Dereck
Cuando el reloj dio las doce en punto sonreí al saber lo terca que es Annie y lo complicado y divertido que iba a ser adiestrarla.
Alestey a mi lado me preguntaba si iba a realmente a atacar porque una guerra es algo grande y sino estaba preparado para atacar era mejor seguir guardando las reservas. Mi ataque tenía doble propósito, retar a Annie y si no cedía pues arrebatar todo los terrenos que tengan producción de Tríada.
Sonreía porque sabía que iba a venir a mi e iba a ser más difícil a causa de su terquedad, sonreía porque tenia la certeza de que vendría a mi.
Y así fue, me enoje al verla lastimada, y me enoje mas cuando lloró como lo hizo, me enoje hasta la puta mierda cuando me rogó, ella no es mujer para rogarle a nadie y lo hizo conmigo, eso me enojo.
Cuando salí de la carpa hice que dieran la orden de detener la guerra, tomé al que hirió a Annie, lo elevé por los aires y lo puse en el centro para después quemarlo por completo y volverlo cenizas.
Le pedí a Alestey un botiquín para Annie y me lo entrego en menos de nada, regrese a la carpa y ahí estaba ella.
Mierda, cuando la vi desnuda tuve que hacer toma de todo mi autocontrol para no comentar una puta locura de las inmensas, todo de ella me cambia y me enloquece.
Cada curva, cada parte de su cuerpo, pechos redondos y tamaño mediano, caderas y cintura pequeña, acompañados de esa cara angelical pero que es capaz de destrozarte si se lo propone.
Sé que se ha convertido en alguien dura, su mirada me lo grita, pero su corazón desbordante de emociones me indica que su amor por mi la sega y vuelve débil, la someteré y la volveré mas grande de lo que ella alcanzaría pensar.
Cuando la traje a casa mi pequeña hermana que ya no es tan pequeña, Laika nos mira interesada, esa mirada que me da cuando está apunto de llenarme de un montón de preguntas y hasta regañarme según la ocasión.
Laika que en realidad es su segundo nombre porque así lo ha querido, dice que su primer nombre le recuerda a la dulce voz de mi madre llamándola, así que se despojó de Araziel; su primer nombre y adoptó su segundo.
Cuando Annie firmó y se condenó a vivir bajo mis garras, le sonríe por ultima vez para luego levantarme y cargarla.
Le dije como especificación importante que nunca cierre la puerta de tal forma que parte de su cuerpo pueda comprometerse.
Las puertas del inframundo son como cuchillas, es peligroso para una piel como la de ella si su dedo, mano, pie o antebrazo se atora en la puerta.
La dejé en su habitación que es la que está junto a la mía.
Salgo dejándola en su nueva habitación con su maleta dentro.
No avanzo ni cuatro metros cuando tengo a mi hermana menor detrás de mi.
—¿Esa no es la hermana del Alpha rey? ¿Que hace aquí? ¿No se supone que tú lo odias? ¿Por qué la traías cargada? ¿Te interesa? ¿La harás tú esclava o la la mataras para enseñarle una lección a Danton? ¿Cuánto tiempo se va a quedar? —me llevo una mano al puente de mi nariz.
—Laika, deja de agóbieme. Ella está aquí como mi esclava personal y no dire más nada al respeto, del resto te irás enterando en el proceso.
—Vaya que hermano tan poco comunicativo —me renegó y me acerco a ella para luego besar su frente.
—Deja de hacerme preguntas.
Regreso a mi oficina, a la espera de Alestey y ordenarle cuáles quiero que sean mis siguientes movimientos.