El resto de la semana habia sido un total dolor de cabeza. Ahora no solo tuvo que soportar el incesante olor putrefacto, si no que también a Ibiki y a Anko, que no creían que ella fuera lo suficientemente buena para hacer de guía, por lo que varias veces se adelantaron a ella y le habían prohibido entrar a salas que tenían cadáveres, ¡Cómo si no lo hubiera visto antes! ¡POR FAVOR! ¡Ella había sido la que había mapeado todo el lugar! ¿No se les ocurrió que ya los había visto antes?
Llegaba a su casa tarde, hoy había sido su último dia en la antigua guarida del snake Sannin. Desde ahora estaria grabado en su registro ninja que hizo su primera misión rango S cuando era una gennin, impresionante, ¿No?
Llegó a la puerta de su apartamento, se quitó los zapatos y luego entro en la viviendo.
- Ya llegué - Hablo en voz alta como de costumbre, solo era algo que había adoptado porque le era algo irritante el silencio absoluto, lo que no esperaba era que alguien le respondiera.
- ¡Bienvenida Naruko-chan! -
La extraña voz hizo que Naruko se pusiera alerta y sacará un kunai normal de la bolsa de su pantalón. Al voltear a la sala dónde había escuchado el ruido, para su sorpresa vio a un pelinegro sentado en su sala tomando café despreocupadamente y mirándola con una sonrisa.
- ¿Shisui? - Pregunto ladeando la cabeza - ¿Cómo mierda entranste a mi casa? -
- Hola, también es un gusto para mí volver a verte... Y respondiendo a tu pregunta, realmente necesitas reforzar la seguridad de tus ventanas, no todos los que pueden entrar son buenas personas ¿Sabes? -
La rubia entrecerró los ojos, miro a la ventana abierta y luego al idiota sonriente. Bajó su kunai lentamente y comenzó a relajar su postura.
- ¿Y tú eres una de las buenas personas? - Pregunto Naruko está vez más relajada y caminando hacia la sala.
- Hmm, si, me gusta pensar que soy un buen chico -
- Déjate de jueguitos niño bueno, ¿Qué quieres? ¿Te volviste idiota otra vez y dejaste que alguien te rajara el pecho con una katana? - Pregunto con sarcasmo mientras se sentaba en la otra punta del sillón.
- Auch, eso fue cruel - Respondió quitando una lágrima falsa de sus ojos.
Naruko levantó las cejas y miro con una cara interrogante al Uchiha. Shisui suspiro cansado.
- Escucha... Estaba preocupado, ¿Ok? Un día simplemente no llegaste y al otro nos avisaron que no estarías por el resto de la semana -
Naruko bufó divertida mientras negaba con la cabeza, iba a decirle algo al Uchiha pero al momento de levantar la mirada las palabras murieron en su garganta, Shisui la miraba preocupado, no parecía haber mentido en sus palabras.
- ¿Solo estás preocupado porqué Kakashi te amenazó verdad? -
- Esa es una de las razones, pero también es porque somos amigos -
Los ojos de Naruko se abrieron un poco, su mandíbula tembló un poco y sintió un picor en sus ojos.
- ¿Amigos? ¿Somos amigos? - Pregunto con un toque de tristeza en su voz.
- C-claro! ¿A-acaso no quieres? - Respondió rápido y casi entrando en pánico al ver cómo la rubia lloraba un poco.
Naruko cubrió sus ojos con su ante brazo, se negaba a aceptarlo pero estaba llorando. Su cuerpo se tensó y estuvo tentada a gritar cuando sintió como alguien la abrazaba.
- No se si dije algo malo, pero... Si lo hice por favor perdóname, no fue mi intención - Susurro Shisui mientras sostenía a la rubia en un abrazo.
Naruko tembló un poco, este era la tercera persona en toda su vida que le había dado un abrazo. Cómo pudo, acepto el abrazo, se quedaron así un rato hasta que una risita de la rubia llamo la atención del Uchiha.
- ¿Qué pasá? -
- Solo es que... Es la primera vez que escucho a un Uchiha disculparse -
Shisui también rió un poco, se separaron del abrazo y mientras el azabache se alejaba Naruko limpiaba las pocas lágrimas que se había colado de sus ojos.
- ¿Sabes? Eres una de las pocas personas que me han llamado así - Comento haciendo que Shisui levantara una ceja.
- ¿Ah, si? ¿Cuántos amigos tienes? - Pregunto algo divertido, de hecho Naruko era alguien agradable, debería tener muchos amigos a su parecer.
- Hasta ahora solo tengo seis personas a las que considero preciadas - Respondió mientras contaba con los dedos de sus manos.
- ¿E-enserio? ¿Y quiénes son? -
- Bueno... Son; mi ojiisan, Iruka-sensei, Shikamaru, teuchi ojiisan, Ayame-nee y tú -
Para su sorpresa, el fue incluído en el pequeño grupo de personas preciosas para Naruko, hecho que lo hizo sonrojarse un poco, solo un poco, lo suficiente para que Naruko lo notará.
- Oye, ¿Qué tienes? - Preguntó Naruko algo preocupada.
- ¡N-nada! Nada nada - Respondió rápido y elevando la voz - Y-ya me v-voy... Mañana en la tarde regresa kakashi y también tienes el día libre - Hablo rápido mientras se dirigía a la ventana - ¡Asegúrate de dormir! ¡ADIÓS! - Grito antes de saltar por la ventana.
Naruko miro la ventana anonadada, miro la sus manos y a toda la sala preguntándose qué le había pasado al raro de su nuevo amigo. Se encogió de hombros, ya había aceptado hace tiempo que Shisui era alguien raro. Dió un gran bostezo, se dió la vuelta para caminar hacia su habitación.
[Salto de tiempo; la mañana siguiente]
¿Tener el día libre? ¡Patrañas!
A primera hora del día su puerta había sido golpeada, Naruko se levantó molesta, daba grandes pisotones mientras caminaba hasta la puerta, descalza y en pijama.
- ¡¿Qué quiere?! - Grito a la persona que estaba detrás, su postura cayó un poco cuando vio que la persona delante de ella era un ambu.
- Hokage-sama solicita su presencia en la oficina Hokage dentro de la próxima hora Uzumaki-san - Dijo el ambu mientras hacía una pequeña reverencia.
- ¿Ah? Ah, si, si, ahí estaré - Hablo nerviosa.
El ambu asintió y se desvaneció en un shunsin de hojas. Naruko suspiro y cerro la puerta. Dió un gran quejido de molestia mientras se recargaba en la puerta y se deslizaba hasta el piso.
¡Se suponía que era su día libre! ¡¿Cómo se atreve ese viejo traídor a arruinar su oportunidad de despertar tarde?! - Se lamentaba la rubia en su mente.
Lentamente y arrastrando su cuerpo, movió la masa de pereza que actualmente era ella hasta su habitación, necesita bañarse y arreglarse antes de ir con el hokege.
[...]
Llegó caminado a la oficina del viejo, la secretaria la vio con molestia pero no le dijo nada, al parecer la cara de pocos amigos que tenía ahora daba un poco de miedo porque en cuanto la secretaria la vio desvío la mirada hacia otro lado.
Entro sin pedir permiso, adentro de la oficina vio al viejo, no revisando papeleo como era de costumbre, si no que estaba con unos libros que se veía muy finos.
El hokage levantó la mirada cuando escucho su puerta abrirse. Una sonrisa se abrió paso por su rostro cuando miro a la confundida y malhumorada rubia. Naruko camino hasta estar delante del escritorio, una vez que estuvo ahí levantó las cejas en una silenciosa pregunta.
- Oh, hola, muy buenos días Naruko-chan - Hablo el hokage divertido.
- Hola - Respondió secamente.
- Es bueno que hayas llegado temprano, tengo algunas regalos para ti - Dijo mientras levantaba una pila de libros y se los acercaba.
Naruko los vio curiosa, tomo uno de ellos y abrió la tapa.
- ¿De qué son? - Pregunto mientras hojeaba rápidamente el libro en sus manos.
- Estos diez son los tomos con notas y consejos del fuinjutsu, las notas y consejos fueron escritos por la antigua propietaria de los libros, era una antigua conocida mía - Dijo con algo de cautela y mirando de reojo a la rubia.
Naruko no notó la mirada del sandaime porque estaba más concentrada en mirar los sellos en los libros que para ella, no era más que garabatos ilegibles.
- ¿Y los demás? - Cuestionó mientras cerraba en libro en sus manos y lo elevaba al cielo para darle vuelta y mirarlo por todas partes.
- Bueno... Este que tengo en manos es una antigua novela, me gustaba leerla mucho y quiero que la tengas. El protagonista se llama "Naruto" casi como tú... -
Sarutobi le mostró el libro, era uno viejo, la tapa se miraba gastada y las hojas eran más amarillas de lo que deberían, aún así, la mirada en la cara de su ojiisan le dijo que este libro era muy importante.
- Y ese que tienes en manos no es un libro, de hecho es un diario perteneciente al cuarto Hokage y tiene notas sobre como aprendió fuinjutsu - Anuncio Sarutobi haciendo que Naruko mirada incrédula la libreta en sus manos.
En cuanto supo a quien pertenecía ese libro, cambio su agarre sobre el, ahora lo tomaba en manos como si fuera la cosa más frágil del mundo.
- Wow - Susurro Naruko, esta mirando con adoración el libro en manos. De repente su mirada cambia, ahora estaba confundida, su rostro se dirigió al hokage - Aunque estoy agradecida por los regalos... Me gustaría saber porque me estás dando algo tan importante, ¿Yo no soy la persona más apta sabes? - Dijo triste mientras miraba al libro.
Unas palmaditas se dieron en la cabeza de la rubia, Naruko volteo su mirada al hokage que la observaba con una sonrisa de abuelo. Luego de las palmaditas, el hokage revolvió el cabello rubio.
- Creeme, si el cuarto estuviera vivo... Estaría más que contento de darte ese diario - Hablo en una voz tan tranquila y melodiosa, que casi hizo que Naruko se sintiera merecedora de los libros.
- ¿Porqué? - Su pregunta salió casi en automático.
- Tú capacidad de aprender y salir adelante es admirable, estoy seguro de que con tu personalidad y ternura le abrías agradado al cuarto Hokage -
Las mejillas de Naruko se sonrojaron, cómo pudo se acomodo el cabello mientras hacía un puchero.
- Yo no soy adorable - Refunfuño mientras escondió la mitad de su rostro en el libro.
- Bueno, ahora toma tus regalos y vuelve a casa. Estudia mucho y recuerda que tienes que cumplir la misión que te asigne - Dijo mientras sonreia internamente por la cara cansada que puso la rubia.
- Dijiste que era una petición, no una misión, ademas, son diez libros, no me pidas que los termine pronto - Dijo. Hizo un par de clones para que la ayudarán a salir con todos los libros.
[Salto de tiempo; Esa misma noche]
Naruko estaba sentado en su sala, tenía el primer tomo para fuinjutsu en las manos, los demás libros estaban descansando en una estanteria que había sido obligada a poner en su habitación, porque no tenía dónde más ponerlos.
Con un gran bostezo cerro el libro, miro por la ventana, la luna menguante le devolvió la mirada, tan brillante y hermosa como podía ser ese satélite. Sonrió cansada y se dispuso a ir a su habitación.
Estaba apunto de abrir la puerta de su cuarto cuando el sonido de una ventana siendo abierta de manera apresura la detuvo. Tomo un kunai en sus manos y camino con cautela hasta la sala, sus ojos se abrieron a más no poder cuando miro a un agitado Shisui cargando a un medio inconsciente azabache con el.
Corrió hasta la sala y ahí miro con incredulidad al Uchiha, que cargaba a un azabache de cabello largo que parecía ser un ambu a juzgar por el uniforme que traía.
- Shisui, ¿Qué mier... -
- ¡Necesito que me ayudes! -