Dangerously | MiTake

By Candyycuqui3

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"¡Es un hecho! La mafia de los Black Dragon ha renacido de entre las cenizas y en tan poco tiempo se ha vuelt... More

p r o l o g o
Revenge
Welcome to Bonten
Haitani Brothers
First Attack
Suspicions
Shuji Hanma
Infiltrated Between Us
What Do You Play?
Cruel
So Close
Impostor
Fake Black Dragon
Fuck You
The Auction
Trap
Is My Revenge
Dancing With The Devil
Killing Me Slowly
Curse
Apologies
Lose Control
Exchange
Treason
Beginning Of The End
Can't Pretend
Lost On You
A Painful Lie
Dangerously
Epílogo (Curse)

Fight

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By Candyycuqui3

Todos los hombres parecían orangutanes gritando y empujando sus cuerpos sudorosos. Realmente les hacía falta esa noche por la forma en la que gritaban. Parecían unos completos retrasados desde el punto de vista de Takemichi.

El almacén lucía diferente, el gran ring estaba rejado donde solo podías entrar y salir por la puerta, los sacos de boxeo se habían retirado para tener más espacio. El segundo piso solo se encontraban los de alto rango sentados en grandes sillas, listos para ver a dos hombres golpearse hasta sacarse los dientes.

Por suerte Chifuyu se encontraba en ese segundo piso sentado en una de esas sillas, junto a Baji. Mikey se encontraba justo en medio luciendo una cara de poker y un tanto intimidante.

Hanagaki se encontraba en el primer piso junto todos esos orangutanes ya que él tenía que prepararse para pelear.

El evento estaba dividido en seis peleas, él participaría en la última ya que era la pelea más esperada de la noche: Sanzu, el fiel seguidor de Mikey y el psicópata de la Katana como era mejor conocido.

Y luego estaba él, Takemichi, el chico nuevo que logró una posición alta en tan poco tiempo, el favorito de Mikey como era llamado.

Cuando se enteró que así lo conocían solo pensó en golpear, roper y morder los huesos de a quien se le haya ocurrido decirle de esa manera.

Él no quería estar ahí pero había sido obligado a participar por ende tuvo que entrenar durante toda la semana para poder luchar contra Sanzu.

Sabía que él había sido quién había dicho que pelearía con él, Sanzu parecía odiarlo y sospechar mucho de él, y supo que no le dejaría las cosas fácil.

Sanzu no tenía intención de tenerle piedad.

Y él no tenía intención de perder.

La noche pasó entre gritos y ovaciones, algunos de los participantes terminaron completamente golpeados, otros desmayados y había uno que incluso parecía no despertar.

Y después de horas de espera, finalmente llegó el momento de su pelea.

En cuanto puso un pie dentro del ring, toda la sala se llenó de un silencio completamente tenso que parecía romperse al pasar un cuchillo en el aire.

Unos le tenían lástima ya que no creían que lograría soportar dos de los golpes de Sanzu, otros le tenían un poco de esperanza y otros solo podían rezar por él.

Sanzu subió con el rostro aburrido pero con un brillo asesino en su mirada, solo llevaba los pantalones del uniforme de Bonten puestos, dejando su buen abdomen marcado.

A diferencia de él, Takemichi llevaba un pantalones de deporte cómodos y una camisa negra pegada a su cuerpo para permitirle una mejor movilidad. No tenía mal cuerpo pero a comparación de Sanzu, no estaba tan musculoso como él.

Ambos tenían vendas alrededor de sus nudillos, palma y muñeca para la pelea.

—Ya saben las reglas así que no hace falta que las repita—dijo Draken, era el árbitro—. Solo me gustaría repetir que no deben de llevar ninguna arma encima.

Ambos negaron como respuesta.

—En ese caso, recuerden que pierde aquel que se rinda... O no pueda levantarse—sonrió alto—. ¡Den un buen cierre a esta gran noche!

Sonó el silbato dando inicio a la pelea.

Sanzu no se lo pensó tanto y de inmediato lanzó el primer puñetazo que Takemichi apenas fue capaz de esquivar pero el pelirrosa era muy rápido y al siguiente segundo le lanzó un golpe en al abdomen al rubio.

Takemichi jadeó bajo por el dolor que sintió. Realmente Sanzu parecía que estaba peleando muy en serio y ahora conocía que la fuerza del pelirrosa no es ninguna broma.

—Vamos imbécil, todos esperaban esta gran pelea—dijo Sanzu bufando— no pierdas tan rápido.

Hanagaki no era débil, si bien su fuerza no se comparaba con la de Sanzu, no quería decir que fuera débil pero lo que estaba pasando en ese momento es que finalmente el estrés, el exceder su cuerpo entrenando y las pocas horas de sueño por fin le habían dado factura.

Esa mañana se despertó con un dolor de cabeza y un sudor cubriendo todo su cuerpo, cuando se vio en el espejo creyó que estaba muerto. Su piel pálida, sus ojos rojos, labios secos y el sudor bañando su cuerpo le dio a entender que había enfermado.

Se sentía débil y sin fuerzas, por ello ni siquiera era capaz de reaccionar a tiempo y evadir los golpes de Sanzu, tampoco tenía las fuerzas para golpear fuertemente al pelirrosa.

Le lanzó un golpe a Sanzu que cubrió ágilmente con ambos brazos, Takemichi aprovechó esa abertura para lanzarle una patada a Sanzu que solo lo hizo retroceder un par de pasos.

El pelirrosa no perdió tiempo y volvió atacar al rubio, esta vez lanzó tres golpes seguidos los cuales solo Takemichi pudo evitar recibir el último. Se tambaleó hacia atrás sintiendo su mandíbula arder y un sabor metálico en su boca.

Se estaba enfureciendo pero ya había conocido sus límites y sabía que no llegaría muy lejos pero siguió luchando dentro del Ring.

Y así pasaron los primeros diez minutos dentro, ambos intercambiando y evadiendo golpes. El rubio era quien había recibido más golpes pero Sanzu no se había quedado atrás.

El rostro y el abdomen comenzaba a dolerle al rubio, se sentía cansado y su cuerpo estaba cubierto con una gran capa de sudor, por cada segundo que pasaba perdía más fuerza y se volvía más lento.

Hasta que llegó un momento donde ya no pudo seguir evadiendo los golpes.

Takemichi le dio un golpe a Sanzu en el pómulo pero este último no se quedó atrás y golpeó al rubio en la mandíbula. Ese golpe lo hizo retroceder un par de pasos, desestabilizandose.

Su vista se volvió borrosa y empezaba a escuchar un zumbido en sus oídos.

Eso fue una gran ventaja para el pelirrosa; le dio repetidos golpes al rubio que este ya no pudo esquivar, trató de apartar a Sanzu lanzándole una patada en las costillas pero este lo vió venir y tomó su pie con una mano. Takemichi perdió el equilibrio y cayó en el piso.

Sanzu se abalanzó sobre él y lo comenzó a golpear sin piedad, el rubio como pudo trató inútilmente de cubrirse el rostro con sus manos.

—Así es como siempre me gustó tenerte—dijo Sanzu sin dejar de golpearlo—¿Estaba en tus planes ser golpeado así por mi?

Los gritos y bullicios comenzaron a escucharse lejanos para Takemichi, su vista ya no era capaz de distinguir al pelirrosa y el zumbido en sus oídos comenzaron a ser tortuosos.

—¡Matará a Takemichi!—gritó Chifuyu al ver que su amigo había dejado de luchar.

Takemichi nunca caería tan fácil como ahora, eso confirmaba las sospechas de Chifuyu: su amigo estaba llegando al límite.

Trató de levantarse para ir hacia su compañero pero Baji lo sujetó del brazo y lo detuvo.

—No puedes detenerlo—dijo Baji—. La única manera de que esto termine es que Takemichi se rinda o Mikey termine la pelea.

Chifuyu miró abajo y al ver a su amigo supo que no podía ni siquiera ser capaz de hablar para finalizar la pelea. Volteó a mirar a Mikey pero este solo observaba la pelea con el rostro aburrido.

No sabía que relación tenía Takemichi con Mikey pero creía que este último pararía la pelea pero parecía que no tenía intenciones de hacerlo.

Miró con preocupación a su compañero, Sanzu parecía disfrutar golpeando al rubio.

Draken observó a Mikey ya que parecía que Takemichi no era capaz de hablar pero el líder de Bonten parecía estar observando con total fascinación la pelea que no notó su mirada de preocupación.

—Yo seré quién permanezca a lado de Mikey—dijo el pelirrosa antes de que Draken lo tomara del brazo y lo alejara del rubio.

—¡El ganador es Haruchiyo!

Takemichi supo que iba a perder desde el momento en que se subió en aquel Ring.

Todo el lugar se llenó de gritos de emoción y halagos hacia el pelirrosa. Este se soltó del agarre del más alto y se alejó escupiendo.

—Esperaba más de ese pedazo de basura—dijo saliendo del Ring.

Chifuyu finalmente bajó corriendo para llegar junto a su compañero, cuando llegó Draken lo estaba revisando.

—¿Cómo está?

—Parece que tiene fiebre—respondió. Se giró a uno de sus hombres—. Llévalo a la enfermería.

—Ha pasado más de una semana, necesito que me respondas—repitió el peliblanco.

—¿Esperas que te dé una respuesta después de cómo he estado viviendo estos días? ¡Ni siquiera puedo dormir en las noches por que el piso está frío!

Juraba que le quería decir donde se suponía que tenían el almacén pero esos días estaba de mal humor ya que no podía dormir por las noches debido al piso duro y frío.

Estaba comenzando a irritarse también de comer todos los días la misma porquería y que solo podía salir de esa estúpida habitación cuando tenía que ir al baño o para ducharse.

El peliblanco suspiró con cansancio.

Poco a poco también comenzaba a perder la paciencia pero se controlaba ya que se trataba de Inupi, no quería lastimarlo de nuevo.

—¿Solo es eso? ¿No quieres dormir en el piso?

—Y que me den otra cosa que no sea esa misma porquería de comida.

Realmente Inupi no creyó que le cumplieran sus deseos pero al cabo de una hora, Kokonoi entró a la habitación con un colchón nuevo y unas mantas, el rubio lo observó acomodarlo en una esquina de la habitación.

Cuando terminó este salió de la habitación y a los cinco minutos volvió con comida diferente luciendo un buen aspecto.

Miró a Koko antes de tomar la comida y comenzar a comer. Realmente fue un alivio comer otra cosa y esta vez estaba disfrutandolo.

Kokonoi lo observó con una sonrisa. Había olvidado lo fácil que era complacer al rubio, Inupi podía ser feliz con cualquier pequeña cosa que le guste.

Verlo de esa manera le hizo recordar los viejos tiempos, cuando eran mejores amigos y aún no se enamoraba de Akane, los momentos con Inupi siempre eran sus favoritos. Le encantaba ver a su amigo enojado cuando lo molestaba o cuando sus ojos brillaban cuando miraba algo que le gustaba mucho.

A veces se imaginaba que si no se hubiera enamorado de Akane, ¿Cómo habrían sido las cosas? ¿Hubieran tenido vidas normal y serían inseparables? ¿Hubiera notado antes cuán enamorado estaba de Inupi?

Eran preguntas que realmente le gustaría saber.

—¿Cómo fue qué cambió todo entre nosotros?—preguntó Kokonoi sin pensarlo.

Para cuando se dio cuenta que había dicho aquella pregunta en voz alta, ya había sido demasiado tarde y el rubio había dejado de comer para mirarlo.

—¿Realmente no recuerdas cómo cambió todo?—preguntó el rubio con frialdad.

Kokonoi quería responder que olvidara esa tonta pregunta pero había toda una fibra sensible para ambos.

—Te aferraste en querer que Akane estuviera viva que ignoraste el hecho que a quien veías era a mí y yo como un imbécil en vez de negarme, me hice de la vista gorda.

—No es como realmente...

—¿No es cómo qué?—interrumpió el rubio soltando una risa seca— es la verdad, Kokonoi.

Y era cierto. Kokonoi se cegó por querer a Akane viva que utilizó a Inupi para convencerse de que realmente estaba viva, ignorando por completo los sentimientos de su mejor amigo.

—Yo necesitaba a alguien de quién poder sostenerme y tú necesitabas ver el reflejo de mi hermana en mí— Gruñó Inupu— Pero sobre todo te dí todo lo que querías, te dí cada pieza de mí sin darme cuenta que era el único de los dos que daba todo por el otro.

Que sin darse cuenta, poco a poco se estaba lastimando porque se había enamorado de Koko. Todos esos años juntos comenzó a despertar esos sentimientos, todas esas caricias y besos calentaron su corazón.

Y si bien al principio estaba junto a Koko por que había perdido todo y él era lo único que le quedaba, con el tiempo dejó de pensar en Koko como alguien con quien poder sostenerse por que para el final, estar con él no era solo para eso, sino para poder continuar con su vida porque Koko era todo para él, era la persona que más quería.

Pero al final, solo se estaba lastimando a sí mismo porque se había enamorado del hombre que veía en él el reflejo de su hermana, de la persona que realmente amaba.

—No es verdad, yo también di todo por los dos.

—¿De verdad? ¿Entonces por qué le pusiste fin a todo?

Entonces Kokonoi se quedó en silencio ya que tenía razón, el había sido quien le puso fin a todo.

—Seguiré mi propio camino— recordó sys propias palabras.— Así que ya no estaré para apoyarte, no vayas por el camino equivocado.

—Creí... Creí que sería lo mejor para los dos seguir nuestros propios caminos.

Inupi soltó una risa seca.

—¿Después de todos esos años juntos creíste que debíamos seguir caminos diferentes? ¿Aún cuándo sabías cuánto te amaba?

Usó la palabra amar en pasado porque quería hacerle saber a Koko que ya no lo amaba a pesar de que aún lo seguía haciendo, pero no quería mostrarle que seguía siendo el mismo idiota de antes y que ya no estaba para rogarle.

Lo amaba pero ya no le rogaría más.

Kokonoi sintió su corazón dejar de latir ante esa última palabra. Eso significa que los sentimientos que Inupi tenía por él ya no eran los mismos.

En el fondo quería que así lo fuera para poder mostrarle cuan equivocado había estado en el pasado y que se había dado tarde que también lo amaba.

—Lo hiciste porque dejaste de ver en mí a la Akane que amabas y yo ya me había cansado de actuar como mí hermana.

Cuando recordaba las cosas que hizo para que Kokonoi permaneciera a su lado se sintió asqueado, más por el hecho de haber actuado como la difunta de su hermana. No había sido sano para Koko y mucho menos para él.

Entonces Kokonoi entendió todo con esas palabras.

Inupi se había sentido insuficiente, comparandose con Akane y todo por culpa de él.

¿Qué había hecho? Ahora se daba cuenta de que lo que hizo había sido un acto de egoísmo, en el pasado siempre escogiendo a Akane sobre Inupi.

Cuando Kokonoi dejó la habitación sin decir ninguna palabra, Inupi se regañó nuevamente por no haber podido controlar sus sentimientos.

No pasó más de diez minutos cuando la puerta se abrió de nuevo, Inupi creyó que se trataba de Koko quien había vuelto de nuevo ya que él era el único que entraba ahí aparte de Takemichi cuando lo visitaba a escondidas.

Pero quién entró no había sido Kokonoi, sino Sanzu.

—Kokonoi no quiere que nos hagamos cargo de que respondas las preguntas—dijo sentándose en la silla, se inclinó hacia adelante optando por una postura intimidante—sin embargo te dimos una semana para que le confesaras a Koko por las buenas.

Inupi supo para que dirección iban las cosas y maldijo en voz baja. Takemichi no lo había visitado desde hace tres días por lo tanto no sabía qué indicaciones seguir. La última vez que hablaron el rubio le dijo que no les dijera nada aún ya que tenía un plan que hacer antes.

Pero ahora no había venido después de la noche de la pelea y ahora no sabía si debía confesarlo todo o esperar.

—Kokonoi no sabe que optamos por esto y Mikey no está a cargo en estos días así que es mi deber venir yo—. La sonrisa en el rostro del pelirrosa le erizó sus vellos.

Sacó de su bolsillo unas pinzas y una navaja de unos diez centímetros.

—¿Por dónde empezamos?

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