-En el último segundo anotó Lucas Sanclair, quien había estado en la banca. Debe sentirse como el rey del mundo...
Max apago la radio de repente.
Escuchó a su amigo ladrar afuera, suspiró.
-Ya voy, ya te oí. -Se levantó de la cama.
Camino a la cocina a buscar algo que darle de comer al perro que vivía al lado de su casa.
Salió y camino hacía él.
-Aquí tienes. -Dijo mientras le daba algunas sobras que había encontrado en el refrigerador.
El pequeño perrito empezó a comer, al pobre no le daban de comer nunca, de eso se empezó a encargar Max desde que llegó ahí.
Pensó en lo mucho que Billy hubiera odiado a ese perro ladrando como loco y pensó en cómo Emma lo hubiera hecho cambiar de idea sobre el perrito.
Escuchó la camioneta de Eddie Munson llegar, conducía como loco, él vivía al frente de ella.
Volteó a verlo.
Pero le pareció muy extraño verlo bajar junto a Chrissy, la chica más popular de la secundaria.
Ambos caminaron dentro del remolque de Eddie.
Max pensó en qué tal vez Chrissy le estaba siendo infiel a su novio, pero no era una idea completamente segura.
Se quedó mirando pensado en otra alternativa hasta que decidió volver adentro.
Fue a su habitación, no sabía si eso era algo relevante pero decidió llamar a Emma, siempre que quería hablar con alguien la llamaba a ella, era la única persona con la que seguía manteniendo contacto.
Marco el número y espero.
-Aló. -Escucho la voz de Emma al otro lado de la línea.
-Emma. -Dijo Max.
-Oh, hola Max. -Saludó Emma.
Emma se encontraba haciéndose algo de comer, moría de hambre después de todo ese juego con los chicos.
-¿Sucede algo? -Preguntó Emma preocupada.
Max de verdad solo la llamaba cuando se sentía muy mal o necesitaba algo.
-No, no te preocupes. -Suspiró. -Solo te llamo para contarte algo raro que vi.
-Claro, dime. Sabes que no dire nada a nadie. -Emma sintió un vuelco en el corazón. Pensó en Billy, tal vez era algo sobre él.
-Es sobre Eddie Munson ¿Lo conoces?
-Oh, si. -Dijo volviendo a respirar. -De hecho hoy lo vi. Mike y Dustin me obligaron a jugar su juego.
-¿Sabes sobre si tiene algo que ver con Chrissy?
Emma frunció el ceño confundida.
-¿Chrissy?
-Sí.
-Bueno. -Emma recordó el bosque. -Hoy la vi salir del bosque y cuando me adentré Eddie estaba ahí. Le pregunté sobre eso pero actuó como si de verdad no tuvieran nada que ver el uno con el otro y luego me confesó que Chrissy estaba ahí para comprar ya sabes, drogas. -Explicó Emma. -¿Qué sucede Max?
Max entendió entonces.
Pero se le hacía raro que Chrissy quisiera drogas.
-Bueno Eddie vive en frente de mi casa. -Explicó ella. -Lo vi salir de su camioneta junto a Chrissy.
-Bueno, eso si está raro. -Dijo Emma sintiendo ¿Decepción?
-Lo sé.
-Tal vez entonces si tengan algo que ver.
-Tal vez. -Dijo Max.
[...]
Por otro lado.
Chrissy miraba atenta el lugar.
-Disculpa el desorden. -Dijo Eddie. -La ama de llaves no está. -Dijo en tono burlón.
-¿Vives aquí solo? -Preguntó curiosa.
-Con mi tío. -Respondió él. -Pero trabaja de noche.
-¿Cuánto tiempo tarda? -Preguntó de repente ella.
-¿Que dijiste?
-La ketamina ¿El efecto?
-Ah pues, mira depende si la inhalas o no. -Dijo Eddie mientras buscaba algo. -Pero si, el efecto es rápido.
-¿Seguro que la tienes? -Le preguntó Chrissy viendo que él seguía buscando sin éxito.
-Si, si. En algún lado. -Eddie fue a la habitación.
Chrissy quedó sola en medio de la sala.
Eddie siguió buscando en la habitación.
Chrissy de repente volvió a escuchar ese reloj que había escuchado durante todo el día, cada vez más cerca y más fuerte.
Volteó.
-¡Eddie! -Gritó.
Pero de repente se encontró en otro lugar.
Salió corriendo por toda la casa en la que se encontraba ahora.
Eddie al fin dejó de buscar pues ya había encontrado la ketamina.
La tomó y fue en busca de Chrissy.
Pero cuando fue hacia ella la vio en un estilo de trance, no se movía.
-Chrissy. -Eddie empezó a mover sus manos en frente de la cara de ella. -¿Hola? ¡Despierta!
Las luces empezaron a fallar.
Lo siguiente que sucedió dejó a Eddie horrorizado.
Chrissy empezó a levitar, sus huesos se empezaron a quebrar uno por uno y sus ojos, es como si algo dentro de su cabeza la jalara.
Eddie gritó.
[...]
Max en su casa seguía hablando con Emma de una y otra cosa cuando notó que las luces comenzaron a fallar, lo que le pareció extraño, frunció el ceño y colgó el teléfono, pues la llamada había fallado.
Miró por la ventana al escuchar la puerta del remolque de Eddie, lo vio correr asustado y desesperado a su camioneta y conducir como un loco fuera de ahí.
[...]
Emma notó que la llamada tuvo un fallo, intento llamar otra vez a Max pero no sirvió, así que desistió y fue a cepillarse los dientes.
Ya mañana hablaría con Max.
Emma se fue a dormir tranquila, al igual que todos sus amigos, sin esperar que otra vez sus vidas estarían en peligro.