Judith se consideraba del lado más delgado, pero había dos áreas en su cuerpo que tenían mucha carne.
Primero estaban claramente los senos que codiciaba apasionadamente, mientras que el segundo era su trasero que estaba oculto por su vestido.
Derrick deslizó una mano detrás de ella y, al agarrar con firmeza una de sus deseables nalgas, las amasó bruscamente.
"Haa, ningún sabor puede igualar este gusto particular".
Murmurando con una voz áspera, acercó su cuerpo al suyo y se tragó los labios. Los sonidos de sus jadeos fueron absorbidos por su boca.
Judith pronto se agotó por sus actos despiadados de penetrar sus labios, su lengua agitando temerariamente el interior de su boca.
En medio de todo esto, era obvio que su lengua se movía con la de ella, dándole esa sensación electrizante y mareándola, que ese era otro de sus trucos.
Apenas logró detenerlo, y una vez que se incorporó, aguzó sus dulces ojos de cachorro.
"Hazlo, no lo hagas".
"¿Por qué?"
preguntó Derrick con una voz profunda y apagada. Judith se quedó sin palabras, se sorprendió de él y le hizo una pregunta.
"Entonces, ¿podría ser que lo harás de nuevo?"
"Si mi esposa come una vez, ¿está satisfecha? No. Hace tres comidas al día. Lo mismo se puede decir de mí".
Su simple contraargumento era una lógica que la dejó sin palabras. Derrick, cuyo beso fue rechazado, la miró fijamente mientras le acariciaba las nalgas. El cuerpo de Judith temblaba esporádicamente por su extraño toque.
Mientras lo miraba a los ojos, los tonos rojos comenzaron a extenderse en sus iris.
"Estoy tratando de hacerte sentir bien. ¿Mi esposa no siente ningún placer?
A decir verdad, era un aspecto suyo lo que la volvía loca.
Judith, que nunca estuvo expuesta a experiencias sexuales en toda su vida, se sentía incómoda, desconocida y avergonzada de ser una persona completamente diferente cuando se sentía excitada.
Como Judith permaneció inmóvil, sus labios se fruncieron y ahora estaban ocultos para él, por lo que Derrick sacó la lengua y le lamió la barbilla.
Era como una persona que contrajo una enfermedad, una enfermedad en la que nunca podría dejar de molestarla, incluso por un breve momento.
"En ese caso, simplemente no hagas eso".
"¿No hacer qué?"
Le preguntó oblicuamente, sus labios besando su barbilla dos veces. Todo el tiempo su mano que estaba masajeando sus nalgas penetraba sigilosamente en su falda.
"Incitando mi excitación sexual, eso es".
Derrick levantó la cabeza, una sonrisa perversa en su rostro cuando ella captó sus acciones.
"Esposa, ¿lo sabías?"
Él, que le susurraba a escondidas, despertó la inquietud dentro de Judith.
"Desde que lo puse por primera vez ayer. Nunca he despertado la emoción de mi esposa, ni una sola vez".
El asombro ahogó toda su inquietud.
Ayer, continuamente sentía placer y picos altos que casi enloquecía. Con eso, ella había pensado que su placer y excitación eran naturalmente elevados por su magia, pero él dijo que nunca lo había vuelto a hacer después de la primera inserción, ¿así que...?
En otras palabras, cuando ella se aferraba a él y lloraba en voz alta ayer y hoy, todo el placer que sentía cuando él la abrazaba, eran todas sus propias sensaciones.
Tan pronto como el rostro de Judith se sonrojó, Derrick se rio con picardía. Incluso si ella no necesariamente dijo nada, él parecía saber claramente lo que estaba pensando.
"Ayer, no pudiste entrar en razón y filtraste tanto... Parecía que te gustaba mucho, ¿no?"
"¡Derrick! Por favor, no digas palabras como esa..."
Anoche, Judith fue rodada aquí y allá por él, y se dio cuenta de que tenía un hábito sexual increíblemente malo. Fue hasta el punto de que dudaba razonablemente si todos los demonios eran así o no.
Él la llevó deliberadamente al borde del clímax, y cuando ella estaba completamente sonrojada, él se retiraba.
Luego seguiría separando ambas piernas y vería cómo sus jugos se escapaban varias veces de su agujero mientras ella temblaba por el intenso orgasmo varias veces.
Naturalmente, todo ese jugo de su placer fue absorbido por el interior de su boca.
Incapaz de soportar la humillación, los ojos de Judith se pusieron rojos muchas veces. Fue una noche infinitamente promiscua, como si fueran bestias salvajes, incluso cuando las había recordado de nuevo.
Ella pensó que él había aumentado su placer e hizo todo eso, pero resultó que...
"¿Por qué? Es verdad."
Derrick mordisqueó el dedo de Judith mientras ella le cubría la boca.
"Ah, entonces, por casualidad, ¿sentiste eso justo ahora? ¿Es por eso que me dices que no lo haga?
Tenía una mente malditamente aguda como una serpiente astuta. Judith cerró la boca con firmeza, ya que parecía que sin importar cómo le respondiera, sus acciones la detendrían.
TOC Toc.
Fue en ese momento que alguien llamó a la puerta de la oficina.
"Señora, le he traído el té que solicitó".
Sorprendida por la presencia inesperada, Judith lo empujó con gran fuerza. Las puertas de la oficina se abrieron y entró una criada antes de que pudiera siquiera arreglar su ropa.
Los ojos de la criada se abrieron cuando vio que estaba sentada en el escritorio, sus manos en el botón de su ropa, con Derrick de pie frente a ella.
El sirviente se apresuró, dejó la tetera y las tazas y salió corriendo de la oficina, quizás notando la densa atmósfera que llenaba la habitación.
Hace un rato, ella era la única que ella veía en el dormitorio, y por eso, ahora estaba avergonzada de ser vista así.
Judith dejó escapar un suspiro, sin saber cómo mirar las caras de las sirvientas en el futuro. Aun así, gracias a la criada, pudo evitar que Derrick siguiera adelante como anoche, y se puso de pie.
"Hablemos un poco mientras tomamos té".
"Mmm."
Parecía como si no encontrara la idea atractiva, como se esperaba. Aunque eran los únicos en la oficina, Judith le susurró con el pensamiento de que no podría derrotarlo.
"... Detengámonos ahora, y podemos hacerlo por la noche".
Tan pronto como mencionó eso para evitar cualquier crisis, la insatisfacción en sus ojos se desvaneció un poco.
En cualquier caso, esta era la primera vez que veía a un hombre que llevaba el corazón en la manga.
Judith bajó del escritorio y se dirigió primero al sofá. Derrick, que giró su cuerpo hacia la ventana y jugueteó con el pie de Karmen, la siguió poco después y se sentó en el sofá.
Cuando Judith estaba a punto de servir el té, Derrick agitó su mano en el aire y la tetera y las tazas volaron por el aire por sí solas.
Finalmente, se colocaron perfectamente frente a ella y Judith solo pudo mirar fijamente hasta ese momento.
'Magia' era una fuerza misteriosa con principios que ella no podía comprender.
"No he entendido bien lo que discutimos anoche. Me gustaría que habláramos más al respecto".
"¿Cuál?"
preguntó Derrick, tomando un sorbo de té de su taza. Judith bajó los ojos brevemente, preocupada por lo que debería preguntarle primero.
"¿Por qué ese diablo, 'Hannibal' que dijiste, te atrapó en el cuerpo de mi esposo?"
Ella había oído que Hannibal no solo era un demonio cuyo rango era más bajo que el suyo, sino que lo había traicionado durante la guerra que tuvo lugar en el reino de los demonios, confinando a Derrick en un cuerpo humano. Era razonable tener curiosidad acerca de sus intenciones.
Derrick dejó su taza de té y cruzó las piernas, levantando la barbilla.
"Para exterminarme".
"¿Exterminar?"
"Para los humanos, la muerte puede acabar con sus vidas en cualquier momento. Pero para los demonios, no existe la 'muerte'. No podemos llamarlo 'morir', ya que estamos más cerca de las almas en comparación con los 'seres vivos' en primer lugar".
Derrick agregó después de pasar sus manos por su cabello despeinado ligeramente.
"Hay exactamente un caso en el que los demonios desaparecerían de este mundo. La situación en la que se destruyen. Literalmente, el alma misma desaparecerá por completo.
Pero exterminar la existencia natural de un demonio no es una tarea tan fácil porque poseen un poder extraordinario llamado 'mana'. No, debería verse como una tarea muy difícil".
Su 'fin', al que llamaron 'exterminio', era diferente del concepto de muerte humana. Incluso entonces, su exterminio fue complicado ya que ejercían un poder increíble.
"Estoy diciendo que hay un momento en que uno puede exterminar a los demonios como nosotros más fácilmente de lo que pensábamos".
Derrick luego se encogió de hombros, como si le hiciera un gesto para que adivinara. Entonces Judith se dio cuenta sin dificultad.
"No puede ser... cuando están confinados en el cuerpo de un humano?"
"Correcto. Somos almas, pero cuando estamos atrapados dentro de un cuerpo como este, no podemos hacer nada más que ser exterminados inevitablemente".
Derrick luego tragó su té después de responderle casualmente, como si se hubiera convertido en un asunto de otra persona.
"Entonces, ¿no tienes que escapar de ese cuerpo para evitar ser exterminado?"
Judith preguntó con impaciencia, porque en este momento, ella estaba más inquieta que el que sería exterminado. Derrick, que la miraba con lascivia, se rio entre dientes.
"Imposible."
"¿Porqué es eso?"
"Porque mientras estoy atrapado dentro de este cuerpo, no puedo usar mis poderes porque he perdido todo mi maná".
Judith lo miró, sin palabras. Después de eso, preguntó de inmediato sobre las escenas misteriosas que le mostró ayer, escenas que seguían apareciendo en su mente.
"Si ese es el caso, entonces, ¿Qué pasa con la magia que me mostraste ayer? Creo que ese es el poder del que hablaste, pero ¿no es algo que puedes usar hasta cierto punto?
"¿Tienes tanta curiosidad por mí, mi esposa? Tus preguntas son infinitas.
Ni siquiera temeroso de su propia extinción que lo sacaría de este mundo para siempre, Derrick continuó respondiendo con una mirada traviesa.
"Hay una manera en que puedo recuperar mis poderes".
"¿Qué sería eso?"
"¿Qué tu preguntas? Es algo que hicimos anoche.
Sólo hubo una 'cosa' que hicieron anoche. Un acto que normalmente se consideraba una obligación entre una pareja casada.
Claramente, era sexo.
"... ¿Estás diciendo que tus poderes se restauran... con el sexo?"
Judith levantó los ojos con recelo, como si escuchara algo absurdo.
"Sí. Para ser exactos, necesito la energía oscura de un humano. Puedes decir que la energía oscura se convierte en una fuerza impulsora para que ejerzamos maná.
Desde que besé a mi esposa, soy capaz de usar mi magia".
Cuando volvió a mirarlo, los cambios drásticos habían sido prominentes desde que se habían besado.
Sus iris, que habían cambiado solo por un momento cada vez, se volvían rojos como rubíes, movía objetos a voluntad con solo un movimiento de su mano, y otras cosas por el estilo.
"Cuando recuperes ese poder, ¿podrías dejar el cuerpo de mi esposo?"
"La posibilidad de poder hacer eso aumentará. De hecho, solo cuando recupere mis poderes podré levantar la maldición de Hannibal y dejar este cuerpo".
"Entonces, cuando te vayas... ¿Qué sería de mi esposo?"
Sus dedos que golpeaban el reposabrazos se detuvieron. No mucho después, inclinó su cuerpo hacia ella y su rostro dejó de sonreír por alguna razón.
"Mi esposa."
"Sí"
Judith sintió que la tensión a su alrededor aumentaba con él tratando de sonar pretencioso de repente.
Puede que lo sepa o no, pero su marido está muerto. La verdad es que este cuerpo ahora es simplemente un cadáver, y la única razón por la que todavía está vivo es porque mi alma está habitando en él".
Con una voz calmada y amable, Derrick le dio a Judith la noticia de que su esposo estaba realmente muerto, como si ella fuera una persona que estaría destrozada por eso.
En cambio, Judith tenía curiosidad. Después de que él, un demonio, dejara el cuerpo de su marido, ¿Qué pasaría con Derrick Vaisil?
"¿Y entonces?"