MAR DE CORAZONES ✓ [MAR 2 ©]

By miikellfdeez_

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LIBRO II - BILOGÍA MAR El campo de batalla va a arder en esta nueva entrega de las aventuras del capitán Ande... More

BILOGIA MAR ©
EL CANTO REAL, Y BANDERA DEL REINO DE GUIENA
MAPAS Y ÁRBOLES GENEALÓGICOS
CAPÍTULO 01
CAPÍTULO 02
CAPÍTULO 03
CAPÍTULO 04
CAPÍTULO 05
CAPÍTULO 06
CAPÍTULO 07
CAPÍTULO 08
CAPÍTULO 09
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35: FINAL DE LA BILOGÍA.
EPÍLOGO.
EPÍLOGO 2
EPÍLOGO 3
LIBRO 3 (SPIN-OFF 1): LAETIZIA SINNERS: AMORÍOS Y SECRETOS

CAPÍTULO 15

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By miikellfdeez_

'El canto de las maldiciones'

Anders.

Todo mi cuerpo tiembla provocando los terribles espasmos que vuelven mi respiración atáxica.

-¿C-cómo que es... una maldición de hadas? -la voz apenas sale de mis cuerdas vocales. No diviso a Enerah sobre la cama, las lágrimas me han nublado la vista completamente.

-Capitán... las maldiciones de hada tienen un lazo potente el cuál no puedo quitar...

-Inténtalo. -ordeno con voz trémula.

-Es una tontería intentarlo, con suerte las brujas sextas y séptimas pueden. -inquiere.

-¡Que lo intentes!

-¡No puedo!

La molestia me pica por todo el cuerpo y ando hasta ella, toco uno de sus brazos pero su piel me quema el dorso de la mano haciéndome sisear.

-¡Joder!

-Yo no puedo hacer nada. Lo siento, capitán. -informa. -Tiene la maldición pero yo no soy capaz ni de quitarla ni de mirar quién la puso.

La ira transpira por mis venas nublándome el entendimiento; me da mucha rabia que en el mejor momento desde que toda esta mierda comenzó, esto vuelva al inicio. Se ha derrumbado todo lo que construí, mi vida, mis momentos, absolutamente todo, otra vez las maldiciones me persiguen y no lo soporto más. Me late el corazón frenético, el nerviosismo recorre mis venas como líquido que arde y me hace encenderme.

En ese momento, las luces del cuarto se apagan y siento la mano de Sohnya tocar mi brazo.

Las luces comienzan a titilar y se encienden del todo dejándome ver a Enerah en un estado completamente normal.

Mi respiración no me da tregua y me toca poner esfuerzo para poder aspirar y expirar sin dolor, cosa la cuál, me resulta casi imposible.

-Capitán, tranquilo... -se acerca la hechicera.

-No puedo, no puedo... ¡No sé qué hacer!

-Lo mejor que puedes hacer es buscar una hechicera... -musita mi hermana tratando de calmarme pero la hechicera la interrumpe.

-No, una hechicera no puede. -la corta Enerah. -Sólo una bruja séptima, o con suerte, una sexta. Aunque hay alguien más que sí puede...

No digo nada más al salir de la habitación, me pitan los oídos, necesito aire. Ando hasta la cocina, donde está Dalina.

-Dalina... -jadeo sin aire todavía, sentándome en una silla al lado del fregadero donde lava platos.

-Anders, -viene hacia mí después de secarse las manos- ¿qué pasa?

-Estoy... -trato de tomar aire entre frases pero no lo logro. -Es... toy...

-¡Anders, cielo! ¿Qué pasa?

-Dalina... -suspiro tratando de calmarme y tomar el aire que necesito. -Acabo de estar con Enerah, que estaba en permancía...

-¿Y? Me estás asustando. -farfulla apoyándose en la silla.

-Estoy maldito otra vez, Dalina.

La mujer pierde el color y se sostiene del lavabo. Me levanto a mantenerla de pie cuando se marea.

-¿C-cómo que estás maldito otra vez...? -cuestiona con la respiración agitada.

-Lo está, aunque parece ser que sólo él. -la hechicera aparece por la esquina del barco. -Es una maldición de hadas... Sólo las brujas séptimas y una sexta con muchísima experiencia pueden quitarlo.

Dalina se sienta abanicándose con las manos.

-Dios mío... -me froto las sienes tratando de calmar el martillo en mis sienes que está buscando que me suicide.

-Hay otra persona que se lo puede quitar, capitán.

Trago con fuerza enfrentándome a la cara de la hechicera, que me mira impasible. Esta mujer ha tomado mucha resiliencia últimamente.

-¿Quién?

-Marino Tártaro. -comenta sentándose enfrente mía. -Es un hechicero muy poderoso desde hace tiempo. Es una tortuga ancestral, tiene doscientos años pero su magia sigue siendo conocida y poderosa.

-¿Dónde se encuentra? -pregunta Dalina separando su cuello de la ropa para airearse.

-En la Isla Esmeralda, casi a las afueras del país.

-Me niego a mandar a los tripulantes tan lejos otra vez. -farfullo.

-Pues es la única opción, las brujas séptimas no quedan y las sextas viven escondidas desde que su magia se criminalizó -dice-. Así que, usted decidirá. -se levanta de la silla. -Lo dejo descansar, debe asimilar esto y necesitará fuerzas para lo que, de nuevo, se le viene encima. -me da una sonrisa ladeada antes de desaparecer por los pasillos del barco de nuevo.

x

Dakota.

No se atreve a mirarme a la cara; esa maldita perra no me mira a la cara. Han pasado dos días desde que encontré a esa vagabunda encamada con Jason.

<<Se tira a mi marido y no es capaz de mirarme a la cara.>>

Gilda se acerca oliéndome las ideas.

Necesito desquitarme, esa ramera se merece el escarmiento que le hace falta para que se centre en limpiar y no en levantarme el marido.

-Estate quieta que te conozco. -farfulla la ama de llaves.

-Se está acostando con mi marido. -siseo iracunda. -Se merece un escarmiento.

-Dakota, que te estés quieta. -musita. -Tu marido está haciendo diligencias; ha desaparecido un miembro de un partido político y está ocupado, no le des más trabajo, te lo suplico.

-Yo puedo valerme sola y no darle trabajo ni nada a nadie. -digo enfadada. -Estoy molesta porque ahora solo la veo saltando sobre mi esposo...

La ama de llaves se gira del fregadero y golpea la mesa con las manos, exaltándome.

-Sí se han acostado es porque los dos quieren. -me regaña. -Asume que el rey no te quiere de una vez. ¿No ves que no la ha despedido?

Sus palabras retumban en mi cerebro durante unos segundos pero me recompongo contestando:

-Sí me quiere, el único problema es esa zángana persiguiéndole y provocándole -siseo en voz baja justo antes de levantarme. -. Ahora le voy a dar el regaño que se merece.

-¡Dakota, no!

Salgo corriendo hacia la mujer que plancha ropa, abalazándome sobre ella, llevándonos la tabla y la plancha al suelo.

-¡Maldita zángana! ¡Mosquita muerta!

La tomo del pelo moviéndola contra el suelo. Sus cabellos rubios se revuelven en lo que la muevo contra el suelo, golpeándola en la parte de atrás de la cabeza.

-¡Dakota!

La ama de llaves se acerca tratando de separarme de la sirvienta que no deja de cubrirse, sin embargo, no me ataca.

Doy codazos a los lados evitando que me separen; voy a desquitarme.

-¡No! ¡Gilda, esto no tiene que ver contigo, déjame!

Mis codos impactan contra sus costados.

Me lanzo otra vez contra la rusa que trata de levantarse. Lanzo manotazos que impactan en su cara dejándola roja. No me devuelve los golpes, solo se cubre y trata de bajarme de encima.

Llega un punto donde se gira quedando de lado al suelo. Ese movimiento es el que me desequilibra tirándome al suelo. Mi mejilla golpea el frío parqué y me mareo durante unos minutos.

En ese momento, ella aprovecha para levantarse y correr, pero el instinto asesino se me activa cuando me levanto y cojo la plancha aún enchufada, buscándola con la mirada.

-¡Maldita furcia! -le grito. -¡No huyas, zuripanta!

-¡Dakota, ya! -aparece Johannes Avik quitándome la plancha de la mano y lanzándola lejos. -¿Qué cojones es lo que tú tienes en esa cabeza? ¡Loca!

-¡Se está tirando a Jason, mierda! -le chillo. Me agarra de la cintura y pataleo tratando de liberarme. -¡Necesita un merecido!

-¡Que no!

Logra llevarme con él, haciéndome subir las escaleras y me sorprende la fuerza del viejo.

-¡Que me sueltes!

Me logra llevar hasta el despacho de Jason donde me suelta.

-¡Eres un imbécil! -le grito cuando me suelta, golpeando su pecho. -¡Te odio!

-¡¿Quieres dejar a la pobre muchacha en paz?! ¡Deja de hacer el idiota y comportáte como la supuesta reina que eres!

-¿¡Tú que harías sabiendo que se acuesta con la persona que tú amas!? -chillo molesta. Todos defienden a esa maldita que no ha hecho nada más útil que revolcarse con mi hombre.

-¡Dios, entiende de una puta vez -se acerca colocando sus dedos en mis sienes- que no te quiere, sino te es infiel con ella, te lo será con mil más, porque NO te quiere! -sus palabras son dardos que me hieren continuamente. Se clavan en mi pecho cortándome el paso de aire. -¡Vuestro puto matrimonio es de conveniencia, te necesita para la buena imagen, para el heredero! -me rompe por completo. Los ojos se me llenan de lágrimas y recuerdo las palabras de mi difunta madre <<Coraza de hielo>>.

Me hincho el pecho evitándole ver que es lo que siento. Aleteo las pestañas disimuladamente para contener las lágrimas con la rabia que me toma. <<¿Por qué todos defienden a esa putilla?>>

-¡Si me quiere! ¡Que esas putas deseosas se le pongan en medio es culpa de ellas!

-¡No te quiere, Dios mío! -me grita exasperado. -¡Entiéndelo y deja de joder!

-¡Sí lo hace! -insisto golpeando su pecho de nuevo, aunque parece que mis golpes le dan igual. -¡¿Por qué todos defendéis a esa sirvienta?! ¿¡También se acostó contigo!?

-¡Deja de decir ridiculeces! -me contesta empujándome. Su fuerza me sorprende y bufo como un toro embravecido. -¡No te quiere y la gran prueba de ello es que le dió igual al matar a tu madre, que también la odiaba!

La bomba que suelta me hace arder el pecho en dolor. <<Mi mamá...>>

<<¿Jason la mató?>>

Me cuesta respirar; el aire me quema el pecho, en el cual, el corazón me galopa haciéndome creer que se va a salir de la oquedad en la que reside. Mis ojos llenos de lágrimas no me dejan ver nada.

-No, Johannes... -musito dolida.

-Sí, Dakota...

-Jason no le hizo eso a mi madre.

-En una roca. -dice con total frialdad. -En una roca detrás del castillo. Allí la encontraron. Allí la dejó Jason cuando la encontró tratando de chantajearle.

Los oídos me arden. Me duelen las sienes, las cuales, martillean haciéndome latir el corazón con fuerza.

-No...

No dice nada más, sólo me mira altivo y siento que me caigo al suelo. Me sostengo en una mesa y logro escuchar el sonido de la puerta del castillo real.

-¡Buenos días! -oigo a Jason hablar y es entonces cuando se me nubla el entendimiento.

No atiendo a razones, a sentimientos ni a absolutamente nada; sólo cojo el arma en el cajón, dándole con la culata en la frente a Johannes, que cae al suelo golpeado.

Me da completamente igual y salgo del cuarto bajando las escaleras.

-Dakota, ¿cómo estás...? -me saluda un Jason feliz viniendo contra mí, sin embargo, saco la pistola que lo hace retroceder cuando le apunto entre ceja y ceja. -Cariño, ¿q...qué haces?

Me tiemblan las manos pero logro quitar el seguro que amartilla el arma.

-Tu... mataste a mi madre. -titubeo con la voz rota. -¿Por qué?

-Dakota... ¿qué dices? -se hace el tonto sacándome la ira que me hace disparar a un jarrón cercano a él.

-¡No te hagas el tonto! -chillo exasperada. -¡Fuiste tú! ¡Tú la mataste! ¡Sin necesidad alguna!

-Cariño, por favor, relájate.

-Ni cariño ni mierda. -siseo iracunda. -Eres un cabrón que ahora va a pagar por todas sus malditas fechorías.

Lo apunto de nuevo haciéndole temblar las manos.

-Dakota, piensa en lo que estás haciendo...

-¡Dakota!

Miro hacia arriba viendo a Johannes y entonces siento varias armas apuntarme cuando bajo la mía unos centímetros.

Me giro de nuevo viendo a varios guardias reales apuntándome y a Jason haciendo lo mismo con una glock. No me da tiempo a alzar mi arma de nuevo antes de sentir todos sus rifles amartillándose.

-Jason...

-¿Ahora sí, eh? -murmura sonriendo de lado. -Eres una maldita loca.

-Mataste a mi madre...

-Y tú mataste a mi padre. -suelta la noticia que me pone el corazón a mil. <<Lo sabe>>. -¿Con qué una sobredosis, eh? Qué ingeniosa, cielo.

-Jason... -río nerviosa. -¿De qué hablas?

-Lo sabes perfectamente. -ríe sin ganas. Logro ver el destello lacrimoso en sus ojos. Eso debería moverme por dentro, pero no es así. -Sobredosis de flufenzaparina. ¿Quién diría que eres tan retorcida?

-Si me vas a matar, mátame. -siseo rabiosa. -Sí lo hace fue por ti, maldito desagradecido. Para que llegases a ser rey. Para que llegues antes donde estás. Antes de que a tu padre le diese otra enajenación mental y cambiase de rey. Otra vez. ¡Desagradecido!

El tiro que lanza uno de sus hombres seguido al que el dispara revienta la alfombra, haciendo volar su tejido por los aires.

-Para llegar dónde estoy... -dice irónico. -¿O para llegar tú a ser reina antes de que acabase contigo? Ambos sabemos que esta grotesca alianza iba a salir mal. Era evidente desde el principio.

-Yo te quería... -farfullo comenzando a llorar.

-Sí me quisieses no habrías matado a mi padre.

-¡Ni tú a mi madre! -chillo dolida. -¿Te das cuenta de lo psicótico que es esto? ¡Estamos hablando de la muerte de nuestros padres!

-Psicótico fue casarme contigo. -bufa molesto.

-¿Entonces qué hacemos? -cuestiono. -Dame el divorcio y punto. Me voy, no me vuelves a ver, desaparezco de tu vida y punto.

-No te lo voy a dar tan fácil. -ríe lacónico, asustandome por la locura que reflejan sus orbes. -Vas a pagar por la muerte de mi padre.

Me acerco ligeramente pegando del todo el arma a mi frente.

-Aprieta el gatillo, Jason. -murmuro con la glock pegada entre ceja y ceja. -Todos sabemos que no eres capaz.

-No llegue a ser rey dejándome joder por rameras baratas traicioneras como tú. -sus palabras me destruyen llevándome a pensar en que traicioné a mi hermano para esto. -Así que no juegues conmigo, Dakota Hemsworth. Que yo si te pego tu tiro y te dejo en una roca, como a tu madre. -me sube la ira a la cabeza dándome ganas de matarlo yo.

-Hazlo. -lo reto.

Ríe con ironía mirándome a los ojos.

-No lo voy a hacer. Es lo que tú quieres.

-Solo quiero que termine esta pesadilla de matrimonio. -farfullo pegándome más a la pistola.

-La pesadilla está apunto de comenzar, querida. -sonríe de lado antes de separar el arma de mi frente y girarse hacia sus súbditos. -¡Qué nadie deje a Dakota salir del castillo! -se gira mirándome. -Encerrada hasta nueva orden.

-¡No puedes hacerme esto! -chillo tratando de escabullirme entre sus guardias, pero me cortan el paso en lo que uno cierra con llave la puerta del castillo. Me sacan del tumulto de gente llevándome al suelo.

-Esconded la llave y que todo el mundo sepa donde está, y si alguien se lo dice, que sepa que pagará las consecuencias y conmigo no son pocas.

No veo nada del hombre que conocí hace un año, ese adolescente que no tenía maldad suficiente en su cuerpo para dañar un átomo de ser vivo aunque quisiese hacer ver que sí. Aún recuerdo el día que lo vi por primera vez, entrando a la Sede del Consejo de West Plate para reunirse; ese 11 de julio de 1880. Cuando Anders aún no había regresado y podía hacer lo que quisiera.

Pero ahora no queda nada de esa persona; solo hay un rey frío y con maldad dentro que haría lo que fuese para que su monarquía y su entorno -el que le importa, claro está- se encuentre bien, pasando por encima de quién sea y cagándose en la vida de los demás para lograr lo que él quiera.

x

Me duele la cabeza y eso que he pasado horas durmiendo. Han pasado varios días desde la llamada a mi hermano, llamada en la que salí llorando porque me di cuenta de que me odiaba.

Ahora, me encuentro buscando su número de nuevo en mi teléfono. Jason me ha cambiado de habitación; mi nueva cárcel es de pladur y se encuentra en el desván, me tienen aquí como a un perro sarnoso y aunque es un cuarto grande está bastante empolvado.

Encuentro el número de teléfono de mi hermano y pulso llamando; espero que esté despierto, son las 08:21 del 22 de agosto, seguro que está despierto y haciendo cosas, no he conocido persona más productiva que mi hermano. Pongo el número privado antes de llamarlo.

-Vamos, coge...

Musito para mi misma cuando la llamada llega al quinto pitido y nadie contesta, pero el sexto se detiene con la voz masculina que me hace contener las lágrimas.

-¿?

La voz de mi hermano al otro lado de la línea hace que se me nuble la vista. <<Cuánto desearía estar con él>>

-¿? -repite cuando no contesto, pero sorbo con la nariz hablando de nuevo.

-Anders... -hablo finalmente y el silencio se forma en la línea durante unos tensos segundos.

-Dakota, ¿eres tú otra vez?

-Sí, Anders. Por favor, escúchame...

-¿Acaso no me entendiste? -me ladra. -No quiero saber nada más de ti. Tomaste tus decisiones y esas fueron traicionarme a mí y a todo mi entorno; así que ahora coge lo que tanto querías y haz lo que quieras con él.

-Anders, Jason me está haciendo pasar un infierno... -sollozo. Su voz se acalla un segundo al oírme. -Me tiene encerrada, me es infiel con la sirvienta y me trata como menos, no lo soporto más...

-¿Cuántas veces te dije que Jason era así? ¡¿Cuántas?! -gruñe enfadado. -Entiende que para mí ya no existes, mamá dejó de hacerlo por algún motivo y tú dejarás de hacerlo si a Jason le place. Espero que disfrutes de tu puesto de reina consorte, porque va a ser para un largo rato.

-¡Por favor, sácame de aquí! -ruego poniéndome la mano en la frente. -¡Perdóname, la jodí todo, traicioné tu confianza, lo hice mal, pero perdóname, por Dios! ¡Te estoy suplicando!

-¡He dicho que no! -me interrumpe con desdén. -Ahora vas a tener lo que tanto querías y no me jodas más.

-¡No cuelgues! -suplico. -¿Qué es lo que tengo que hacer para que vuelvas a confíar en mí?

-Traicionaste mi confianza dos veces. No hay nada para remediar eso. -farfulla.

-Algo tiene que haber. Somos familia...

-¡La familia no se traiciona!

Sus palabras me hacen arder la nariz pero me contengo.

-Bien, sino quieres venir por mí, tendré que volverme de armas tomar. Y nunca mejor dicho.

-Nada me confirma que sea verdad lo que dices. Igual es otro plan, y está Jason detrás riéndose de mí.

-No es cierto. -contesto cortante, ardida. -Pero si no me quieres creer no lo hagas. Sólo espero que el cargo de conciencia no te dé muy duro cuando aparezca muerta en un jardín de la casa.

-Deja de dramatizar. -se queja.

-Adiós, Anders.

Cuelgo el teléfono esperando haberle dejado algo que ronde por su mente, pero no estoy muy segura. Cometí un grave error con mi hermano y no es un hombre de dar y regalar confianza, y creo que lo dice en serio; voy a tener que apañármelas yo sola.

******

Capítulo lleno de dramita.

Espero que os haya gustado. Os informo de que el bloqueillo que tenía en esta historia parece que se ha pasado a HEEMM.

Nos vemos pronto. Aunque seguramente aquí, no en Historias en el Mar Mármara.

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