Los días pasaban y pasaban, no me ha vuelto a pasar lo de la bañera, fue algo extraño. Le he contado a Draco sobre lo que pasó y sólo dice que fue un extraño sueño, pero no lo sentí así. Se cumplió una semana estando en Jamaica y ya era momento de volver a casa. Al llegar, Dagor tomó nuestras cosas con un chasquido de dedos y levitaron hasta nuestras habitaciones.
— Voy a tomar una ducha –digo.
— Bueno, cariño. Luego cenaremos, muero de hambre –dice papá.
Subí las largas escaleras hasta llegar a mi habitación, me quité la ropa para tomar una larga ducha. Al salir me vestí y me dirigí para peinar mi cabello en la cama, hasta que un picoteo en mi ventana se hizo presente. La abrí y veo que era una lechuza, pasó y le di de comer y beber. Se veía agotada. Abrí la carta que traía y la leí. En shock bajé las escaleras corriendo y gritando.
— ¡¿Pueden expulsar a alguien de Hogwarts si ha usado magia frente a un muggle para salvar su vida?!
Mis padres me miraron frunciendo el ceño.
— ¿Por qué lo preguntas?
— Han expulsado a Harry
— ¿Qué? –dicen ambos.
— Hermione me ha mandado una carta, bueno la tercera ya que las demás no han llegado. Harry usó el encantamiento Patronus para alejar dementores que estaban atacando a su primo –explico.
— ¿Dementores en un barrio muggle? –pregunta mamá preocupada mirando a papá.
— Ya está ocurriendo –dice papá suspirando.
—Iré a ver a Harry –anuncié mientras doblaba el pequeño trozo de papel.
—No irás a ningún lado, Leen –dice mamá de brazos cruzando junto con papá.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Es muy peligroso, y más cuando él ha vuelto. ¿Dementores atacando a un muggle? Hay algo raro aquí Aileen, y tú –apunta a papá– di algo
— Ya escuchaste a tu madre, Aileen
—P-pero mamá es mi amigo y sólo quiero ayudarlo, déjame ir –supliqué.
—No Aileen, no saldrás sola de casa hasta que llegue el día de volver a Hogwarts. Estarás mucho más segura aquí –aclaró mi madre saliendo de la sala.
Me quedé mirando fijamente a mi padre que aún se encontraba con los brazos cruzados.
—A mi no me mires así, tu madre ha hablado
—Vamos papá, sólo será un momento.
—No quiero problemas con tu madre Aileen. Pero a decir verdad, en realidad no estoy de acuerdo en que estés mejor con nosotros, sabes la situación en la que nos metimos al ocultarnos de quién-tú-sabes y si él ya ha vuelto vendrá por nosotros y si es así, correrás peligro
— Tienes razón, Damen –dice mamá.
— ¿Estabas espiando? –preguntó papá.
— Conociéndote ya le habrías aventado su escoba para que vaya a ver a Harry Potter, pero he escuchado la verdad –suspira– cariño, tienes razón –mira a papá– Aileen corre aún más peligro con nosotros
— Acacia, estará mucho más segura con Dumbledore
— Lo mismo digo –suspira.
— ¿Y si me quedo en el cuartel? –pregunto.
— ¿Cuartel? –preguntan ambos.
— Es donde están todos, contando a Harry
— ¿Quieres que te lancemos directamente a la presa de quién-tú-sabes? –pregunta sarcástica mamá.
Ruedo los ojos.
— Están los padres de Ron y otras personas que sé que estaré segura, además está Hermione, por favor no es tan malo –supliqué.
— Aileen...
— ¿O prefieren que vaya con Draco?
— ¡Mucho peor! Te lanzaríamos a la boca de los mortífagos...
— ¿Y bien? –los miré.
Mis padres se miraron y suspiraron, para luego mirarme seriamente.
— Le escribiremos a Dumbledore y nos mantendrás al tanto del todo, te enviaré lechuzas cada día y quiero que me las respondas –dice mamá apuntando con el dedo.
— ¡Sí! –dije emocionada para luego abrazarlos.
— No estés tan feliz, no son buenas noticias, Leen –dice papá– nos duele separarte de nosotros porque corres peligro. Cuídate y nos mantienes al tanto de todo, ¿está bien?
— Tienen razón, estaré escribiéndoles todos los días
— Con eso estoy tranquilo
— Bueno, ¿quién tiene hambre?
[...]
Me encontraba frente a unos departamentos de ladrillos, tal y como me acordaba de la última vez que vi la película, entré y seguí mi camino hasta que veo una oreja gigante colgando de un hilo en medio del pasillo que me encontraba.
—No es tu hijo –oigo detrás de una puerta como gente habla.
—Es como si lo fuera –dice una mujer.
Sigo caminando hasta que veo como Crookshanks está a mi lado sentado en las escaleras y no dudo en subirlas lentamente.
—¿Snape es parte de la orden? –oigo una voz familiar unos pisos arriba.
—Idiota –susurra Ron.
Sigo subiendo escalones hasta que oigo como Ron maldice al gato de Hermione.
—Creo que nunca amarás a ese gato, Weasley –susurré mientras me unía entremedio de Hermione y Harry.
—¡Aileen!
Siento como Harry me abraza.
— ¿Qué haces aquí? –pregunta feliz.
— Digamos que recibí un mensaje de ayuda –mire de reojo a Hermione la cual ríe y me abraza.
— Te demoraste un poco, eh
— No estuve en mi casa por mucho tiempo –respondo rascando mi nuca.
— ¿Y tú qué, no saludas? –dice Ron.
— No olvides que serás mi futura esposa –dicen los gemelos.
— Mientras tanto –dice George.
— Sigue besando sapos –dicen ambos para luego desaparecer.
Los chicos rieron y abracé a Ron para luego bajar los escalones y encontrarnos con la señora Weasley.
— ¡El hecho de que ya puedan usar magia no significa que puedan sacar sus varitas en cualquier momento! ¿Quieres cenar Harry?
— ¡Oh, vaya! ¿Debes ser Aileen, no? –pregunta un hombre pelirrojo, no me cabe duda que es el padre de Ron.
— ¡Aileen! No te había visto. He escuchado muchas cosas de tí –dice la señora Weasley.
— Espero que sean todas buenas
— ¡No cabe duda!
— Es un gusto señor y señora Weasley que me reciban aquí, creo que ya conoce lo...
— No es necesario, linda. Me llamo Molly y él es Arthur. Vamos a comer –sonríe.
Algo se removió dentro de mí y sonreí, realmente es una mujer muy agradable. Avancé para seguir a Molly a la cocina pero me quedo estática al ver como Harry abraza a su padrino.
Sirius Black.
— Aileen, él es mi padrino...
— Sirius Black, realmente es un gusto conocerlo, he escuchado muchas cosas sobre usted
— ¿Buenas o malas?
— Digamos que increíbles
— Me agrada esta chica –dice.
Reímos y nos dirigimos a la mesa para tomar asiento. Harry hablaba con los demás sobre una audiencia que tendrá con el ministerio de magia y decidir si será expulsado de Hogwarts o no, lo cual es una estupidez.
— Fudge está usando todo su poder y su influencia en el profeta para desacreditar a cualquiera que diga que el señor tenebroso regresó –dice Sirius.
— ¿Por qué? –pregunta Harry.
— Fudge piensa que Dumbledore quiere su puesto
— Pero no es así. Nadie que tenga un poco de sentido común creería eso –contesta Harry.
— Ese viejo no tiene sentido común –digo.
— Eso es correcto –dice Remus– el ministro hará cualquier cosa para no enfrentarse a la horrible verdad
— Creemos que Voldemort quiere reconstruir su ejército...
Trago saliva.
— Creemos que Voldemort busca algo más...
— Sirius
— Algo que le faltó la última vez...
— ¿Algo como un arma?
— ¡Ya basta! Es solo un muchacho –dice Molly.
— El ya está reclutando su ejército, pronto ya tendrá a sus súbditos de vuelta y es momento de que nosotros también lo hagamos –digo.
— ¡Sólo son niños! –dice Molly.
— Niños que estarán listo para lo que se venga, no dejaremos que Voldemort o sus malditos mortífagos hagan lo que quieran, si es necesario que "niños" luchen para salvar el mundo mágico de las manos de Voldemort lo haremos, es por eso que me uno
Todos intercambian miradas unos a los otro, Sirius mantiene su mirad fija en mí y muestra una sonrisa.
— Yo también –dice Hermione.
— Y yo –agrega Ron.
— No nos queda de otra –responden ambos gemelos.
Molly suspira y agarra su cabeza para luego seguir picando la comida.
— Me agradas, pequeña –me dice Sirius antes de beber de su copa.
Sonrío de lado para después centrarme en mi comida.
[...]
El día de la audiencia resulta que Harry quedó libre de cargos, lo cual es grandioso. Dumbledore se hizo presente en la audiencia y era de esperarse que logró que a Harry no lo expulsen. Estuve hablando con Draco y no puedo esperar para verlo, ya ha sido un mes y medio que no lo veo y ha sido una tortura, lo extraño mucho.
— ¿Estás lista? –pregunta Ron entrando a la habitación.
— ¡Sí! No puedo creer que ya llegó el día de volver a Hogwarts –sonreí ilusionada.
— Mas bien el día de ver a tu adorado Malfoy
Lo empujo suave.
— Pues también, tú estas contento ya que ves a Hermione siempre –lo molesto.
— ¡Q-Qué cosas dices!
— ¿Por qué tan nervioso, Weasley? ¿Son amigos, no? –levanto una ceja.
— P-Pues sí. Y no estoy nervioso
— Si, claro –digo alargando la letra "a".
— No molestes
Río para luego bajar con Ron y con mis maletas ya listas para dirigirnos al andén 9 3/4. Al llegar me despido de los señores Weasley para entrar al tren y buscar cierta cabellera rubia platinada. La cual fue muy fácil ya que estaba siendo acorralado por una melena pelirroja bastante fea que ciertamente, la podría reconocer donde fuera.
✧✧✦✧✧
✧✧✦✧✧