[¡Bam, Bam, Bam!]
A la mañana siguiente, lo primero que recibe al alfa y a su luna, son tres golpes sobre la puerta, escandalosos, fuertes, como si buscarán despertar a todos en la mansión.
Max y Fletcher, quienes durmieron juntos durante toda la noche, se despertaron de golpe, sus rostros, marcados por el patrón de una sábana arrugada, se levantaron ligeramente para observar por la puerta. Max se quiso levantar, pero Fletcher lo detuvo de un tirón y lo hizo volverse a recostar. Y lo cubrió con una manta.
—Adelante —Dijo con la voz fuerte mientras Max se sentaba sobre sus rodillas justo por un lado y lo ayudaba lentamente a sentarse.
La puerta se abrió y por ella entro Andrey con una bolsa blanca envuelta entre sus dedos.
—Buenos días —Murmuro y se acercó a su alfa —Nos han dado permiso de irnos, así que debemos marcharnos ya.
Luego, de la bolsa blanca, saco dos botellas de jugo de naranja y una charola transparente de fresas frascas.
—Desayunen, son refrigerios que nos dieron. Y esto... —Como si se negara a entregárselos, Andrey saco una cajita con analgésicos y los extendió frente al gran Alfa —Toma dos, de lo contrario no soportarás el viaje de regreso.
—Entiendo, debemos movernos rápido —Sin perder mucho tiempo más, extendió la mano y tomo las dos pastillas, las paso con un gran trago de jugo de naranja, casi hasta acabar la botella y le extendió las fresas a Max. —Come por favor.
Max tomó la cajita de fresas entre sus manos y la abrió. Cómo río, la saliva fluyó desde sus papilas gustativas, incitandolo a comer y devorar lo que había allí. Debido a que estuvo preocupado durante mucho tiempo, no tuvo apetito ni tiempo para comer, pero ahora, el hambre voraz de dos días en ayunas lo hacen sentir insaciable. Incluso al grado de sentir que vomitara bilis.
—Andrey, por favor alístense y espérenos afuera. Saldremos en 20 minutos.
—De acuerdo. —Sin decir nada más, simplemente se dio la vuelta y salió de la habitación. Mientras Max y Fletcher comen y se alistan, él debe ir a buscar los convoys que les fueron confiscados y darles a su equipo armas y municiones.
—Fletcher... —Cuando termina de pasar bocado, llama a su alfa y le recuerda aquello que no quiere recordar —¿Recuerdas que debo irme a central...? ¿Verdad?
El alfa no le miro a los ojos y asintió totalmente preocupado y herido.
—Lo sé...
—No será durante mucho tiempo...
—Si, lo sé...
—Volveré...
—Promételo —Arrugo el rostro disgustado con ganas de llanto —No quiero obligarte a volver...
—Lo prometo —Dijo con total seguridad. Y, aunque eso realmente no calmo el corazón herido de Fletcher, fue lo suficiente para dejarlo con esperanzas de un futuro próspero.
Luego de un desayuno rápido e improvisado que no duró más allá de cinco minutos, Max se levantó y se acercó a las maletas de ropa que les habían devuelto poco antes.
Con el cuerpo ligeramente entumecido debido a que durmió en una sola posición toda la noche, se tambalea y se queda del dolor en sus hombros. Busca entre todos los cambios de ropa y decide que debido al clima ligeramente fresco y nublado, será mejor usar un poco de ropa cálida por si llueve durante el viaje.
Con un poco de vergüenza, se quita el short holgado y la playera holgada que suele utilizar, propiedad de Fletcher. Es cómoda y fresca, así que es la mejor opción para dormir tranquilo.
—Está playera... —Murmuro un poco avergonzado estando semi desnudo frente a Fletcher. Levanto la prenda de vestir y siguió hablando —¿Puedo llevármela?.
El hombre que yace ligeramente recostado en la cama asiente con una sonrisa pacífica, disfrutando de la última vez en mucho tiempo que podrá ver el cuerpo tan bello y hermoso de Max.
—Puedes llevarte todas las que quieras mi vida. Adelante.
Max sonrió con calidez y luego se apresuró a vestirse. No quiere nada ostentoso, aunque la verdad, Fletcher siempre fue fanático de comprarle ropa de la mejor calidad traída desde continentes lejanos solo para hacer "Resaltar aún más su belleza". Tanto, que incluso una vez llegó a pensar que parecía una muñeca vistiendo conjuntos hermosos comprados por Fletcher solo para ocasiones demasiado casuales.
Si lo piensa, Fletcher siempre fue demasiado atento y considerado. Siempre siendo tan bueno que llegó a sentir que no lo merecía. Pero incluso si siente que no lo merece, hará hasta lo imposible por merecerlo. Todo.
Un short blanco hasta la mitad de su muslo, con tira alta de dos hileras de botones en dorado y un suéter azul marino grande y suelto que tomo de la maleta de Fletcher. Cómo complemento unos tenis blancos con calcetines y simplemente peino su cabello con las manos para acomodarlo.
Se ve lindo, fresco, como si estuviese de camino a una feliz tarde de pícnic con su pareja. Y Fletcher no duda en hacer sus comentarios halagos.
—Te ve realmente bonito... Mi ropa te queda realmente bien. ¿Podrías darte la vuelta y modelarlo para mí? —Dijo mirándolo directo a los ojos con una sonrisa pícara. —¿Por favor?.
—Ha... —Max suspiro avergonzado con el rostro ruborizado y se dio una vuelta sobre sus pies cumpliendo el capricho del alfa. —¿S-satisfecho? —Dijo con un sonrojo de oreja a oreja, y sin esperar una respuesta se lanzó a buscar la ropa con la que vestiría al alfa.
Fletcher se quedó en silencio y miro con cierta nostalgia la pequeña y bien formada espalda de Max. Desde donde está, puede mirar su cuello y la terrible cicatriz que quedó en la zona. En el pasado, cada vez que la veía, no podía evitar sentirse furioso, cuando la miraba juraba y perjuraba que encontraría al responsable y lo mataría a la mierda.
Varios meses después, aquí está, sin la capacidad de hacer las cosas por sí mismo, luego de haber sido vencido por aquel que juro matar...
Es vergonzoso para su ego. Su tan delicado ego de alfa se vio golpeado y arrastrado por el suelo por alguien sediento de sangre. Por un monstruo.
—¿Eh? ¿Cómo es posible que solo empacaras trajes y ropa formal? —Se quejó Max viendo las pocas opciones de conjunto con ropa informal que había y no le quedó de otra más que buscar un conjunto apropiado. Sabe que a Fletcher no le gusta vestirse mal. Siempre le gusta verse limpio y pulcro. Incluso si está herido siempre querrá verse guapo.
Siguiendo aquella lógica.
Elijo un pantalón de vestir azul marino y una camisa de vestir en color blanco para que no sintiera tanto calor. De elegir entre camisas oscuras y calurosas, la blanca es la mejor opción y siguiendo la misma lógica de las camisas, optó por un chaleco en color azul marino, guiado por el capricho de llevar un conjunto del mismo color. Cómo complemento; zapatos negros de vestir, calcetines negros y nada más.
—¿Te gusta?.
—Me encanta.
—Bien, te ayudaré a vestirte. ¿Puedes ayudarme un poco? —Con miedo, sin la más mínima experiencia de antes haber hecho esto, se acercó y le ayudo a ponerse primero los calcetines de vestir. Cómo pudo le puso el pantalón, batallo para que Fletcher se levantara sin lastimarse, trato de tener el mayor cuidado posible, pero ante una actitud ligeramente socarrona y necia como la de Fletcher, que cree que por usar medicamentos la herida habrá sanado mágicamente, batallo.
Por órdenes de doctor de los Raxton, Fletcher debe llevar una faja compresora y vendajes por debajo de la faja. Así que antes de poner la playera le cambio el vendaje ensangrentado y le ajustó la faja todo lo que pudo para evitarle el mayor dolor al caminar.
De igual manera, limpia la herida en el cuello del alfa y cambia los vendajes antes de seguir vistiéndolo. Los vendajes quedaron un poco torcidos y un poco flojos, pero hizo lo mejor que pudo tratando de no causarle dolor al alfa.
Luego acomodo la camisa de botones, e incluso el exceso inferior de la camisa lo llevo hacia adentro del pantalón para que no se viese mal. Abrocho el chaleco y lo peino con sus manos debido a la falta de un peine.
—Te ves bien —Murmuro Max viendo cómo casi quince minutos de arduo trabajo rindieron sus frutos. Fletcher se ve muy bien, incluso si solo es para bajar, decir; Muchas gracias, nos vamos. E irse, debe verse formal. Es un alfa de manada, después de todo, un alfa pulcro —Extrañaré ver a mi guapo novio.
—Extrañaré ver a mi lindo Omega. —Finalmente, la hora de la despedida había llegado. Debido a que deben guardar las apariencias, a partir de allí deberán de irse cada quien por su camino y no mirar atrás. —Prometo que cuando regreses encontrarás un millón de flores esperando tu regreso.
—Estaré esperado ver cada una de las flores tomado de tu mano... —Con un poco de miedo, temiendo lastimar un poco al alfa sentado sobre la cama recargado en la cabecera, se acercó. Llevo sus rodillas hasta los lados de la cintura de Fletcher y lo abrazó con fuerza desde el cuello. —Te amo mucho.
Dijo con el corazón partido sintiendo ganas de llorar.
—De verdad que te amo...
—También te amo demasiado... —Sin perder mucho tiempo, abrazo a Max desde la cintura y clavó su nariz en el cuello, sabiendo que incluso si no hay aroma que oler, hay sentimientos que percibir. Incluso si es a través del corazón.
Sabiendo que sería la última vez que se verán en un largo tiempo, se separaron del abrazo y unieron sus labios con calentura. La saliva de ambos se mezcló, el sabor a naranja y fresa estallo dentro de sus bocas llenas de anhelo y tristeza.
Saborearon con deseo en busca de más y más. Fue una sensación insaciable, arraigado al instinto y al deseo. Uno que no se podría saciar solo con besos y caricias.
—Mmm —Soltó Max un sonido nasal, separándose con cuidado del beso que tanto le gustaba. Deseo seguir hasta el final como jamás lo había hecho en su vida. Pero sabía que no podían. —No podemos seguir... Debemos irnos. —Susurro sobre sus labios y Fletcher asintió un poco frustrado.
—Quiero seguir —Murmuro chiflado aguantando con todas sus ganas, no dejar fluir sus deseos —Pero no es el momento ni el lugar...
—Ya habrá momento de plantar tu semilla en mí...
Fletcher siente que el calor de su celo, que está a una semana de llegar, podría adelantarse solo por escuchar esas palabras.
Cuando estuvo a punto de estallar en calentura en iniciar un roce de sus zonas, buscando abiertamente un contacto sexual que jamás había tenido con Max, fue interrumpido.
[Toc, toc, toc]
La puerta fue tocada ligeramente después de no haber sido abierta en casi veinticinco minutos. Y luego de recibir el "pase". Entro Andrey nuevamente.
También se había cambiado de ropa y el cambio se ve brutalmente notorio. Paso de solo llevar un pantalón militar, botas, con playera ajustada y chaleco antibalas, a llevar un conjunto totalmente negro donde se ve aún más gigante y aterrador que antes.
Aunque, quizás esa es la intención.
Iniciando desde abajo, usa un pantalón con múltiples bolsas de cierre, botas hasta medio tobillo con una gran cantidad de agujetas bien sujetas y perfectamente acomodadas, playera ajustada en color gris, un gran y pesado chaleco antibalas con múltiples compartimentos para todo tipo de equipo manual, rodilleras y un cinturón con un arma calibre 40 enfundada y asegurada. Su rostro fue cubierto por un pañuelo en color negro y va acompañado de unos lentes tácticos en color negro y colgado de su chaleco lleva su casco negro de seguridad listo para ser utilizado.
Es intimidante, imponente, el simple hecho de no ver hacia donde apuntan sus ojos hace sentir que te observa.
Max, al ver al hombre que parece que tiene intenciones de matar con solo su presencia, se siente nervioso, es claro que se han preparado bien para hacer el recorrido hasta la manada. Incluso se pregunta si estarán bien. Está ansioso y nervioso.
—Señor —Llamo a Fletcher de manera respetuosa y el gran alfa capto a la primera. Andrey solo habla así cuando está en presencia de un de alto rango externo. —Lamento mi interrupción, pero debo notificarle. Miembros importantes de la guardia del líder de central ha venido a escoltar a Max, preguntan si está listo para partir.
—Ah... —El alfa quiso decir algo, pero simplemente no supo que responder, eso le concierne a Max, no a él.
—Sí, estoy listo... —Con cuidado se bajó de la cama y le plantó un beso a Fletcher en la frente —Tranquilo, ¿Si?.
—Andrey, ¿Estamos listo para partir?.
—Sí, estamos esperando sus indicaciones de partida.
—Entonces debemos partir ahora.
El soldado asintió y se acercó para ayudarlo a levantarse y llevarlo caminando con cuidado.
Cuando el alfa fue sostenido con seguridad y estuvo en buenas manos, Max se dirigió la Andrey y un poco nervioso dijo:
—Andrey, lamento haberte causado inconvenientes, espero puedas perdonarme, jamás quince que esto terminará así...
Andrey, que ha convivido con Max durante meses, sabe que esas palabras que suenan arrepentidas en voz bajita, son verdaderas, Max es una persona linda y bondadosa, jamás haría daño intencionalmente. Así que, guiado por esa lógica en su mente, abrió su corazón, incluso si seguía ligeramente irritado y lo perdonó.
—Ha... —Soltó un suspiro —No hay nada que perdonar Max, yo habría hecho lo mismo en tu lugar... Asegúrate de volver sano y salvo, ¿De acuerdo?.
—Lo prometo.
Cuando el asunto estuvo solucionado, Max sintió que ya no había mucho más que decir, así que solo sonrió cálidamente y sus últimas palabras antes de irse fueron:
—Los extrañaré demasiado, por favor díganle a Kiara que volveré y conoceré a su bebé.
Luego, se volteó y se alejó de los alfas para recoger su maleta de mano y acercarse a los escoltas que habían venido a buscarlo.
—Buenos días, joven Luna, mi nombre es William Cox, soy el capitán de la guardia de central. La luna Azur nos ha pedido escoltarlo hasta su encuentro, ¿Necesita que le ayudemos con algún equipaje?
Max asintió ligeramente avergonzado y señaló la bolsa de mano que lleva. Le da pena ser tratado de esta manera por personas desconocidas. Pues por lo general solo es Fletcher es quien lo trata así.
El equipaje fue llevado por otro miembro de la guardia y William, el capitán, le pidió amablemente seguirlos hasta la primera planta.
Así fue como, rodeado de desconocidos armados, vestidos con uniformes blancos perfectos y pulcros, lo rodearon y lo escoltaron. Mientras camina y avanzan buscando llegar a las escaleras, Fletcher los sigue de lejos caminando despacio mientras Erick y Andrey lo sostienen y lo ayudan a caminar.
A Max, de solo pensar que partir de ahora no podrá despertarse, siendo abrazado por los cálidos brazos de Fletcher, viendo sus hermosos ojos azules, sintiendo sus caricias y sus besos, se le apachurra el corazón.
¿Podrá siquiera aguantar tantos meses estando lejos de Fletcher, sin querer correr hacia sus brazos? Incluso si le duele no hacerlo, tendrá que soportarlo, todo sea por Tulipán.
Todo sea por darle una vida tranquila lejos de la mirada de Decker.
Luego de caminar un par de minutos, se detuvieron en las escaleras dos personas de la guardia, mientras William y otros tres miembros lo escoltaron hacia abajo justo hasta encontrarse con Azur, que al parecer lo esperaba.
Luego, miro hacia arriba y se dio cuenta de que los miembros que se habían quedado allí, estaban ayudando a Fletcher a bajar las escaleras buscando evitar accidentes.
En silencio lo agradeció infinitamente tal gesto de amabilidad.
Y sabiendo que Fletcher estará en buenas manos, decide marcharse junto a Azur.
El Omega, ligeramente más pequeño que Max yace a su lado, mostrándose hermoso y poderoso, levanta la barbilla demostrando cero debilidad y camina agraciadamente con más manos frente a su ombligo ligeramente sobrepuesto una encima de la otra.
Llegan a la salida, la puerta está por abrirse cuando desde afuera se escucha un escándalo.
El sonido de varios autos entrando al patio de la mansión y estacionándose con agresividad hace que todos los presentes se queden estáticos.
Luego, como rayo, reaccionan. William, Andrey y sus respectivos equipos actúan rápidamente.
Azur y Max son alejados de las puertas y ventanas mientras dos oficiales de la guardia central les protegen de cerca.
Fletcher no pierde mucho tiempo y se acerca a Max para protegerlo de igual manera y se mantiene al tanto de cualquier movimiento.
Sus ojos se mueven de una ventana a otra y observa con detenimiento cada lugar, cada rincón, cada movimiento posiblemente delatador del posible enemigo.
Max lo toma de la mano estando detrás y Fletcher murmura:
—Tranquilo, todo estará bien...
Aunque el mismo sienta que nada está bien.
Con un sonido de metal afilado, William desenfunda un par de cuchillos y Andrey lo cubre desde atrás con un arma calibre 40, al igual que los demás miembros del equipo Ghost, quienes corren a cada ventana listos para iniciar una confrontación directa.
William se acerca a la puerta seguido de Andrey y se dispusieron a abrirla.
El movimiento fue rápido, abrieron la puerta y apuntaron sus armas contra las personas cubiertas detrás de los Jeeps negros justo fuera de la casa.
—¡Alto ahí! ¿Quiénes son ustedes? —Grito Andrey apuntando directo hacia la cabeza a uno de ellos.
El hombre no hizo ni dijo nada. Solo se quedó estático, sin moverse.
—¿Quiénes son? ¡Respondan! —Dijo William acercándose un poco más. Está furioso, realmente furioso. —¡Respondan o abriremos fuego!.
—Capital Cox —De uno de los Jeeps salió un hombre conocido para el mencionado. —Lamento la situación, pero son órdenes del alfa. No pretendemos hacerles daño, disculpen nuestra agresividad.
—Capital Kriss —Dijo William extendiendo su mano un poco más tranquilo y el contrario la estrecho.
—Capitan Ryabinsky —Y Kriss le estrecho la mano también —Agradezco infinitamente su ayuda aquella vez, estoy en deuda con usted. No había tenido la oportunidad de agradecerle directamente.
El hombre asintió y cambio el tema rápidamente, a uno que realmente le importaba más.
—¿Por qué han llegado de esta manera? ¿Ha habido un problema? —Dijo Ryabinsky con la voz fuerte.
—Si... —Dijo un poco avergonzado —Nuestro alfa nos pidió no dejarlo ir.
—¿Cómo? Farkas Raxton nos ha dado bandera verde de salida, ¿Por qué el repentino cambio de opinión?.
—Verás... Farkas no tiene la última palabra.
Antes de que pudiese seguir diciendo palabras, algo se escuchó desde lejos.
[Crash]
El sonido de vidrio al romperse y esparcirse por todo el suelo, llamo la atención de los Capitanes.
Kriss se quedó en su lugar mientras William y Andrey volvían dentro de la mansión a investigar lo que sucedió. No pueden dejar solos a sus líderes mucho tiempo, y menos en una situación tan tensa cómo está.
Cuando entraron y dirigieron su atención hacia la parte de arriba, escucharon más y más escándalo.
—¡Detente, no puedes hacer esto, arruinarás todo! —Se escuchó desde la parte de arriba la voz de Farkas Raxton, discutiendo y alegando fuertemente —¡Decker, detente ahora mismo!.
—Cierra la boca —Contesto el alfa sumamente furioso sin detener su paso.
Y poco a poco, sobre la mirada de dos docenas de personas, apareció justo desde la parte de arriba de las escaleras.
Se le ve agitado, su cuerpo está lleno de sudor y solo la parte inferior de su cuerpo está cubierta por un pantalón negro. Desde el torso hasta el hombro, en el rostro y el cuello, tiene heridas de rasguños producto de la pelea directa con Fletcher
Y, aunque nadie logré verlo, en su espalda, hay una cantidad enorme de heridas. Si no hubiesen recibido costura rápidamente, la piel se habría caído a pedazos hace mucho tiempo. Sus brazos de igual manera se encuentran llenos de heridas y el brazo que llevaba la palabra "Luna" en mil idiomas diferentes, se ha llevado la peor parte de las heridas. El tatuaje está irreconocible.
—Ha... —Soltó una bocanada de aire agitada y cansada, aun así, todavía aturdido por la bomba de somníferos, fue capaz de levantarse. Realmente se le ve terrible. Al grado que las personas en la primera planta observan con algo de miedo.
¿Cómo un hombre en tan terrible estado es capaz de estar en pie? ¿Siquiera es humano? Esa voluntad de lucha y pelea que no posee ni Andrey es aterradora...
—Nadie saldrá de este lugar —Gruño Decker desde arriba mirando a Fletcher con intenciones asesinas —Mucho menos tú, cabrón.
—Decker detente —Dijo Farkas en un último intento de hacerlo cambiar de opinión —Él ya no es tu pareja, entiéndelo, déjalo ir...
—¡No! No me importa lo que digas. —Exclamo furioso y miro a Max —No te puedes ir, no lo permitiré.
Fletcher lo miro con odio mientras Max se escondió brutalmente asustado por la tan abrumadora presencia de Decker.
Incluso sí tenía la intención de quedarse como carnada para salvar a Fletcher. No pensó en el miedo irracional que le tiene a Decker. Todo el valor de entregarse se esfumó al ver a ese hombre ensangrentado reclamándole.
Le tembló el cuerpo, le sudaron las manos y su corazón golpeo tan fuerte su pecho, que incluso el sonido llegó hasta su cabeza y le prohibió escuchar con claridad.
Se quedó en shock.
—Luna central, ustedes pueden irse. —Hablo y procedió a ignorarlos, concentrándose en Fletcher —Mi padre no quiere que dañe relaciones diplomáticas, así que lárgate, te daré la oportunidad de vivir. Solo que, Max se queda aquí.
—Vete al carajo si crees que lo dejaré quedarse con un puto enfermo. —Gruño Fletcher en defensa.
—Entonces puedes quedarte, pero morirás. —Fue una afirmación por parte de Decker. Una amenaza.
—Pelearé.
—¿Otra vez? Mira tu ridículo estado —Se burló Decker —Si no hubiesen intervenido, estarías muerto, bastardo. ¿Piensas que así tienes la fuerza para proteger a Max?
—¿Y tú si lo hiciste? Si mal no recuerdo, tus estupideces lo arruinaron todo... —Fletcher no se echa hacia atrás en una pelea verbal, incluso siente que quiere seguir soltando todo lo que se tiene guardado, pero, ya habrá tiempo para eso... —¿Tu supuesta fuerza la usas para intimidar omegas y aprovecharte de ellos?
—Cierra la puta boca. No estoy pidiéndote a Max. Lo estoy exigiendo. ¡Es mi pareja y quiero hablar con él! —Dejo de mirar a Fletcher a los ojos para concentrarse en el pequeño bulto detrás del rubio —Max... Quiero que hablemos —Suplico.
Pero Max simplemente se escondió detrás de Fletcher, y eso le hizo doler el corazón.
—Max...
Pero Fletcher lo Interrumpió.
—No veo una marca en su cuello, ni un anillo en su dedo... Mucho menos un documento legal que lo compruebe.
Cuando Decker pareció calmarse solo un poco, Fletcher volvió a hablar y avivó la llama de furia ardiente en el estómago del alfa en extremo dominante...
—No saldrás vivo... —Gruño Decker con claras intensiones de bajar las escaleras e iniciar el segundo combate.
—¡Detente!
Desde atrás de Fletcher, con un miedo irracional y los ojos empapados en lágrimas, cubierto de sudor y el cuerpo temblando cuál gelatina, finalmente, después de mucho temblar y temblar, decidió hablar.
No puede permitir que Fletcher salga dañado, incluso si parece tener la ventaja en el segundo combate, no lo permitirá.
—No... No peleen, por favor —Dijo con la voz agitada mientras poco a poco levantaba la mirada hasta encontrarse con los ojos azules en color mar profundo de Decker. —Ya no más, esto tiene que parar.
Aún, sabiendo que lo que está a punto de decir alterará a Fletcher, lo dijo sin pensarlo dos veces.
—Decker... Hablemos.