Después de que Umbridge haya castigado a Harry en su oficina, le hizo pasar por algo horrible. Su mano estaba tallado perfectamente con una frase "No debo decir mentiras". De sólo verla hace que me hierva la maldita sangre.
— Harry debes decirle a Dumbledore –digo seria.
— ¡Es lo mismo que le dije! –chilla Hermione– no le darás el gusto, Harry.
— Eso es lo que quiere, Hermione. No le diré nada a Dumbledore, debe de tener cosas mucho más importantes en que pensar y esto no será una de ellas.
Suspiro. ¿Es que debe de pensar que lo que le ocurre no es importante?
Quiero mucho a Harry y ver que ha pasado por tantas cosas hace que me ponga mal y me preocupe por él, realmente no merece esto.
— Si es como así te ha tratado y te ha echo eso –señalo su mano– ¿Que les espera a los demás? ¿A los estudiantes de cursos inferiores? No me imagino lo que le pasa en su retorcida mente, pero de seguro no son flores y unicornios en un campo soleado.
Harry toma sus cosas y se levanta del gran comedor no sin antes darme un asentimiento de cabeza y despedirse de todos los presentes.
— Este año no será tan tranquilo, tengo un muy mal presentimiento con la llegada de Umbridge –comento.
— El ministerio quiere tomar las riendas del colegio, eso no es menor –suspira Hermione– iré a la biblioteca, ¿vienes?
— Luego, tengo algo quehacer antes –miro hacia la mesa de las serpientes.
— Está bien, suerte con eso.
Hermione se levanta de la mesa y se dirige a la salida del gran comedor, hago lo mismo pero el rumbo es distinto. Fijo mi mirada en unos ojos grises, esperando que estos conectaran conmigo. Tomó unos pocos segundos para que lo hiciera y le dí una señal para que fuéramos fuera del comedor. A paso rápido Draco me seguía, nos dirigimos hacia un pasillo que estaba completamente vacío para poder hablar.
— ¿Ahora quieres hablar conmigo? –dice Draco cruzado de brazos.
— ¿Disculpa? No hemos tenido tiempo con lo de las clases, Draco. Tú debes de darte cuenta de lo que haces y lo que dices. Hemos hablado el tema de Harry muchas veces y...
— ¡Es que no puedo ser amable con alguien que siempre quiere llamar la atención!
— ¡No me grites!
— ¡También estás gritando!
Suspiro.
— Draco... si lo haces al menos no lo hagas frente de mí. Son mis amigos y tienes que respetar, por favor.
Sus ojos me miran detenidamente, su semblante se relaja un poco y acerca su mano para quitarme un cabello de la cara para dejarlo detrás de mi oreja.
— Me gustas mucho, ¿sabes?
— No estamos hablando de eso –me sonrojo– y no cambies el tema.
— Es la verdad. Pero bueno, trataré de no hacerlo frente tuyo.
— Es un paso –sonreí para luego darle un beso en los labios– gracias.
Draco me acerca hacía él y siento como su nariz se posa en mi oído, dándome unas sensaciones por todo mi cuerpo.
— ¿Qué harás ahora? –susurra.
— Iré a la biblioteca –digo bajo.
Su aliento choca con mi cuello y siento una corriente recorrer toda mi columna, esta sensación me gusta tanto.
— ¿Vas con Granger?
Asiento lentamente mientras siento como sus labios se dirigen hacia mi cuello, dejando unos pequeños besos en él, cierro los ojos para sentir cada sensación que me provoca su tacto.
— No vayas, mejor vamos a mi habitación...
— ¡Señor Malfoy!
Rápidamente la cordura volvió a mí y me separé de Draco. Avergonzada por lo que acaba de pasar dirigí mi mirada a Draco que estaba igual que yo: sonrojado y sorprendido.
— Lo siento mucho profesora Umbridge, Aileen estaba algo triste y sólo la estaba consolando.
Umbridge me mira esperando que diga algo, sabiendo que lo que Draco dijo no se lo tragaría tan fácilmente.
— Sólo necesitaba un abrazo, profesora –suspiro– no he tenido buenos días últimamente.
— Oh, querida. Espero que haya sido eso, señor Malfoy. No aceptaré conductas inapropiadas viniendo de un prefecto.
Y sin más se fue, dejándome con una cara confusa y esperando explicaciones.
— ¿Eres prefecto?
Mi poco enojo se hizo notar. ¿Cómo era que mi novio no me dijo que fue elegido prefecto de nuestra casa?
— Esa era la noticia que quería decirte cuando te viera y después no tuvimos tiempo de hablar. ¡Sorpresa!
Enarco una ceja y sonrío después de unos segundos.
— ¡Felicidades! –lo abrazo– ¡Serás el mejor de todos los malditos prefectos de las otras casas! –lo beso.
— Gracias, Leen. En verdad me sorprende que no hayas sido seleccionada para prefecta.
— ¿Y quién es la...?
— ¡Draco! Al fin te encuentro, Snape nos espera en su oficina para ver temas de prefectos...
Su mirada se fija en mí y muestra su típica sonrisa "soy mejor que tú" la cuál, hace que sólo me ría.
— Está bien, Pansy.
Draco hace una mueca tratando de explicar algo, el cual sólo le doy un beso y le susurro un "nos vemos luego", me sonrió y besó mi mejilla para luego desaparecer junto con Pansy.
Idiota.
Me acordé que Hermione me está esperando en la biblioteca y me dirigí hacia allá. Teníamos una hora libre para luego seguir con nuestra siguiente clase.
— ¡Hasta que llegas! –susurra fuerte– ya pensaba que Draco te había raptado a su habitación –suelta una risa.
— Créeme que lo hubiera echo si Umbridge no nos hubiera pillado en un acto... comprometedor –cuento con algo de risa.
— ¡Oh por dios! Que vergüenza –ríe.
— Ni te imaginas.
Pasamos la hora libre estudiando, próximamente serán los TIMOS y Hermione me recuerda lo importantes que son y lo mucho que debo de estudiar, es por eso que hemos decido que estudiaré con ella cada vez que vaya a la biblioteca, o bueno la mayoría de las veces. Hermione viene muchas veces a la biblioteca, por que sí, por que no, por si acaso. En fin, trataré de venir lo más que pueda. Me despedí de Hermione para luego dirigirme a la clase de Encantamientos. Estaba por entrar cuando escucho una voz familiar, frunzo el ceño y doy vuelta en un pasillo.
— ¿Quieres ir a comer algún día?
Abro los ojos como platos. Me giro para que no me vea ¿Será que...?
— ¡Genial! Mejor entraré a clases primero, después tú...
Rápidamente empiezo a caminar y finjo entrar al salón como si nada.
— ¡Aileen! Hola
— ¡Hola Dylan! Tanto tiempo ¿Qué estabas haciendo? –pregunto.
— P-Pues nada, acabo de llegar –se rasca la nuca.
— Oh, genial yo también. Vamos a sentarnos a ver quienes de nuestros compañeros entran –dije tomando su mano y sentándonos en el primer asiento.
Dylan me mira con el ceño fruncido y toma asiento sin decir nada. Veía como entraban estudiantes por la puerta y le dedicaba una rápida mirada a Dylan por si se fijaba en alguien, cosa que no hizo. Frunzo el ceño y empiezo a interrogarlo.
— Oye, Dyl. Si un chico te invita a comer algún día, ¿Será porque le gustas?
— ¡¿Quieres engañar a Malfoy?!
Rápidamente le doy un zape ya que algunos alumnos nos miraron expectantes. Espero que no le lleguen comentarios a Draco, malditos entrometidos.
— ¡No idiota! Es sólo curiosidad...
— Pues, no deberías de preguntarte eso. Por muy estúpido que sea Malfoy él te quiere y...
— No estamos hablando de Draco.
— ¿De verdad quieres engañarlo? Aileen, esas cosas no se hacen...
Suspiro.
— Tengo un amigo, que puede que le gusta una chica –asiente– y ese amigo, quiere invitarla a comer...
— Entiendo –frunce el ceño.
— ¿Entonces?
— No, no entiendo a que va tu pregunta –eleva los hombros.
— ¿Qué harías si te gusta una chica? –intento de nuevo.
Dylan cierra sus ojos y mueve sus dedos de forma extraña, creo que está pensando la respuesta.
— Oh, pues invitarla a salir.
BINGO.
— ¿Y qué más?
— Pues, la verdad no soy muy bueno con estas cosas, podrías preguntarle a Logan, él tiene a Daphne y creo que será de mejor ayuda que yo –ríe nervioso.
— ¡Oh vamos no digas eso! Si te gusta una chica, tal vez debas de regalarle algo, no sé, tal vez una flor.
— No soy de esas personas, le regalaría más bien un...
— Un...
— ¡Un pie!
— ¿Un pie? –pregunto confundida.
— Sí, uno de manzana. Escuché por ahí que a un hombre se le conquista por el estómago, debe de ser también para las chicas, ¿No? –sonríe.
Pestañeo varias veces y le sonrío. Si Dylan quiere conquistar a una chica, que sea él mismo, ¿no?. De eso se trata, de mostrarse tal cual uno es.
✧✧✦✧✧
✧✧✦✧✧