Los Kilómetros Entre Nosotros

By Ronniegp_17

209K 467 23

«No importa la distancia, el tiempo o a los kilómetros a los que te encuentres, Jude Smyth. Yo siempre regres... More

ANTES DE LEER
PERSONAJES
SINOPSIS
PRÓLOGO
01
02
03
05

04

635 45 3
By Ronniegp_17

Presente

—¡Oh! —gime Rebecca cuando la empujo contra la pared y hago que sus piernas rodeen mi cintura. Me presiono con fuerza contra ella y la beso con rudeza juntando nuestras lenguas—. Por favor, Logan —suplica entre jadeos.

La levanto y la llevo a la cama, la dejo con cuidado en ella y me quito mis prendas mientras Rebecca hace lo mismo, sin decir nada.

Siempre cuando nos acostamos trato de estar callado y no decir nada. Sucedió una vez y no salió muy bien que digamos. Además, al parecer le excita que me haga el mudo y no quiera emitir palabra. La hace sentir como si ella fuera la que estuviera en control durante la situación —algo que no es del todo cierto.

Yo tengo el control porque quiero tenerlo. Y cuando no, es porque cedo. Hasta hace poco pensé que era una persona muy clara y transparente en cuanto a las cosas, pero después llegó Rebecca. Es decir, en cuestiones sentimentales, mis sentimientos por ella son completamente nulos. Pese a que se lo hago saber de diversas formas —no directamente, lo cual es un error—, no las entiende.

Soy un idiota. Puede que sea mucho más de lo que me hago creer, en realidad. No entiendo como llegue hasta este punto con ella. Se suponía que era una aventura de una noche y de la nada, se convirtieron en tres meses. Bueno, ella lo convirtió en tres meses.

Rebecca en el fondo no siente nada por mí, tampoco. Somos dos personas utilizándonos —aunque suene sumamente horrible—. Ella por mi reconocimiento y dinero, y yo por sexo.

Idiota.

Dejándome los calzoncillos, me tiro sobre ella y comienzo a magrear su cuerpo y a besarlo en las partes que sé que le gustan —que la use por el sexo, no significa que no la voy a hacer disfrutar. No soy tan, tan idiota.

Sigues siendo un idiota.

Rodea mi cuello con sus brazos y me presiona más contra ella.

Un recuerdo fugas que pasa por mi mente hace que mi miembro se endurezca y me presiono contra el cuerpo debajo de mí, soltando un gruñido en el camino. Esto me recuerda tanto a aquella vez...

Ahora sí, soy el mayor gilipollas del mundo. Estoy con Rebecca y en mi cabeza se me aparece Jude. Genial.

¿Qué pasa conmigo que no logro superarla?

No creo ser al único que le pase, pero, hay en momentos que los que no tiene sentido pensar en tal persona; sin embargo, allí está. Vienen a tu cabeza un remolino de momentos y recuerdos entre ustedes que hace que añores esos tiempos y te cuestiones todo y pienses en lo que pudiste hacer para mantenerlos juntos.

De igual manera, siempre llego a la misma conclusión. Lo hice por ella y lo volvería a hacer millones de veces. Superpondría su felicidad por la mía, al igual que sé que ella lo habría hecho por mí.

Su hermosa melena rubia natural con esos ojos que tanto me han cautivado, aparecen en mí mente y crea una frustración en mí. Siento como se forma una presión en mi pecho y gruño.

Rebecca piensa que es por ella, pero es todo lo contrario. No puedo hacerle esto. No puedo pensar en Jude cuando estoy con ella. Respeto a Rebecca como persona y como mujer y seguir con esto, sería faltarle el respeto.

Yo no soy como ella. Ella puede estarse aprovechando de mi imagen, pero yo no quiero seguirlo haciendo con ella. Sí, es solo sexo para mí y para ella es mayor visualización ante los medios, pero no está bien. Me siento sucio por dentro y es como si decepcionara a todo en lo que creo.

Rebecca me intenta quitar con desesperación el bóxer, pero la detengo.

—¿Qué haces? —me pregunta, con la respiración pesada.

Nos gira, dejándome a mi a espaldas y ella a horcadas sobre mí. Se mueve sobre mi miembro, complaciéndose, mientras yo no quiero que siga. Hasta aquí llego yo.

Tomo sus caderas y hago que detenga sus movimientos.

—Logan, no me hagas esto. Necesito que alguien me complazca y si no eres tú, va a ser alguien más —me amenaza.

¿Quién se cree ella para amenazarme?

—Ese es un chisme con el que se regocijaría la prensa, ¿no es así? Ya veo las primeras planas: "Logan Miller, doble campeón del Gran Premio de MotoGP, es engañado por Rebecca Palmer por falta de satisfacción sexual" —la aparto de mí y me levanto molesto.

Estoy molesto porque sé que es capaz de hacer algo así.

Me paso las manos con frustración por el cabello.

—¡Logui! ¿En serio me crees capaz de eso? —pregunta ofendida.

Me vuelvo hacia ella y la miro con ironía.

—Uno, —espero con seriedad— no me llames Logui. Solo hay dos personas en el mundo que me pueden llamar así, nadie más —mi corazón se acelera al pensar en Jude. ¡Joder! Todo vuelve a ella. Siempre lo hace—. Dos, eres capaz de ello y mucho más.

Se levanta con rapidez de la cama y se acerca apresuradamente a mí.

—Pero, Logan, soy tu novia —posa sus palmas sobre mi pecho desnudo. Yo retrocedo. Hay desaprobación en sus ojos, pero lo ignoro—. Nunca traicionaría tu confianza así.

—No somos novios, Rebecca. Eso es lo que le hiciste creer a los medios.

—¡Claro que no! —niego con la cabeza.

No me lo puedo creer.

Es tan cara dura...

—¡Es la verdad! No pasaron ni cinco minutos de nosotros habernos acostado cuando subiste esa maldita historia a Instagram. Todos hablaron de ello por semanas y hasta mi familia me preguntó varias veces si estábamos juntos por todas las estupideces que estuviste subiendo.

—¡No eran estupideces! Es lo que sentía.

Usado. Usada. Eso es lo que somos. Pero yo no puedo más. Estar haciendo esto me está destruyendo por dentro y no dejo de pensar en quien no debería.

Supongo que todo este remolino de recuerdos se debe a mi preocupación por ella desde que vi las noticias la semana pasada. Yo...quise llamarla, pero no pude. Quería escuchar su voz y no tuve el valor. Por eso, decidí enviarle un mensaje, al que obviamente no respondió. No ha respondido el mensaje de ninguno de nosotros y eso solo hace que me alarme más.

—No me mientas en la cara, Rebecca. Puedes usarme por mi imagen o cualquier cosa, pero al menos ten la decencia de no mentirme a la cara —le recrimino.

Eso la pone nerviosa, pero no abandona la posición que estableció.

—¿Te sucede algo que no sé? —inquiere.

—No creo que sea tu problema —espeto.

—¡Claro que lo es! Eres mi novio —vuelve a decir.

¿Es que acaso va a justificar todo con esas tres palabras que no deja de repetir?

Estaba por decirle algo muy poco educado, pero me veo interrumpido por un tercero. A ese tercero le voy a regalar una bandeja de las hamburguesas que tanto le gustan —pero que a mí me dan ganas de vomitar—, solo por interrumpir en este preciso momento.

—Logan, necesito que...—nos mira a Rebecca y a mí con molestia. Él y Rebecca no se llevan bien.

Digamos que él la tiene en su lista negra desde que subió esa maldita historia de Instagram y empezó a ganar popularidad por ello. Al ser modelo, le benefició mucho la publicidad gratis.

Theo no tenia a nadie al cual odiar con tanto sentimiento, pero llegó Rebecca y eso cambió. No le agrada, no le gusta que ande conmigo —al igual que toda la familia.

Ella grita y corre por la habitación, buscando algo para cubrirse. Theo hace una mueca cuando sus ojos se posan en los míos.

Ya sé lo que va a decir: "Hermano, ¿Cuánto tiempo más vas a seguir con esto?"

—¿No te han dicho que entrar a un lugar sin tocar es de mala educación? —le reclama Rebecca, una vez vestida con sus prendas.

—¿No te han dicho que utilizar a las personas para tener fama está mal y es deplorable? —le responde.

Ella tuerce los ojos y se vuelve a mí.

—¿No le vas a decir que se vaya? —me pregunta. Aprovecha que no respondo y se vuelve de nuevo a mi mejor amigo—. Por si no lo sabias, estábamos teniendo una conversación de pareja. Novio y novia —aclara—. Asi que no tienes nada que hacer aquí. Logan no se va a morir si lo dejas un rato solo.

Él la mira con incredulidad.

—La que está de más aquí eres tú, querida —dice con total sinceridad—. LG y tú no son una pareja y hasta la cucaracha que se esconde en la esquina del sucio cuarto de Logan lo sabe.

No voy a recriminar lo del cuarto sucio, porque tiene razón. Tengo que limpiarlo, pero siempre lo pospongo.

—¡Serás...! —ella iba a insultarlo, pero no la dejo terminar.

—Rebecca, ya basta. No sigas más, ¿sí?

Se vuelve a mí y su mirada cambia.

—LG, no nos hagas esto —no debió llamare así. Hizo que despertara el celoso de mi mejor amigo.

—¡Ni se te ocurra llamarlo así! Él único que lo puede hacer, soy yo. ¿Te queda claro, oportunista? —es mejor que intervenga, porque si no, Theo es capaz de iniciar la tercera y la cuarta guerra mundial.

Me paro en medio de los dos.

—Theo, ¿nos puedes dejar un momento? —giro un poco la cabeza para mirarlo a mis espaldas.

Escucho su resoplo, pero, segundos después, la puerta de mi habitación es cerrada con cuidado.

A pesar de que le pedí privacidad, sé que está escuchando atento detrás de la puerta.

—Rebecca, te lo voy a decir una vez más y ya. No somos nada, nunca lo fuimos y no lo vamos a ser. Hasta aquí llegó la aventura que tuvimos. A partir de ahora yo voy a ir por mi camino y tú, por el tuyo.

Me mira con resentimiento y enojo.

—Si piensas que esto se va a quedar aquí, estas muy equivocado, Logan Miller. He llegado muy lejos para estar en donde estoy y soy capaz de hacer mucho más por seguir trepando hasta la sima de la montaña —su amenaza no me asusta—. Mejor estate pendiente de mí, no sabes con qué te voy a salir en cualquier momento.

Rio con sarcasmo.

—¿Ves? No era muy difícil que mostraras tu verdadera cara —le digo.

—¿Qué verdadera cara? En lo que a mí respecta, tú eres el que ha estado escondiendo cosas de mí.

—¿A qué te refieres? —pregunto sin entender.

Se acerca a mi a paso lento, como si tuviera aquello que me va a destruir entre las manos.

—¿Recuerdas la vez que dijiste un nombre que no era el mío mientras follabamos? —trago grueso e intento que vea que no me afecta—. ¿Cómo era? Ah, sí. Jude.

Theo entra estrepitosamente a la habitación y la encara.

—Dices algo de Jude y te juro que te descuartizo el cuello.

—¡Ay, miren! Salió el hermanito a defender a la desaparecida que están demandando y nadie sabe dónde está —hace un puchero, lo cual molesta más a Theo. Caigo en cuenta que ella sabe que Jude es Becca Davis. Mierda.

—Rebecca...

—¡Tranquilo, Logan! —recalca mi nombre—. No me voy a meter con tu amiguita —toma sus cosas del suelo y camina con el mentón en alto hacia la puerta— por ahora —dice finamente y desaparece por el pasillo.

Theo tiene intensión de ir a por ella, pero lo detengo. No sería bueno que agreguemos más problemas a la familia. Ya suficientemente preocupados estamos por Jude.

—Si llega a decir algo de mi hermana, la destruyo —me asegura.

—No serás el único —concuerdo.

Para Theo, sus hermanas son su universo. Si alguien las molesta o les sucede algo, él va a hacer todo lo que esté dentro de sus capacidades para ayudarlas. Contra todo, siempre y por siempre. Ese es su lema.

Para mí, Jude es...es mi compañera y una de las personas más importantes para mí. Yo por ella hago lo que sea. Porque cuando encuentras a tu persona, no importa donde estén o el trato o el no trato que haya entre ustedes, siempre estarás con ella y la apoyarás en lo que necesite. Y viceversa.

—¿Qué haces aquí? —cambio de tema.

Le cambia la mirada y me sonríe como no lo ha hecho en mucho tiempo.

—Mejor vístete, estamos llegando tarde —me dice.

—¿Tarde a dónde?

—Ya verás —es lo único que me dice.

Esconde algo. La manera en la que arruga la nariz y su sonrisa lo delatan. Es difícil que con una sola reacción de sus facciones sepa cuando me va a decir algo, o cuándo no le gusta algo; cuándo hay emoción; pero así es como funcionamos nosotros. No solo es mi mejor amigo, sino mi familia y es inevitable que no lo conozca como lo conozco a estas alturas.

—¿No me puedes decir, al menos, si es urgente? —pido.

Rueda los ojos.

—Papá me llamó hace un rato y me dijo que hay algo en el circuito esperándonos y quiere que lo veamos, pero sobre todo, tú —aclara.

George es como el padre que siempre quise. Es de conocimiento general que mi abuela me adopto después de que mis padres me desnaturalizaran y me echaran de casa. Mis hermanos me siguieron y los abandonaron. Pidieron la emancipación ante el juez, semanas después de habernos ido con la abuela. Desde ese punto no hemos vuelto a saber de ellos, más que lo que dicen las noticias.

Cuando George aceptó entrenarme a los catorce años, creo que fue el mejor día de mi vida —puede que uno de los mejores, porque ha habido varios—, no solo porque al fin podía hacer lo que me gustaba, sino también porque, meses después, la conocí.

Uno pensaría que los sentimientos de un adolescente no pueden ser tan intensos como los tuve en ese momento, pero sucedió. Ella encendió algo en mí en el momento en el que le dije que corría bien para ser una niña —tonto de mi parte pensar eso en ese entonces, pero era un niño que todavía intentaba entender el mundo después de alejarse de sus padres.

—No lo sé, T-Mobile —lo llamó por el apodo que nos pusimos hacía muchos años. Es una manera muy curiosa de llamarnos, pero es original. Él me llama LG, como la compañía de productos electrónicos y yo como una compañía de telefonía móvil. Todo justo—. ¿No puede esperar a mañana? Es mi día libre y cómo podrás notar, no estoy de ánimos —hago referencia a lo que acaba de suceder con Rebecca.

—No, así que vístete —me ordena. Apoya sus manos en la cadera y me mira expectante a que me mueva—. ¿Te vas a vestir o tengo que hacerlo yo?

—Ya voy —Tuerzo los ojos y me estiro un poco, antes de ponerme manos a la obra. Recojo mi jean y me lo pongo. Luego tomo la camisa que tenía puesta y me la paso por encima de la cabeza. Veo a Theo y frunzo el ceño—. ¿No tienes calor?

Lleva un jersey y estamos en febrero. En Landon. Con treinta y cinco grados afuera.

—¿Acaso se estregaron sobre la camisa? —ignora mi pregunta—. Está demasiado arrugada, LG. Debes ponerte otra —se acerca a mi closet y hurga en él, buscando una camisa presentable.

Con un resoplido, me quito la que tengo puesta y la vuelvo a tirar al piso. Después limpiaré la habitación.

—¿Por qué importa tanto como me vea? Es George.

—Claro. Solo es George —masculla por lo bajo—. Esta —saca la camisa y me la tiende.

Escaneo la camisa y noto que es igual a la otra, solo que de color azul —si soy ese tipo de personas que compra una camisa que le gusta, pero en varios colores—. Se la quito de un jalón y me la paso por encima de la cabeza.

—No entiendo por qué tanta insistencia con la camisa. He ido millones de veces a los boxes con mis camisas arrugadas y hasta manchadas de comida —algo asqueroso, pero cierto. Siempre se me olvida hacer la lavada.

—Si bueno, hoy es distinto —dice.

Debe ser algo grande para que me lo esté escondiendo con tanta resistencia. Mi mejor amigo, suele contarme todo. Y cuando hablo de todo, es todo. No hay nada que no sepamos el uno del otro.

—Como sea. Vamos —avanzo hasta la salida de la habitación y él me sigue.

Veamos cual es la sorpresa.

***

—¡Oh, por dios! ¿Es seguro que incline la moto de esa manera, señor G? —la voz de la chica que le preguntó eso a George se escucha hasta los pasillos que están antes de llegar al box que corresponde al de la escudería.

—¿La sorpresa de tu papá es otro corredor? —le pregunto.

—No sé quién ese esa chica que está gritando. Él no me dijo nada de eso —admite.

Caminamos lo que queda y entramos al box.

Una vez adentro, diviso a tres personas. Una de ellas es George. A los otros no los conozco y no tengo ni remota idea de qué hacen aquí y por qué están tan animados.

Me acerco al tablón de los signos junto con Theo. Ellos están viendo algo que les emociona y quiero saber qué es.

—¿Qué vemos? —pregunta mi amigo a su padre.

Los dos chicos saltan del susto y se vuelven para mirar a Theo.

La chica se fija en mí y en mi amigo —sobre todo en él—, mirándonos con curiosidad. El chico relaja su mirada de susto y se endereza.

—¡Al fin llegan! Tienen que ver esto —habla George—. Por cierto, ellos son Lori y Kurt —los presenta sin apartar su mirada de la pantalla.

—¿Ustedes son Lori y Kurt? —pregunta Theo sorprendido—. ¿Qué hacen aquí? —en la pregunta se denota un dejo de interés. No quiere centrarse en una persona en especial, pero sus ojos no abandonan a Lori.

¿Quién es está gente y por qué yo soy el único que no sabe quiénes son?

—Donde va ella, vamos nosotros. Así de simple —responde segura, a pesar de que veo como sus rodillas flaquean y su amigo la sostiene del codo.

Interesante.

Mi mejor amigo entrecierra al ver que Kurt la sostiene por el codo.

—¿Estás bien? —le pregunto.

Tanto Kurt como Lori vuelven a verme y ponen los ojos como platos, se miran y luego vuelven a mirarme.

La chica es muy atractiva. Su cabello castaño, corto por sobre los hombros, y sus ojos teñidos de puntos castaños cuando el resto de su iris es de un verde oscuro, son atrayentes para cualquiera. Su contextura es delgada y al lado de los tres chicos que estamos junto a ella, parece una pulga. No debe de medir más de metro sesenta.

El chico en cambio, debe medir un metro ochenta. Tiene una contextura fornida y definida a la vista. La delicadeza de sus rasgos es lo que más sorprende. Parece muy joven, pero lo que me hace negar la posibilidad, es la picardía que trae su mirada todo el tiempo. Su cabello castaño y sus ojos color miel, junto con las pecas que hay regadas por sus mejillas y nariz, son lo más característico de él y por lo cual pueda llegar a atraer a varias personas.

La chica parece nerviosa y mira a su amigo para que sea él el que hable.

—Ella está acostumbrada al frio. Es patinadora artística sobre hielo —explica Kurt— y digamos que vive todo el día dentro de una pista de hielo y se acopla bien al frio, pero con el calor. Le afecta un poco.

Asiento y me fijo en mi amigo, el cual no ha separado su mirada de ella.

—Bueno, puede que el calor de Landon sea un poco abrumador al principio, pero te vas a acostumbrar —le digo amablemente, seguido de una sonrisa—. Por cierto —tiendo mi mano a ellos—, soy Logan.

Ambos la estrechan y no dejan de mirarme impresionados.

Todos están muy raros aquí. ¿Qué les sucederá?

—George —lo llamó. Gira en su silla y me mira—. ¿Qué es lo que querías mostrarme que no podía esperar?

Escuchamos como una moto se acerca y todos volvemos la mirada a la entrada de los boxes para ver de quien se trata. Todos parecen saberlo, al menos, menos yo.

La moto se detiene y Pete y John se acercan a la ella y la sostienen mientras el piloto desciende. Después de ello, se la llevan.

Era mi moto.

Estoy molesto. No sé cómo se le ocurrió a George dejar que alguien la usara. Mi buena suerte se va a acabar.

Tengo intensiones de reclamarle, pero la persona que conducía la moto se deshizo del casco y me dejo admirar su rostro. Ese hermoso y redondo rostro que le pertenece a la única chica por la que me he puesto nervioso alguna vez.

Su mirada se fija en la mía y por costumbre, me regala una de sus muy brillantes sonrisas. Está sonriendo por verme. No serán cosas mías, ¿verdad?

Me voy acercando poco a poco hacia ella, sintiendo la mirada de todos los presentes, en nosotros. Sin embargo, no les presto atención. Lo único que está en mi radar es Jude.

Está vestida con uno de los uniformes de la escudería y sostiene un casco sobre su cadera. Su cabello rubio como el sol, está ligeramente desordenado entre un moño bajo. Y sus ojos, dios, sus ojos son como mi kryptonita. Es donde me pierdo cada vez que la veo, es al lugar que recurro cuando estoy deprimido y no le veo el sentido a nada. Es al lugar que vuelvo siempre para sentirme seguro.

Su mirada se queda anclada en la mía y nos sumimos en una lucha constante en la que respondemos con la misma intensidad y pasión. Esa mirada es la que nunca se ha ido y no he tenido con nadie más. Puede que haya habido unas cuantas después de ella, pero nunca han sido ella. Ella siempre será mi todo. Siempre será lo único que en mi vida importe.

Sus ojos me recorren de pies a cabeza sin creerse lo que está viendo a tan solo unos metros de ella. Joder, nunca me voy a poder olvidar de ella. Estoy condenado a vivir el resto de mis días solo, si no estoy a su lado.

Como si estuviéramos sincronizados, avanzamos hacia el otro el espacio que queda y nos rodeamos con los brazos, para fundirnos en el calor de un abrazo. Un fuerte y añorado abrazo.

Alzo su cuerpo por los aires y hundo mi cara en la zona entre su cuello y el hombro y aspiro su olor. Lavanda y vainilla. Comienzo a girar con ella todavía en los aires y escucho su risa armoniosa y sincera. La sensación que tengo cuando la escucho no tiene explicación. Solo puedo decir que me siento en donde debo estar.

La devuelvo al suelo y quedamos frente a frente. Esto se siente como cuando nos conocimos hace diez años, solo que esa vez fue distinta. Ahora todo es diferente. Volverla a ver es revivir todo lo que pasó; sin embargo, la veo cambiada y tranquila —dentro de lo que cabe—, en comparación a la última vez que nos vimos. Ha crecido y ha llegado a donde quería. Eso era lo que quería que ella alcanzara. Después de pasar por todo lo que pasamos, se merecía vivir eso.

La dejo en el suelo y nos separamos un poco para establecer una cierta distancia —aunque la no es mucho. Estamos, más o menos, a menos de un metro de distancia—. Me tiende la mano hacía mí, esbozando una sonrisa brillante, iluminando a su vez, sus hermosos ojos de color esmeralda.

—Creo que debemos volver a comenzar. La primera vez fue algo atropellada y la segunda vez —ladea la cabeza— fue perfecta, pero creo que nuestra amistad merece nuevos inicios —dice, seguido de una risa—. Un gusto, soy Jude Smyth, aunque todo el mundo me conoce como Becca Davis. Y por si no te has enterado, soy la chica que te va a hacer perder la cabeza hasta el fin de los tiempos.

Relamo mis labios, para esconder mi sonrisa.

Agacho la cabeza y la agito. No puedo creer que esté haciendo esto por tercera vez. Aunque, creo que no va a ser la última vez que vayamos a hacerlo.

Tomo su mano extendida y la estrecho.

—Un gusto, Jude Smyth. Soy Logan Miller, conocido por ser uno de los mejores pilotos que ha competido en la MotoGP. Y por si no te has enterado, soy el amor de tu vida —me dedica una sonrisa y nuestras miradas se fusionan, haciéndonos olvidar de todo aquel que esté a nuestro alrededor.

En estos momentos, nosotros no estamos rodeados de su padre, mi mejor amigo o siquiera, los otros dos chicos que supongo que son sus amigos. No. Nosotros estamos en nuestro propio universo.

***

Instagram: ronniebooks_

Twitter: ronniegp_17

Continue Reading

You'll Also Like

80.6K 6.9K 65
Sus métodos de espantar a los hombres han mantenido a Melanie Grey a salvo de cualquier traición o decepción. Una estrategia que ha funcionado exitos...
203K 9.7K 48
Una historia que promete atraparte desde el principio hasta el final. Camila es una chica humilded, Ignacio Besnier es el heredero de un imperio empr...
3M 177K 105
Libro uno de la Duología [Dominantes] Damon. Un hombre frío, amante de los retos, calculador... decidido. Se adentra en un mundo desconocido, donde l...
827K 50.2K 42
Paris Smith siempre ha sido una chica soñadora, talentosa, amante de todo lo que tuviera que ver con la astronomía: las estrellas, los planetas, las...