del servicio te propone matrimonio? La respuesta la sabrás con Enzo Vitale en esta... More

|Epígrafe|
|Sinopsis|
|Personajes|
|Prólogo|
|Capítulo 1|
|Capítulo 2|
|Capítulo 3|
|Capítulo 4|
|Capítulo 5|
|Capítulo 6|
|Capítulo 7|
|Capítulo 8|
|Capítulo 10|
|Capítulo 11|
|Capítulo 12|
|Capítulo 13|
|Capítulo 14|
|Capítulo 15|
|Capítulo 16|
|Capítulo 17|
|Capítulo 18|

|Capítulo 9|

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By DoralisaTorrez


Marie Harrison

Aspiro hondo. Ver esta señora no es de mi agrado, aquello es obvio. Humillo a mi abuela y a mí en reiteradas ocasiones cuando trabajábamos en su mansión. Sus palabras de aquel día regresan a mi mente como un murmullo irritante. Todavía no comprendo como existen personas así de inhumanos, no te tratan como una persona normal por el hecho de poseer una descarada fortuna, títulos prestigiosos y demás. De paso comprendí el día que me entere de mi embarazo y ayer de donde Dereck saco su maldad que mantenía oculta. Esta señora hizo su respetivo aporte contundente.

Zara Clark.

Una mujer con aires de superioridad tan inmensos como el océano. Fría a la hora de dañar a los demás que no son de su estatus.

—¿Dónde quedaron tus modales, Marie? Invítame a pasar.

—Pensé que una mujer de su porte, no se adentraba a los suburbios o ponía sus finos tacones en un piso de gente como yo... —a esa mujer no le debe guardar respeto, no es mi jefa, sobre todo no se lo merece, nunca me respeto. A estas alturas ya es justo devolverle su irrespeto.

—Tal parece no tener a mi nieto te ostenta lo valiente —desvió la mirada, más por su tono de burla.

—¿Señora a que vino? Si es a burlarse o reclamarme... regrese por su camino, no tengo el tiempo ni la disposición de escucharla.

—No creas que me encuentro en este lugar por placer —alega con desdén —. Vengo en plan de negocios contigo... —detengo sus palabras.

—¿Negocias con usted? Mire lárguese de mi casa. No hablaré de nada con usted, de echo estoy malgastando tiempo aquí parada, así que adiós... —iba a cerrarle la puerta en el rostro, pero ella con su mano detiene mi accionar.

—Marie, tú no eres de mi agrado. Eso es evidente. —ruedo la mirada, como si me importara caerle bien.

—Todos los pobres no somos de su agrado...

—No te voy a contradecir, sin embargo, vengo porque estoy velando por los intereses de mi hijo e nuera, con mi nieto... no quiero nadie los interrumpa en la tranquilidad de la crianza con su hijo...

—Perdón, mi hijo —enfatizo con agudeza—. Matteo no es nada de esa mujer. Deje de darle un título que no le corresponde. Ya es suficiente desdicha que porte su ADN —ya me fastidia oír como denominan a esa mujer "madre" de Matt. La empiezo a detestar por querer acaparar algo que no le pertenece. Tal vez hago mal con tenerle rencor, pero sus pocas acciones de ayer, cierne gasolina en la llamarada de rencor de mi pecho. Aumenta sus llamas con cada labor de separarme de mi hijo. Los principales dueños de mi rencor son Dereck y esa mujer y, la señora Zara se unirá a los primeros puestos. Las degradaciones de los Clark produjeron deterioro sobre mí.

—Desgraciadamente, sí. Sin embargo, ese detalle puede cambiar, no a nivel biológico, pero si, legal. Un nieto mío no será educado por una persona tan mediocre como tú —trago duro, una pulsada de degradación estremece mi cuerpo. En interior reservo esa sensación, de forma exterior mantengo mi postura recta. Titubear ante ella no es una opción, Zara Clark, debe pensar que sus palabras de degradación no ocasionan efectos en mi persona. Si es preciso fingiré cual actriz. Ella y su familia son el enemigo, es mejor no mostrar debilidad. Aunque mi debilidad más fuerte esta retenida a su causa.

—Utilice todo su maldito dinero, pero entienda que no cambiara, quien es la verdadera madre de Matteo.

Carraspea.

—¿Me permitirás pasar? —rio sin gracia. Rio para evitar la ira o de lo contrario me descontrolare con esa señora. A pesar de todo es mayor, puedo ir a la cárcel si no controlo mis impulsos. Porque mis manos pican por abofetearla debido a su descaro.

—No y no. Lo que quiera decir puede ser afuera, no es obligatorio entre a mi hogar.

—Eres una descortés. Además, todo se puede esperar de gente de tu nivel corriente, sin educación... mejor digo rápido mi propuesta —reprendo a la estúpida de mi por oír su "proposición". Algo desagradable ofrecerá en pro de defender a su hijo. Soy peor por escucharla, igual no veo de otra, solo se largara una vez diga su dichosa oferta.

Ahorra mi saliva y tiempo en echarla.

—Deje de irse por las ramas, y escupa lo que sea va a decir...

Tensión destila por el aire. Se palpa la animadversión entre ambas. Admito me desconozco, jamás he sido rencorosa. Partidaria del tiempo del perdón, mas no del olvido. Solo de evitar y sobrepasar aquellos pensamientos dañinos. No obstante, ellos despertaron el rencor que, suponía mantendría al margen, para mantener mi conciencia en paz.

—Quiero que renuncies a mi nieto. Firmes un documento legal donde renuncias a su patria potestad.

¡¿Qué Diablos?! Mi mandíbula se oprime, preveo que voy a estallar. Inhalo sosteniendo la puerta con fuerza, a la par que oprimo mi mandíbula.

—¡Como se atreve! ¡¿Quién se cree para pedirme esa atrocidad?! —los estribos se me van al caño. La empujo sin medirme. Se mueve unos centímetros, camino en rápidas zancadas directo a ella. Enseguida me percato de sus guardaespaldas. La señora Zara le da una seña de detenerse antes de arribar a contenerme.

—Bájame el tono de voz... a mí no me toques, tus manos pueden estar sucias

—¡No bajo nada! ¡Usted viene y me sale con semejante locura y quiere que le hable suave! —su propósito es complacer al infeliz de su hijo. Deja los recatos sueltos con tal de mimar a Dereck. Cuesta comprende la existencia de gente tan malévolas, incapaces de tocarse el corazón. Esta señora es madre, por lo menos debería entender.

»Matteo es mi hijo. Fui yo quien lo dio a luz con mucho dolor. Lo acepte desde antes de nacer, sin importarme nada. Lo amo incondicionalmente sin verlo como un medio de conseguir mis interés egoístas. Porque Dereck no ama a mi cielo, él solo busca un beneficio de mi hijo. Que le quede bien claro soy su única madre, prefiero morir de la peor manera antes de renunciar a mi Matteo. ¡Váyase, no regrese de nuevo! —mi garganta de desgarra, aun así, prosigo con mis exclamaciones de molestia —. ¡Acaso no entiende, largo! ¡Jamás renunciare a mi hijo! ¡Jamás!

—¿Si terminaste? —cuestiona con una calma provoca rabia—. Permite decirte, que me da igual si eres la madre de mi nieto. A tu lado no se queda, de mi parte hare lo imposible si es necesario con tal de alejarlo para siempre de ti. Si bien eso implique —mi corazón se tensa —. Deshacerme de tu abuela o tu compañera de piso... tu querida abuela puede un día amanecer muerta de un infarto fulminante o la atropelle un auto, justo cuando regresaba de la iglesia. También tu amiguita podría ser asaltada y por resistirse la incrustaron una bala, hay múltiples escenarios donde dejarían de vivir por "accidente".

El cuerpo se me enfría. Mi ira es remplazada por el miedo, la respiración se me congela mientras un sudor frio recorre mi nuca. A pesar de todo lo ocurrido con mi abuela, la sigo queriendo, fue la persona que se dedicado a educarme y velar por mi bienestar cuando mi madre partió, me seguirá doliendo su repudio, pero no al punto de ansiar su muerte. Alicia, mi amiga, la única persona que me brindo ayuda sin conocer, quien ha sido mi soporte. Doy pasos en reversa, reclino mi espalda en la pared.

—No... s-se atre-va, no involucre a nadie.

—Ponme a prueba. Por mi familia soy capaz de eso y más, Marie. Durante tu servicio en mi mansión, conociste una parte mínima de quien soy en realidad.

—¡Todo esto por arrebatarme a mi hijo!

—Porque mi hijo consiga la presidencia de lo que le corresponde, sobre todo no quiero a mi nieto con una miserable como tú. Por su venas corre mi sangre de mi familia, por lo tanto, mi linaje debe tener las mismas oportunidades. Contigo no poseería una educación decente. Pero, bajo mi potestad no sucederá. Estoy tomando las riendas del asunto. Haré lo imposible si es requerido, pero mi nieto se alejara para siempre de ti. Sino me crees, pues esta mañana me encargue de que no te recibieran en el ministerio público. Eso es suave, comparado de lo que en verdad me atrevo...

Nigo con horror. Esto no puede estar pasando.

El miedo se colisiona con la ira, dando vereda a una tóxico efecto de impotencia que lacera mi pecho. Esta maldita situación no puede estar ocurriendo.

»Tienes 4 semanas para buscarme y firmar. De lo contrario tu querida abuela o tu amiga, pagaran las consecuencias. Tú decides.

Sentencia como si no estuviera amenazando con la vida de 2 personas.

—Usted es de lo peor, un ser cruel. Va por la vida como una mujer decente de sociedad, honesta y benevolente, pero todo es una maldita máscara, un antifaz que cubre el horrendo ser humano que es —escupo enervada.

Encamina sus paso a mi dirección. Se detiene a un corto centímetro de mi espacio personal.

—¿Cruel? No, Marie. Velo por mi familia. Tú por igual deberías salvaguardar la integridad de los tuyos, sobre todo la física. Un poco de racionalidad te sentaría bien, piensa en el tiempo, dinero y personas allegadas que perderás por luchar en una guerra sin la mínima oportunidad. Luego si deseas tienes otro hijo, aun eres joven...

Permanezco en silencio, sin objetar. En realidad, no sabría que decir. Permito a las lágrimas realizar su curso en mis mejillas. Bajo la vista fijándola a un punto vacío.

—Mi visita termino. Haz tu parte, renuncia a mi nieto y salvas de un destino fatal a tu abuela e amiga. Con permiso...

Quedo en la misma posición, a pesar de escuchar sus tacones alejarse.

Después de unos segundos entro a pasos lentos al departamento. Un nudo doloroso quema mi garganta, a causa del gran alarido preso. Todo empieza a escocer dentro de mí.

Grito desgarrando mis cuerdas. Tiro al suelo con arrebato, empiezo a despedazar, lanzar y pisotear todo a mi paso, incluso daño mis manos, escurren sangre, sin embargo, me da igual. Me derrumbo a llorar al piso. Impotencia, es la palabra que define mi estado desgarrador. Siento mis manos atadas por un algo invisible, la presencia de una atadura intangible abre millares de heridas, porque hacer nada sin peligrar 2 inocentes y, mi cielo está cada vez lejos de regresar a conmigo.

Me descuide, confié en que Dereck era mi pasado, supuse me dejaría vivir en paz con mi hijo, olvidaría mi nombre, quien fui en su vida. Pero estuve en una maldita equivocación. Puse mi confiar en un precipicio, ese fue fu error, ahora resbale quede sumergida en el fondo del dolor. Tanta basura cae sobre mi hombre sin merecerlo. Jamás he lastimado a un alma, para consumirme en este fango de dolor. Solo anhelaba vivir en armonía con mi cielo.

Marie, no te rindas.

Levante por tu hijo.

Te necesita.

La rendición elección. Matteo es tu alma, tu universo. No permitas destruyan tu mundo.

Alienta mi conciencia. Por mi hijo combatiere la batalla. Todo por mi cielo. Debo levantarme y no lanzarme a la hoguera del dolor, no dejare que la amenaza de esa mujer me domine. Desistir no es una opción.

Impuso mi cuerpo de suelo, me encamino al baño. Lavo mis manos ensangrentadas y mi rostro sudado. Observo a detalle mi desaliñado aspecto. Esa Marie oscura, derrotada y cobarde no soy yo. Mi Matt necesita de su madre, no me moriré en la borde de este océano de esta contienda. También puedo salvar a mi abuela y a Ali, soy capaz de protegerlas. Los Clark quieren guerra, pues guerra será.

Mi armamento es alguien con igual poder o el doble de los Clark. El juego de poder se desatara. Juro haré lo imposible por tenerlo de mi lado. Aunque, implique postrarse o humillarme a suplicar por su ayuda. Porque voy con todo a recuperar a mi hijo.

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