Pero Me Gusta [EN EDICIÓN]

By NewWritter_

2.9K 710 645

Laia Silver, una joven estudiante de medicina, se encuentra en una encrucijada entre una vida aparentemente p... More

PRÓLOGO*
Notita antes de empezar
~Capítulo 1~
~Capítulo 2.1~
~Capítulo 2.2~
~Capítulo 3~
~Capítulo 4~
~Capítulo 5~
~Capítulo 6~
~Capítulo 7~
~Capítulo 8~
~Capítulo 9~
~Capítulo 10~
~Capítulo 11~
~Capítulo 12~
~Capítulo 13~
~Capítulo 14~
~Capítulo 15~
~Capítulo 16~
~Capítulo 17~
~Capítulo 18~
~Capítulo 19~
~Capítulo 20~
~Capítulo 21~
~Capítulo 22~
~Capítulo 23~
~Capítulo 24~
~Capítulo 25~
~Capítulo 26~
~Capítulo 27~
~Capítulo 28~
~Capítulo 29~
~Capítulo 30~
~Capítulo 31~
~Capítulo 32~
~Capítulo 33~
~Capítulo 34~
~Capítulo 35~
~Capítulo 36~
~Capítulo 37~
~Capítulo 39~
~Capítulo 40~ FINAL
Epílogo
Chat random de Ian y Laia porque sí

~Capítulo 38~

26 6 8
By NewWritter_

IAN

—3 días después—

Laia no aparece. Nadie sabe dónde está.

La hemos buscado por cada rincón de la ciudad, preguntado a cada persona, sin conseguir respuestas.

Desde ese día, mis ganas de golpear cosas no se calman, vivo con una sensación contante de ansiedad. Llevo ya cuarenta y ocho horas que no duermo nada bien. Con esto quiero decir que mi nivel de alteración es otro.

Otro muy diferente en serio.

De alguna forma me culpo por lo que está pasando, porque pude haberlo evitado. Pude haber dicho: A la mierda el maldito respeto a su espacio. Pero no lo hice, y aquí estamos.

—¡Tenía solo diez años! —explicó la doctora, un poco exaltada—. A lo que quiero llegar es... —hizo una pausa en la que volvió a tomar asiento en la gran mesa—. Sucesos como esos tienden a traumar aunque no lo parezca. Hemos planteado muchas ideas, pero todos coincidimos en algo: Su cabeza no está funcionando del todo bien.

Algunas cosas cambiaron...

La desaparición de Laia nos volvió locos a todos. Su madre, sus padres y yo, ahora somos una especie de equipo.

Además, los doctores se habían reunido hace poco para hablar de la condición de Laia después de su último ataque de ansiedad y al enterarse de lo ocurrido vinieron a la estación. Llevan un rato aquí, haciendo suposiciones.

Empeorándolo todo.

El silencio fue incómodo por un instante.

Todos desviaron la vista a Airis, la mamá de Laia, que tenía la cabeza baja apoyada en la mesa, llevaba así un buen tiempo.

Era obvio que estaba llorando. Yo lloraría de igual forma si pudiera. Creo que sería mas fácil de ser así. ¿Poder desestresarme llorando? Sería una bendición.

Los doctores volvieron a mirarse entre ellos. Llevaban más de tres horas hablando de síndromes y otras cosas que no, yo no entendía. Mi resumen: Perdiendo el tiempo.

—Mi hija no está loca. —la voz de Rick, que hasta ese momento no se había sentido, se oyó por toda la sala.

—Nadie ha dicho eso.

No. De forma directa no.

—No está loca, pero —Tragó saliva—, después de aquel suceso... —Su voz estaba ronca y necesitaba aclararse la garganta constantemente.

—Después del suceso —continuó Rick—... ella comenzó a hacer cosas raras...

—¿Qué tipo de cosas raras?

Cállese señora.

—Cosas... raras... —Hizo otra pausa larga en la que se levantó de su silla y caminó hasta estar de espalda a todos. Como si nadie supiera las ganas de llorar que aguantaba desde un principio—.. Tenía un amigo imaginario. Lo llamaba Baster.

¿Baster?

—La mayoría de los niños tienen uno, es completamente normal. —indicó la doctora.

No recuerdo haber tenido uno. Obviamente yo no era un niño normal.

—No, no lo entiendes. Ella hablaba cosas raras con su amigo y hacía cosas que antes no hacía..

La expresión de todos era de sorpresa. La mía más aún. Sigue refiriéndose a "cosas raras" sin explicar.

—¿Cómo cuáles? —preguntó Richard esta vez—. Necesito ejemplos

Necesitamos.

—Yo no... No estaba presente en ese momento, pero... —Rick intentaba explicarse. Le costaba mucho trabajo.

Airis rompió en llanto y volvió a bajar la cabeza.

Acto seguido Rick se viró, tenía los ojos rojos repletos en lágrimas que morían por salir. —¡Diles tú Airis! —sugirió alzando la voz—. ¡Tú fuiste quién lo vivió!

La tensión se podía cortar con un cuchillo.

Desde un principio supe que esto no sería buena idea.

La prioridad debería ser buscarla, no hablar de su salud mental.

Ahora mismo, esto no es importante.

Impaciente miro mi teléfono, como he hecho cada dos minutos desde que salieron las gemelas con George y algunos oficiales a buscar la playa, el único lugar que faltaba.

Seguramente yo iría después de ellos, para comprobar por mí mismo que no se hayan saltado ningún detalle. Pero insistieron demasiado en que debía "descansar".

¡Vaya forma de descansar!

Rick volvió a girarse. Parece tener algún complejo con que lo vean llorar.

—Airis... —comenzó la doctora—. Todo tipo de información servirá de mucho. Por más insignificante que parezca. Estarás ayudándola.

Uno de los doctores que casi no hablaba sacó de su bolsillo un pañuelo blanco y se lo pasó a Airis que lloraba sin consuelo. Ella lo recibió y lo llevó directamente a sus ojos, sacando sus lágrimas.

—Laia tenía un hámster de pequeña. Se lo regaló su padre para su cumpleaños número diez —dijo Airis—. Se llamaba Bigotes. Era un roedor muy arisco. Se la pasaba en su pecera y solo ella lo sacaba y lo cargaba en sus manos por horas.

Este ya es el colmo.

Comenzaba a hartarme. Estaba a nada de pararme e irme a buscarla. Pero sospechaba que algo raro pasaba con este cuento de mascotas por cómo le temblaban las manos mientras hacía la historia.

—Un día el hámster desapareció. —dijo.

—¿Cómo que "desapareció"? —pregunté.

Nadie esperaba mi pregunta. Pero me cansaba de escuchar tanta vuelta al asunto.

—No estaba en su jaula y ella estaba gritando como loca porque había perdido su hámster.....

—¡¡MAMÁ!! —la voz de Laia se sentía en toda la casa.

—¿Qué pasa princesa? —le pregunté secando sus lagrimitas.

—Bigotes ha muerto mamá. —dijo entre llanto.

Miré a la jaula y no estaba.

El hámster no estaba en la pecera. No podría haberse escapado solo, pero muchas veces ella lo sacaba para jugar, lo olvidaba y luego solo aparecía.

—¿Qué le pasó?

—No está. —respondió señalando la pecera vacía.

—Que no esté no significa que esté muerto —le dije—. Seguramente esté escondido en algún otro lugar.

En cuestiones de segundos su rostro cambió a serio. Fue una transformación que hacía a seguido. Llegué a pensar que podría ser bipolar. Pero no.

—No. No tendré miedo. —dijo.

No entendía que estaba pasando.

—¿De que no tendrás miedo cielo? —intentaba no parecer confundida. Aunque resultaba difícil.

Secó sus lágrimas con determinación y entrelazó sus deditos. —Mi amigo Baster me dijo que no tenga miedo. Que Bigotes está muerto porque lo merecía.

¿Muerto? —el doctor Richard interrumpió la historia.

La mamá de Laia asintió.

Mi mandíbula se tensó. ¿Qué me estás contando?

—En ese momento quedé anonadada —continuó—. Laia ya me había hablado de su amigo. Y sabía que era algo normal que tuvieran amigos imaginarios —Gesticuló mirando a la doctora—, aunque me extrañaba que aún con diez año lo viera. No era ese el motivo de mi preocupación —Se detuvo a soplar su nariz en el pañuelo—, mi preocupación se debía a lo que había dicho: Bigotes está muerto porque se lo merecía.

—¿Cómo sabe tú amigo Baster que Bigotes ha muerto? —pregunté intentando indagar un poco.

—Porque él lo mató mamá. Él lo hizo por mí. —Se veía emocionada ahora.

Mis ojos se abrieron en sorpresa. No pude evitarlo. ¿Cómo es que mi hija de diez años está diciéndome algo así?

—Él sabe dónde está. —añadió Laia.

—Dime donde está y yo comprobaré que sea verdad. —le dije, impaciente.

No la dejaría ir conmigo aunque tenía claro que ese hámster estaría vivo.

—Me repetía mentalmente que no podría estar muerto. Baster es su imaginación, por tanto Baster no podría matar un hámster... porque —Apretó los labios con fuerza—... Baster no existe.

Laia asintió y quedó mirando el techo un rato. —Dice que está en el patio junto al columpio. —soltó finalmente.

Mi pecho se apretó. ¿Por qué era tan específico?

Cuando llegué al lugar había una pequeña loma de tierra, mi tórax se encogió al imaginar que ese animalito pudiese estar allí de algún modo. Tomé y solté el aire de mis pulmones, estaba preparada para lo peor.

¿Estaba muerta la maldita rata o no? —Me desespero.

Airis me mantuvo la vista como por cinco segundos. Luego asintió, llorado, y volvió a mirar sus manos.

Se tomó un tiempo para seguir.

—Después, yo solo lo escondí —dijo—. Escondí que había pasado algo así, incluso a ella. No sabe nada de esto. Es decir... no lo recuerda.

—Solo.. ¿volviste y le dijiste que no había nada?

—Exactamente. —afirmó.

Los expertos abrieron los ojos y se miraron entre ellos por un rato.

¿Pudo haber sido un accidente?

Los niños a veces rompen cosas, como un jarrón, lo esconden y luego buscan excusas para no ser castigados.

—Debiste haber informado a algún médico sobre aquel comportamiento. —sugirió uno de los doctores al final de la gran mesa.

—Lo sé, lo sé. Yo... yo solo...

—Laia estuvo tomando medicamentos por un tiempo Airis —interrumpió Rick—. ¿No es así?

—Sí. No recuerdo el nombre del medicamento.

—¿Por qué terminó tomando medicamentos?
—preguntó Richard—. ¿Quién los indicó?

La cara de Airis era un espectáculo que
no muy agradable de ver.

Ella claramente no esperaba tener que contar todo esto.

—Eso en realidad fue por otra situación. Algo más preocupante me llevó a tomar la decisión de llevarla a un hospital.

Todos esperaban atentos a lo que estaba por decir.

—Intentó quitarse la vida —soltó—. Pero fue solo un juego tonto. —justificó exaltada, manoteando.

¿Laia?

Es decir, ¿mi Laia?

Me niego a pensar que estamos hablando de la misma.

—¡Airis! —Rick parecía tan sorprendido como yo. Lo que me llevó a sospechar que no sabía nada.

—No lo sabe nadie más que yo y su doctora. Ella no lo recuerda.

—¿Cómo fue? —preguntó Rick, sorprendido.

No creo que sea el momento.

—¿Es necesario esto Rick? —preguntó la madre de Laia apretando los labios y con el
entrecejo unido.

—Tengo derecho a saber estas cosas Airis. —respondido él.

Airis tomó aire y lo dejó salir de forma brusca.

Después de unos minutos se dispuso a hablar.

—Tenía ya once años acabados de cumplir. Llevaba un buen rato en su habitación. Se había enojado conmigo. Me preocupé porque la había visto muy alterada así que fui a verla y me encontré con lo que menos imaginé —Meneó la cabeza—. Ella estaba tirada en el suelo y con unas tijeras, intentaba cortarse en el antebrazo —estaba hablando muy rápido y enredado—. No lo logró solamente porque llegué a tiempo —Airis hizo una pausa—. Cuando me vió comenzó a llorar con sentimientos, puedo ver su carita aún —Lagrimas y lagrimas—. Dijo, que Baster la había mandado a hacerlo. Dijo que quería tener las cicatrices de Baster.

—¿Quién es el tal Baster? —pregunté como por inepcia.

No me entero.

—Su amigo imaginario. Baster.

¿Por qué me suena tanto el maldito Baster?

Mi cabeza intentaba atar cabos cuando la puerta se abrió de un golpe. —Tenemos que movernos rápido —informó Clark, que atravesaba la puerta—. Nos acaba de llegar la ubicación de su teléfono, pero luego se apagó —supuso—. Airis —la miró—. Tienes que estar pendiente al teléfono.

Airis asintió.

Clark estaba nervioso. Sus labios temblaban, ambas comisuras inclinadas hacia abajo. En su mirada se notaba la tristeza y la preocupación.

Me puse de pie rápidamente. —Clark...

—Tú vienes conmigo. —dijo, señalándome.

Iría aunque me dijese que no.

Subimos al carro y noté que iríamos dos agentes, Clark, y yo.

Clark puso el coche en marcha.

—¿Por qué no vamos en la patrulla? —pregunté intrigado. Sería más rápido así.

—Creí que sería mejor de esta forma. No quiero que sospechen.

—¿Sospechen de qué? —indagué.

—Ian —apartó por un momento la vista del camino, solo para mirarme—. Creo que la tienen secuestrada.

Voy a matarlo.

Cerré los ojos recostando la cabeza al cabezal del asiento, apreté los puños con fuerza. —Te había advertido sobre esta mierda Clark. ¡Me dijiste que lo solucionarías!

Ya le había contado todo a Clark, todo lo que Laia me había dicho del maniático. Dijo que se ocuparía y que lo mejor había sido contarle.

—Trabajábamos en eso.

Respiré con fuerza. —¿Trabajabas en eso?, ¿no que tendría vigilancia permanente?

—Estaba contigo, ¿no? No lo vi necesario.

—¡Mierda! —maldije y mis puños se estamparon contra la pizarra del carro. Otra vez la maldita culpa.

Los agentes que se encontraban en el asiento de atrás abrieron los ojos y miraron a Clark, esperando órdenes.

Clark levantó dos dedos de la mano derecha y los oficiales como robots volvieron a su sitio.

—Cálmate, no eres el único preocupado. —dijo.

Nadie tiene la culpa de esto.

Nadie más que tú, Ian Rollder.

¿Por qué mierda no la seguiste?

¿Respetar su decisión?, ¿qué clase de porquería es esa?

—Pensé que ya no habían más ataques de ira. —Rick dio su humilde opinión, sin que yo la hubiese pedido.

No tendré una conversación sobre mí ahora.

—¿Puedes ir más rápido por favor? —exigí a modo de pregunta.

***

Después de casi una hora recorriendo los alrededores del lugar, decidimos separarnos.

No sé si fue la mejor idea.

Nunca antes había estado en este sitio, ni siquiera sabía que existía. De ser así, hubiese buscado aquí antes que en cualquier otro.

Es el típico lugar al que no debes entrar. Una construcción abandonada, despoblada, o una nunca terminada. Oscuridad y humedad es todo lo que hay. Se siente frío, vacío, se siente muerte.

Si yo fuera un secuestrador, aquí escondería víctimas. Eso es seguro.

Tiene que estar aquí.

Estoy en el lugar correcto.

Cuando la encuentre, en serio espero que esté sola, porque sino, voy a matar al desgraciado.

¿Por qué la secuestraría?, ¿que quiere el asqueroso?

Mi mandíbula se tensa tanto, que siento que puede romperse cuando imagino todo lo que pudo hacerle.

Apresuro el paso, la desesperación y la ira nuevamente dominan mis sentidos.

Corrí hacia donde único podía, estaba yendo lo más rápido posible por un pasillo oscuro, tanto, que llegó el momento en que solo era eso, oscuridad.

Intentaba con todas mis fuerzas quitar de mi mente ese pensamiento repulsivo de alguien haciéndole daño.Me hace perder el control imaginar que la hieren o el simple hecho de que la estén tocando sin su consentimiento, me pone mal.

Juro que lo intentaba, pero las imágenes se reflejaban en mi cabeza como en pantalla de cine.

Voy a matarlo.

Sin embargo, entre tanta rabia y desesperación pensé.

¿Qué estoy haciendo?

Me detuve. No debía correr, nadie debería saber que estoy aquí.

Podrías estar poniéndola en peligro, idiota.

Volví a la marcha, pero esta vez caminaba, guiándome por el tacto de las ásperas, frías y estrechas paredes del pasillo.

Respiré hondo he intenté pensar en mi puño en la cara del tipo, pero ahí están de nuevos; la ráfaga de pensamiento destroza estabilidad volvió.

Mi corazón se dispara.

¡Pum, pum, pum!

Y es lo único que puedo sentir.

¡Pum, pum, pum!

Taquicardias.

¡Pum, pum, pum!

Respiración inestable.

¡Pum, pum, pum!

Visión nublada.

¡Pum, pum, pum!

Es tanta la inestabilidad que me parece estar escuchando su voz, sollozante.

Oh no cabeza, no me harás esto.

Espera...

¿En realidad es ella?

Es Laia, la estoy escuchando hablar aunque no entiendo lo que dice.

Los sollozos se convierten en risas, risas reales. Risas tan reales...

No, no es ella. Esa no es su risa.

Las paredes del pasillo desaparecen, al igual que su risa.

Después de varios pasos logro ver una luz muy tenue.

—Oh wow, es Ian. —dijo.

.
.
.
.

Nota de la autora: hola??? todo bien por casa?? alguien se esperaba esto?? ayuda.

VOTEN Y COMENTEN MUCHÍSIMO POR FAVOR!!

Si les gusta la historia recomienden!!

Los quiero muchísimo <3

pd: solo una lectura :v

Continue Reading

You'll Also Like

6.3M 650K 20
Tercer libro en la Saga Darks (2021) Portada: BetiBup33 design studio.
28.5K 3.8K 58
Lydia es dulce como el algodón de azúcar, es determinada y apasionada. No dejará que ningún obstáculo se interponga en su camino a ser famosa. Ella s...
612 118 19
No leer sin antes no haber leído el primer libro de la saga: Arrebol del Atardecer. Hermoso arrebol en el cielo. No seas cruel, necesito que de mis...
11.1K 2.4K 42
¿Qué harías si tuvieras la habilidad de ver el futuro? Nahomi puede hacerlo, predice todo a su alrededor de manera inconsciente; jamás falla en una...