Esta historia está basada en una pesadilla que tuve e inspirada en el fanfic "Unriddle me" de unfoundbody
Aclaro que no es una crítica a la industria porno porque no me sentí muy informado al respecto pero eres libre de interpretar como lo desees.
Este fic contiene varios fetiches, violencia, abuso, maltrato animal, etc, no apto para personas sensibles.
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Cuidado a quien vayan a contar, que no se entere ningún familiar, tengamos falsa tranquilidad y apreciemos la privacidad porque tal hipersexualización puede incomodar.
Esta historia es de las que se leen en soledad y se cuentan en la oscuridad, de los abusos bajo el vasto manto abismal de la penumbra en la ciudad.
Los tantos infiernos que conforman la caótica realidad.
Sobre cómo alguien se quiebra en fragmentos, deseos mundanos, romances muertos.
Vaivenes en secreto, fragilidad ética y ensueños de incesto.
De seres corrompidos al coro del Ave María clamando no más sufrimiento, aún sabiendo que aquél averno inmundo es eterno.
Pecados desconocidos en el mismo infierno.
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La situación era en una habitación realizada con tres paredes de cartón color pastel, en el suelo yacía una gran alfombra rosada felpuda y reluciente, como si hubieran arrojado brillos luego de limpiarla al igual que en las suaves sábanas blancas sobre la enorme cama matrimonial en el centro de la habitación. Parecía una hermosa casa de muñecas sacada de la más infantil fantasía de una niña, pero en realidad era para cumplir la fantasía de adultos.
De repente, a pasos lentos entra un Edward Nashton en bata blanca, meneando de un lado a otro sus caderas de forma sensual.
Siente un cosquilleo al pisar con sus pies descalzos la alfombra tan similar a la que tiene en su propia habitación, y de repente aquél escenario fetichista lleva su mente a su hogar haciendo olvidar sus nervios, imaginando que no es más que él en una situación cotidiana como si todo fuera el comienzo de una historia de amor. Imagina que en verdad era una delicada muñeca en su casita rosada, pero en realidad era un hombre, uno de cuerpo ni muy delgado ni muy relleno además de sus mejillas, trasero, pequeños senos por los cuales molestaron tanto en su adolescencia y algunos pliegues al sentarse.
Se sentó en la cama dejando reposar sus muslos, los acarició un poco y luego se terminó de subir a la cama para proceder a quitar su bata dejando ver que solo traía puesta ropa interior color blanca. La forma en que exponía la belleza de su carne se admiraba como la más sensual obra de Sascha Schneider, tanta su sensualidad que igualaba a la fruta más prohibida en la Alemania de mil novecientos.
Una vez sentado en la cama un hombre en ropa interior negra entró a la habitación, era no más alto que él, cabellera negra algo desordenada y de ojos azules, con un cuerpo muy bien formado, pectorales y brazos fuertes. Sin advertencia alguna repentinamente subió a la cama para dejar un beso en los labios de Edward.
—Hola lindo— dice dulcemente el hombre alto de voz sedosa.
Su mente era borrosa en esos momentos y apenas podía recordar que el hombre que le besaba se llamaba Bruce Wayne.
Su cuerpo se sintió algo tenso un momento, pero se dejó llevar y tomó de las mejillas al hombre alto correspondiendo al beso, primero era delicado y en menos tiempo del que pensó el beso se tornó fogoso y baboso. Wayne estaba sobre Nashton besando su cuello mientras este suspiraba y abrazaba la espalda contraria.
—Qué rico eres— susurra para volver a besarlo y Edward gime por no reír, le daba gracia lo falso que sonaba.
De repente, nadie sabe cómo o por qué, el castaño está en cuatro sobre la cama apretando ligeramente las sábanas con nervios por su inseguridad esperando que todo salga bien y no lo arruine con algún movimiento raro que lo haga ver menos sensual, aún con ansiedad guió su mirada hacia atrás mientras Bruce desnudo acariciaba sus nalgas, los ojos azules estaban examinando el blanquecino cuerpo bajo suyo, desde los lunares en su espalda hasta su nuca la cual podría morder si se inclinaba con algo de esfuerzo. La imaginación del dominante voló y sin razón alguna tenía la necesidad de frotarse en aquella nuca, pero nunca tuvo la oportunidad de decir a nadie aquél pequeño fetiche con esa parte del cuerpo.
Restregó su notable erección entre las nalgas del otro, y su pene tuvo un pequeño pero notable movimiento, gimió con voz ronca y con ambas manos rompió la ropa interior haciendo un irritante ruido de la tela siendo destrozada, y una vez libre de la prenda contraria dió una fuerte nalgada que le sacó un gemido extremadamente femenino y exagerado a Nashton, de todas maneras siempre fue muy expresivo.
Bruce llevó el dedo medio e índice hacia su boca para lamerlos de forma sensual y luego llevarlos a la entrada de quien hoy sería el pasivo, metiendo ambos dedos de una sola vez y se escucharon más gemidos afeminados resonando en la habitación, luego comenzó a mover los dedos rápido sintiendo la palpitante calidez húmeda y apretada en aquél hombre de espalda delgada, fina, llena de pequeñas pecas y manchas que seguro eran por el sol.
Tomó un condón que estaba en la cama, lo abrió con los dientes y se lo puso desesperado, solo usó protección por obligación ya que ambos hace poco tiempo hicieron un test de ITS el cual comprobó que estaban completamente limpios.
Pero luego de ponerse el condón comenzó a meter su virilidad penetrando al otro, y tan rápido como entró comenzó a moverse, haciendo un fuerte sonido de sus pieles chocando, que combinado con los gemidos ajenos y los testículos de ambos rozando ligeramente llevaban al ojiazul al cielo, levantando su mentón mientras soltaba un quejido por verse obligado a llevar ese ritmo y no poder cogerlo como quiera, debía conformarse con el Softporn.
"Más, más, te amo" eran algunas de las frases que aquél chico repetía mientras era penetrado, y sin responder a ninguna frase melosa se limitó a besar su espalda mientras lo cogía.
Las embestidas duraron al menos media hora, media hora de penetrar a un acalorado, sudado, sonrojado, despeinado y sumiso estereotipo de Twink que intentaba mover su trasero hacia atrás mientras la punta de un pene tocaba su próstata.
Su miembro manchaba las sábanas en un fino hilo de presemen mientras una sonrisa pervertida de satisfacción se hacía presente en su rostro y sabía que en poco el pelinegro acabaría, y tal como supuso lo hizo, y en un gemido innecesariamente profundo y masculino eyaculó, pero Edward se sintió decepcionado por el hecho de no poder sentir el semen en su interior a causa del condón y se tuvo que tragar la frustración para proceder a masturbarse, aumentar la velocidad de su mano y venirse también, soltando un gemido exagerado que hasta a él dió vergüenza.
Ambos tenían sus respiraciones agitadas y se veían exhaustos, Bruce pasó su mano por la cintura de Edward que temblaba ligeramente por la incómoda posición en la que ambos seguían luego de aquél orgasmo,y luego de pocos minutos estuvieron recostados en la cama dándose besos y caricias melosas mientras Bruce soltaba frases dulces las cuales Edward no entendía del todo.
"¡Corte!" se escuchó en el estudio de grabación y ambos dejaron de besarse para proceder a mirarse y soltar unas cuantas risas.
Oswald Chesterfield, un hombre mayor de nariz larga, algunas canas, y siempre de traje como si un estudio pornográfico fuera un lugar elegante. Es representante de Bruce,y le observaba desde el estudio tras las cámaras.
Oswald entró a pasos rápidos a la habitación falsa.
—Bruce, ya puedes salir, ya están todas las tomas, ¿te traigo algo?— dijo Oswald con una voz grave y el otro solo negó con una sonrisa amigable sin mostrar los dientes.
El ojiazul intentó echar un último vistazo al apuesto hombre con el que tuvo sexo, y puso una expresión de sorpresa al notar que ya no estaba en la cama, así que se levantó, se puso una bata blanca y caminó hacia lo que aquella vez sería su camerino, para luego ir a algún otro estado a grabar más videos o hacer alguna otra sesión de fotografía erótica con su representante y abogado tras él. Esto ya era parte de su vida y ni siquiera le incomodaba admitirlo, lo aceptaba sin mucho orgullo pero se regocijaba con su paga la cual entre videos y videos le ayudó a dar una renovación a su mansión.
Oswald fue sincero con él cuando lo contrató, le hizo entrar en razón de que aquella Industria no brindaba buen dinero a menos que sepas negociar correctamente con lo justo, y firmó un contrato el cual no se tomó el tiempo de leer bien pero entendió principalmente que podía filmar solo lo que acepte su representante el cual también administraba su cuenta como actor en páginas porno y Bruce tenía prohibido ver los títulos y categorías de los videos, que a pesar de un principio parecer injusto y peligroso resultó una gran inversión, ya que la monetización solía ser de un dólar por cada mil trescientas cincuenta vistas y aún así ganaba muy buen dinero.
Pero no todo era fácil, a veces imagina lo difícil que hubiera sido si alguien lo reconociera, de cierta forma agradecía que sus padres estén muertos ya que no estarían muy orgullosos al saber que su hijo era no sólo homosexual sino también actor porno, realmente todo en su vida parecía haberse acomodado para que las cosas resultaron de este modo.
Pensaba que incluso, después de tanto tiempo juntos, Oswald y él habían formado un vínculo, pero a pesar de eso fue difícil convencerlo de conseguir un video con el actor que tenía como fetiche.
Mientras caminaba a su camerino se cruzó con Edward Nashton, el actor que lo había acompañado en este video. Estaba aún con su bata blanca sentado de piernas cruzadas en un Puff color lila, llevando delicadamente a sus labios rosados e hinchados una copa de lo que suponía era Jugo de Sidra (debido a que no les permitían beber alcohol ahí) y cerraba sus ojos revoloteando extravagante sus pequeñas pestañas brillantes mientras su maquilladora Selina limpiaba con cuidado el rostro de Nashton con variados productos ridículamente costosos de limpieza facial.
—ya me encargo de lo tuyo Bruce, solo espera que termine con Eds— dijo la mujer con un acento el cual no podía distinguir. Había gente de muchos países trabajando ahí, cosa que le resultaba raro porque sabe que sus jefes son extremadamente xenófobos.
Se sentó en otro Puff a un lado y mientras esperaba no podía quitar su vista del pequeño castaño, hablando tan relajado sobre chismes de otros actores, quién era atractivo para otro video y demás cosas que no le interesaban tanto como para sumarse a la charla. Ese hombre le traía tan cautivado con su cuerpo, aquella voz que podía cambiar de gruesa y profunda a afeminada y suave a gusto, su voz parecía arrastrar miles de voces tras de sí como en un coro, también sus suaves cabellos canela, su risa escalofriante le recordaba al ronroneo de un gato, y la forma tan grosera e informal de expresarse que le sacaba una risa a todos.
Hace poco lo conocía y se había obsesionado con él, pero a pesar de haber grabado juntos ninguno de los dos había entablado una verdadera conversación, mucho menos Bruce que no tenía vergüenza de stalkearlo en todas sus redes pero sí para hablarle directamente. Hasta había hecho una lista mental de cosas sobre Edward.
➳ tenía veintitrés años, dos menos que Bruce.
➳ en su adolescencia se había teñido el pelo de negro, y le quedaba hermoso.
➳ había estado en el coro de una iglesia, cosa que descubrió en un video de Instagram donde mostraba fotos de él cuando era niño.
➳ Era primerizo en la industria al igual que él.
➳ Llevaba a Selina a todos lados para que lo arregle y maquille, parecen muy amigos.
➳ En su adolescencia hacía streams porno, lo cual vió filtrado en una página de pornografía gay.
➳ a diferencia de los padres de Bruce, los de Edward seguían vivos y al parecer no les molestaba el trabajo de su hijo único.
Era toda la información que tenía hasta ahora de Nashton gracias a una cuenta falsa de Instagram en la cual lo seguía.
Finge prestar atención al delicado Skincare que Selina hacía solo para ver detenidamente a aquél chico tan atractivo y animado. Pero se ve interrumpido por una mano en su hombro, al mirar hacia atrás ve a Oswald con una cara de pocos amigos.
—Tenemos que hablar— susurra —ahora— continúa con voz grave antes de que el ojiazul dé alguna excusa para seguir cómodamente en el Puff.
Ambos se van caminando y mira por última vez a Edward hablando animadamente, y la burbuja rosada de fantasías en la que se encontraba es completamente rota por la voz de su representante.
—Bruce... no olvides en ningún momento que estás actuando— suspira pesadamente con una expresión seria tan intimidante como la de un mamífero carnívoro el cual podría morder su cuello y arrancarle la cabeza con sus caninos.
—¿eh?— solo logra decir el otro confundido, e incluso con una expresión de ofensa.
Acaricia una mejilla del pelinegro suavemente mientras con otra mano toma su brazo.
—¿Crees que no se nota? Yo puedo notarlo, estabas disfrutando demasiado cuando tenías sexo con Nashton, no se porqué de repente tienes esta actitud pero si vas a disfrutar de coger Twinks que por lo menos no se note la próxima, ¿tienes fetiches? No hay problema, no es mí problema, mientras mantengas eso lejos del trabajo o mientras no te descubran, pero pueden llegar a darte un llamado de atención si alguien más lo nota, te están pagando por actuar— habla rápido entre dientes con una mirada de ira absoluta, y Bruce curva sus labios en una ligera sonrisa intentando no reír, sabía cuando su representante hablaba en serio.
—Está bien, tienes razón, no volverá a ocurrir— mintió fingiendo seriedad, aún con un impulso de reír dentro suyo ya que solía reír o sonreír cuando estaba muy nervioso.
—más te vale, y ahora sí, vete con esa Morena para que te quite todo ese maquillaje y así nos vamos directamente a grabar.
—¿otro video hoy?, ¿entonces aún no puedo comer?— pregunta preocupado Wayne jugando con sus manos.
—Luego de filmar si quieres come un banquete tú sólo pero ahora puedes pedir un té o agua, sabes que lo traerán enseguida, en el video que sigue tú serás pasivo y no podemos arriesgarnos a que salga mal.
Wayne asiente y suspira por cansancio.
Resignado, muerto de hambre y exhausto camina en en busca de la maquilladora, la cual encuentra almorzando en una pequeña mesa del estudió junto con Edward ya vestido de forma algo desarreglada, como si se hubiese vestido rápido con un traje completamente verde y corbata negra, también llevaba lentes que lo hacían ver inocente. Ambos notan la presencia de Wayne y el castaño levanta la mano en un saludo, el cual es respondido vagamente por Bruce y un ligero rubor se expande por sus mejillas.
Hay en total cuatro sillas alrededor de la mesa, Bruce se sienta en una y Edward usa la que queda para subir sus pies pareciendo aún más cómodo llevando todo el control sobre su entorno, emanaba seguridad y de cierta forma esto molestaba al otro, prefería seguir viéndolo como cuando actúa, sumiso, tierno y delicado, deseaba tanto que ese mismo chico de fantasía porno fuera real, y ni siquiera podía saber el título de los videos para verlos luego, quizá hasta masturbarse viéndolos.
Antes de poder decir una sola palabra la mujer junto a ellos va a desmaquillar y peinar nuevamente a Wayne.
—oh por Dios— se oye un gemido proveniente de Nashton que agudiza los sentidos de Wayne.
—Este pastel de calabaza está delicioso, hace millones de años no consigo este tipo de pastel— dice luego del gemido mientras devoraba con satisfacción una porción de pastel.
De repente se relame con el deseo de lamer esos finos labios nuevamente, mirando hambriento y lujurioso al espectáculo frente suyo: Edward Nashton comiendo delicadamente un pastel, patético pero tortuoso.
Algo de crema queda en el labio superior del otro y solo puede pensar en chupar esos labios hasta sacar tantos sonidos, jugos y materia sólida de aquella boca sucia, ni siquiera le importaba si no se lavó los dientes luego de hacer cincuenta orales a tipos distintos, si quedaba un solo pelo o evidencia de lo que haya hecho con aquella pequeña garganta, él lo enrollaría en su lengua y lo tragaría gustoso junto con los demás fluidos que deben habitar esa boca.
De repente el más bajo nota la atenta mirada puesta fijamente en él y deja de comer su pastel mientras levanta una ceja.
—¿quieres? Es de calabaza, mi favorito, Pennyworth me lo ofreció, ese chico tuyo es muy amable, la verdad yo pedí también un Sandwich hace rato y ahora me comí como medio pastel ya, estaba realmente hambriento, no había comido por el rol de pasivo que tuve que hacer hoy, entre dietas, ayunos y enemas siento el cuerpo completamente vacío, haber grabado ese video es un alivio total, ¿no?— intenta hablar un poco y ser amistoso, deslizando el plato y tenedor hacia Bruce antes de que éste pueda decir cualquier cosa.
—no gracias, estoy en ayuno— rechaza cortés y cortante, sin muchos ánimos de seguir una conversación, por mucho que le guste ese chico seguía sin saber socializar fluida y realmente.
—Ayuno ¿aún debes grabar más?— cuestionó intrigado levantando una ceja, dando otra oportunidad de integrarse.
—si... debo hacer otro video, llevo desde ayer sin comer nada, solo puedo consumir líquidos... pero prefiero morir de hambre que hacerme un enema— comenta aceptando la invitación a la charla mientras mira de reojo que viene un hombre a dejar más comida en la mesa, una ensalada con tofu, una porción de lo que parecía pastel de Limón y un té helado.
—a veces parece que nos explotan, aunque creo que es peor cuando nos llevan a lugares super lejos, a mi me trajeron de aquí para allá por todo Gotham— se queja dando un sorbo a su té helado y sigue hablando.
Bruce juega con sus manos sobre su regazo con una pena que coloreaba su rostro, en ese momento se dió cuenta que los ojos de Edward eran color verde y su voz sonaba rasposa cuando estaba relajado, le gustaba mucho.
—¡Ya nos tenemos que ir!— dice la mujer al ver la hora en su celular y Edward se levanta rápido dejando su comida de lado. Selina le indicó donde estaba su ropa y preparó sus cosas para irse, mientras tanto Nashton tomó su bolso y se acercó a Bruce.
—nos vemos la próxima, Bruce— dijo saboreando el dulzor de aquél nombre en sus labios.
Sintió aquello que dicen mariposas en el estómago, pero el momento y las mariposas murieron cuando su estómago hizo ruido.
—Debes intentar comer algo... pero, si no quieres, puedes beber agua muy rápido o comer hielo y te engañarás a tí mismo— dice en voz baja acomodando su corbata mientras caminaba a la salida.
Mira la figura de Edward irse. ¿Alguna vez viste algo tan tierno que te dieron ganas de aplastarlo y romperlo?, porque eso mismo sentía Bruce por este chico que le traía tan cautivado y curioso.
Casi no puede creer que pasará de ser un campeón que se acostó con quien le gustaba a ser el pasivo en una orgía gay, no quería seguir grabando, menos sabiendo que los hombres con los que hará el video serán más grandes que él, pero con resignación se levanta y se prepara para terminar el día.
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Se les quiere, cuiden su cuerpo y mente 💚