Miro cada minúsculo detalle de aquel pedazo de papel, examinando cada facción de aquellas personas, que por razones extrañas –las cuales me niego a aceptar– somos idénticas. El chico es la copia idéntica de Draco, de mi Draco.
Siento como me falta el aire, necesito respuestas claras, necesito más que leer un puto libro antiguo, necesito alguien que me ayude a saber más de mi pasado y que me explique cosas que yo no sé.
¿Será esto posible?
Digo, hace un año tenía mi vida normal, en un mundo normal y en un segundo a otro estoy en un mundo mágico, dentro de una maldita película de magos.
Qué normal, ¿no?
Rápidamente me pongo de pie, desesperada empiezo a caminar sin un rumbo y siento como choco con alguien que bota mi bolso.
— Qué despistada eres, Aileen.
— ¿Estarás pensando en un pequeño hurón color platino?
— Hola chicos.
— ¿Estás bien? No te hemos visto hace rato, Logan dijo que Malfoy te había raptado para hacer cochinadas –dice Dylan moviendo sus cejas.
— No digas eso, idiota –le da un zape.
— ¡Auch!
— No es nada chicos, iba a –pauso– a la sala común a dejar un libro –comenté– ¿Los veo en pociones?
— No tenemos de otra –dijeron ambos.
Me despedí de ambos y me dirigí hacia las mazmorras para dejar el libro y poder hojearlo más tarde, espero encontrar algo más del tema. Mi cabeza era un lío. Me encaminé a la clase de pociones, tratando de dejar de lado aquellos pensamientos. Cuando el día terminó, volví rápidamente a las mazmorras, evitando a todos los demás para seguir leyendo detenidamente aquel libro, algo en mi me ocasionaba seguir buscando información sobre "Aileen".
— Hola, novia preciosa
Elevo mi mirada y me encuentro con Draco quien sostiene una caja de cartón con una cinta de cáñamo en forma de rosa.
— Hola, novio –hago una mueca.
Cada vez que miro a Draco aquella fotografía se viene a mi mente, ¿Estará bien contarle lo que he descubierto?
— ¿Qué traes ahí? –pregunto alejando aquellos pensamientos.
— Esto te los envía mi madre, no sé que es, pero creo que tiene que ver con dulces o comida, a mí me ha mandado pastel y unos bollos –dice sentándose a mi lado– ¿Qué lees?
— U-Un libro que me dio la profesora Trelawney –abro la caja con sumo cuidado para encontrarme con unos pequeños pastelitos rellenos con una salsa tal vez de ciruela o frambuesa.
— Oh, esos son los mejores. Dame uno –dice acercando su mano en la que le doy un golpe en ella.
— ¡Oye! –se queja.
— Sólo uno.
Draco toma un pastelillo mientras con su otra mano se acaricia donde le he dado el golpe.
— ¿Por qué lees eso? Es una estupidez.
— Pues a mi me interesa.
Draco me mira y abre la boca para hablar pero luego la cierra.
— ¿Qué pasa? –pregunto con el ceño fruncido.
— N-Nada, estaba recordando un estúpido sueño, no tiene importancia.
Noto como empieza a rascarse la nuca y a mirar a todos lados.
— ¿Seguro?
— Sí, no te preocupes. A ver déjame ver ese libro.
Draco acerca sus manos hacia el libro, lo cual lo tomo rápidamente entre mis manos.
— ¡No!
Draco me mira algo asustado.
— ¿Todo bien? Te noto rara, Leen.
— E-Estoy bien, sólo que he estado un poco preocupada, es todo –sonrío.
Draco notó que algo raro pasa, su mirada muestra que no lo convencí del todo, no puedo contarle lo que sé si no estoy 100% segura y con pruebas, me creerá una loca. Una maldita loca.
— ¿Segura? –vuelve a preguntar.
Suspiro. ¿Cómo le digo? Esto es muy raro y sé que tendré que contarle algún día de donde vengo, cosa que me tomará como una chiflada. Aileen, estás en un dilema re gordo.
— ¿Es por tus padres? –pregunta.
Mis ojos viajan a los suyos con mi ceño fruncido.
— El día de volver a Hogwarts escuché a mis padres hablar de que los tuyos están algo inquietos con algo que está ocurriendo, sé que es por quién-tú-sabes, ¿Tus padres están metidos en algo?
Perpleja, pestañeo varias veces antes de contestar.
— Mis padres fueron mortífagos –susurré.
Draco queda en silencio.
— ¿Fieles seguidores? –susurra también.
Me levanté del sillón y tomé la mano de Draco para alejarnos a una esquina de la sala común, evitando que nos escuchen.
— Voldemort quería reclutarlos, ellos nunca cedieron hasta que los amenazó con matarme, yo era un bebé... ellos por protegerme fueron mortífagos y no cabe duda que Voldemort irá tras ellos a reclutarlos o aún peor, tal vez matarlos...
— No digas eso, no pienses en que tus padres morirán. Son unos magos muy poderosos y si –pausa– Voldemort quiere reclutarlos ellos verán la manera de protegerte sea como sea, Leen.
Sus manos se dirigen hacia mis mejillas, que ahora se encuentran bañadas por mis repentinas lágrimas. El recordar a mis padres y la carta que me han enviado hizo que mi cabeza diera un vuelco y pensara en ellos. Siento como limpia cada rastro de ellas y me besa la frente para luego aprisionarme en sus brazos y contraerme contra su pecho en un cálido abrazo. Entierro mi cara entre su túnica y suelto un sollozo que vengo guardando de hace ya mucho tiempo.
— Sh –acaricia mi cabello– sabes que mis padres están en la misma situación, créeme que entiendo cómo estás, ellos saben qué hacer y no creo que quieran que te preocupes.
— Hay... Hay algo que quiero decirte, Draco.
Draco deja de abrazarme para poder mirarme a los ojos.
— ¿Qué es?
— Voldemort... mató a mi hermana –suelto.
La cara de Draco se desfigura en una de cara de sorpresa, su boca abierta y sus ojos como platos muestran su claro asombro.
— Entró a nuestra casa cuando Kass sólo tenía 9 meses, la hizo polvo...
— Por Merlín, no puedo creerlo... Ven acá.
Draco vuelve abrazarme para luego susurrar en mi oído.
— Entiendo que quieras unirte a San Potter y su séquito de leones, quieres vengar la muerte de tu hermana pero no seas tan tonta, Leen –me mira– no dejes que Potter te arrastre siempre a sus cosas, saldrás lastimada y si eso pasa créeme que lo mataré.
Suspiro. Draco tiene razón, pero es lo que hacen los amigos, ¿No? Quiero ayudar a Harry lo más que pueda y dejar las injusticias de Umbridge y de todos los que no están con él de su lado.
— No sólo es por mi hermana, Draco. También es por mi amigo Cedric, por los padres de Harry y por todos los que aún no podrán luchar esta vez y que murieron en las manos de Voldemort.
Draco me mira serio sin articular ninguna palabra, recorro sus cara rápidamente con mi mirada en busca de una respuesta de su parte o algo.
— Sonaste como una verdadera Gryffindor, eso me dio asco.
Solté una pequeña risa.
— Eres un tonto, Draco Malfoy.
— Un tonto que te detendrá si ve que arriesgas tu vida...
— Draco...
— Y un tonto que te ama.
Draco toma mi mentón y me besa dulcemente, mis manos se dirigen a su cuello para intensificar aún más el beso. Un beso que transmite todo lo que siento por Draco y él por mí.
— ¡Váyanse a una maldita habitación!
Me separo lentamente y miro hacia donde la voz de una cierta pelirroja habló.
— Vete si te molesta, Beckett –dice Draco serio.
— Que te jodan –dice Leyla antes de chocar con Dylan de frente– ¡Agh, quítate tú!
Dylan traía un pequeño pie de manzana en sus manos que hizo que casi se le cayera al suelo por chocar con Leyla.
Con mi Dylan no, perra.
— No soporto que haya quedado en Slytherin –suelto.
— Te creo –dice Draco.
— Debe de tener días malos, supongo –dice Dylan levantando sus hombros.
— ¿No eres alérgico a la manzana? –pregunta Draco con el ceño fruncido.
— Oh, si. Bueno, no. Digamos que si, pero no –suelta una pequeña risa nerviosa– no es para mí, en verdad se lo traía a una persona... pero ya no creo que lo quiera, mejor se lo daré a Logan, para que endulce su vida de amargado.
Dylan se va con junto con su pie de manzana y pude notar que como su cara se veía algo triste.
— ¿Viste eso? –pregunté mirando rápidamente a Draco.
— ¿El pie? Se veía delicioso.
— No el pie, tonto. Su cara, era para una chica, estoy segura –me giro hacia Draco.
— ¿Qué tiene que ver su cara con que el pie fuera para una chica? –pregunta Draco confundido.
— Pf, hombres –niego– ¡Desilusión! Vi en su cara desilusión cuando dijo que la persona no iba a querer el pie. ¡Es obvio! Además tuve una conversación con Dylan el otro día y dijo que si le gusta una chica le regalaría un pie.
— No es obvio y, ¿Dijo eso? Que idiota –dice Draco negando.
— Eso es lo que hay que averiguar –doy pequeños saltos mientras aplaudo.
— ¿Qué harás? –dice Draco cruzándose de brazos.
— Más bien "qué haremos" –sonreí cómplice.
— Oh no, ni lo sueñes Llobett –declara Draco apuntándome con su dedo.
— Bueno, Sherlock. Tenemos tarea que hacer –sonrío mientras elevo mis cejas.
— ¿Por qué siento que esto no saldrá nada bien? –pregunta con una mueca en la cara.
— Que poca fé me tienes.
— Costumbre.
— Cállate.
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UHH
Draco y Aileen van a dárselas de detectives 👀
Draco es tan lindo con Aileen que quiero llorar😭😭
Aileen le dirá lo de la fotografía a Draco? O se lo guardará y buscará respuestas por su cuenta?🫣🫣🫣