—¿Estamos seguros de que tenemos que hacer esto? — Choi Beomgyu tiró del cuello de su traje nuevo. Algo que seguro costó más de lo que jamás hubiera hecho en una década como camarero. Le picó, y en la esquina, había varios reporteros esperando con sus cámaras apuntando y los micrófonos preparados.
Mientras el rey les anunció que el compromiso de su hijo con Lady Yeji fue oficialmente cancelado.
—Podríamos volver a tu habitación. Podría darte un rapidito.
Beomgyu agarró el cuello de Yeonjun, aunque el príncipe vampiro parecía un poco más cómodo con su atuendo formal. Beomgyu acercó al Príncipe Choi Yeonjun, cuerpo a cuerpo, sabiendo cuánto le gustaba a Yeonjun sentir el calor del cuerpo de Beomgyu.
Le sonrió al hombre, tratando de forzar una confianza que él no sentía exactamente.
Yeonjun le devolvió la sonrisa, mostrando el blanco de sus colmillos, y Beomgyu lo atrapó. Él sabía que esto era todo. Esto tenía que ser esto. El otro hombre iba a suspender todo este comunicado de prensa, dejar que su padre se encargara de eso, y ellos iban a regresar a su habitación para otra jodida increíble.
—Estarás bien. Deja de ser un bebé al respecto—. Yeonjun le dio una suave palmadita a Beomgyu en el culo, como si tratara de consolar a su culo más que a él. —Terminará antes de que te des cuenta.
Beomgyu se desinfló.
—Eso no es lo que pensé que ibas a decir.
Yeonjun se rió entre dientes. Miró hacia la cortina, probablemente escuchando algunas de las preguntas que la prensa ya estaba haciendo.
Trataron estas cosas con mayor prioridad que las elecciones presidenciales, y como Beomgyu había arruinado el matrimonio del siglo, iban a querer ver quién le había robado el corazón al Príncipe Yeonjun.
Ya era bastante malo que ya sabían que Beomgyu era un camarero don nadie, que era humano, pero muy pronto descubrirían lo sencillo que era. En un buen día.
—Van a esperar que yo sea algo que yo no soy. ¿Qué pasa si me preguntan por el dinero que tus padres querían pagarme?
Ahora Beomgyu se aferraba a Yeonjun para salvar su vida, como si estuviera usando al otro hombre como un salvavidas. Él no quería salir allí. Quería volver a la cama, sacar a Yeonjun de sus pantalones y ponerle una sonrisa en la cara, pero eso no parecía estar en las cartas.
—No te preguntarán esas cosas. La única forma en que pueden saber eso sería si Madre o Padre les dicen, y no lo harán.
—La gente del personal lo sabe.
Hablaba de Soobin, pero Beomgyu pensó que era mejor no mencionar su nombre.
Soobin había besado a Beomgyu un par de veces desde que Beomgyu y Yeonjun habían empezado a verse, y antes de que estuvieran seguros de su amor, antes de que estuvieran seguros de que no era solo por el placer que tenían al tocar las narices a la aristocracia. Soobin había dejado en claro que no le importaría tener a Beomgyu para sí mismo.
Y Beomgyu había sido tentado. En ese momento, ¿cómo no podía hacerlo cuando no estaba seguro de si los sentimientos de Yeonjun eran ciertos o si el vampiro solo quería usarlo para divertirse un poco?
Pero Beomgyu lo sabía mejor ahora. Sabía exactamente dónde estaba el corazón de Yeonjun, y Beomgyu no tuvo ningún problema en entregar el suyo al hombre a cambio.
Yeonjun apretó los labios.
—¿Confías en ese hombre para mantener su boca cerrada? —Beomgyu tragó saliva. Él asintió.
—No creo que Soobin le dijera nada a la prensa. Estoy seguro de eso, pero no hay garantía de que no haya dicho algo a alguien más en el personal, incluso accidentalmente, y que puedan acudir a la prensa.
Beomgyu ya iba a ser visto como un buscador de oro por la gente en los medios de comunicación. Él lo sabía y estaba haciendo las paces con ello.
Pero eso no significaba que quería darle a nadie la satisfacción de saber que había sido el consorte de Yeonjun al principio solo porque al final había un cheque de pago de dos millones de dólares.
Estar con Yeonjun permanentemente, por el resto de sus vidas, significaría que Beomgyu tendría mucho más acceso a la fortuna familiar.
Pero él no quería la fortuna. Todavía quería ayudar a su familia, pero eso era todo.
Solo quería estar con Yeonjun.
Yeonjun acarició el cabello de Beomgyu, inclinándose cerca de su garganta.
Beomgyu se estremeció, esperando un beso en su marca de mordida, pero no había nada.
Sólo la burla de la expectativa. Tal vez Yeonjun sabía lo que estaba haciendo después de todo.
—Será más que satisfactorio. Te lo prometo—. Yeonjun se echó hacia atrás, con los labios pálidos sonriendo. —Incluso si lo descubren, que así sea. No significa nada para mí y tampoco debería significar nada para ti.
Beomgyu pensó que era un poco fácil de decir, pero al mismo tiempo, tenía que admitir que la energía de Yeonjun, su encanto y su estado de ánimo fácil eran un poco contagiosos.
Beomgyu estaba empezando a sentir que no vomitaría ante la idea de salir más allá de esa cortina y echar un vistazo a lo que lo esperaba al otro lado.
—Por supuesto, cuando regresemos a mis aposentos, estaré más que feliz de llevarte en ese asunto rapidito.
Beomgyu casi saltó de su traje nuevo cuando Yeonjun llevó su mano sobre la polla de Beomgyu y apretó la ropa cara.
Su polla palpitaba, por supuesto que sí. Justo cuando el otro hombre abandonó a Beomgyu y caminó hacia las cortinas. Miró de nuevo a Beomgyu, le guiñó un ojo y luego las atravesó.
Y Beomgyu estaba atrapado de pie allí. Parpadeó con fuerza, tratando de averiguar si eso realmente había sucedido.
Ese hijo de puta. ¿Realmente había hecho eso y se había alejado de él?
Joder, Beomgyu estaba medio duro ahora. Se ajustó la ropa a pesar de que probablemente no necesitaba hacerlo. Estaba bastante seguro, esperaba, de que nadie sería capaz de decir cuán caliente y molesto se había vuelto por haber sido acariciado un poco, pero entonces también tenía que caminar a través de la cortina. Para hacer frente a la música, por así decirlo.
Era hora de que Beomgyu se parara al lado del príncipe de los vampiros frente a una docena o más de cámaras, frente al mundo, mientras el rey anunciaba que sería el prometido de Yeonjun. Su nuevo compañero.