—Te vi hoy con un chico en el descanso.
—Cierra la boca y camina, no estoy de genio —me toco buscar a mi hermano en su maldito colegio.
—Y te miraba, y te seguía mirando y no paraba...
— ¡Cállate! —lo empuje contra el suelo.
— ¡Paige! —abrí mis ojos lo bastante grande al reconocer su inquietante voz.
— ¿¡Porque no te alejas de una maldita vez!? ¡No te quiero cerca! —escupí con asco hacia él.
— ¡Acostúmbrate! Porque lo seguiré haciendo y no te dejara nunca en paz. —Dejo de mirarme y enfoco su vista en mi hermano que nos miraba sin palabras. —Ven, te ayudo a levantarte. —le ofreció su mano, y hecho eso se fue.