Renacimiento © ✓

By MariaAparcio

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Serie Las Dos Caras de la Luna: Libro III "Nadie es dueño de tu vida. Tú decides quien quieres ser y como viv... More

Introductorio
Prólogo
Capítulo 1: Regresión
Capítulo 2: Choque de intereses
Capítulo 3: Punto muerto
Capítulo 4: Advertencias
Capítulo 5: La manada
Capítulo 6: Cara a Cara
Capítulo 7: La confrontación
Capítulo 8: Desolación
Capítulo 9: La feria
Capítulo 10: La confesión
Capitulo 11: La historia
Capítulo 12: En la mira
Capítulo 13: La telaraña
Capítulo 14: El vecino
Capítulo 15: Amigo sorpresa
Capítulo 16: La oveja
Capítulo 17: El regreso
Capítulo 18: Punto y cierre
Capítulo 19: Catarsis
Capítulo 20: El espejo
Capítulo 21: Un paseo animado
Capítulo 22: Noctámbula
Capítulo 23: Lo bueno y lo malo
Capítulo 24: La declaración
Capítulo 25: Las motivaciones
Capítulo 26: El tormento
Capítulo 27: Heridas abiertas
Capítulo 28: Las sospechas
Capítulo 29: Punto de partida
Capítulo 30: Clase y práctica
Capítulo 31: Realidad y fantasía
Capítulo 32: Posibilidades
Capítulo 33: El gato y el ratón
Capítulo 34: La caja de Pandora
Capítulo 35: Bertram
Capítulo 36: El monstruo
Capítulo 37: Luchar y sobrevivir
Capítulo 38: Renacimiento
Capítulo 39: El despertar
Capítulo 40: Única
Capítulo 41: Hija de la Luna
Capítulo 42: Mis chicos, mi familia
Capítulo 43: Una nueva realidad
Capítulo 44: Resiliente
Capítulo Extra (Rick)
Playlist- Renacimiento
Curiosidades sobre Renacimiento
Cosas Extras
Agradecimiento y nota de la autora

Epílogo

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By MariaAparcio

¡Les recomiendo escuchar la canción antes de leer el capítulo!

Convencí a Will, de caminar un poco más en el bosque. Necesitaba ir a otra parte para hablar; mi amigo no rechazó mi sugerencia, ni tampoco comentó nada pero él me conocía. Quería despejar mis pensamientos y reorganizar mis ideas antes de que Will, empezará con las preguntas y tenía que darles respuestas correctas. El ambiente de los árboles y sonidos de los animales, era de cierta forma tranquilizante, en esos momentos, aunque no sabía por cuánto tiempo podría sentirme serena.

Dimos algunos pasos entre el bosque y Will espero que dijera algo. Fue paciente conmigo, hasta que pronunció mi nombre y tocó mi hombro.

—No tienes que decirme...—susurró él pero levanté una mano.

—Sí, y necesito hacerlo —repuse. Will dejó ir mi hombro y yo exhalé con fuerza. Respiré con fuerza y alcé la mirada hacia unos árboles. Me vino una idea.

Mi cuerpo se encargó del resto mientras flexionaba las piernas. Cuando escuché a Will decir algo, me giré para mirarlo. Cuando finalmente llegué a la rama, solo dio un pequeño salto. Mi amigo me miró con asombro mientras yo me reía.

— ¿Vienes? —le pregunté y él hizo una mueca.

—Bien —respondió y él dobló sus piernas, preparándose para saltar. Dio un salto pero se impulsó con más fuerza y llegó a otra rama de yo. Me miró complacido de su acto. —Podemos ir más arriba, ¿sabes? —comentó él riendo

Hice una ligera sonrisa y entendí lo que estaba haciendo; quería animarme. Suspiré y apreté las manos, mientras que mis pies se aferraron contra la madera y escalé el tronco hasta más arriba. Will y yo llegamos un poco, pero no mucho cuando nos sentamos entre ramas y hojas. Fue raro e incómodo. El olor a humedad y vegetal, era intenso en el aire. Una ligera brisa sopló y la luz del día era agradable. Respiré con fuerza, contemplado el horizonte; ahora era capaz de verlo con hermoso detalle. Cerré y abrí los ojos y exhalé. Tenía un nudo en el estómago, cuando empecé a hablar. Fue rápido, pero logré explicarle más o menos todo a mi amigo. Will estuvo en silencio hasta que terminé y respiré con fuerza.

Le conté lo que había pasado con Rick y sus visiones. Apreté los labios, porque no dije sobre la mentira y el verdadero motivo sus acciones. Rick ya estaba sufrimiento por sus decisiones, y yo también.

— ¿Lizzie?

Will dijo mi nombre y solté un gran suspiró, antes de hablar.

—No es un final feliz, Will ni tampoco Felices Para Siempre—repuse, y me recosté contra el árbol. Me giré un poco y lo observé moverse un poco.

—No deberías dejarte llevar por eso. Por Rick o con Chad. Ellos decidieron salvarte —afirmó

—Lo sé pero ¿cuál fue el costo para mí? —le señalé. — Siempre quise formar una familia. Mi propia familia y ahora no la voy a tener. Rick quería salvarme, igual que mi hermano pero ahora...—susurré hice una pausa y añadí: —Ya no tendré esa oportunidad

—Lo siento —susurró, bajando la mirada.

Negué con la cabeza

—No, no lo lamentes porque no es tu culpa —repuse. —Ahora no sé qué creer o si Mike me odia. Tengo miedo de mí misma, y quizás perderme. Olvidar quién soy en realidad

—No pienses en eso. Jamás pierdas tú esencia. Quién te hace quién eres, y más siendo, tú humanidad—afirmó Will, levantando la vista hacia mí —No dudes del amor que te tienen, Liz. Igual que todos nosotros. Mike es tu padre. Padre no es el que procrea, sino quien cría. Te protege, te enseña y te quiere. Mike te quiere. Él es tú padre y tú eres su hija —repuso él seguro. — Él no te odia ni yo tampoco, ni nadie de nuestra familia. Nuestra manada y aunque cambiaste, sigues siendo Elizabeth Corbett. Nuestra Lizzie. No importa lo que Ethan o su amigo, pensaban sobre ti, eres quien eres.

Escuché sus palabras sin verlo pero me giré para ver a Will y él me miraba con interés. Hizo una mueca cohibido.

—Escúchame, no sé qué tipo de vida puedas tener o que quieres hacer, a partir de ahora pero sea lo que sea, te cuidaremos. Moriste, sentiste la Muerte pero regresaste. Renaciste y creo que eso te hace especial—me recordó. —Te apoyaremos, porque no estás sola. Y además, Lizzie...no eres la única ni la última mujer infértil en el mundo. Quizás algún día...adoptes o no sé, tal vez un milagro —comentó encogiéndose en hombros y añadió: —Quizás Rick se equivoqué con eso...

—Lo dudó —le interrumpí, frunciendo el ceño. Hice una pausa y añadí: —Te lo dije hace un tiempo: todavía no quiero casarme y ahora... —susurré con miedo en mis palabras.

—Lo sé y es tu decisión pero tampoco debes dejar de lado tus sentimientos o tus deseos—intervino. Suspiró y continuó: —Liz, solo debes buscar un motivo, para luchar y avanzar más. Sé que puedes. Además, con el simple hecho de que seas una Híbrida de Vampiro y Lobo, eso es un logró —reconoció él. —Puedes ser indetenible. Regresaste para ser más fuerte

—Sí, pero nadie es invencible. No podrás cuidarme para siempre—comenté con una mueca. Y susurré: —Tal vez más fuerte, aunque no significa que sea alguien indestructible

—Lo sé. Todos podemos ser diferentes. Somos diferentes —reconocí. Hice una pausa y añadí: —Aunque siendo honesta, hubo un tiempo en cuando estaba con Rick, que tenía miedo de que pensaran las personas, de nuestra relación. Ser una pareja interracial y...que fueran a señalarnos —comenté —A pesar de todo, de avanzar... todavía hay quienes piensan diferente y están llenas odio

—Yo también entiendo, Liz —afirmó él. —Escuchar los comentarios de Ethan, sobre de mí, me efecto. Los he oído, muchas veces y duelen pero aunque me lo digan, no a cambiar quién soy yo en realidad —repuso. — ¿Duelen? Sí, pero busco la forma más fuerte. Y esto es lo soy. Soy gay, soy feliz y estoy bien con eso. ¿Y los demás?, bueno que se jodan —comentó

Lo miré y le di una ligera sonrisa. Él también sonrió e una ligera brisa sopló a nuestro alrededor, además de los olores y el sonido de algunas aves.

—Ni tampoco tú orientación sexual, ¿o sí, Will? —le señalé

—No me puedo quejar. Mis padres son... anticuados —bromeó él y soltó un silbido.

— ¿Hasta tu hermana, Claire? —le pregunté

—De vez en cuando hablamos, y solo cosas de mis padres por ella —comentó él y me reí un poco.

— Me sorprendes, William —señalé animada. — ¿Desde que cuando eres tan sabio? — le pregunté interesada

Will se encogió en hombros, haciéndose el tonto.

—Hay muy buenos videos motivacionales en YouTube y perfiles interesantes en Instagram, que miró a veces para animarme —me respondió. —No problema con eso... Daenerys

Me llamó por ese nombre, y me reí entre dientes cuando lo escuché. Sonreí un poco más y extendí mi brazo. Él hizo lo mismo, y cuando extendí la mano para tomar la suya, apretándola.

—Gracias, por ser mejor mi amigo lobo...—señalé

—Y gay. No olvides eso —comentó él con alegría. Se rió.

—Sí, mi mejor amigo lobo gay —repuse riéndome.

Will hizo una mueca pensando y dejó ir mi mano.

— ¿Qué? — inquirí mirándolo

—Eso es muy cliché, ¿cierto? —indicó él. —Tu mejor amigo gay, ¿no?

Me reí con más ánimo.

—Sí, creo que lo es...—admití riendo.

—Creo que está bien para mí —agregó él con deleite. Pero luego puso una expresión seria. — ¿Quieres irte? Joel quería hacer un maratón de Netflix o en Amazon Prime. Creo que hay nuevas temporadas o series nuevas...

Solté una carcajada y Will hizo una sonrisa torcida.

—No hay prisa. Hay tiempo —susurré. —Hay mucho tiempo para eso y necesitaré ropa nueva, me estiré algo pero todavía tengo algo de peso...

Mi amigo soltó una risa.

—Cicatrices de lucha —bromeó animado. —De una guerrera. ¡Toda una asesina de vampiros, nena! —exclamó y yo le di una ligera sonrisa. —Además, tendría que haber visto tu rostro cuando agarraste a Ethan. Tenías una expresión horrible en los ojos, nena. Y voy hacer sincero contigo, me asusté un poco. ¡Ufff! —repuso con asombro.

— ¿De verdad? — le pregunté y él asintió.

—Dios mío. Quizás...—murmuré. —No sé tampoco que pasará conmigo porque, tal vez no estoy segura si envejeceré lento o no. Y eso que todavía, tengo diecisiete...

—Tranquila, Lizzie. Un paso a la vez, y mírale el lado positivo. Tendrás muchas fiestas de cumpleaños —comentó

—Mmm — pensé. Dejé de verlo y contemplé el horizonte. —No estoy segura de eso. Todavía no lo sé —le dije y solté un suspiré.

Tenía todo el tiempo del mundo, y ahora podía hacer lo que quisiera. Hacer algo mejor conmigo misma, podía correr más rápido y mi cuerpo sanaría. Pero sentía una profunda sensación...de pérdida, de vacío. De sufrimiento. De manera inconsciente, bajé la mano y toqué mi vientre, un poco más abajo Y tuve una sensación irreal. No sabía cuál sería mi futuro a partir de ese momento pero había cruzado hacia la muerte y regresado. Ahora podía ser libre, aunque en el fondo sabía, que sería un ser más allá, de mi propio potencial. Y todo era diferente, ya lo era para todos, sobre todo para mí...y Rick. Era como una herida que se estaba cerrando, porque todavía estaba sangrando, no estaba cerrada y dolía bastante. A pesar de haber llorado y gritado, sentía una sensación de tristeza y dolor. Mi corazón palpito con fuerza y un escalofrío, atravesó mi espalda. Era casi gracioso; yo estaba con vida pero no podría dar vida, dentro de mí. ¿Acaso era justo?

>>> No, no lo era <<<, pensé agobiada por dentro.

Era reciente y aún me afectaba. Estar viva sin poder crear una. Y no era justo lo que Rick había hecho; no tenía y nunca tendría una justificación lógica, en especial para mí. Sería un largo proceso, y apenas estaba empezando, a imaginar esa idea y asimilarla. Un paso a la vez. Todavía había muchas cosas que había que resolver, y ahora tenía muchas preguntas presentes. ¿Por qué yo? ¿Por qué era una Híbrida?, ¿por qué había sobrevivido? ¿Acaso era...especial desde antes? Ahora era una mezcla de especies, una que no debería exigir. Y no solo por las premoniciones de Rick, quizás había algo más aunque ahora estamos más preocupados por otras cosas. Aunque sabíamos que los Les Royals estaban cerca, muy cerca y que venían por todos nosotros. Había muchas preguntas y dudas rondando en mi mente, pero había tres detalles que me inquietaban. Primero, ¿cuántos espías tenían los Les Royals escondidos por ahí? Segundo, gracias al espía de Bertram, él logró saber cosas muy personales sobre mí. Eso significaba, que ese espía era muy cercano a nosotros para saber detalles íntimos. Y ahí estaba el tercero, ¿quién carajos era Lottie?, porque sabíamos su nombre, pero no su rostro.

Había algo en ese nombre, algo familiar y no sabía que era. Era un presentimiento, pero ¿de qué? ¿Por qué ese nombre Lottie...se sentía tan conocido?

***

Dos días después.

Paris, Francia. Sitio: Desconocido.

Era una hermosa noche, y las luces de la Torre Eiffel brillaban. El Museo del Louvre, dónde estaban algunas de las mejores obras de arte del mundo. La Catedral de Notre Dame, hermosa y gótica con sus gárgolas, la gloriosa Sainte-Chapelle y por supuesto, el Arco de Triunfo. Los olores de las callejuelas mezclada, con la esencia dulce de los pasteles, comidas y bebidas, era un delicia para cualquiera. Desde arriba del tejado más alto, de un viejo edificio de apartamentos, Nathalie Lacroix esperaba a que su lacayo llegará con nueva información. Su cabello de tono rubio, largo y sedoso, se movió con el viento y ella miraba vigilante a las pobres almas en pena, que andaban por ahí.

Nathalie exhaló con fuerza y sus zapatos Louboutins, golpearon con fuerza la superficie mientras esperaba impaciente la llegada de su lacayo y sus hermanos. Había algunos edificios más dónde saltar, como si era fuera Gatubela o como un Beau Chat Noir, igual que ella; sigilosa moviéndose en la noche y lista para atacar. Nathalie se rió, cuando flexionó las piernas y dio un elegante salto, se movió en otro tejado hasta llegar a otro techo. Ella sonrió ampliamente cuando escuchó risas y el sonido de corazones latiendo debajo de ella.

>>> Tal vez un bocadillo nocturno, no estaría nada mal <<<, pensé y con un moviendo de su mano, se quitó sus grandes lentes de sol Gucci, de color oscuro y miró.

Había algunas personas por ahí. No era muy tarde pero tampoco era fin de semana, porque cuando estas borracho después de beber tanto, a veces existe personas que caminan por un callejón oscuro y se esfuman...para siempre. Algún indigente, prostituta o alguna alma desafortunada. Nathalie sonrió, contemplando hacia abajo su próxima comida, cuando su celular sonó. Resopló molesta y miró la pantalla.

Damien Lacroix: Date prisa. Estás tardando.

Nathalie rodó los ojos. Su hermano mayor era un idiota.

Nathalie Lacroix: J'arrive, grand frère* Ya voy, hermano mayor

Envió el mensaje y se movió con rapidez. Volvió a mirar los suculentos aperitivos pero sabía que la reunión era más importante. Nathalie suspiró, resignada y continuo su caminó.

***

—Llegas tarde —dijo una voz masculina.

Nathalie se giró, guardando sus lentes Gucci y sonrió cuando vio su hermano mayor. Él tenía un habano en la mano y había algo de humo, a su alrededor.

—Ya lo sé, frère* Hermano —repuso ella riendo. — ¿No sabias que me querías tanto?

Damien Lacroix frunció los labios, de lado. Si no fuera por la oscuridad, ningún humano corriente, podría ver a su hermano. Era un hombre, con la edad de treinta tantos años, alto con buena apariencia, hasta tenía una sombra de barba, que le da aire más masculino. Siempre la tendría debido a su inmortalidad, al igual que ella tendría su belleza. El cabello de Damien era de tono negro y algo largo pero no tanto para peinarse, de la manera correcta y su traje tres piezas —hecho a la medida—, al igual que sus zapatos, estaban igual de impecables. Su hermano era un Dios para las mujeres; él tenía gustos con sus delicias, al igual que ella. Hasta sus ojos eran oscuros pero con la mirada de un depredador.

— ¿Y bien? —preguntó él impaciente. — ¿Ya legó tu sierva, hermana?

Damien contempló a su hermana y ella asintió con la cabeza.

—Estará aquí pronto —respondió ella y suspiró. —Según Lottie, hay cosas que no sabes y no fue gracias a Bertram

Damien inhaló su habano y exhaló con fuerza por la nariz.

—Ese maldito idiota no supo cumplir una misión y ahora nuestros planes se deben cambiar —masculló Damien irritado

—No digas eso, hermano —soltó una voz. Damien y Nathalie giraron a la izquierda y en una esquina de la azotea, estaba Gabriel Lacroix. Estaba sentado dándoles la espalda a ellos, ni siquiera se molestó en verlos.

—Creía que estarías de luto por muerte de tu joven padawan, hermanito. Tú lindo juguete no cumplió lo que se le ordenó y ahora, está muerto. ¿Acaso no deberías estar llorando? —le preguntó su hermana, haciendo una mueca.

—No, me siento mal porque me han quitado a mi Bertram —susurró Gabriel. — Estoy molesto, porque falló. Estoy decepcionado porque se dejó matar pero no quiero llorar porque una misión perdida —comentó con voz plana y luego añadió: — Fue su culpa y lo entrené bien pero no pudo cumplir mis órdenes. ¿Ya nos iremos a casa? ¿Cuándo podré verla?

— ¿Verla? ¿Te refieres a Clovelina Lombardi? —inquirió Nathalie, girando los ojos fastidiada — ¡No me jodas con eso! ¡Deja esa obsesión por las castañas!

—O las pelirrojas —comentó Damien, exhalando humo y gruñendo.

Gabriel levantó la mirada hacia ellos. Su cabello castaño con tonos suaves, estaba largo pero revuelto, tenía los ojos de color azul oscuro, que a veces podían confundir con el negro y debajo de ellos tenía oscuras sombras; como si estuviera usando maquillaje o por falta de sueño. Además, de su ropa simple estaba descalzó. Nathalie frunció los labios. Gabriel inclinó la cabeza de lado y miró a sus hermanos, o fingía verlos. Y Gabriel empezó a susurrar algo.

Damien notó que tenía algo en las manos. Era una paloma.

— ¿Qué haces? — le preguntó su hermano

Gabriel inclinó la mirada hacia atrás y exhaló.

— ¡Oh! —exclamó Gabriel. —Hay muchas palomas y se ocurrió una idea. Un regalo, y me puse prepararlo antes de irnos Londres pero tuve que venir hasta acá por Lottie—repuso y añadió: —Echa un vistazo

Y entonces, Gabriel levantó una mano y mostró la paloma. Estaba muerta y tenía un agujero en el pecho con restos de sangre. Damien arqueó una ceja y Nathalie, soltó una leve risa.

>>> Típico de Gabriel <<<<, pensó su hermana

—A penas voy empezando y haré un regalo artesanal con corazones y flores...para Cleo —explicó Gabriel y luego hizo una mueca. —Sé que le gustan las rosas rojas

—Rojas y corazones frescos, hermano menor. Muy...original—soltó Damien con un resoplido, casi girando los ojos.

—Creativo, hermano. Es creativo —añadió Nathalie, dándole a Damien palmadas en el hombro.

Damien miró a su hermana y resopló. Nathalie no dijo nada más; la mira de su hermano, lo decía todo pero ambos sabían lo importante que eran Gabriel para ellos. Eran hermanos, eran familia y soportar la obsesión de su hermano por Cleo Shepard, era algo molesto desde hace décadas pero sabían que eso motivaba a Gabriel. Aunque los planes eran más importantes, pero era necesario.

Nathalie sonrió.

Calme-toi Tranquillo* —le señaló su hermana, tocando su hombro. —Ya sabes cómo es, hermano. Es lo de siempre con él y su obsesión. Fue peor cuando supo que Ilusion Lombardi, escapo y que luego falleciera, pero es mejor que tengan sus propias ideas —repuso ella y le acercó a su oreja. —Déjalo jugar y luego le daremos un caramelo —susurró y se rio.

Damien exhaló humo pero se relajó un poco. Su hermana tenía razón era cuestión de esperar. Damien suspiró y miró su costoso reloj.

— ¿Cuándo llegara tu lacayo, hermana? —inquirió él y apretó los dientes. — ¡Es tarde! ¡Mierda!

—Lo lamento, mi Lord —se disculpó una voz, detrás de ellos. Damien y Nathalie se giraron. Gabriel dejó su paloma muerta, para ver la figura empuchada que había aparecido. —Disculpen mi demora —dijo la figura, arrodíllense frente a ellos.

Damien resopló. Nathalie cruzo de brazos pero elevó una mano para dejar descansar su mejilla y miró curiosa. Gabriel solo observó.

— ¿Y bien? —exigió Damien. — ¿Es cierto? ¿Todo es verdad?

—Sí, mi señor —respondió su lacayo. Y levantó la cabeza y sus ojos dorados, brillaron. —Elizabeth Corbett es un Hibrido entre Vampiro y Hombre Lobo —repuso

Damien soltó un resoplido y exclamó:

— ¡Mierda!

— ¿Y lo demás? ¿Hiciste lo que ordene? ¿Cambiaste lo que te ordene? —le preguntó Nathalie algo inquieta. — ¿Y bien? —reclamó ella

Su sirviente suspiró.

—Sí, lo hice, aunque fue complicado cambiar esa información pero lo hice. Su exitosa, mi señora —replicó y...ella resopló. — ¿Le servido bien? —preguntó

Nathalie hizo una sonrisa cruel y respondió:

Bien sûr, ma chérie. Por supuesto, cariño mío* Nos has sido útil por años y Clovelina jamás se ha dado cuanta —Nathalie soltó una carcajada

—Es cierto —señaló Damien. —Ahora debemos, adelantar todo nuestros planes y los demás ataques.

Entonces, Gabriel se levantó y se unió a sus hermanos y al recién llegado.

—Mmm —murmuró Gabriel — ¿Ya nos vamos? Quiero hacer mi regalo para Cleo. Me encanta tu cabello castaño pero el rojo es más hermoso. ¡Rojo sería el río Sena, si lo llenara con dulce sangre de jóvenes almas, de las personas que quiero matar! —señaló él riéndose. — Cleo es mi dulce y hermoso pecado, que me ciega por tenerla...—susurró

Damien hizo una mueca y Nathalie le dio una aburrida mirada.

—En fin...—Damien empezó fastidiado. —Lo has hecho bien, Lottie o debería decir...Charlotte—dijo él con una sonrisa.

Charlotte Boissieu levantó su capucha, y observó a sus señores con ojos titilaron de excitación. Sus colmillos salieron y sus ojos se volvieron rojo brillante.

C'était parfait* Ha sido perfecto—comentó Nathalie animada. Soltó una carcajada. — ¿No lo crees?

Damien sonrió con satisfacción y Gabriel, miraba con interés, agitando la cabeza.

—Promesas, promesas y más promesas —murmuró Gabriel. —De vez en cuando, las promesas son solo palabras vacías.

—O sea, que son mentiras, hermanito —comentó Damien y exhaló humo.

—Y así, empieza el caos...—murmuró Nathalie orgullosa. —Hora del espectáculo

Adunauit cum sanguine nos unum sumus vis —pronunció ella con compromiso.

Unificados con la sangre, somos una sola fuerza — recitaron los otros tres vampiros.

— ¿Cuáles son mis siguientes ordenes? —pidió Charlotte, levantándose y con una siniestra sonrisa en su rostro. 

***

¡Está canción va perfecta con está última parte del Epílogo!

¡Se las recomiendo!

______________________________

Y eso es...todo

¿Qué tal el Epílogo?

¿Sorprendid@s o esperaban otra cosa?

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