~Pinky promes~
Otro día en mi vida, había terminado de jugar un poco de basquetbol, caminaba devuelta a casa con el balón en mis brazos.
La noche había caído en el vecindario, las calles eran frías y estaban alumbradas por los postes con luz. Al llegar a casa pude ver desde la venta las luces prendidas. Mamá estaba tomando.
Con sigilo abrí la puerta, me quite los tenis y los tomé, no quería hacer ruido. Caminaba de puntas para no hacer ni un ruido; al poner un pie en el escalón la madera del piso rechinó. Cerré los ojos con fuerza rezando para que mamá no escuchara nada, pero no corrí con suerte.
- Ahí estas mocosa.- Escuche la voz embriagada de mi madre atrás de mi.-
Solo pude voltearme con un poco de miedo para recibir una fuerte bofetada haciendo que por el impacto volteara un poco el rostro. Miraba el piso con mis ojos cristalizados, escuché como se alejaba. Me apresuré a subir las escaleras corriendo y pasar por los pasillos.
Al pasar por la habitación de mis hermanos su puerta se abrió dejando ver a mis hermanos con sus pijamas iguales.
- ¿Chicos?, ¿Qué hacen despiertos?.- Dije preocupada mientras corría a su puerta echando miradas a las escaleras para ver que mamá no subiera.-
- No podemos dormir.- Dijo Zac mientras hablaba en susurros.-
- Chicos recuerden, solo cierren la puerta y no hagan ruido, y por mas que mamá toque la puerta no la abran. Yo tengo una llave, pero solo la tengo yo.- Dije mientras los metía a su cuarto.-
- ¿Puedes quedarte hoy con nosotros?.- Preguntó Matt mientras hacía su cara tierna.-
Solté un suspiro pesado, me acerqué a la puerta y la cerré con seguro, pude escuchar como mis hermanos chocaron los cinco al ver que me habían convencido.
- Solo esta noche.- Dije y deje mi balón y tenis a un lado de la puerta.-
Juntamos las dos camas para formar una más grande y dormir los tres en ella. Al estar yo en short y una playera holgada no era incomodo, así que solo me acosté en medio de la cama, teniendo a un costado a uno de mis dos hermanos y al otro del otro lado.
Todo era un silencio relajante, mamá al parecer se había quedado dormida. Respire hondo, eran de los pocos momentos que estaba en paz, un momento en el cual podía sentir como mis hermanos se sentían seguros. Cada uno me estaba abrazando. Acariciaba su cabello de cada uno, en estos momentos solo éramos ellos y yo en la tierra; ellos habían hecho que un lado materno saliera a la luz, el instinto de que solo quieres que ellos estuvieran bien sin importar el costo, que tuvieran una sonrisa de oreja a oreja sin importar qué tan cansada había estado.
Ese sentimiento que no necesitaba a nadie más que a mis hermanos.
- ¿Papá?.- Dijo en murmuros Zac.-
- ¿Mande?.- Dije igual que él al no haber entendido lo que quiso decir.-
- Papá, ¿Él no te ha llamado?.- Preguntó con ilusión aunque se escuchaba ya cansado y casi rendido por el sueño.-
- Él...él manda saludos.- Mentí.-
- A la siguiente que llame quisiera hablar con él.- Dijo para acurrucarse más en mi pecho.-
- Voy a tratar.- Dije.-
- ¿Lo prometes?.- Preguntó soñoliento.-
- Lo prometo.- Dije para hacer la típica "pinky promes".-
Mentía, mentía con el hecho de papá. Para ellos papá habla una vez al mes, pero la realidad era que hace más de 4 años no tenía nada de comunicación con él.
CONTINUARÁ...
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Gracias por leer y votar:)
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