Nunca había ido a una pijamada, en realidad, nunca había dormido en otro lugar que no fuese su casa primero porque no le gustaba y segundo porque nunca había tenido la oportunidad. Y la verdad que aquellas pocas horas que había dormitado en un bote le habían vuelto a confirmar el porqué no dormía en otros lugares. Habían dormido ambos juntos en un lugar donde entraban de casualidad, tapados con una lona que no excluía al frío del exterior, así que prácticamente habían dormido abrazados con el fin de darse calor. En la mañana se habian escabullido con completa cautela hacia la casa de Canuto, cocinandose unos macarrones como desayuno y almuerzo, Daisy maldijo cuando notó que no había té o café logrando que su acompañante se burlara.
"De acuerdo, cuando salga de prisión le diré que deje café y té para quienes vengan a hurgar la próxima vez" había dicho con una sonrisa.
Cuando ambos comenzaron a notar de que ya había demasiado movimiento y bullicio fuera tomaron la decisión de volver a aquel garaje lleno de porquerías. Inhaló el aire del exterior para mirar por última vez el sol e ingresar, cerrando la puerta tras sí, tomando asiento en el suelo junto a Eddie.
El contacto humano siempre se le había hecho extraño, ¿cómo el roce de la piel era tan electrificante? ¿cómo un beso causaba tantas sensaciones al mismo tiempo? ¿cómo un abrazo era tan reconfortante? Era extraño, los sentimientos también se le hacían extraños, sobre todo aquellos que no terminaba de experimentar.
Honestamente a Daisy no le gustaba lo que no podía comprender del todo pero ahí estaba, de la mano sentada junto a Eddie Munson. El silencio era necesario, o al menos ella sentía que lo era, Eddie necesitaba paz y ella necesitaba entender dónde estaba metiéndose.
¿Realmente habían un hechicero de otra dimensión o solamente intentaba buscar alguna justificación a todos los sucesos paranormales que estaba viviendo?
La tomó por sorpresa la acción del muchacho junto a ella, asustandose cuando sintió sus brazos rodear su cuerpo transmitiendole calor y aquella electricidad que comenzaba a adorar.
"Por favor, no te enamores de nadie más" "por favor no tengas a nadie esperando por ti "
Daisy siempre creyó que el amor era de color rojo, aquel que era similar al fuego que consumía todo lo que tocaba. Pero estaba equivocada, el amor era de color dorado, bah, era una mezcla de colores, era como el atardecer y tal vez ella lo sentía así porque él una tarde le había confiado que miraba cada atardecer, y ella calló el hecho de que comenzaba a amar mirarlo cada tarde, cada mañana, cada atardecer, ella calló que comenzaba a amarlo intensamente.
Se separaron lentamente mirando fijamente sus ojos, marrón contra marrón, ambos con aquel brillo que no aparecía con cualquiera. Rió en voz baja, se le hizo gracioso el hecho de que ella estaba enamorándose cuando todo estaba de cabeza. Sujetó el rostro del chico, para acercarse lentamente sin cortar el contacto, aunque falló cuando sintió el aliento caliente en su rostro así que tuvo que desviar rápidamente la mirada hacia los labios del chico, finalmente, unos segundos después, que a ambos se les hicieron eternos, juntó sus bocas para sellar el sentimiento puro.
Besar a Eddie sabía a tabaco con chocolate, tal vez era por los cigarrillos que él fumaba, besar a Eddie era como perder la cabeza, ella correría todos los riesgos del mundo con el fin de volver a besarlo. Por él ella caería en desgracias, le rogaría de rodillas que se quedara con ella.
Las manos del muchacho abandonaron el rostro de la chica para ir hacia su cadera, juntando por completo sus cuerpos, profundizando el beso, sintiendo calor y el latir agitado de sus corazones. Una de sus manos fue directo a su cabello, enredandolo entre sus rulos mientras que la otra sujetaba su mandíbula. Extasiada, anonada, ambas palabras que la describían perfectamente en ese momento. Sus pies comenzaron a tropezar con las cajas, absortos a su entorno, hormonales cuál adolescentes que descubrían que era el sexo, aunque Daisy aún lo descubría, frenaron cuando el cuerpo de ella chocó contra la pared, separándose para suspirar ante la situación, ambas respiraciones agitadas y sus ojos aún con el brillo. Las manos del muchacho no se habían despegado ni por un segundo de la cadera de Daisy, mientras que ella aún sostenía su mandíbula, volvieron a besarse con desesperación, ansiosos de lo que podía ocurrir, desesperados por el contacto con el otro.
"Dios, perdóname, mi amor es mi droga y voy a consumirla por el resto de mi vida'' fue el primer pensamiento de la rubia cuando llevó la mano a la remera del chico, en otro momento ella seguro estaría muriendo de la vergüenza, pero nadie podía juzgarla, como dije, ella caería en cualquier desgracia por su amor.
La burbuja se pinchó rápidamente cuando oyeron un coche estacionarse a unos cuantos metros, se separaron mirándose asustados, Dustin no había dado señal de que irían hacia allá, ¿y si era el chico que tenía nombre de perro? Bueno, lo dudaba, porque había oído que estaba en la cárcel. El temor se incrementó cuando oyó la voz de Jason tras el sonido de, lo que ella supuso, una puerta cerrarse. Abrió sus ojos aterrada mientras que Eddie hacia señas de que se mantuviese en silencio.
Voltearon a ver distintos lugares dónde podían esconderse, solo estaba el bote, lugar que sabían perfectamente que iban a revisar, el resto estaba a simple vista. ¿Qué pasaría si los encontraban? Iban a matarlos, la respuesta era clara. Los pasos se alejaron, al igual que las voces, dando a entender que habían ido a revisar seguramente la casa.
-¿Qué haremos? - susurró mirando hacia la única entrada y salida del garaje -.
-Dustin - respondió en el mismo tono -.
Corrió lo más rápido que pudo, esquivando los distintos objetos que estaban en el suelo, para agacharse y tomar el walkie talkie, lo encendió esperando alguna señal pero no pasó. Habló en un tono bajo, intentando obtener una respuesta del otro lado, respuesta que nunca llegó, por lo que volteó a verla con desesperación.
A Eddie no le importaba lo que le sucediese en ese momento, honestamente no le importaba, solo quería sacar a Daisy de allí y ponerla a salvo, porque una cosa era la paliza que le darían a él, pero ¿qué cosas podrían hacer con ella? Un flash de una conversación con Gareth vino a su mente, donde el chico le confesaba que Daisy era demasiado linda para estar con alguien como Eddie, y que entendía perfectamente porque los amigos de Jason babeaban por ella, no era solo su físico sino su manera de ser. Y temió por ello.
-De acuerdo, escucha - se acercó a ella - abriremos la puerta, yo saldré a ver si están cerca de aquí, te daré a señal y vas a correr hacia el bosque - la tomó de los hombros - no mires atrás, y si no te sigo no vuelvas por mi, ¿de acuerdo? -.
-Pero - quiso quejarse -.
-¿De acuerdo, Daisy? - La sujetó con más fuerza, sus ojos transmitían pánico-.
-De acuerdo - asintió-.
Volvieron a abrazarse, con demasiada fuerza, intentando calmar el uno al otro y fallando en el intento. El chico tomó distancia y tras suspirar se encaminó hacia la puerta, abriéndola en silencio, asomando su cabeza hacia fuera, volvió a ingresar para hacer un pequeño gesto de afirmación por lo que ella tomó impulso y corrió.
Corrió sin mirar atrás como le había dicho, oyendo un grito masculino, corrió sintiendo el calor del sol que se escondía, corrió hundiéndose en el medio de un bosque que desconocía hacia donde desembocaba. Corrió sintiendo calor en sus piernas, sintiendolas pesadas, sin oír si la seguían, corrió pensando en su madre, en Chrissy, en su padre y cuando el beso del garaje vino a su mente frenó en seco. Su respiración era agitada, sus pulmones hacia ya rato que le pedían oxígeno, y sus piernas dolían, así que descanso unos segundos en cuclillas mirando hacia atrás esperando al muchacho de rulos, el cual no la había seguido. Llevó su mano a su espalda baja, sintiendo el metal entre la piel y la tela, aún mirando hacia de dónde ella había venido.
Ella había corrido, sin esperarlo y sin mirar hacia atrás como él le había pedido pero sin escuchar lo que su cabeza y corazón le pedían a gritos. Así que volvió a levantarse y comenzó a correr en la dirección contraria, volviendo al garaje. No había alcanzado a hacer unos cuantos metros cuando algo la impactó, dejándola sentada adolorida en la tierra.
-Te tengo, traidora - la mirada del muchacho reflejaba odio, nisiquiera sabía su nombre pero con solo ver la chaqueta que estaba utilizando sabia de dónde era, ella no respondió- Que decepción Daisy, Jason siempre tuvo toda la fé en tí y tu le pagas de esta manera - el chico se apoyó sobre sus rodillas examinandola-.
Extendió su mano por la tierra mientras que el chico miraba en dirección al garaje, cuando él abrió su boca para llamar la atención de alguien ella no lo pensó dos veces e impactó una roca en su cabeza. Se levantó rápidamente mirando al chico aturdido en el suelo, no estaba mal pero ella se sentía culpable, se aseguró de que no se levantara pateando su rostro.
"No me culpes, el amor me enloquece"
Volvió a caminar hacia el lugar, tomando rápidamente el arma entre sus manos cuando pudo ver al muchacho de rulos corriendo hacia su dirección.
-¡Daisy, corre! - le gritó asustado -.
Ella no corrió, solo se quedó ahí, levantando el arma y sacándole el seguro. Respiró profundo cuando el cuerpo de Jason se hizo presente, plantándose a unos metros. Cerró sus ojos y disparó, no a él sino al aire, con el fin de asustarlo, sin embargo, logró rozar el brazo de Patrick causando un grito.
Eddie tomó de su brazo para seguir corriendo con ella, obligandola a hacerlo. Iba a hiperventilar, estaba aterrada, ¿qué demonios acababa de hacer? Su mente estaba en blanco y no sentía su cuerpo, solo revivia el sonido del tiro y el grito del muchacho.
-¡Daisy! - Eddie sacudió su cuerpo- ¡Hay que sacar el bote! -.
Ella solo lo miraba asustada, aún con el arma entre sus manos, no atinó a hacer nada, estaba en pánico. Por su parte, el chico no esperó a que ella reaccionara asi que solo comenzó a mover el bote con rapidez hacia el lago para volver a tomarla del brazo cuando divisó a dos furiosos adolescentes correr hacia ellos.
Volvió a mirar hacia atrás asustada, encontrándose con el rostro de Jason a unos pocos metros, su cara estaba roja y unas cuantas venas se marcaban, su mano yacia un bate, miró hacia su costado donde Eddie remaba con desesperación por lo que volvió a guardar el arma para tomar el otro remo e imitar la acción del chico.
Oyó como dos cuerpos cayeron al lago, nadando con rapidez hacia ellos por lo que volvió a levantar el arma hacia él, sus ojos se llenaron de lágrimas, ella no era capaz de lastimarlo, él sólo quería a Chrissy de vuelta y que le explicaran qué estaba ocurriendo. Sollozo asustada dejando caer el arma al bote manteniendo aún contacto con aquel que había sido su amigo alguna vez, sintiendo la decepción y enojo.
-¡Demonios, Patrick, deprisa! - le gritó a su amigo cuando notó que se había quedado quieto -.
El bote se quedó allí, al igual que Jason cuando notaron que algo hundió al moreno. Unos segundos después el cuerpo del adolescente se elevó, quedando en el aire, sus huesos comenzaron a quebrarse primero sus piernas, luego sus brazos, finalmente su mandíbula y luego sus ojos, por dios, Daisy gritó cuando sus ojos se hundieron.
Hola, perdón que haya estado desaparecida por un par de días, es que estoy en un episodio medio depresivo pq bueno, corté mi relación de casi un año y la facultad me colapsa, sumado a eso he estado teniendo unas cuantas crisis existenciales y no me dan ganas de absolutamente nada. En fin, nos vemos mañana, que tengan lindo dia y TPWK 🤍