Los Kilómetros Entre Nosotros

By Ronniegp_17

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«No importa la distancia, el tiempo o a los kilómetros a los que te encuentres, Jude Smyth. Yo siempre regres... More

ANTES DE LEER
PERSONAJES
SINOPSIS
PRÓLOGO
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By Ronniegp_17

En toda vida hay tiempos duros

Al igual que muchos, un niño una vez tuvo un sueño. Un sueño que descubrió a la temprana edad de los ocho años. Un día se encontraba pasando los canales del televisor, aburrido, hasta que vio algo que le iba a cambiar la vida. Vio una moto en una pista viajando a cientos de kilómetros; compitiendo por llegar al podio y disfrutar su victoria junto con todo su equipo. Sintió como el sueño de ser como el hombre que veía a través del televisor, se hacía lugar en su historia.

Los sueños y las vivencias siempre han ido de la mano. Las experiencias suceden tras existir algún deseo o sueño de hacer determinada cosa. Todos tenemos esa voz interior que nos incita hacer lo que sea para llegar hasta allí; en cada uno queda de qué manera se haga.

Unos se van por el lado más fácil, pero que, en definitiva, es la peor elección, ya que nada es tan fácil como parece ser. Al contrario, otros prefieren recorrer un camino lleno de impedimentos y dificultades que quieren evitar que llegues hasta tu destino, pero valdrá la pena haber pasado por ello porque el regocijo de saber que llegaste hasta lo que querías, acompañado por el aprendizaje de los años y los obstáculos que atravesaste, lo valdrá.

El niño estaba emocionado por contarles a todos lo que había descubierto; sin embargo, se abstenía de contárselo a sus padres porque sabia que no lo aprobarían y mucho ya tenía con la decepción que se colaba en sus ojos cada que lo reprendían o se molestaban con él, tras haber realizado una de sus tantas travesuras.

Él era un integrante de la dinástica familia Prescott. Los Prescott son una familia prestigiosa e influyente en el mundo empresarial de los Estados Unidos. Eran considerados los dueños de todo el estado de Nueva York por sus numerosas inversiones en propiedades y empresas. Podrían tener un monopolio si quisiesen, lastima para ellos que era ilegal.

Para llenar los zapatos que suponía ser un Prescott, el niño —Logan— y sus hermanos —Connor, el mayor de todos, y Kyle, el del medio— tenían que sacrificar su niñez e invertirla en cuestiones que, según sus padres, eran productivas e iban a ayudar en un futuro a la empresa que el abuelo Prescott les había dejado encargada.

Logan, al ser el menor de los tres, no entendía por qué no podía jugar como otros niños al fútbol; por qué no podía salir con sus hermanos a una piscina un día de verano y disfrutar sus años de juventud, los cuales tenía en claro que no eran eternos. Sus padres contaban los días con ansia para que fuera finalmente adulto y no tuvieran que soportar sus travesuras e ideas descabelladas que ponían en riesgo la credibilidad de los Prescott, según le decía su madre.

Entendía que sus hermanos y él era suertudos de crecer en una familia acomodada y con libertad financiera, pero sus días no estaba destinados a otra cosa que un fuera su formación. Toda comodidad venia acompañada de algún impedimento o imposición. Día a día asistían a la escuela privada a la que sus padres los obligaban a ir; después seguían clases de etiqueta, al igual que de música clásica, la cual a ninguno les interesaba. Iban de viaje, vestían las mejores prendas de ropa, comían en los mejores restaurantes, viajaban a los lugares más remotos del mundo. Y la lista seguía, ellos eran conscientes de este privilegio que tenían. Pero alrededor de tanta comodidad y perfección, siempre hay un agujero negro que demuestra que nada es lo que parece.

La única que siempre les prestó atención y dio la cara por ellos fue su abuela, Charli, no sus padres. Y allí he el error. Ellos no necesitaban solo a su abuela, sino también a sus padres. Pero sus padres no los necesitaban a ellos más que por pura imagen. Eran dispensables para ellos. No se molestaban en interesarse por ellos ni en sus intereses personales. Casi no percibían su presencia. Era como si no existieran, pero supieran que estaban allí.

A pesar de que Connor y Kyle han estado con Katherine y Jason durante mucho más tiempo que Logan, eso no significaba que hubiesen tenido más oportunidad de recibir mayor muestra de afecto por parte de ellos. El matrimonio era una pareja fría que había sido criada con un propósito, ser los reyes del mundo empresarial y hacer que el nombre de la familia resonara por todos los rincones del mundo. Su matrimonio había estado decidido casi desde que nacieron.

El padre de los chicos creció al lado de Christian Prescott, su progenitor, siendo alejado de su madre a muy temprana edad.

Christian y Carla Miller —a la cual Logan y sus hermanos se refieren como Charli—, se casaron a una muy temprana edad. Charli estaba enamorada y no salía de sus ojos más que amor hacia su esposo, a pesar de los constantes golpes y gritos que él le propinaba a ella. De ese amor, nació su primer y único hijo, Jason Prescott.

Para Charli, era el niño de sus ojos y los maltratos que sufría ante la mano de su esposo no importaban si cada día podía cargar a su hijo entre sus brazos y protegerlo del monstro con el que estaba casada. Ante la vista pública, el matrimonio de Christian y Carla era el matrimonio ideal al que todos aspiraban llegar; sin embargo, todo cambió cuando encontraron a Charli con ciertos moratones y laceraciones en distintas partes del cuerpo, tras una ida de emergencia al hospital después de ser brutalmente golpeada por su marido.

Él era muy receloso con ella y controlaba todo de su vida, desde qué comía hasta solo permitirle usar una que otra prenda de ropa que no rebelara nada de su cuerpo. Ella se cansó de ello, de los controles y del sufrimiento que tenía que esconder ante los ojos de los demás, y se rebeló. Salió a hacer las compras con una falda de mezclilla que le quedaba por encima de la rodilla. Era una sensación de liberación el que la estuviese llevando puesta.

Caminado por la calle, ella sentía que tenía todas las posibilidades del mundo entre sus manos. Que podía reinarlo si quisiese. Que podía hacer de su vida lo que ella quisiese, al igual que criar a su hijo en un mundo sano, alejado de su marido. No obstante, ese mundo de fantasía en el que se había inducido se acabó cuando llegó a su casa y su marido la descubrió llevando dicha prenda. Ese fue el día en el que más sufrió Charli, no solo por algunos huesos rotos y magulladuras que había dejado su esposo sobre su cuerpo, sino porque por su poder y control sobre los negocios de la ciudad, había logrado separarse de ella y alejar a su hijo de su vida.

Charli luchó por su hijo; luchó por mantenerlo a su lado. Acudió al mejor abogado y realizó una demanda contra su exmarido. En el juicio mostró ante el juez la evidencia de los constantes maltratos de Christian ante su persona y otras pruebas que con las que contaba para acabar con él, pero ni eso bastó para ir en contra del, considerado, rey de Nueva York. Él había comprado al juez y a todo el jurado, por lo que, no había más que pudiera hacer. Christian Prescott, el hombre que pensó una vez amar, la había destruido dejándola muerta en vida.

Ella caminó entre la gente, durante años, sin vida, con dolor; le habían quitado la razón de su lucha y de su perseverancia de las manos. Pasaron los años y finalmente, Christian murió por un infarto en medio de su oficina a los cincuenta y dos años, solo y sin alguien que lo llorara más que su hijo, Jason.

El mismo se encontraba esperando junto con su esposa, Katherine, a su primer hijo. Él quería que hubiera una figura materna en la vida de su hijo, además de su esposa. Por su parte, también quería atar los lazos familiares que no se vieron formados por la ausencia de su madre en su vida, por lo cual, acudió a su búsqueda.

Charli volvió a la vida cuando se encontró con la luz de sus ojos y la invitó a formar parte de su vida. Sin embargo, con el pasar de los meses, ella se dio cuenta su hijo había sido corrompido y tenía la misma manera de pensar que Christian. Algo que la reconfortaba era que no notaba ningún tipo de abuso sobre su esposa por su parte. Ella se repetía constantemente que su príncipe no podía ser igual a ese monstro que había dejado este mundo, y lo siguió creyendo.

La familia fue creciendo y finalmente llegaron los tres hermanos Prescott al mundo, los niños por los que ahora Charli respiraba. Los tres niños eran su nueva luz. Cuando pasaban tiempo con ella sonreían como no lo hacían cuando estaban con sus padres dictatoriales.

Ella sabía que su hijo no mostraba empatía ante sus hijos o les proveía algún tipo de cariño y muchas veces pelearon por ese mismo hecho, pero él hizo oídos sordos y le dijo que criaba a sus hijos como él quería y que ella no tenía cabida en opinar en ello. En ese punto, Charli supo que no se podía separar de sus tesoros. Ellos ya eran niños grandes, pero sin importar su edad, ella sabía que la iban a necesitar y así fue.

Logan, años después, movido por la emoción de querer liberar y poner en palabras el sueño que dentro de él había, se lo contó a su abuela y a sus hermanos, una tarde que ellos decidieron pasar en casa de la misma.

Ya tenía catorce años y sabía que si seguía esperando y guardándoselo para él, sería de esas cosas que siempre quiso hacer, pero nunca hizo por miedo a lo que dijeran sus padres.

—Quería hablar con ustedes —dijo él, hacía su familia.

Las tres personas más importantes de su vida, volvieron su mirada hacia él y le sonrieron.

—¿Todo bien, meteoro? —le pregunto Connor.

—Si, en realidad, es algo bueno —respiró hondo antes de hablar—. Ustedes saben que me gusta mucho la MotoGP y que, desde que tenía ocho, no he dejado de hablar de él.

—Más que no dejar de hablar de él, Logan, tu vida ha girado alrededor de ese mundo —dijo Kyle.

A Logan se le coloraron un poco las mejillas por lo que dijo su hermano.

Volvió la mirada hacia su abuela y ella esperaba con emoción lo que su nieto estaba por decirles.

—Si, bueno —se relamió los labios—. Lo que quería decirles era que quiero dedicarme profesionalmente a competir en la MotoGP —soltó.

Los tres se quedaron callados y un miedo intenso recorrió a Logan de pies a cabeza. No sabia si podría soportar el rechazo de ellos ha su sueño. Estas tres personas eran en las que más confiaba y con las que podía ser él mismo. No necesitaba su aprobación, pero si necesitaba su apoyo, porque sabía, muy en el fondo, que era lo único que le quedaría.

Charli fue la primera en hablar después de un rato:

—Mi Logui, tanto yo como tus hermanos siempre lo hemos sabido. Hay algo dentro de ti que corre tan veloz...—le tomó la mano y la apretó con fuerza—. Hay pasión dentro de ti y la pasión está sobre todo, mi niño. Viniste a este mundo por algo y ese algo es lo que sentirás cuando estés sobre esa moto. Tienes mi apoyo incondicional para lo que sea que te propongas. Y cuneta con que siempre esté a tu lado para darte ánimos.

A Logan se le aguaron los ojos y se lanzó a los brazos de su abuela. Cada palabra que salió de la boca de ella, fue acertada. Era todo lo que quería oír. Quería saber que alguien lo fuera a sostener durante la caída y estaba feliz de que su abuela estuviera entre ellos.

—Bueno, Logui —dijo Kyle, en tono burlón. La mirada de Logan se dirigió a la de él—. Si piensas que no voy a apoyar a mi hermano menor, estás loco.

—Ya era hora de que lo dijeras, meteoro —dijo Connor.

Ambos hermanos se levantaron de sus asientos y se unieron al abrazo con su abuela.

Esa fue una de las tardes más tranquilas y relajadas que Logan había tenido. La disfruto lo más que pudo y camino a casa, junto con sus hermanos, la reprodujo hasta que llegaron a su hogar.

Fuera del auto de Connor, miro con recelo la casa en los Hampton en la que pasaba la mayoría su tiempo. Era grande y glamurosa, pero tan vacía por dentro...

—Estamos aquí para apoyarte —le dijeron sus hermanos a sus espaldas.

Si iba a dedicarse a esto, no iba a esperar ni un segundo más para decírselos a sus padres.

Lo que sentía Logan por ellos, era extraño, tal y como lo definía él. Siempre dijo que no sentía nada por ellos, pero la realidad es que, a pesar de que ellos no han estado nunca allí para él y constantemente están recordándole el que no tuvieron que haberlo tenido, ya que era una decepción y una vergüenza para los Prescott, él los quería. Había un cariño muy fuerte en su corazón hacia ellos. Él quería creer que, al menos, debía de importarle algo a ellos.

Los hermanos entraron en la casa y vieron a su madre en la sala de estar principal, rodeada de papeles referentes a su trabajo.

—¡Mamá! —corrió hacia Katherine. Sin pensárselo mucho, Logan se lanzó a abrazarla, buscando un poco de cariño, el cual sabia que no estaba allí.

Sus hermanos miraban la escena con tensión; alertas de su hermano desde la entrada de la habitación. A pesar de que su hermano ya tenía la edad suficiente para entender la dinámica familiar, sabían que él, por suerte, había nacido con un corazón puro y soñador como el de su abuela.

Cuando comenzaron a percibir los malos tratos de sus padres hacia su hermano menor, ambos, Connor y Kyle, pactaron protegerlo de ellos. No querían que su hermano tuviera una visión del mundo como la que ellos habían establecido. Pero no siempre podrían controlarlo todo. El corazón soñador y aventurero de Logan a veces se les iba de las manos, tal y como sucedió esta vez.

—Em, ¿ya terminaste? —preguntó su madre, sin intensión de devolverme el gesto.

Él tragó grueso y se sentó a su lado para intentar establecer una conversación con ella.

—¿Mamá? —La llamó, pero no recibió respuesta, por lo que lo volvió a intentar, recibiendo un bufido molesto por parte de su madre.

La misma se sacó los lentes y lo encaró.

—¡¿Qué quieres?! —preguntó exasperada—. ¿No te bastó con el abrazo?

Su reacción llamó la atención de Jason, el cual se acercó a ellos. Sus hermanos se tesaron y se pusieron más alertas que nunca por si necesitaban salvar a su hermano de algún otro maltrato verbal. Ya no querían verlo llorar y sufrir por el rechazo de sus padres hacia él.

—Yo solo quería decirles...

—¿No ves que no tenemos tiempo para hablar, niño? —dijo ella, hablando por encima de los susurros del chico.

Se centra nuevamente en sus papeles e ignora su presencia.

—Yo solo quería decirles que ya sé que quiero hacer con mi vida ——las palabras de Logan fueron bajas, pero llegaron a los oídos de su padre.

—¿En serio? Ilumínanos —dijo, con poco interés, sin dejar de mirar la pantalla de su móvil.

Creyó que algo de interés era por lo menos, una puerta que podía ser considerada como una buena oportunidad, por lo que continuó.

—Quiero ser piloto profesional en la MotoGP —soltó en un atropello de palabras.

La madre dejó lo que estaba haciendo y lo miró sin ningún tipo de sentimiento materno en los ojos. Más bien, se encontraban teñidos de molestia y fastidio por la presencia de su hijo.

No debería haber madres que miraran de tal manera a sus hijos, pero si las había y Katherine era un ejemplo de ello. El matrimonio no tuvo a sus hijos por placer, sino que fue algo que decidieron para mantener la empresa en manos de los Prescott. Toda su vida consistía en la empresa y en las apariencias, en nada más.

—¿Qué dijiste? —su mandíbula se apretó.

—Yo...—le costaba no balbucear, pero la mirada que le dedicaba su madre era sumamente intimidante para él—. Yo quiero ser un piloto de la MotoGP —dijo nuevamente.

Ella volvió su mirada a la de Jason, anclándose durante un largo rato donde los chicos no estaban más que alertas y expectantes a su respuesta. Pasados los minutos, dieron un leve asentimiento, como si hubiesen estando discutiendo algo y finalmente estuvieran de acuerdo con ello.

Él padre volvió la mirada a su hijo menor e hizo una mueca llena de decepción antes de hablar:

—Logan, ¿Cuántas veces vas a seguir decepcionándonos? —negó con la cabeza—. No haces más que decepcionarnos cada que se te ocurre algo. ¿Tienes idea de cuanto hemos invertido en ti para que seas digno de portar el apellido de tu abuelo? Mucho dinero, pero veo que no fue más que un desperdicio.

Los tres hermanos permanecen en silencio.

—Pensé que era solo una faceta infantil tuya, pero noto que esa faceta nunca pasará. Tienes catorce años y piensas como uno de ocho. ¿Es que acaso no ves la mala idea que es esa que propones? Tienes un objetivo. Estudiar economía y administración de empresas en Harvard, para después, junto con tus hermanos, hacerte cargo de la empresa familiar.

—Jason, ¿Cómo se te ocurre dejar a alguien como este mocoso frente a Prescott Inc.? Solo la va a hundir y no lo voy a permitir —dijo su madre de forma despectiva.

Connor y Kyle, actuaron por instinto y se colocaron tras su hermano menor.

—Mamá...—intentó intervenir Connor, pero su madre no se lo permitió.

—Tú cállate, que no tiene que ver contigo. A menos que quieras terminar igual que él —le lanzó una reprimenda acompañada de una muy clara amenaza.

La mirada de Connor viajaba de su madre a su padre en un vaivén. Los miraba con odio y resentimiento. Eran los únicos sentimientos que quedaba en su interior para con sus padres.

A lo mejor el odio muchos lo vean como algo extremo cuando de padres se trata, pero después de saber todo lo que ha soportado Connor desde que llegó a este mundo, pensaríamos todos lo mismo.

Los odió desde el primer día que le enseñaron que los sentimientos debían ser menos importantes que los prejuicios y que la imagen pública; los odió cuando le destruyeron el sueño ser algún día ser el dueño de una reconocida marca de videojuegos; los odió desde el día que les comenzaron a hacer la vida difícil a sus hermanos. Y los odió en este momento más que nunca.

Cuando su madre dijo que no iba a permitir más vergüenzas de su parte, significaba que no iba a dejar que Logan viviera ni un minuto más bajo su techo. Le ordenó al niño recoger sus cosas e irse de sus vidas por siempre. No se dignaron en llevarlo a un lugar seguro ni nada. Solo se limitaron a cerrarle la puerta en la cara y dejarlo pasar frío fuera de su casa.

—¡No me dejen a fuera! ¡Yo los quiero! ¡No me dejen aquí! ¡Por favor! —gritaba y golpeaba la puerta principal de la mansión con fuerza.

De un momento a otro se dejó vencer y cayó al suelo con dolor. Destruido y vencido.

Sabía que sus padres no iban a estar de acuerdo, pero esperaba que al menos, se les pasara cuando vieran lo bueno que podría llegar a ser con la práctica y la persistencia.

Una media hora después, la puerta principal se volvió a abrir y Logan vio a sus hermanos mayores, también, con un par de maletas, cada uno, y lo ayudaron a levantarse del suelo.

—¿Qué se supone que hacen? —les preguntó con la voz rota por los gritos que hasta hacia rato todavía era capaz de emitir.

—¿Pensabas que te ibas a ir solo, meteoro? —le dijo Kyle—. Donde vayas tú, vamos nosotros, Logan.

Este fue el día en que los tres hermanos agarraron sus cosas y se fueron de la casa de los Prescott a vivir con su abuela en un pequeño pueblo llamado Landon. Se olvidaron de los que solían ser sus padres y Charli y los chicos miraron hacia delante como había que hacer en la vida.

Hubo noches de dolor y llanto por parte de Logan porque le resultaba insólito que solo lo hubiesen traído al mundo para sufrir, pero con el pasar de las semanas comprendió que era para mejor lo que había sucedido; comprendió que ese mal momento no iba a determinar un instante de su vida. No iba a seguir perdiendo el tiempo pensando en aquellos que lo sacaron a patadas de sus vidas. Era momento en que pensara en sus sueños y en como cumplirlos.

Es por eso que una noche se acercó a su abuela y le habló con la sinceridad más profunda y real que podía existir en el mundo y le dijo lo que quería hacer. En la sala también se encontraban sus hermanos y los mismos solo pudieron tomarlo por las manos y abrazarlo. Sabían que su hermano había vuelto después de tantas semanas de estar llorando; ese chico soñador y determinado estaba de nuevo a su lado.

Charli se levantó del sofá y se unió a su abrazo, al mismo tiempo que dijo:

—Mañana es el primer día del resto de tu vida, mi Logui. Sabía que tu sueño todavía estaba latente en ti y es por ello que busqué a la persona ideal para que te ayudara a ser el mejor —todos deshicieron el abrazo y se vieron entre sí—. Mañana comienzas a entrenar con George Smyth.

Y fue en ese momento en el que Logan pudo volver a vivir y a respirar. Porque iba camino hacia el que iba a ser el primer paso al mundo que iba a cambiar su vida. No solo de una manera profesional, sino a su vida en general.

***

IG: ronniebooks_

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