Diaboli [Iidabaku]

By Darckfire19

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-¿Entonces no lo vas a hacer gafas de mierda? -No me llames de esa forma, es muy irrespetuoso, y no, no puedo... More

Prólogo
[Aclaración]
Capítulo 1
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7

Capítulo 2

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By Darckfire19

Flores.

¿Qué flores de mierda son estas?

Pequeñas, de color rosado o ¿Morado? y cuatro pétalos. No son grandes ni muy chicas.

¿Quién dejaría un camino de flores afuera del edificio? Además había un rastro que guiaba hacia la esquina. Frunciendo el ceño, caminó a paso firme siguiendo el rastro, pero solo se quedó en el límite de la esquina, sin dar un paso más. Porque...

Había escuchado el sonido de arcadas incontrolables y la respiración ahogada de una persona.

Miró el cielo y sintió el aroma al arroz y el campo. Si, esta es una feromona que conoce bastante, muy bien para variar. Ere el gafas de mierda, es imposible no reconocer su feromona peculiar. Este aroma, es tan parecido al significado de su nombre.

Sonrió de lado, mientras se apoyaba contra la muralla, pensando en qué hacer a continuación.

¿Ignorarlo? ¿Ayudarlo? ¿Chantajearlo?

Tenía muchas opciones pero al final, decidió esperar y ver. Ya esta es ¿la segunda vez? El pedazo de mierda sigue siendo tan descuidado como en el baño, ¿y qué sucede si no hubiera sido él?, ¿qué pasa si entraba cualquier otro alumno?, ¿las cosas hubieran pasado con tanta calma?, incluso ahora, se volvió a topar con esta escena.

Muy conveniente ¿No?

Se burló en su mente mientras las arcadas terminaban. Rascando su cuello dio un paso adelante y ahí lo vio. Arrodillado en el suelo, cargando en sus manos un montón de pétalos pequeños de quien sabe que flor. Sus ojos se toparon, en aquel color escarlata solo se podía ver la indiferencia y una rastro de condescendencia, como si un rey lo mirara desde el trono. La sensación de ser visto por esos ojos no era nada satisfactorio, por esta razón Tenya no se sentía feliz al ver que el que lo descubrió fue su compañero, Bakugō Katsuki.

Su relación nunca fue buena, ni armoniosa, siempre hubo roces, gritos y discusiones. Eso no se podía llamar amistad. No, ni siquiera eran amigos, se podría decir que solo eran unos ¿Conocidos? Es más una mierda como eso. Entonces casi como un par de extraños, no debería de importarle la vida o muerte de este sujeto, al final son sus decisiones. Pero, esos ojos de mierda que lo miraban con descontento, que de manera sutil mostraba su desesperación, esos ojos son el causante de su insomnio por las noches.

¡Si! Son esos malditos ojos azules desesperados que siempre rondan su mente, como una jodida maldición. No lo dejan en paz. Lo sabe, sabe muy bien que este problema es de este alfa, él no debe andar metiendo sus narices dónde no lo llaman. Pero, aún si lo sabe, si va a dejar a alguien solo frente a la desesperación ¿Se puede llamar héroe? Aunque es el problema del gafas de mierda, ya estaba metido en esto, es imposible retroceder ahora.

-Bakugō...

-Es momento de que tú y yo hablemos gafas de mierda.

Cortó sus palabras, mientras esperaba a que ese alfa se levantara, es hora de que tenga una buena conversación los dos. Se dio la vuelta y caminó en dirección a los dormitorios, siendo seguido por ese idiota. El color escarlata intenso mostraba una luz aterradora, como si fuera a asesinar a quien se le atraviese en el camino.

Iida observaba la espalda recta de Bakugō, quien tenía un paso constante y fuerte, sin vacilación. Su cabello era puntiagudo y de color cenizo claro, parecía bien cuidado. La nuca de Bakugō estaba descubierta, dejando ver un suave trozo de piel clara que cualquiera podría morder.

Es verdad, a pesar de lo rudo o fuerte que sea, de lo salvaje y mal hablado que sea. Katsuki era un omega, eso es indiscutible, y no solo eso, era uno de los alumnos más fuerte de la clase. Pero su orgullo y su temperamento volátil lo hacían verse inaccesible, como si marcará una barrera entre las personas y él.

Él y Bakugō, estaban destinados a no llevarse bien.

Desvió sus ojos hacía las flores en sus brazos. Eran Lilas, simboliza un amor que esta creciendo. En este punto, ya se da cuenta que el Hanahaki esta empeorando con el pasar de los días. Quizás ya en un mes o dos estaría expulsando sangre junto a flores enteras. Lo peor de todo es que solo tenía tres opciones como mucho.

La primera, la confesión y esperar la aceptación, eso haría que la enfermedad desaparezca.

La segunda, la confesión pero el rechazo, moriría de asfixia en el momento, por la exagerada manera de salir las flores de su boca.

La tercera, la cirugía, pero con la extirpación de las raíces cabe la posibilidad de perder totalmente sus sentimientos.

Es como estar entre la espada y la pared, no tenía muchas alternativas, su vida pendía de un hilo solo por estás flores que salían de su boca. Frustración es lo menos que esta sintiendo. La soledad, la ira, la impotencia, todas esas emociones se mezclaban mientras miraba los pétalos de lilas. Pero se dio cuenta de algo curioso de camino al dormitorio, Bakugō en ningún momento le habló, tampoco volteó a verlo, pero un imperceptible aroma se sentía en el aire.

Era como el caramelo quemado.

Pero no estaba seguro, el aroma era muy tenue.

Ninguno de los dos habló, Iida se estaba sintiendo avergonzado de meter a su compañero en sus problemas, si fuera posible lo hubiera evitado, después de todo también puede resultar molesto. Al llegar a los dormitorios, Bakugō entró primero y se aseguró de no ver a nadie antes de continuar su camino. Llegados al ascensor, apretó el piso 3, dónde reside Iida.

Al llegar, Tenya intentó hablarle a Katsuki, pero solo recibió una mirada amenazante que lo hizo sentirse entumecido. Ya cuando se adentraron a su cuarto, Iida boto las flores en la papelera y se ajusto los lentes, durante el camino tuvo tiempo suficiente como para pensar en sus actos y volver a ser el mismo.

Miró a Bakugō quien tenía las manos en los bolsillos, esperando a que empezara.

-Lo siento mucho por involucrarte compañero Bakugō.

¿Compañero? Ah, este imbécil, ahora se da cuenta que tanto en la anterior ocasión como en esta lo había llamado muy familiarmente. Frunció el ceño mientras hacia una expresión de irritación.

-Para con tu mierda, explícame la situación.

Iida encontró su forma muy irrespetuosa.

-No seas mal educado, esta muy mal contestar así.

-Me importa un carajo si esta bien o no, deja de arrastrar la jodida conversación y habla luego.

Ambos se miraron, sintiendo una batalla a punto de desatarse, al final Tenya retrocedió un paso en la confrontación y decidió contar lo que ha estado pasando. Por extraño que parezca, Bakugō fue un muy buen oyente, sin mirarlo con pesar o burla, mantenía una expresión serena y firme que de alguna manera le dió un poco de consuelo. Al finalizar su narrativa, se sintió mucho mejor, su estado de ánimo fue más estable y animado, quizás al compartir esta carga con otra persona lo libero un poco.

-Por lo que entendí, esta jodida enfermedad es Hanahaki, y nació porque te gusta una inútil beta, y si no te confiesas u operas, morirás.

-No la llames inútil Bakugō.

¿Eh? Con que volvimos a la cercanía, lo llamaba tan familiarmente que parecía ser un buen compañero. Ja, un buen compañero mi culo.

-Si si, la mierda que sea. Entonces ¿Quién es?

-¿Qué?

Iida frunció el ceño, su cuerpo se puso rígido y su cara estaba tensa. Bakugō podía oler aquella feromona descontrolarse un poco. Con que al idiota le altera hablar de ella.

-Que quien es, ya lo has escuchado no me hagas repetirlo otra vez.

-Esto es algo muy personal Bakugō, no creo que sea correcto el contarte.

-Con un demonio, ya estoy metido en esta basura, si mueres también estaría involucrado.

Sus miradas chocaron, los ojos altaneros y firmes de Bakugō luchaban contra los rectos y nobles ojos de Iida. Pero al final Tenya razonó un poco y tenía sentido que el omega cenizo supiera quién le gustaba, al menos estará consiente de la causa. Y como ya había dicho, ya estaba involucrado.

-Yaoyorozu Momo...

Murmuró mientras desviaba la mirada de aquel intenso color ígneo.

-¿Eh? Con que la cola de caballo.

Dijo con algo de coquetería, mientras que por dentro una sensación amarga lo llenaba. Solo por una simple beta, estás tan hecho mierda. Por algo así...

Patético.

Estaba irritado y molesto, la amargura se extendió hasta su boca, dejando un sabor asqueroso.

-Estas tan hecho mierda por una simple beta, que patético.

Pero incluso si quería detenerse era muy tarde, las palabras fueron dichas. El alfa de ojos azules lo miró con enojo mientras apretaba los puños, sintiéndose de alguna manera herido por el comentario del cenizo.

-Creo que eso fue suficiente Bakugō.

Katsuki fue observado de esa manera y la rabia simplemente incrementaba, quería explotar algo, pero apretó la mano y se contuvo. No aquí, aquí no podía.

-Nadie me dice cuando es suficiente.

Le gruñó al alfa que tenía enfrente, dejando ver un salvajismo conocido e incontrolable.

-Bakugō no quiero enojarme contigo...

-¿Y qué pasa si te enojas? ¿Me vas golpear? ¿Intentaras morderme como un perro acaso?

Se burló mientras una mirada altanera adornaba su hermoso rostro, su sonrisa de superioridad casi demoníaca se formó en su cara.

-¿Crees que puedes ganarme?

Pero era verdad, si hablamos de luchas cuerpo a cuerpo, Bakugō era excelente, solo seguido de Midoriya. Su arrogancia no era por nada, al fin y al cabo incluso si era omega, Bakugō seguía siendo muy fuerte. Esos músculos cargados de fuerza explosiva no eran de adornos.

Tenya se quedó en silencio mientras la ira crecía, solo deseaba borrar esa sonrisa arrogante de aquella cara. Recordaba la regla de no atacar a omegas que ha tenido desde pequeño, de protegerlos y respetarlos, pero por primera vez quiso romperla, quería golpear a Bakugō.

Al ver como la atención del alfa solo estaba centrada en él se sintió satisfecho, es así como debería de ser, nunca debió de cambiar. Pensando en la cola de caballo, la irritabilidad subía.

-¿Qué? ¿Te enojaste gafas de mierda?

Se rio mientras caminaba a paso triunfal hacía la puerta, abriéndola sin cuidado.

-Nos vemos en el campo de entrenamiento.

Le lanzó una sonrisa ladina mientras cerraba la puerta de golpe. Alejándose cada vez más, pero su expresión arrogante rápidamente se fue, solo dejando ver una mirada peligrosa y amenazante.

Y es como había pensado Tenya.

Él y Bakugō no estaban destinados a llevarse bien.

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