IMPERIO DE TITANES [+18]

Libni_blanca

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Elon Reings. Es una diosa, una fiera de la línea de depredadores que no pasa por alto la oportunidad de hacer... Еще

PORTADA
Dedicatoria.
Prefacio.
Capítulo 1. Elon Reings.
Capitulo 2. Etter King.
Capitulo 3. Reings Vs King.
Capitulo 4. El Alacrán y la Víbora
Capítulo 5. Doble susto.
Capitulo 6. Troglodita.
Capitulo 7. Confusa frustración.
Capitulo 8. Dopaje.
Capitulo 9. La mejor manera de callar a alguien.
Capitulo 10.
Capitulo 11.
Capitulo 12.
Capitulo 13.
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18.
Capitulo 19.
Capitulo 20.
Capitulo 21.
Capitulo 22.
Capitulo 23.
Capitulo 24.
Capitulo 25.
Capitulo 26.
Capitulo 27.
Capitulo 28.
Capitulo 29.
Capitulo 30.
Epílogo.
AGRADECIMIENTOS

EXTRA.

232 15 17
Libni_blanca

Feliz Navidad.

Etter.

Es la primera navidad de los gemelos y tanto Elon como yo hemos decidido consentirlos de manera exagerada.

Serán nuestras primeras celebraciones decembrinas con ellos. Elon los viste mientras que yo preparo las pañaleras de ambos para subirlas al auto. Necesitamos ir a comprar varias cosas, pero mi amada esposa aun no quiere dejarlos con una niñera, si soy sincero ahora mismo tampoco lo deseo. Y me gusta de esta manera, ser algo egoísta con mis bebés aunque muchos digan que los estamos malcriando y sobreprotegiendo, no me interesa.

Quiero hacer cada recuerdo y momento familiar algo inolvidable, algo único y hermoso para ellos. Porque así es él amor que siento por su madre y que ahora se extiende a mis hijos.

Guardo en la pañalera los biberones, pañales, algunos paños de tela, chupetes y el resto de las cosas que cualquiera de los gemelos podrían necesitar, incluso empaco los rasca encías y las pequeñas maracas que mande a diseñar para ellos. Ambas portan luces y una pequeña caja de música por dentro que las hace más entretenidas.

Pensar que cuando nacieron los gemelos éramos un caos, pero hace ya un par de meses que hemos empezado a organizarnos o al menos eso intentamos. Debo admitir que el leer tanto sobre el embarazo y los bebé también me ha ayudado mucho.

Hoy debo ir a retirar a la joyería las cadenas con dijes que encargue para los bebés, ambos tienen una E de oro junto a la figura de un animal.  

Elon siempre compara a Evan con un león y no sólo por su melena amarilla sino también porque a pesar de ser un bebé aún, no pasa desapercibido, es entrar con Evan a una habitación llena de personas y las miradas caerán sobre ese pequeño ángel rubio de ojos azules.

En mi caso, suelo comparar a Evelyn con una pantera por su cabellera azabache y sus ojos tan azules que no dejan de resaltar como dos perlas en su rostro redondo, además de ser silenciosa y muy hábil para planear cada una de sus pequeñas travesuras de bebé. Ella no necesita pedir algo con insistencia, así como con su madre voy hasta él fin del mundo por ver la sonrisa feliz en el rostro de mi princesita.

—Estamos listos. —anuncia Elon desde el piso de arriba.

—Dame un segundo amor, ya te ayudo.

Guardo las cosas en el auto y luego regreso a la casa para subir a nuestra habitación y ayudarla a cargar a uno de los gemelos.

Aunque mande a hacerles una habitación conjunta, Elon insistió en colocar una cama para nosotros allí en caso de que queramos estar con ellos. No puedo quejarme, a veces cuando queremos estar solos los dejamos descansar y los monitoreamos desde nuestra habitación, pero en otras ocasiones anhelamos dormir con sus aromas de bebés en medio de ambos y lo disfrutamos de igual manera. Tengo pensado mandar a hacer dos diferentes habitaciones que debemos remodelar pronto y que usarán cuando tengan algo más de edad.

Evan vestido con un pequeño conjunto de diseñador de mono y suéter de color azul, junto a su gorrito de invierno que tiene una E, estira sus brazos hacia mi desde la cama en cuanto entro al dormitorio, no dudo en cargarlo, mi pequeño hijo ama halar mi cabello. Aunque siempre he sido algo maníaco con mi imagen y pulcritud, sobre todo con mi cabello que suelo dejar relativamente largo, todo eso se fue en cuanto me volví padre. Evan suele despeinarme y a veces hasta me da dolor de cabeza por lo fuerte que tira de las hebras en ella, aún así disfruto y me río de cada tiro que da, de como aprieta su manita con fuerza e intenta meter el cabello a su boca pero debido a que no puede, suele intentar hacer lo mismo con mis corbatas. Ya no me sorprende cuando las llena de baba y debo cambiarlas, la Víbora solo se burla de mí por ello.

Evelyn en cambio luce más tranquila en los brazos de su madre, lleva un conjunto y gorro similar a su hermano con la diferencia de que el de ella es de color rosado. Mi bebé me mira cuando me acerco a darle un pequeño beso en los labios de su mamá, tiene unas pestañas largas y enormes que hacen su mirada hipnotizarte, luego dejo un beso en su cabecita cubierta por el gorro y ella se ríe.

Todo bien hasta que Evan lanza su manito al gorro de Evelyn y se lo arranca, Evelyn hace un puchero tan tierno que no se si llorar con ella o abrazarla mil veces, mi pequeña niña comienza a llorar y aunque le quito el gorro a Evan para dárselo a Elon y que se lo coloque, no cesa el llanto.

—¡Evan! —Elon llama en un tono dulce de reproche—. Que te he dicho de molestar a tu hermana. Ya cariño, todo estará bien hermosa. — Intenta calmarla mientras la balancea en sus brazos y luego de colocarle el gorro seca sus mejillas—. Papá ya te devolvió el gorro y mamá te lo puso.

—Mejor bajemos al auto, seguro si le das su maraca se calma.—Le indico a mi esposa y ella me sigue escaleras abajo con Evelyn aun llorando.

Evan está muy sonriente, mi hijo es terrible casi parece disfrutar de molestar a su hermana. Aunque Evelyn no se queda atrás, hay veces en las que ella es quien lo hace llorar a él. Suelo decirle a Elon que sacaron nuestro instinto competitivo

Subo a Evan al auto, y lo aseguro en su asiento del porta bebés para luego sacar de la pañalera de mi pantera, su maraca rosada y dársela. Evelyn en cuanto ve las luces y escucha uno de los rítmicos sonidos deja de llorar poco a poco.

Elon limpia su nariz y la sienta en el otro porta bebés para asegurarla, ingresamos al auto y nos vamos a la tienda con nuestros gemelos. Nos encargamos de comprar los regalos tanto de los gemelos como los que intercambiaremos entre nosotros para colocarlos bajo al árbol de navidad, los ingredientes de la comida que Elon insistió en preparar y los del postre, galletas, leche, helado, palomitas para la sesión de películas navideñas que tanto le gusta a mi esposa, la ropa que usaremos, unos nuevos abrigos y algunas cosas más.

Nos lleva todo el día comprar absolutamente todo y una vez llegamos a casa mientras Elon comienza a hacer la comida, yo me encargo de llevar a los niños a descansar. Mañana es navidad y haremos que todo quede maravilloso, aun si los gemelos no son lo suficientemente grandes como para recordar esta primera fiesta familiar.

Luego de cambiarlos, ponerles la pijama y darles el biberón, los acuesto en sus cunas para ir meciéndolas e induciéndoles el sueño, beso la parte superior de sus cabezas y les canto un corto nana que inevitablemente me facilita la tarea. Cuando noto que se han dormido bajo hasta la cocina para ayudar a Elon.

Soy un pésimo cocinero y ella lo sabe, pero si debo hacer el intento para verla feliz, lo haré.

—¿Ya se durmieron?

—Si, fue un largo día. Supuse que hoy dormirían como ángeles.–le digo con una sonrisa.

Nunca me imagine que terminaríamos así , casado, felices y con una hermosa familia.

—Si tan solo fueran ángeles a diario. —Murmura Elon con una sonrisa—. Pero conociendo la trayectoria de sus padres, sé que no es el caso.

Me acerco desde atrás para abrazar su cintura, mientras ella bate una mezcla con una paleta de madera. Acerco mi nariz a su cuello para inhalar su característico aroma a rosas, que me enloquece.

—Ahora no. —La muy descarada se burla de mi cuando siente mi dolorosa erección presionando contra su culo—. Tenemos muchas cosas que hacer antes de ir a dormir, así que mejor ve a envolver los regalos de los bebés mientras termino aquí en la cocina.

Lanzo un gruñido mientras cuelo mis manos bajo el delantal y aprieto sus tetas cubiertas por un suéter de lana gris logrando que un suspiro placentero escape de sus labios.

—King. —Dice con un tono de advertencia, pero sin dejar de empujar su trasero contra mí.

Provocadora.

—Víbora. —Contesto en el mismo tono haciéndola reír.

—Es en serio, King. Si no terminamos hoy no podremos tener todo listo para mañana y arruinaremos la fiesta para los bebés.— musita contrariado—Mañana es solo para disfrutar en familia, no quiero tener que estar metida en la cocina o forrando regalos para poder celebrar con libertad junto a ustedes, mi familia.

Doy un suspiro, aunque deseo estar con ella de esa manera intima que ambos amamos, también quiero hacerla feliz y a mis bebés, y para ello tengo que dar todo de mi para que la navidad sea lo que tanto anhela.

—Bien. — Digo resignado alejando mis manos de su delicioso cuerpo—. Me controlo y voy a hacer lo que me pides.

Elon gira el rostro y me sonríe con amor.

—Gracias mi amor.

Asiento y comienzo a salir de la cocina, pero me detengo en el marco de la puerta llamándola para que me mire nuevamente.

—Te amo Víbora.

—Y yo te amo a ti, King. —Responde lanzando un beso al aire.

Me voy a la sala y pasamos largas horas terminando de acomodar todo antes de que logremos tomar una ducha fresca y acostarnos en nuestra cama. Me abrazo al cuerpo de mi esposa y dormidos plácidamente uno junto al otro el resto de la noche.

◇◇◇

E

lon.

La mañana siguiente todo está preparado, los bebés ya han desayunado y nos queda un largo día por delante.

La primera actividad es tomarnos fotos con pijamas iguales frente al árbol de navidad, por más  que Etter quiera evitarlo, lo obligo a colocarse el overol de tonos rojos y verdes.

Evan juega con una de las cajas de regalo que se encuentran a los pies del enorme árbol navideño en la sala, por su lado Evelyn está sentada conmigo muy cerca de su hermano para esperar a que su padre algún día baje las escaleras.

—Vamos, King. Un overol no es la gran cosa.— digo peinando el poco cabello negro de Evelyn.

—Tú lo dices porque nada te queda mal.— reprocha desde el piso superior.

—¿Qué tan mal puede quedarte? Dejame ver ese sexy trasero de papá…—lo alento alargando la última letra.

Etter no responde y continúo jungando con mi bebé, hasta que Evan celoso al oír la risa de su hermana gatea hasta nosotras y comienza a jalonear mi pijama para que también le preste atención. Muevo a Evelyn a mi pierna derecha y a Evan lo tomo para sentarlo en la izquierda, pero al escuchar pasos en la escalera dejo de mirarlos y alzo la cabeza para ver a Etter con su pijama.

Si han visto un duende, de esos que son más altos que el resto, y que al mismo tiempo son los más delgados. Junto a la distinguida habilidad de parecer alargados, con una piernas y brazos flacos como pitillos de las cuales la tela parece abrazarse. Pues nunca imagine comparar a mi esposo con uno de esos.

Sin poder evitarlo, suelto una carcajada tras otra.

—Olvidalo.— masculla molesto volviendo a subir las escaleras.

—Espera, amor.—trato de hablar entre risas— No se te ve tan mal, solo que no sabia que tus piernas podian verse tan delgaditas.

Vuelvo a reír mientras Etter lanza un bufido, pero no sigue subiendo las escaleras, en su lugar viene a sentarse a mi lado y toma a Evan en sus brazos para acomodarlo entre sus piernas.

Aún riendome frente al rostro mal humorado de mi esposo, me estiro para darle un pequeño beso en los labios y tomo del bolsillo de mi pijama, el control remoto para disparar la cámara y poder tomar las fotos.

Luego de varias fotos, nos ponemos a ayudar a los gemelos a abrir sus regalos, y a jugar con ellos un rato.

—¡Mira lo que Santa le trajo a mi princesa!— exclama Etter sacando una alfombra mágica que ella podrá dibujar con un marcador especial que solo pinta sobre la tela de la alfombra.

Evelyn gatea hasta su padre que agita un marcador frente a ella y yo aprovecho la ocasión para ponerme de pie, ya que Evan golpea emocionado un balón de baloncesto entre sus piernas.

—No te pongas celosa, Víbora. Tú regalo te lo doy más tarde.— Me guiña un ojo y sigue jugando con Evelyn, incluso comienza a hacerla brincar sobre la alfombra.

—No la mesas tanto, recuerda que ambos comieron hace poco.

Etter me ignora y sigue jugando con Evelyn por otro rato. Tomo una caja en especifico con un envoltorio de color dorado y se la tiendo a mi esposo, Etter me observa desde abajo con sus ojos azules brillando con picardia.

—Y yo que estaba deseando que olvidarás mi regalo para tener que cobrarmelo de otra forma.— dice haciendome rodar los ojos.

—Ten, pervertido.

Etter toma la caja y rasga el papel de envoltura, cuando abre el regalo saca un reloj de bolsillo de oro con un aspecto antiguo que además de marcar la hora de una forma elegante que siempre ha atraido mi atención, también contiene un espacio para colocar una fotografía y en la parte de atrás una pequeña inscripción en la que se puede leer perfectamente, “Te amamos, King”.

Etter suelta a Evelyn sobre la alfombra y se levanta para darme un beso como Dios manda, un beso consumidor de sus labios que parecen una droga en mi sistema.

—Aún quedo algo en la caja, revisa—murmuro con una sonrisita cuando termina de besarme, e intento alejarme con lentitud.

Etter saca del fondo de la caja un trozo de tela de lana roja con la forma similar a la de una “P”.

—¿Qué clase de media es ésta?—pregunta confuso.

—No es una media, es la pijama de Martín.— confieso soltando la risa en el último segundo sin poder aguantar más.

—¿Me compraste un calienta pollas?—pregunta mientras me sigo riendo sin parar— Elon Víbora Reings, ya verás como caliento a Martín contigo. Ven acá.— grita comenzando a correr detrás de mí por la sala.

Evan se emociona viéndonos correr mientras que Evelyn solo nos observa metiéndose la parte trasera del marcador en la boca. Sigo corriendo sin dejar de reír con Etter detrás de mí , paso cerca del árbol al mismo tiempo que Evan le da un manotazo a la pelota y está rueda cerca de mi camino, por suerte logro saltar y esquivarla, pero el estrepitoso escándalo a mi espalda me informa que Etter, no.

Detengo mi huida, para girarme y ver a mi esposo caer en el suelo, de cara sobre la alfombra de Evelyn.

—¡Amor!— gimo preocupada.

Etter apenas emite un gruñido de respuesta, y comienza a levantarse, pero antes de que lo logre, Evelyn se acerca hasta su espalda y como si el destino quisiera burlarse más de él, Evelyn termina vomitando sobre la espalda de su padre.

—¡Puagh!— se queja Etter, mientras yo tomo rápido a Evelyn en mis manos para asearla.

—Te dije que no la mesieras.— le reprocho sin ocultar la gracia que me causa su estado.

—Feliz navidad para ti también Víbora.—masculla comenzando a quitarse el overol en la sala para no dejar solo a Evan.— Aunque mi hija me vomite, no los cambiaría a ninguno por nada del mundo.

 
◇◇◇

Feliz cumpleaños Elon y Etter.♥️ 

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