"Tendencia + Torpeza" (Adap.)...

Por jjkkbunie

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En donde Jungkook no tolera a su reconocido jefe y Seokjin estรก harto de su torpe asistente. ๐ŸŽ–#1 btsstory โ–ช0... Mais

โ€ข Sinopsis โ€ข
โ” Prรณlogo โ”
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๐„๐ฌ๐ฉ๐ž๐œ๐ข๐š๐ฅ #๐Ÿ: "El Niรฑo"

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Por jjkkbunie

Estoy hecho un manojo de nervios.

A pesar de que no tuve la mejor de las noches porque Seokjin tuvo otro de sus episodios como sonámbulo y me dio el susto de mi vida, no puedo evitar sentirme más que feliz. Ahora mismo, puedo decir que por fin me quité un peso muy jodido de la espalda.

¡Finalmente le conseguí un segundo asistente a mi novio! ¡Adiós a buscar café, recoger ropa, y ser el chico de los mandados!

Park Seonghwa es un año mayor que yo y ya tiene mucha experiencia siendo asistente y también recepcionista en importantes marcas de indumentaria masculina. Su aura, sin duda, denota mucho entusiasmo mezclado con profesionalismo, la cual es —absolutamente— una cualidad que el segundo ayudante de Kim Seokjin debe poseer.

No sé cómo ni por qué me contrató en su momento.

Además, el chico es amigo de Wooyoung, así que su postulación fue un poco más sobresaliente que la del resto.

Que nadie les diga que aplicar a un trabajo que no requiere título universitario es fácil. Ser inteligente y astuto no alcanza: necesitas un amigo poderoso que te dé una mano.

¡Bendito seas, Jimin!

— ¡Muchísimas gracias por esta oportunidad, señor Jeon! —El emocionado muchacho me dice. Puedo jurar que incluso tiene ganas de abrazarme, pero se contiene como un campeón—. Prometo que no lo decepcionaré.

—No me lo agradezcas, tu resumen es impecable para ser tan joven —digo, porque sé que todo el crédito es suyo debido a los esfuerzos que seguramente hizo en el pasado—. Y, por favor, llámame Jungkook.

—Wooyoung solo ha hablado maravillas sobre Kim Seokjin —traga saliva luego de pronunciar el nombre de mi novio. Oh... Parece asustado—. ¿Algún consejo que pueda darme?

No tengo dudas sobre que la respuesta a eso solo puede ser una cosa:

—Nunca traigas café tibio, mucho menos frío.

—Lo mantendré siempre en cuenta, Jungkook. —Por alguna razón, percibo que no se siente cómodo al llamarme por mi nombre. ¿Tan poderoso me veo? ¡Todavía me cuesta ponerme la corbata correctamente!

—Fue un placer entrevistarte, Seonghwa. Te esperamos el lunes.

—Aquí estaré —me dedica una reverencia ante mis dichos.

—Y, Seonghwa... A Seokjin debes llamarlo Seokjin. Nada de señor Kim ni hyung.

El jovencito palidece, sus ojos negros se llenan de desconcierto y, torpemente, asiente reiteradas veces con la cabeza antes de retirarse de mi oficina.

Cuando el nuevo segundo asistente de mi novio se marcha, caigo sobre la silla tratando de comerme mis propios bostezos. Todavía tengo mucho por hacer. Por ejemplo, ir a ver qué tal le va a la primera —también nueva— asistente del jefe. Lee Ji-yu parece que será un buen reemplazo de Nahyun; Taehyung la recomendó y yo quedé encantado con sus aptitudes cuando la entrevisté. Y estuve tan seguro de ella, que ni siquiera Seokjin tuvo que charlar con ella.

Seokjin será el jefe de la empresa, pero yo soy el jefe de la relación. Oh, sí, carajo.

Después de una breve charla con Ji-yu, donde aprovecho para informarle que a partir del lunes tendrá a su compañero, decido ir a ver a Nahyun.

Avanzo por el pasillo familiar tranquilamente, mirando cómo todos los empleados se desenvuelven en sus tareas diarias, cuando de repente recuerdo que Hoseok me debe algo.

Ese hombre no me ha enfrentado desde lo que ocurrió con sus matones, y yo tampoco tuve mucho interés en cruzármelo. Nos hemos visto, sí, pero sólo fueron segundos. Desde que salió la noticia de que se irá el próximo mes, el clima es absolutamente nostálgico.

Sin sentir ni un poco de miedo, me doy la vuelta y me dirijo hacia el departamento de moda.

Allí me encuentro a todo el personal de dicha área; cada uno de ellos está escuchando atentamente a Jung Hoseok mientras él da unas ideas sobre la próxima portada. La última en la cual él participará.

—Hobi hyung —pronuncio cuando él se queda callado al verme. De repente, todos los pares de ojos se centran en mí.

Una chispa de confusión se refleja en su mirada antes de abrir la boca.

—Vaya, ¿a qué debemos el placer de que nos visite el jefe de recursos humanos? —Pronuncia con una sonrisa, aunque la tensión entre nosotros casi puede cortarse con un cuchillo.

—Vine a buscar el informe que debías hacer para el nuevo organigrama.

—Oh, claro. Aquí lo tengo —se da la vuelta—. Olvidé llevárselo a la nueva Nahyun.

Levanto una ceja, mordiéndome el labio para evitar corregirlo. Se llama Ji-yu, no "nueva Nahyun". Pero no quiero hacer una escena frente al resto de las personas. Tengo que mantener una buena reputación. Como jefe de recursos humanos, una de mis tareas es propagar un clima agradable en la empresa, y contagiar el buen humor. Si me meto una pelea con este tipo, la estaría cagando.

—Gracias —le murmuro cuando me extiende la pequeña carpeta, forzando una sonrisa—. ¿Qué tal va quedando eso? —Pregunto, en relación a la tarea que están llevando a cabo actualmente.

Carajo, es lo mejor que se me ocurrió para cambiar de tema.

Después de una corta conversación y de arrojar algunas frases inspiradoras al personal del departamento de moda, abandono dicha oficina para ir con mi amiga.

En el transcurso, mi teléfono comienza a sonar. Se trata de un número privado.

— ¿Sí?

— ¡Jungkookie! Gracias a Dios que me contestas, estoy...

Frunzo el ceño.

— ¿Jimin?, ¿estás bien?, ¿dónde estás? Te oyes... —me detengo al escuchar los sollozos del otro lado—. Jimin, ¿estás llorando?

— ¡Ella me dejó! —Exclama, y tengo que apartar un poco el móvil para preservar mi tímpano—. Mierda, perdóname no sabía con quién hablar y..., ni siquiera puedo mantenerme de pie —escucho que se suena la nariz—. Creo que voy a deshidratarme y me duele muchísimo la cabeza. Soy un fracasado, ¡¿por qué me dejó?!

Mis ojos se cierran a causa de lo inoportuna y desfavorable que me resulta esta noticia. Pero no me siento sorprendido. Dae odia el compromiso y, por más de que adoro a Jimin, siempre supe que él no haría cambiar de opinión a mi prima.

— ¿Te dio alguna explicación? —Pregunto. No estoy seguro de cómo afrontar esta llamada telefónica; quiero ser un buen amigo y escucharlo, darle apoyo, pero es tan difícil cuando él no deja de llorar.

—Ya no se sentía cómoda con nuestra relación... —Murmura con la voz quebrada y suelta un gruñido fuerte—. Jungkook-ssi, ¿qué haré ahora?

Cuando mis labios se abren para contestarle algo torpe, Nahyun aparece en mi campo de visión. Mi amiga parece apresurada, creo que tiene algo urgente para decirme.

—Jimin-ssi, aguarda un segundo —digo, y bajo el móvil—. ¿Estás bien?

—Seokjin acaba de llamar, dijo que no lograba contactarte —susurra alterada, pero emocionada—. Yunbi está dando a luz.

Oh, carajo. Oh, carajo. ¡Oh, carajo! ¡Se suponía que la fecha era el fin de semana!

Por supuesto, entro en pánico. Entre la agitación, la euforia y la emoción, incluso llego a olvidar mi propio nombre.

—Carajo, no puede ser... —vuelvo a la llamada por un segundo—. Jimin, te llamo luego. —Y cuando cuelgo, miro a Nahyun para decirle—: Noona, por favor, si alguien me busca dile que me envíe solo un correo electrónico.

Ella asiente y luego sonríe.

—Hecho. ¡Suerte!

Tengo todo lo que necesito en mis bolsillos: llaves, teléfono y cartera. Mientras bajo en el elevador le digo a mi compañera de oficina que me ha surgido una emergencia y le pido que, por favor, se encargue de las tareas por lo que resta de tarde. Y que vigile que nadie se robe mi reserva de snacks que tengo en la cocina de nuestro piso.

Seokjin me ha prestado uno de sus siete millones de autos y, aunque me opuse rotundamente a sus ganas de comprarme uno, estoy agradecido con su préstamo momentáneo. De otra forma, ahora estaría perdiendo la cabeza pensando en una forma de llegar rápido a la casa.

Desde que Sushi entró en el octavo mes de embarazo, expresó su deseo de querer tener un parto natural en su hogar. Como los chequeos de la bolita eran constantemente favorables, Wooshik llegó a la conclusión de que no hay impedimentos que alteren su pedido.

Una vez en el vehículo, cojo la salida a la carretera y emprendo el camino en silencio. Sólo puedo pensar en que, por fin, ha llegado el día. Me pregunto qué estará haciendo Seokjin... Seguramente caminando en círculos. Y cuando pienso en él, recibo una llamada de su parte. Le contesto, avisándole que estoy llegando.

Veinticinco minutos más tarde he llegado, y no me molesto en aparcar el coche. Lo dejo frente a la residencia y bajo corriendo para adentrarme por la puerta principal.

Minjoo es la primera a la que veo, y su expresión facial lo dice todo. Se ve tensa, pero también ansiosa y emocionada.

—Al fin llegas —dice mientras me da un corto abrazo.

— ¿De qué me perdí?

—Las contracciones la están matando —menciona acongojada—. Está finalizando la fase activa, así que todavía no debe pujar.

— ¿Hay algo que podamos hacer? ¿Alguien le preguntó si nos quiere aquí?

Quiero decir... Si fuese mujer y estuviese a punto de sentir el más fuerte de los dolores, no querría a nadie alrededor.

—Dijo que quiere que estemos cerca.

Acompaño a noona hasta la amplia sala de la casa, que ahora parece más espaciosa debido a la distribución de los muebles. Han movido a un lado varios adornos, al igual que los sofás. No hay muchas luces encendidas; las cortinas están totalmente abiertas, lo cual permite el ingreso de luz natural.

El sillón principal de la sala está cubierto por una manta blanca y allí se encuentra Yunbi, junto a Seokjin. Frunzo el ceño por la posición a cuatro patas en la que mi noona se encuentra, mientras que con una mano se sostiene la barriga. Mi novio se encarga de acariciarle la espalda suavemente.

— ¿Jungkook llegó? —La escucho preguntar con la voz entrecortada.

Me apresuro a avanzar hacia ella.

—Estoy aquí. —Me anuncio, y tanto sus ojos como los de mi novio se iluminan al verme.

— ¡Jungkookie! —Sushi exclama y se esfuerza por sonreír en medio del dolor—. Lamento que tengas que verme así, parece que estoy a punto de recibir el consolador de mi vida.

— ¡Yunbi! —Wooshik, situado desde una esquina, vocifera a modo de regaño.

—Tranquila, noona, te ves hermosa —le acaricio la mejilla, para luego mover delicadamente a un lado su flequillo húmedo—. ¿Estás lista?

—No.

Seokjin y yo intercambiamos una mirada. Oh, no... Conozco esos ojos. Está a punto de enloquecer. No hemos hablado desde que llegué, pero sólo me basta con observarle para saber que está al borde de una crisis existencial.

—Hija —Wooshik se acerca un poco—, ¿reconsideraste la aplicación de la inyección que te mencioné?

—No quiero nada.

— ¿Segura, noona? —Insisto, y ella asiente con la cabeza.

El padre de Sushi nos pide un momento y nosotros nos apartamos, pero sin despegar la mirada de la escena. En voz baja, me doy cuenta de que Wooshik está tratando de convencerla para que acceda a la ayuda extra que la medicina puede ofrecer para aliviar el dolor. Creo que se llama epidural. Pero Yunbi se niega, otra vez.

La médica especializada en obstetricia que está presente le recuerda a Wooshik que Yunbi es libre de decidir, y el hombre deja de insistirle. Luego, la partera se acerca para verificar nuevamente sus signos vitales.

—Podrá hacerlo —Seokjin me dice.

—No tengo dudas.

Mi novio pasa su brazo alrededor de mis hombros y me acerca para besarme en la frente.

Las horas empiezan a pasar y las contracciones de Sushi se vuelven cada vez más violentas. Los calificados que están en la casa nos dan informes sobre el proceso con palabras sencillas, dado que sabe que no entendemos nada de partos y demás. Según explican, la dilatación de la futura está avanzando con normalidad... Bueno, para nosotros. Yunbi está muriéndose de dolor, pero ha sido clara: no quiere intervenciones.

Adolorida y todo, mi noona no pierde oportunidad para comerse una manzana y beber un vaso entero de zumo de naranja. Incluso pide un chocolate y una porción del pollo que sobró de anoche, pero su padre y la partera se niegan.

Son las ocho de la noche y seguimos a la espera. Mantae, Miranda y Gwanhi están afuera, los tres sentados frente a la puerta que separa al jardín, mirando hacia el interior con ojitos confundidos. Jimin me ha bombardeado a mensajes, pero por más de que lo amo, no quiero concentrarme en otra cosa que no sea Yunbi. Mi amigo comprenderá.

Sushi está caminando de un lado a otro por la sala, pero repentinamente se detiene, y se gira hacia donde Seokjin se encuentra de pie.

—Tú me hiciste esto. —Le dice con un tono colérico.

—Puedes matarme luego de que nazca el bebé, te lo prometo.

—Te odio tanto, Kim Seokjin —agrega mientras niega con la cabeza.

—Te amo. Sé que puedes hacerlo.

— ¿Tienes idea de lo que estoy sintiendo en la vagina ahora mismo? —Se queja y su voz se rompe cuando no logra contener las lágrimas—. No puedo, esto es demasiado.

Seokjin suspira y avanza hacia ella. Atrapa el rostro de Sushi entre sus amplias manos y se inclina para estar cerca.

—Sushi, mi pequeña dramática —empieza a decir—, tú me mostraste el camino correcto más veces de las que me gusta admitir, lo sabes. ¿Te parece que no puedes con esto, sabiendo que eres una leona que logró dominar toda mi terquedad?

Los ojos de noona brillan por las lágrimas mezcladas con emoción. Suelta una risa para después sollozar, y apoya su frente en el hombro de su mejor amigo.

—Qué dulce... Sigo odiándote.

Aquello le roba una carcajada a Seokjin y le da un beso en la cabeza.

Rato después, Yunbi-ssi quiere seguir caminando, así que mi novio se aparta para dejarla tranquila, y regresa a mi lado.

—No puedo creer que esto esté pasando —la voz parsimoniosa de Wooshik llega a mis oídos—. Mi hija realmente está ahí, a punto de tener a su bebé.

—No creas que lo hicimos para complacerte. —Seokjin le contesta.

No me privo de darle un disimulado golpecito. Sé que Wooshik no ha tomado las decisiones en su vida con respecto a Yunbi y Seokjin, pero, ¡por Dios! No puede estar enojado con el señor por siempre.

—Sé que no, ambos quieren a ese bebé —dice, ignorando el resentimiento en las palabras de mi novio.

Luego de unos momentos de silencio, el doctor vuelve a hablar, esta vez en un tono mucho más bajo.

— ¿Ustedes...? Sabes lo que quiero decir, Seokjin... —Mira a mi novio cautelosamente, con una pizca de timidez—. ¿Intimaron?

—Inseminación artificial casera —Jin responde de inmediato—. La segunda vez que lo intentamos, funcionó.

Frunzo el ceño y le clavo la mirada, aunque él no se percata.

—Oh. Wow —Wooshik está tan sorprendido como yo—. Qué astutos —se ríe nerviosamente—. ¿Cómo sabían sobre esa posibilidad?

—Aunque te parezca un disparate, Yunbi y yo leemos muchísimo. Cuando Minjoo se fue de la casa, además de llorar, ella y yo tuvimos muchas charlas profundas —hace una pausa, mirando a Sushi—. Supimos que era el momento adecuado para traer un pequeño al mundo, o al menos intentarlo.

Wooshik permanece impactado, pero simplemente se limita a asentir con la cabeza.

Y yo comparto el sentimiento del señor, no puedo evitarlo. Jamás tocamos este asunto con Seokjin, así que no tenía ni idea hasta ahora.

—No sabía eso. —Le murmuro a mi novio una vez que Wooshik se retira de la sala.

— ¿Lo de la inseminación? —Me observa—. Nunca preguntaste, amor.

—Porque me parecía un asunto muy íntimo y privado.

— ¿Pensabas que nos habíamos acostado? —Pregunta, mientras que una sonrisita burlona se desliza por sus labios.

—Sí, bueno, me resultaba lo más lógico —me encojo de hombros—. A los once años entendí que no hay cigüeñas que traen a los bebés.

—Yunbi y yo solo tuvimos sexo una vez, cuando éramos muy jóvenes. Ambos terminamos llorando por lo horrible que fue.

Me muerdo el labio mientras sacudo la cabeza en una negativa. Carajo, ellos dos son muy gays como para siquiera intentar mantener relaciones sexuales con alguien del género opuesto.

En un abrir y cerrar de ojos, el cielo nocturno poblado por estrellas se ha instalado sobre nuestras cabezas. Después de esperar tanto, Sushi está recostada en el sofá, dando los últimos esfuerzos. A su lado está Minjoo, sosteniéndole la mano como si su vida dependiera de ello. Y, a pesar de que me fragmenta el alma escuchar los desgarradores gritos de mi noona, sé que es por una buena causa. La bolita está totalmente lista para llegar a este mundo.

Por mi parte, no dejo de acariciar la espalda de mi novio. Sus ojos, que generalmente son impenetrables y fríos, ahora están cubiertos de lágrimas que caen lentamente al tiempo que es testigo del nacimiento de su hijo. Los dedos de sus manos están entrelazados y mantiene ambas frente a su boca, como si estuviese rezando.

Y entonces, escucho el emocionado grito ahogado de Minjoo. Siento que sueño. La sonrisa amplia que esboza la partera es la que me confirma que esto realmente está sucediendo.

—Felicidades a todos, ¡es un niño! —Exclama la mujer.

La reacción de mi cuerpo es cubrirme la boca con una mano y acercarme hasta el sofá para estar cerca de Yunbi. ¡Jesús!, ¡ahí está la bolita! Está completamente mojado, su piel es de un tono rosáceo oscuro, tiene lo que parece ser moco blanco pegado a su diminuto cuerpecito y no deja de fruncir el ceño... Apenas nace y ya se parece a su papá.

Giro mi cabeza para mirar a Seokjin, quien se mantiene de pie, sin moverse, con los labios entreabiertos mientras observa lo que acontece.

—Noona, lo hiciste de maravilla. —Le digo a Yunbi y le doy un beso en la cabeza.

Ella, con el rostro sudado, el flequillo húmedo pegado a la frente y la respiración agitada, hace un esfuerzo por sonreírme. Está agotada, y aun así se ve preciosa.

—Mi vagina debe verse como "El Grito" de Munch.

— ¿Por qué no llora? —La mirada de Minjoo se vuelve preocupada cuando le pregunta a Wooshik.

El reciente abuelo mueve el brazo del pequeño y éste responde de inmediato con un llanto escandaloso. Rápidamente lo envuelve con una toalla y lo coloca sobre el pecho de su hija. Al igual que mi novio, el doctor parece estar en shock.

—Es muy pequeño —Sushi menciona con la voz entrecortada, cubriendo delicadamente con las manos la figura de su bebé.

— ¿Quién va a cortar el cordón? —Wooshik pregunta luego de un momento, con su mirada fija en Jin y en mí.

Seokjin se ahoga ante la simple idea y yo levanto las manos, como si estuviese diciendo "paso". Wooshik se ve como si quisiera reír, pero se contiene. Y Minjoo rueda los ojos, para luego incorporarse y encargarse de dicha tarea.

—Llorones —murmura.

—Jin, acércate a conocer a tu hijo. —Le digo a mi novio, y le extiendo la mano para incitarlo a aproximarse.

No tengo ni idea de lo que está pasando por la mente del hombre que amo en estos momentos, pero estoy seguro de que cada uno de los pensamientos, de las ideas, está cargada de amor. Un amor incondicional que sé que ha cultivado en su corazón desde que se enteró del embarazo de Sushi. Y por fin, ha cumplido uno de sus mayores sueños.

Se supone que yo soy el torpe de la relación, pero ahora mismo mi novio parece un cachorro asustado.

Una vez que la enfermera le ha limpiado la espaldita y la parte posterior de la cabeza al bebé, lo toma cuidadosamente para entregárselo a Seokjin. Carajo, ¡qué imagen! Sé que sus brazos no le van a fallar en este momento, aunque sin embargo, no puedo evitar poner mis manos cerca de sus bíceps.

—Es la bolita más hermosa que vi en mi vida —digo.

Los ojos oscuros de Seokjin arden de emoción y amor en proporciones iguales. Planta los labios en la frente de su hijo.

—Hola, Minhyung —le susurra y suelta una risita—. Dios, al fin.

—Llévalo con su mami —incentivo con entusiasmo, frotándole la espalda. Frunzo el ceño y me miro la palma. Carajo, está sudando como si estuviese junto al sol...

Oh... ¡Claro! Minhyung es la nueva definición de sol.

—No —contesta, con la mirada clavada sobre el bebé.

Antes de que pueda protestar, Sushi parece leerme la mente y exclama:

— ¡Kim Seokjin!

Mi novio rueda los ojos.

—Esa que acaba de chillar como rana es tu mami biológica —le comenta a Minhyung en voz baja—. Siempre la escucharás regañándome.

Una risa se me escapa por sus palabras y lo escolto cuando él decide llevar al pequeño con Yunbi. Lo acomoda en el pecho de Sushi y automáticamente siento mariposas en el estómago al ver que el bebé parece aferrar su diminuta manito sobre su madre.

—Tienes que darle de comer, hija —espeta Wooshik.

—Retrocedan ustedes dos, no quiero que me vean los senos —nos dice a mí y a Seokjin.

—Dejarás que un hombrecito te toque y succione. Mucho cuidado con hacerte heterosexual.

— ¡Kim Seokjin! —Vocifera Yunbi, pero mi hombre rompe en carcajadas y le da un beso en la mejilla antes de separarse.

—Eres un idiota —le digo entre risas a mi novio cuando hemos tomado distancia—. Felicitaciones, papi.

—No puedo creerlo.

— ¿Te diste cuenta?

— ¿De qué? —Me mira con aire curioso.

—Es de Tauro.

Una sonrisa divertida tira de sus comisuras labiales, y niega con la cabeza al mismo tiempo. No está sorprendido por mi comentario.

—Te amo, Jeon Jungkook.

—Te amo —le respondo.

Su brazo derecho se coloca alrededor de mis hombros y ladea su cabeza para aproximarla a la mía.

—Seremos una familia a partir de ahora.

Chasqueo la lengua en una negativa y me permito corregirle, al tiempo que busco su mano para entrelazar nuestros dedos:

—Ya éramos una, solo se ha agrandado.

¡¡VAAMOOO TRIUNFO TAURO SEÑOREEESSS EL MEJOR SIGNO!! (y el de su servidora xD)
♉♉♉
Y además, ya nuestro Seokjin es papá... estoy que lloro del orgullo.
Ya esté lunes es el final de esta historia que nos deja, no se lo pierdan ❤️😢✨
¡Nos vemos el lunes!

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