Soy otra mujer

By EasyCuteWat

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La alocada hermana gemela de Camila se había quedado embarazada para atrapar a un rico playboy. Pero su amant... More

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Final

Capitulo 10

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By EasyCuteWat

Poco después de haber llegado a su habitación, Camila oyó que la llamaban a su teléfono móvil. Vio en la pantalla que era su hermana. Respondió susurrando.

—¿Eres tú?

—Pues claro que soy yo —Se impacientó Nadia—¿Cuándo me puedes mandar el dinero? Tengo algunos problemas con las facturas.

—¿Y qué pasa con tu novio? ¿No ha resultado ser tan generoso como creías? —Ironizó Camila, rondando los ojos ante lo estúpida que era su hermana, y ella aún más estúpida por seguirle la corriente.

—Déjate ya de sarcasmos, Camila, teníamos un acuerdo, ¿recuerdas? Si no lo cumples, voy a ir por Georgia y comenzaré el proceso de adopción. No la verás nunca más—Amenazó con tanta ira que Camila sabía que lo haría sin dudar. Sabía que no tenía salida. Era demasiado tarde para explicarle todo a Lauren—¿Cómo ha ido la boda? —Preguntó Nadia, empleando un poco de sorna—¿Fue como siempre deseaste?

—Sabes que no fue así —Espetó Camila con ira—Me sentí una farsante todo el tiempo.

—Pero no fuiste una farsante al llevar un traje blanco. Eres una de las pocas novias que tienen verdadero derecho a ir de blanco. Qué pena que no le gustes a tu esposa—No lo lamentaba, su tono era tan burlón que la odiaba.

—En realidad sí que le gusto —Contestó Camila irritada por el tono de voz de su hermana.

—Sólo porque se cree que soy yo. Si actuaras como tú eres en realidad, ni te miraría. Eres demasiado aburrida —Rio Nadia. Su risita burlona sacó de quicio a Camila.

—No creo que sea buena idea que me llames por teléfono. Si alguien contesta a mi teléfono... —Advirtió Camila, disimulando el mal genio que tenía.

—Voy a seguir llamándote hasta que tenga el dinero en mi cuenta —Amenazó Nadia sin siquiera interesarse en su gemela—Y si no consigo contactar contigo en este teléfono, lo intentaré en el teléfono de la casa.

—Vale, lo haré. Te mandaré el dinero —Masculló Camila con resignación.

—Astuta chica —Susurró con una sonrisa que Camila adivinada que era tan grande como el de Alicia en el país de maravillas—Sabía que al final lo entenderías. ¡Ciao!

Camila esperó a que sus dedos dejaran de temblar antes de teclear los dígitos necesarios para hacer la transferencia a través del ordenador. Una vez la hubo hecho, trató de dormirse, pero no se podía relajar. No era el dinero y lo que acababa de hacer lo que le impedía dormir. No podía dejar de pensar en la forma en que Lauren la había besado. Besaba con fiereza, haciendo que le hirviera la sangre.

Y que se le saliera por el labio.

No podía ignorar su creciente interés por ella. Sentía que se le erizaba la piel cada vez que la miraba con sus ojos verdes. No podía creer lo tonta que estaba. Se había enamorado de una mujer que lo único que sentía por ella era odio. Necesitaba hacer mucho ejercicio para cansarse lo suficiente y así poder dormir; no lo conseguiría de otra manera.

Pero era demasiado tarde para salir a dar una vuelta. Se acordó del gimnasio y la piscina que había en la planta de abajo, pero no sabía si ir por si Lauren Jauregui la oía. Antes de pensárselo más veces, rebuscó entre sus cosas para encontrar su bañador. Un baño en la piscina climatizada era lo que necesitaba y, además, seguro que Lauren ya estaba profundamente dormida.

Una vez en la piscina, sus músculos se empezaron a relajar a medida que iba nadando. Se detuvo a arreglarse el pelo y cuando se quitó el agua de los ojos vio unas piernas femeninas enfrente de ella. Despacio, miró hacia arriba y su mirada se encontró con la de Lauren, que estuvo mirándola durante un largo rato.

—¿Qué pasa, Camila? —Preguntó Lauren—¿Te cuesta dormirte si estás sola?

—No, ¿y a ti?

Lauren dirigió su mirada hacia los pechos de Camila, que se estremeció y sintió cómo sus pezones empezaron a ceñirse al bañador y la piel de sus brazos y piernas se erizaba. Trató de no quedarse mirando al estilizado cuerpo de Lauren, pero le fue difícil.

—¿Qué estás haciendo? —Le interrogó Camila al verla empezar a meterse en el agua.

—¿Qué crees que estoy haciendo? —Se burlo ella ante la obviedad de sus acciones.

Camila trató de salirse de la piscina, pero, al intentarlo, resbaló en las escaleras y sintió las manos de Lauren sujetándola por su cintura. A Camila le faltó el aire cuando Lauren le dio la vuelta para tenerla cara a cara, a tan solo un palmo de distancia de la tentación Jauregui.

—No creo que esto sea tan buena idea —Objetó Camila, deseando que no se notara lo nerviosa que estaba.

—¿El qué no es tan buena idea? —Preguntó Lauren, mientras echaba chispas con su mirada.

—Pien... piensa en lo que te podría costar... —Balbuceó Camila, apartando la mirada cuando sintió cómo Lauren apretaba su duro muslo contra ella.

Lauren subió sus manos de la cintura de Camila a sus hombros para así poder mantener su mirada.

—¿Crees que me importa el dinero? —Sonrió Lauren bajando el tono de voz.

Camila se mojó los labios con la lengua, un acto nervioso que hacía, y deseó no haberlo hecho cuando Lauren se quedó mirando su boca. Fijamente. Con hambre y deseo.

—Es mu... mucho dinero... y si fuese el doble... —Camila se quedó mirando la boca de Lauren, preguntándose si iría a besarla.

Camila empezó a parpadear a medida que ella se acercaba más a ella, su cuerpo parecía que buscaba la calidez del de Lauren. Cuando ésta tocó con sus labios los de Camila, la morena sintió como un estallido de calor dentro de ella. Lauren la besó con más ganas, buscando con su lengua la de ella, adentrándose en aquella calidez húmeda de la boca de Camila.

Se dejaron llevar por la pasión, acariciándose mutuamente, besándose desenfrenadamente. En un momento dado, Camila bajó su mano para acariciar la erección de Lauren, que empezó a besarla aún más intensamente. Los medios no mentían cuando decían que los Jauregui estaban perfectamente dotados.

—Esto es exactamente lo que habías planeado, ¿no es así? —Acusó Lauren cuando paró de besarla y la miró con su ceja levantada, haciéndola parecer estúpidamente sexy—Querías que me comiera mis palabras, cada una de ellas.

—¡No! —Contestó Camila, que apartó su mano del cuerpo de Lauren como si ésta estuviera enferma, e inmediatamente separando su cuerpo del de ella, no podía creer lo que estaba escuchando—No. Claro que no.

—Es otra de tus trampas. Te gusta hacerte la inocente de vez en cuando para tratar de que no me dé cuenta de tus verdaderas intenciones —Criticó Lauren, mirándola con desprecio.

—Mira... yo...

—Sé lo que quieres —Interrumpió Lauren saliendo de la piscina—No te vas a quedar tranquila hasta que no me tengas suplicándote. Eso es lo que quieres. ¿No es así, Camila? —Había tanto desprecio en su voz que la morena se quedo callada—Sería un triunfo para ti, para compensar el rechazo de André, tener a su hermana mayor haciendo lo que fuera por tu cuerpo. Por eso no me pediste que te pagara, para hacerme pensar que no estás detrás del dinero, cuando en realidad, quieres mucho más que dinero.

—Pero yo no estoy detrás de...

—Quítate de mí vista —Le gruñó Lauren—¡Llévate tus mentiras y tus juegos fuera de mi maldita vista!

Camila salió en silencio de la piscina, su orgullo no se dejó intimidar por la furia de Lauren. Podía ver que ella estaba más enfadada consigo misma que con ella. Enfadada, porque a pesar de todo lo que había dicho, la quería, o al menos, la deseaba.

—No me puedes mandar así —Replicó Camila poniéndose delante de ella, enfrentándola como había hecho antes, horas atrás—No te lo voy a permitir.

—¿Que no me lo vas a permitir? —Su risa tan sarcástica lleno más de rabia a la morena.

—No —Contestó Camila—No te voy a permitir que me hables de esa manera.

—Dime, Camila, ¿cómo me lo vas a impedir? —Se burló despectivamente.

—Ya pensaré cómo —A Camila se le revolvió el estómago por la fiereza con que la miraba Lauren, que se rio ante su enfrentamiento—Tienes un comportamiento terrible —Continuó diciendo Camila—Supongo que es por tener tanto dinero debes creer que puedes hacer que la gente haga lo que tú quieres si les extiendes un cheque o se lo exiges.

—Bueno, bueno, bueno —Chasqueó la boca Lauren—Pobrecita, mira cómo me regaña.

—¿Sabes cuál es tu problema, Lauren? —Interrogó Camila, indignada por la actitud de Lauren—No te gustas a ti misma. Me echas la culpa de la muerte de tu hermano, pero tengo la impresión de que en realidad te culpas a ti misma.

Camila se dio cuenta de que lo que había dicho había golpeado fuertemente a Lauren, que estuvo callada durante un largo rato.

—Dime una cosa, Camila —Lauren le levantó la barbilla con un dedo—Dime por qué te enamoraste de mi hermano.

A Camila le entró el pánico y el corazón se le desbocó.

—Tú lo amabas, ¿no es así? —Preguntó Lauren al ver que ella no contestaba.

Camila bajó la mirada, no podía volver a mentirle.

—No —Negó suavemente Camila—No lo amaba.

—Eres una puta cruel —Lauren frunció el ceño cuando Camila volvió a mirarla—Eres una mujerzuela hambrienta de dinero. Camila cerró los ojos para no ver la furia de Lauren—¡Mírame! —Ordenó Lauren agarrándola por los brazos y agitándola levemente, acercándola a su cuerpo con rabia—¡Destruiste su vida! Lo perseguiste y lo destruiste. ¿Para qué? ¿Para qué? —Repitió Lauren amargamente.

—Lauren, te tengo que decir... —Comenzó a decir Camila, pero fue interrumpida por la misma que pedía explicaciones.

—No quiero escuchar nada de lo que tengas que decir —La interrumpió bruscamente Lauren.

—Lauren —Empezó a hablar Camila—Tú no entiendes...

—Entiendo todo muy bien. Entiendo que a ti no te gustó que André te abandonara sin dinero. Por eso fue por lo que amenazaste con dar a Georgia en adopción. ¿No es verdad? —Lauren miró a Camila con asco—Nunca tuviste ninguna intención de darla en adopción, sólo era un juego para sacar todo el dinero que pudieras.

—Yo nunca he querido dinero de...

—¡No me mientas! —Gritó Lauren—Te voy a decir una cosa, Camila. Puedes tomar tu dinero. Todo el dinero. Mañana te voy a dar el doble.

—Pero... —Camila parpadeó confundida.

—He cambiado de idea acerca de nuestro matrimonio —Cedió sin parar de mirarla ni de sujetarla violentamente—He decidido que no vamos a respetar las reglas que establecí.

—¡No puedes hablar en serio!

—¿Por qué estás tan preocupada, cara? Te acostaste con mi hermano sin amarlo. Estoy segura de que serás capaz de acostarte conmigo —Lauren le sonrió fríamente.

—¡No quiero acostarme contigo! —Chilló Camila soltándose de las manos de Lauren e inmediatamente alejándose de ella.

—Podríamos decir que me ha salido caro el privilegio —Señaló sin misericordia Lauren.

—Yo no estoy en venta—Exclamó con justa indignación—No me importa cuánto dinero me tires a los pies. No me comprarás.

—Ya has sido comprada, Camila. Ya te has guardado en el bolsillo una mensualidad.

—Lauren, yo no quiero tu dinero —Insistió Camila—Nunca lo he querido.

Camila podía adivinar, por la expresión de cinismo de Lauren, que no la creía.

—Si no lo querías, ¿por qué ya no está en tu cuenta bancaria? —Interrogó Lauren con ironía.

—¿Lo has comprobado? —Preguntó Camila enfadada. Lauren asintió con la cabeza, con una expresión implacable—¡No tenías derecho a hacer eso! —Camila estaba aterrorizada. Si Lauren seguía controlándola tanto, no tardaría en enterarse de la verdad.

—Sigues diciendo que no quieres dinero, ¿pero ¿qué es lo que quieres, Camila?—Volvió a preguntar Lauren, sin creerse nada de lo que salía de la boca de esa arpía. Camila no podía responder. ¿Cómo iba a decirle lo que realmente quería? Lo quería a ella. Quería que la hiciera sentir que estaba viva, que era atractiva, irresistible. Quería que sintiera una incontrolable pasión por la mujer que realmente era ella... Camila.—¿Es esto lo que realmente quieres, Camila? —Indagó Lauren arrastrándola hacia ella—¿Es esto lo que ansías más que el dinero? ¿Es lo mismo que yo también ansío, hasta el punto de que estoy como idiota de tanto que te necesito?

Volvieron a besarse apasionadamente y esta vez Camila atrajo a Lauren hacia ella con sus manos, sus lenguas se acariciaban acaloradamente. Lauren gimió, lo que hizo a Camila sentirse increíblemente sensual, vulnerable, y al mismo tiempo poderosa.

Aunque hubiese querido resistirse no hubiese podido. Aquella química abrasadora había estado entre ellas desde el primer día que se conocieron y parecía que, a pesar de los esfuerzos de Lauren por resistirse a Camila, estaba claro que no podía seguir haciéndolo por más tiempo. Lauren la deseaba de una manera increíble.

Mientras seguían besándose, se echaron en el suelo a un lado de la piscina, se quitaron los trajes de baños que usaban, y sin ningún juego previo como habrían querido, Lauren penetró a Camila con una desesperación que ella misma pudo sentir en su interior. Camila soltó un leve grito debido al dolor que aquello le causó. Lauren siguió moviéndose y miró a Camila, que tenía lágrimas en los ojos.

—Cristo —Refunfuñó Lauren, apartándose de ella rápidamente—Camila... yo...

—Por favor, no digas nada —Pidió Camila mientras se ponía de pie y tomaba su toalla.

—Por tu reacción, supongo que tuviste un parto difícil —Opinó Lauren con indiferencia.

Camila, sin mirarla, se tapó con la toalla.

—¿Camila?

—No quiero hablar de ello.

—Tenemos que hablar, tanto si te gusta como si no. Necesito saber.

—¿Qué es lo que necesitas saber? —Camila se dio la vuelta hacia Lauren—¿Quieres oír cómo Georgia nació después de quince horas de parto sin que su padre estuviese presente? ¿Quieres oír que su padre no quiso ni enterarse de que existía? ¿Es eso lo que quieres saber? —Lauren se quedó mirando a Camila, todas sus acusaciones se disiparon—No tienes derecho a juzgarme—Continuó Camila—¿Tienes alguna idea de lo que es estar embarazada y estar sola?

—No, no la tengo. Tienes razón, no tengo derecho a juzgarte.

—Georgia necesitaba un padre y mi... quiero decir yo necesitaba a alguien que me ayudara a traerla al mundo, pero a tu hermano no le interesaba.

—Él no había planeado tener un hijo contigo.

—¿Y qué? —Escupió Camila exasperada—Cualquiera que sea el motivo, cuando un niño es concebido, deben ser los dos padres los que se preocupen por su bienestar. Aparte de que pueden ocurrir accidentes —Miró a Lauren fijamente—Justo ahora no te he visto ponerte ningún preservativo.

—No me lo he puesto... ya sabes... —Lauren se puso completamente roja.

—Seguro que sabes que los fluidos que salen antes de la eyaculación contienen miles de espermatozoides. Puede que te encuentres en la misma situación que tu hermano —Gruñó Camila sin quitar la mirada de odio.

—Si es así, asumiré mis responsabilidades.

—¿Incluso con el odio que me tienes, que casi no te permite ni mirarme?

—Apartaría mis sentimientos personales si tengo que hacerlo —Admitió Lauren.

Camila sabía que lo que decía era verdad; ella no era como su hermano.

—No me preocupa. No tengo intención de quedarme embarazada.

—Si ocurriera... —Murmuró Lauren pasándose una mano por su larga melena—¿Me lo dirías?

—Por lo menos, tendrías derecho a saberlo —La mirada de Camila se encontró por unos segundos con la de Lauren.

—Voy a ir a ver cómo está Georgia. Deberías irte a la cama; pareces... agotada.

—Gracias —Agradeció ella suavemente y se dirigió hacia la puerta, sin darle una segunda mirada hasta que la llamó.

—¿Camila?

—¿Sí? —Preguntó Camila, dándose la vuelta para mirar a Lauren, una Lauren que miraba más los pies de Camila que su rostro, paralizada en su lugar.

—Lo siento —Susurró Lauren, sin mirarla abiertamente.

—¿El qué sientes? —Preguntó Camila, soltando el picaporte de la puerta.

—Desearía haber sabido la verdad sobre el nacimiento de Georgia —Dijo haciendo un esfuerzo para mirar a Camila.

—A mí me hubiese gustado que lo hubieras sabido también. No te puedes imaginar cuánto —Suspiró Camila, tomando de nuevo el picaporte de la puerta para marcharse.

Lauren quiso llamarla para que volviese, pero la puerta se cerró tras de ella, dejándola allí, encerrada con su sentimiento de culpa.

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