Y allí estaba ella de nuevo, su cabello lucía más corto y de nuevo lo había tinturado para hacerlo más oscuro.
Pero no estaba sola, ¿Quién era él? Preguntaba mi pobre corazón.
¿Acaso ellos...?
Dolor, celos y un sentimiento de injusticia recorrió mi menudo cuerpo.
¿Cómo era posible? ¿Cuándo pasó? ¿Acaso ese mensaje no significaba nada?
¿Ese cumplido que me diste no era nada, entonces?
Preguntas y más preguntas, mientras apretaba con fuerza el puño aguantando las ganas de estrellarme contra una pared.
Él la abrazaba y ella parecía estar conforme con su contacto, no volteó a verme y ni siquiera de la brisita que dejaba al caminar se dió cuenta.