Dancing With The Devil | Larr...

By BooDarkness

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Es 1967 y Harry está harto de ser aquel chiquillo religioso al cual todos molestan. Cansado de un dios fingie... More

DANCING WITH THE DEVIL | FÍSICO 2.0
DANCING WITH THE DEVIL | TRAILER
IMPORTANTE.
Advertencias.
Índice.
ᴘʀᴏ́ʟᴏɢᴏ ɪ/ɪɪ: "ᴇʟ ᴠɪᴏʟɪɴɪsᴛᴀ ᴅᴇʟ ɪɴғɪᴇʀɴᴏ"
ᴘʀᴏ́ʟᴏɢᴏ ɪɪ/ɪɪ: "sᴏᴍʙʀᴀ"
ɪ: "ɪɴᴠᴏᴄᴀᴄɪᴏ́ɴ"
ɪɪ: "ᴅɪᴏs ᴛᴇ ʙᴇɴᴅɪɢᴀ"
ɪɪɪ: "ᴍᴀʟ ᴘᴇʀsᴏɴɪғɪᴄᴀᴅᴏ"
ɪᴠ: "ɴɪɴ̃ᴏ ғᴀᴠᴏʀɪᴛᴏ"
ᴠ: "ᴀᴛᴀϙᴜᴇ ᴀʟ ᴄᴏʀᴀᴢᴏ́ɴ"
ᴠɪ: "ᴄᴀsᴛʀᴀᴛɪ"
ᴠɪɪ: "ʟᴇɴɢᴜᴀ ᴀғɪʟᴀᴅᴀ"
ᴠɪɪɪ: "ᴅᴀɴᴢᴀ ᴄᴏɴ ᴇʟ ᴅɪᴀʙʟᴏ" PARTE I/II.
ᴠɪɪɪ: "ᴅᴀɴᴢᴀ ᴄᴏɴ ᴇʟ ᴅɪᴀʙʟᴏ" PARTE II/II.
ɪx: "ɪɴᴛᴇʀᴄᴀᴍʙɪᴏ ᴅᴇ ᴀʟᴍᴀs"
x: "ᴀᴍᴀʀ ᴀʟ ᴅɪᴀʙʟᴏ ᴅᴜᴇʟᴇ"
xɪ: "ʜᴀʟʟᴏᴡᴇᴇɴ"
xɪɪ: "ᴄᴏɴғᴇsɪᴏɴᴇs ᴀ ᴍᴇᴅɪᴀɴᴏᴄʜᴇ"
xɪɪɪ: "ғᴜᴇɢᴏ ɪɴᴛᴇʀɪᴏʀ"
xɪᴠ: "ᴇʟ ᴘʀɪ́ɴᴄɪᴘᴇ ᴅᴇʟ ɪɴғʀᴀᴍᴜɴᴅᴏ"
xᴠ: "ᴘᴜʀᴏ ᴘᴇʀᴏ ᴄᴜʟᴘᴀʙʟᴇ"
xᴠɪ: "ʀᴏᴍᴘᴇ-ᴄᴏʀᴀᴢᴏɴᴇꜱ"
xᴠɪɪ: "ʟᴀ ʜᴏʀᴀ ᴅᴇ ᴍɪ ᴍᴜᴇʀᴛᴇ"
xᴠɪɪɪ: "ᴄᴀᴍɪɴᴏ ᴀʟ ᴅᴇꜱᴄᴇɴꜱᴏ"
ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ xɪx: "ʜᴏɢᴀʀ, ᴀɢʀɪᴅᴜʟᴄᴇ ʜᴏɢᴀʀ"
ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ xx: "ʟᴀ ᴘʀᴏᴍᴇꜱᴀ ᴅᴇʟ ᴅɪᴀʙʟᴏ"
2DO ARCO | "CAOS"
ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ xxɪ: "ꜱᴜᴇÑᴏ ʟÚᴄɪᴅᴏ"
ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ xxɪɪ: "ᴀʙᴀɴᴅᴏɴᴏ"
ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ xxɪɪɪ: "Qᴜᴇ ᴄᴏᴍɪᴇɴᴄᴇ ᴇʟ ꜱʜᴏᴡ"
ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ xxɪᴠ: "ᴅᴇꜱᴀʟᴍᴀᴅᴏ"
ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ xxᴠ: "ᴠᴀᴄÍᴏ"
ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ xxᴠɪ: "ᴇʟ ʀᴇʏ ᴅᴇ ʟᴏꜱ ᴄɪᴇʟᴏꜱ"
ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ xxᴠɪɪɪ: "ᴄᴏɴꜱᴇᴄᴜᴇɴᴄɪᴀꜱ ɪɴꜰᴇʀɴᴀʟᴇꜱ"
ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ xxɪx: "ʟᴀ ɴᴜᴇᴠᴀ ʏ Úʟᴛɪᴍᴀ"
ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ xxx: "ᴇʟ Áɴɢᴇʟ ᴅᴇ ʟᴀ ᴍᴜᴇʀᴛᴇ"
ᴇᴘÍʟᴏɢᴏ ɪ/ɪɪ.
ᴇᴘÍʟᴏɢᴏ ɪɪ/ɪɪ.
Agradecimientos, y un hiatus.

ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ xxᴠɪɪ: "ᴏᴊᴏ ᴘᴏʀ ᴏᴊᴏ"

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By BooDarkness

¿Quién diría que en la habitación de un motel barato se hospedarían el verdadero rey del inframundo y un adolescente sin alma?

Louis estaba consiguiendo todo lo que Harry necesitaba. Debido a que éste no tenía alma, le era difícil comentar el tener hambre, sueño, cansancio o malestar. Solo conducía hacia un rumbo desconocido. Habían pasado tres días, y fue finalmente cuando el rizado llegó a Londres que condujo hasta un motel, obligado por su esposo, el cual le consiguió un cuarto en aquel lugar con tal solo ver a los ojos a la encargada, pronunciando claramente «Dale todo lo que necesite».

La habitación era mediana, acogedora y fría. Tenía una cama, un mueble con un espejo, dos cuadros de pinturas baratas y un baño extremadamente pequeño. Luego de acomodarse, ya llevaban más de dos horas allí. Harry estaba en la cama, descalzo y con sus manos sobre su estómago, observando el techo fijamente. El Diablo se mantenía en un rincón con el anotador de Harry entre sus manos repletas de anillos, leyendo el exorcismo que éste había anotado y, entre páginas, encontrado cosas adorables: «Louis + Harry», «13/11/67» y frases de canciones de los cantantes favoritos de su chico.

A pesar de los fuertes latidos en su pecho, el Diablo también sentía rabia. ¿Cómo había sido tan estúpido para descuidarse? La realidad era que él no podría haber sabido que aquel chico que mantuvo vigilado desde pequeño podría llegar a ser algo importante para él. No sabía que iba a querer protegerlo de tal manera en la que arriesgaría todo, no sabía que iba a...

—Bien. —El rizado interrumpió sus pensamientos, llevando su mirada hacia Louis mientras se sentaba bruscamente en su cama—. Si nadie del bando de Dios y de tu bando la tiene, ¿Quién queda?

El rey del inframundo alzó la mirada para verlo de mala manera, volviendo a la realidad. Tres días atrás, en la noche, lo había tenido sobre sus brazos, e incluso se habían besado, pero hizo mal. Ese Harry no era su Harry, no debía confundirse.

Suspiró mientras cerraba el anotador, dejándolo sobre el único mueble de la habitación.

—Ese es el problema. No encuentro una manera de saber si alguien de cualquier bando la tiene.

—De todas formas, ¿Por qué alguien la querría? ¿Qué es esa cosa tan importante que tiene como para robarla? —Louis volvió a alzar la mirada, observándolo. No había pensado en una posibilidad así. ¿El alma de Harry tendría un precio? —. ¿O es solo alguien que quiere molestarte?

Louis tenía bastantes enemigos, sí. Ser el Diablo significaba ser mal visto o llevarse mal con cualquiera que tuviese relación con el de arriba, así que había grandes posibilidades de que fuese alguien que quisiera molestarlo, porque sabían que Harry era lo único por lo cual Louis se preocupaba.

—Lo sabré dentro de poco —dijo, y se acercó a la mochila del rizado, tomando de ésta una bolsa de frituras y dejándola sobre la cama, cerca de su esposo—. Come.

—¿Quién, además del demonio que mató a Fionn, querría hacernos daño? —Harry lo ignoró, continuando con el mismo tema.

—Muchas personas, pero nadie se atrevería. Saben lo poderoso que soy, y es por eso por lo que aun no comprendo bien quién podría ser. Ahora calla, y come algo.

El rizado suspiró antes de tomar la bolsa de frituras, cruzándose de piernas y masticando sin ganas aquella comida chatarra. Estaba pálido, había adelgazado un par de kilos y tenía notables bolsas oscuras bajo los ojos. Se veía como cuando solía pasar mucho tiempo al lado de su esposo, a excepción que ahora no lucía frágil... ahora lucía como que no le importaba.

Paró de masticar cuando una gran idea se hizo presente en su mente, y dejó la bolsa de frituras a un lado, poniéndose de pie. Louis gruñó ante eso, a punto de exigirle nuevamente que se alimente.

—Una vez me dijiste que mi alma estaba destinada a estar con la tuya.

Louis lo observó fijamente, sin saber a donde podría llegar aquella conversación.

—Así es —afirmó en un tono seco, apoyándose nuevamente contra la pared.

—¿Cómo?

—Pude sentir el momento en que tu alma fue creada. Lo sentí dentro, sentí lo nuevo, y puro.

—¿Y cómo la encontraste? ¿Cómo me encontraste?

—Me... concentré —dijo, deteniéndose en medio de la oración al saber la teoría de su chico. Era listo incluso sin alma—. Y lo hice. —Frunció un poco su ceño, comenzando a concentrarse sin siquiera avisar. Podía sentir algo, apenas...

—Ahí lo tienes. Mientras... —Harry se giró, caminando hacia el mueble en la otra punta de la habitación—. Yo voy a—

Louis detuvo su concentración al oír un repentino golpe contra el suelo. Llevó su mirada hacia allí, y se encontró con el rizado de rodillas, de espaldas hacia él. Se acercó de inmediato, notando las manos de su esposo temblando, con el rostro alzado y sus ojos fuertemente cerrados, moviéndose.

Oscuridad, cosquillas en el pecho, manos con venas volviéndose negras, y un inevitable dolor en su brazo.

—Hey. —El Diablo se arrodilló frente al menor, y lo tomó del rostro—. Harry, niño. Maldición, despierta. —Lo movió un poco cuando notó que la respiración de éste se había cortado, y estuvo a punto de volver a hacerlo si no fuese por la repentina y brusca inhalación del rizado, el cual ya tenía sus ojos abiertos y respiraba bastante profundo—. Tranquilo, respira. —Ni siquiera estaba siendo consciente de que le estaba acariciando el rostro. ¿Se había vuelto un instinto proteger al joven? ¿Acaso siempre lo había sido? Bajó las manos a los hombros, notando la delgadez—. ¿Qué sucedió? ¿No te has alimentado adecuadamente? —Casi gruñó, intentando mantener la calma.

Harry negó luego de unos segundos, parpadeando entre confusión y agobio.

—...Estoy bien.

—Tienes que comer, y ahora mismo.

—No es eso. —Rápidamente respondió el humano—. Vi algo.

El arcángel permaneció con sus ojos fijos en el inexpresivo rostro de su esposo.

—¿Qué viste?

Lo notó tragar saliva antes de comenzar a levantarse. Louis lo ayudó a mantenerse de pie hasta dejarlo sobre la cama nuevamente.

—No creo poder explicarlo...

—Inténtalo. Puede que signifique algo. —Se posicionó de cuclillas frente a Harry, el cual negaba, restándole importancia.

—No creo que lo haga, esto ya sucedió antes. Puede que haya sido más fuerte, solo por el hecho de no tener alma. Puede que tenga algo...

Fue quedándose callado de a poco al notar los cuadros baratos de aquella habitación temblando. Regresó su mirada al rey del inframundo, el cual tenía los ojos color sangre y la mandíbula más marcada que de costumbre.

—... ¿Cómo dijiste?

El joven parpadeó lentamente. No le afectaba en lo más mínimo, como era de esperarse.

—He tenido ese tipo de imágenes incluso cuando tenía alma —comentó. Uno de los cuadros cayó al suelo, pero ninguno se sobresaltó—. Creo que deberías de calmarte.

Eso enfureció más al Diablo, el cual se puso de pie de inmediato.

—¿Cómo pudiste ocultarme algo tan importante? —preguntó en un tono de voz bajo.

Harry se encogió de hombros mientras presionaba su brazo contra su pecho.

—No lo sé. Supongo que en aquel entonces sentía que no era realmente importante —se excusó, volviendo a subir los pies a su cama y sentándose más hacia atrás, apoyando su espalda contra la pared—. He soñado con el futuro —comenzó. Hubo un corto silencio—. O eso creo. Así se ve.

» Antes de mi cumpleaños vi un bosque, y manos con sangre. Probablemente fue una premonición, porque fue el mismo escenario en donde Fionn murió, y mis manos estaban ensangrentadas por la puñalada que Ruby me hizo en la costilla. Todo era igual, pero desde otro ángulo. No era yo quien veía, y era un poco borroso.

Alzó la mirada cuando sintió al Diablo nuevamente frente a él, de cuclillas y tomándole con cuidado una de sus manos, la del brazo Adolorido. Posicionó la palma fría del menor sobre la suya, la cual estaba cálida, y con su mano libre la apoyó sobre el dorso de ésta, buscando darle calor. Harry no sentía una temperatura que no fuese más allá de lo normal.

Louis movió tres de sus dedos anillados para remover la manga de la camisa blanca del rizado hasta pasar el antebrazo, dejándolo libre. Observó aquella marca en el brazo de su esposo, la cual continuaba igual de transparente, pero el área estaba al rojo vivo. El ceño de ambos se frunció a la par antes de que el Diablo alzara la mirada a los ojos vacíos del joven.

—Dime más de tus visiones. ¿Las tenías regularmente? ¿Qué has visto hace unos minutos?

—He visto dos manos, y las venas en éstas eran de color negro —respondió la verdad. ¿Para qué mentiría?

La mirada del arcángel volvió a la marca, y suspiró con fuerza. Tenía sus dudas, sus teorías... y ninguna de ellas tenían sentido, y pocas que probablemente acertarían... solo no las quería para su esposo.

Intentó tener paciencia, realmente lo estaba intentando.

—Tienes que decirme cuando esto suceda.

Y Harry asintió, pero se le notaba perdido en sus pensamientos, con la mirada en un punto fijo del cuarto. Parpadeó rápidamente cuando un pensamiento pasó por su cabeza.

—Puede ser...

El rey del inframundo regresó a verlo a los ojos.

—Dilo.

El rizado también le devolvió la mirada.

—Creo que sé quién tiene mi alma —dijo—. Más bien, quienes. 

Si no fuese porque el camino hasta allí no era más que un segundo en donde Louis le hacía cerrar los ojos a su esposo y le tocaba una parte del cuerpo, hubiesen permanecido discutiendo todo el viaje.

«—No.

—Llévame contigo.

—No. Te quedas aquí, sin salir. Te dije que es peligroso.

Harry negó rápidamente, sin importarle, y comenzó a ponerse los zapatos.

—No voy a quedarme aquí, quiero estar al tanto.

—Dije no.

—Te he dicho que te apresures a buscarla antes de que mi opinión cambie, pero eso no significa dejarme fuera de las cosas. Si tú te vas y no me llevas contigo, voy a conducir hasta allí, no importa si ya te has ido. Voy a irme, y voy a asegurarme de que no me encuentres.

La mirada del Diablo se mantuvo fija en los ojos del rizado. Ya sabía que éste no tenía alma, pero por algún motivo, muchas veces solía buscar aquel brillo puro e inigualable que tanto le gustaba.

Se acercó, y llevó ambas manos a los hombros del más bajo.

—Cierra los ojos —le ordenó.»

Podía sentir la oscuridad en Harry comenzar a crearse. Era rápida, y desprevenida. Sabía que llevarlo consigo serían problemas, pero también sabía que dejarlo solo podría ser incluso peor.

—Ábrelos.

Los ojos verdes del menor se abrieron, parpadeando lentamente para aclarar su vista y dejar atrás el mareo, viendo a su alrededor. Reconoció la casa de sus tíos, aquel lugar donde había vivido los peores momentos de su infancia: La primera vez que vio a su padre levantarle la mano a su madre en uno de los cuartos del fondo del único pasillo del lugar, o cuando era el cumpleaños de Brad y éste junto sus amigos esparcieron el rumor de que Harry era homosexual y besaba a todos los chicos que veía.

Lamentablemente, recordar cosas así no era como hace unos días.

Era extraño. No sentía afecto, nostalgia, ni ninguna emoción por todos aquellos malos recuerdos, pero tenía un leve cosquilleo en el pecho, como si fuese este reloj que sonaba con el paso de la aguja de los segundos, moviéndose lentamente, y algo sucedería al llegar arriba junto a la otra aguja.

Unos pasos cerca lo hicieron alzar la mirada, y sintió la aguja imaginaria acelerarse al ver a su primo, Ben, caminando mientras silbaba, con una taza de té caliente entre sus manos. Se veía relajado, con ropa cómoda y despeinado. Probablemente había estado durmiendo.

¿Cómo era posible que pudiese dormir tranquilo luego de haber provocado un asesinato?

Ben alzó la mirada y se congeló en su lugar, soltando un jadeo entrecortado y con la taza resbalando de sus manos hasta caer en el suelo, salpicando el líquido caliente y con los vidrios esparciéndose a sus pies.

—...Dios, no. —susurró. Es entonces que parpadea, y detrás de su primo se hace presente esta figura alta, vestida de negro, que anteriormente creyó ver. Le cuesta respirar, sabe quién es —. ¡Bob! ¡BOB!

Unos nuevos pasos se hicieron presentes, y el segundo hermano apareció, observando la escena mientras sus ojos se abrían de par en par. La fría y falsa sonrisa de Louis se hizo visible. Aquella sonrisita de lado que provocaba todo menos algo con bueno.

—Mira qué tenemos aquí —dijo. El joven frente a él no hablaba, porque aquella oscuridad que le envolvió los sentidos no se lo permitían, y la repentina sed de venganza mantiene su boca incluso más cerrada. Louis asintió hacia el suelo, donde están los restos de la taza de té—. Hasta te habías preparado un té, simulando que todo estaba en paz y solucionado... que no vendría por los estúpidos que comenzaron con todo esto.

—Harry. Harry, te lo pido, por Dios... ten piedad. —Bob comenzó, alzando sus brazos en modo de defensa y retrocediendo hasta chocar con una pared.

Un movimiento de uno de los dedos del arcángel provocando que ambos mundanos sean expulsados hasta el otro lado de la habitación, contra una pared. Éstos gimieron, adoloridos y con la respiración agitada por el susto.

Las pupilas del rizado estaban más que dilatadas mientras oye en sus propios oídos su corazón latiendo con fuerza, pero manteniéndose lento. Sus manos picaban por las irremediables ganas de aplastar las cabezas de sus primos. Si, debería...

Respiró profundo para controlarse. Louis no pareció notar aquello, y dio un paso al frente.

—Comiencen a confesar, y tendrán una muerte rápida —dijo con firmeza—. Devuélvanme su alma.

La sala quedó en silencio mientras los hermanos se observaban entre confusión y terror antes de volver a ver al Diablo.

—¿Q-Qué?

La sonrisita de Louis se esfumó mientras sus ojos comenzaron a tornarse bordó.

—¿Realmente me estás pidiendo que lo repita? —Movió nuevamente su dedo, tan solo un poco para hacer que los mundanos se golpeen contra la pared—. Tengo poca paciencia para estas cosas.

—¡No sabemos qué quieres! —exclamó Ben, desesperado mientras oyó a su hermano sollozar en silencio—. S-Solo no entendemos a lo que te refieres. Por favor, te lo suplico.

Louis nuevamente se concentró, como cuando estaba en el motel antes de que Harry tuviera las extrañas visiones. No la sentía cerca, la sentía bastante lejos. Gruñó, harto y dio un par de zancadas hacia el frente, deteniéndose y tomando de la camisa a Bob, acercándolo a su rostro.

—Dime dónde está su alma, quién la tiene o voy a partir cada hueso de tu cuerpo.

—N-No lo... no lo sé. Por favor, realmente no s... ¡AAAHH!

Louis tan solo presionó sobre la muñeca de Bob, la cual se quebró, y le siguió la otra. Para el Diablo, el sonido del hueso rompiéndose era música para sus oídos.

E iba a seguir disfrutando, realmente iba a hacerlo. Fue cuando sintió que el otro hermano se escapaba, luego de romperle una pierna al que sostenía, botó como la mirada de éste iba más allá de él, y gritaba fuerte a la par que un asqueroso sonido se hacía presente.

Louis se giró, y soltó al chico quebrado ante la escena frente a sus ojos. No sabía cómo reaccionar.

Harry sostenía con una mano uno de los hombros de Ben, y la otra estaba con un filoso cuchillo de cocina hundido en medio del rostro del chico, el cual tenía sus ojos bien abiertos e intentaba respirar mientras sus manos temblaban.

El rizado apartó el cuchillo con esfuerzo, e hizo una rápida y profunda línea en el cuello de su primo, salpicando sangre antes de soltarlo y verlo caer al suelo, muriendo.

Era un alivio. Era como haber bebido luego de días sin tomar ni un poquito de agua. Era una sensación exquisita, y le cosquilleaban los dedos por volver a probarla, pero ya estaba lo suficientemente satisfecho.

Se giró en busca de la mirada del arcángel, con su inexpresivo rostro lleno de sangre. Limpió el cuchillo en su camisa luego de un par de parpadeos, y lo guardo en su bolsillo.

Entre los fuertes gritos de Bob hacia su hermano, el Diablo salió de su trance y caminó rápidamente hacia su esposo, tomándolo de los hombros, sin siquiera darle tiempo en cerrar los ojos para desaparecer de allí. 

La sala de sus primos se esfumó, y pronto la pareja reaparecía en la habitación del motel, a oscuras. Lo único que se oía eran sus respiraciones fuertes. Louis presionaba con fuerza —no la suficiente para herirlo— los hombros del menor, el cual aún parpadeaba lento, sin saber realmente qué sucedió, pero agradeciéndolo internamente.

—...Harry.

Hubo un corto silencio.

—Lo siento, Louis.

El Diablo cerró sus ojos con fuerza. Su voz sonaba tan dulce, sonaba como el antiguo Harry, pero no era él. Ya no, y debía de buscar una manera de volver a encontrarlo. Necesitaba a su esposo nuevamente.

—No, no lo sientes.

—...No. —respondió, de acuerdo. Alzó lentamente la mirada, y los ojos de ambos se encuentran—. Tenía que hacerlo... quería hacerlo.

Era demasiado extraño verlo así. Harry... Harry era la persona más dulce y frágil, y fuerte a la vez. Lloraba mucho, siempre recurría a él, pero había sido muy fuerte en muchas situaciones de toda su vida. Había aguantado golpes de su padre, burlas de sus primos, insultos en su escuela, hipocresía en la iglesia. Había soportado la muerte de Fionn Whitehead, y caminó hasta su casa habiendo sido apuñalado. Harry era fuerte, Harry era una buena persona, y esta versión de él era una verdadera pesadilla.

Louis llevó sus manos al rostro del menor, limpiando los rastros de sangre. No se permitiría más que ese toque.

—¿Tienes una idea de lo que te vas a odiar a ti mismo cuando tu alma regrese a tu cuerpo? —No podía ni siquiera pensarlo. Deseaba cargar con toda esa culpa, realmente quería.

El rizado solo permaneció viéndole por unos largos segundos antes de encogerse levemente de hombros.

—Ojo por ojo, Louis. Mi alma... yo con mi alma, tendré que entenderlo. Una parte mía quería esto el día de mi cumpleaños, y sé que, en un futuro cercano, estaré agradecido.

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