Renacimiento © ✓

By MariaAparcio

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Serie Las Dos Caras de la Luna: Libro III "Nadie es dueño de tu vida. Tú decides quien quieres ser y como viv... More

Introductorio
Prólogo
Capítulo 1: Regresión
Capítulo 2: Choque de intereses
Capítulo 3: Punto muerto
Capítulo 4: Advertencias
Capítulo 5: La manada
Capítulo 6: Cara a Cara
Capítulo 7: La confrontación
Capítulo 8: Desolación
Capítulo 9: La feria
Capítulo 10: La confesión
Capitulo 11: La historia
Capítulo 12: En la mira
Capítulo 13: La telaraña
Capítulo 14: El vecino
Capítulo 15: Amigo sorpresa
Capítulo 16: La oveja
Capítulo 17: El regreso
Capítulo 18: Punto y cierre
Capítulo 19: Catarsis
Capítulo 20: El espejo
Capítulo 21: Un paseo animado
Capítulo 22: Noctámbula
Capítulo 23: Lo bueno y lo malo
Capítulo 24: La declaración
Capítulo 25: Las motivaciones
Capítulo 26: El tormento
Capítulo 27: Heridas abiertas
Capítulo 28: Las sospechas
Capítulo 29: Punto de partida
Capítulo 30: Clase y práctica
Capítulo 31: Realidad y fantasía
Capítulo 32: Posibilidades
Capítulo 33: El gato y el ratón
Capítulo 34: La caja de Pandora
Capítulo 35: Bertram
Capítulo 36: El monstruo
Capítulo 37: Luchar y sobrevivir
Capítulo 38: Renacimiento
Capítulo 39: El despertar
Capítulo 40: Única
Capítulo 41: Hija de la Luna
Capítulo 42: Mis chicos, mi familia
Capítulo 43: Una nueva realidad
Epílogo
Capítulo Extra (Rick)
Playlist- Renacimiento
Curiosidades sobre Renacimiento
Cosas Extras
Agradecimiento y nota de la autora

Capítulo 44: Resiliente

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By MariaAparcio

¡Les recomiendo escuchar la canción antes de leer el capítulo y ver la imagen! ¡Representa mucho del capitulo!

Me levanté de los escalones, pero vacilé antes de seguir avanzo hacia él. Rick estaba unos cuantos metros de mí, quizás unos cuantos pasos; no estaba lejos de la casa, estaba cerca de un árbol y sus ojos miel me miraban. No había señal malicia o preocupación, sino inquietud y... ¿culpa? Tal vez, quizás se sentía como lo estaba Chad. Eso era. Rick también se sentía culpable. Escuché algunos pasos y noté la mano de mi hermano en mi hombro.

—Ustedes deben hablar, Liz —comentó él, pero quede quieta —Creo que es...necesario —me dijo y luego se alejó de mí.

Chad se iba, dejándonos a solas y eché un vistazo, mientras regresaba a la casa. Respiré y moví los dedos antes de que mis pies, avanzaban hacia Rick. Él estaba quieto, silente ante mí aunque tenía un aire decaído. Algunos rayos de luz salían de entre las nubes, y daban algo de calidez al ambiente. Pude oír mis pisadas en la tierra y el soplar del viento; el aroma de Rick era extraño, mezclado con su aroma y del sándalo.

>>> Ahora puedo oler su aroma. Su verdadero aroma <<<, pensé

Cuando estuve cerca de él, cara a cara, parecía que no se había cambiado de ropa. Sus pantalones y sudadera, estaban llenas de tierra hasta machados con algo de color más oscuros. Moví la nariz y fruncí los labios; era sangre animal, seca sobre su ropa. Tenía una expresión cansada y resopló con fuerza. Apreté los ojos y se frotó la mano por su rostro.

—Sobreviste, Lizzie...—musitó él—Lo lograste...

Tragué saliva y apreté los labios.

—Sí, eso creo...—solté con fuerza. Vacilé en mis palabras. — ¿Cómo está tu papá?

—Mejorando, pero cuando supo lo que te había pasado, se preocupó por ti...y también por mí —repuso. —Siempre se preocupa...—comentó.

—Tal vez sea estúpido preguntarte esto, pero... ¿cómo te sientes? —me preguntó en tono bajo.

Apreté los labios, y froté mi antebrazo.

—Bueno, todavía estoy procesando todo... esto. Más bien ser...lo que soy ahora. Es muy confuso, creo que es extraño porque sigo siendo yo, pero aún es algo...

— ¿Complicado? —intervino y yo asentí.

—Sí. Casi son tres días desde ocurrió todo con Bertram, pero todavía falta más. Muchos más, y sé que todos hasta yo, estamos preocupados por tu seguridad...—le expliqué preocupada.—Es mi vida, porque no sabemos si mañana, pasado maña o una semana, sea muy último día, porque todo es nuevo para mí y no estoy segura de que siga vida hasta el próximo amanecer...

—Te equivocas —me interrumpió. —Lo estarás. Sé que vivirás muchos años y serás un ser completamente fuerte.

— ¿Qué? —susurré. — ¿Cómo lo sabes? ¿Acaso...tú...?

—Sí, lo he visto pero quiero decírtelo en otra parte. Necesito decirte cosas...en privado. ¿Por favor? — agregó tenso

—Bien, pero ¿en dónde? —le pregunté inquieta

—Sígueme el paso—me explicó. Dudó un momento. —Y creo que deberías correr...muy rápido —me aseguró.

— ¿Correr? ¿Por qué no puede ser aquí? ¿O es por...? —le inquirí confundida

—No quiero hacerlo aquí —afirmó él. — No quiero que nadie escuché... Quiero decirte o más bien, necesito que hablemos sobre algo, Liz. Es importante para los dos...y necesito hacerlo. Hay cosas que tú no sabes y debes saberlo. Es algo que...debo hacer. Y te lo debo —me explicó. Tenía una expresión de preocupación.

—Está bien...—murmuré. —Pero en serio, ¿tenemos que correr?, porque no sé si pueda hacerlo...—dudé

—Liz, sólo corre —aseveró. — Deja de dudarlo, ordena tus ideas y hazlo. Tú cuerpo sabrá que hacer. Es... fácil, será muy fácil para ti...—comentó

Caminamos un poco...y entonces corrimos.

***

Fue una sensación extraña cuando mis pies se movieron entre las ramas, rocas y la tierra. Con asombro e incredulidad, logré seguirle el paso de Rick entre la maleza y ramas; ahora podía ver sus movimientos y era veloz. Mis pies tocaban la superficie de una manera, invisible en la planta de los pies y los dedos. Podía sentir una ligera capa de sudor, deslizarse por mi piel.

>>> Y con todos esos años, cuando el me cargaba y me llevaba por ahí <<<, pensé

Recordé algunos momentos, cuando íbamos a ciertos viajes al bosque de noche y ese tiempo, yo estaba fascinada con sus poderes. Aunque, eso era lo de menos sorpréndete para mí; ahora yo tenía mis propios poderes. Mi corazón palpitaba y respiraba con fuerza, podía sentir una sacudida en el cuerpo. ¿Adrenalina? ¿O quizás la simple emoción de todo esto?, de lo nuevo que me parecía. Sin embargo, me detuve cuando Rick dejó de moverse. Nos habíamos movido algo lejos de mi casa y podía escuchar las olas del mar hasta oler la sal. Estábamos cerca de la costa.

Miré el lugar, árboles enormes y las hojas en la tierra con el aroma de la humedad, en el aire. Quizás, algo dulce ante mi nariz pero no sabía que podía ser. No sentía nada diferente además de nosotros, aunque algunos olores diversos; eran de animales. Resoplé y busque concentrarme en Rick. Él estaba a unos pasos de mí, cerca de un tronco caído y algunas rocas. Él me miraba pero sus labios estaban apretados y movía sus manos. Estaba incómodo. Solté aire y hablé.

—Muy bien. Te seguí hasta aquí —resoplé. — ¿Por qué? ¿Y qué es tan importante que no querías que nadie escuchara? Por favor, dímelo ¿Estás bien?—le pedí

Rick levantó la mirada y se acercó a mí. Mantuvo su distancia pero estaba cerca de mí.

—No y esto es mi culpa. Todo esto, lo que te paso con el hijo de puta de Bertram y todo eso...es mi culpa, Liz. Intenté decírtelo pero tú no quisiste...

—Lo sé— le interrumpí. — Ahora pude entender muchas cosas, y más cuando reaccionaste en el estacionamiento, del hospital pero también sé que fue por Bertram.

—Y se besaron, pero hubo más que eso... —masculló y resopló ante el recuerdo. Hizo una expresión de asco. Pero regresó al presente y exhaló. —Sé que era una trampa para seducirte o algo así y tenerte cerca de él. Parte de sus planes, ¿no es así?

—Sí—afirmé. —Todo fue una trampa para poder matarme...pero logró. Luché contra él hasta el final. Aunque fue un costo alto. Morí...—

Rick asintió y exhaló con fuerza.

—Pero sobreviví, volví como hibrida y nadie sabe por qué —musite. — Y además hay una posibilidad de que muera...

—No, Liz. No vas a morir jamás...porque lo he visto —señaló él y frunció los labios —El día del incendio de esa casa, tuve algunas premociones muy oscuras. Sueños siniestros y creía que algo malo le podía pasar a mi papá, llamé a Alex y me dijo que papá estaba bien. Luego, tuve más aunque algunas eran sobre ti. Eso me intranquilizo más y fui a tu casa. Tal vez eso me calmaría. Me encontré a Chad. No quise preocuparlo, así que le pedí que te llamara. No contestabas y Chad llamó a Bertram, y supimos que estabas bien...—me explicó. Hizo una pausa. —Sin embargo, yo tenía mis dudas...

—No me extraña —señalé

——Chad quería saber que pasaba pero no quería preocuparlo, con mis tonterías. Estuvo un rato con él y Chad intentaba ayudarme a focalizar mis pensamientos, estaba preocupado aunque era inútil. Estaba inquieto, demasiado y entonces...—

— ¿Entonces qué? —inquirí

—Cleo me llamó y Luke llamó a Chad —repuso Rick. — La casa de ese tipo se estaba quemando y todos empezamos a buscarte. Eso solo hizo que me inquietara todavía más y me fui con tu hermano para poder buscarte y fue dónde dimos contigo en el bosque. Tú muriendo y él...muerto

—Pero, ¿cómo supiste dónde estaba? —le pregunté curiosa de su explicación

—Antes de irnos de tu casa, le pedí a tu hermano que buscara algo personal tuyo, como un collar o pulsera, y me dio un peluche de conejo. Según tu hermano, empezaste a dormir con el y que podía ser adecuado —comentó haciendo una mueca, hasta parecía una sonrisa.

Supe de que estaba hablando. El peluche. Mi peluche de conejo.

— ¡Oh! —susurré. —Mi hermano es un...

—No es su culpa, además no teníamos tiempo, así que la use y logré sentir tu energía. Y pudimos llegar a ti —me reveló. —Aunque algo tarde, porque cuando supe dónde estabas, tú estabas muriendo...

—Me salvaron. Tú y mi hermano...—le recordé. —Lo hicieron. Ustedes...

—Sí, lo hicimos —me interrumpió Rick y apretó los dientes. Resopló. —Aunque fue gracias a una mentira —masculló. —Dije una mentira. Les mentí a todos para salvarte. Tuve que hacerlo...

— ¿Qué? ¿Quieres decir? —le pregunté y tuve un escalofrío.

Los dos no dijimos nada. Hubo algo de silencio, además de los ligeros sonidos del ambiente natural. La expresión de Rick, era de sufrimiento.

—Tuve una premoción sobre ti, y le mentí a tu hermano para salvarte. Solo vi tu muerte, Lizzie y no vi nada más solo muerte. La tuya —me dijo con una expresión de dolor en el rostro.

Tuve una fuerte sacudida en todo el cuerpo. Mi corazón saltaba y mis manos temblaban.

—Lizzie, por favor...—me suplicó. —Dime algo, por favor

— Quieres decir que todo lo que he pasado, es porque tú mentiste sobre mí. ¿Por qué? —susurré. Y de repente, lo entendí— ¿Qué hiciste? ¡¿Qué fue lo que hiciste?! ¡Dímelo! —le exigí y gruñí

Rick gimió y noté que él intentaba reprimir su rostro, como si fuera a llorar. Él estaba conteniendo su agonía.

— ¿Mentiste? ¿Les mentiste a todos, solo para salvarme? —murmuré y grité: — ¡¿Por qué lo hiciste?!

— ¡Lo manipulé todo! ¡Porque era la única manera! ¡Tenía que intentarlo, Elizabeth! —exclamó con dolor. — ¡Tenía que hacer algo, porque ibas a morir...! —me gritó.

Rick apretaba los ojos y su mano voló hacia su frente para luego hacerla puño, y apretarla con fuerza. Él no me estaba mirando y yo comencé a hiperventilarme; estaba molesta por todo esto. Estada furiosa. Mis emociones estaban a mil, sentía que iba a caerme en la tierra.

—No fui tu salvador, Lizzie—susurró y resopló con fuerza. Como si buscara aire. Rick se estaba conteniendo y yo tragué duro con un sonido áspero. —Y que he quitado, lo que más deseas en el mundo y ahora...jamás lo podrás tener —murmuró con tono apático

— ¿Qué? —farfullé. — ¡¿Qué más hay?! —exclamé con la voz ahogada. Estaba aguantando mi rabia.

—Te has vuelto estéril, por mi culpa —afirmó y exhaló con fuerza. — Eres estéril, Lizzie. Horas después de que tú transformación, tuve otra visión sobre ti. Una oruga volviéndose una hermosa mariposa de color morado y blanco.

— ¿Y? —musité. — ¿Eso qué?

— Y otra de una mujer embarazada. El latido de un bebé...pero el bebé moría en el vientre y la mujer lloraba en un cargo de sangre — repuso. —Su útero se secaba y ella lloraba —agregó él y algunas lágrimas bajaban por sus mejillas.

***

—Lo lamento, Liz — reconoció dolido y tragó saliva. —Lo siento, por hacerte esto y es mi culpa. Te salve pero a cambio te quite lo que más deseas en el mundo; niños. Te he quitado esa posibilidad...—gimió.

Resoplé, mientras intentaba no llorar o gritar pero me estaba costando, mantener la mente clara. Silencié los sonidos, en mi cabeza y me sentí...pesada.

—No tenías derecho —solté con voz plana. Respiré con fuerza, restregándome la mano por la boca y por los brazos. — no tenías el derecho ni la autoridad para para hacer lo que hiciste, Rick. No era tu decisión, y aunque les pedí me salvaran, tú sabías desde antes que era lo que iba a pasarme —murmuré resoplando con fuerza— Y aun así tú... elegiste por mí —vacilé y grité: — ¡Tú tomates esa decisión antes que yo pudiera decidir! ¡Tú la tomaste por mí, Rick! ¡No yo! ¡Sobre mí! ¡DE MI VIDA!—exclamé

Rick tenía una expresión de sufrimiento, con el rastró de lágrimas en su rostro. Se movió indeciso, como si quisiera acercarse a mí.

¡No!— gruñí levantando una mano. Estaba furiosa, mientras mis ojos se volvieron húmedos y algunas lágrimas empezaron a salir. Contuve un gritó con la mano. Bajé la mano y la hice puño— No era tu decisión hacerme esto...—mascullé. —No sé en qué estabas pensando, Rick pero no debiste hacerlo y no sé si...Yo...no sé ahora. No sé...—musité conteniendo mi lamento. Resoplé por la nariz, y dejé de verlo un momento. —Mierda —sollocé y solté un gemido

Mis piernas cedieron y caí en la húmeda tierra. Liberé aire con fuerza, respirando de forma violenta e intentando no gritar. Estaba sorprendida y decepcionada. Rick exhaló con fuerza, algo atónito y sentí sus manos sobre mis hombros. De mi nariz salían mocos y mis mejillas estaban húmedas, pero no quería verlo. Sacudí la cabeza.

—Perdóname, perdóname, perdóname, Lizzie —me pidió y me tomó en sus brazos. Yo no le respondí el abrazo. — Lo siento. Lo siento mucho—musitó desconsolado y continuó hablando: — A pesar de todo, te quiero. Te amo, Liz y no quería perder de esa forma tan horrible. Sin poder nada para salvarte...y tuve que hacerlo. Ahora sé que vivirás...bastante para ver el mundo...y quizás tú puedas hacer lo que quieras —me señaló. Dejó de abrazarme y lo miré haciendo una mueca como una sonrisa pero no duro mucho. Se rio entre lágrimas — Quiero que seas feliz...—replicó tomando entre sus manos mi rostro.

Yo lo observé, insensible. No grité. Mi labio inferior temblaba, al igual que mis manos y no sabía que decirle. Lloriqueé un poco más mirándolo y Rick también estaba llorando, mirándome lleno de pena y tortura.

—No sé cómo voy...a lograr ser feliz...pero ahora sé una cosa —repuse. Agarré las manos de Rick y las alejé de mí.

— ¿Qué? — musitó él con interés.

Apreté los dientes y solté un siseó.

—Qué no quiero estar con alguien...que miente para...su propio beneficio y sobre todo, para ser están egoísta—mascullé. —Suéltame ahora mismo, Rick — le amenacé. — ¡Qué me sueltes!

Rick reaccionó de inmediato y me liberó de sus brazos. Se levantó de la tierra, observándome con precaución. Fruncí el ceño enfadada. Resoplé y bajé la mirada hacia la tierra, y apreté las manos contra el suelo hasta hacer puños mis manos. Inhalé y exhalé con fuerza, intentando dominar mis emociones. Era una mezcla de decepción y furia. ¿Cómo había sido capaz de hacerme algo así? ¡¿Hacer todo esto con la intención de salvarme?!

—Solo me salvaste para que pueda estar contigo "para siempre", ¿no es así? —le señalé. — ¡Lo hiciste solo por eso, Rick! —le grité levantando la mirada y gruñéndole.

— ¡No! —exclamó él. — ¡No fue por eso!

— ¡No te creo! —le grité. — ¡Yo no quería esto! ¡Nunca quise ser cómo ustedes o mi familia! ¡Jamás lo deseé y ahora mucho menos, ser lo que soy por tú culpa! ¡Sólo buscaste la forma de satisfacerte y complacer tus propias necesidades!

Logré ponerme de pies y verlo a la cara. Fruncí el ceño, soltando un gruñiendo; tratando de no enloquecer y salta sobre él. Una parte de mí, estaba gritando que saltará y la asesinara; mis manos temblaban cuando sentí las uñas crecer. Mis garras estaban listas para dar el impulso, podía hacerlo pero me puse rígida. Rick sabía que estaba poseía de la ira, porque me miraba con una expresión de preocupación y miedo, en su rostro. Sus ojos decían huye-porque-vas-a-morir, eso podía notarlo.

Rick tragó saliva antes de decir algo.

—Lizzie, lo entiendo. Entiendo que...me odias. Puedo notarlo, pero yo...—vaciló, sin poder expresar sus palabras. —Yo...

Me dieron risas sus palabras. Me burle un poco, con una risa forzada.

— ¿Odio? No, no es lo que siento en este momento por ti—susurré. —Siento una profunda decepción hacia ti. Todavía no entiendo, que tratabas de buscar con transformarme, porque aunque tuviste una visión de mi muerte y luego otra de mi renacimiento, todo fue una...estupidez. No era seguro, quizás más bien no era posible...—repuse. —Y entonces, ¡tú quisiste hacerlo porque pensabas que era mejor para ti, no para mí! ¡No fue para salvarme! —le grité enojada. — ¡Fue por ti, no por mí! —gruñí. —Tú elegiste por ti, y solo para ti. Elegiste salvarme solo para satisfacer tu deseo egoísta conmigo, no lo hiciste para nosotros o sí hubo algo nuestro, pues ahora...murió —señalé con ligero sarcasmo

Rick resopló.

—Sabes porque lo hice...—empezó a decir

—No. Eso es egoísmo puro —le interrumpí sacudiendo la cabeza. —Lo hiciste, y no quiero saber de tus excusas, porque puede que sea algo noble o sincero, si quieres pensar eso pero yo lo veo como un acto egoísta de tu parte—murmuré y añadí: —Aunque diferente, ahora sé que...no voy a tener una familia con hijos, y mucho menos contigo —solté y resoplé. Grité sintiendo el rastro de mis lágrimas.

Hubo un silencio, entre los dos. Los latidos de mi corazón parecían un motor y respiración era pausada. El ambiente era tenso; flexioné mis manos, crujiendo los dedos y las puntas de mis garras. Rick dio un rápido vistazo, hacia mis manos pero volvió mirarme. Él tenía una expresión de inseguridad y miedo, yo no sabía que más hacer y bajé la mirada, desolada. También estaba llena de ira, mis manos temblaban, pero me contuve de no caer de nuevo.

Rick titubeó pero con tono doliente susurró:

—Lo siento. Lamento todo

—Lamentarlo no resolverá nada, ni tampoco te ayudara. Aunque te disculpes hoy, mañana o al día siguiente, no vas cambiar lo que hiciste conmigo... —le señalé. Hice una pausa y agregué: —Bueno, ahora tenemos toda la eternidad para que hacer esto... —puntualicé con irónica el espacio que había nosotros.

Rick hizo una expresión de sufrimiento y apretó los ojos. Soltó aire, mirando hacia abajo y apoyo las palmas de sus manos, encima de sus pantalones, como su buscara respirar.

— ¡Mierda! — lanzó él con fuerza y resopló, levantando la cabeza. — ¿Ahora qué? —inquirió

— ¿Qué? —murmuré, levantando las cejas. — ¡¿En serio me preguntas eso?! —le grité. Exhalé con fuerza y apreté los ojos. Lo miré de nuevo. —Nada más a pasar, porque no quiero saber nada de ti, Rick. Déjame en paz, porque ya le lo expliqué antes —le respondí conteniendo mí rabia. —Además, es de cuestión sentido común. sentido común, porque deberías pensar y ser...más racional, Rick —argumenté sin aparta la mirada de él. — ¿Tú crees que podría estar al lado de alguien que abusó...de la confianza y qué mintió para hacer lo que creía que era correcto, sin importarle los demás? ¿Crees que eso estaría bien? —le pregunté y fruncí los labios.

Entonces, empecé a llorar. Respiré con fuerza, y me lleve las manos al pecho; cerré los ojos mientras las lágrimas, bajaban y yo sentía que me ahogaba. Sentía que me dolía el pecho y una sensación me abrumaba el estómago. Escuché a Rick moverse hacia mí y resopló por la nariz; eché un vistazo y él estaba llorando, de nuevo. ¡Dios mío! ¡Éramos patéticos! ¡Solo esté momento, está escena que estamos teniendo, era completamente patético! Resoplé con fuerza y me froté las manos por las mejillas, quitándome las lágrimas y solté aire con fuerza.

— ¡Basta! ¡Es suficiente, Rick! —exclamé levantando las manos. Siseé. — ¡Estoy volviendo loca, esto es una jodida estupidez y estamos gimiendo y llorando como idiotas! ¡Por el amor de Dios! ¡Mierda! — grité y me toqué el puente de la nariz.

Observé a Rick, apretando los labios, mientras que sus manos temblaban y exhaló con fuerza. Él dejó de verme y puso la mirada en su mano; vaciló con miedo y decirme algo. Puso sus ojos en mí mostrando tristeza y miedo.

—Yo...—empezó a decir

—No quiero tus malditas disculpas ni las justificaciones, del porqué lo hiciste, tú por amor. ¡No lo fue! —le interrumpí agitada. — Nada de esto es amor, ¡es pura manipulación y mentiras! —bramé. Exhalé con fuerza y sentí mis garras salir. — ¡Déjame en paz! ¡No quiero estar contigo!

Rick dudó, y con lentitud comenzó a dar la vuelta pero me dio una última mirada desconsolada.

— ¿Lizzie? —susurró. — Espero...que algún día me perdones...y te deseo lo mejor en tu nueva vida, aunque no esté a tú lado —murmuró. —En serio...lo siento...

— ¡Déjame!

Él dio algunos pasos, hacia unos árboles antes de desaparecer en el bosque. Se había marchado; respiraba con rapidez mientras sentía un hormigueó, por las piernas y las manos temblaban. Y entonces, colapse en la tierra, poniéndome de lado, acurrucándome y un lamentó surgió desde lo más profundo de mi garganta, para solo llorar.

— ¿Por qué? —sollocé

Lloré mientras ponía la mano en mi vientre, bajando un poco más hasta dónde estaba mi matriz. Intenté reprimir mis lágrimas pero no pude, con las emociones que estaba sintiendo, en se momento. Lloré mis penas un rato, no supe cuánto tiempo estuve ahí echada en la tierra, pero entonces, escuché algo. Un sonido de rápido, como de corazón, ¿acaso era un animal? Moví la nariz, buscando el olor y noté que era un aroma familiar.

¿Lizzie?

Me apoyé un poco y volteé la mirada, detrás de mí. Un Hombre Lobo, de pelaje grisáceo y ojos curiosos, me observaba. Era Will. Estaba en cuatro patas, pero se movió un poco para ponerse en dos y sus orejas, se agitaron hacia atrás.

Te escuché llorar. ¿Qué pasó? ¿Estás bien?

Hice gemido ahogado. Me tambaleé un poco al levantarme, antes lanzarme abrazar a Will. Me acurruqué contra él, solo para seguir llorando. Will no dijo nada, mientras lloraba pegada a su cuerpo. Dure un rato más hasta que me alejé de él y Will me observaba con atención. Levanté la mano, para acariciarle detrás de las orejas y parte de su hocico. Él volvió a preguntarme, si estaba bien. Negué con la cabeza, y me sentía cansada, cuando exhalé con fuerza y gemí por la nariz los mocos, que todavía me salían.

Voy a cambiarme. Dame un momento.

—Bien —le dije sin más y me giré, dándole espacio.

Miré hacia el cielo, mientras las nubes de tormenta pasaban y notaba algo del cielo. Y ni siquiera sabía la hora, pero creo era parte de la tarde. La luz del día no era alta, aunque había algunos rayos del sol entre los árboles, sin mucha intensidad. Escuché un crujido y me giré, Will estaba con pantalones cortos, camiseta y estaba descalzo. Me dio una ligera sonrisa y yo hice una mueca.

— ¿Hablaste con Rick? —me preguntó y añadió: — Chad me contó que llegó y te fuiste con él.

Respiré y conté hasta tres.

—Sí, pero fue complicado...—susurré. — ¿Cómo supiste en dónde estaba? —inquirí

—El aroma. Fue interesante, porque sabía cuál era el de Rick pero el tuyo...tú aroma es una sorpresa, Liz —repuso Will animado, encogiéndose en hombros. — Es único. Tú eres única...

—No digas que soy única ni especial, por favor—le interrumpí levantó la voz.

Will levantó las cejas, sorprendido.

— ¿Por qué?, ¿qué pasó? —inquirí él extrañado

Solté aire con fuerza.

—Ya te lo dije, fue complicado para los dos pero más para mí—afirmé. Hice una pausa, apreté los labios y añadí: — Will, estoy marchita por dentro

— ¿Qué? —inquirió él frunciendo el ceño, confundido. — ¿Qué significa eso?

—Qué mi útero está muerto. 

_______________________________

El Capítulo Final. ¿Qué les pareció?

¿Esperaban otro final?

¿Más Dramático o Violento?

¡Ahora el Epílogo!

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