Basado mayormente en un capítulo de la serie Sen Çal Kapimi✨❤️
Victoria sonrió cuando vio a Chris salir de la casa.
No había tocado el desayuno que estaba servido en el comedor del jardín porque quería esperarlo. Pero había tardado demasiado, así que abrió uno de los paquetes de galletas y se comió una tostada, además de beberse media taza de café.
—¿Por fin te han dado un momento?
Chris movió la cabeza al tiempo que ocupaba el sitio a su lado con una sonrisa divertida.
—Me han leído otros dos capítulos del cuento de Hanzel y Gretel mientras Rita les preparaba las cosas para la escuela.
—¿Ah sí? — Victoria arqueó una ceja.
—Al paso que van, lo terminaremos hoy mismo — el orgullo en su voz no pasó inadvertido para Victoria.
Keira y Krystal habían aprendido a leer a los 4 años. Una edad bastante temprana según opinión de muchos, pero eso era porque desde bebés tuvieron una estimulación bastante completa y activa. A Victoria le gustaba verlas aprender cosas nuevas, practicar actividades diferentes, interesarse por variadas cosas.
Además eran unas niñas bastante curiosas y con una energía que por momentos parecía interminable. Por suerte tenían la escuela porque seguro que ella y Chris no encontrarían en que ocupar las 24 horas del día.
—¿Irás a la oficina?
Victoria asintió con desgano.
—No tengo muchas ganas pero debo supervisar el avance de algunos diseños, además tengo una reunión con Blake a las 3 — al mencionar aquello, su semblante cambió por completo.
La Met Gala anual estaba pronta a celebrarse y ella vestiría a varias celebridades pero Blake era la que más le emocionaba. No por nada llamaban a su amiga la reina de aquel famoso evento y ahora tendría en sus manos la responsabilidad de hacerla brillar una vez más.
—Claro — Chris chasqueó la lengua al recordarlo — ¿Cuál es el tema de este año?
—Gilded Glamour.
El actor sonrió al ver que el rostro de su esposa se iluminaba.
—Es todo un reto pero estoy muy emocionada, tenemos ya varias ideas.
—Vas a lucirte, como siempre. No me cabe la menor duda.
Victoria hizo un puchero tierno con los labios y luego le mandó un beso, que él fingió atrapar en el aire. Procedieron a servirse el desayuno y antes de que pudiesen comenzar a comer, escucharon a lejos las distintivas voces de sus hijas.
—Te digo que el mío es más rudo, como de indio o de un pirata — dijo Keira y una vez que llegaron donde sus padres, corrió rápidamente a lado del actor — ¿Papá, verdad que Keira es un buen nombre para un indio?
Chris dejó escapar una carcajada en tanto la tomaba en brazos y la sentaba sobre su regazo. Llevaba en la cabeza un largo adorno de plumas, cual jefe de una tribu.
—Es perfecto para un Indio.
—No es justo ¿Por qué a mi me pusieron un nombre tan tierno? — Krystal cruzó molesta los brazos sobre el pecho, ganándose las miradas confundidas de sus padres.
—¿De qué hablas, amor?
—Krystal es un nombre precioso ¿No te gusta? — Chris le quitó algunos mechones castaños que habían caído sobre su cara.
A la edad de 6 años, sus hijas eran idénticas a Victoria. Tenían los mismos ojos brillantes, la misma nariz pequeña, la misma sonrisa coqueta y esa misma melena color chocolate. Las gemelas eran el vivo retrato de su madre, no solo por el físico sino también por su personalidad.
Eran adorables cuando se molestaban o querían hacer un berrinche, como Krystal justo ahora.
—Me gusta, pero no es un nombre intimidante — la pequeña torció los labios en una mueca — ¿Y si quiero ser un pirata?
—Bueno, siempre puedes usar un apodo — Chris se encogió de hombros — Es común entre los piratas, y si luego decides que no quieres dedicarte a la piratería, no tendrás problemas porque tu nombre estará intacto — bromeó, viendo en el semblante de su hija que la idea no le desagradaba.
—¿Pirata? — sonrió Victoria al apoyar los codos sobre la mesa — Creí que querías vender globos.
Krystal negó con la cabeza y para ninguno pasó desapercibida la mirada cómplice que compartió con su hermana.
—Pirata es hobbie, de grande seré médico.
La castaña la observó con renovado interés. Había escuchado de todo, vendedora de globos, entrenadora de delfines, astronauta, surfista profesional, pero nunca médico. Aquella profesión era nueva entre sus fantasías.
—¿Médico?
—De niños — explicó Keira — Y haremos nuestro propio hermano.
Victoria casi se ahogó con su propia saliva.
Claro que habían planeado darle un hermano a las gemelas pero conforme fueron creciendo, les fue costando más trabajo adaptarse al ritmo de vida que querían llevar. Encontrar un balance entre el trabajo y su vida personal fue complicado y ese sueño de volver a ser padres se fue postergando de a poco.
Chris rió por lo bajo, abrazando más fuerte a la pequeña que tenía en sus piernas.
—¿Quieren hacer su propio hermano?
—No te rías — le advirtió la castaña, pero igual de nada funcionó. Su esposo estaba más que encantado con la situación.
—No, creo que es una gran idea — dijo el rubio, dedicándole de soslayo una mirada a su esposa — Debemos hacerles un hermano. Creo que vale la pena hacer unos 8 hermanos.
—Y yo creo que deberíamos llevar a las niñas a la escuela — dijo Victoria al ponerse de pie.
—¿Quieren ir a la escuela?
Keira y Krystal negaron con la cabeza al mismo tiempo.
—Bien, se quedarán conmigo.
La castaña dejó escapar una pequeña risa. Chris no tenía remedio, era como un niño más.
—De acuerdo, entonces tú llamas al director y le dices que Chris Evans no las deja.
—Eso no es justo.
—El maestro nos dejó una tarea — ambos dejaron de reír para prestarle atención a Keira — Debemos filmar a toda la familia.
—Les haremos preguntas y ustedes responderán — continuó Krystal con una sonrisa como del gato que se comió al canario.
—Vale, pues tengo una idea ¿Están listas? — las tres mujeres asintieron — Invitemos a todos a cenar. Solo tendríamos que avisarle a Robert ya que tus abuelos y tíos están aquí.
Las pequeñas aplaudieron emocionadas.
Pocas veces se juntaba toda la familia y querían aprovechar que sus abuelos y tíos habían venido de Boston. Sin duda sería una noche divertida.
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—Así que quieren un hermano — Blake le dedicó a su amiga una sonrisa divertida a través del espejo.
Estaba subida en la tarima redonda donde le estaban tomando las medidas para el vestido de la Met Gala, pero eso no impedía que estuviera atenta a la conversación con Victoria, quien parecía de repente más estresada.
—No sabes, no dejaron de repetirlo en todo el camino a la escuela.
—¿Pero ustedes... entonces no quieren más hijos?
—Queremos — respondió Victoria rápidamente — pero no lo habíamos hablado. No sé si en este momento Chris está preparado.
—Bueno, todo se resuelve hablando ¿no?
Victoria asintió, pensativa.
Chris quería muchos hijos, una familia grande él mismo lo aceptó en varias ocasiones. Y sabía que realmente el buscar un hijo sería decisión suya, Chris también lo había dejado claro. Él estaba siguiendo sus reglas y se adaptaba a su ritmo.
Tal vez sí... era momento de retomar ese sueño.
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Por la noche, tal cómo se acordó, toda la familia Evans Downey estaba reunida en el jardín de la casa que Chris había ampliado ya un par de veces en esos años. Y es que con Gemelas ningún espacio era jamás suficiente.
Por suerte tenían un comedor grande porque eran muchos, Robert y su esposa e hijos, Shanna, Carly y Scott con sus respectivas parejas e hijos, Lisa y Robert y por último los seis miembros de la familia de Chris, incluidos los perros.
Victoria apenas había terminado de servir la cena para cuando Scott sacó su teléfono y comenzó a grabar a las pequeñas, que se encontraban sentadas entre sus abuelos.
—La maestra dijo que podíamos preguntarle a nuestra familia acerca de lo que más nos interesa — explicó Krystal, mirando de reojo a su hermana.
Eran idénticas, como dos gotas de agua. La familia había aprendido a identificarlas porque Keira era ligeramente más alta que Krystal, además de que tenía un cierto gusto por el color morado. La mayor parte de su ropa era de ese tono, como esa noche, el vestido lila la diferenciaba de su hermana que llevaba uno de dos colores azul y blanco.
—Así es y realmente estamos muy interesados en lo que nos vayan a preguntar — frente a ellas, Victoria les dedicó una dulce sonrisa.
Pero realmente ninguno estaba preparado para escuchar lo que saldría pocos segundos después de la boca de Keira.
—¿Cómo aparecen los bebés? — gritó la pregunta tan alto y tan emocionada que consiguió dejar en shock a los 12 adultos y creó además un revuelo entre los 6 niños que de inmediato se interesaron también por la respuesta.
Victoria buscó los ojos azules de Chris con verdadero pánico mientras los demás reían algo incómodos. Los padres de su esposo sobre todo que eran los que se encontraban a cada lado de las Gemelas.
De inmediato en la mesa se formó una conversación acerca de como explicarles, las voces se cruzaban entre sí y los tonos se mezclaban con las risas. Nadie sabía por donde comenzar, hasta que Lisa decidió tomar la palabra, confiada a que probablemente su respuesta dejaría a sus nietas satisfechas.
—Bien, les diré como aparecen los bebés, un segundo — sonrió con dulzura — Las cigüeñas los traen.
—¿En serio, mamá? — Carly dejó escapar una carcajada.
—¿Eso nos dijiste a nosotros? — Scott se unió a la burla de su hermana y Robert inmediatamente le clavó el codo en las costillas con disimulo.
Sus hijos estaban con la misma cara de extrañeza que sus sobrinas, y que los hermanos Evans fuesen en contra de la hipótesis que con anterioridad había planteado Lisa, no ayudaba en nada.
—¿Cómo en Dumbo? — preguntó Avri, que en ese momento era la más chica de todos después de las Gemelas. En cuarto año todavía no les enseñaban esa lección, gracias a Dios.
—Ehh... — balbuceó Susan indecisa, buscando apoyo por parte del Downey mayor.
—Las cigüeñas no pueden tener hijos — sentenció Krystal, divertida. Como si fuera demasiado obvio.
—En clases nos explicaron que es como un rompecabezas — las palabras de Ethan dejaron callados a todos.
Keira arrugó la nariz, aún más confundida.
—¿Cómo un rompecabezas?
—Sí, ya sabes. Hay partes que deben... — antes de que pudiera terminar, su padre le puso la mano en la boca para que se callara.
Era bueno que él y Miles ya entendieran algunas cosas pero de todos modos no podían dejar que le diese esa explicación a las Gemelas. No querían crear futuros traumas y mucho menos que su respuesta diese paso a otra infinidad de preguntas que probablemente los dejarían en una pocisión más delicada.
—¿Por qué no pueden saber? — le preguntó Stella a su mamá en voz baja.
Carly rió, nerviosa.
—Es complicado, cariño. Tus primas aún son muy pequeñas para entender de ese modo.
Downey se aclaró la garganta.
—Cuando una abejita se junta con un abejito...
—¡Eso lo sacaste de la película de Sherk! — señaló Shanna antes de que pudiese terminar el diálogo.
—¡Lo siento! Es lo mejor que se me ocurrió.
—Ehh, sí — por primera vez Chris habló tras aclararse la garganta, pasó un brazo sobre el respaldo de la silla de Victoria — ¿Mami?
La castaña asintió, mirando a sus hijas.
—Cuando las personas se aman mucho, tienen hijos. Y ustedes también aparecieron así.
—¿Entonces no se aman? — cuestionó Krystal con ese tono inocente.
—¿Por qué dices eso? — Chris frunció el ceño.
—Porque no les hicimos un hermano.
Ambos se encontraron nuevamente en una encrucijada. Toda su familia había guardado silencio para respetar su momento de explicar y también porque en teoría eso los salvaría a ellos de tener que responder.
—Nos amamos. Todavía nos amamos mucho — les aclaró Victoria, su voz era una mezcla de nervios con indecisión bastante divertida.
—Les diré. El amor es, por supuesto, importante. Como dijo su mamá. Pero ahora seré muy honesto con ustedes — el rubio hizo una pausa, como si tratase de darles espacio para comprender el significado de sus palabras — Hay huevos tanto para hombres como para mujeres ¿está claro? Y cuando esos huevos se combinan se tiene un niño.
—¿Cómo los pollos? — confundida, Keira miró también a su hermana.
Scott dejó escapar una gran carcajada, estaba disfrutando mucho el momento. Eso era evidente porque alzó todavía más el teléfono y enfocó mejor a la pareja.
Chris se pasó una mano por la barba, pensativo. Debía admitir que no había hecho una buena elección de palabras.
—No, no como los pollos — intentó de nuevo — Es decir, dos personas tienen que decidir. Por ejemplo tienes que preguntarle a tu madre si quiere combinar... huevos.
—Exacto, solo hacerlo ustedes no es suficiente — lo apoyó Victoria — Mamá y papá también deberían querer que sus huevos coincidieran.
Aquello debió ser suficiente pero Victoria sabía que no se quedarían conformes.
—¿Entonces por qué los huevos no encajan?
Chris soltó un largo suspiro ante la pregunta de Krystal, que además de haber hecho con un tono triste había servido para que el resto de su familia comprendieran por qué tanta insistencia con el tema.
—Esta es una gran decisión — les explicó con suavidad — Debemos hablar de muchas cosas antes de decidir tener un bebe...
—¿Cómo quién lo cuidará?
—Exacto — concedió Victoria, ya un poco más relajada — Un bebé es una gran responsabilidad, un ser humano que requiere muchos cuidados y atenciones.
—¿Entonces jamás tendremos un hermanito?
—Eso no fue lo que dijimos, solo... que en este preciso momento no — repuso Chris, viendo como la pequeña posibilidad les había colocado un brillo de ilusión en los ojos — Vamos a esperar, con mamá lo hablaremos y cuando sea el momento indicado entonces tendremos un bebé ¿Están de acuerdo?
—¡Sí! — exclamaron las gemelas Evans al unísono.
Después de eso, el resto de la cena transcurrió con normalidad. Sin embargo, ni Victoria ni Chris pudieron dejar de darle vueltas al tema.
Cuando se terminó el postre, los primeros en retirarse fueron los Downey. Robert se despidió de su hermana prometiendo que estaría allí para ella si en algún momento necesitaba hablar y es que él sabía, que muy en el fondo Victoria estaba asustada de que las cosas se complicaran tanto como la última vez.
Los hermanos de Chris fueron los siguientes en subir a sus respectivas habitaciones asignadas, Scott y su novio se ofrecieron llevarse a las niñas, de modo que cuando Lisa y Bob se marcharon también, Victoria y Chris se quedaron a solas en el jardín.
—Corazón, no le des tantas vueltas — murmuró el rubio cuando se levantaron de la mesa para acurrucarse mejor en la gran hamaca que colgaba de uno de los árboles hasta la pared de la casa — Esto es solo otro ataque de curiosidad, las niñas entenderán que no todo es tan fácil como pedirlo y tenerlo.
—No es eso — Victoria movió la cabeza, la mirada perdida en la gran piscina.
—¿Entonces?
La castaña inspiró profundo, tomando por sorpresa a su esposo cuando lo miró a los ojos con una tímida sonrisa en los labios.
Estaba decidida.
—¿Aún quieres tener una gran familia?
Chris frunció el ceño, medio extrañado y medio emocionado.
—Sabes que sí pero ¿Por qué lo preguntas?
—Porque yo también y creo... que ya estoy lista para tener otro bebé. Quiero tener otro bebé — aclaró, arrancándole una risa emocional al rubio.
—¿Lo dices en serio? ¿No es por lo que dijeron las niñas?
—No, digo... claro que me emociona que ellas quieran otro hermano pero... Sabes que siempre quise más hijos — tomó si mano y comenzó a trazar dibujos imaginarios en la palma de su mano — Sé que les dijimos que llegaría el momento pero me emociona tanto como a ellas imaginarme nuevamente embarazada. Un mini Chris corriendo por allí y siguiéndoles el paso me gustaría.
—También yo lo he pensado — confesó él, la sonrisa boba ya era imposible de obviar.
—¿En serio?
—Absolutamente — suspiró — Aunque odie admitirlo Krystal y Keira están creciendo muy rápido; a los 25 las imagino pidiéndonos permiso para salir tal vez a algún club, tú y yo aceptaremos porque queremos que vivan cada etapa por supuesto pero encontraremos la forma de vigilarlas, de disfrutar con ellas a pesar de todo...
—Espera ¿Tendrán permiso de salir hasta los 25? — Victoria soltó una carcajada incrédula.
—Bueno... quiero decir tal vez a los 18 aprendan a caminar así que sí.
La castaña negó con la cabeza, divertida. Sonaba a locura pero lo creía tan capaz de eso y más.
—Christopher, eso no pasará.
—Tienes razon, si entran antes al colegio de monjas probablemente nos ahorremos las molestias.
—¡Olvídalo! — estalló Victoria entre risas.
—Bueno el punto es... — la atrajo de nuevo a su pecho para abrazarla — que no he parado de pensar en lo rápido que crecen y en cuanto estoy disfrutando ser papá. Amo cada cosa que hacen y dicen, vivo por los momentos con ellas. Cuando vienen a la habitación a pedirme que les lea un cuento o cuando vemos juntos películas y me hacen cantar las canciones a todo pulmón...
» Me encanta eso y sin duda podría volver a repetirlo todo. Haría todo de nuevo ¿Un tercer bebé? Amor, por supuesto que sí. Yo podría tener un hijo tras otro contigo si tu quisieras.
Incapaz de aguantarse ya la emoción y conmovida hasta las lágrimas por sus palabras, lo besó.
—¿Entonces...? — murmuró sobre sus labios.
—Entonces... — Chris le acarició la mejilla con los nudillos — Buscaremos otro bebé.
—Lo haremos.
—¿Deberíamos comenzar a trabajar?
—No lo creo — Victoria se zafó de sus brazos y en un descuido suyo aprovechó para levantarse — Todos están aquí, no haremos nada.
—Todos en mi familia tienen el sueño pesado.
—Sí pero tus hijas no — se burló ella, emprendiendo camino hacia la casa — Venga, levántate antes de que vengan a buscar...
—¡Papi! — gritó Krystal desde el balcón de su habitación, que justamente daba al jardín.
Chris rio al ver que iba ya en pijama y tenía bajo el brazo su peluche de sirena.
—¿Sí princesa?
—¿Vienes a contarnos un cuento?
—¡Pero esta vez lo escojo yo! — se escuchó la voz de Keira desde el interior de la habitación.
Victoria soltó una risa tierna.
Sus hijas no podían dormir sin recibir de mínimo un beso de las buenas noches de su papá. Ella creía que era por todo ese tiempo que Chris trabajaba y tenía que estar lejos. A veces por los tours promocionales de las películas incluso pasaba semanas fuera de casa. Por eso cuando si estaba, las niñas no se le despegaban.
—Tendrás más de esto si buscamos otro bebé ¿Estás preparado? — le preguntó divertida cuando lo vio acercarse para entrar también a la casa.
—Absolutamente — Chris se inclinó hacia ella para capturar sus labios en un dulce beso.
—¡Papi!
Se apartó de la castaña entre risas al escuchar los gritos.
—¡Ya voy! — le dio un último pico a Victoria y entonces si corrió escaleras arriba, dejando atrás a la castaña con una sonrisa gigante en los labios.