–¿También te gusta el Kpop? –Sonríe Seokjin, sentado junto a Tae en el sofá–. Genial. ¿A quién stanneas?
Aunque ambos siguen en dos líneas temporales diferentes, se las arreglaron para estar tan cómodos como fuera posible en la presencia del otro. Se coordinaron, y cada uno acomodó el sofá de su sala justo en aquel “huequito” entre sus dimensiones, para que pareciera que están sentados uno junto al otro.
Bueno, técnicamente sí, están sentados uno junto al otro, porque el espacio físico es el mismo. Eso fue lo que les explicó Jimin cuando vino hace unas semanas.
–Me gustan muchos grupos –Responde Taehyung, sentado mirando a Jin–. Mi favorito es Cypher.
Seokjin arruga las cejas ante la respuesta de Tae.
–¿Cypher? Nunca escuché de ese grupo.
–¿Cómo? –De inmediato, el castaño se pone a buscar en las imágenes en su celular–. No puede ser que no conozcas a los reyes. Es una boy band que debutó el año pasado. Son tres integrantes, Min Yoongi, Kim Namjoon y Jung Hoseok, pero sus nombres artísticos son Suga, RM y J-Hope. Su estilo es sobre todo el rap, pero experimentan y mezclan con varios géneros. Mira.
Tae le muestra a Seokjin la imagen en la pantalla de su celular.
–Esa fue la portada de “Ddaeng”, su álbum debut, y esta... –El castaño busca otra imagen–, es la portada de “Ugh”, el segundo álbum que salió hace dos meses.
–Fíjate que en la primera portada Yoon es el único que no mira a la cámara. En la segunda es Nam quien no mira. Así que por descarte, en el fandom tenemos la teoría de que, en un próximo comeback, quien no mire a la cámara va a ser Hobi.
Taehyung habla de un modo tan apasionado sobre esta boy band, que no caben dudas de lo mucho que le gusta. Desliza su dedo por la pantalla y le muestra a Jin más imágenes.
–Estos son ellos en concierto.
–Aquí iban a una ceremonia. Creo que los Melon, no me acuerdo.
–Este es un Vlive que hicieron luego de lanzar “Ugh”. Namjoon leyó uno de mis comentarios ese día, ¡Y él es mi bias! –Lo último lo dice con una sonrisa cuadrada imposible de ocultar.
–Y esta es una edición que hice yo. Por supuesto, el rey de mi corazón está en el centro.
Con cada una de las fotos, la cara de asombro de Seokjin aumenta más.
–¿Son una boy band? –Pregunta, mirando fijo el celular en la mano de Tae. Aún con esa expresión de asombro, saca su propio celular y se pone a buscar algo.
–Sí, lo son... No entiendo por qué estás tan asombrado. ¿Las boy bands son distintas en tu dimensión?
El azabache sigue buscando en la galería de su celular, así que responde sin levantar la vista.
–No, son iguales a las que tú conoces, pero hay algo... Espera... ¡Aquí! –Jin encuentra la foto que buscaba y se la muestra a Tae.
–No inventes, ¡Tienes una selca con Namjoon! –El castaño está exageradamente asombrado, tanto que se arrodilla en el sofá y hace el amague de tomar el celular de Jin, antes de recordar que no puede tocarlo.
–Tengo muchas selcas con él –Dice Jin sonriendo.
–¿Cómo lo conociste?
–Aquí Namjoonie no es idol, es mi vecino. Lo conozco hace unos cinco años, desde que me mudé a este departamento. Él vive unos pisos más arriba, nos veíamos en el ascensor al volver de la Universidad, y de a poco comenzamos a hacernos buenos amigos. Está estudiando ingeniería civil –Jin le muestra dos selcas más.
–¡No puedo creerlo! Yo aquí llorando por mi bias, y tú eres su vecino y amigo –A estas alturas, el menor está haciendo gestos exagerados por la tremenda emoción que lo embarga. De pronto, se detiene a pensar–. O sea que, técnicamente, yo también soy vecino de Nam. ¡Soy vecino de Kim Namjoon! Es una locura.
–Si llegara a decirle que es idol en otra dimensión se reiría. O tal vez se reiría más si le digo que hablo con un chico de otra dimensión –Se ríe Seokjin.
El castaño insiste por quince minutos completos, y logra su objetivo: Que Jin llame a Namjoon para que venga a su departamento, y que así él pueda verlo.
–No está en el edificio, dice que está en la casa de su novia, y que estará aquí como en media hora –Dice Jin quedándose de pie cerca de su sofá, para que Tae pueda escucharlo bien.
–¿Tiene novia? No importa, puedo compartirlo –Dice Tae, apareciendo detrás del sofá y soltando una risita.
–Tae, sólo vas a verlo, cálmate. De hecho, él ni siquiera sabrá que estás aquí, ¿Recuerdas?
–Lo sé, lo siento. ¡Pero estoy muy emocionado! ¡Voy a ver a mi bias de Cypher! –Tae está dando saltitos como un niño.
El timbre suena en el departamento de Jin. De inmediato Taehyung se queda de pie en un rincón preciso del sofá, desde donde ve perfectamente la puerta en la dimensión de Jin.
–Jonnie-yah, hola –Saluda Seokjin a su amigo con un abrazo cálido.
–Hola hyong, es bueno verte. En verdad hemos estado ocupados este último tiempo –Responde Namjoon entrando con confianza al departamento. Deja su mochila en el suelo cerca de la puerta, y se sienta en el sofá. El mayor cierra la puerta y va a sentarse también.
–Lo sé, ser adultos apesta –Se ríe Jin.
Detrás de su amigo, una cabecita se asoma. El rostro de Taehyung tiene una sonrisa tan grande que hasta asusta un poco al mayor.
–¿Me puedo sentar a su lado? –Susurra el castaño, juntando sus manos y mordiendo su labio luego.
Con señas, Jin le indica que sí. Le parece gracioso que susurre, cuando evidentemente Nam no ha sentido su presencia para nada.
–¿Almorzaste con Marie? Si no, podemos pedir algo por delivery –Pregunta Jin, mientras Tae mira al recién llegado con una adoración desmedida, como si fuera una maravilla del mundo.
–Sería genial, hyong. Pide helado también, eso lo pago yo. Cualquier sabor menos--
–Menta con chocolate. Lo sé –Se ríe Jin, mientras saca su teléfono para hacer los pedidos.
–¿No le gusta ese sabor? –Pregunta Tae con curiosidad.
–No, y a mí tampoco –Responde distraídamente Jin, con la vista en su pantalla.
–¿Qué dices? –Pregunta Nam.
Jin y Tae se miran en silencio por un instante. Por supuesto, Namjoon no puede ver ni oír a Taehyung.
–No, era... S-solo leía un mensaje en voz alta, no me di cuenta –Se ríe incómodamente el mayor. Tae le hace una seña de “buena salida”, y se queda sentadito junto a Namjoon, intentando estar callado.
Palabra clave: Intentando.
–Es tan lindo... Mira sus hoyuelos, está sonriéndole a su celular, ¿Estará hablando con esa chica Marie? Ojalá que sea una buena persona y que lo trate muy bien, Kim Namjoon se merece ser feliz en esta y en todas las dimensiones que existen... Aw, cómo quisiera poder tomarle una foto, es tan guapo de cerca. Mira su cabello, sus cejas, no puedo creer que estoy tan cerca de él...
Y así, la comida y el helado pedidos llegan a la puerta. El almuerzo transcurre de un modo normal, si no se toma en cuenta al frenético joven sentado junto a los jóvenes Kim.
–¿Le gusta el arte, como al Namjoon de mi dimensión? –Con esta, Tae ha hecho alrededor de cuarenta preguntas sobre Namjoon.
Jin espera un segundo de distracción de su amigo, para poder asentir hacia Taehyung. Por supuesto, no ha podido responder a todas sus preguntas, pero Tae no se queja.
–Te veo mucho mejor, Jin-hyong. La última vez que te ví, todavía no te recuperabas de lo de Ken.
Un suspiro escapa de los labios de Seokjin, mientras consume el dumpling en su boca.
–Lo sé. Me costó mucho olvidarme de él, tú sabes bien cuánto me gustaba.
–Espero que haya madurado un poco ahora, no me agrada la idea de que siga jugando así con los sentimientos de la gente.
Ante la íntima charla de los amigos, Tae hace un respetuoso silencio por primera vez en todo el almuerzo.
–También espero eso. A pesar de todo es un buen chico, deseo que sí logre cambiar. En realidad todos cambiamos todo el tiempo, lo importante es dirigir ese cambio para mejorar.
–Exacto –Secunda Nam, y se mete otro dumpling a la boca.
Luego del helado, Namjoon se despide de su hyong con otro abrazo cálido y fraternal, toma su mochila y se va a su departamento.
Un silencioso Seokjin camina con pasos tranquilos y se sienta en el sofá, esperando la explosión del volcán Taehyung en cualquier segundo, muy probablemente hiperventilando por haber conocido a su bias.
Pero para su sorpresa, el menor está serio y callado, y lo mira fijamente.
–Hyong, tú... Bueno, oí un poco sobre ese chico Ken, y suena importante. Si quieres hablarme de eso puedes hacerlo –Tae inclina la cabeza mientras habla.
Seokjin sonríe, encantado con lo atento y amable que es el muchacho.
Antes de darse cuenta, los dos ya son muy cercanos. Es algo que sucede de modo progresivo, con cada día que pasan, con cada charla, cada cosa que descubren uno del otro. Poco a poco van haciéndose más amigos.
Y del mismo modo progresivo, la amistad evoluciona en amor.
Un día, luego que Tae vuelve de una mala cita, se sienta en el sofá con una cerveza en la mano, y llama a Seokjin.
–¿Qué sucede? –El mayor estaba practicando una receta en la cocina. Al escuchar el casi quebrado tono de voz del menor, apaga el horno y se va preocupado al sofá.
–Me cansé, hyong... Busco y busco a alguien que sea como tú, pero no lo encuentro –Da un trago largo a su botella y recuesta la cabeza en el respaldo del sofá, mirando al techo.
El mayor está un poco descolocado por lo que acaba de oír, pero se queda callado. Entiende que el alcohol ha puesto sincero al muchacho, él nunca lo había visto así.
Tae gira la cabeza hacia Jin, y hace un puchero. Lentamente estira su brazo y, como el primer día, trata de tocar el rostro del mayor. Solo que esta vez Jin no se echa para atrás.
–¿Por qué no puedo tocarte? –Los lindos ojos de Taehyung comienzan a aguarse–. Hyong, yo te quiero a ti.
Seokjin también ha comenzado a sentir cosas por Tae desde hace un largo tiempo. Sus ojos también comienzan a humedecerse.
En silencio, sin decir una palabra más, los dos se miran y dejan correr sus lágrimas de frustración, odiando la suerte que les tocó. Odiando estar tan cerca uno del otro, y a la vez abismalmente lejos... Odiando haberse enamorado y que su amor sea la cosa más imposible de todo el maldito mundo.
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