Hoseok, como un suspiro nocturno desapareció.
De pronto, Taehyung no tuvo más rastro de su hyung. Ni Seokjin ni Namjoon sabían qué había pasado, por qué de pronto la escuela cerró ni por qué su amigo ni siquiera les consideró para despedirse, ni por qué seguido de esta desaparición Taehyung había empezado a llorar sin control.
Taehyung lloró desconsolado por al menos tres noches seguidas; dejó de comer bien por al menos dos semanas y si Yoongi, con su corazón machacado de la culpa, no hubiera estado ahí nadie hubiera sido capaz de sacarle de la cama o al menos hacerlo beber un poco de agua. Hoseok se había ido y sin saberlo se había llevado parte de su joven corazón. De pronto Taehyung se quedó vacío, roto, tirado en una cama envuelto en sabanas sin moverse, manteniendo sus fantasías de que de pronto aparecería una silueta parecida a la de él; no había nada que frenase ese desconsuelo interno que anhelaba a gritos verle de nuevo, esa sensación corporal imaginaria de que le abrazaba, de que le rozaba con sus dedos la espalda, esa esperanza infantil de que volviera para decirle que le amaba. Nada era real y nada podía hacerlo cambiar.
Y Taehyung, envueltos en los brazos de Yoongi, solo preguntaba por qué no le había dicho adiós...
...
Fin de la primera parte