Cuando llegué a la casa mis pies dolían, sentía como si hubiera corrido una maratón. Y mirando el techo del apartamento volví a pensar en el contrato que había firmado, se vea muy simple y bueno. En la vida muy pocas cosas llegan así, de la nada y tan buenas.
Cogí el celular y abrí Google, debía investigar sobre la cadena hotelera pero el timbre sonó. Me levanté del sofá quejándome y abrí la puerta. Maddox estaba sonriente mientras hablaba con Kael.
–¡Mama! –Estiró sus bracitos hacia mí.
–¡Tesoro! –Sonreí y lo recibí. Me di la vuelta y caminé hacia la sala.
–Gorrión, tu esposo también está aquí. –Lo escuché detrás de mí.
Blanqueé los ojos y puse a Kael sobre el sofá.
–¿Te portaste bien, Kael? –Él asintió–. ¿Hiciste travesuras? –Él se rio—. ¿Qué hiciste? –Él se volvió a reír y negó. –Kael, si no me dices que travesura hiciste el Señor Garra te visitará hoy.
–No, no, no. –Decía entre risas. –El Señor Garra no.
–Muy tarde, el Señor Garra está aquí. –dije con voz gruesa, o un intento de ella, y levante mi mano y se la mostré, con la forma que pretendía ser una garra. –El Señor Garra está deseoso de alimentarse de tus cosquillas y risas, ya sabes cómo es él.
–No. –Él rio, se bajó del sofá y salió corriendo. –El Señor Garra no me atrapa.
Sonreí mientras me paraba para irlo a buscar.
–Le echó sal al café de Robert, mi secretario, y lo hizo jugar con él al caballo y el jinete durante toda la mañana. –Maddox, me tocó el antebrazo.
Aparté su mano porque me dolía y cuando levanté el brazo, vi que tenia dos cardenales donde Marco me había sujetado en la mañana.
–¿Quién te hizo eso? –Me habló con voz seria.
Cuando lo miré, su ceño estaba fruncido. No supe que decir y bajé mi mano rápidamente.
–Ángela. –Su tono era duro y con una nota de advertencia.
–Esto no es nada. Me golpeé esta mañana mientras me vestía, a veces tiendo a ser torpe. –Bajé mi mirada e iba a caminar pero me detuvo de nuevo, esta vez cogiendo mi muñeca.
–Pequeño gorrión, sabes que puedes decirme cualquier cosa, no hay necesidad de mentir. Yo confío en ti totalmente y sé que algunas cosas no me las dices y tienes un motivo para ello pero ten presente que puedes confiar en mí, decirme cualquier cosa. Quiero ser digno de tu confianza, de que puedas confiar en mí ante cualquier cosa.
Me acercó lentamente a él.
–No es para tanto, simplemente me golpeé, no es nada del otro mundo. Y claro que te tengo confianza, por algo te dejo pasar tiempo con Kael, te confío su seguridad.
Sentí como puso su otra mano sobre mi espalda baja.
–No estoy hablando de confiarme a nuestro hijo, estoy hablando de confiarme tus cosas.
–Eso es mucho más complicado. –Iba a apartar mi mirada pero su mano en mi barbilla lo impidió.
–No es complicado si te abres a mí, si me dejas cuidarte así como dejas que cuide a nuestro hijo. –Se acercó más a mí.
–No puedo decirte nada por ahora, las cosas son... complicadas. Necesito terminar algo que empezó hace un tiempo, solo así podré hacer justicia y librarme de todo.
–Sabes que siempre estaré esperando por ti. Te ayudaré en lo que sea –dijo en un susurro y me beso.
Sus labios se movían lentamente sobre los míos, como si estuviera saboreando algo y dejarlo en su memoria para siempre. No pude evitar poner mi mano sobre su hombro y la otra hasta su cabello. Abrí mi boca para buscar su lengua y sentí como me juntó más a él. Cuando abrió su boca gemí porque el beso se puso más fuerte. Su lengua me atacaba con fuerza por lo que me levanté más sobre mis dedos de los pies. Él al notar eso, se agachó y me impulsó para cargarme quedando a la misma altura, lo rodee con mis piernas y así profundizamos más el beso.
Noté que nos movimos y después noté que se había sentado sobre el sofá. Me senté totalmente sobre su regazo y sentí como su polla se clavó en mi coño. Él rompió el beso y empezó a bajar por mi mejilla hasta mi oído.
–Eres como mi droga, me pongo frenético cuando no te tengo. Quiero estar contigo todo el tiempo, quiero sentirte y quiero olerte. –Beso mi cuello y su aliento hizo que mi piel se erizara–. Eres la causante de mi tormento y el objetivo de todos mis anhelos y sueños.
Su mano paso de estar en mi cadera para moverse por mi estomago e ir subiendo. Él siguió el camino de besos hasta llegar a mi cuello. Cuando puso su mano sobre mi pecho derecho, no pude evitar gemir suavemente en su odio.
–Ángela, acéptame de una vez, permítenos ser felices juntos. —decía entre beso y beso.
Subí mis manos hasta su cuello y su cabello. No supe en que momento mis caderas se empezaron a mover solas, montándolo y moviéndome frenéticamente sobre su polla.
–Maddox, es que... –Me desconcentré al sentir como su cara estaba supremamente caliente.
Entre sus caricias logré separarme un poco y mirarlo. Tenia gotas de sudor en su frente y sienes, además de algunas manchas rojas.
–¿Estás bien? –Él me miró y pude notar que sus ojos estaban rojos y un poco hinchados, eso hizo que la niebla del deseo redujera.
–Estoy bien, solo te necesito –dijo ronco intentando besarme de nuevo.
Puse mi mano sobre su frente y sentí que ya estaba hirviendo de fiebre.
–No estás bien, tienes fiebre y parece ser una alergia. –Él pareció reaccionar a eso.
–A lo único que soy alérgico es a la cebolla. –Dijo.
Cerré los ojos. Era increíble que Kael demás de ser una copia de él, también hubiera heredado su misma alergia.
–Tenemos que ir al hospital.
Me levante de su regazo bajo la resistencia de él.
–No he comido nada que tenga cebolla, siempre ordeno comida sin ella. Presto especial atención a eso y ahora más porque nuestro hijo también es alérgico.
–Voy por Kael y nos vamos al hospital. Espérame aquí y mantente despierto.
Sin dejarlo responder caminé a mi habitación. Saber de su alergia fue como un valdado de agua fría, cada día es más evidente que son padre e hijo.
Cuando abrí la puerta vi que Kael está sobre la cama. Debió haberse quedado dormido mientras esperaba que lo persiguiera. Me parte el corazón no poder dejarlo descansar pero no puedo dejarlo aquí mientras llevo a Maddox al hospital. Me acerqué para cargarlo cuando al mover su cara veo que está sudando y tiene las mismas marcas en su carita y manos. Abro mis ojos y aspiro bruscamente, los dos están intoxicados.
***
Muevo mi cuello y mi hombro en movimientos circulares.
–Puedo llamar al medico para que la revise, se ve un poco cansada y enferma. –La enfermera me miró preocupada.
–No tranquila –Le sonrío–, estoy bien, es solo que me tocó que bajarlos a los dos desde mi apartamento por las escaleras y después subirlos al carro. Además –Me acerco a la enfermera que está al lado de Maddox revisando el monitor–, su carro parece hecho a su medida y tuve que tener el cuello estirado todo el tiempo porque su asiento es muy grande para mí.
Pongo la mano sobre mi cuello y lo sobo.
–Sí, debió ser difícil tener que lidiar con su esposo y su hijo sola.
–Hasta a los dos enfermeros les costó sacarlo del carro y moverlo a la camilla. De ahora en adelante los dos están a dieta, no aguanto tener que llevarlos a los dos.
La enfermera se rie. Empaca las gasas y la jeringa en una bolsa, y los pone sobre la bandeja.
–No sabia que el señor Maddox Castile tuviera una familia, aunque es lo mejor separar lo más que se pueda la familia de los negocios. ¿Señora Castile, usted conoce al señor Anderson Parinta, el famoso banquero de Wall Street? Él es casi tan rico como el señor Castile y ha salido mucho en revistas, por lo que se ha ganado una fanáticada muy grande por ser exitoso, inteligente y guapo, pero hace seis meses su esposa recibió un ataque de parte de una mujer encapuchada.
La enfermera niega su cabeza y coge la bandeja.
–Hay personas locas en este mundo que confunden el amor platonico con el amor de verdad y llegan a la obsesión, y hacen lo que ellos creen que es correcto cuando no lo es. –Ella me sonríe–. En fin, trate de descansar, ya puede irse... –Para de ahbalr cuando niego– Sabia que se iba a negar. En el armario hay cobijas porque si quiere dormir en el asiento. Volveré dentro de tres horas.
La enfermera sale e inmediatamente me dejo caer sobre el asiento acolchado. Me duele la cabeza, mi cuerpo pesa demasiado, tengo hambre y sueño, pero ni loca los dejaría solos. Lo único bueno es que al saber quien era Maddox, los trasladaron a la mejor habitación. Las ventajas que tienen las personas ricas.
Me levanto del asiento para tomar una cobija cuando mi teléfono suena, es Daphne.
–Ángela, ¿cómo están? ¿Necesitas algo? Apenas pude ver el mensaje que me dejaste. Dime en que hospital están, voy apara ahí inmediatamente. –Daphne habla rápidamente y escucho sus pasos.
–En el hospital principal.
–No te muevas, ya voy para allá. –Cuelga.
No me dejó ni hablar o decirle que estaban bien y no había necesidad de venir.
Guardo mi celular pero escucho que algo empieza a vibrar y cuando sigo el sonido, veo que es el celular de Maddox que esta en la mesa en el medio de las dos camas que lo separan a él de Kael. Cuando me acerco veo que tiene el nombre de Richard en la pantalla. Me muerdo el labio y decido contestar.
–Hola, jefe, ocurrió un problema. El proveedor de las camas para el nuevo... –Lo interrumpo.
–¿Richard? Soy yo, Ángela. –Se queda callado por varios segundos.
–L-lamento interrumpir su momento a solas... y le agradecería señora Castile que no le diga al señor Maddox que los interrumpí, podría dejarme sin bonos. –Lo ultimo lo dice en un susurro.
Miro la pantalla del celular extrañada. ¿Qué cree que estaba haciendo con Maddox para ponerse tan serio y nervioso a la vez? Mi menté me lleva al momento preciso cuando me estaba restregando como perra en celo sobre su polla y estaba gimiendo. Un minigrito sale de mí.
–¡No! No interrumpiste nada, de hecho, Maddox está en el hospital. –Hablo rápidamente.
Ahora es su turno de minigritar.
–¿Qué le pasó? ¿Usted y su hijo están bien? Llamaré a las autoridades para que se engarguen de lo sucedido, si vio el numero de la matricula o el rostro del agresor seria de una buena ayuda. El detective Hwang es un buen amigo del señor Maddox, sé que no tendrá problema de ir a tomar su decla... –Lo interrumpí de nuevo.
–Richard, tranquilo, ellos están bien y a mi no me pasó nada, pero lo que pasa es que están intoxicados.
La línea vuelve a estar en silencio por unos segundos.
–¿Está segura que no está actuando? Últimamente el señor Maddox hace cosas raras, por ejemplo, era más fácil que ustedes se mudaran con él pero decidió comprar su edificio, a mí parecer es una mala inversión pero no le diga que yo lo dije. Ah, y lo de la casa. Compró el terreno de dos casas y ya mandó a hacer los primeros planos, a mi me parece que hacer ocho habitaciones para hijos es mucho pero no me estoy metiendo en la decisión de ustedes como familia y claro que me alegraría que ustedes tuvieran más hijos, heredarian sus inteligencias y buen aspecto pero... –Lo interrumpo de nuevo.
–¿De qué estás hablando? ¿Compró mi edificio? ¿Va a construir una casa? ¿Cómo que planea tener ocho hijos?
–Definitivamente me voy a quedar sin bonos. –Susurra pero puedo escucharlo perfectamente–. No me haga caso señora Castile, tengo mucho sueño y estoy delirando.
No respondo nada porque sé que al que me tiene que explicar las cosas es Maddox y no Richard.
–Aunque pensándolo bien, me parece raro que haya ocurrido eso. El señor Castile es cuidadoso con esa alergia y ahora más por su hijo. Incluso la primera vez que lo llevó a la empresa hizo un anuncio para todos los trabajadores advirtiéndole que no podía haber algo nada relacionado a la cebolla en la oficina. La cafetería sirve comida sin cebolla todos los días, entonces si alguien lo hizo es porque sabe que puede poner en peligro la vida del señor Castile y su hijo.
–¿No sería una equivocación? –No puedo creer que alguien actue así contra Maddox y Kael.
–Definitivamente llamaré al detective Hwang. Si ocurre algo o sabe nueva información no dude en llamarme, estaré pendiente. Y cuando despierte el señor Castile, dígale que ya estoy manejando el asunto. Que esté bien y trate de descansar, señora Castile.
–Mi apellido es Bennington. –Pero me cuelga antes de terminar de hablar.
Si de verdad pasó, es alguien con muy mal corazón que decidió poner en peligro la vida de Maddox y Kael.
***
Trato de mirar la información del computador pero todo se me confunde, es casi que imposible para mi leer lo que dice porque los efectos del cansancio y la falta de sueño me están afectando mucho.
–Todo sigue normal, ya están más desinflamados. Si todo sigue bien, podrán ser dados de alta en la tarde. –El medico mira su reloj.
Son las tres de la madrugada, así que faltan por lo menos seis horas para que suceda eso. asiento al hombre de bata mientras escribe algo en unos papeles. Sé que puedo aguantar un poco más de tiempo, debo estar pendiente de los dos. Hace dos horas Kael se despertó llorando mientras llamaba a Maddox entre quejidos y tuve que pasarlo a su cama para calmarlo. El efecto fue instantáneo, paro de llorar y se quedó dormido rápidamente.
–Volveré a las 9 de la mañana a revisarlos, así ya estarán despiertos. –Deja los papeles sobre la mesa y me mira–. Puede descansar si quiere, ya están totalmente fuera de peligro. –Sonríe–. Nunca pensé ver a Maddox conformando una familia, pensé que siempre viviría metido en los negocios.
Se da la vuelta y sale de la habitación.
Negar que solo soy alguien allegado a él no servirá, nadie me cree porque al decir que Kael es mi hijo y al notarse el parecido de Maddox, queda claro la relación que tenemos los tres.
Vuelvo a mirar le computador y trato de enfocarme en la pantalla pero no puedo. Miro la cara relajada de Maddox y toco su frente, no hay signos de que algo le hubiera pasado, simplemente esta ahí acostado junto con Kael luciendo bien, relajado y hasta adorable por la forma es que nuestro hijo se esta apoyado sobre su pecho. Dejo de lado el computador cerrando por un momento el documento y abriendo uno que contiene contabilidad, teniendo la esperanza que al ver números si me despertaran, solo espero que Maddox no se enoje conmigo por haberlo cogido. Cuando bajé a recoger mi bolso del carro de Maddox donde lo había olvidado para darle una lista a Daphne de cosas que necesitaba, vi que tenía su maleta del trabajo en el suelo de la parte de atrás y un computador, así que pensaba cogerlo prestado para revisar la información y volver a dejarlo donde antes estaba. Corro un lado la mesa que se utiliza para los enfermos y agarro la mano de Maddox, mientras apoyo mi cabeza sobre la cama.
–Creo que no me abandonaras ni me quitaras de Kael, así que creo que podemos empezar formalmente una familia.
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Cuando por fin iba a pasar el momento más esperado por Maddox pasa esto. Que mala suerte. :v
El proximo cap que será desde la perspectiva de Maddox, veamos que piensa de todo lo que está pasando. Los capítulos de Maddox son recopilaciones de lo más importantes de los momentos atras, por lo que empezará a narrar desde la ultima vez que él habló.
Nos leemos.