Regulus Black y tú [COMPLETA]

By VenusdelDesierto

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Sé que esto de ser más noble que un Hufflepuff y terminar en Slytherin es algo que mucha gente no comprende... More

Yo
El chico misterioso
R.A.B
¿Black?
Enemigo
Paliza
Linea de sangre
La compañera
Todo ocurre en esa habitación
El primer regalo de Navidad
París
Hermanos Black
Se acabaron los secretos
Snape es mi único amigo
Miércoles
Noche por los pasillos
Pettigrew
Hasta los calderos gimieron
Torre de Astronomía
Snape y sus dramas
Kreacher
Último año
Autoestima
Los secretos de Regulus
Mentiras y verdades
Se acerca la Navidad
No me gustan vuestras sorpresas
Niña
Carta para Snape
Inferi

Las noches son mágicas

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By VenusdelDesierto

Regulus estaba conmigo como al principio, distante pero atento. Tal vez no debería de haberle dicho que soy de sangre desconocida tirando a sucia.
Ese cambio de actitud instantáneo, me hizo trizas. Justo ahora que empezaba a abrirme con él... simplemente me siento estúpida.

Me vi en la obligación de espiarle. Quería saber si mi compañera tenía razón o mentía, quería saber si era Regulus el que me mentía. Así que me embarqué en la siguiente aventura: seguirle en sus rondas de vigilancia.

Tal vez no hay nada de trepidante ni misterioso en seguirle mientras hace su ronda, pero aprendí que en la noche hay muchas revelaciones, y no puedo permitirme la libertad de pasar ninguna por alto.

Y por fin llegó la noche. Cuando terminamos la cena, los alumnos fueron a la sala común, pero yo me desvié un poco hasta la bruja tuerta y me escondí.

-Ahora solo falta esperar.

La zona estaba tranquila, así que cerré los ojos un segundito. Lo que no contaba era con dormirme...

-Miau.

...y que me despertara una gata.

-Hola, señora Norris -la gata se acercó a mi, que estaba sentada en el suelo-. No te chives de que estoy aquí -susurré-. Si me pillan, pueden tenerme limpiando la huerta de Hagrid dos semanas.

-Miaaau.

-Toma.

Le eché un trozo de salmón fresco que había envuelto en unas cuantas servilletas de trapo.

>>Será nuestro pequeño secreto.

La señora Norris ronrroneó agradecida. Sé que es una gata chivata y odiada hasta por los profesores, pero desde el principio me tiene cierto apego. En resumen: mi única amiga es la gata de un conserje.

La pequeña bolita de pelo se tumbó panza arriba. Le encanta que le rasquen la barriga y las orejitas.

-¿Te gustan los gatos?

-Sí. Cuando era pequeña tenía la cama llena de peluches de gatos, aunque nunca me dejaron tener uno por la alergia de mi...

Frené en seco la magestuosa explicación de por qué no tuve mascotas en mi vida cuando me di cuenta de que no era la señora Norris quien preguntaba, sino una voz masculina que me ponía de punta hasta el último pelo del cuerpo.

-A mi también me gustan -se sienta a mi lado. Eso molesta a la señora Norris, que bufa y se larga pitando-. Aunque esta no es muy agradable -sonríe.

Me quedé en silencio. Estaba bastante tensa por estar a su lado, pero no incómoda.

>>¿Qué tal estás?

-¿De verdad quieres saberlo, o lo preguntas porque sí?

-Me gustaría saberlo.

-Pues si te soy sincera, no lo sé. ¿Y tú?

-Tampoco.

Le miré por primera vez en todo este rato. Estaba serio, tenía ojeras y los hombros bajos. Se le notaba cansado, y se veía de sobra que no estaba en guardia por ese último detalle.

>>Perdona por haber estado distante.

-No pasa nada.

-Sí que pasa -suspira-. Sino ¿por qué estás aquí en vez de estar en tu habitación?

-No quería estar sola.

Aunque mi intención fuese seguirlo a escondidas, una parte de mi esperaba que me viera y que tuviésemos una conversación sin que el resto del mundo nos escuchase.

-Yo tampoco -fuerza una sonrisa-. Necesitaba estar con...

Se calló antes de terminar la frase, así que la terminé yo con lo que creía que iba a decir.

-Con alguien.

-Contigo -apoya la cabeza en la pared-. Ya te dije que me cuesta expresar mis sentimientos.

-Creí que no querías saber nada de mi -me atreví a decir-. Entendería que te alejaras si es por lo que te conté la otra noche. Al fin y al cabo, cada uno es como es.

-Deja de pensar eso -me agarra la mano-. Eres la única persona con la que puedo estar sin avergonzarme.

Odio no saber qué decir en este tipo de situaciones.

>>Simplemente tuve problemas personales y preferí estar solo.

-Cuéntamelo. No soy muy útil, pero sé escuchar.

-Miau.

La señora Norris pasó por delante nuestra persiguiendo una mosca o algo así, porque fue veloz como un rayo.

-Vamos a mi habitación, hay demasiados oídos por aquí.

Nos levantamos de la dura piedra del suelo y fuimos hasta su habitación. En ningún momento me soltó la mano, y con eso pude notar que a veces apretaba un poco su agarre, tal vez por tener algún pensamiento malo.

>>Snape -le zarandeó.

-¿Qué quieres? -preguntó medio adormilado.

-Que te vayas. Necesito estar a solo.

Severus abrió los ojos y dirigió la vista hacia mi.

-No voy a perder horas de sueño porque queráis demostraros el amor mútuo que os tenéis.

Menos mal que la habitación estaba oscura, porque mis mofletes estaban como un sol rojo de solsticio.

-No es eso, idiota. Solo voy a hablar con ella.

-Podéis hablar mañana.

-______, sal un momento.

Hice caso como un militar y salí de esa habitación. No sé qué palabras mágicas le dijo Regulus a Severus, pero salió cinco minutos más tarde. Entonces pasé y Regulus cerró con pestillo.

-¿Puedo saber qué frase mágica le dijiste?

-No -responde tirándose en su cama.

Eeeeh... vale. ¿Y ahora qué se supone que tengo que hacer? ¿Tengo que empezar a hablar yo, o lo hará él?

>>Puedes tumbarte.

-No, gracias.

Se levantó y me cogió en volandas para tirarme en la cama.

-Así mejor -dice satisfecho tumbándose a mi lado-. ¿Quieres beber algo?

-Estás nervioso.

-Que va.

-No era una pregunta.

Eso le hizo tragarse sus palabras y meditar las siguientes.

-Es que no sé como contarte esto -se sentó y apoyó la espalda en el cabecero. Yo hice lo mismo-. Es todo muy subrealista.

-Subrealista es que los muggles viajen en coche en lugar de escoba.

Eso hizo que se riera.

-Tuve problemas en casa -suspira-. Mi hermano se fue a principio de verano. Todos creían que volvería, pero yo sabía que no. Mi madre aún llora a veces; incluso guardó todas las fotos y le quemó en nuestro árbol genealógico -hizo una pausa-. Soy consciente de que cada noche abre el adorno que tiene colgado al cuello y ve nuestras fotos.

-Joder... ¿probaste a hablar con él?

-No voy a hablar con él. Lleva años jodiéndome. He llegado a la conclusión de que lo único que tenemos en común, es un apellido.

No voy a animarle a hablar con él ni de broma. A fin de cuentas, Sirius me hizo la vida imposible desde que me vio por primera vez.

-Me alegra que seas capaz de tomar decisiones tan difíciles.

-Hay cosas más difíciles -ríe.

-¿Hay algo difícil para ti? -bromeo-. Siempre consigues lo que quieres, aunque sea pegando.

-No soy el monstruo que crees que soy.

-Muchas veces me cuesta creerte -confieso.

-¿Por ser contigo como no soy con nadie, o porque alguien te habló sobre mi? -alza una ceja.

Tragué saliva y me delaté solita.

>>La mayoría de lo que dice la gente es cierto.

-Si te soy sincera, me da miedo preguntarte.

-¿Me tienes miedo?

Hizo esa pregunta muy despacio, como si le faltara el aire.

-No lo sé -respondí. Sé que no le tengo miedo a él, sino a mi misma y a la idea de cagarla con la única persona que me soporta en este sitio.

Regulus se levantó de la cama y se encerró en el baño. Esperé dos, cuatro, diez minutos... entonces me levanté preocupada. Forcé la manilla, pero estaba cerrada. Intenté abrirla con magia, pero no podía. Me iba a dar un puto ataque, sentía que me faltaba el aire y que mis músculos se tensaban más que nunca, los ojos me traicionaron una vez más y empezaron a soltar lágrimas por cuenta propia.

>>Abre la puerta -no respondió-. Por favor -siguió sin responder-. Por lo menos responde...

-Duérmete, ya saldré más tarde.

-Si no sales, me iré.

-Pues vete.

Si creía que no lo iba a hacer, estaba muy equivocado. Tan pronto como escuchó el pestillo de la puerta, salió del baño y lo cerró de nuevo.

En la penumbra, iluminados por la triste luz de unas pocas velas, me miró fijamente.

>>¿Por qué me tienes miedo?

Como dije antes, en la noche hay muchas revelaciones, y tiene algo especial que hace que nos aventuremos sin pensar en las consecuencias. Así que respiré profundamente, sequé mis ojos y me aventuré.

-Porque estoy enamorada de ti.

Nadie habló. Los nervios me mataban y me sentía mareada, así que me tiré en la cama de Severus, que estaba deshecha, y me acurruqué abrazando la almohada.

Le escuché caminar, noté como el colchón se hundía y sentí como se pegaba a mi.

-Dilo otra vez -susurró-, por favor.

-¿Para que te burles de mi como hacen todos?

-Estoy encandilado por ti desde que casi te caes de la barca el día que llegamos a Hogwarts -ríe-. ¿Lo recuerdas? Querías una de las plantas venenosas del fondo para tu colección de venenos.

Me giré y quedamos cara a cara.

-¿Cómo sabes que colecciono venenos?

-Porque yo iba en esa misma barca -sonríe-. Cuando llegamos al castillo, fue la selección de casas y te pareció buena idea meterle el dedo en la boca al sombrero seleccionador.

-Yo lo llamo señor cotroso.

Sí, le puse nombre a un sombrero. ¿Algún problema?

-El siguiente año, Sirius empezó a hacerte la vida imposible.

-Lo sé, me odia.

-Lo hizo para molestarme. Cuando le pegué por primera vez, hizo correr la voz de que estoy obsesionado contigo.

-¿Por qué no me hablaste hasta ahora?

-Por miedo -tragó saliva-. Eres la chica más rara e imprevisible que he visto en mi vida, y nadie me aseguraba que me fueses a hacer caso.

-Ya, no estoy muy cuerda.

Se levantó de la cama de Severus y empezó a dar vueltas por la habitación.

-Quiero que me hagas todas las preguntas que quieras, no me importa cuales, pero por favor, no creas lo que la gente te diga. No sabes lo mala que es la envidia.

Asentí. Estoy demasiado avergonzada como para abrir la boca.

>>¿Te sientes segura conmigo?

-Si vas a matarme, que sea rápido. Y mándale mis cenizas a Dumbledore, seguro que se las fuma en cachimba.

Sin esperarlo, se acercó a la cama y tiró de mis tobillos hasta quedar en el bode de la cama, en una posición bastante extraña he de admitir.

-Responde.

-Sí -respondí sin rodeos por la impresión.

Quizá fue impresión mía o quizá no, pero se estaba acercando peligrosamente a mi cara cuando se abrió la puerta.

Severus entró iluminando la estancia con la punta de su varita.

-¿En serio? -mira a Regulus-. Entiendo lo del pestillo y la privacidad, pero era necesario estar en mi cama.

-No ha pasado nada -le dice Regulus mientras me ayuda a levantarme.

-Más te vale cumplir tu promesa.

Severus se tumbó en su cama y corrió las cortinas, Regulus se tumbó en la suya y yo me quedé de pie entre ambas.

-Me voy a mi cama.

-Túmbate -ordena-. Los dos sabemos que quieres quedarte, y yo quiero que te quedes. Túmbate.

Obedecí instantáneamente porque los dos sabíamos que de una forma u otra, terminaría acostada en esa cama.

>>¿Alguna vez has pensado en lo mágicas que son las noches?

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Ta potente el capítulo eeeh.

¿Qué opináis de la historia hasta aquí? Es posible que escriba varios capítulos tan largos como este. ^-^

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