El Chico Que Una Vez Me Amó

By CriselieKim

1.7K 89 44

Una corta historia de amor, de dos almas que se encontraron en el momento menos esperado, pero si en el indic... More

El Chico Que Una Vez Me Amó
El Chico Que Una Vez Me Amó
El Chico Que Una Vez Me Amó
El Chico Que Una Vez Me Amó
El Chico Que Una Vez Me Amó

El Chico Que Una Vez Me Amó

255 10 4
By CriselieKim

«Tenías el mundo a tus pies, pero aún no lo sabias. Y quería estar a tu lado cuando empezases a descubrirlo»

El chico que dibujaba constelaciones
-Alice Kellen-

...

Tal como me prometiste, no sólo cosas relacionadas a la ciencia, nosotros descubrimos nuevas formas de amarnos. Hicimos en la mayoría de veces, cosas simples, pero significativas para los dos.

Después de todo empezamos un tratamiento, pero a pesar de todas las indicaciones estrictas que teníamos, preocuparnos por si funcionará o no hasta ese punto era lo de menos para nosotros.

Tú hiciste que me olvidara de ello en realidad, juro que ni siquiera me di cuenta, pero lo hiciste, Senku. Lograste hacer que, al igual que antes, nuevamente vuelva a pensar en ti y solo en ti.

Ahora comprendo que lo que una vez me dijiste era verdad. Cuando todo se complica, solo se necesita de un día para cambiarlo y así fue con nosotros. Así lo hiciste para mí.

Siempre lo hacías así. Y te amaba por eso.

Había despertado con la luz del sol en la cara cierta mañana. No podía creer que lo habías vuelto a hacer otra vez, Senku, una vez más volviste a dejar las cortinas abiertas.

— hora de levantarse, Leona. — y el tono de tu voz al jugar con mi cabello te delataba. Lo hacías apropósito. Una vez más.

Bastardo, aun no entiendo porque empezaste a tener ese hábito de repente, quería dormir bien al menos los fines de semana después de trabajar mucho, me lo merecía.

— Senku, la luz — bufé antes de taparme con las sábanas para ocultarme del sol. Despertar temprano era algo molesto después de tener una semana algo atareada.

— Kohaku — pero no te importó y me abrazaste incluso envuelta con la sabana - ¿Qué te parece si tenemos una cita hoy?

— ¿una cita? — te pregunté al quitarme la sabana de la cara y mirarte con algo de sorpresa. ¿Por qué tan de repente?

Es que Senku, no podía creer que querías que vayamos a una cita aun compartiendo la casa y cenando juntos todos los días. Pará mi sonaba algo ilógico, si, así como tú lo dirías.

— ¿no lo olvidaste, cierto? — pero eras insistente — Quedamos en pasar más tiempo juntos. ¿No crees que no me estas poniendo mucha atención últimamente?

Cuando vi tu rostro algo decepcionado solo pude pensar en algo «Tan lindo». A veces no sé cómo lo hacías, pero tu reclamo de atención que, aunque para ser tú era muy sutil, era demasiado para mi corazón. Tan lindo. Definitivamente adoraba ser la única en conocer esa parte tuya.

Fue por eso que cada vez que hacías eso, te besaba sin previo aviso. No me culpes por eso, Senku. Probablemente también lo sabias. Te encantaba que lo hiciera, te encantaba que te besara porque de esa manera me tenías nuevamente recostada sobre tu pecho, muy cerca de ti.

— está bien, tengamos una cita — y como siempre terminaba aceptando tu solicitud.

Tuvimos muchas citas gracias a eso.

Recuerdo aún las veces que solíamos caminar juntos por la ciudad por la noche después del trabajo, si, aquel tiempo en el que el auto estaba en su tiempo de mantenimiento. Me sostenías la mano sin importar las miradas de los demás, eso me avergonzaba un poco, pero era lindo saber que también lo apreciabas tanto como yo.

— ¿está todo bien, Kohaku? — me preguntaste al verme que trataba de ocultar mi rostro con mi otra mano.

— esto... ¿No crees que esto es demasiado, Senku? - estaba apenada —Te dije que no era necesario.

— ¿por qué no? No tiene nada de malo.

— lo sé, p-pero... — ni siquiera sabía cómo existe que no podía acostumbrarme a la muestra de afecto en público. — es vergonzoso - murmuré

Sonreíste por eso, lo cual en su momento no lo noté en un inicio, pero cuando te atreviste a jalarme un poco más a tu lado fue inevitable.

— ¡Senku! — te reclamé cuando me besaste de repente, había muchas personas en el lugar. ¡Dioses!

Incluso las pocas veces que me iba a visitarte en el laboratorio era igual. Siempre tratabas de alguna manera burlarte de mí y ver cómo reaccionaba a las cosas que me hacías. Y por supuesto esa respuesta tuya de que era emocionante y algo divertido ya no me la creía para nada. Era imposible que lo haga, te conocía mucho Senku, sabia como era tu comportamiento cuando tramabas algo.

Un día, estábamos en el laboratorio, en una cena y aprovechando que ese día tenía libre por la remodelación del lugar de trabajo, me llamaste. Al inicio no pensé en nada, también quería verte, te extrañaba. Fue por eso que decidí acompañarte, aunque sea un ratito muy chiquito.

Era una pequeña cena que ustedes tenían para celebrar el arduo trabajo. El proyecto de la máquina de tiempo iba muy bien, pero ciertamente había algo más detrás de eso, de tu sonrisa que desde que la vi, me pareció que tramabas algo.

y si, acerté en ello.

— Senku, deja de hacerlo — te dije bajito sosteniendo una manga de tu bata, pero por más que te lo pedía no lo hiciste. Me ignorabas por completo.

— come, Kohaku, la comida está deliciosa — me dijiste como si nada estuviera pasando. Maldito...

Te miré suplicante, después de todo estábamos en medio de una cena, con tus colegas. El Dr. Xeno hablaba de un determinado tema que ni siquiera estaba prestando atención porque trataba de controlar mi corazón, que, por tu culpa, se había acelerado...más de lo normal.

— solo un poco más, Leona. — me susurraste al oído.

No pude reclamarte el apodo, no tenía tiempo de pensar en eso en ese momento. ¿Por qué estabas haciendo algo así de repente?

— p-pero... - miré de reojo a los demás una vez más, nadie nos miraba. Pero ya no podía soportarlo. — Tus dedos...

Mis palabras no ayudaron. Tú mejor que nadie sabía lo peligroso que era que todos los presentes se enteraran de lo que estábamos haciendo en aquel lugar, pero aun así no paraste.

— S-Senku — y fue inevitable que te dijera una palabra de una forma muy vergonzosa al creer no soportarlo más.

No tengo idea que cara era la que tenía, pero podía sentir mis mejillas calientes. Dioses... Era demasiado. Pero gracias a los dioses que eso fue suficiente para convencerte de que nos fuéramos de allí. ¿Desde cuándo nuestra privacidad se había convertido en algo público para ti? Y ¿desde cuándo era yo la que terminaba siendo seducida? No lo entendía.

No hasta que me lo dijiste un día en el que nos bañamos juntos una noche.

— está funcionando. — dijiste mientras me lavabas la espalda.

— ¿eh? ¿De qué hablas? — te miré confundida

— tu libido está aumentando.

¿Qué? pensé. ¿eso que significaba? Cuando me lo dijiste no pude evitar sonrojarme. ¿Por qué tú...

— has empezado a mojarte más ahora, eso es bueno para nosotros, Kohaku — no podía creer lo que me decías. Me lo decías así, de la nada.

Senku, a veces eras demasiado. Dioses.

— ¡pervertido! - sentencié — eres un pervertido, Senku.

Estaba agradecida contigo por pensar en mí, pero era vergonzoso lo que eso implica. Sin embargo, debo admitir que eso ayudó a mejorar aún más nuestra relación y por supuesto, no me desagradaba para nada. ¡Pero al menos deberías avisarme antes de intentar algo, escoria! ¡Mi padre casi nos descubre una vez! A pesar de que ya éramos adultos debimos ser más discretos.

Además, hubo días en el que no podía seguirte el ritmo. No obstante, estaba bien, no me puedo quejar ya que nuestros encuentros empezaron a ser más apasionados, pero ¡piensa en mi corazón, bastardo!

A veces de solo recordarlo siento mis mejillas calentarse al pensar en todo lo que hicimos en aquel tiempo. Dioses, si...quizás nunca debí subestimarte, Senku. Te reíste la vez que te lo dije, tuvimos que llegar a un acuerdo y regularlo con nuestro horario de trabajo y otras actividades.

Luego de eso, planeamos un viaje a Hawái cuando por primera vez las vacaciones de ambos por un milagro coincidieron. ¡Estaba muy feliz y emocionada por eso! Era la primera vez que salíamos a un lugar nuevo y del cual, el trabajo no estaba presente.

Con el viento en mi cabello, tu mirada sobre la mía, mientras me sujetaba la mano y los dos observábamos el mar en el barco que nos llevaba a nuestro destino, me contaste algunas cosas más de tu pasado es vez, si, como lo hicimos antes.

Fue por eso que, durante todo el camino no pude evitar pensar que eso era amor, Senku. No podía llamarse de otra forma y.... aunque nosotros nunca lo llámanos como tal, lo que sentíamos era amor. Solo amor.

— Senku... — dije tu nombre al sentir como me abrazaste por detrás una vez de llegamos a nuestro destino, en el hotel, justo después de desempacar.

— ¿Te parece bien si nos quedamos aquí por el resto de la noche? — sonreí por eso cuando besaste el cuello.

— ¿no puedes ser más directo?

— ¿debería serlo?

Me reí un poco. Ya lo eras Senku, siempre tan directo. Cuando me di la vuelta para mirarte directamente sujetaste mis manos antes de acercarte un poco y darme un beso en la frente.

Cerré los ojos cuando lo hiciste y cuando volvimos a mirarnos volví a sonreí, no solo lo hice porque el momento lo ameritaba sino porque también me había dado cuenta que nada había cambiado entre nosotros.

¿Cuánto tiempo ya había pasado desde que te había conocido? ¿Y desde que nos habíamos casado? Que tal ¿desde el día en el que empezaste a mirarme con amor? Ni siquiera podía encontrar una respuesta para eso, pude haberlo sabido si te hubiera preguntado esa noche, pero eso no importaba, para nada importaba.

Nosotros éramos los únicos que importábamos, Senku. Solo los dos. En ese lugar, una vez más, solo importábamos los dos. Y eso estaba bien para mí.

Fue por eso que te besé, no lo esperabas, sonreí por la cara que tenías. Llevaste algunos mechones de cabello por detrás de mi oreja antes de sonreír también. Recosté mi rostro cuando tu mano tocó mi mejilla.

— estaremos juntos para siempre, leona. — me dijiste en un tono bajo, cálido.

Puse mi mano sobre la tuya antes de cerrar los ojos cuando te inclinaste hacia mí y me disté un pequeño beso también.

— siempre juntos, Senku. — respondí antes de volver a sonreír y abrazarte.

Nos mantuvimos de ese modo un rato, en silencio. En un silencio que, si me gustaba mucho, el silencio que significaba un nosotros.

Estuvimos durante todo un mes en ese lugar. Hicimos muchas cosas y por supuesto nos divertimos mucho. Mi parte favorita fue la playa y la comida. Lo fue porque estaba contigo.

Durante aquel viaje sonreíste mucho y lo mejor de eso es que nadie lo supo más que yo. Ese era nuestro secreto ¿no es cierto? que nadie más que nosotros dos podía saber más cosas del otro que el resto de las personas, o incluso de nosotros mismos. Tú me conocías mejor que nadie y viceversa. Los dos lo sabíamos.

Y quizás fue por eso que nosotros nunca tuvimos que buscar al amor, e incluso si algún día lo hubiéramos deseado nunca lo hubiéramos buscado y eso lo sabes mejor que nadie.

A ninguno nos interesaba si quiera pensar en eso porque, a diferencia de las demás personas, nosotros confiamos en que era la vida misma quien nos presentaría a nuestra a ese alguien que todos buscan y así fue como pasó.

Porque ahí estábamos. Solo tú y yo en una parte del mundo haciendo lo que queríamos, siempre juntos. Caminando sostenidos de la mano, deseando descubrir el mundo sin importar los límites que existían y los problemas que podían llegar a tener.

Éramos tan irrelevante para todos, pero tan valiosos para el otro que, con tan solo una mirada, el amor que nos teníamos se desbordaba. Podía sentirlo, cada vez que me mirabas podía sentirlo, eran como palabras bonitas me dabas a través de los ojos.

Me decías con ella más lo que necesitaba saber, ja, era perfecto. Te gustaba hacerme sonrojar y te reclamaba en un susurro que dejaras de hacerlo tanto, pero nunca me hiciste caso. Al parecer disfrutabas mucho verme de esa manera.

— ¿y si otra vez vuelvo a soltar tu mano? - te cuestioné una vez, había estado pensando en eso de vez en cuando solo por curiosidad, nada más. — Hay muchas cosas que pueden pasarnos en la vida, Senku.

Lo pensaste un poco, pero no tardaste en responder.

— estaremos bien, no tienes por qué pensar en eso — dijiste con total confianza.

Sonreí, eso era algo que me gustaba mucho de ti, una confianza absoluta que pareciera ser irrompible. En el mundo no siempre podemos encontrar a un chico como tú, Senku.

— ¿por qué estás tan seguro de eso?

Tomaste una de mis manos.

— pues... Tus manos buscarán las mías siempre, Kohaku — dijiste mientras me las acariciaba y las entrelazaste con la tuya para luego besarla, todo mientras aún me mirabas — me encargaré de eso. 10 mil millones por ciento seguro que sí.

Fue mi turno de sonreír. Me quedé mirándote un rato por tus palabras, eran muy bonitas Senku. Me acerqué más a ti e hice que nos nuestras frentes chocarán para luego decirte que te amaba.

Las cosas en nuestro pequeño mundo sí que eran muy hermosas porque en medio de ese lugar, en donde los susurros de la noche se podían escuchar, no podía dejar de pensar en lo afortunada que era por solo estar a tu lado. Lo mismo sucedió cuando regresamos a casa, en cada cosa que hicimos en los siguientes días, cada minuto, cada segundo fui feliz. Era muy feliz a tu lado, Senku.

Pero si la vida no tuviera sus altibajos no sería vida. Y tal como dijiste, nosotros, juntos, siempre éramos un gran equipo, Senku.

Eso sin lugar a duda puedo confirmarlo si lo pienso ahora. Porque durante ese tiempo, algo intentó derrumbar lo que tantos años habíamos construido juntos.

...

Todo inició cuando regresamos a Japón. Los dos éramos personas públicas y reconocidas por todo el mundo, ambos lo sabíamos. Es por eso que sinceramente no sé cómo pasó en realidad, nosotros éramos muy precavidos con esas cosas, pero de alguna manera cuando fuimos al hospital a retomar nuestro tratamiento, al día siguiente una foto nuestra fue la portada principal de casi la mayoría de medios de comunicación.

Y por supuesto, fue a causa de eso que todo el mundo empezó a plantearse la posibilidad de que alguno de nosotros dos no estaba bien. Y si, llegaron a descubrirlo. Todo el mundo descubrió a lo que nos estábamos enfrentando. Los antiguos rumores se habían confirmados, eso hizo que volviera a sentirme algo presionada.

A pesar de que me dijiste que no preocupara no pude evitar hacerlo. No te lo dije en su momento porque me importara lo que los demás piense de mí, Senku, eso no me importaba en realidad, ya no. Pero lo que si me importaba era lo que trajo como consecuencia esa noticia.

Al enterarse del tratamiento que seguíamos, muchos empezaron a plantearse la posibilidad de un posible divorcio en el futuro, de que un día me dejarías por eso. Solían decir que merecías a alguien mejor que yo, incluso a pesar de la belleza que tenía. En las redes solían decir que estaba vacía.

Nunca supe porque la gente siempre suele crear rumores absurdos o decir cosas hirientes cuando no tiene nada que hacer con su vida, pero me dijiste que eso era normal. Los humanos necesitan un escape cuando su vida es tan aburrida que necesita de otra para hacerlo un poco entretenida.

Ciertamente para nosotros eso ya no era un problema porque lo antes sucedido dentro de las 4 paredes de nuestra casa casi nadie lo sabía y estaba agradecida de que fuera de ese modo. Porque hasta ese punto quizás lo sabía mejor que nadie, sabia del daño que las personas te hacían por los prejuiciosa que eran, pero eso no era un problema para mí, ya no lo era.

Porque eso no cambiaría nada entre nosotros, tal como dijiste, y si, fue cierto, porque de todo lo sucedido en nuestro matrimonio, la peor parte ya había pasado. Y yo tenía muy en claro del amor que los dos nos teníamos. Nunca dudé del amor que me tenías, Senku. Teníamos los suficientes recursos para enfrentarnos contra el mundo.

Sin embargo, eso no quitaba el hecho de que muchas mujeres creían que tenían una oportunidad contigo, mis amigas me mantuvieron al tanto de ello. Solía parar de mal humor por eso.

— es espantoso — te quejaste al verte otra vez en el espejo con aquella ropa que a ninguno nos gustaba en absoluto.

— lo es. — te apoyé.

Vaya, sí que nos parecíamos en algunas cosas a pesar de que muchos nos consideraron opuestos algunas veces.

Ni siquiera supe cómo era que esa ropa había terminado en nuestras manos, era simplemente la peor combinación de colores que había visto en toda mi vida. Fue en ese momento que entendí porque mis amigas y la mayoría de personas preferían la ropa que hacia Yuzuriha.

— oh Ishigami sama, se ve más atractivo con eso — pero a la señorita que nos estaba atendiendo en aquella tienda sí que le gustaba mucho.

¿Eso era parte de su trabajo, cierto? Quisiera decir que sí, pero a la señorita en serio le parecía gustarle lo que estaba mirando. Quizás algo poco demasiado, exageradamente si me lo preguntaran en ese momento, porque si no fuera así ¿por qué en delante mío se atrevía a tocarte como si nada? Eso era molesto de solo verlo.

— ¿Kohaku?

— quítatelo — te exigí al ponerme en medio de los dos y hacer que te cambiaras al empujarte de vuelta a unos de los vestidores que había en el lugar.

Si, ya estaba algo molesta. Lo estaba porque ya no era la primera vez que algo así nos sucedía. No lo estaba soportando bien.

Es que era muy molesto llegar a casa y encontrar el buzón lleno con muchas cartas todas dirigidas para ti, regalos, invitaciones, entre otras cosas.

Recuerdo que la basura solía estar muy llena como consecuencia. Además, que, de todas las veces en el que salimos a un lugar, algunas mujeres se atrevían a coquetear contigo en frente mío, incluso madres incitaban a sus hijas a hacer lo mismo, en mis propias narices ¡que descaro!

— lo siento, pero estoy casado - y no importaba cuantas veces me dieras mi lugar como tu esposa. A veces las personas simplemente no lo entendían.

Maldita sea...estaba cansándome de la situación. Nosotros aun estábamos casados ¿la gente ya no conocía lo que es la palabra respeto? Y lo peor de todo, es que todos podían notarlo, nuestra familia y amigos más que todo.

Senku, sé que no debía sentirme de esa forma, pero a veces era difícil aparentar que algo no me gustaba. Eras mi esposo, no tenía nada de malo sentir algo de celos, del cual por cierto tenia las razones suficientes para ello, pero lo principal era que ese tipo de comportamientos que empezaron a traer de vuelta a una de mis inseguridades que pensé que había quedado enterrado solo como un mal recuerdo, pero que quizás... Estaba equivocada. Porque hubo un punto en el que eso intentó volver y quedarse otra vez.

Fue por eso que cuando tu trabajo te llevó a pasar unas semanas a estados unidos me preocupé mucho, pero a pesar de ello, te aseguraste una vez más de recordarme del amor que me tenías.

Recuerdo que solíamos hablar mucho a pesar de no vernos tan seguido durante ese lapso de tiempo que no estabas en el país. Video llamadas, muchas largas llamadas y mensajes y por supuesto, los obsequios que nos enviamos a pesar de la distancia era tan considerado.

Mis recuerdos son algo fugas es sobre eso, pero estoy segura de que era feliz cuando recibía un nuevo paquete y era tu nombre lo primero que podía leer en él.

Me gustaría decir que nada malo pasó después de tu viaje, pero sabes mejor que nadie que eso no es cierto. Aunque no sé si podría llamarlo malo exactamente, pero a veces de tan solo recordarlo me parece que así es.

— Encantada de conocerte señora Ishigami. — aún recuerdo claramente el día en el que esa tipa apareció en nuestras vidas.

Nos la presentaron en uno de los eventos de Ryusui, sucedió después de que regresaras a Japón. Ella era francesa, conocida de François que llegó al país por unas vacaciones supuestamente. Pero por más que esa sonrisa ingenua que parecía ser inofensiva me daba mala espina de tan solo mirarla.

Senku, tú mejor que nadie sabe que no suelo guardarle rencor a la gente, pero desde la primera vez que la vi algo dentro de mí me advertía que ella no era una buena persona por más que quisiera aparentarlo. Por alguna razón, cada vez que nos encontrábamos en algún lugar siempre te estaba mirando y fue peor cuando aceptaste ser su asesor para que realizara su tesis.

Quizás debí oponerme a tu decisión la noche en el que me lo comentaste, pero no lo hice porque no quería que te preocuparas por mí y que dejaras pasar la oportunidad de ganar más dinero para mejorar tus proyectos.

Después de todo el padre de esa mujer era uno de esos científicos que admirabas mucho. No podía simplemente decirte que cortaras conexiones por algo que en su momento solo era una intuición mía.

Fue por eso que no te lo comenté, pero... Dioses, era tan molesto. Me sentía incomoda cada vez que ella llegaba a nuestra casa y podía ver que ella pasaba mucho tiempo a tu lado, incluso más que yo.

Estuve muy preocupada las veces que regresabas tarde a casa después de que me avisaras por mensaje que ella necesita ayuda, que seguía cometiendo errores.

De vez en cuando aún recuerdo aquellas noches en la que te esperaba en medio de nuestra sala, pensando si quizás lo que tenía en mente eran simplemente cosas absurdas, trataba de convencerme que nada pasaría, debía confiar en ti.

— ¿Kohaku?

escuchar tu voz cada vez que aparecías me hacía sentir aliviada. Tanto que de vez en cuando, inconscientemente, al sólo volver a verte, iba a ti, te abrazaba y te besaba de una forma que no lo esperabas.

— bienvenido a casa, Senku. — y decir que esa era mi nueva forma de recibirte sí que me funcionaba como una muy buena excusa.

Sin embargo, eso no me duró mucho que digamos porque, como siempre, te diste cuenta de lo que estaba haciendo, podía sentirlo.

Te encontrabas en tu laboratorio en casa, hablando por teléfono con alguien importante, te preocupaste por mi ante mi actitud apagada. Notaste lo triste que estaba cuando fui a dejarte la cena.

— ¿leona estas bien? — me preguntaste de bajo ya que estabas en medio de una llamada.

El apodo y la forma en la que me miraste fue lo que hizo que no pudiera más. No quería que algo malo volviera a querer destruir lo nuestro, Senku.

— no....no lo estoy - y mi sinceridad no pudo evitar salir a flote.

Me miraste preocupado.

— ¿Dr. Ishigami? ¿Aún se encuentra ahí?... — aquella persona seguía hablándote, pero tú continuabas prestándome atención.

— no, lo siento, pero tengo que cortar - le dijiste.

— ¿qué? Pero Dr. Ishigami, estábamos hablando de...

— qué tenga buenas noches, adiós. — dejaste el celular a un lado antes de acercarte a mí.

— lamento esto, Senku, yo no quería esto... — me disculpé de inmediato pensando en que quizás la persona con quien hablabas era alguien importante, y había interferido, perjudicado algún negocio tuyo.

Pero al parecer ni siquiera me escuchaste porque me abrazaste de repente. Sabía porque lo hacías, yo... Sí que era transparente para ti. Me di cuenta de eso en ese momento y fue por eso que traté de explicártelo

— Senku... Yo... — pero no dejaste que continuara porque me besaste y aunque traté de alejarte me sostuviste las manos y me mantuviste a tu lado hasta que empecé a corresponder.

Cuando el aire faltó te alejaste lentamente y la forma en como me miraste y me dijiste "te amo" me pareció de los más sinceros.

Y entonces te lo dije, te dije lo que tenía en mente.

— está enamorada de ti, Senku.

—¿de qué hablas Kohaku?

— de tu alumna. Está enamorada de ti.

Sostuviste mis manos envolviéndolas entre las tuyas antes de hablar.

— te amo, Leona. — volviste a repetirlo en un susurro, eras sincero, lo sabía al sólo verte a los ojos. — confía en mí. No pasará nada.

Lo hacía Senku, confiaba en ti. Pero eso no era el problema, después de lo que pasó y lo que hiciste por mí no podía dudar de ti. Nunca lo haría.

— lo hago, Senku, créeme, pero... algo me incomoda. Es en ella en quien no confío.

Volviste a recalcarme que nada pasaría y las cosas que dijiste me convencieron. Me besaste la frente antes de que me atrajeras hacia tu pecho. Y entonces lo recordé, tú no eras cualquier persona, Senku.

Te conocía mejor que nadie. Después de todo para que una infidelidad se realice se necesitan dos personas y de todas las personas en el mundo sabía muy bien que no eras de ese tipo de persona que arruinaría nuestra relación por otra persona que apenas conocíamos.

Fue bueno lo que sucedió entre nosotros, porque las parejas necesitan hablar abiertamente sobre sus problemas, pero hay que escoger las palabras adecuada para hacerlo. Eso fue lo que llegue a concluir esa noche que hablamos.

Fue por eso que el día en la que esa mujer llegó al extremo de sus intentos de conquistarte no intervine. No lo hice a pesar de sentir mi sangre hervir al verla con aquella escasa ropa en frente tuyo cuando regresé a casa.

Pude ver que tú ni siquiera te inmutaste por las palabras que esa mujer te dijo y en respuesta un frío "fingiré que esto nunca pasó" fueron las primeras palabras que salieron de tu boca. Llevé mis manos al corazón cuando pasaste por su lado sin siquiera mirarla. Me preguntaba qué era lo que estabas pensando.

— ¿Qué es lo que hace a Kohaku tan especial? — pero al parecer ella no quería entender lo que eso significaba.

Sonreíste de forma burlesca. Parecías no poderlo creerlo.

— no crees que en todo esto la gran pregunta correcta sería... — cruzaste los brazos cuando volteaste — ¿qué te hace pensar que quiero separarme de mi esposa?

— puedo darte lo que deseas, Senku. Podemos tener los hijos que quieras en poco tiempo.

— ajá, que excelente idea — dijiste sin interés con un dedo en tu oreja — pero ¿sabes? La idea de tener niños no me emociona demasiado, el hecho de no tenerlos es beneficioso porque de esa manera no tengo que compartir el tiempo de mi leona con alguien más.

— pero Kohaku....

— es señora Ishigami para ti ¿Por qué eso es tan difícil de entender para las personas? — la interrumpirte con molestia, la miraste seriamente — así que si aún quieres mi apoyo con tu tesis te sugiero que esto no se vuelva a repetir.

Nunca pensé que te vería con esa mirada, Senku. Lo decías muy en serio, fuiste intimidante, tanto que hiciste que ella sintiera algo de miedo antes de tomar su abrigo, cubrirse e irse.

Intenté permanecer en mi escondite un rato más, para luego fingir que no había presenciado aquella escena. Eso nunca ocurrió, iba a cumplirlo. Fue por eso que cuando hubo silencio a puntillas me dirigía a la puerta, fingiría recién haber regresado.

— Sé que estas aquí Kohaku — pero como siempre las cosas que pienso nunca se cumplían gracias a ti.

— S-Senku... — pronuncié al voltearme hacia ti y ver que te acercabas.

Hubo silencio.

Mantuve mi mirada agachada por lo avergonzada que estaba por estar en una situación como esa. No podía mirarte, pero me sostuviste el rostro con ambas manos e hiciste que lo hiciera. Cuando nuestras respiraciones se mezclaron por la cercanía cerré los ojos, nuestros labios se encontraron, rozándose.

Me abrazaste después y cuando me susurraste un leve "nunca voy a dejarte, leona" empecé a derramar algunas lágrimas sin querer. No quería que me dijeras aquellas palabras, Senku, nunca quise escucharlas en realidad, pero lo necesitaba, de verdad lo necesitaba y lo sabias.

Fue por eso que no pude evitar abrazarte con algo más de fuerza y acurrucarme sobre tu pecho, escuchando el latido de tu corazón. Cuando hiciste que nuestras manos se unieran a los segundos, levanté la mirada para volver a ver esos ojos que me miraban con amor, solo para tomar tu corbata y besarte una vez más, de una forma lenta, significativa, tanto que cuando nos separamos tenías una sonrisa pegada en el rostro.

— ¿estamos bien, leona? — ni siquiera sé porque me lo preguntaste, Senku. Sabias muy bien el estado de nuestra relación al solo ver la sonrisa que también tenía y mis mejillas sonrojadas por estar recordando el cómo me defendiste.

— ¡no me llames leona! — fue por eso que te reclame el apodo en medo de lo que estaba sintiendo. Me sonreíste y yo hice lo mismo antes de volver a abrazarte — estamos bien, Senku.

Los días volvieron a pasar y fue una sorpresa para mí las palabras que dijiste en una entrevista que te hicieron para un artículo. De verdad no esperaba que me mencionaras en todas las cosas que habías hecho hasta ese momento para la reconstrucción de la civilización y el avance que teníamos.

«Kohaku es una persona increíble, fuerte y tan independiente como yo. Es un gran apoyo para mí, tanto que a veces siento que no la merezco» fueron algunas de tus palabras.

Sabía que era importante para ti, Senku, después de todo fui tu primera aliada, pero me daba algo de pena que me recalcaras tanto. Porque ciertamente aún pienso que hablaste de más de mí en aquella entrevista.

No obstante, a la vez estaba agradecida por considerarme y mencionarme porque a causa de eso, a las personas le quedó más que claro de lo que pensabas de mí.

Aunque... Según Gen dijo que lo hiciste fue amenazar indirectamente a medio mundo con tal de que yo sea feliz. Me cuesta creerlo, pero ¿sabes? Pensar que tu verdadera intención fue esa me hacía feliz

¿Cómo no iba a amarte, Senku? Si podías enamorarme muchas veces con tus acciones, eso lo comprobé con el paso de los años y ahora, estoy más que segura que te amo aún más que en aquellos días.

No voy a negar que tuvimos algunas discusiones, pero ahora todas esas veces que nos peleábamos por alguna tontería es simplemente irrelevante para mí.

Porque era asombroso lo que me hacías sentir. Un momento podía estar enojada, pero luego, basta solo un instante, una mirada, una palabra para que todo cambiará y yo, volvía a ser aquella chica que se sonrojaba al solo verte sonreír.

Los dos volvíamos a ser nosotros mismos, volvíamos a amarnos, con cada día que pasaba podía sentir que me querías aún más que antes.

Como verás, aquella situación con esa mujer, aunque me pareció algo mala, trajo como consigo cosas muy buenas, porque luego de un pequeño lapso de tiempo sucedió algo especial para nosotros, el cual después llegamos a considerarlo como una de las mejores cosas que nos habrían podido pasar en la vida.

— dioses... — recuerdo que murmuré al ver el resultado después de esperar un rato en el baño.

Estaba sorprendida, no podía creer lo que mis ojos observaban. Porque después de tantas pruebas fallidas que solía llenar el tacho de basura, por fin había aparecido algo diferente.

Tenía muchas emociones encontradas ¿Cuándo pasó? Era lo que pensaba porque no podía encontrar una respuesta lógica, porque habíamos estado tan enamorados últimamente que había olvidado llevar la cuenta de los días.

Respiré hondo tratando de pensar en que era lo primero que debería hacer y al final decidí llamar a esa persona: Nuestra ginecóloga. Recuerdo que cuando le comenté que la prueba positiva ella chilló de asombro y no pude evitar derramar algunas lágrimas por eso ¿de verdad era posible?

— tienes que venir de inmediato al hospital, Kohaku — me dijo mientras aún miraba la prueba que resaltaba de otras.

Ella me explicó que no debería tener esperanzas aún porque podría ser un embarazo psicológico. Necesitaba que me realizara algunos análisis para confirmarlo por completo. Pará estar más seguros.

Lamento no haberte dicho nada ese día, Senku, pero... Había una posibilidad de ser padres, aún había una esperanza, aún lo estaba procesando y cuando la doctora me llamó una vez que estuve en el hospital, yo me encontraba muy nerviosa, tanto que mientras ella abría los resultados, en mi mente, les pedía a los dioses que nuestro deseo se cumpliera. Que al fin se cumpliera.

Y luego de una larga espera, aquellas palabras que siempre quise escuchar por fin sonaron.

— felicitaciones, señora Ishigami. Está embarazada.

Recuerdo que lloré en ese momento, también lo hice mientras me disculpaba por mi comportamiento con la ginecóloga, pero no podía dejar de llorar, estaba feliz. La noticia cambiaría nuestra vida por completo.

Cuando regresaba a casa me debatía internamente el cómo iba a decírtelo. Una vez más miré el resultado que se encontraba escrito en ese papel y me preguntaba si estaba soñando otra vez. No podía creerlo.

Decírtelo fue algo difícil, porque Senku, no sabía cómo. Pero luego de pensar un rato, decidí colocar la prueba en el pequeño cofre que nos regalaron como un recuerdo de nuestro último viaje.

Me miraste confundido cuando llegaste a casa y me encontraste sentada en el sofá a esas altas horas de la noche. Hice que te sentaras a mi lado pronto y entonces te entregué lo que tenía en mano.

Estabas confundido, pero en silencio, vi como abriste el cofre, y luego de tomar y leer el contenido cuando me miraste pude ver claramente que tampoco lo esperabas.

— Kohaku... — pasaste una mano por tu cabello mientras yo solo te decía que si asintiendo varias veces con una sonrisa, sintiendo mis lágrimas acumularse.

Me sonreíste levemente después, antes de acercarme a tu lado y besarme la frente y abrazarme como nunca. No podías creerlo, tampoco yo, pero estaba pasando. Nos estaba pasando.

— te amo mucho, Senku. — te dije en medio de lágrimas, aferrándome a tu pecho luego de que me besaras la nuca — de verdad te amo.

— también te amo, Kohaku.

Los dos sonreímos en medio de lágrimas. Éramos felices, Senku y lo fuimos aún más desde entonces.

...

Recuerdo la primera vez que la vi, en esa pantalla, escuchar el latido de su corazón me traía mucha tranquilidad. Nuestro bebé estaba bien, estaba creciendo y éramos afortunados de tenerlo.

Aquella noche nos mantuvimos hablando más de lo usual, no sólo de lo que deberíamos empezar a comprar para el bebé, sino también del estricto cuidado que me darías después. Porque si lo hiciste y era entendible, íbamos a ser padres primerizos. También estaba algo asustada por hacer algo malo, teníamos que ser precavidos.

Sin embargo, a pesar de eso, me cuidaste y me ayudaste a sobrellevarlo. Me hiciste ver las cosas positivas y por eso, la espera de tenerlo con nosotros me pareció muy corta.

Después de casi 8 años de matrimonio nuestra Tsukiku nació, y hasta el día de hoy, todavía sigo sin encontrar las palabras adecuadas para describir lo que sentí cuando la vi por primera vez, en ese momento, cuando ella lloraba mientras la enfermera la cargaba y luego verla entre mis brazos, acariciar su pequeño rostro y verla calmarse al reconocerme como su madre.

Era su madre, Senku... Era madre.

Tampoco podías dejar de mirarla, y no pude contener las lágrimas cuando te tocó cargarla. También lloraste algo, la mirabas con mucho amor, con los ojos brillantes y aunque ella no lo pidió, ese día nosotros le entregamos nuestros corazones, algo que nunca le pedimos que nos lo devolviera. Porque la amamos, de una forma incondicional, la amamos mucho... demasiado.

Sí que éramos un gran equipo ¿verdad? porque fuiste muy preventivo con todo y de verdad te agradezco lo que hiciste por mí para apoyarme con nuestra bebe. Porque de cada 10 veces que Tsukiku podía levantarnos por las noches en los primeros meses que la tuvimos en casa, solo me permitías atenderla para amamantarla y limpiarla como unas 2 o 3 veces.

Solías decir que no debía hacer mucho esfuerzo por el momento, que aún me estaba recuperando del trabajo de parto.

Y aunque siempre me decías que me volviera a dormir, hacerlo era algo imposible para mí. No podía hacerlo, Senku, no podía porque durante esos primeros años de vida de nuestra bebé, ver cómo la cuidabas, tratando de calmar su llanto en medio de la noche, alimentarla mientras la mirabas con tanto cariño y algunas veces acariciándole el cabello, se había convertido en uno de mis pasatiempos favoritos.

Ver como la persona que amaba se había convertido en padre era algo que me hacía sentir feliz, algo que quizás en un momento ya no esperaba tener porque había aceptado que nada cambiaría entre nosotros. Pero no fue así, e incluso aunque lo hubiera sido, estaba segura que sería igual de feliz con solo mirarte.

Los siguientes años fueron muy bonitos y entre nuestra relación, nuestra bebé y el trabajo todo mejoró. Cuidar y ver crecer a nuestra bebé era simplemente algo increíble, y como dijiste desde el inicio te aseguraste que me sintiera cómoda con todo.

Me sentía cómoda cuando podía llegar a casa y solía encontrar a Tsukiku gateando viniendo hacia mí con chocolate en la cara, luego de ensuciar tu bata de laboratorio. Dioses, era muy probable que te molestaras con ella, pero nunca lo hacías.

— Bienvenida a casa, Kohaku

Eso pasaba cada vez que solías levarla a tu trabajo o cuando tenías días libres y te quedabas con ella, siempre hacías lo que nuestra beba quería, como el pastel de chocolate que encontré en cuanto estuve en la cocina. Es que había suficiente comida para nosotros Senku, no había necesidad de hacer un postre.

Pero molestarme solo por eso no era una opción, porque al solo mirar esos pequeños ojitos llenos de inocencia me hacía olvidar el porqué de mi enojo. Tampoco lo hacía contigo porque te entendía cuando me decías que nuestra hija era lo suficientemente inteligente y astuta que no aceptaba un no por respuesta.

Era cierto, pero Senku ¡la mimabas mucho! Parecías mi padre cuando estaba con ella, era como si ustedes dos estuvieran compitiendo para saber quién era el mejor dando regalos. Y hasta parecía que Tsukiku se había vuelto la nueva jefa de la casa. De nuestras vidas y tú nunca me contradecías cuando te lo decía.

Dioses ¿Qué se supone que iba hacer con ustedes?

Cuidar a un bebé sí que llenaba algunas veces de un cierto estrés, era algo difícil, pero sólo bastaba un poco de dialogo y ver esa pequeña sonrisa que Tsukiku tenía para que ambos nos diéramos cuenta que todo valía la pena. Y vaya que si lo valía.

Porque en cada cumpleaños, en cada festividad, o en un simple momento, nuestra bebé que parecía crecer más rápido de lo que esperábamos, solía entregar el amor que le teníamos multiplicado por millones de veces, eso era lo mejor.

El día de la madre y el padre sí que era algo nos gustaba celebrar gracias a ella.

— ¡papá mira! ¡Papá, papá, mira! ¡Mamá, tú también, mira! - cuando Tsukiku aprendió a hablar cambio por completo, no para de gritar emocionada desde que llegamos a la feria de ciencias de ese año en la academia científica. — ¡me gusta esto! ¡eso también! ¿En qué teoría se basa esto? ¿Es de verdad? — no paraba de hablar e interesarse por cada cosa que tenía en frente.

Tsukiku estaba ansiosa por saberlo todo, hacía muchas preguntas cada vez que veía algo relacionado a la ciencia, ella era muy parecida a ti, Senku

— te miramos, mini leona.

— ¡no la llames así, Senku! — te reclamé.

Cuando la voz de mi sobrino sonó, Tsukiku correteó en su dirección. Ruri nessan y Chrome acababan de llegar. Sonreíste por eso. Suspiré, ni siquiera sabía cuándo era el día en el que empezaste a llamarle así a nuestra bebé.

Esos años marcaron una época dulce y especial para nosotros. Suelo recordar esos tiempos con una sonrisa en el rostro. Cuando alcanzamos la cima de la felicidad después de tantos altibajos. Y por supuesto, la nueva aventura que nos enfrentábamos hizo que te amara aún más.

Porque las cosas cambiaron para nosotros, ya no éramos nosotros mismos, éramos más, más de lo que pude imaginar y por supuesto, junto con nuestra hija, nos disté más de lo que necesitábamos al caminar a tu lado, con cada paso, no podíamos detenernos, simplemente no pudimos porque aún teníamos muchos planes juntos, metas, ambiciones que cumplir.

Y los recuerdos, con cada día que pasaba, se quedaba grabada en mi memoria como si fuera una fotografía, cada momento, y las palabras también las guardaba, porque eran esas pequeñas cosas que me hacían entender que la vida era así, una historia que nosotros decidimos contar con nuestras decisiones, al igual que un libro con páginas en blanco que necesitaba ser escrito.

Nuestra vida era tan imprescindible, eso me daba algo de temor, pero bastaba con solo mirarlos, a ustedes, mi familia, para enfrentarme a lo que vendría en el futuro. Porque podía pensar que todo era perfecto, porque no necesitaba nada más.

Supongo que por eso aún recuerdo el día en el que fuimos a la playa un cierto verano, y a pesar de que el día soleado no duró mucho tiempo, mientras que todos buscaban refugiarse de la lluvia, te encargaste de protegernos con el paragua que tenías en mano. Incluso cuando por fin habíamos encontrado un lugar adecuado para nosotros, para cubrirnos de la lluvia.

— estas empapándote, Senku — te dije cuando me di cuenta que tu hombro, a pesar de la ropa, se estaba humedeciendo.

— estoy bien — respondiste como si no estuvieras propenso a sufrir un resfriado

Estaba preocupada, pero no dije nada porque sabía que proteger a Tsukiku, quien se había quedado dormida en mis brazos por la espera, era más importante para los dos.

Nos quedamos en ese lugar un rato, hasta que la lluvia se calmara. Y como supuse, al día siguiente te enfermaste. Tuve que llevar a Tsukiku a casa de mi padre después del jardín de niños para cuidarte. Lo hice porque eras muy terco, Senku. Lo eras porque a pesar de tu estado solías decir que no me preocupara, que estabas lo suficientemente sano para ir a trabajar, no era así porque ni siquiera tenías fuerzas para pararte por la fiebre alta que tenías.

Tuve que llevarte de vuelta a la cama de inmediato.

— lamento que tengas que hacer esto, Kohaku. — dijiste después de suspirar cuando me viste regresar a la habitación.

—está bien, Senku. No me molesta — te aseguré mientras acomodaba la charola en la pequeña mesa que teníamos para luego la cuchara — ahora abre la boca, necesitas comer.

— Kohaku ¿por qué haces eso otra vez? — te quejaste. — puedo comer solo, no soy un niño.

Suspiré, ahí íbamos de nuevo.

— me gusta hacerlo, Senku, así que vamos, abre la boca.

— leona...

— ¡no me llames leona! — reclamé — amor, vamos, nadie lo sabrá. — Y como siempre, solía sonreír cuando podía convencerte con eso.

Ja, me gustaba eso. Que tanto a Tsukiku como a mí nunca nos negabas nada o bueno...no casi nada

— No

— Pero, papá...

— He dicho que no, Tsukiku, es peligroso.

Cuando tomabas una decisión era muy difícil hacer que cambiaras de opinión, pero estaba bien, Senku. Que Tsukiku entrara al laboratorio sin la supervisión de un adulto también me parecía peligroso. Ella apenas acaba de cumplir solo los 5 años. Aún no era lo suficientemente mayor para dejarla sola.

También recuerdo nuestra escapada después de tener un tiempo sofocante en el trabajo y estaba agradecida con nuestra hija y contigo por el apoyo que me daban en casa. Necesitaba vacaciones. Fue por eso cuando llegamos al hotel en el que nos quedamos en Okinawa lo primero que hice fue soltar las maletas y caer en aquella cama, quedándome dormida de inmediato.

Cuando desperté podía sentir tu mano acariciando mi cabello. Suspiré hondo cuando me di cuenta que ya era de noche.

— Senku...

— ¿hmmm?

— Te dije que no era necesario que me acompañaras esta vez. — te lo decía por el trabajo que dejaste pendiente en Tokio — si sigues con esto, tendrás problemas en tu trabajo y sabes muy bien que no quiero eso.

Sonreíste

— ¿Por qué te preocupas por eso, Kohaku? Ellos me necesitan a mi más que yo a ellos, estaré bien. Además ¿de verdad crees que vendría contigo sino tuviera un reemplazo temporal?

También sonreí al recordar lo que pasó la última vez que escuché eso, hace años en aquel barco.

— ¿pediste un favor otra vez?

— No, esta vez me la devolvieron.

Me recosté de lado, me miraste con calidez cuando tomé tu mano, entrelazándolas con la mía. Los dos volvimos a sonreír espontáneamente, de la nada, como si nos hubiéramos dicho muchas cosas, pero sin pronunciar palabra alguna.

En uno de esos días, decidí ponerme el vestido que Yuzuriha me había en mi último cumpleaños. Era muy elegante y también algo corto, pero me veía muy bien en el espejo y por supuesto, lo corroboraste luego de recibir una llamada. Sonreí por eso y estaba algo avergonzada, te di las gracias. También te dije que te veías bien y enserio te veías muy bien.

La cena esa noche estuvo deliciosa, la carne era tan tierna que no pude evitar lamer algo el cubierto al terminar. Pensé que nadie lo notaría, pero eras una persona muy observadora Senku.

— Eres increíble Kohaku, verte comer es muy agradable.

— Ja ¿en serio? ¿Por qué? Eso nunca me lo dijiste.

— Lo he pensado a veces ¿sabes? verte sonreír y ver la forma en como disfrutas la comida es genial. Estimulante

— ¿estimulante?

— Seductor...

Contuve el aliento, estabas mirándome de esa forma que hacía que mis mejillas se calentaran, no pude evitar mojar mis labios y desviar mi mirada cuando empezaste a recorrer mi cuerpo con tu mirada, hambriento, deseoso, de una forma algo descarada.

Estaba avergonzada y lo estuve aún más cuando tomaste tu celular y me escribiste un mensaje "me emociona regresar al hotel ¿no crees que deberíamos irnos ya, leona?" es lo que decía.

Sonreí, volviendo a verte. Dioses, Senku...mi pulso se aceleró de tan solo pensarlo.

— ¿desean algo más? — el camarero nos interrumpió de repente

— No gracias ¿podría traernos la cuenta ya? - pero eso no se interpuso en lo que estabas pensando, no dejaste de mirarme ni por segundo.

Lleve un mechón de cabello por detrás de mi oreja en respuesta, sonriéndote. También esperaba lo mismo.

Cuando salimos de aquel restaurante me tomaste de la mano, y durante todo el regreso al hotel no me soltaste. Ni siquiera quiera lo hiciste cuando la lluvia nos alcanzó y logró empaparnos un poco. Frunciste el ceño cuando no había señal de un taxi cercano.

Estabas algo molestó, pero bastó con solo hacer algo de presión nuestro agarre para decirte que todo estaría bien. Lo entendiste, pero para mí sorpresa, de repente te quitaste el abrigo y me la pasaste por detrás, poniéndomela con delicadeza.

— Senku...

-— Vamonos, Kohaku - me dijiste con una sonrisa antes de presionar mi mano y salir juntos de ese lugar.

Nos reímos mucho mientras corrimos hasta llegar a ese taxi que no me había dado cuenta de que estaba ahí. Cuando llegamos al hotel ninguno soltó la mano del otro, no hasta que cerraste la puerta y yo iba por un par de toallas para secarnos lo antes posible. No quería enfermedades, eso sería peligroso para Tsukiku.

Mientras te secaba el cabello no dejaste de verme, pensé que aun estabas preocupado por mí, pero el solo entrelazar miradas me dio a entender que no era así.

— Kohaku — y la forma en la que me pronunciaste mi nombre con tu voz ronca me puso nerviosa.

Parpadee dos veces antes de desviar mi mirada, estaba sonrojada y quizás no debía estarlo porque te conocía mejor que nadie, sabía lo que vendría después, pero para mí, era casi imposible no avergonzarme cuando tus manos se posaban sobre las mías, acariciaban mis mejillas y tu mirada me solía transmitir todo lo que en palabras eran algo difíciles decir para ti.

Esa noche fuimos lo que estábamos compartiendo en ese momento, nosotros seguíamos siendo nosotros a pesar del tiempo, del cambio, seguíamos siendo nosotros, Senku.

Solo nosotros dentro de nuestro pequeño mundo, en esa habitación, besándonos, acariciándonos la piel, sumergiéndonos, encontrándonos, amándonos como si fuese la primera vez, como si siempre hubiéramos sido hechos el uno para el otro, porque cada vez que te miraba mientras tus manos recorrían mi cuerpo podía verlo. Una vez más, podía ver tus sentimientos, esos sentimientos que se desbordaban como si siempre hubieran estados allí, dirigidas para mí.

Fue solo una suposición mía, el cual terminé comentándote sin querer en el camino a abordar el avión que nos llevaría a casa, sin embargo, jamás pensé que fuera cierto.

— ¡¿de verdad?! — no podía creer lo que mis oídos habían culminado de escuchar.

— ¿Qué esperas, leona? No te quedes atrás - me dijiste cuando me quede parada por lo impresionada que estaba.

—  ¡no me digas leona, Senku! — te reclamé y caminé hacia ti de inmediato, tratando de buscar una respuesta, pero no quisiste dármela y solo cambiaste el tema.

Sin embargo, sabia tu respuesta con solo saber cómo actuabas cuando pensabas que no te miraba o te escuchaba, porque en medio del vuelo, fui testigo de ello.

—no puede ser, los Ishigami — fueron las palabras de la ancianita que se sentaba detrás nuestro, quien nos reconoció.

Te quedaste hablando con ella un rato, todo mientras yo trataba de conciliar el sueño, pero la conversación que tuviste era algo entretenida y como tenía la cabeza recostada en tu hombro, fue aún más fácil escucharlos.

— la señora Ishigami es una mujer muy hermosa.

— Lo sé — y fue tu respuesta, aunque algo sutil, que en medio de una caricia que me diste al sostener mi mano que supe lo que querías decir.

Y fue mejor cuando miré hacia tu dirección y me enamoré de ti otra vez. Sostuve tu mano también con algo de fuerza antes de acercarme más a ti. Con eso la ancianita no refutó más, al parecer se dio cuenta de que no estaba dormida.

— ¿no que dormida, Leona? -— y al parecer tú también te percataste.

Fue vergonzoso eso, pero me dijiste que estaba bien antes de besar mi mano y decir que sería mejor que descansara antes de volver a ver a nuestra bebé.

Todo sin saber que en mi vientre ya había una creciendo. Ninguno lo supo hasta que se realizó la campaña de donación de sangre, evento que tanto mi trabajo como el tuyo se encontraba apoyando.

Me negaron ser voluntaria para donar, fue por eso que ante mi reclamo intentaste averiguar que pasaba. Aún recuerdo las palabras del doctor que me atendió esa vez.

— ¿Acaso no lo entienden? Las mujeres embarazadas no son aptas para ser donantes.

Nos miramos entre sí, no pudiendo creer que esas palabras.

— Dr. Ishigami usted debería saberlo más que nadie. Debe cuidar más a su bebé.

Cada palabra que salía de la boca de ese doctor parecía irreal, es que... Ya no había tratamiento, pensé que eso ya no sería posible.

— ¿estoy embarazada?

— ¿está embarazada?

Volvimos a mirarnos. Ninguno de los dos lo podía creer.

— ¡¿la gorila está embarazada?! — incluso Chrome se sorprendió al escuchar esas palabras al pasar por nuestro lado.

Mi padre tampoco pareció esperar la noticia cuando se lo dijimos. De hecho, se desmayó por eso, pero a la vez estaba feliz. También estaba feliz por eso, porque tu actitud protectora y de sumo cuidado regresaría. Sinceramente estaba ansiosa de estar bajo tu cuidado otra vez.

— yo invito — me dijo alguien cuando fui al quiosco del lugar de tu trabajo.

— ¿eh? No es necesario, gracias.

— oh vamos, solo por esta vez.

Conocía algo a ese hombre, nosotros nos habíamos encontrado algunas veces antes cuando venía a verte en mi tiempo libre, así que lo pensé un poco.

— está bien. — fue por eso que terminé aceptándolo.

— wow, veo que pediste varios — dijo cuándo empezó a acomodar mi pedido para llevar — ¿excelente apetito?

— muchísimo — lo decía por nuestro bebé también — me gusta alimentarme bien, tener buena salud es importante.

Él sonrió, cuando tomé mi pedido estaba a punto de irme, quería verte Senku, pero mientras caminaba hacia el laboratorio aquel hombre seguía a mi lado.

— mi puesto también queda en esa dirección — me dijo en cuanto sintió que lo miraba. — no te estoy siguiendo ni nada.

— ¿ah sí? No lo sabía, l-lo siento por eso.

Me disculpé porque efectivamente, si estaba pensando que me estaba siguiendo. No quería seguir pensando eso, pero entonces como me explicaría por qué me estaba acompañando hasta el laboratorio. ¿Su puesto quedaba por ahí también? ¿Por qué no lo sabía? Es que solías hablarme de todos tus colegas y en ningún momento me comentaste el nombre de ese hombre.

— gracias por esto — agradecí por las bebidas. — y también por acompañarme. Eres muy amable. — El suspiró, parecía decepcionado. — ¿pasa algo?

— es que es triste. — no entendía porque — es triste pensar en que tendré que esperar más días para volver a verte.

— ¿qué? ¿A mí?

Sentí su mirada recorrer mi cuerpo, eso se estaba poniendo incómodo, pero se sintió aún más cuando empezó a acercarse. Retrocedí un paso y él avanzó uno.

— no puedo evitarlo, Kohaku- dijo una vez que me arrinconó en la pared.

— pero yo estoy...

— eres una mujer muy hermosa.

OK, la situación se estaba poniendo rara y traté de alejarlo.

— me halagas, pero a mi es...

— solo acéptame una salida. — pero él me interrumpía cada vez que intentaba explicarle las cosas. — prometo que no te decepcionaré. — susurró casi cerca de mi oído.

— oh Claro que lo harás. — fue entonces cuando apareciste.

Tanto a él como a mí nos disté un pequeño susto, apareciste como si fuera un fantasma, Senku, pero en cuanto te vi sonreí, me sentí aliviada.

— ¡Senku! — dije tu nombre antes de zafarme de él e ir hacia ti.

— Dr. Ishigami, muy buenos días — él hizo una reverencia de inmediato.

No le respondiste, estabas molesto, incluso aunque trataste de no parecerlo lo sabía, podía ver a través de ti, algo te pasaba.

— el asistente Ito fue muy amable conmigo, terminó acompañándome hasta aquí y también pagó las bebidas. — dije mostrándote mi compra.

— le agradezco su amabilidad, veo que se preocupa por su bienestar.

— por supuesto, la señorita Kohaku se merece el mejor trato de este mundo.

El que él pronunciará mi nombre como si nada te molestaba, podía sentirlo, también podía ver ese pequeño tick que indicaba que tu paciencia estaba agotándose. No sé cómo fuiste capaz de fingir una sonrisa antes de hablar otra vez.

— es cierto, pero no tiene que preocuparse por ella, de hecho, no tiene por qué hacerlo - tomaste mi mano de repente — mi esposa me tiene a mi después de todo ¿verdad... Cariño?

¿cariño? No pude evitar sorprenderme por esa palabra. Mi corazón se aceleró y estoy segura que me sonrojé. Tuve que desviar mi mirada y cuando me acercaste más a tu lado, estaba avergonzada.

Tenías la cara muy seria cuando volviste a ver a ese hombre, y creo que la única vez que eso cambió fue cuando me miraste.

— ¿Acaso ustedes... — El hombre pareció confundido.

— ¡asistente Ito! — la voz de uno de tus colegas se escuchó. El Dr. Takahashi apareció después — ¡al fin te encontré! ¿Dónde están los documentos que te pedí? Llevo rato esperándote.

— maldición. — murmuró el asistente Ito, su superior parecía molesto.

— ¡Dr. Ishigami! — hasta que te vio.

Le sonreíste luego de saludarlo, explicando la situación, el mayor estaba avergonzado por eso, se disculpó por la actitud de su asistente de inmediato, quien al parecer desconocía que nuestro matrimonio seguía en pie.

— ¡lo siento mucho! No sabía que ustedes seguían casados. Después de que el rumor de su posible divorcio se diera, pensé que...

— está bien, no es la gran cosa. Y, por cierto, tenemos una hija también, solo por si no lo sabias tampoco.

— también tengo a mi esposa bien embarazada, así que... — tu mirada cambió a una amenazante, tanto que incluso el Dr. Takahashi sintió escalofríos — espero que no se repita. — tus palabras parecían una orden.

— l-lo siento mucho, señor.

— me disculpo por esto Dr. Ishigami, prometo que no volverá a suceder. —
El Dr. Takahashi volvió a hacer otra reverencia antes de retirarse, llevando a su asistente con él. — ay eres un tonto. — pudimos escuchar el regaño cuando ellos desaparecieron de nuestra vista, hablaba muy fuerte - por eso te dije que estudiar no es todo en la vida, muchacho. ¿Cómo te atreves a fijarte en la mujer de alguien más? Y todavía embarazada...Los jóvenes de hoy, andan más que perdidos.

No pude evitar sonreír por lo que había sucedido al entrar al laboratorio.

— estabas celoso.

— no es cierto. — dijiste al dejar las bebidas en la mesa.

— lo es. — no respondiste y me acerque a ti - gracias por eso. Me sentí aliviada en cuanto te vi. Te debo una, Senku.

— ¿te hizo sentir incomoda?

— ¿si te digo que si harás algo?

— depende. Estoy pensando en nuestro bebé.

Volví a sonreír, pero no quería continuar con eso, por lo que pensé en algo más que quizás cambiaría tu estado de ánimo. Te noté algo estresado cuando te sentaste y te sobaste la nuca, por lo que decidí echarte una mano con eso.

— no deberías seguir viniendo Kohaku. Tienes que descansar.

— estoy bien, Senku. No tienes que preocuparte por nosotros. Además... — pasé mis manos por tu pecho, abrazándote, te besé la mejilla — quería verte.

— también quería verte. Pero no de la forma en la que lo vi hoy.

Dioses, aún estabas pensando en eso.

— es por eso que le dijiste lo del embarazo... ¿Cariño? — te recordé tus palabras — ¿deberíamos llamarnos así de ahora en adelante?

— kukuku, eso no es necesario. — dijiste tomándome la mano para hacer que diera la vuelta y tenerme de frente, me acercaste a ti después — No dejaré de llamarte leona, Kohaku. Pero admiro tu buen intento.

Reí por eso, ni siquiera tenía esa intención.

— que serio estas Senku. ¿Por qué no piensas en el lado positivo? Hoy tuvimos bebidas gratis.

Sonreíste antes de hacer que me sentará a horjacadas en tu regazo. Acariciaste mis mejillas.

— eres hermosa, Kohaku. — Tus ojos estaban muy atentos a los míos. — mi leona de ojos azules.

Te abracé, dioses tenía suerte de tenerte conmigo. Sentí como besaste mi nuca y cerré los ojos cuando tus manos acariciarla mis muslos. No me ayudaba a lidiar con las hormonas del embarazo.

— no estamos en casa, Senku — te recordé en un jadeo.

— lo sé, pero no puedo evitarlo... — me besaste, te seguí.

Nos acariciamos un poco aquella vez, pero no nos duró mucho.

— ¡Senku, hay buenas noticias! Suika y yo encontramos un... ¡Agh! — porque Chrome nos interrumpió al abrir la puerta, me cubriste la espalda con tu bata de laboratorio rápidamente — ¡lo siento! Vendré en otro momento ¡ignórenme! — y tal como vino, se fue.

Me levanté rápidamente, tú suspiraste frustrado, pasándote los dedos por el cabello antes de poner una mala cara.

— ¿no le darás horas extras, o si? —pregunté mientras me acomodaba el vestido que había sido removido en la parte superior.

— se las merece.

—¡Senku!

— Debió tocar la puerta.

Si le disté horas extras a Chrome, pero luego te convencí que se las quitaras, SuiKa y Sai lo necesitaban en el proyecto que tenían. Y como dicho proyecto estaba relacionada con la máquina del tiempo, el Dr. Xeno me respaldó.

Lo bueno es que nadie supo lo que estábamos haciendo, Chrome nunca lo mencionó, a veces pienso que lo amenazaste. Suika dijo que lo llamaste a tu oficina después que le quitaron las horas extras.

Esa no fue la única vez que actuaste de esa forma, me hacía feliz que te preocuparas por mí. Más aún cuando mi vientre más crecía con el paso de los meses, solía acariciar a nuestro bebé que aún vivía dentro de mí de la misma forma en la que lo hice con Tsukiku. Y era lindo cuando tú y ella también lo hacían.

— papá, se mueve mucho - dijo nuestra pequeña al acariciar mi vientre.

— parece más inquieta que tú, mini leona.

— no la llames así, Senku. — te reclamé, pero sonreíste.

—mamá, parece que ya quiere salir, pero... - ver a Tsukiku sentir curiosidad por su hermana era tan tierno — ¿Cómo llegó a tu vientre? ¿Cuándo la tragaste?

Nos miramos entre sí con una gotita bajando de nuestra sien.

— eso... — te miré — Papá te lo dirá después, bebé.

No querías decirle nada, podía verlo en tu cara, pero al final si lo hiciste. Recuerdo lo avergonzado que estabas cuando fuiste a nuestra habitación, te pedí perdón por eso.

— entonces ¿si se lo dijiste?

— Si, no fui explícito, no te preocupes. Estará bien.

Y vaya que estuvo bien, Tsukiku no volvió a cuestionarnos más. Aún me pregunto qué fue lo que le dijiste, pero bueno, también era feliz cuando solías actuar algo extraño en cuanto las personas trataban tocar mi vientre y hablarle a nuestro bebé. Según tú esas personas se estaban acercando demasiado, a veces solías exagerar un poco, Senku.

Las cosas continuaron su rumbo y nuestra familia esperaba con ansias a su nueva integrante. Estoy segura que todos disfrutamos y estuvimos felices en la cena que en el que anunciamos a nuestra familia y amigos el sexo de nuestra bebe.

Nuestra pequeña Shizuku llegó a este mundo una cierta mañana, y todo pasó tan rápido que sentí que tenerla en casa me daba mucha seguridad, más aún cuando tú y Tsukiku me ayudaban a cuidarla ahora.

— se parece a ti, Senku — te dije mientras la amamantaba una noche mientras que Tsukiku dormía en nuestra cama. La miré también — igual Tsukiku, nuestras hijas se parecen mucho a ti.

— también se parecen a ti, Kohaku. — dijiste al vernos cálida mente — son igual de hermosas que tú... Perfectas.

Sonreí

— ¿tu padre estaría feliz por esto, Senku?

— Kukuku, Estoy seguro que sí, conocerte y agradecerte en medio de lágrimas por estar con un hombre amargado como yo a pesar de lo hermosa que eres. Sí, eso lo haría muy feliz.

Era cierto. Nunca he dudado de tus palabras. En especial cuando lo mencionabas. Te sonreí, estaba feliz de tener mi familia contigo, Senku. Nunca hubiera pensado que podría a tenerla algún día, pero cambiaste eso. Mejoraste mi vida mil, millones de veces la hiciste mejor.

Volvimos a tener una cámara fotográfica en uno de los regalos que le dieron a Shizuku por su nacimiento. Y ahora fue Tsukiku quien se apoderó de ella y empezó a tomar muchas fotografías de nuestra familia.

A veces pensaba que ustedes dos conspiraban o algo por el estilo. Eras muy unido a ella, tanto que Tsukiku decidió continuar tus pasos. Cierto día lo anunció fuerte y claro en medio del almuerzo.

Estuviste feliz por eso, recuerdo que estuvieron encerrados en el laboratorio de la casa mientras yo me encargaba de nuestra bebe. Mi padre y Ruri nessan estaba de visita y por supuesto, Chrome y su pequeño hijo terminaron uniéndose a ustedes.

Ese día vi pensativa a mi hermana, eso me precio extraño. Le pregunté si había algo malo, pero ella me dijo que no pasaba nada. Pero no pude evitar de ser insistente. Quería saberlo, si Chrome había hecho algo me iba a encargar de golpearlo. Molerle algunos huesos quizás.

Hice que me lo dijera, pero la respuesta que obtuve para nada era lo que esperaba.

la máquina de tiempo fue terminada, Kohaku.

Esas palabras resonaban en mi mente, se repetían mientras trataba de dormir. No podía, sabía que era lo que significaba.

Tú te irías, nos dejarías. No quería eso, pero estaba bien, no podía ser egoísta. Además, era lo que buscábamos, nuestro objetivo de todo, pero lo extraño de esa situación era saber ¿por qué aún no me lo habías dicho?

Hablamos de todo, Senku. Era raro que algo tan importante como la culminación de la máquina del tiempo no me lo hubieras dicho. Fue por eso que te lo hice saber. No con palabras. Pero te hice saber lo que pensaba de ello.

— lo siento, debí decírtelo — me dijiste en cuanto te disté cuenta que lo sabía.

— está bien. No hay problema.

— Kohaku...

— no voy a interferir en eso Senku. Es lo que quisimos desde un inicio ¿cierto? — no querías que pensaras que nos ibas a abandonar, fue por eso que te recordaba lo que tú siempre me dijiste — conocer absolutamente todo de este mundo, cruzar los límites. Tienes que hacerlo, Senku. Voy a apoyarte en eso. — te dije con una sonrisa.

Pensé que estarías feliz por eso, pero tu expresión no cambió para nada. Volviste a ver tus documentos y vi que apretaste los puños. Algo estaba pasando por tu cabeza, lo sabía.

Suspiraste.

— se supone que tienes que decirme lo contrario, Kohaku.

No podía entenderte. La máquina de tiempo no sólo significa un avance para nosotros, no sólo significaba evitar la petrificación, también significa la posibilidad de volver a ver a tu padre. ¿Por qué no estabas feliz por eso?

— ¿qué? Pero Senku, tú...

— tenemos una familia — y bastó que me interrumpieras para que me diera cuenta de ello - tú eres mi familia ahora y esta vez...he decidido abandonarlo.

En cuanto terminaste de decir esas palabras me acerque a ti, quería que me lo negaras, pero no lo hiciste.

— Senku...

— lo siento, Kohaku.

No podía creerlo. No, no te entendía para nada, Senku.

Continuará...

:3

Holissss, oigan lamento que no sea el final aún, pero como verán se me escapó de las manos todo, están largis los capítulos. Pero bueno, ya veremos como me las arreglo. Es que tengo que tener coherencia si quiero que esto sea muy bonis. Así que, solicito comprensión.

Las cosas mejoraron para nuestros protas, pero aún no se acaba. Estoy tomando en cuenta algunas cosillas así que por eso necesito tiempo para pensar un poco.

Además, ¡¡¡la semana senhaku está aquí ya!!! Feliz por eso.

Así que solo pero que la historia les esté gustando mucho. Gracias por leer y nos vemos.

Continue Reading

You'll Also Like

41.8K 4.1K 6
nadie supo que nos pasó y ahora somos polvo de estrella.
118K 12.1K 68
┏━━━━━ೋ ೌ ೬ ೂ━━━━━┓ 𝓔𝓵 𝓪𝓶𝓸𝓻 𝓮𝓼 𝓵𝓪 𝓾́𝓷𝓲𝓬𝓪 𝓯𝓵𝓸𝓻 𝓺𝓾𝓮 𝓬𝓻𝓮𝓬𝓮 𝔂 𝓯𝓵𝓸𝓻𝓮𝓬𝓮 𝓼𝓲𝓷 𝓵𝓪 𝓪𝔂𝓾𝓭𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓪𝓼 𝓮𝓼𝓽𝓪𝓬...
397K 37.9K 62
La noticia de que Red Bull se arriesgo al contratar a una mujer para que reemplace a Sergio Pérez luego de su repentina salida del equipo, ronda por...
589K 41.7K 76
Lara pensaba que Toni era el amor de su vida, pero dejó de serlo hace mucho, después del primer golpe que recibió por su parte cuando estaba embaraza...