Robin y Steve habían pasado la noche en la casa de Daisy, el chico se había encargado de dejar a cada uno en su casa para luego volver al hogar de la rubia, Robin había bromeado con que era su espíritu de niñera intentando protegerla, a Daisy eso le había agradado.
Tal vez no en la situación que estaba viviendo pero le agradaba estar rodeada de gente, tal vez era porque Robin era simpática y divertida, algo torpe pero era muy agradable así que estaba muy agradecida de estar compartiendo una taza de té junto a ella.
Habían decidido dormir en la habitación de la chica pero cerca de las dos de la madrugada la rubia se despertó asustada, otra pesadilla similar a la que había tenido la noche en la que Chrissy fue asesinada, por lo que decidió en completo silencio bajar al living y calentar una pava con el fin de hacerse un té para sentarse frente a una ventana y observar hacia el exterior. Cuando la pava comenzó a sonar indicando que la temperatura ya era muy alta pudo oír un crujido en la escalera, divisó la figura de una curiosa muchacha, le regaló una sonrisa pequeña.
-¿Una taza de té para el insomnio? -habló la del cabello corto, ella solo asintió- ¿puedo? - tras el silencio solo se dedicó a terminar de bajar para seguir el corto camino hacia la cocina -.
Daisy podía sentir como su compañera intentaba hablar pero al final nunca decía nada, así que en silencio preparó dos tazas de té de canela para encaminarse a su primer lugar: el suelo junto a la ventana. Tomó asiento dejando las tazas frente a ella y palmeó a su lado invitando a que tomara lugar junto a ella.
"You're just in time, make your tea and your toast, framed all your posters and dyed your clothes"
Aquella frase vino a su mente de manera automática permitiéndole tararearla en voz baja.
-Lo primero que haré tras ver a Eddie será abrazarlo - musitó aún mirando al exterior - realmente necesita un abrazo, todos lo hacemos, ¿no crees? - La miró rápidamente-.
-No soy muy fanática del contacto corporal - admitió para seguir soplando el líquido caliente -.
-¿Nisiquiera cuando el peso del mundo te supera? - fijó su mirada en ella -.
Robin suspiró.
-Daisy, creo que no sabes dónde estás metiendote- la miró fijo unos segundos para luego correr su vista -.
-Entonces orientame- puso su mano sobre la de ella- porque no pienso correr -.
-¿Recuerdas el incendio en el centro comercial del cuatro de julio? - respondió en voz baja-.
Cada palabra que salía de la boca de Robin sonaba como una completa locura, sonaba como los comics que leía a escondidas en la biblioteca, como las películas que veía en la televisión y el cine, sonaba incluso como una campaña del juego de calabozos y dragones pero aunque sonase como una completa locura ella le creía. Tal vez era por la manera en que contaba los hechos con sumo respeto o tal vez era porque ella nunca quitó su vista. Verdaderamente no sabía dónde estaba metiéndose pero ella haría cualquier cosa por Eddie, incluso pelear con criaturas de otras dimensiones, usar un arma, pelear contra todo el pueblo para demostrar su inocencia, ella haría cualquier cosa por amor.
Solo se dedicaba a asentir, y cuando por fin terminó el discurso no pudo decir nada porque por primera vez no sabía qué decir. Cuando terminó su té, esperó a Robin, llevó las tazas a la cocina y le dijo que luego subiría creyendo que la adolescente iría a la habitación pero nunca la dejó sola, por el contrario, volvió a tomar asiento junto a ella en el suelo. Robin le confesó que tenía miedo, que ella no sentía miedo solo adrenalina pero que esta vez sentía todo diferente, Daisy le confesó que ella vivía con miedo y que no podía prometer que todo estaría bien pero si que ella iba a estar allí para ella.
Ambas se tiraron hacia sus espaldas, hablando en voz baja sobre incoherencias y coherencias también, hablaron sobre cómo la chica del cabello corto conocía todo lo que Daisy hacia, y como era que Daisy no había prestado atención a aquello. Realmente se lamentó no haber notado la presencia de Robin porque seguramente hubiesen sido muy buenas amigas. En un momento, ambas callaron, asi que la rubia habló en tono bajo como si fuese un crimen "¿has oído "Matilda"?", se sentía una erudita a punto de abrirle los ojos a su nueva amiga.
-Recuerdo que no quería mudarme - hablaba en voz baja mientras sonaba en el toca discos "Matilda'' - y lo primero que hicieron en la escuela fue mandarme con la psicóloga, me ayudó demasiado -.
-¿Por qué se mudaron? - se sentía una hostigadora pero era parte de Robin el hablar sin detenerse -.
-No recuerdo bien porqué fue que nos fuimos en la noche, solo recuerdo- suspiró- no vas a juzgarme, ¿verdad? - extendió su dedo meñique, su amiga lo sujetó cerrando la promesa - recuerdo a mis papás discutiendo demasiado, a mi mamá trabajando turnos extra y llorando demasiado, recuerdo el olor a alcohol de mi papá y los vidrios rotos por toda mi casa, pero también recuerdo la playa, la arena cálida- sonrió- el sol calentando mi piel, el olor al mar y el agua celeste cielo, recuerdo cómo mi mamá y yo hacíamos castillos de arena, como mi papá nos calificaba - calló unos segundos - nunca llamó, nunca supe nada de él, solo un par de postales para mis cumpleaños sin ninguna dirección en particular, él sólo desapareció - miró a Robin - a veces, Eddie tiene ciertas actitudes que me recuerdan a mi de niña, tan asustado del mundo grande y horrible que me dan ganas de abrazarlo y no permitir que nadie lo lastime, sus padres nunca le demostraron amor así que no es su culpa que haya crecido e intentar dárselo el solo, él habla como si todo estuviese bien pero se que hay algo en su interior que está muerto, y quiero que reviva, porque él me ayudó a que mi parte reviviese-.
-Me gustan las chicas - soltó sin escrúpulos para luego cerrar sus ojos, sintió la mano cálida de la rubia junto a ella así que abrió primero uno viendo como Daisy le sonreía feliz - lo siento, no se porqué-.
-Gracias por confiarme esto, Robin - se pegó un poco más a ella - se que seremos grandes amigas -.
-Creí que lo éramos desde que me mostraste la canción- habló un poco más calmada-.
Daisy volvió a colocar la misma canción, aún en un volumen bajo pero lo suficientemente alto como para disfrutar la letra, cerrando sus ojos mientras sostenía la mano de Robin. Sucumbiendo al cansancio que por fin había llegado, sin importarle estar en el suelo incómodo y sin mantas. Se sentía tranquila, se sentía segura y querida, y eso le traía paz.
Holi, me olvidé de avisarles que van a haber canciones que no son de la década del ochenta pero que siento que van bien en el contexto. Bueno, espero que tengan linda noche, cualquier cosa (ya sea positiva o negativa) pueden dejarla en comentarios.
Sean felices y TPWK🤍🧚♀️